Eclesiastés 9
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Obedecer es mejor que hacer sacrificios
Obedecer es mejor que hacer sacrificios
INTRO
¿Quién sabe cuál es el bien del hombre o qué le conviene? ¿cómo lograr el éxito en la vida? ¿qué hacer hoy para disfrutar las bendiciones de Dios mañana? En esta porción hay 3 respuestas: adorar a Dios, vivir sabiamente, obedecer. Si no buscas obedecer a Dios no puedes asegurar el éxito permanentemente ¡no importa lo que hagas! ¿De qué te sirve lograr todo aquí en la tierra, pero perder la recompensa divina después de la muerte?
El maestro pasa de la vanidad en las relaciones, de los reyes a lo que puede tentar a los que adoran al Rey, a quienes sabiendo que son criaturas, desean adorar al Creador, pero no se someten a ÉL.
Recordemos que el sabio se ve acotado por 2 realidades: ¡Dios y la muerte! Este pasaje habla de la seriedad con que debemos tomar nuestra conducta ante Dios, debe ser reverente, meditada. ÉL es el Creador y nosotros sus criaturas. Habla de 2 temas: cuando vas a la iglesia y cuando haces una promesa a Dios.
Adorar y prometer son 2 cosas que no puedes hacer a la ligera, cuidado con actuar como los necios en esas dos áreas porque el resultado será la frustración, es como el sacrificio de los necios.
El maestro nos lleva a la Casa de Dios para mostrarnos nuestro deber. Deja en claro que Dios tiene el control de todo lo que hay bajo el sol, así que, lo reconozcas o no, dependemos completamente de ÉL.
En esta parte el maestro usa el nombre Elohim, que es el nombre genérico para Dios. Las otras culturas usaban este nombre para hacer referencia a Dios. No usa Yaveh o algún otro nombre que revelan las cualidades divinas de Gracia y Misericordia. No usa los Nombres que Dios mismo le reveló a SU pueblo o el Nombre del Pacto. Las promesas de perdón y salvación en el AT usan Elohim más de 5 mil veces. Quizá porque habla en términos generales y ofrece salvación y perdón a todas las naciones.
“Cuando entres en la casa de Dios, abre los oídos y cierra la boca. El que presenta ofrendas a Dios sin pensar hace mal.” (Eclesiastés 5:1, NTV)
Ir a la casa de Dios se había convertido en un rito mecánico. Los religiosos habían caído a un nivel de ignorancia que les impedía siquiera comprender lo que hacían. El maestro ofrece la solución ¡volver a lo básico! Obedecer las instrucciones y empezar a cumplir en lugar de sólo abrir la boca.
El maestro nos dice los sí y los no al ira a la Casa de Dios. Muchos israelitas pensaban que Dios los bendeciría si cumplían sus obligaciones religiosamente. La idea no es mala, pero muchos hacían sus obligaciones de forma mecánica y eso es un error, así que el maestro aclara cuál es el deber ante el Señor.
El maestro dice: evita que tus pensamientos divaguen y repeticiones inútiles. No se condenan las oraciones largas sino las oraciones huecas que demuestran necedad del corazón. Muchas veces nuestro pensamiento divaga y no ponemos atención al mensaje de la Palabra y eso ¡nos hace iguales que los necios!
Dios había establecido los sacrificios como medio para recibir el perdón.
“Después debe quemar toda la grasa del chivo sobre el altar, así como lo hace con la ofrenda de paz. Mediante este proceso, el sacerdote purificará al líder de su pecado, lo hará justo ante el SEÑOR, y será perdonado.” (Levítico 4:26, NTV)
Pero cayeron en el error de pensar que el sacrificio era lo que daba el perdón en forma automática, aunque no hubiera arrepentimiento, hacer eso, es como ofrecer el sacrificio de los necios.
