LA FAMILIA QUE HONRA A DIOS

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Itroducción ! “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos.” Proverbios 3:9 Propósito del sermón: Reflexionar sobre las formas de honrar a Dios. Pregunta introductoria: ¿Cómo podemos usar nuestros recursos para honrar a Dios? Ilustración: En la Biblia hay un relato impresionante relacionado con honrar a Dios. Ofni y Finees, hijos de Elí, no respetaron los rituales, el altar, las ofrendas, ni su consagración personal como sacerdotes, pues se contaminaron con mujeres en el tabernáculo y pese a ello, su padre no los reprendió. Entonces, Dios los rechazó para que ya no fueran sacerdotes, y declaró: “porque yo honraré a los que me honran”. Honrar a Dios lo abarca todo. Involucra todo lo que tenemos y somos. Todo es de Dios, nuestro cuerpo y nuestra vida han sido consagrados a él y debemos honrarlo en lo que tenemos y somos. No hacerlo puede ser fatal (1 Sam 2:27-30). Debemos reflexionar sobre si estamos deshonrando a Dios en algo y tratar de corregirlo por su gracia. Consideremos tres maneras en que la familia y todos nosotros honramos a Dios.

I - PONER A DIOS EN PRIMER LUGAR
! “Honra a Jehová [...] con las primicias de todos tus frutos” (Prov. 3:9), es decir, primero.
1) Él es lo primero (las primicias son de él) porque es el Creador, el Dueño de todas las cosas y nuestro Salvador, por medio de Jesús. Es por eso que él debe tener la prioridad en todas las cosas (Gén. 1; Sal. 24:1, 2). Él es el único Dios verdadero.
2) Otra razón para priorizar a Dios es la enseñanza de Jesús de que el primer y gran mandamiento es “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:36-39).
3) Hay una orden e importancia entre amar a Dios y al prójimo, indicando el primero como el gran mandamiento que señala a Dios como merecedor de todo nuestro amor.
4) Por lo tanto, el amor a Dios es el primer y gran mandamiento, y el amor al prójimo es el segundo.
5) Entonces, el prójimo está en segundo lugar, y Dios en el primero. Por eso, Jesús también enseñó a buscar primero el reino de Dios (Mateo 6:33).
6) Honrar a Dios trae bendiciones: “Cuando coloquéis al Señor en primer lugar, y determinéis que su casa no estará más en deshonra por causa de las deudas, Dios os bendecirá.” Testimonios para la Iglesia, t. 6, p. 107 (énfasis añadido).
II - CUIDADO DE LA FAMILIA
La finca = las riquezas, los bienes. En los tiempos bíblicos, la finca pertenecía a la familia. Dios dio las propiedades a las tribus, clanes y familias. El patriarca representaba a la familia y debía proteger y suplir sus necesidades para la seguridad de todos. Por lo tanto, después de haber apartado la parte de Dios, honrar a Dios con nuestros bienes también es usar los recursos que recibimos de Dios para proteger nuestro hogar. Honramos a Dios cuidando de la familia porque son los prójimos más cercanos, por lazos de sangre, por cercanía física y por afecto. Quien no cuida de su familia deshonra a Dios porque actúa peor que los incrédulos (1 Tim. 5:6).
1) Este es el secreto del éxito en la familia: Dios es el primero y luego el prójimo. El prójimo es el que necesita ayuda, pero en la parábola, el prójimo fue el que ayudó. En la ley del prójimo de la Biblia, el prójimo es el individuo que puede ayudar y que de hecho ayuda a quienes lo necesitan (Lucas 10:36-37).
2) El prójimo es el ayudador, el redentor, el sostenedor que, en la parábola del buen samaritano, es descrito como el que muestra misericordia porque está movido por la “compasión” (Lucas 10:33, 36, 37) . Así, el prójimo actúa por amor, y la misión de ayuda es primero con la familia, con amor, porque los que no lo hacen son peores que los incrédulos (1 Tim. 5:8).
3) El prójimo es quien sirve. El prójimo suple las necesidades básicas de su familia, y su posición es de honor y privilegio porque es mejor servir que ser servido (Mateo 20:26-28).
4) La familia que pone a Dios en primer lugar y en la que sus miembros se aman, ya es una familia exitosa porque glorifica a Dios. La familia que honra a Dios lucha por su sustento regular y controla sus finanzas, porque sabe que, si falla, puede traer malas consecuencias y hacer sufrir a sus seres queridos.
5) Por lo tanto, el buen mayordomo, ya sea padre, madre o hijos en la familia, trabaja, mejora, planifica, organiza, tiene un presupuesto, ahorra y es diligente, porque es consciente de sus responsabilidades como siervo de Dios, ciudadano, profesional y miembro de la familia.
6) Al ahorrar, el buen mayordomo elimina los gastos superfluos compra lo necesario, cancela o renegocia todas las deudas, ahorra para imprevistos como la hormiga, y también sabe que el dinero es sagrado y deberá rendirle cuentas a Dios de la fidelidad de la parte del Señor.
a. Según la Biblia, todo mayordomo fiel de la casa es trabajador y se prepara para el futuro, como las hormigas (Prov. 6:6-8).
b. Otro ejemplo es la mujer virtuosa en la Biblia, un modelo de mayordomía diligente, productiva, confiable, previsora, organizada y ahorrativa, que sirve como modelo de excelencia en la verdadera mayordomía de quienes sirven a Dios en la familia (Prov. 31:10-31).

