Despedida
1 Timoteo: La casa puesta en orden • Sermon • Submitted • Presented
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Hemos llegado al final de la carta a Timoteo y ha sido realmente asombrosa la forma en que el Señor nos ha provisto información para la vida de la iglesia, sus líderes, los miembros, las relaciones entre ellos y los peligros de la falsa doctrina; hemos sido desafiados en muchas áreas, pero sobre todo, hemos sido animados a mirar al Señor, el Rey Soberano, el Señor de la iglesia.
Hemos de recordar al cierre el motivo por el cual Pablo le escribió esta carta a su discípulo amado:
Tal como te rogué al salir para Macedonia que te quedaras en Éfeso para que instruyeras a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas, ni prestaran atención a mitos y genealogías interminables, lo que da lugar a discusiones inútiles en vez de hacer avanzar el plan de Dios que es por fe, así te encargo ahora.
La misión que se le encomendó al joven ministro estaba enmarcada en una sola instrucción: instruir a los que enseñaran falsa doctrina y corregirlos.
Pero esta instrucción iba a involucrar un compromiso en muchas áreas: poner en orden los roles del hombre y la mujer en el culto, establecer los requisitos claros para los pastores y diáconos, instruir acerca de la forma se la relaciona de los hermanos, y sobre todo; advertí sobre el peligro de las riquezas y enfrentar a los falsos maestros que se habían corrompido yendo tras el engaño del dinero.
Pero en esta despedida, el apóstol deja un mensaje final, uno para un grupo de hermanos a los que todavía no se había dirigido, pero que podían sentirse aludidos con todo lo dicho hasta el momento, toda vez que la principal causa del extravío de los falsos maestros era el amor al dinero: los ricos.
Piensen en ello por un momento. El gran mal que Pablo había identificado y que debía ser corregido era que los falsos maestros en Éfeso se habían dejado engañar por las riquezas, ¿pero qué pasaba con los que verdaderamente eran ricos? ¿Cómo podían relacionarse ellos con el dinero? ¿Qué hacer con las riquezas en medio de una iglesia a la que se le había divertido tanto a las personas sobre su peligro?
Y el segundo mensaje de despedida es para Timoteo directamente; un recordatorio más de su llamado a retener fielmente el buen depósito que se le había hecho y no malgastar su sabiduría en vanidades.
Así que esta parece ser la idea de estos versículos finales y que espero poder explicar con mayor detalle:
Los que son ricos material y espiritualmente no deben desperdiciar sus riquezas en vanidades.
Y la desarrollaremos a la luz de los siguientes encabezados:
Que los ricos materialmente no desperdicien el dinero
Que los ricos espiritualmente no desperdicien su sabiduría
1. Que los ricos materialmente no desperdicien el dinero
1. Que los ricos materialmente no desperdicien el dinero
"A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos." (1 Timoteo 6:17)
Pablo dirige ahora su atención a aquellos que poseen abundancia material. Después de advertir sobre los peligros del amor al dinero y cómo éste ha llevado a muchos a desviarse de la fe, es necesario aclarar cómo deben comportarse aquellos que tienen riquezas.
El cristianismo no es un mensaje exclusivo de un grupo de personas. Incluso en los días de Jesús algunos ricos se convirtieron en seguidores importantes del Señor, uno de ellos proveyó lo necesario para su sepultura, José de Arimatea.
Del mismo modo, el mensaje de los apóstoles encontró lugar entre los pobres, pero también entre los ricos como Lidia, Cornelio, y muchos otros que vemos en el libro de hechos.
En Éfeso en particular había un gran movimiento comercial, era una ciudad de cara al mar y tenía un gran auge urbano en los días de los apóstoles. De hecho, en el capítulo 2 vemos cómo Pablo exhorta a unas damas muy pudientes a que no fueran ostentosas en su forma de vestir, añadiendo agravio al evangelio.
