Divinidad y Humanidad de Jesucristo
Divinidad y Humanidad de Jesucristo
algunos grupos han enfatizado la deidad de Cristo a expensas de Su humanidad, mientras que otros han enfatizado la humanidad a expensas de la deidad. Ambos extremos, sin embargo, han sido rotundamente rechazados por teólogos que desean ser fieles a las enseñanzas de la Palabra de Dios.
¿Quién es Jesucristo? ¿Qué relación tiene Jesús con la Eterna Deidad? ¿Qué relación tiene lo que Jesús enseñó con las leyes rituales del Antiguo Testamento? ¿Qué significado y alcance tiene la salvación? ¿Se relaciona la salvación con el cuerpo físico, el alma o con ambos?
A. Las Diversas Herejías sobre la Persona de Cristo
1. Los Ebionitas
También tenían la tendencia a interpretar la persona de Cristo como un mero hombre privilegiado por el descenso del Espíritu Santo sobre Su persona a la hora de Su bautismo.
2. Los Gnósticos
Según el afamado historiador Philip Schaff: «El gnosticismo es, por lo tanto, la forma más grande y comprehensiva de sincretismo especulativo religioso conocido en la historia.»6
En cuanto a Cristo, los gnósticos decían que era una emanación o eón salido de Dios. Por medio de ese eón (el más perfecto de todos) se efectúa el regreso del mundo material sensible al mundo ideal que está más allá de los sentidos. Los gnósticos lograron introducirse en la iglesia cristiana porque aparentaban tener una alta estimación hacia Cristo, pero en el último análisis creían que el Señor vino sólo a disipar la ignorancia. Los maestros de esta secta ponían el énfasis sobre las enseñanzas de Cristo, dándole poca importancia a la Persona y la obra de Jesús.
El gnosticismo y su variante, el docetismo, negaban la doctrina de la encarnación de Cristo. En ese sentido rechazaban la doctrina de la verdadera humanidad del Señor.
3. Los Docetas
Los docetas afirmaban que el nacimiento, el cuerpo, los sufrimientos y la muerte de Cristo fueron solamente una apariencia ilusoria. Cristo sólo asumió forma visible como una visión transitoria para revelarse a Sí mismo a los sentidos naturales del hombre.
La conclusión a la que arribaban los docetas era que si Cristo era bueno (cosa que ellos afirmaban), entonces no podía tener un cuerpo material real.
El gnosticismo y su variante, el docetismo, negaban la doctrina de la encarnación de Cristo. En ese sentido rechazaban la doctrina de la verdadera humanidad del Señor. Debido a que Cristo era considerado como una emanación (eón) de Dios, el docetismo reducía la deidad de Cristo y en realidad destruía la personalidad histórica de Jesús. Al no concederle un cuerpo real, los docetas tenían que negar la realidad de la crucifixión.
4. Monarquismo
Este grupo consideraba a Cristo como un mero hombre lleno del poder divino (a semejanza de Moisés o Elías).
además consideraba a Jesús como el Mesías prometido, pero como un mero hombre producto de la unión de José y María.
enseñaban que el Hijo era meramente una manifestación del Padre.
5. Arrianismo
Arrio comenzó a enseñar que, aunque Cristo era el creador del universo, él mismo era una criatura de Dios y, por lo tanto, no era totalmente divino.19
Según Arrio, hay un solo Ser de quien puede decirse que es sin principio. Ese ser es Dios. Enseñar que el Hijo no tuvo principio, en la opinión de Arrio, equivaldría a creer en la existencia de dos dioses de igual rango.
Arrio enfáticamente sostenía que Cristo era de una sustancia diferente a la del Padre y, por lo tanto, no era Dios en el sentido estricto de la Palabra. Es más, para Arrio, el Logos, es decir, Cristo no poseía un alma humana, de modo que no era verdadero hombre.
A raíz de la controversia arriana, se convocó el Concilio de Nicea en el año 325 d.C
I believe in one God, the Father Almighty, Maker of heaven and earth, and of all things visible and invisible.
6. Apolinaristas
Apolinar formuló una postura teológica que hacía uso del método empleado por Arrio, pero que le conducía en la dirección opuesta. Si la postura de Arrio negaba la perfecta deidad de Cristo, la de Apolinar negaba la perfecta humanidad del Señor.
Era su creencia que si Cristo fuese hombre perfecto, no habría manera de garantizar Su impecabilidad y se produciría un problema serio al tratar de armonizar las dos voluntades.
7. Nestorianismo
La conclusión errónea, producto de la colusión de esos dos conceptos, fue que Jesús tenía que ser dos personas. La persona de Cristo, según los nestorianos, era similar a la de un cristiano en quien el Espíritu Santo (otra persona) habita.
8. Eutiquianismo
Así como la teología antioquiana engendró al nestorianismo, que estiraba la distinción de las naturalezas humana y divina en Cristo hasta crear una doble personalidad, así también la teología alejandrina engendró el error del lado opuesto, es decir, el eutiquianismo o monofisitismo, que exigía la unidad personal de Cristo a expensas de la distinción de las naturalezas, y hacía al Logos divino absorber la naturaleza humana.
La acusación en contra de Eutiques fue que enseñaba que «después de la encarnación, Cristo tenía solamente una naturaleza.»
La conclusión final de la cristología de Eutiques es que Cristo no era ni verdaderamente Dios ni verdaderamente hombre. Algunos de sus seguidores creían que aun el cuerpo de Cristo descendió del cielo.
El Concilio de Calcedonia del año 451 d.C., condenó a Eutiques y enfáticamente rechazó su cristología y «el concilio afirmó la doctrina de la unión inseparable e indivisible, sin confusión y sin cambio, de dos naturalezas perfectas y completas, la humana y la divina, en la Persona de Cristo».
9. Monoteletismo
Sostenían que si Cristo hubiese tenido dos voluntades, éstas hubiesen entrado en conflicto y la voluntad humana se hubiese rebelado contra la divina. De modo que, según ellos, el concepto de un sola y única voluntad era la mejor manera de preservar la impecabilidad de Cristo.
10. Adopcionismo
Decía Migetio que en la Trinidad hay tres personas corporales: «El Padre (David), el Hijo (Jesús, la simiente de David), y el Espíritu Santo (Pablo).»60 De modo que Migetio proponía una triple manifestación histórica de Dios al estilo de los modalistas del siglo II.
Al enseñar que Cristo, en lo que respecta a Su naturaleza humana, era Hijo de Dios sólo nominalmente por adopción, mientras que, según Su naturaleza divina, era realmente el Hijo eterno de Dios, los adopcionistas daban a entender que creían en la existencia de dos personas en Cristo.
Resumiendo, en aproximadamente tres siglos y medio de discusión cristológica, la iglesia, a través de sus líderes, se pronunció con amplitud tocante a cuestiones que han sido de vital importancia para la vida del cristianismo. En Nicea (325) se proclamó que Cristo es de la misma substancia que el Padre y, por lo tanto, es Dios. En Constantinopla (381) se definió la identidad de Cristo con la humanidad y se declaró que Jesús es hombre perfecto e impecable. En Efeso (431) se definió que Jesús es una sola persona. En Calcedonia (451) se afirmó que Jesús es una persona única que posee dos naturalezas, la divina y la humana. Estas naturalezas coexisten en Cristo sin confusión o mezcla, sin cambio, sin división y sin separación. En Constantinopla (680–681) se concluyó que en Jesús operaban dos voluntades, la humana y la divina. La voluntad humana de Jesús, sin embargo, estaba sometida a la divina de manera armoniosa y perfecta.