III El cuidado de los pobres.

“Conoce el justo la causa de los pobres; más el impío no entiende sabiduría” (Prov. 29:7).
En tercer lugar, la forma de honrar a Dios en la familia es cuidar de los pobres y de los que sufren, porque el servicio a los pobres es un mandato divino y parte de la religión pura e inmaculada (Sant. 1:27).
La Biblia dice: ! “El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor; mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra” (Prov. 14:31) .
¿Cómo funcionaba en los tiempos bíblicos? Dios cuidaba de los pobres.
1) En el Antiguo Testamento, Dios proveyó la ley de la recolección (Deut. 24:19-22; Lev. 19:9, 10): los pobres recogían los frutos que quedaban en la cosecha, para poder mantener a sus familias con las sobras del campo.
2) También existía la ley de comer en la plantación de otro: (Deut. 23:24-25). El pobre podía comer en el lugar, pero no podía llevarse el fruto en recipientes de ningún tipo. Siempre había algo para comer en medio de las plantaciones.
3) Otra providencia divina era un segundo diezmo requerido a la familia. Dios instituyó este otro diez por ciento que era usado para los pobres.
a. También se llamaba diezmo (Deut. 14:28, 29; 26:12, 13) y se distribuía a los pobres y a todos los que no tenían propiedades (incluidos los extranjeros y los levitas) cada tres y seis años del ciclo de siete años de la ley judía (explicado en Patriarcas y Profetas, cap. 51).
b. Este segundo diezmo era otro diezmo que se usaba para la devoción y la caridad familiar. Era diferente del mencionado por Malaquías, que era llevado “todo” al Templo para la manutención de los levitas.
c. En cuanto al primer diezmo, de Malaquías 3 (el de los levitas) los adoradores no podían retener, vender, usar ni intercambiarlo (Lev. 27:30-33; Núm. 18:20-24; Mal 3:8-11). Ese diezmo iba todo a la Casa del Tesoro.
d. Pero el segundo diezmo era para la devoción y la caridad, porque Dios tenía planes para que la familia ayudara de manera directa, planificada y proporcional a los pobres de la tierra. Estos dos diezmos eran distintos el uno del otro. Tenían diferentes orígenes, naturalezas y aplicaciones.
4) Otras medidas eran el año sabático y el jubileo, que eran oportunidades de recuperación financiera para los pobres y endeudados en la familia.
a. La Palabra de Dios determinó el año sabático cada siete años (Deuteronomio 15:1-5) y un perdón general y liberación de los siervos en el año del Jubileo, cada cincuenta años.
b. En cada jubileo (50 años) todas las deudas eran canceladas y las propiedades de la familia, tal como habían sido repartidas en la división de la tierra de Canaán, era devuelta a los propietarios originales (Lev. 25) . Así, el pobre que quisiera podía empezar de nuevo su vida y dejar de ser pobre.
! “Como Ud. ve, no sólo es nuestra obra predicar, sino que cuando vemos a seres humanos que sufren en el mundo, hemos de ayudarles en sus necesidades temporales. Así seremos instrumentos en las manos de Dios” (Ministerio de la Bondad, p. 350).
IV. ¿Que podemos hacer hoy?
1) Dar prioridad a los pobres y a los que sufren en la familia, luego a los más cercanos y conocidos, y finalmente a las organizaciones de caridad. Este también es un deber de la familia. a. “También el dinero es un don confiado por Dios y este don no se ha confiado a los padres para que lo utilicen de un SANTA CONVOCATORIA UMN 16 | SEMANA DE REAVIVAMiENTO ESPIRITUAL 2025 modo extravagante gratificando el orgullo y arruinándose ellos mismos y a sus hijos, sino para que sean medios destinados a beneficiar a los que padecen necesidad” (El Cristo Triunfante, p. 50). b. Según la Biblia, Dios es el defensor de los pobres y de los que sufren, y cuidar de ellos es servir directamente a Jesús (Mateo 25:34-40). c. El dinero “es de gran valor, si se usa correctamente, puede hacer el bien en la salvación de las almas, en bendiciones para otros que son más pobres que nosotros”. (Fundamentos do Lar Cristão, p. 59) .
Conclusión Como hemos visto, primero Dios: 1) Él es el primero porque es el Creador y dueño de todo, por lo que debe tener prioridad en todas las cosas (Gén. 1; Sal. 24:1, 2), incluyendo los diezmos y las ofrendas. 2) La familia es nuestro prójimo más cercano y debemos cuidarla con dedicación como mandato divino. Descuidar a la familia sería negar la fe (1 Timoteo 5:8) . 3) Finalmente, Dios nos dice que tenemos una obligación para con los pobres. Es nuestro papel aliviar sus necesidades, orientarlos y direccionarlos hacia los departamentos de la iglesia u otros para que puedan mejorar social y financieramente. Estas son algunas formas bíblicas de honrar a Dios.
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