Estudio expositivo de Juan capítulo 4

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Estudio

I) Rápida transición de Juan a 3 a Juan 4.
A) Versículos 1-3:
Juan: Comentario expositivo del Evangelio de Juan (El motivo de marcharse a Galilea (vv. 1–3))
El viaje de Jesús y sus discípulos desde Judea a Galilea, pasando por Samaria, estuvo relacionado estrechamente con los acontecimientos del capítulo anterior. Jesús tomó la decisión de trasladarse al norte cuando supo que los fariseos estaban al tanto del auge de su popularidad y del crecimiento llamativo en el número de sus seguidores (v. 1).
Sabemos que la gente se estaba bautizando y gente estaba empezando a seguir a Jesús, todo parecía ir súper bien en Galilea, pero Jesús decide irse de Galilea, ¿Por qué? Podría parecernos contradictorio el hecho de que Jesús se va de viaje justo en el momento cuando más impacto tenía su ministerio entre las multitudes. ¿Por qué dejar Judea cuando se estaba produciendo un gran avivamiento espiritual? ¿No sería más lógico aprovechar aquella circunstancia para hacer el mayor número de discípulos posible? ¿qué piensan hermanos? Porque aquí vamos a aprender algo súper importante del ministerio que mencionaré más adelante.
Quizá la respuesta está relacionada con su afirmación frecuente de que su hora no había llegado todavía (2:4; 7:6, 8, 30; 8:20). Por un lado, el fervor de los que estaban motivados por una ilusión mesiánica mal orientada, de corte político y nacionalista, amenazaba con precipitar los acontecimientos antes de tiempo y en una dirección equivocada, como ocurrió después de la alimentación de los cinco mil (Jn. 6:14–15). Jesús prefería eliminar este peligro por medio de una retirada a tiempo. Por otro lado, su popularidad provocaba los celos de los líderes religiosos, preocupados por la disminución de su control sobre las masas. Podrían tomar medidas represivas inmediatas, cuando el ministerio público de Jesús todavía se iniciaba. “Jesús se adelantó a que [los fariseos] se movilizaran y decidieran atacarle, y salió de Judea en dirección a Galilea. No había necesidad de enfrentase a los fariseos, porque la hora aún no había llegado”.19 Por todo ello, el Señor juzgó oportuno distanciarse de las multitudes en Judea y marchar a una zona del país donde el entusiasmo de la gente se moderaba por el escepticismo que sentía frente a una figura pública conocida por todos desde su niñez (v. 44; Mc. 6:1–6).
Y si bien, todas estas razones son válidas, el versículo 4 nos va a relatar por qué Jesús decidió irse en el momento que estaba empezando a florecer su ministerio en Galilea.
II) V. 4.
Juan 4:4 “Y tenía que pasar por Samaria.” Le era necesario pasar por Samaria, porque Jesús había destinado un día, una hora y un evento en particular para encontrarse con esta mujer samaritana que Dios iba a usar para que la ciudad de Samaria se convirtiera; y esto es algo sumamente importante porque Jesús no permitió que las necesidades de la gente, ni el éxito en números lo desenfocara de la tarea que le encomendó el Padre: encontrar lo que estaba perdido.
Timoteo Glaslock dice de este pasaje:
Juan: Comentario expositivo del Evangelio de Juan El motivo de pasar por Samaria (v. 4)

Las palabras usadas por Juan sugieren que existía una necesidad que obligaba a Jesús a pasar por una zona que los judíos solían evitar por la enemistad que tradicionalmente tenían con los samaritanos. ¿Cuál era la naturaleza de aquella necesidad? No era geográfica, porque existían otras rutas por las que se podía llegar a Galilea desde Jerusalén, principalmente dirigiéndose hacia el norte por la ribera oriental del río Jordán. Es probable que la obligación fuera de carácter más bien pastoral y espiritual. Jesús tenía pendiente un encuentro muy importante con una mujer en Sicar, aunque ella no lo sabía todavía, y él no podía faltar a la cita. El imperativo de llevar a cabo la misión que el Padre le había encomendado fue tan ineludible para Jesús en el caso de un individuo como lo fue en un sentido mucho más global (Jn. 3:16; Gl. 2:20).

