HALLOWEEN Parte 4 Un Llamado a la Pureza

Introducción.

Es paradójico que el ser humano busque pureza en todos los campos de la vida (medicina, preparación de alimentos, industria, el ambiente) menos en su condición espiritual. La Palabra de Dios hace una distinción entre la vida guiada por el Espíritu de Dios y la vida guiada por el espíritu del mundo.

En 2 Corintios 6:14-17, Pablo hace un llamado a la pureza usando dos argumentos irrefutables:

I. La incompatibilidad entre la vida cristiana y la vida pagana.

1. La ausencia de compañerismo entre la justicia y la injusticia (v. 14).

(1) La luz y las tinieblas (v. 14).

(2) Cristo y Belial (v. 15).

(3) El creyente y el incrédulo (v. 15).

(4) El templo de Dios y los ídolos (v. 16).

2. No ponerse un yugo que ate con los incrédulos porque “sois templos del Dios viviente”(v. 16).

3. La iglesia necesita recobrar el testimonio de separación del mundo.

II. Dios puede recibirnos sólo si estamos limpios, puros.

1. Imperativos (v. 17).

(1) Salid.

(2) Apartaos.

(3) No toquéis lo inmundo (inmundo: espíritu del mundo).

2. Dios invita pero el hombre decide.

3. Cuando el hombre acepta, Dios lo recibe (v. 17).

4. Por el amor de Dios y por sus promesas, Pablo pide a los cristianos de Corinto que se limpien de toda contaminación.

(1) Limpieza de todo su ser.

(2) Limpieza no progresiva pero sí repetitiva.

(3) La pureza en el cristiano es condición indispensable para mantenerse en paz con Dios.

En Efesios 5:6-11 habla de la vida ejemplar de los hijos de luz.

Esta parte comienza alertando a los hermanos que nadie os engañe con vanas palabras (v. 6). Advierte que hay el peligro de quienes quisieran presionarlos a seguir la corriente popular haciéndolos creer en mentiras. Engañar significa hacer caer en un error y es sinónimo con mentir.

Vanas palabras son palabras huecas que carecen de verdad y que atrapan a los incautos, especialmente a aquellas personas inestables en su fe.

La expresión hijos de desobediencia es una expresión de origen hebreo que significa “los desobedientes”. Son los que conocen la ley de Dios y la desobedecen voluntariamente.

La razón de esta advertencia tiene que ver con una consecuencia más grave, porque a causa de estas cosas viene la ira de Dios.

Con firmeza Pablo manda no seáis partícipes con ellos (v. 7)

Es una amonestación de no tener nada que ver con ellos (los hijos de desobediencia) ni con lo que hacen.

La razón por la que no deben hacerlo es obvia (v. 8). En otro tiempo érais tinieblas, ahora sois luz en el Señor.

Afirma que los creyentes son luz en el Señor y tienen la responsabilidad de andar en luz. Pablo los exhorta enfáticamente: ¡Andad como hijos de luz! y no como hijos de desobediencia (v. 6).

Otra responsabilidad del creyente es dar evidencia de esa luz en su vida. (Vs 9)

En este contexto se refiere al resultado que produce la luz.

Donde se carece de luz no hay fruto; donde hay luz, hay fruto abundante y de buena calidad.

Este es el sentido de lo que dice en v. 10: Aprobad lo que es agradable al Señor. El que anda en luz disfrutará de las cosas que complacen a Dios y por ende no provocará la ira de Dios.

La fórmula para agradar a Dios se halla en los vv. 9–11. La cosecha de luz en la vida cristiana es una que contrasta con la cosecha infructuosa y estéril de las tinieblas (v. 11).

Pablo amonesta que el hijo de luz no debe tener ninguna participación en las infructuosas obras de las tinieblas. Las obras de la oscuridad son ocultas, corruptas y dañinas. El creyente no debe participar en ellas. Es más, debe huír de ellas

En Romanos 8:9-14, El Espíritu “mora” “habita” en ellos; no es una visita fugaz sino una residencia fija.

Ahora Pablo indica una consecuencia de esta presencia del Espíritu de Dios en ellos: Dios dará vida a nuestros cuerpos mortales.

Esta vivificación se realizará mediante el Espíritu que mora en nosotros.

El Espíritu que mora en nosotros es el agente que el Padre usará en nuestra resurrección; es por medio del Espíritu.

Después de describir la dinámica de la vida en el Espíritu, Pablo se refiere a algunas implicaciones de esta vida.

Los Versículos 12 y 13 Se presenta el deber del creyente de hacer morir por el Espíritu las prácticas de la naturaleza pecaminosa.

En los Versículos 14 al 17 señalan que la vida en el Espíritu lleva implícito el llegar a ser hijo de Dios.

14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.