Ir a la iglesia, cantar o ir a un lugar descalzo, hablar mucho, ofrecer de todo como si con eso pudiéramos engañar a Dios. El maestro dice: cuando lleven sus sacrificios al templo, más importante que el rito es ¡oír la Palabra de Dios y obedecer! Por eso Samuel reprende a Saúl:
“Pero Samuel respondió: —¿Qué es lo que más le agrada al SEÑOR: tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.” (1º Samuel 15:22, NTV)
Al ir al templo ¿a qué vas? ¿quiere satisfacer tus expectativas? ¿vas a adorar? Si vas a adorar que esa sea tu actitud; acércate para oír y obedecer, ese es un mejor sacrificio que la ofrenda de los necios.
“Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: «¡Tomen sus ofrendas quemadas y los demás sacrificios y cómanselos ustedes mismos! Cuando saqué a sus antepasados de Egipto no eran ofrendas quemadas ni sacrificios lo que deseaba de ellos. Esto les dije: “Obedézcanme, y yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo. ¡Hagan todo lo que les diga y les irá bien!”.” (Jeremías 7:21–23, NTV)
La advertencia es contra la justificación religiosa. Obediencia es el anhelo de cumplir lo que Dios te pide.
“»Y ahora, Israel, ¿qué requiere el SEÑOR tu Dios de ti? Sólo requiere que temas al SEÑOR tu Dios, que vivas de la manera que le agrada y que lo ames y lo sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma.” (Deuteronomio 10:12, NTV)
El maestro observa con tristeza el descuido de las personas que llegan a la casa de Dios, como si le hicieran un favor a Dios. Él mismo cayó en ese acto ritualista. Empezó entregado, dispuesto a dar todo lo que tenía:
“Salomón presentó al SEÑOR una ofrenda de paz de veintidós mil cabezas de ganado y ciento veinte mil ovejas y cabras. Así el rey y todo el pueblo de Israel dedicaron el templo del SEÑOR.” (1º Reyes 8:63, NTV)
Pero terminó alejado de Dios. Cumplía pero su corazón se iba alejando de Dios. ¡Cuidado con nosotros!
“Cuando Salomón ya era anciano, ellas le desviaron el corazón para que rindiera culto a otros dioses en lugar de ser totalmente fiel al SEÑOR su Dios, como lo había sido David su padre.” (1º Reyes 11:4, NTV)
“De ese modo, Salomón hizo lo malo a los ojos del SEÑOR; se negó a seguir al SEÑOR en forma total y absoluta, como lo había hecho David, su padre.” (1º Reyes 11:6, NTV)
¿Seguiría ofreciendo sacrificios? seguramente sí, quizá hasta formó un comité para que lo hiciera por él.
Claro que se debe cumplir lo que Dios pide, pero eso no substituye la obediencia y la actitud del corazón. La adoración y la ofrenda puede ser disminuida por una actitud no adecuada en el momento.
¿Podemos caer en esta actitud en nuestros días? ¡Claro que sí!
El maestro también nos dice que cerremos la boca. Que no te apresures a hablar.
“Hablar demasiado conduce al pecado. Sé prudente y mantén la boca cerrada.” (Proverbios 10:19, NTV)
Las fiestas anuales hacían que el templo se llenara de peregrinos de todos lados. El altar del sacrificio frente al templo llenaba el aire del humo de los holocaustos. El lugar lleno de gente, de sacrificios, pero vacío de adoración y obediencia. Hacer como que obedeces sin obedecer no es cosa ligera. Eso quiso hacer Saúl y el profeta lo regaña severamente:
“La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería, y la terquedad, tan mala como rendir culto a ídolos. Así que, por cuanto has rechazado el mandato del SEÑOR, él te ha rechazado como rey.” (1º Samuel 15:23, NTV)
Hacer sin obedecer es querer engañar a Dios, es peligroso ¡no puedes engañar a Dios! No puedes decir que obedeces cuando tú sabes ¡que no es así! Hay quienes en enfermedad, crisis, buscan a Dios, se activan en la iglesia para querer engañar a Dios y que les haga el milagro ¡ese es el sacrificio de los necios! Piensa que agrada a Dios con su apariencia. Para los hebreos el necio no es una persona con falta de inteligencia sino quien no tenía una relación correcta con Dios.