A) Contexto social, cultural y espiritual de los samaritanos.
Pensamiento judío de los samaritanos y su contexto histórico:

La relación entre judíos y samaritanos, la cual era inestable en el período Persa, se fue haciendo más hostil durante la era Helenística. Sirac (fines del tercer siglo) registra la evidencia más antigua de la hostilidad judía hacia los samaritanos, afirmando que “la estúpida gente que vive en Siquem … ni siquiera merece el nombre de nación” (Eclo 50:25–26 DHH)

26 Hay dos naciones que aborrece mi alma, y una tercera que no es nación:

27 los que habitan en el monte de Samaria, los vecinos de Palestina y el pueblo insensato que habita en Siquem.

Diccionario de temas bíblicos (7560 samaritanos, los)
En la época del NT, los samaritanos eran despreciados por los judíos, debido a sus matrimonios con los gentiles después de la caída del reino del norte en el año 721 a.C.

Los samaritanos eran una raza mixta, parte judío y parte gentil, que surgió por el cautiverio asirio impuesto sobre las diez tribus del norte en 727 a. de C. Rechazados por los judíos debido a que no podían demostrar su genealogía, los samaritanos establecieron su propio templo y servicios religiosos en el monte Gerizim. Esto sólo sirvió para atizar las llamas del prejuicio. Tan intenso era su aborrecimiento de los samaritanos que algunos de los fariseos oraban que ningún samaritano fuera resucitado en la resurrección. Cuando sus enemigos quisieron insultar a Jesús, le llamaron samaritano (Juan 8:48).

Contexto espiritual/religioso
Diccionario Bíblico Lexham (La religión)
Las prácticas religiosas de los samaritanos eran similares a las judías salvo por algunas excepciones importantes: Principalmente, los samaritanos pensaban que el monte Gerizim, no Jerusalén, era el lugar correcto para adorar, aparte de que ahí habían construido su templo. Los samaritanos, como los saduceos, eran más “conservadores” que otros judíos en que rechazaban la autoridad de los Profetas y los Escritos, y se apoyaban exclusivamente en su propia edición del Pentateuco (Pentateuco samaritano). Y ellos creían que el pentateuco no había sido entregado el Monte Sinaí, sino más bien en el Monte Gerizim, y dado a eso, solo de sujetaban al pentateuco. Tampoco celebraban Purim o Janucá.
Y su conocimiento del Mesías era mínimo, como vamos a ver en la mujer samaritana. Ellos también esperaban al que sería como Moisés que les declararía todas las cosas relacionadas con Dios y el reino de este Mesías.
Entonces, como pueden ver, de plano no había chance de que entre judíos y samaritanos se quisieran voltear a ver, es como Israel y Palestina, de plano no se aguantan.
III) V. 5-26:
- V5.- Como sabemos Juan, es sumamente intencional en todo lo que escribe, y Juan, de manera intencional nos dice que Jesús llegó a una ciudad llamada Sicar, y es que es en Sicar, vamos a verlo como un municipio de Samaria, ahí estaba el pozo de Jacob que se había establecido hace muchísimos años más atrás. Y es que ahí mismo, estaba también la tumba de José, y cerca de ahí, a unos 5km al nor-oeste estaba el Monte de Gerizim, o sea, eran los papasfritas porque tenían el pozo de Jacob: patriarca; la tumba de José: patriarca; y el Monte donde se dió la ley, o sea, evidentemente quienes eran apóstatas y no adoraban a YHWH eran los judíos. Y es qué a cuál de todos sus hijos Jacob le había dado más que a todos? A José. Y es sumamente importante ver el contraste hermanos de Juan 3 con Juan 4. En Juan 3, Jesús evageliza a un judío, herederos de la palabra de Dios, los hijos de Abraham, Nicodemo, la crema y nata de los judíos, la aristocracia de los judío. Y en Juan 4 a una samaritna, y el término en femenino también es sumamente importante, una mujer del pueblo aborrecido, de por sí las mujeres eran despreciadas, luego samaritana, y añádele que era una adúltera desquisiada, ya llevaba 5 a la bolsa como veremos más adelante y viviendo en amaciato, era lo peor de lo peor.
- V.6.- Nuestro Señor estaba cansadísimo del recorridote que se aventó desde Galilea hasta el pozo, y recuerden hermanos, solo para encontrar a esta mujer, realmente Cristo cumple la parábola de las 99 ovejas y la perdida. Jesús, como el Dios-Hombre que es, necesita descansar y necesita agua, era la hora sexta, como las 12-1 de la tarde para nosotros, otros dicen que eran las 6, no importa, el sol pega rico, y era la hora de la comida también, por eso sus discípulos se fueron a buscar comida. Aparte de que Jesús también los mandó para tener un momento privado con esta mujer y poder platicar con ella tranquilamente.
V.7-15.- Al poco tiempo apareció una mujer para sacar agua del pozo. La hora que empleó para realizar esta tarea no era la acostumbrada, por ser la de mayor calor. Es probable que escogiera aquel momento para evitar contactos incómodos con sus vecinos. Por lo que aprendemos más adelante (v. 18), seguramente sufría una situación de marginación social. Sin embargo, igual que en el caso de Nicodemo, esta circunstancia permitió una conversación larga y privada con el Maestro.
Jesús nos va a dar una clase gratuita de evangelizmo:

En el proceso de ganar el alma (véase Pr. 11:30; Dn. 12:3; Stg. 5:20) de esta mujer el Señor apela a cada parte de su personalidad para alcanzar su propósito: a su amabilidad (“Dame de beber”), a su curiosidad (“Si conocieras”), a su deseo de satisfacción y descanso eterno (“el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás”), y a su conciencia (“Ve, llama a tu marido”).

V.8-9.- Apelando entonces a la amabilidad de la mujer, Jesús le dijo: Dame de beber. Era una petición completamente natural, o sea, Jesús estaba verdaderamente sediento. Pero al mismo tiempo era una manifestación de la estrategia divina. Jesús nos está mostrando que tanto conoce lo que hay en el corazón del hombre, y las estrategias de evangelismo que usó durante su tiempo en la tierra para que nosotros apelemos a eso. Ahora nosotros no conocemos el corazón, pero es importante que estemos atentos a los ganchos que se nos presentan.

Entonces la mujer samaritana le dijo: ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? El acento y la pronunciación de Cristo probablemente bastaron para que aquella mujer notara que el forastero era judío.

La respuesta de Jesús a la mujer pone en evidencia de inmediato que ella ignoraba la naturaleza de su interlocutor y al mismo tiempo despertó profundamente su curiosidad. Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
Ahora, estamos pasando por alto un detalle hermanos, ¿dónde estaban los discipulos? Entonces los samaritanos sí le vendían comida a los judíos, entonces eso levanta una pregunta: Si los samaritanos estaban dispuestos a vender alimentos a los judíos (4:8), ¿por qué no iban a estar dispuestos a ofrecerles agua? O, la pregunta se podría formular de este modo: Si los discípulos de Jesús podían ir a comprarles alimentos de los samaritanos, ¿por qué le pareció tan extraño a aquella mujer que un judío le pidiera de beber? Los judíos y samaritanos no podían beber del mismo vaso, era algo grotesco y abominable. Precisamente por esta razón, la samaritana, dándose cuenta de que Jesús tendría que usar su cántaro, queda enormemente sorprendida y, tal vez, complacida de que este judío le dirija la palabra y esté dispuesto a beber de su cántaro.
- V.10-15: Nuestro Señor hace uso de este sentimiento de sorpresa que se ha despertado en ella y enciende su curiosidad para que su respeto hacia él crezca, y siga su curso la obra de rescatar esta alma de las cadenas del pecado y del mal. La expresión agua viva se presta a una doble interpretación (igual que los misteriosos términos en 2:19 y 3:3). El carácter misterioso del dicho hace reflexionar y causa extrañeza. Es una forma para incitar a la mujer a hacer más preguntas. Y esto es precisamente lo que Jesús busca. Veíamos con Nicodemo que le pregunta algo a Jesús y la respuesta parece más rebuscada y menos entienden, bueno es que ese es el punto, que el hombre le pregunte a Dios acerca de la vida eterna y los misterios del reino de Dios, por eso es importante hermanos la teología que nos hace reflexionar. Aunque ella no comprende inmediatamente el significado de sus palabras, las irá dando vueltas en la mente hasta que, en forma repentina y dramática, todo será aclarado. Esto, como ya hemos dicho, es pedagogía divina.
Cuando Jesús habló acerca del “don de Dios” se refería al “agua viva”. Pero “agua viva” también podía significar manantial de agua (Gn. 26:19) que brota por sí misma, a diferencia del agua de lluvia que se recoge en una cisterna o depósito. Y es así como la mujer lo entendió, por eso dice la mujer: No tienes con qué sacarla, pero en la mente de Cristo el agua fresca y pura de manantial era símbolo de la vida eterna o salvación.
