Mi Cuerpo, Tu Templo
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Mi Cuerpo, Tu Templo
El exceso de tolerancia es un sello distintivo de esta época y cultura y lo podemos aplicar en muchas áreas, pero hoy, para fines del tema, será con respecto al cuidado del cuerpo. La tentación de comer y beber demasiado o disfrutar de cualquier cosa en exceso, es constante. Abróchense los cinturones…todo el año, y aquí vamos.
Se dice que el evangelista D. L. Moody admiraba a Charles Spurgeon, llamado el príncipe de los predicadores y lo consideraba su héroe, aunque no lo conocía personalmente, siempre lo había seguido y había querido conocerlo. Moody viajó a Londres Inglaterra y llamó a la puerta de su casa. Spurgeon abrió la puerta con un gran cigarro (puro) colgando de su boca. Eso sorprendió a Moody, quién retrocedió unos pasos en la entrada, sorprendido y desconcertado. Moody le dijo a Spurgeon ¿cómo puedes ser, tú, un hombre de Dios y hacer eso? Y Spurgeon siempre dispuesto a los desafíos, sonrió, se sacó el cigarro de la boca, bajó unos escalones donde estaba Moody, señaló el estómago bastante grande y redondo de Moody y dijo: “de la misma manera que usted, un hombre de Dios, puede hacer eso”. Algunos dicen que Spurgeon incluso dijo: “Sr. Moody, dejaré mis cigarros, cuando usted deje el tenedor”.
Si hay algo evidente de muchos cristianos, claro que no de Casa, aquí somos aguantadores, es que juzgan rápidamente a los pecados por evidentes: No deberías tomar esto, aquello, no deberías decir esas palabras, bailar ese ritmo, tener esas cosas, pero al mismo tiempo que dicen estas cosas, pueden ellos mismos ser culpables de el pecado de no cuidar su cuerpo.
Quizá nunca hayas escuchado una prédica de este tema, pero aquí vamos. Cuando digo cuidar el cuerpo ¿qué te viene a la mente? Seguramente lo que no te viene a la mente es la palabra “glotonería”. Pero debes saber que en la Biblia hay una historia con este tema. Un rey de Moab, llamado Eglón, era un hombre muy gordo. Aod de Israel era un guerrero zurdo, con una espada de unos 30 cm. Le dijo al rey que tenía un mensaje y hundió su espada. Leamos:
“La daga entró tan profundo, que la empuñadura se hundió bajo la gordura del rey. Así que Aod no sacó la daga...” (Jueces 3:22, NTV)
Es una de las historias más raras de la Biblia. Así, que el tema del cuidado del cuerpo, es un tema de la que habla la Biblia, Salomón que quizá sabía mucho del buen comer, dijo:
“No andes de juerga con borrachos ni festejes con glotones,” (Proverbios 23:20, NTV)
La mayoría piensa que Sodoma fue destruida por un pecado particular y lo saca a relucir, pero Ezequiel nos aclara que los pecados de Sodoma fueron 3:
“Los pecados de Sodoma eran el orgullo, la glotonería y la pereza, mientras que afuera, sufrían los pobres y los necesitados.” (Ezequiel 16:49, NTV)
Salomón vuelve a decirnos:
“Cuando te sientes a la mesa de un gobernante, fíjate bien en lo que te sirven. Si eres de buen comer, ponle un cuchillo a tu garganta;” (Proverbios 23:1–2, NTV)
La idea no es amenazar, sino que usa un lenguaje poético para decir, que no te dejes controlar por una comida, incluso, si es una gran comida de un gran rey.
La idea básica de la glotonería es el descuido alimenticio, pero también se puede ampliar y pensar en el consumo excesivo de casi cualquier cosa: refrescos, dulces, redes sociales, juegos, películas, etc.
Si bien es un tema que no se usa para predicar, el Año de Sanar en Casa, queremos hacerlo de manera holística, completa y sin dudas, el cuerpo físico es de suma importancia. Y es importante hablar de la comida, porque es un tema de Salud.“La obesidad es el flagelo de nuestros tiempos. La peste negra del siglo XXI.” Es casi un tema de salud pública.
