El amor del Padre y nuestra esperanza, 1 Juan 1:1-3

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1.0 TÍTULO

El amor del Padre y nuestra esperanza

2.0 TEXTO DEL SERMÓN

1 Juan 3:1–3“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.”

3.0 ACERCA DEL TEXTO

Este pasaje de la primera epístola de Juan destaca el profundo amor del Padre al darnos una identidad como hijos de Dios, y cómo este amor nos llena de esperanza en la venida de Cristo.
A su vez, presenta un contraste entre los hijos de Dios y el mundo, mostrando que nuestra identidad celestial muchas veces es incomprensible para quienes no conocen a Dios.
Además, subraya la responsabilidad que tenemos como hijos de Dios de buscar pureza en nuestra vida diaria, motivados por la esperanza que Cristo nos da.

4.0 PROPÓSITO DEL SERMÓN

Exhortar a la iglesia a comprender el inmenso amor del Padre, vivir en esa identidad como hijos de Dios, y motivar a cada creyente a purificarse a la luz de la esperanza en la manifestación de Cristo.

5.0 DECLARACIÓN DEL DISCURSO

El amor del Padre hacia nosotros como hijos y la esperanza de su venida deben moldear nuestra identidad, nuestra relación con el mundo y nuestra búsqueda continua de pureza.

6.0 OBJETIVO DEL SERMÓN

Fomentar en los oyentes un entendimiento más profundo del amor del Padre, su adopción como hijos de Dios, y cómo la esperanza de Cristo impacta nuestra vida diaria.

7.0 Introducción

Imagina a un niño perdido en medio de una tormenta, caminando sin rumbo, sintiendo el frío, la soledad y el temor.
De repente, una luz aparece en la oscuridad: es su padre, que ha salido a buscarlo con desespero, llamándolo por su nombre. El padre no solo lo encuentra, sino que lo abraza, lo cubre con su manto y lo lleva a casa, asegurándole que siempre será su hijo, sin importar lo que haya sucedido.
Esta historia es una pequeña muestra del amor incomparable que Dios, nuestro Padre celestial, tiene por nosotros. Él no solo nos buscó cuando estábamos perdidos en el pecado, sino que nos adoptó como sus hijos, dándonos una nueva identidad y una esperanza eterna. Sin embargo, este amor y esta identidad a menudo son incomprendidos por el mundo que nos rodea.
Hoy exploraremos este increíble amor del Padre, lo que significa ser sus hijos, y cómo esa esperanza en Cristo nos motiva a vivir una vida santa. Porque si somos hijos de Dios, entonces tenemos una herencia gloriosa que nos espera. ¿Cómo estamos viviendo esa realidad? ¿Estamos reflejando esa identidad? ¿Y cómo nos está transformando esa esperanza? ¡Acompáñame mientras desglosamos este poderoso mensaje de 1 Juan 3:1-3!

8.0 DESARROLLO

8.1. El amor usado por el Padre al compadecerse y adoptarnos como hijos

El apóstol Juan comienza con una invitación: "Mirad cuál amor nos ha dado el Padre". Este amor es inmenso, porque no solo nos salva, sino que nos da la más alta posición: ser hijos de Dios.
3708. ὁράω joráo
3708. ὁράω joráo; fijarse en [comp. 3700], i.e. discernir claramente (fis. o ment.); por extens. asister a; por heb. experimentar; pas. aparecer:—ver, mirar.
Romanos 8:15 “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”
Efesios 1:5 “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,”
Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;”
Enseñanza judía: El Midrash Rabá (Éxodo 19:5) describe cómo Israel fue elegido como "hijo primogénito" por la compasión de Dios, destacando la profundidad de su amor hacia sus hijos.

8.2. Cuál es la razón de que el mundo no le conoce al Padre

El mundo no comprende al Padre porque está cegado por su pecado y su orgullo. Al rechazar la revelación de Dios en Cristo, el mundo se distancia de la fuente de amor verdadero.
Juan 15:18–19“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.”
1 Corintios 2:14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”
Juan 8:19 “Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.”
Enseñanza judía: Según el Talmud (Berajot 34b), la incapacidad del hombre de reconocer la voluntad divina proviene de un corazón endurecido que necesita ser renovado por Dios.

8.3. Cómo aplica el hecho de que el mundo no nos conoce a nosotros como hijos

Así como el mundo no conoce a Dios, tampoco reconoce nuestra identidad en Cristo. Esto no debe desanimarnos, sino reafirmarnos en nuestra misión.
Mateo 5:11–12“Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”
1 Pedro 4:4 “A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;”
2 Corintios 4:4 “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”
Enseñanza judía: El Midrash (Salmos 37:25) señala que quienes caminan con Dios a menudo son incomprendidos por los impíos, pero su recompensa está segura en los cielos.

8.4. En qué consiste la manifestación de Dios y de nuestra identidad en Cristo

Cuando Cristo regrese, nuestra verdadera identidad será completamente revelada. Seremos semejantes a Él, reflejando su gloria. Esta promesa debe llenarnos de confianza y gozo.
Filipenses 3:20–21“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”
Romanos 8:29 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”
1 Corintios 15:49 “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.”
Enseñanza judía: Según el Talmud (Sanedrín 90b), el justo será recompensado con una vida en la presencia de Dios, lo que implica una transformación plena en su gloria.

8.5. De qué manera la esperanza nos motiva a seguirnos purificando

La esperanza en la venida de Cristo no solo nos llena de anhelo, sino que nos impulsa a vivir en santidad. Cada día es una oportunidad para ser más como Cristo.
Tito 2:13–14“aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.”
Hebreos 12:14 “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”
2 Corintios 7:1 “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”
Enseñanza judía: El Talmud (Shabat 153a) exhorta al hombre a purificarse como si cada día fuese el último antes de estar delante de Dios.

9.0 CONCLUSIÓN

El amor del Padre es la base de nuestra identidad como hijos, y la esperanza de la manifestación de Cristo debe moldear nuestra manera de vivir. Aunque el mundo no nos comprenda, caminemos con confianza, sabiendo que un día seremos plenamente transformados a su imagen. Que esta esperanza nos inspire a buscar la santidad, recordando que nuestra ciudadanía está en los cielos y nuestra herencia es eterna.
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