Ciudad de Dios
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Las cosas pasadas
Las cosas pasadas
Empezar un nuevo ciclo nos debería poner reflexivos. Algunos se ponen nostalgicos porque no esperaron terminar el año como lo terminan. Hay algunas cosas que nos propusimos a inicio de año que simplemente no sucedieron. Algunos ya no le encuentran rumbo y sentido a la vida. Es una tradición que cada fin de año se tracen nuevos propositos pero algunos no se sienten particularmente motivados a hacer este trabajo porque no saben que rumbo tiene su vida y tampoco cual quieren que tome.
El pasaje de hoy precisamente se encuentra al final de una larga serie de visiones. Este libro está lleno de mounstruos, de calamidades, de sufrimiento, etc. En todas las visiones parece que el desastre está a la puerta, incluso en varias escenas se muestra el dolor y el sufrimiento tomando un lugar importante en la vida de los escogidos. Por ejemplo, Apocalipsis 17:6 “Vi que la mujer se había emborrachado con la sangre de los santos y de los mártires de Jesús. Al verla, quedé sumamente asombrado.” Nos narra el martirio de estos santos y como su sangre adornó la ropa de la gran ramera. Por eso es impresionante la manera en que terminará este libro. El cap. 20 nos habla del fin de los malos y en unos cuantos versiculos se desbarata cualquier maniquinación de los malos contra Dios. Por eso el cap. 21 confirma lo anterior y nos dice que efectivamente habrá un cambio radical. La expresión cielo y tierra nueva es una manera de englobar a “todo”.
A veces quisieramos que se pudiera hacer algo similar. Que de un momento a otro ocurriera lo que llamamos “borrón y cuenta nueva”. Pero Juan al decirnos que vio un cielo y tierra nueva no está en esa sintonía. Juan ve a la “nueva jersusalen” y es tan hermosa y su vestido es perfecto que atrás queda la imagen de una ramera con las ropas llenas de sangre y embriagada por el poder. La nueva Jerusalen es la anti tesis, lo opuesto a la gran Babilonia. Babilonia es sinonimo de enemigo de Dios. Pero si esta gran Babilonia por muchos años embriagó a los poderososos, blasfemó contra Dios, se vistió de colores escandolosos como el pupura y la escarlata además de adornarse con piedras preciosas, si ella que parecía invencible montada en la bestia del cap. 17, fue derrotada y no existe más, entonces cobra sentido que Juan vea a otra mujer, pero esta mujer es hermosa y se encuentra lista y ataviada para casarse con su esposo que es Dios.
Cuando sea el fin la gran Babilonia dejará de existir en un abrir y cerrar de ojos y solo quedará Dios y su pueblo.
Dios y su cercanía
Dios y su cercanía
De repente en la historia se oye una voz, voz potente y que viene desde la corte celestial. Esta voz tiene un mensaje ¡Aquí entre los humanos está la morada de Dios! Solamente en el v. 3 en tres ocasiones Juan nos dirá que Dios está en medio de nosotros. Juan no ve a Dios acercandose hasta el final de los tiempos. Por eso el primer verbo del v.3 se encuentra en presente:“la morada de Dios está en medio de su pueblo”.
Un dato interesante de este versiculo es que la palabra hebrea “Shekinah” significa “gloria” pero tambien puede ser utilizado como morada o tabernaculo. Juan quiere dejar muy en claro que Dios no solamente está entre nosotros sino que en verdad su gloria y su presencia están en medio de nosotros. Nos cuesta demasiado poder ver la gloria de Dios en medio de nosotros sobre todo cuando las cosas no marchan bien. Esta visión de Juan no solo nos quiere prometer un futuro en el que “por fin” Dios sea visible para nosotros sino nos quiere motivar a que vivamos ¡Como si Dios mismo habitara en medio de nosotros!
Este Dios que se acerca a nosotros es un Dios compasivo y enteramente preocupado por su pueblo. De la misma manera en la que un esposo amoroso velaría por la seguridad de su futura esposa y la trataría con cariño asi mismo este Dios cercano ejugará todas y cada una de las lagrimas de la cara de su amado pueblo. Todo aquello que ha causado pánico, terror y dolor en los cap. anteriores ahora simplemente dejaran de existir asi como las primeras cosas. La muerte no es el fin para los seres humanos y para los que aman a Dios la muerte no es quien se levanta con poder al final de la historia. Vemos impontentes a nuestros seres queridos irse a la tumba pero el cap. 20 en unos cuantos versos nos dice que todos los lugares en donde habia muertos, devolvieron sus cuerpos porque no les pertenecían. Este Dios compasivo nos promete que al igual que la muerte, el llanto, el lamento y el dolor se esfumaran en un abrir y cerrar de ojos.
Él que hace nuevas todas las cosas
Él que hace nuevas todas las cosas
“En ti vivimos, nos movemos y existimos”, es una frase secular que Pablo utilizó para captar la atención de los atenienses pero que para nosotros tiene toda la razón. Si Dios tiene el control de todo y al final Él va a obrar en nuestro favor (lo cual no significa que en el presente no lo haga) entonces podemos trazarnos objetivos deseables para este nuevo año. En el v. 5 Dios por fin habla y dice “Yo hago nuevas todas las cosas”. Una vez mas, el tiempo en el que se encuentra escrita esta promesa no es un tiempo futuro sino presente. Dios hace las cosas nuevas aquí y ahora y las disfrutraemos en su plenitud cuando Él vuelva por nosotros. Quizá este año se sientan frustrados por no lograr lo que pensaban, o se sientan desanimados porque se rompió una relación o peor aún se sientan desesperanzados porque ya no está aquella persona que los hacía sentir especial. Sin embargo la promesa de Dios de querer hacer nuevas todas las cosas nos toca a nosotros tambien y nos invita a pedir una nueva relación con Él. Mas cercanos. Quien no tiene fin ni principio se encuentra profundamente preocupado por sus criaturas.
Pidamos este año la capacidad para confiar en Dios en medio de las circustancias. Para poder recordar en momentos de debilidad que entre los humanos está la morada de Dios y su gloria se mueve en medio de nosotros. Seamos buenos emisarios de esa gloria y estemos dispuestos a pagar el precio de poder ver cara a cara a nuestro Señor.