Otra razón, quizá más importante, es que lo dicen las Escrituras:
“Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.” (1 Corintios 10:31, NTV)
Pero, tenemos en contra, la cultura, los medios masivos de comunicación, la mercadotecnia. Vivimos en una sociedad que estimula ese tipo de vida.
Ahora bien, no se trata de juzgar a nadie por su apariencia, por su tipo de cuerpo. No sabemos las condiciones pre existentes en cada persona. Diferentes personas, diferentes metabolismos, diferentes composiciones genéticas o razones médicas por las que una persona puede aumentar de peso.
Incluso a Jesús lo acusaron de glotón ¡y no era cierto!
Para este año 2025 queremos aplicar la Palabra para el cuidado integral de nuestras vidas. El apóstol Juan lo dijo así:
“Querido amigo, espero que te encuentres bien, y que estés tan saludable en cuerpo así como eres fuerte en espíritu.” (3 Juan 2, NTV)
Vamos a tratar este tema, porque tiene relación directa con la vida espiritual. Vayamos a los versos que estudiaremos:
“¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.” (1 Corintios 6:19–20, NTV)
Veamos algunas verdades positivas sobre nuestro cuerpo. Lo que Pablo nos da en estos versos, es una mini teología del cuerpo.
Tu cuerpo es un lugar santo:
“¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo...” (1 Corintios 6:19–20, NTV)
En 1 y 2 de Corintios, Pablo considera el cuerpo como el templo de Dios. En Efesios habla de todos los miembros, todo el cuerpo corporativo de Cristo como templo de Dios. En Corintios por 3 veces se refiere al cristiano individual como el templo. Pablo, está hablando del cuerpo físico. Lo habla en un contexto cultural que existía en Corinto en ese momento: la cultura del placer. Veamos el contexto:
“Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Y aunque «se me permite hacer cualquier cosa», no debo volverme esclavo de nada.” (1 Corintios 6:12, NTV)
“Ustedes dicen: «La comida se hizo para el estómago, y el estómago, para la comida». (Eso es cierto, aunque un día Dios acabará con ambas cosas). Pero ustedes no pueden decir que nuestro cuerpo fue creado para la inmoralidad sexual. Fue creado para el Señor, y al Señor le importa nuestro cuerpo.” (1 Corintios 6:13, NTV)
“Y Dios nos levantará de los muertos con su poder, tal como levantó de los muertos a nuestro Señor. ¿No se dan cuenta de que sus cuerpos en realidad son miembros de Cristo? ¿Acaso un hombre debería tomar su cuerpo, que es parte de Cristo, y unirlo a una prostituta? ¡Jamás!” (1 Corintios 6:14–15, NTV)
“¿Y no se dan cuenta de que, si un hombre se une a una prostituta, se hace un solo cuerpo con ella? Pues las Escrituras dicen: «Los dos se convierten en uno solo».” (1 Corintios 6:16, NTV)
“Pero la persona que se une al Señor es un solo espíritu con él. ¡Huyan del pecado sexual! Ningún otro pecado afecta tanto el cuerpo como éste, porque la inmoralidad sexual es un pecado contra el propio cuerpo.” (1 Corintios 6:17–18, NTV)
Y llegamos a los versos que vimos antes:
“¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.” (1 Corintios 6:19–20, NTV)
El verso 13 era un dicho popular:
“… «La comida se hizo para el estómago, y el estómago, para la comida»...” (1 Corintios 6:13, NTV)
Era un eslogan moderno, común de hace 2 mil años, lo que significaba era: “la comida es una necesidad, pero también es un placer”. Así también el sexo. Es necesaria para la procreación, pero es un placer. Por eso usaban este eslogan para justificar sus excesos. Justificaron la glotonería, la inmoralidad, la borrachera. Era un estilo de vida hedonista. Conseguir placer para el cuerpo. Alegría a tu vida macarena.
Pablo dice:es verdad que la comida y el sexo son tanto necesidades como placer, pero lo que debes saber es que tu cuerpo, tiene un propósito más elevado que sólo el placer. Es el lugar, la habitación de Dios.
