La autoridad de Jesús
Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 3 viewsNotes
Transcript
Texto a estudiar Marcos 1:21-28
Texto a estudiar Marcos 1:21-28
Información para empezar
Jesús llamó a sus primeros discípulos para que pudieran acompañarlo en su ministerio.
Jesús y sus discípulos eran judíos, entonces estaban acostumbrados a todas las costumbres de su religión.
El día de reposo era una vez cada semana (el sábado) y los judíos se reunión juntos para leer la Ley de Dios y aprender de los maestros que la habían estudiado.
Ideas principales
Jesús tiene la autoridad para enseñar (versículos 21-22)
En el versículo 21 se menciona que Jesús y sus discípulos llegaron a un pueblo llamado Cafarnaún. Se observan los siguientes detalles:
No se menciona en qué día llegó Jesús al lugar, pero sí se aclara que en el día de reposo Jesús fue a la sinagoga (el lugar donde se reunían).
Jesús empezó a enseñar mientras estaba en la sinagoga. Este derecho solo pertenecía a los varones judíos que tenían una buena reputación o que eran reconocidos como maestros. Es muy posible que los líderes de la sinagoga invitaran a que Jesús enseñara debido a que habían escuchado acerca de Él.
En el versículo 22 se menciona que la gente se admiraba de las enseñanzas de Jesús.
La gente se admiraba porque Jesús enseñaba teniendo la autoridad para hacerlo. Él no dependía de la enseñanza de otro maestro para poder dar su enseñanza. Jesús hablaba por su propia cuenta, por eso podía decir: “Yo les digo”.
En aquél tiempo era común que un maestro enseñara siempre recordando de quién aprendió esas cosas, pero Jesús hablaba como si Él fuera el único autor de lo que hablaba.
Algunos enseñaban diciendo que estaban bajo la autoridad de algún gran maestro o profeta, pero Jesús solamente enseñaba bajo Su Nombre, Él era su propia autoridad para afirmar y sostener sus enseñanzas.
Los escribas solían ser esos maestros que dependían de otros maestros del pasado para poder enseñar alguna cosa. Jesús enseñaba diferente porque tenía la autoridad para hacerlo. Él había sido enviado por el Padre para cumplir Su voluntad.
Jesús tiene la autoridad para traer libertad (versículos 23-26)
En el versículo 23 se menciona que un hombre que tenía un espíritu impuro empezó a gritar algunas cosas en la sinagoga.
Los judíos creían que los espíritus impuros solamente podían manifestarse en lugares impuros. Pero en esta historia un espíritu impuro se manifestó en un lugar santo para los judíos, donde se compartía la Ley de Dios y se aprendía de ella. Esto tuvo que ser sorprendente para estas personas que creían que ese era un lugar seguro del ataque de las fuerzas espirituales.
Se llama “espíritu impuro” porque se manifestó en un lugar sagrado, y da a entender que era un espíritu en contra de la santidad de Dios.
En el versículo 24, el espíritu impuro reconoció quién era Jesús y le preguntó si había llegado para destruirlo.
El espíritu decía: “¡Yo sé quién eres tú! ¡Eres el Santo de Dios!”. Él reconocía quién era Jesús, pero eso no significaba que lo adorara o que creyera en Él. Esto es importante porque demuestra que no es suficiente conocer a Jesús, sino tener una relación con Él.
El espíritu le preguntó a Jesús si había llegado para destruirlo a él y a todos los demás demonios. Reconocía el poder de Jesús sobre él.
En el versículo 25 se menciona que Jesús reprendió al espíritu inmundo y lo mandó a salir fuera del hombre.
En este momento de la historia de Jesús se puede ver que ya está teniendo fama, pero no ha sido por su enseñanza principalmente, sino por los milagros que hacía. Pero Él no quería ser conocido solamente como un hombre que hacía milagros, sino por el valor de su enseñanza.
Jesús se enfrentó al espíritu impuro cuando lo reprendió. Le ordenó con Su autoridad que saliera del hombre. Pero también lo reprendió cuando le ordenó que se callara.
Jesús había empezado a escoger a aquellos que serían los que compartirían el Evangelio con todo el mundo. Ellos eran los escogidos para dar el mensaje acerca de quién era Jesús. Por eso decide callar al espíritu inmundo, porque aunque era cierto lo que decía, Jesús no quería estar relacionado con los espíritus impuros y que luego la gente pensara que eran del mismo equipo.
En el versículo 26 se menciona cómo el hombre quedó libre.
El espíritu inmundo no podía oponerse a la orden de Jesús y tuvo que abandonar el cuerpo de ese hombre.
Antes de irse, el espíritu inmundo buscó lastimar a la persona que había poseído, pero no pudo quedarse en ella de ninguna manera, sino que salió y la abandonó.
La autoridad de Jesús debe ser conocida (versículos 27-28)
En el versículo 27 se menciona que la gente se quedó asombrada de lo que pasó y tenían algunas dudas.
Todos se quedaron asombrados ante lo que sucedió. Pudieron ver cómo este hombre por fin había sido liberado del espíritu impuro.
Al ver que la autoridad de Jesús era superior a la de los escribas (maestros de la Ley) y podía dar órdenes a los espíritus impuros, la gente se preguntó: ¿todo esto es una nueva enseñanza?
La gente empezó a reconocer la autoridad de Jesús, porque pudieron ver cómo un espíritu impuro lo obedeció sin oponerse, y porque vieron que cuando enseñaba, Él hablaba por su propio nombre, no dependía de algún otro maestro para tener la autoridad de afirmar algunas cosas.
En el versículo 28 se menciona que Jesús llegó a ser famoso en toda esa región.
Jesús no buscaba la fama. Él siempre fue sencillo y conocía el corazón de sus discípulos.
Aunque la fama parece ser algo bueno en la historia, en realidad podía ser peligrosa, porque la gente conocería a Jesús solamente por sus milagros, sin estar atentos a sus palabras.
Cada cristiano debería asombrarse cada vez que piensa acerca de cómo Dios lo salvó. Esas buenas noticias acerca de la salvación son las que deben ser compartidas fielmente.
CONCLUSIONES
¿Estamos enseñando lo que Jesús enseñó? Estamos siendo fieles al mensaje que aprendimos acerca de Jesús. Aprovechemos también cada oportunidad que tenemos para compartir las enseñanzas de Jesús con otras personas.
Debemos confiar en que Jesús es mucho más poderoso que cualquier espíritu. Él cuida de nosotros.
Compartamos las buenas noticias acerca de Jesús con muchas personas, pero recordemos que buscamos hacer discípulos de Él, no de nosotros.