Promesas proféticas de Daniel 9
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Texto: “Entonces me puse a orar y a dirigir mis súplicas al Señor mi Dios. Además de orar, ayuné y me vestí de luto y me senté sobre cenizas.” (Dan 9:3)
Contexto de la Profecía
Las “setenta semanas” (490 años) presentan la explicación faltante del capítulo 8; que, a su vez, son parte de los 2300 años, que fueron cortados (en Dan 9:24).
En el nivel cronológico, la profecía de las 70 semanas brinda el elemento faltante para la comprensión de la profecía de las 2300 tardes y mañanas: el punto de partida. Las dos profecías comienzan con el mismo evento, el decreto de Artajerjes en 457 AC. Jacques Doukhan, Secretos de Daniel: Sabiduría y sueños de un príncipe hebreo en el exilio), 143, 144
La profecía de las setenta semanas de Dan 9 amplía y explica la visión de las 2300 tardes y mañanas de Dan 8:13-14. Así, el tema central de los capítulos 8 y 9 de Daniel, es el ministerio de Cristo en el Santuario.
El tema central de los capítulos 8 y 9 de Daniel, es el ministerio sumo sacerdotal de Cristo en el Santuario.
“Así pues, los capítulos 8 y 9 de Daniel son una unidad que describe la obra del Mesías como líder de la salvación en dos escenarios explícitos, el Calvario y el Santuario.
Es decir, la profecía de los 2300 días (Cap. 8) proporciona el macro-espacio-temporal, eterno y cósmico de la obra del Mesías (Jesús) en el santuario celestial.
Las setenta semanas (Cap. 9) se concentra en el Calvario con su espacio temporal explícito terrenal así como las repercusiones eternas de este suceso redentor para Israel y la humanidad por la eternidad. Merling Alomía, “El ungimiento del Mesías y de su Santuario según Daniel: un estudio exegético de las ‘setenta semanas’ y su vínculo con la profecía de las ‘2300 tardes-mañanas’ (Dan 9:24-27)”, Theologika 23:2 (2008)
Inicio de las Setenta Semanas
Decreto para restaurar Jerusalén: Los adventistas identifican el inicio de las setenta semanas con el decreto del rey Artajerjes en el año 457 a.C. (Ez 7:11-26).
Este decreto permitió la reconstrucción de Jerusalén, el restablecimiento del culto judío y el estado civil en Palestina.
Divisiones de las Setenta Semanas (Dan 9:24-27).
Primeras 7 semanas (49 años):
Período: 457 a.C. - 408 a.C.
Evento: Reconstrucción de Jerusalén y el templo.
Cumplimiento: Se cumplió con la obra de Nehemías y Esdras.
Siguientes 62 semanas (434 años):
Período: 408 a.C. - 27 d.C.
Evento: Lleva hasta la aparición del Mesías (Mk 1:15).
Cumplimiento: Culmina con el bautismo de Jesús en el año 27 d.C., cuando es ungido como el Mesías (Act 10:38).
Última semana (7 años):
Período: 27 d.C. - 34 d.C.
Eventos clave:
Primera mitad (3.5 años): Ministerio público de Jesús (27 d.C. - 31 d.C.).
Mitad de la semana: Jesús es crucificado en el año 31 d.C., cumpliendo la expiación por el pecado.
Segunda mitad (3.5 años): Extensión del evangelio a los judíos (31 d.C. - 34 d.C.).
Fin de la semana: Martirio de Esteban en el año 34 d.C., marcando el rechazo del evangelio por parte del liderazgo judío y la expansión del mensaje a los gentiles (Act 7-8).
Eventos Clave en la Última Semana
Ungimiento del Mesías: Jesús es ungido en su bautismo en el año 27 d.C. (Mk 1:15).
Muerte del Mesías: Jesús es crucificado en el año 31 d.C., cumpliendo la expiación por el pecado (Dan 9:26).
Confirmación del pacto: Jesús confirma el pacto de Dios con su pueblo a través de su sacrificio (Dan 9:26).
Fin del sacrificio y la ofrenda: Con la muerte de Jesús, el sistema de sacrificios del templo pierde su significado (Mat 27:51).
Cumplimiento de los Propósitos de las Setenta Semanas (Dan 9:24).
Terminar la prevaricación: Jesús pone fin a la rebelión humana contra Dios.
Poner fin al pecado: Jesús ofrece el perdón y la victoria sobre el pecado.
Expiar la iniquidad: Jesús muere en la cruz para expiar los pecados.
Traer la justicia perdurable: Jesús establece la justicia divina.
Sellar la visión y la profecía: Jesús cumple las profecías mesiánicas.
Ungir al Santo de los santos: Jesús es ungido como el Mesías y Sumo Sacerdote.
Promesas de Daniel 9.
Dios siempre oye tu oración: “Entonces me puse a orar y a dirigir mis súplicas al Señor mi Dios. Además de orar, ayuné y me vestí de luto y me senté sobre cenizas.” (Dan 9:3).
“»Yo seguí hablando y orando al Señor mi Dios. Le confesé mi pecado y el de mi pueblo Israel, y le supliqué en favor de su santo monte. Se acercaba la hora del sacrificio vespertino. Y mientras yo seguía orando, el ángel Gabriel, a quien había visto en mi visión anterior, vino en raudo vuelo a verme” (Dan 9:20-21).
“Tan pronto como empezaste a orar, Dios contestó tu oración. He venido a decírtelo porque tú eres muy apreciado. Presta, pues, atención a mis palabras, para que entiendas la visión.” (Dan 9:23).
Dios siempre es fiel a lo que prometió: “Ésta fue la oración y confesión que le hice: »“Señor, Dios grande y terrible, que cumples tu pacto de fidelidad con los que te aman y obedecen tus mandamientos:” (Dan 9:4).
Dios envió a su Hijo en el tiempo señalado para redimirnos y salvarnos del pecado (Mat 1:21).
“Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos.” (Gal 4:4-5).
“Pero, como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitos de Dios no conocen premura ni demora”. [DTG 23.3]
Dios siempre nos da una oportunidad: “» ”Setenta semanas han sido decretadas para que tu pueblo y tu santa ciudad pongan fin a sus transgresiones y pecados, pidan perdón por su maldad, establezcan para siempre la justicia, sellen la visión y la profecía, y consagren el lugar santísimo.” (Dan 9:24).
Dios le dio al pueblo de Israel 490 años de gracia para recomponer su camino.
“Aun si somos vencidos por el enemigo, no somos desechados ni abandonados por Dios”. [CC 64.1].
“Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.” (Heb 4:16).