El que hace una ofrenda sin pensar puede perder el fruto del trabajo por esa promesa hecha a la ligera. El refrán mexicano “por la boca muere...el pez! Don Quijote dijo: “Cuesta poco prometer lo que jamás piensan ni pueden cumplir”.
En hebreo la palabra escuchar implica obedecer. Es mejor oír una instrucción del Espíritu Santo que insistir en decirle a Dios lo que queremos que ÉL oiga.
“No hagas promesas a la ligera y no te apresures a presentar tus asuntos delante de Dios. Después de todo, Dios está en el cielo, y tú estás aquí en la tierra. Por lo tanto, que sean pocas tus palabras.” (Eclesiastés 5:2, NTV)
Cuando el necio ora intenta remediar la falta de calidad con cantidad de palabras. El maestro dice: no te precipites, no jures, no prometas, no digas de más; hacerlo de manera imprudente es de necios. En esa época hacer promesas era cosa seria. Hacer juramento en nombre de un dios le daba seriedad y ponía gran responsabilidad en quien hacía el juramente y debía cumplir, porque quedaba expuesto a la retribución no sólo humana sino divina si no cumplía. Usaban juramentos en procesos legales, pactos políticos, reyes y vasallos y debían cumplirlos. En una época aquí, los tratos y contratos eran a la palabra.
Lo contrario de reverencia es actuar sin meditar, descuidadamente. El maestro dice ¡no lo hagas! Y nuestro Señor Jesús lo repite, recordándonos a nosotros la importancia de esto que dijo el maestro.
“»Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los seguidores de otras religiones. Piensan que sus oraciones recibirán respuesta sólo por repetir las mismas palabras una y otra vez.” (Mateo 6:7, NTV)
Muchos israelitas buscando que Dios hiciera algo hacían promesas a la ligera, queriendo convencer a Dios hacían grandes promesas. Ana juró que si le daba un hijo lo dedicaría a Dios toda su vida ¡Ana cumplió! Muchos no cumplían.
Jefte hizo una promesa a la ligera ¡pero cumplió! Muchos otros no. Por eso el maestro aconseja que no prometas a la ligera, pues no es una promesa hecha al vecino, sino al Rey de reyes. Si no cumples ¡claro que no estará contento! en todo caso ¿para qué prometes? Porque queriendo recibir bendición recibirás las consecuencias de actuar como necio. En todo caso que el silencio sea tu actitud reverente ante Dios.
“Pero el SEÑOR está en su santo templo. Que toda la tierra guarde silencio delante de él».” (Habacuc 2:20, NTV)
Hablar mucho, a la ligera es señal de necedad. Así que mejor que prometer y no cumplir es ¡prometer y cumplir!
“Demasiada actividad trae pesadillas; demasiadas palabras te hacen necio. Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple todas las promesas que le hagas.” (Eclesiastés 5:3–4, NTV)
En el mundo antiguo pensaban que los sueños daban información de lo divino y por eso lo tomaban en serio. Los sueños eran motivo de inquietud y alarma, en ese contexto, así como la mucha actividad trae pesadillas o preocupaciones, las muchas palabras te hacen necio. Muchas palabras dichas de prisa se van a ir pareciendo cada vez más a palabras de necios. Su sueño es que Dios les escuche por el hecho de hablar mucho, aunque hable sin meditar.
De la mucha preocupación vienen las pesadillas o se dicen tonterías. “El que poco habla...poco yerra”. El que está preocupado es capaz de decir cualquier cosa en su desesperación.
¿Cuántas promesas hemos dejado sin cumplir? ¿cuanto desobedecemos creyendo que engañamos a Dios? Los diezmos y ofrendas de gratitud, las primicias, el servicio, la entrega, adoración en espíritu y verdad.