Como diciendo: es verdad, tienes un cuerpo, pero ¡no eres sólo tu cuerpo! Eres cuerpo y espíritu. Pablo dice que debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu. Tienes un espíritu, pero tienes un cuerpo y el cuerpo es el medio por el cual tu espíritu se comunica con los que te rodean.
Para compartir tus sentimientos, pensamientos íntimos, cómo procesas las cosas, eso es a través de tu cuerpo físico, que Pablo llama: templo. Algo con lo que están familiarizados los de Corinto, donde había muchos templos.
Los judíos tenían su templo en Jerusalén y eso tendría un significado especial, porque un templo era un lugar de culto, de adoración, de oración, sacrificio, celebración. Se construyeron templos en las ciudades para recordar a los habitantes que Dios tenía un plan y propósito para sus vidas. Cuando dice que nuestro cuerpo es un templo ¡es importante!
Se construían templos y ¡se mantenían limpios! Incluso en Jerusalén, después que Salomón construyó el templo, empleó a 38 mil personas para ayudar al sacerdote en sus responsabilidades diarias. 24 mil eran para cuidar la obra de la casa del Señor. (1 Crónicas 23). Limpiarlo, mantenerlo en perfecto estado.
En el NT, vemos a Jesús que “limpia” el templo, no es que trapeó el templo, sino que expulsó a los vendedores inmorales del templo.
Si nuestro cuerpo es el templo, al cuidarlo, estamos elevando el punto de vista de nuestro cuerpo. Porque no sólo será como una tienda de campaña temporal, mi cuerpo ya no será tratado como un bote de basura que reciba de todo, sino que, al ser un lugar santo, debo cuidar lo que entra para alimentarlo y mantenerlo bien. Cuidar las emociones, cuidar las relaciones, etc.
Tu Cuerpo es habitado por una persona Santa.
“¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios?...” (1 Corintios 6:19, NTV)
En los templos paganos existía la creencia que el dios o diosa se alojaba en ese templo, ponían un ídolo y creían que ese dios habitaba en esa imagen representada. En Jerusalén era muy diferente, porque ¡no había ninguna imagen! El 2o mandamiento, les prohibía hacer estatuas o imágenes de Dios, pero creían que Dios estaba presente, lo llamaron: Kavod. El “peso” de su presencia, pero sabían que el poder y la fuerza de Dios no habitaba en los templos.
Como dijo Salomón: “El altísimo no habita en templos hechos de mano”. Sin embargo, ÉL sí habita éste templo, el cuerpo físico del cristiano.
“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre.” (Juan 14:16, NTV)
Tu cuerpo es un lugar Santo, porque ahí habita el Espíritu Santo, la 3a persona de la Trinidad. ¿Qué significa esto de forma práctica? Que debes ver tu cuerpo como el centro, la base de operaciones desde la que el Espíritu santo obra en las vidas de las personas que te rodean.
Tu cuerpo es la cede del Espíritu Santo ahora mismo. El Señor Jesús quiso ganarte para que el Espíritu Santo pueda habitar en ti, eso es parte de Su Plan redentor, no es sólo salvarte, sino salvarte y luego usarte, plantando Su Espíritu Santo en ti, como base de operaciones. Por eso mi cuerpo y el tuyo, como templo, debe usarse para adorar y servir a Dios.
Cuando Pablo escribe a los Filipenses dijo algo raro:
“El fin de ellos será la perdición; su dios es su estómago; su gloria se halla en su vergüenza; y piensan solamente en lo terrenal.” (Filipenses 3:19, RVA)
En otras palabras: adoran sus apetitos. Son controlados, sólo sirven a sus apetitos. Eso quiere decir que su dios es su estómago. ¿Por qué comemos sin poner mucho cuidado? Ahora bien, no soy médico, psicólogo, psiquiatra, se que puede haber cientos de razones.
Pero hablando a una población sana en general, no ponemos cuidado en la alimentación porque tenemos una visión errónea. La razón o visión principal de la humanidad es que existo aquí para mi placer. La vida se trata de mi placer personal, esa era la visión de los corintios helénicos. Hay toda una escuela de pensamiento griega llamada: epicúreos. Ellos creen que el único propósito de la vida era el disfrute, el deleite sensual (de los sentidos), la comida, bebida, disfrutar todas las cosas en exceso, tanto como quieras, con tal que te de placer.
