Requisitos para la misión urbana

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Este sermón nos habla de la importancia de hacer la misión de Dios en la ciudad donde Dios nos ha puesto.

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Introducción

Tenemos a un Dios que está haciendo misión desde el principio. Esteban nos recuerda lo que Dios hizo en Hechos de los Apóstoles 7:1–2 “El sumo sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así? Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán,” Dios se aparece a Abram y le da un encargo, para que esto pudiera darse, Dios tuvo que manifestarse visiblemente a Abram. Luego Juan nos recuerda lo que Dios hace Juan 3:16–17 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” Este envío es la misión de Jesús “la obra” que el Padre le pidió que hiciera.
Cuando Dios nos manda a hacer algo es porque él ya lo hizo con anterioridad. Cuando hablamos de misiones debemos primero conocer ¿cuál es la misión que Dios nos ha dado?
Mateo 28:19–20 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Por lo que en este pasaje el imperativo es “id”, las razones para las que hay que ir es: para hacer discípulos, para bautizarlos y para enseñarles. En este contexto, hay que hacer un trabajo en lugares lejanos pero también en zonas urbanas. De echo, el el círculo con céntrico el primer lugar donde tenemos que hacer la misión es en nuestra Jerusalén. La ciudad donde nosotros somos.
Con esto en mente, debemos considerar la importancia de hacer la misión de Dios en las ciudades, en los lugares donde Dios nos ha puesto para ser luz y sal, por eso, hoy veremos tres requisitos importantes para hacer la misión de Dios.

Requiere movilidad

Mateo 9:35 “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” Para hacer la misión que Dios nos ha encomendado debemos movernos. Las actividades cotidianas de Jesús era muy basta, la palabra “recorría” implicaba viajar por lugares acompañado, por lo que podemos ver que la misión no se hace en solitario. No podemos hacer la misión como llaneros solitarios, necesitamos tener a alguien que esté a nuestro lado como apoyo, pero también para enseñarle.
Tres cosas importantes hacia Jesús: “enseñaba en las sinagogas”, “predicaba el evangelio del reino” y “sanaba toda enfermedad y dolencia”. El trabajo de la iglesia debe ser igual que la de Jesús y para esto tenemos que movernos, no podemos ceder a la flojera, al conformismo o a la apatía.
Pablo en Tito 1:12 “Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos.” describe la cultura de los cretenses. Cuando la iglesia se mueve, debe tener claro el terreno donde pisa y donde se desarrolla. Hay muchos pueblos con una cultura arraigada y que difícilmente cambia.
Como iglesia Vida Nueva, necesitamos tener claro el lugar donde estamos trabajando, a quienes se dirige el mensaje del evangelio y como lo reciben. La ciudad de Veracruz tiene mas de 500 años de fundación, es una de las primeras ciudades establecida por lo españoles en el periodo de la conquista, tenemos mucha historia y también características únicas que otros pueblos no tienen. Necesitamos movernos en los diferentes lugares donde hay necesidad, donde hay personas con problemas y no estamos hablando de ricos o pobres, estamos hablando de corazones quebrantados que necesitan oir el mensaje de esperanza que Jesucristo vino a morir para darnos vida eterna.
[ejemplo de la sra. del metro]

Requiere visión.

Mateo 9:36 “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.”
Jesús vio las multitudes y “se le revolvieron las tripas” en su contexto es estar profundamente conmovido por la situación. Jesús vio a las personas “desamparadas y dispersas” la palabra desamparada es estar extremadamente cansado, desmayar de agotamiento. Las personas de nuestro tiempo están casadas, agotadas, todos los días tienen que despertar, hacer la comida del día y empezar a trabajar en las actividades cotidianas, hombres y mujeres que desde las 4 o 5 de la mañana tienen que despertar porque tienen que trabajar para un salario de 3 o 4 mil pesos semanales y luego cuando les pagan, una parte importante la tienen que dar a sus prestamistas, luego a los que tienen que pagarle y luego con lo poco que se quedan lo usan para subsistir, personas agotadas emocionalmente. “Dispersas”, en este contexto implica estar abatidos. Cuantas personas con enfermedades crónicas degenerativas, provocadas por su predisposición genética pero en un alto porcentaje por sus malos hábitos, muchos se consideran derrotados de esta sociedad, viven solamente por que están respirando, pero sin aspiraciones. Lo más terrible de alguien es perder el propósito de la vida.
El evangelio nos da propósitos eternos, el trabajo que tu haces no es para un día o para un periodo, es para la eternidad. El evangelio te da la bendición de ser todos los días un instrumento en las manos de Dios y la misión es ir a alentar a esas personas que están heridas y que han perdido el propósito de sus vidas. Recordemos a estas personas la importancia de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
La metáfora del pastor es alguien que esté dispuesto a ser de bendición a su vida. El pastor como profesión dista mucho de las funciones que el Señor dejó. El pastoreo de la iglesia debe ser una bendición para los que están en necesidad, nadie mejor que tu para alentar a un espíritu quebrantado.

Requiere disposición.

Mateo 9:37–38 “Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”
¿Qué tan dispuesto estás para dejar tu comodidad? “la cosecha es mucha, mas los obreros pocos” en aspectos del campo, se debe tener a las personas calificadas para hacer el trabajo, no puedes trabajar si no estás calificado.
“Oh si, tenemos que ir al seminario a estudiar para poder hablar a las personas del amor de Dios”, sin duda, esta es la creencia que muchos tienen y luego ponen como pretexto que no estan capacitados para hacer la obra. Yo te puedo decir que en las diferentes congregaciones hay personas que han pasado por:
Problemas de cáncer.
Divorcios.
Muerte de seres queridos.
Hijos rebeldes.
Esterilidad.
Fracasos matrimoniales.
Pérdida de empleo.
Familiares en el hospital.
Etc.
Sin duda, esa es una gran escuela para todo cristiano y nos capacita para hacer su obra con gozo y esperanza. En los momentos de alegría hay que gozarnos, pero en los momentos de dolor hay que llorar. Hermano, llore con los afligidos, con los angustiados, con los que padecen necesidad y con los que están pasando por situaciones complicadas, el Señor nos puso para sanar las dolencias.
La palabra “envíe obreros” es muy curiosa, no es una palabra como un envío oficial, sino de aventarlos al campo, hacer un trabajo de envío contra su voluntad. Te animo a que estés dispuesto a hacer la obra de Dios y si ya la estás haciendo, agradece a Dios y sigue siendo fiel con él.
El cristianismo de hoy es arrogante, soberbio, altivo y déspota, necesitamos nosotros reflejar el carácter de Cristo lleno de compasión, que se te revuelvan las entrañas de ver la necesidad pero también de ver como tu puedes ser un instrumento de bendición donde Dios te ha puesto. La misión urbana no se hacer

Conclusión

Dios es misional y él quiere que su pueblo cumpla la misión que nos ha dejado. Obedecer es mejor que los sacrificios, por lo que su pueblo debe vivir en esa obediencia a la Palabra y servicio a los que están viviendo en necesidad en donde Dios nos ha puesto. Por eso, hacer la misión requiere de tres aspectos importantes que hemos visto:
Requiere movilidad.
Requiere visión.
Requiere disposición.
¿Que tanto estás dispuesto a dejar tu comodidad y hacer la voluntad de Dios?
Debemos bajar nuestra teología del cerebro al corazón, buscando agradar a aquél que nos salvó y nos dio la bendición de ser un instrumento en sus manos y para su gloria y honra.
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