En la mayoría de las culturas del antiguo cercano oriente, los votos eran acuerdos celebrados con la deidad. Acompañaban una petición y prometía una acción si dios cumplía su petición. El maestro dice: no hagas promesas a la ligera. Y si la haces ¡cumple!
“Haz votos al SEÑOR tu Dios y cúmplelos; que todos le lleven tributo al Temible.” (Salmo 76:11, NTV)
Así como Dios cumple SU Palabra con nosotros.
“Ni una sola de todas las buenas promesas que el SEÑOR le había hecho a la familia de Israel quedó sin cumplirse; todo lo que él había dicho se hizo realidad.” (Josué 21:45, NTV)
El primer voto que se registra en la Escritura la hizo Jacob cuando se fue de su casa siendo joven.
“Luego Jacob hizo el siguiente voto: «Si Dios en verdad está conmigo y me protege en este viaje, y si él me provee de comida y de ropa, y si yo regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el SEÑOR ciertamente será mi Dios. Y esta piedra que levanté como columna conmemorativa será un lugar de adoración a Dios, y yo le daré a Dios una décima parte de todo lo que él me dé».” (Génesis 28:20–22, NTV)
Años después regresa a Betel y edifica allí un altar. Cumplió con gratitud su promesa.
“Allí Jacob edificó un altar y llamó al lugar El-betel (que significa «Dios de Betel»), porque Dios se le había aparecido allí cuando huía de su hermano Esaú.” (Génesis 35:7, NTV)
Los votos son tan importantes, no cumplir tu promesa es pecado por eso Dios legista sobre ellos.
“»Cuando hagas un voto al SEÑOR tu Dios, no tardes en cumplir lo que le prometiste. Pues el SEÑOR tu Dios te exige que cumplas todos tus votos sin demora, o serás culpable de pecado. Sin embargo, no es pecado abstenerse de hacer un voto. Pero una vez que voluntariamente hagas un voto, asegúrate de cumplir lo que prometiste al SEÑOR tu Dios.” (Deuteronomio 23:21–23, NTV)
Un voto no cumplido acarrea consecuencias. Actualmente muchos hacen votos ir de rodillas a cierto lugar, no comer carne por cierto tiempo como un voto de obediencia, pero en el resto de su vida no obedecen a Dios. Eso es una promesa hueca, vacía. Por eso las promesas son voluntarias ¡no estás obligado a hacerlas! pero una vez que las haces es mejor cumplirlas.
“Es mejor no decir nada que hacer promesas y no cumplirlas.” (Eclesiastés 5:5, NTV)
El maestro nos dice ¡precaución! No prometas a la ligera.
El voto es vinculante. El maestro dice ¡no hay forma de salir! bueno sí la hay ¡cumpliendo! ¿Por qué cumplir? porque no se agrada de los insensatos, porque si no lo haces te haces daño a ti mismo.
“No te acorrales al hacer una promesa apresurada a Dios y calcular el costo después.” (Proverbios 20:25, NTV)
Por eso dice el maestro, no tienes la obligación de hacer ninguna promesa. Pero si la haces ¡cumple!
“No dejes que tu boca te haga pecar, y no te defiendas ante el mensajero del templo al decir que la promesa que hiciste fue un error. Esa actitud enojaría a Dios y quizá destruya todo lo que has logrado.” (Eclesiastés 5:6, NTV)
Como mensajero se refiera al funcionario del templo, al sacerdote de la época, el pastor de estos tiempos.
Decir que tu promesa fue un error, fue por equivocación, por ignorancia no se puede. Y cuando crees que encontraste un hueco legal ¡no es así! No serías el primero en intentarlo, en la época de Jesús, las personas hacían promesas a Dios, para no cumplir una promesa a los padres.
