Oración con Aceite
Ministrando a los Santos • Sermon • Submitted • Presented
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Ungir
Ungir
ἀλείφω [ungir]
1. En Mateo 6:17 la unción es para el bienestar corporal, con una sugerencia de gozo y de festividad que normalmente no van asociadas al ayuno.
2. En Mateo 26:7; Lucas 7:38, es un distintivo de honor que se muestra a un huésped. La unción de la mujer a Jesús tiene el sentido proléptico más profundo de ungir para el entierro (cf. Mr. 16:1).
3. La unción también podía usarse en casos de enfermedad, medicinalmente pero teniendo en mente un matiz mágico de atribuir la enfermedad a una influencia demoníaca. Un caso de uso médico es en Lucas 10:34. En Marcos 6:13 los discípulos ungían a los enfermos, además de predicar y expulsar demonios, en su papel de heraldos del reino que estaba irrumpiendo. En Santiago 5:14 los ancianos deben continuar este ministerio, con oración y con la promesa de curación y perdón. En la iglesia posterior se llegó a usar la unción en el bautismo, en los exorcismos, y en casos de enfermedad, generando en Occidente, en la Edad Media, el sacramento de la extremaunción. Ignacio (Efesios 17.1) ofrece una exégesis fantasiosa de Marcos 14:3, según la cual la unción significa el verdadero conocimiento con el cual debemos ser ungidos para ser llevados a la inmortalidad. (Compendio del diccionario Teológico del Nuevo Testamento, 45)
La unción no está reservada a constituir un último rito por los moribundos, ni hay poder místico en el aceite por sí mismo. Tanto Santiago como la iglesia primitiva estaban perfectamente al tanto de que se ponían con fe en las manos de Dios, confiando en que su voluntad se cumpliera en su vida. La iglesia sigue practicando este rito sagrado precisamente en ese sentido. (GPP, 314)
La unción no es un último rito para bendecir a los moribundos, sino un acto de fe para sanar a los vivos. Reconoce problemas graves de salud y se enfrenta a ellos poniendo la confianza en Dios. (Ibís)
En algunos lugares, el ungimiento se ha convertido prácticamente en un rito intrascendente causa de las costumbres de algunas confesiones cristianas que utilizan el ungimiento como una especie de extremaunción.
y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.
Orar por los enfermos con fe serena
Me fue mostrado que en caso de enfermedad, cuando está expedito el camino para ofrecer oración por el enfermo, el caso debe ser confiado al Señor con fe serena, y no con tempestuosa excitación. Solo él conoce la vida pasada de la persona, y sabe cuál será su futuro. El que conoce todos los corazones, sabe si la persona, en caso de sanarse, glorificaría su nombre o lo deshonraría por su apostasía. Todo lo que se nos pide que hagamos es que roguemos a Dios que sane al enfermo si esto está de acuerdo con su voluntad, creyendo que él oye las razones que presentamos y las oraciones fervientes que elevamos. Si el Señor ve que ello habrá de honrarlo, contestará nuestras oraciones. Pero no es correcto insistir en el restablecimiento sin someternos a su voluntad.—Testimonios para la Iglesia 2:134.
¿Qué es el sacramento de la extremaunción?
Es lo que hace Roma al ungir a una persona moribunda con aceite con el objetivo de eliminar los restos del pecado que el bautismo y la penitencia han dejado en el creyente, y con el objetivo secundario de restaurar algunas veces la salud del enfermo. (Eclesiología, Gracia y fe, 399)
Sumario Teológico Lexham Extrema unción
En el Concilio de Florencia en el siglo XV, el Papa Eugenio IV dictaminó que el sacramento “no debía ser administrado a los enfermos a menos que se esperara la muerte”. Los moribundos debían ser ungidos en los ojos, las orejas, la nariz, las manos y los pies, para la curación del alma y, ocasionalmente, del cuerpo.