La comida es una de esas necesidades que se pueden salir de control, es una herramienta que Satanás usó para tentar a Jesús en el desierto, lo hizo con Eva en el Jardín. Satanás tienta a las personas con comida, pero el estómago puede estar lleno mientras el corazón vacío.
Como cristianos ya sabemos que somos el templo del Espíritu Santo, ¿eso significa que nuestro templo debe estar lleno de qué? ¡El Espíritu Santo! Eso es lo que dice la Biblia.
Si tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo, el ES no puede estar encerrado en el sótano, y sacarlo sólo los domingos. No haces eso, sino que le das las llaves de cada habitación para que esté llena de ÉL. Entonces tu cuerpo es un lugar santo, tiene una persona santa.
Tu cuerpo tuvo un precio alto.
¿Quieres saber qué hizo Dios para salvarte a ti y a tu cuerpo y espíritu?
“… Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio...” (1 Corintios 6:19–20, NTV)
Así que lo que haces con tu cuerpo importa, porque es morada de Su Espíritu. Dios pagó un alto precio para tenerte a ti, tu espíritu y tu cuerpo en un solo paquete. Fuiste redimido por la Sangre de Cristo.
La salvación es gratuita pero no es barata. Dios pagó ese alto precio por lo tanto ¿quién es el dueño? ¡ÉL! No puedes reclamar independencia, sin pagar tú un alto precio. No puedes reclamar auto determinación, no puedes decir; mi cuerpo, mi vida, mis reglas, haré lo que quiero hacer, porque ¡no es así! Eres comprado con Sangre, Dios te compró para sí mismo. Ese es el punto de Pablo.
Si esto es así ¿por qué no elegir un estilo de vida saludable que refleje esta verdad? Que este 2025, la base de operaciones del Espíritu Santo, tu cuerpo, se mantenga lo más saludable posible, en todos los sentidos.
Tu cuerpo como una ciudad amurallada. En la antigüedad, ponían muros alrededor de una ciudad para evitar que los malos entraran e hirieran a los buenos. Eran protección, en las murallas había puertas para supervisar quién o qué entraba o salía.
Tu ciudad, tu cuerpo, tiene murallas y puertas, las puertas de los ojos, oídos, la boca. Abres los ojos y dejas entrar imágenes. Cuidado con lo que miras.
Cuidado con lo que hablas, con la boca, qué palabras salen: chismes o palabras que edifican. Pero también qué alimentos introduces: saludables que alarguen tu vida o ricos, pero nada nutritivos.
Cuidado con lo que escuchas, a quiénes o qué escuchas.
Que tu cuerpo este 2025 sea un instrumento bien afinado en las manos de Dios. Porque un cuerpo que no se alimenta saludablemente, devalúa y disminuye la calidad de vida. La obesidad es un peligro para la salud, es factor de riesgo para problemas como: diabetes tipo 2, presión arterial alta, colesterol no saludable, enfermedades del corazón, accidentes cerebro vasculares, cáncer colon, mama, útero, infertilidad, problemas de articulaciones, dolor de espalda, depresión, baja auto estima y otros factores.
Dios sabía todo eso, por eso hizo algo para comprarte para que Su Espíritu Santo pueda vivir en ti y poder influir y obrar en las personas que te rodean.
Tu cuerpo tiene un propósito celestial.
“… Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.” (1 Corintios 6:20, NTV)
Pablo es muy lógico en sus argumentos, dijo todo lo anterior por esto: “por lo tanto” esto une toda la idea. En otras palabras: tu cuerpo debe ser para la gloria de Dios, tu cuerpo debería señalar a las personas hacia Dios. Glorifica, honra a Dios, eso quiere decir que tu boca, parte de tu cuerpo, pueda predicar el evangelio.