Así que estos ricos eran también parte de la iglesia y, a diferencia de los falsos maestros que querían hacerse ricos con la fe, estos ya tenían dinero y debían relacionarse con él saludablemente.
Esto es algo importante para nosotros hoy. Una de las cosas que he visto en nuestro contexto es que iglesias en ciertos contextos se enfocan en atraer solo a personas de cierta condición económica, bien sea pobre o ricos, creando una segregación que nunca fue parte del plan del Señor para la iglesia ni tampoco parte de la práctica de la iglesia en los días de los apóstoles.
La iglesia ha sido diseñada para que ricos y pobres convivan porque ambos tienen exactamente la misma necesidad: el evangelio.
Este era el caso de la iglesia de Éfeso, había viudas que necesitaban de socorro en sus necesidades, pero también ricos, a los que se les llama a ser generosos y abundantes en buenas obras.
El apóstol hace a las dos advertencias al respecto de dos tentaciones que podrían estar enfrentando:
La altivez: Sentirse superiores debido a sus posesiones, asumiendo que su éxito es resultado únicamente de su habilidad o esfuerzo, olvidando que todo proviene de Dios.
Poner la esperanza en las riquezas: confiar en el dinero como fuente de seguridad y estabilidad, creyendo que las posesiones pueden garantizar el futuro y satisfacer todas las necesidades.
Así que al renglón siguiente les da dos razones, respectivamente, por las cuales debían resistir tal tentación:
En primer lugar, es Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Reconocer que Dios es la fuente de toda bendición nos ayuda a mantenernos humildes y agradecidos, evitando la arrogancia.
Los ricos creyentes no son más que pobres en espíritu, que deben reflejar humildad y el evidente contentamiento con la idea de que todo lo que poseen le pertenece al Señor.
Pero en segundo lugar, los ricos debían resistir la tentación de poner la esperanza en las riquezas porque estas son inciertas. Pueden perderse fácilmente por circunstancias fuera de nuestro control: crisis económicas, desastres naturales, cambios políticos o personales. No ofrecen una seguridad verdadera ni duradera.
Nada es tan incierto como el dinero. Hoy está y mañana no. Es por eso que nadie debería poner su esperanza y su identidad en lo que posee, porque no sabemos cuánto tiempo lo tendremos.
A los que Dios en su providencia les ha provisto riquezas, deben disfrutarlas con gratitud. No es un pecado ser ricos, pero no pueden perder de vista que todo proviene de Dios.
Este pasaje revela una gran realidad acerca de las riquezas: Dios las da para disfrutar de Él, no para hacernos esclavos.
Alguien que ha perdido el gozo por la búsqueda insaciable de dinero no puede llamar su riqueza una bendición porque su corazón la ha convertido en una maldición.
Pero además de disfrutar, los ricos también deben practicar la generosidad y atesorar para el reino de los cielos:
"Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna." (1 Timoteo 6:18-19)
Los ricos son llamados a hacer el bien con sus recursos. Las riquezas deben ser vistas como una oportunidad y una responsabilidad para bendecir a otros y glorificar a Dios.
Las riquezas son un medio, no un fin. Ellas deben conducirnos siempre a disfrutar y gozarnos en el Señor al mismo tiempo que servir a otros.
Las bendiciones que provienen del Señor en forma material no deberían hacernos egoístas, sino todo lo contrario: generosos y dadivosos.
Al hacerlo, están atesorando un buen fundamento para el futuro, invirtiendo en lo eterno en lugar de lo temporal. Están demostrando que su verdadera riqueza está en Dios y no en las posesiones terrenales.
2. Que los ricos espiritualmente no desperdicien su sabiduría
2. Que los ricos espiritualmente no desperdicien su sabiduría
"Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia; la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia está contigo. Amén." (1 Timoteo 6:20-21)
Pablo se dirige ahora directamente a Timoteo con una exhortación urgente: "Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado."