V.12.- La mujer prosigue: Seguramente tú no eres mayor que nuestro padre Jacob (los samaritanos remontaban su ascendencia hasta Jacob a través de José, olvidándose convenientemente de su mezclada genealogía), que nos dio este pozo (véase 4:5), del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados ¿verdad?

¿Ha dudado ella de la superior grandeza del extraño? Jesús indica ahora que, ciertamente, él es mucho mayor que Jacob, puesto que el don que él derrama es infinitamente más precioso que el que heredó la descendencia del patriarca. La contestación de Cristo se debe interpretar en ese sentido: Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna. De esta forma Jesús apela a los deseos en la mujer, de verdadero descanso y máxima satisfacción.

V.13.- Le sucede a esta mujer exactamente lo que le pasó a Nicodemo cuando Jesús le habló del nuevo nacimiento: “¿Cómo puede el hombre siendo ya viejo entrar al vientre de su madre?”, relacionan las palabras de Jesús con algo físico. La mujer ya se había dado cuenta (versículo 14) de que Jesús se estaba refiriendo a una clase muy especial de agua. Por ello le dijo: Señor, dame esa agua … Pero ella aún continuaba creyendo que esa agua, por muy preciosa que fuera, era de carácter físico. Creía que le podría calmar la sed física: … para que no tenga más sed, ni venga hasta aquí (presente subjuntivo de διέρχωμαι) a sacarla. Normalmente, si quería agua del pozo de Jacob tenía que andar unos diez minutos de su casa al pozo, por lo menos una vez al día. Por esto anhela el agua que no sólo apaga la sed sino que también impide que vuelva.
Comparación en POWERPOINT.
V.16.- Aquí la conversación cambia de tono por parte de Jesús, al ver que la mujer ya está siendo más perceptiva al evangelio, es hora de mostrarle quién es el que le pide agua, y ahora pasa a indagar de la vida de la mujer. Ahora, existe una estrecha relación entre la petición de la mujer y la orden de Cristo. Para que la mujer quisiera el agua viva, tenía que haber sed primeramente. Y esta sed no se despertará verdaderamente hasta que haya un sentido de culpabilidad, una conciencia de pecado. La mención de su marido es el mejor medio de hacer recordar a esta mujer su vida inmoral. El Señor se está dirigiendo a su conciencia.
Evangelio según San Juan (4:1–26)
La respuesta de la mujer es muy abrupta. Ella, que había estado hablando tanto (4:11, 12, 15), se calla de repente. Es algo interesante contar el número de palabras de cada respuesta: según el texto griego, en el versículo nueve usa 11 palabras (en siríaco, muy semejante al samaritano, 11 palabras también); en el versículo quince, 13 palabras (siríaco, 15); en los versículos once y doce 42 palabras (siríaco, 29); pero en el versículo diecisiete, sólo 3 palabras: “no tengo marido” (οὐκ ἔχω ἄνδρα; siríaco, 3 palabras también). ¿Es, entonces, soltera? ¿Tal vez viuda? Sabe muy bien que su seca respuesta no hace honor a la verdad. La mujer se ha puesto en guardia. No quiere ser desenmascarada ni expuesta a la luz. No está dispuesta a hacer una confesión total de su pecado. Esto es lo que quisimos decir cuando en 4:7–10 declaramos: Casi sería justo decir que por un momento hizo todo lo posible para no ser salvada. Pero el Señor no la abandona. Termina lo que ha empezado. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido. Obsérvese que Jesús pone todo el énfasis en la palabra marido.

