Seguir a Jesucristo requiere una dedicación implacable de perseverancia de parte del discípulo a través de tomar tres decisiones que definen un nuevo comienzo: 1. Poner su pasado a sus espaldas, 2. Vivir de todo corazón por Jesucristo en el presente y, valerse de todo su esfuerzo para presionar hacia la meta del porvenir y, ser hecho completo en unión con Jesucristo en el cielo.