Cuando la Justicia de Dios es Revelada

Intro:

Como gobernador de Veracruz, Javier Duarte fue señalado por el desvío de más de 3 mil 616 millones de pesos que originalmente estaban destinados a servicios públicos. Estos hechos se dieron a conocer a través de diversas investigaciones periodísticas. Ante la ola de acusaciones, en 2016 Duarte huyó a Guatemala y al año siguiente fue extraditado a México y posteriormente vinculado a un proceso por lavado de dinero y delincuencia organizada, por lo que a partir de ese momento permaneció en prisión.

Los fiscales a cargo del caso modificaron el delito de delincuencia organizada por el de asociación delictuosa, el cual amerita una pena significativamente inferior. Con esta modificación Javier Duarte logró “negociar” con la Fiscalía General de la República una condena reducida a cambio de aceptar los nuevos cargos. Finalmente, Duarte fue condenado únicamente a 9 años de prisión y una multa de 58 mil pesos, sin ninguna reparación del daño ni esclarecimiento de los hechos en un juicio público.

Considerando lo anterior y las propias declaraciones públicas de Duarte, resulta evidente que este acuerdo constituyó un nuevo acto de corrupción entre el exgobernador y los fiscales a cargo del caso, pues la condena reducida se obtuvo de manera ilegal con el fin de evadir el juicio y una sanción mayor

El Salmo 75 se erige como un recordatorio de que Dios tiene el control sobre la historia, en particular sobre el juicio y la justicia de las naciones. Aquí, el salmista proclama la firmeza de la justicia divina, afirmando que Él no solo ejerce juicio sobre los malos, sino que también posiciona a los rectos, estableciendo que su justicia no se verá comprometida por el tiempo o los poderosos de la tierra.

Este salmo nos invita a ver las injusticias del mundo desde una perspectiva divina. Nos anima a no desesperarnos ante las circunstancias, sino a confiar que Dios, en Su tiempo, hará justicia. Nos lleva a evaluar nuestras propias acciones ante Su carácter justo y a encontrar consuelo en la certeza de su intervención en nuestra vida personal y social.

Este pasaje enseña que la justicia de Dios no es solo un concepto, sino una realidad que podemos esperar y anticipar en nuestras vidas. Nos muestra que, aunque los líderes y los poderosos puedan parecer que tienen todo bajo control, es Dios quien tiene el último decir.

En toda la Biblia, vemos a Jesús como la encarnación de la justicia de Dios. Su vida, muerte y resurrección son la culminación de la justicia divina, en la que los pecadores son justificativos a través de la fe en Él. Así como el salmo proclama la certeza del juicio de Dios, Cristo es el medio por el cual dicho juicio es realizado y también el remedio que nos salva del mismo.

Recuerda que la justicia de Dios se manifiesta a través de Cristo, quien es nuestro abogado y mediador ante el Padre.

Podrías investigar sobre la estructura poética del Salmo 75 utilizando Logos para entender mejor cómo cada parte contribuye al mensaje global del texto. Además, sería útil estudiar las referencias a la justicia de Dios en otros salmos para obtener un contexto más amplio. Examinar cómo tanto el contexto histórico del salmo como su aplicación contemporánea se relacionan con nuestra propia comprensión de la justicia divina también puede ofrecerte nuevas perspectivas.

1. Proclama Poderoso Plan de Dios

Salmo 75:1-3

Podrías comenzar alabando a Dios por Su obra maravillosa, reconociendo la certeza de Su justicia y Su perfecto control sobre la historia. Este pasaje sugiere que Dios establece Sus tiempos para actuar y, por lo tanto, aunque podamos no ver Su justicia inmediata, podemos confiar en Su tiempo perfecto. Nos alienta a mantener nuestra fe y esperanza en momentos de incertidumbre.

Comienza el salmista hablando

1

El salmista agradece a Dios por su justicia

¿Cuándo fue la última vez que agradeciste por la justicia de Dios?

Buscar la historia de Javier Duarte

Dios Habla

2

La justicia de Dios llegará a su tiempo

3

Debido a la falta de justicia la tierra se encuentra inestable, pero la justicia de Dios trae seguridad y firmeza

2. Previene la Presunción del Hombre

Salmo 75:4-5

Quizás podrías advertir sobre el peligro de la arrogancia y la autosuficiencia. Estos versículos destacan que nadie debería levantar su propio poder por encima del Señor, pues finalmente, la justicia de Dios prevalece. Nos invita a examinar nuestras actitudes y recordarnos que solamente Dios es digno de toda honra y gloria.

El salmista retoma el dialogo

4-5

No te jactes de la injusticia

3. Piensa en la Promoción Divina

Salmo 75:6-8

Tal vez deberíamos reflexionar sobre el origen del verdadero poder y reconocimiento. El salmista nos muestra que ni el oriente ni el occidente, ni siquiera el desierto, es origen de exaltación, sino solo Dios. Podríamos ser inspirados a buscar la aprobación y exaltación que viene de Dios y no de los hombres, reforzando nuestra dependencia en Su justicia.

6-7

Ninguno humano debe buscar la exaltación

1 Pedro 5.6; Santiago 4.10

8

Dios está preparando una copa de vino llena de su furor y su ira en contra de aquellos que se levantan orgullosamente en contra de su justicia.

4. Proclama la Preeminencia del Señor

Salmo 75:9-10

Podrías considerar cantar y proclamar eternamente el poder de Dios, mientras que Él quiebra el orgullo de los impíos y exalta a los justos. Este punto nos desafía a vivir una vida de adoración y gratitud, confiando plenamente en que la justicia de Dios erradica la injusticia. Nos llama a ser portavoces de Su justicia en el mundo.

9

Tendré siempre presente que Dios es el que destruye a mis enemigos

10

Me involucrare en que la justicia de Dios se haga en la tierra