Un grito desesperado: Hosanna

Iglesia vs Templo

El relato de Bartimeo fue el capitulo final del Señor llamando y formando al grupo heterogeneo que lo seguirá hasta Jerusalén, hemos visto a estas personas que vienen de distintos contextos pero que han encontrado en la persona de Jesús una esperanza y un nuevo camino de fe, el Señor en el Camino también se enfrentó al rechazo de alguno de los que Él llamó, asi mismo ha sentado las bases de lo que Él llama “el Reino de Dios”, basicamente en este Reino el servicio a los demás es mas importante que el control asi mismo todos son bienvenidos y aceptados, los mas debiles son puestos como los miembros mas importantes y centrales (los niños) y Jesús desea que todos tengan un corazón de carne y no de piedra.

Esta es la iglesia del Señor, esta es la iglesia que está dispuesta a ir con Él hacía Jerusalén. Ahora, en el verso 1 vemos que la ciudad empieza a vislumbrarse, esta ciudad que representa lo sagrado ha sido escenario para el cuestionamiento constante hacia la autoridad del Señor, ha sido también escenario de luchas y debates sin embargo en esta ciudad se encuentra el templo, aquél lugar en donde se supone que mora la gloria de Dios, el Señor finalizará ahi su entrada a la ciudad, el verso 11 dice que llegó al templo y observó todo.

¿Qué es nuestra comunidad de fe para nuestro entorno? ¿Es un templo frio y conflictivo o es una iglesia cálida y amable?

Una vez dentro de Jerusalen el Señor traza los planes pero envia a sus discipulos, en las campañas militares del antiguo testamento vemos como antes de llegar a un nuevo destino los jefes militares enviaban a unos embajadores o espias para allanar el terreno, lo mismo sucede aquí, el Señor anticipa lo que sucederá y da instrucciones precisas a sus discipulos para actuar. No se trata de un hecho improvisado, el plan de salvación es un plan perfectamente pensado en la mente de Dios y que el Señor Jesús llevó a cabo con toda precisión, es por eso que la Iglesia del Señor tiene que estar atenta a los planes que Él traza, la Iglesia no tiene que inventar escaramuzas, únicamente tiene que tener una relación estrecha con su Señor, escuchar y conocer sus planes y ponerlos en marcha, el verso 5 dice “Ellos contestaron como Jesús les había dicho”.

La necesidad de un Salvador

Quien conozca el antiguo testamento podría facilmente citar a Zacarias y al Salmo 118 como los 2 pasajes a los cuales la multitud alude, no podemos negar esta necesidad de ser salvados, vemos a nuestro alrededor situaciones que nos agobian:

violencia

abuso

precariedad

Y muchas de estas circunstancias son tan adversas que nos quitan la paz, sabemos que necesitamos ser salvados y esto no es diferente para el pueblo al cual Jesús conoció, ellos también vivían una situación similar a la nuestra, eran oprimidos por los romanos, eran abusados por sus lideres religiosos y su situación economica era demasiado mala, como si hubieran tenido una especie de epifania esta multitud (no sabemos mas de ellos) inicia un reconocimiento de Jesús como su posible salvador.

La escena nos recuerda a la ceremonia de David y Salomón, el canto que la multitud entona, podría ser un canto vigente hasta nuestros dias, el canto reconoce lo siguiente:

la necesidad de ser salvado

que Jesús es el Señor

que Jesús trae un nuevo reino (el de David)

y que Jesús está vinculado con el cielo

Hosanna significa “salvanos” y este grito abre y cierra la escena, la multitud se encuentra desesperada por ser salvada, ven en Jesús lo que sus lideres religiosos les han quitado y es el contacto con Dios, les han quitado la esperanza de ser libres, de vivir una vida digna, sin miedo, al contrario, están llenos de reglas y todo se siente igual, por eso ante la figura de Jesús entrando a la ciudad en un desfile triunfal podemos ver a esta multitud desesperada pero alegre, reconociendo al Rey que venia en el nombre de Dios.

¿De qué nos salva el Señor Jesús?

Nos salva de un corazón de piedra, nos salva de creer que necesitamos cumplir todas las reglas posibles y de la incertidumbre que genera en nosotros no saber si somos salvos o no, nos salva de nuestros demonios, nos salva de nuestra ceguera espiritual y nuestra sordera espiritual, nos salva de la muerte eterna, nos salva de la marginación.

Por esta razón es que la multitud clama “salvanos” y por esta razón la gente a nuestro alrededor tambien lo hace, el Señor Jesús no solo viene a cumplir un nuevo paradigma en la vida de los lectores originales sino tambien viene a cumplir la voluntad eterna del Padre, de poder establecer su Reino celesital aqui en la tierra, tal y como lo expresa Salmos 118:25-26

Psalm 118:25–26 NVI

Señor, ¡danos la salvación! Señor, ¡concédenos la victoria! Bendito el que viene en el nombre del Señor. Desde la casa del Señor los bendecimos.

La conquista pacifica

Colossians 1:13 NVI

Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo,

En verdad el Señor Jesús cumplió la misión de rescatarnos, sin embargo este rescate fue distinto a la misión militar que nos pudieramos haber imaginado, lo hizo a través de una entrada pacifica, en Cristo el grito de Hosanna tiene su cumplimiento, en verdad el Señor nos ha redimido, ha vencido de manera paradojica perdiendo su vida y recuperandola para nosotros.

Este Reino que anhelaban los judios es el mismo que los cristianos debemos anhelar, que en este contexto de abusos, violencia y depresión, el Reino del Señor se establezca, la Iglesia no es el Reino de Dios, pero si está dentro del Reino de Dios y está llamada a cumplir la misión de extenderlo

¿Qué si a nosotros nos toca una misión tan simple como desatar a un burrito? ¿Qué si nos toca poner palmas o mantos?

Estemos dispuestos a cumplir con este honor de seguir a Jesús hasta la muerte para establecer su Reino.