Cristianismo práctico II

Carta a los efesios   •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Introducción

La semana pasada estuvimos hablando acerca de lo que Dios quiere de nosotros sus hijos en cuanto a como debemos vivir nuestro cristianismo, por eso el título de la predicación de la semana pasada fue: Cristianismo práctico primera parte.
Vimos como debemos ser cristianos que hablen con la verdad. Que podemos enojarnos pero sin pecar, es mas nos llama el Señor a no ser orgullosos y tratar de buscar la reconciliación lo mas pronto posible. Vimos que la mejor manera de no darle lugar al diablo es el sometimiento a la Palabra de Dios. Hablamos de compartir lo que tenemos con los que necesitan, pero también compartir la Palabra de Dios con aquellos que al escucharla encontrarán gracia, esa gracia que produce perdón de pecados y vida eterna.
Predicaré este tema bajo el siguiente esquema:
El cristiano no debe entristecer al Espíritu Santo
El cristiano debe dejar el orgullo.
El cristiano debe practicar la verdad.

El cristiano no debe entristecer al Espíritu Santo. Efesios 4:30

Cuando tenemos un buen amigo que prácticamente es nuestro consejero y de un momento a otro ya no le hacemos caso a lo que nos dice, obviamente este amigo se sentirá muy triste, más aun cuando los consejos de este amigo son muy buenos y nunca falla.
Así mismo pasa cuando el mejor amigo que tenemos, que nunca se ha equivocado y que siempre quiere lo mejor para nosotros es ignorado por nosotros para escuchar a otro, ese mejor amigo se llama Espíritu Santo.
El cristiano nunca ha estado solo, Cristo mismo dijo que entre tanto Él regresaba iba a dejar con nosotros a su Santo Espíritu.
Debido a que nunca hemos estado solos el Espíritu Santo conoce muy bien mi vida, cuales son mis fortalezas y cuales son mis debilidades.
Por eso el mejor capacitado para darme un buen consejo es el Espíritu Santo.
Lamentablemente hoy en día se está ignorando al Espíritu Santo por escuchar los consejos del mundo y quizás mas peligroso los consejos de uno mismo.
¿Cuál es la relación entre la tristeza del Espíritu Santo y nuestras actitudes hacia los demás?
Cabe mencionar que debemos tomar en cuenta los contextos, si nos fijamos este versículo está rodeado de cosas que debemos hacer, si no las hacemos es señal de que estamos contristando al Espíritu Santo.
¿Por qué la importancia de no entristecer al Espíritu Santo? El Espíritu Santo es Dios mismo, la tercera persona de la trinidad.
El Espíritu Santo nos ha sellado, somos de su propiedad y quizás hoy no podamos ver quién es un verdadero creyente, pero el día de la redención sí nos daremos cuenta, en especial de nosotros mismos. Efesios 1:1
¿Refleja mi vida que soy propiedad de Dios, sellado por el Espíritu Santo?

El cristiano debe dejar el orgullo. Efesios 4:31

Un hombre atrapado en un incendio trata de apagar las llamas arrojando gasolina en lugar de agua. Así es como muchos manejan sus propios conflictos, alimentando la amargura y el enojo en lugar de resolverlos. Si permitimos que estas emociones crezcan, solo intensificaremos el fuego interno que nos consume. Al igual que el hombre que necesita entender la importancia de usar agua, debemos deshacernos de la amargura y encontrar soluciones pacíficas en nuestras relaciones.
Pablo en los dos últimos versículos hace un contraste entre el viejo y el nuevo hombre. En especial al momento de ser ofendido. En este versículo nos muestra todo lo que el viejo hombre debe dejar. Tal parece que debe practicar la humildad ya que este versículo nos muestra a una persona arrogante y geocéntrica, llena de soberbia.
Podemos decir que estos dos versículos nos muestras las reacciones de dos hombres, uno lleno de orgullo y el otro lleno de humildad.
Amargura es el espíritu resentido que no acepta la reconciliación; su irritación lo mantiene en un estado de animosidad.
El enojo es el estallido de furia, aunque de poca duración.
La ira, en contraste, es el sentimiento más duradero de hostilidad.
La gritería se ha descrito como la recia y clamorosa reacción del hombre enojado que hace que todo el mundo escuche su queja.
La maledicencia o blasfemia es usada muchas veces para blasfemar de Dios, pero aquí se refiere a hablar a los hombres en forma abusiva, calumniadora y difamatoria.
La última palabra en la lista resume toda otra forma de malicia que no se ha mencionado.
Los sinónimos de orgullo son: ostentación, altivez, jactancia, fanfarronería, alarde, vanagloria, engreimiento.
Jesús incluye el orgullo en su lista de pecados atroces (Mr. 7:22).
Este viene del interior de una persona, sea que lo exprese o no. Es el espíritu de autosuficiencia y superioridad (Dn. 4:25; 5:20–22).
Si eres alguien que a menudo se siente superior a los demás en tu hogar, revisa cómo hablas contigo mismo y con los tuyos. Pregúntate si tus palabras o acciones están basadas en la altivez. Intenta practicar la humildad, dedicando cinco minutos al día para reflexionar sobre las virtudes de tus seres queridos. Esto romperá el ciclo de orgullo y te ayudará a cultivar un ambiente de amor y respeto.

El cristiano debe practicar la humildad. Efesios 4:32

En vez de mostrar estas manifestaciones del viejo hombre, el nuevo es benévolo y misericordioso.
Esto último se refiere a los actos de un corazón tierno, sensible y compasivo hacia los demás.
Además, es perdonador. Todo humano es pecador y el pedir perdón y perdonar son necesarios para mantener las buenas relaciones.
Estos actos requieren de humildad. Los enemigos del perdón son el orgullo, que quiere devolver mal por mal y que no admite que uno mismo tiene culpa.
Los verbos en este versículo dicen que el creyente debe actuar en estas formas constantemente.
El ejemplo del perdón es Dios, quien enseña que el que perdona acepta sufrir la humillación en vez de exigir que sufra el otro.
El cristiano debe entender lo que significa el perdón, porque Dios le ha borrado sus pecados y él mismo sacrificó a su Hijo unigénito para rescatarlo del castigo eterno.
Entonces, el cristiano tiene que desechar diariamente la ropa envejecida del egocentrismo, la mentira, el enojo, la deshonestidad, la amargura y la malicia.
Tiene que renovar su mente a través de la meditación en la palabra santa. Ha de vestirse con el nuevo hombre, que se caracteriza por la sinceridad, honradez, edificación, amor y perdón.
En definitiva, el cristiano debe parecerse cada día mas a Cristo.
Él dijo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mt. 11:29). Esta era la condición para encontrar descanso para el alma. En la historia de la cristiandad, la humildad ha sido reconocida universalmente como señal de la verdadera semejanza a Cristo.
¿Me parezco a Cristo?
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