Nacimiento y vida de Jesús
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Transcript
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.
13 Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo,
14 diciendo: Ciertamente te bendeciré y ciertamente te multiplicare.
15 Y así, habiendo esperado con paciencia, obtuvo la promesa.
16 y dijo: Por mí mismo he jurado, declara el Señor, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado tu hijo, tu único,
17 de cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos.
El nacimiento de Jesús, nuestro salvador y unigénito de Dios, trajo pureza para mostrarnos el camino de la verdad y redimir nuestros pecados.
Es crucial recordar cada día el inmenso amor que Jesús siente por ti. Siendo Dios, decidió nacer como humano para que puedas tener una relación con él. No le importó el sufrimiento que experimentó; en cada herida, mencionaba tu nombre y con cada latigazo te decía "te amo". Valora, aprecia y ama la existencia de aquel que lo entregó todo por ti. Disfruta que Jesús vino a esta tierra y murió por tu causa; gracias a ese sacrificio tienes paz, puedes disfrutar de libertad y una vida nueva. Debido a que Jesús nació, tienes redención, tus culpas son quitadas y tus pecados son perdonados. Ya no hay nada que pueda alejarte de la presencia de Dios; camina con él y no sueltes su mano.
41 Y aconteció que cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
42 y exclamó a gran voz y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
36 Y había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ella era de edad muy avanzada, y había vivido con su marido siete años después de su matrimonio,
37 y después de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. Nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y oraciones.
38 Y llegando ella en ese preciso momento, daba gracias a Dios, y hablaba de Él a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
39 Habiendo ellos cumplido con todo conforme a la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40 Y el niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.
9 Y habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí, la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
10 Cuando vieron la estrella, se regocijaron sobremanera con gran alegría.
11 Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose le adoraron; y abriendo sus tesoros le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra.
13 tomaron hojas de las palmas y salieron a recibirle, y gritaban: ¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel.
40 »Y el primer día tomaréis para vosotros frutos de árboles hermosos, hojas de palmera y ramas de árboles frondosos, y sauces de río; y os alegraréis delante del Señor vuestro Dios por siete días.
9 Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos.
17 Sea su nombre para siempre; que su nombre se engrandezca mientras dure el sol, y sean benditos por él los hombres; llámenlo bienaventurado todas las naciones.
18 Bendito sea el Señor Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas.
19 Bendito sea su glorioso nombre para siempre, sea llena de su gloria toda la tierra. Amén y amén.
9 Y las multitudes que iban delante de Él, y las que iban detrás, gritaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
10 Cuando Él entró en Jerusalén, toda la ciudad se agitó, y decían: ¿Quién es este?
11 Y las multitudes contestaban: Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.
39 Porque os digo que desde ahora en adelante no me veréis más hasta que digáis: «Bendito el que viene en nombre del Señor».
8 Y muchos tendieron sus mantos en el camino, y otros tendieron ramas que habían cortado de los campos.
9 Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: ¡Hosanna! Bendito el que viene en el nombre del Señor;
10 Bendito el reino de nuestro padre David que viene; ¡Hosanna en las alturas!
35 Y lo trajeron a Jesús, y echando sus mantos sobre el pollino, pusieron a Jesús sobre él.
36 Y mientras Él iba avanzando, tendían sus mantos por el camino.
37 Cuando ya se acercaba, junto a la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, regocijándose, comenzó a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto,
38 diciendo: ¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!
15 No temas, hija de Sión; he aquí, tu Rey viene, montado en un pollino de asna.
49 Natanael le respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
15 Entonces ellos gritaron: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícale! Pilato les dijo*: ¿He de crucificar a vuestro Rey? Los principales sacerdotes respondieron: No tenemos más rey que el César.
6 Así dice el Señor, el Rey de Israel, y su Redentor, el Señor de los ejércitos: «Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios.
15 El Señor ha retirado sus juicios contra ti, ha expulsado a tus enemigos. El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti; ya no temerás mal alguno.
3 Y cantaban* el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: ¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios, Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones!
16 Y en su manto y en su muslo tiene un nombre escrito: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.