“Por ejemplo, Moisés les dio la siguiente ley de Dios: “Honra a tu padre y a tu madre” y “Cualquiera que hable irrespetuosamente de su padre o de su madre tendrá que morir”. Sin embargo, ustedes dicen que está bien que uno le diga a sus padres: “Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle a Dios lo que les hubiera dado a ustedes”. De esta manera, ustedes permiten que la gente desatienda a sus padres necesitados. Y entonces anulan la palabra de Dios para transmitir su propia tradición. Y este es sólo un ejemplo entre muchos otros.” (Marcos 7:10–13, NTV)
Para no cumplir usaban al mismo Dios como excusa. He escuchado a personas decir: yo no diezmo, pero ¡Dios sabe! ¡No sé qué quieren decir con eso! pero precisamente ¡Dios sabe que no estás cumpliendo! O das una cantidad fija que sabes que no es el diezmo y te quieres auto engañar y así creer que engañas a Dios. Esto es en quienes se ponen un salario a ellos mismos y diezman de ese salario, pero ¡no viven con ese salario! Otros dicen: no voy a la iglesia, pero aquí en mi casa escucho.
Eso es una burla a Dios y le desagrada. Estaría en todo SU derecho de reclamarlo o maldecirlo si no es para Su servicio. Tenemos que poner a Dios primero. Muchos ven que el dinero se les va en pagar doctores, seguros, medicina, negocios que no se logran, y no hacen la relación entre su desobediencia y esas fugas. En Isaías dice que trabajas y no prosperas, es como echar agua en cisternas rotas.
Las excusas no valen, decir que te equivocaste, te apresuraste, estabas enfermo, la temperatura fue la que habló. El maestro dice que eso es pecado y el pecado tiene consecuencias.
“Hablar no cuesta nada, es como soñar despierto y tantas otras actividades inútiles. Tú, en cambio, teme a Dios.” (Eclesiastés 5:7, NTV)
La mejor manera de buscar la bendición de Dios es ¡temerlo! es respeto, reverencia, tener temor de desobedecerlo.
“… Dios ha venido de esta manera para ponerlos a prueba y para que su temor hacia él les impida pecar.” (Éxodo 20:20, NTV)
Es vivir sabiendo que ÉL recompensa la conducta: castiga a los injustos y bendice a los que lo obedecen.
Hablar sin pensar no cuesta nada, pero es vivir como en una fantasía necia, por eso ¡tú! teme a Dios. No se de los demás, o alguien que conoces y no le pasa nada ¡Tú teme a Dios! El maestro es bien personal ¡está preocupado por ti!
El consejo del maestro es que hagas del respetar, temer a Dios tu norma de conducta y así evitar vivir como necio.
FINAL
El maestro enfatiza la realidad de la verdadera adoración, habla de forma tranquila pero filosa, porque se dirige al adorador bien intencionado, que disfruta las alabanzas, va a la iglesia contento, risueño, pero escucha de oídos para afuera y nunca encuentra el momento adecuado para cumplir con su responsabilidad.
Se ha olvidado de dónde está y ante quién está. Quiere tratar a Dios como a su servicio o como a un igual y eso es una provocación.
Es verdad que estamos en el tiempo de la gracia, pero nada justifica tomarse ese tipo de libertades con Dios, pues el propio concepto de gracia demanda gratitud y gratitud es algo que se debe evidenciar, manifestar en la obediencia. Y un miembro que obedece, se une a otro y formamos una iglesia que agrada a Dios y vive protegida bajo sus alas.
“»Así es cómo ustedes protegerán al pueblo de Israel...” (Levítico 15:31, NTV)
En los temas que ha explorado el maestro, quiere desvincularse de Dios, explora todo con la perspectiva de este mundo; pero hoy habló de forma directa. Dios está en el cielo y nosotros en la tierra ¡Teme a Dios! ÉL es Dios, que bueno que puedes acercarte, pero hazlo con reverencia, no hagas promesas que no vayas a cumplir y cumple todas tus promesas.
Palabra de Dios