El buen depósito que debe ser guardado
El "depósito" que se le ha confiado es la sana doctrina, el evangelio puro y sin adulterar. Timoteo es rico espiritualmente, ya que ha recibido la verdad de Dios y tiene la responsabilidad de preservarla y enseñarla fielmente.
En efecto, si hemos recibido la verdad del evangelio, somos ricos espiritualmente. Tenemos el privilegio y la responsabilidad de guardar este tesoro y compartirlo con otros.
Pablo le advierte que evite las profanas pláticas y los argumentos de la falsamente llamada ciencia. En Éfeso, había quienes se enredaban en discusiones inútiles y enseñanzas que, aunque parecían sabias, alejaban a las personas de la verdad. Algo de lo que por cierto Timoteo ya había sido advertido.
Timoteo debía ser cuidadoso de no malgastar su tiempo y energía en cosas que no edificaban. Su enfoque debía estar en guardar y proclamar la verdad, evitando las distracciones que podrían llevar al error y a la desviación de la fe.
Algunos, al seguir estas enseñanzas falsas, se habían desviado de la fe. Esto resalta la importancia de mantenerse firme en la sana doctrina y de evitar las influencias que pueden corromper la verdad.
Todo buen líder debe saber cuándo abrir la boca y cuándo cerrar los oídos. Este ejercicio de prudencia es esencial para el éxito de la misión.
Al necio no se les responde según su necesidad y por eso Timoteo debía evitar entrar en debates infructuosos, pues eso era lo que los falsos maestros usaban para enredar a los oyentes.
Pablo comenzó la carta enfatizando la necesidad de combatir la falsa doctrina y ahora termina recordando a Timoteo su responsabilidad en esta tarea. La fidelidad a la verdad es esencial para la salud espiritual de la iglesia y de cada creyente.
Timoteo necesitaría la gracia de Dios para cumplir esta misión. Por eso, Pablo cierra con una bendición. "La gracia está contigo. Amén."
¡Qué palabras tan cortas pero tan alentadoras! Timoteo, y por extensión nosotros, necesitamos de la gracia de Dios para ser fieles.
Estas palabras están cargadas de un buen y genuino deseo para su discípulo amado. Pablo quería que Timoteo fuera rodeado de todo bien porque lo iba a necesitar.
Este también es un recordatorio de que la fidelidad al Señor no proviene de nuestras propias fuerzas sino del Señor.
Mucho de lo que vimos en esta carta nos puede resultar abrumador. Este llamado tan enérgico a la fidelidad nos puede parecer inalcanzable, pero no hay nada que el Señor nos pida para lo que su gracia no nos capacite.
Al cierre de toda esta carta debemos recordar que vivimos en un mundo rodeado de mentiras y engaño, donde cada quien dice tener una verdad; un mundo que con sus La filosofía ha inundado a la iglesia con las aguas sucias de su extravío, pero la Palabra de Dios pone en orden el caos.
Es por la palabra de Dios que el hombre y las mujeres pueden ser fieles en la iglesia.
Es por la Palabra de Dios que los líderes de la iglesia pueden llegar a ser fieles.
Es por la Palabra de Dios que podemos resistir las falsas enseñanzas.
Es por la palabra de Dios que podemos tener relaciones piadosas entre nosotros.
Es por la gracia de Dios que podemos identificar el mal y perseguir el bien.
Es por la gracia de Dios que podemos resistir la tentación de convertir las riquezas en un ídolo destructivo y más bien disfrutar de ellas.
Es por la gracia de Dios que podremos permanecer fieles al Señor hasta el fin en este mundo en el que alumbramos como antorcha en lugar oscuro.
Es por la gracia del Señor y solo por la gracia del Señor que su casa, la iglesia que es columna y baluarte de la verdad, cuando sea influenciada por el caos, puede ser puesta en orden.
Que el Señor nos la conceda.
Amén.