La mujer vive con un hombre. Tiene un amante; no un marido, ni siquiera en un débil sentido legal. Jesús prosigue “… porque has tenido cinco maridos, pero el que ahora tienes no es tu marido; esto lo has dicho con verdad. ¡En qué forma el Señor pone al desnudo, con pocas palabras, toda su vida pasada y presente!

Algunas tradiciones dicen que esta mujer llegó a tener 22 maridos, pero no es seguro, solo es una tradición que alguien dijo y se repitió, pero independientemente de eso, esta mujer era adúltera, ese era el punto. Y Al sacar su pecado a la luz, Jesús preparó su corazón para llegar al conocimiento y la recepción del don
- V. 19.- Le dijo la mujer: Señor, percibo que tú eres profeta.
La mujer no niega las observaciones de Jesús acerca de su vida inmoral. En realidad, al llamarlo profeta (que para ella quería decir uno que adivina secretos) admite su culpabilidad. Se puede deducir de 4:29 que el resumen que este extranjero había hecho de su turbia conducta la había conmocionado indescriptiblemente. Aunque no veía que él era el Mesías, este conocimiento tan penetrante (“me dijo todo lo que he hecho”) la hace pensar en el Mesías que ha de venir, que todo lo sabrá y declarará. Ahora, a la mujer hay un conocimiento en particular que le inquieta demasiado el alma, he de reconocer que esta mujer tenía un deseo sincero de agradar a Dios, ella probablemente era una mujer cargada de culpa que quería un borrón y cuenta nueva, y una cuestión que le intrigaba y estaba deseosa de saber era: ¿Dónde puedo adorar a Dios? ¿Es correcto donde lo hacemos?
V.20-26.-
Ahora, ciertamente la mujer estaba inquieta con esta pregunta, pero a la vez es evidente que quiere evadir el tema, porque eso es lo que hace la ley en nuestras consciencias, da a luz al gusano de la culpa delante de Dios al saber que somos pecadores. Por eso también, aunque es una pregunta sincera, le cambia el tema.

Jesús contesta que lo que importa no es dónde se debe adorar, sino la actitud del corazón y la mente, y la obediencia a la verdad de Dios en cuanto al objeto y el método de adoración. No es el dónde, sino el cómo y el qué lo que realmente importa.

Jesús le dijo: Mujer, créeme. Esto lo dijo para acentuar el carácter sorprendente de la declaración que está a punto de hacer. La expresión la hora viene se encuentra también en 4:34; 5:25, 28; 16:2, 25, 32. El Señor continúa y dice: … cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre; prediciendo así que los elegidos de Dios de toda tribu y nación le servirán (cf. Sof. 2:11; Mal. 1:11). Esta cláusula se puede parafrasear así: “la hora viene cuando ni en este monte exclusivamente ni en Jerusalén exclusivamente adoraréis al Padre (a través de Jesucristo) de la Iglesia Universal”. Esta es la respuesta en cuanto al dónde (que en sí ya contiene indicios del cómo y el qué).

Y aquí hay algunos puntos importantes que destacar, el primero, es el principio normativo vs el principio regulador, porque también nosotros debemos responder a esa pregunta ¿Cómo se debe adorar a Dios?
Describir qué es el principio normativo vs principio regulador.
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