Tus manos pueden ayudar a los necesitados. Tus pies pueden ir a lugares donde te necesitan. Tus oídos pueden escuchar a los que tienen el corazón quebrantado. Tus labios pueden sonreír a los oprimidos. Tus ojos pueden prestar atención a los desamparados; y en todas esas formas que usas tu cuerpo, le estas diciendo al mundo: “Dios se preocupa por ti. Dios te ama”. Así honras a Dios con tu cuerpo.
Que este año 2025, el Año de Sanar en Casa, sea evidente en nuestro cuerpo físico, mental, emocional, espiritual. Que vivamos para SU placer y Su propósito y al vivir así, encontraremos nuestro placer y propósito. Cuando vives para SU placer y propósito, eso te trae gozo.
Hay gente que hace lo que les da la gana pero cuanto más lo hacen, menos satisfechos están. Pero cuanto más haces lo que Dios quiere, más satisfecho estás con lo que haces.
Cuidemos nuestra alimentación física. Aprendamos a desarrollar un apetito por la Palabra de Dios, por ahí se empieza, dejando que Dios desarrolle dentro de ti hambre real de justicia, de cosas espirituales.
Después debemos aprender a decir ¡no! Al estar listo para comer y tienes cosas delante a las que debes decir ¡NO! ¡dilo! Daniel dijo que no a la comida del rey Nabucodonosor. Se propuso en su corazón no contaminarse. Decir ¡no! es ejercer auto control. Y eso fruto del Espíritu. Dominio propio significa decir que no a ciertos alimentos. Decir que no a repetir pedazo de pastel.
Es enseñando a tu cuerpo a ayunar, ahí es donde le dices NO a la comida durante un periodo de tiempo con un propósito específico. Le dices a tu apetito: “no vas a controlarme, yo te controlo para que por un período de tiempo pueda concentrarme en la voz de mi Señor”.
También significa hacer ejercicio, mover ese cuerpo, vivimos en una cultura muy sedentaria, en la silla, sofá, la cama. Quizá debas empezar a “obligar” a tu cuerpo como dijo Pablo.
“Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer...” (1 Corintios 9:27, NTV)
Mantengamos nuestro cuerpo afilado, lo más listo posible, lo más utilizable posible en las manos de Dios, lo más saludable posible hasta el día en que ÉL nos llame a Casa.
Ahora tengamos cuidado de no juzgar a nadie. Hay muchas razones por las que las personas tienen diferentes tamaños y pesos. Pero tengamos cuidado y que no quede de nosotros, el procurar una vida más saludable. Vivimos en una cultura de comida rápida, refrescos grandes: vitamina T.
La comida es buena, lo necesitamos, pero demasiada comida ya no es buena. Demasiado de cualquier cosa, exceso de cualquier cosa ya no es bueno. Algo que es bueno puede volverse malo cuando no se hace por las razones correctas, en el momento y en la cantidad correcta.
Nuestro cuerpo es un templo porque la persona Santa del Espíritu Santo, la 3a. persona de la Trinidad vive en estos cuerpos. Además nos compró a precio elevado, te pertenecemos. No somos nuestros.
Tenemos el propósito de honrarte con estos cuerpos y con este espíritu que se comunica a través de estos cuerpos, queremos hacerlo bien.
La propuesta es que por 29 días cuidemos nuestra alimentación de esta forma: No refrescos con gas, bajar el consumo de harinas, azúcares, sal. Aumentar el consumo de verduras crudas, hervidas.
Quienes deseen pueden ayunar los días que dispongan en su corazón, con el propósito de estar en más íntima comunión con Dios. El ayuno, es del amanecer a las 2 de la tarde. Consumir agua, té o café (sin pan). Y estar en oración en la medida de lo posible.
Disminuir el tiempo en celulares, tabletas. Aumentar el tiempo de meditación, lectura de la Biblia.
Disminuir el chisme, hablar mal, aumentar las pláticas que edifiquen, construyan.
Disminuir los gritos, enojos, ira, aumentar la paz, calma, buena voluntad.
Y el domingo 2 de Febrero, que es nuestra fiesta de las Primicias, todos ayunamos y terminamos ese periodo de desintoxicación, que nos sirva de inicio a una vida más saludable.
Palabra de Dios
Oremos