Las buenas obras que agradan a Dios
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Texto a estudiar Marcos 2:18-22
Texto a estudiar Marcos 2:18-22
Información para empezar
Jesús había comido con cobradores de impuestos y pecadores, mientras estaba en la casa de Leví. Allí le respondió a los líderes religiosos que Él había venido por los pecadores, no por los que creían que eran justos.
No se sabe cuánto tiempo paso desde ese momento de la comida en casa de Leví hasta cuando se presenta la historia que ahora se va a contar.
Ideas principales
La motivación para actuar (versículos 18-20)
En el versículo 18 se menciona una pregunta que las personas hacen a Jesús: ¿Por qué sus discípulos no ayunan en ese momento?
Habían dos grupos religiosos que estaban cerca de Jesús en ese momento: Los discípulos de Juan y los fariseos. Cada uno tenía sus propias razones para ayunar.
Los discípulos de Juan ayunaban en varias ocasiones, aunque no se sabe cuántas veces a la semana. Ellos ayunaban como una muestra de arrepentimiento, ya que creían que el Reino de Dios se había acercado y debían estar listos con corazones puros para recibirlo.
Los fariseos solían ayunar dos veces a la semana. Ellos ayunaban para demostrar delante de las personas su dedicación a Dios, pero también buscaban que la gente los reconociera y admirara.
La Biblia no dice si alguien de esos dos grupos hizo la pregunta a Jesús o si era otra persona que los veía ayunar y quiso preguntarle a Jesús la razón por la que sus discípulos no lo hacían.
En el versículo 19, Jesús empieza su respuesta a quienes le preguntaron:
Jesús utiliza un ejemplo fácil de comprender para explicarle a estas personas: Los invitados a una boda no ayunan (es decir, ellos no evitan comer durante un tiempo), sino que se les presenta un banquete y comen, porque el novio está con ellos presente, ¡es una gran celebración!
Los judíos conocían muy bien cómo se celebraba una boda, y no podían imaginar que en una boda pudiera haber gente ayunando, ya que era un momento de alegría y celebración.
En el versículo 20, Jesús continua su explicación diciendo:
Llegará un día cuando el novio ya no estará, y en ese momento sí ayunarán los que fueron invitados a la boda.
El ayuno era una muestra de tristeza, entonces si el novio les era quitado a los invitados de la fiesta, ellos estarían tristes y ayunarían por eso.
Ayunar no solamente era no comer, sino también significaba una actitud muy triste y débil. Una persona ayunaba para poder pedir perdón a Dios, expresarle el dolor que sentía o para pedirle fuerza para seguir adelante.
Jesús usa el ejemplo para enseñar que Él es el novio, y que los invitados a la fiesta son sus discípulos. Llegará un momento en que Él ya no estará en medio de ellos, pues tiene que morir por Su pueblo, después resucitar y subir al Cielo de donde vino.
Los discípulos empezaron a ayunar cuando Jesús ascendió al Cielo. Ellos no lo hacían para ganar importancia delante de la gente (como los fariseos) y tampoco lo hacían para esperar que el Mesías apareciera (como los discípulos de Juan). Los discípulos de Jesús empezaron a ayunar para poder tener una relación más cercana a Dios, para que Él los guiara y ellos aprendieran a depender de Él. El ayuno los ayudaría a estar en comunión con Dios a través del Espíritu Santo.
Un cambio que agrada a Dios (versículos 21-22)
En el versículo 21 Jesús continua su enseñanza respecto al ayuno. Utiliza un ejemplo de la vida diaria para explicar: Un vestido viejo que se repara con una tela nueva solamente hará que la parte rota se haga más grande.
Es un ejemplo interesante lo que Jesús hace. Su intención era demostrar que cuando algo nuevo es puesto en algo viejo, ambas cosas terminarán siendo arruinadas.
La enseñanza de Jesús es nueva para las personas que lo escuchan, pero ellas tratan de entenderla tomando en cuenta lo que ya saben, y por eso terminan más confundidas. Es como si pusieran la tela nueva (la nueva enseñanza) sobre el vestido viejo y roto (las prácticas religiosas que los fariseos les han enseñado).
Los fariseos le habían enseñado al pueblo que ayunar era una práctica pública que demostraba lo buenos que eran. Los fariseos ayunaban para que las personas que los vieran sintieran una admiración por ellos. Esa enseñanza era como “un vestido roto”, es decir, no era útil para ser seguida, pues no acercaba a las personas a Dios, sino que los hacía más orgullosos frente a otros.
Jesús enseñaba que el ayuno no debía ser demostrado en público para buscar la admiración de las personas. Se puede ver la enseñanza completa de Jesús en el Evangelio de Mateo 6:16–18 “»Cuando ustedes ayunen, no se muestren afligidos, como los hipócritas, porque ellos demudan su rostro para mostrar a la gente que están ayunando; de cierto les digo que ya se han ganado su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para no mostrar a los demás que estás ayunando, sino a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.” Lo más importante era hacer el ayuno delante de Dios, con un corazón sincero y con el deseo de conocerle más.
La enseñanza de Jesús era como un vestido nuevo, y no podría ponerse sobre “el vestido viejo” de la enseñanza de los fariseos. La enseñanza de Jesús buscaba ser humilde delante de Dios, pero la enseñanza de los fariseos solo hacía que la gente se volviera más orgullosa.
En el versículo 22 Jesús sigue enseñando con otro ejemplo: El vino nuevo no se debe echar en odres viejos, porque puede hacer que se revienten y todo el vino se va a derramar.
Los odres eran recipientes hechos con piel de animal y allí se guardaba agua o vino. Cuando el vino era nuevo y se echaba en un odre viejo, el vino empezaba a presionar desde adentro por algunos gases debido a la fermentación y eso causaba que el odre se reventara. La solución era que el vino nuevo se echara en odres nuevos.
Esta enseñanza tiene el mismo significado básico del versículo anterior: La enseñanza de Jesús es diferente a la que han enseñado los líderes religiosos, y por eso para entenderla es necesario evitar el intento de seguir ambas enseñanzas, porque son opuestas. Se debe decidir seguir una enseñanza nada más.
Un detalle importante es que Jesús menciona en qué lugar la enseñanza sí puede entrar y quedarse: “un odre nuevo”. Esto significa que para que la enseñanza de Jesús sea entendida y seguida, debe haber un cambio en quien la recibe. Ese cambio es en el corazón.
Cuando Dios cambia el corazón de una persona, ella puede aprender correctamente lo que Jesús enseñó y puede obedecerle. Ese es el tipo de cambio que agrada a Dios.
Una persona que ha sido cambiada por Dios hará todo lo que pueda para seguirle conociendo, y eso incluye ayunar. La mejor razón que pueda tener una persona para ayunar es querer conocer más a Dios.
CONCLUSIONES
Debemos aprender a reconocer qué es lo que nos motiva para hacer las cosas. Si hacemos algo para Dios debemos asegurarnos que deseamos que Él sea glorificado, no nosotros mismos.
Debemos entender que Dios es quien cambia nuestro corazón y nos ayuda a entender lo que quiere que aprendamos. Lo necesitamos en todo el proceso, y Él es un buen Padre, por eso nunca nos dejará solos.
Si queremos agradar a Dios debemos pedirle que cambie nuestra forma de pensar y nos enseñe a amar Su Palabra.