"Como en los días de Noé"
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Introducción
Hoy nos reunimos, no físicamente, sino en espíritu y reflexión, para meditar en las palabras de Jesús acerca de los últimos días. En Mateo 24:37, el Señor nos dice: “Como fue en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre”. Estas palabras no son solo una advertencia, sino también una llamada a la vigilancia, a la fe y a la esperanza en medio de un mundo que parece estar cada vez más distraído y alejado de Dios.
En este sermón, exploraremos lo que significan “los días de Noé” y cómo esta analogía se aplica a nuestro tiempo. También reflexionaremos sobre la importancia de mantener nuestra fe firme en Cristo, especialmente cuando el mundo parece estar sumido en el caos y la incredulidad.
1. Los días de Noé: Un mundo distraído y desobediente
En Génesis 6, la Biblia nos describe un mundo lleno de maldad. La humanidad se había corrompido tanto que Dios decidió enviar un diluvio para limpiar la tierra. Sin embargo, en medio de esa generación, hubo un hombre que halló gracia ante los ojos de Dios: Noé.
Noé fue un hombre justo, íntegro y obediente. Dios le dio una misión: construir un arca para salvar a su familia y a los animales de la destrucción que vendría. Imaginen por un momento la escena: Noé, durante décadas, construyendo un arca en un lugar donde probablemente nunca había llovido. La gente lo veía, lo cuestionaba, se burlaba de él, pero Noé no se detuvo. Él creyó en la palabra de Dios y actuó en obediencia.
Jesús compara los últimos días con los días de Noé porque, al igual que en ese tiempo, el mundo de hoy está lleno de distracciones, incredulidad y desobediencia. Muchos están tan ocupados con sus vidas, sus placeres y sus preocupaciones que no prestan atención a las advertencias de Dios.
(Pausa reflexiva)
¿Y nosotros? ¿Estamos prestando atención a las señales de los tiempos? ¿Estamos construyendo nuestro “arca” de fe, o nos estamos dejando llevar por las corrientes de este mundo?
2. La advertencia ignorada
(Música de fondo solemne)
Jesús no solo comparó los últimos días con los días de Noé, sino que también destacó cómo la gente de ese tiempo ignoró la advertencia. En 1 Pedro 3:20, se nos dice que Dios esperó pacientemente mientras Noé construía el arca, pero nadie más se arrepintió.
Imaginen la paciencia de Dios. Durante más de un siglo, Noé predicó y advirtió a la gente, pero nadie escuchó. Estaban demasiado ocupados comiendo, bebiendo, casándose y dando en casamiento (Mateo 24:38). No es que estas cosas fueran malas en sí mismas, sino que se convirtieron en su única prioridad, dejando de lado lo más importante: su relación con Dios.
Hoy, el mundo sigue igual. Muchos están tan enfocados en sus carreras, sus familias, sus entretenimientos y sus logros personales que no tienen tiempo para Dios. Las advertencias de la Biblia son ignoradas, y las señales de los tiempos son pasadas por alto.
(Pausa reflexiva)
¿Estamos nosotros escuchando la voz de Dios en medio del ruido del mundo? ¿O estamos tan distraídos que no nos damos cuenta de que el tiempo se acorta?
3. La venida de Cristo: Un llamado a la vigilancia
Jesús no solo nos advierte sobre los días de Noé para asustarnos, sino para recordarnos la importancia de estar preparados. En Lucas 17:26-27, Él también menciona la destrucción de Sodoma como otro ejemplo de cómo la calamidad puede llegar de repente sobre un mundo desprevenido.
La venida de Cristo será inesperada para muchos, pero no para aquellos que están vigilantes. Jesús nos llama a vivir en fe, a mantener nuestros ojos puestos en Él y a no dejarnos arrastrar por las preocupaciones de este mundo.
(Pausa reflexiva)
¿Cómo podemos estar preparados? Primero, cultivando una relación íntima con Dios a través de la oración y la lectura de Su Palabra. Segundo, viviendo en obediencia, incluso cuando el mundo nos tiente a hacer lo contrario. Y tercero, compartiendo el mensaje de esperanza con otros, para que nadie tenga que enfrentar el juicio sin conocer el amor de Cristo.
4. La esperanza en Cristo
En medio de un mundo que parece estar cada vez más oscuro, hay una luz que brilla con más fuerza que nunca: la luz de Cristo. Él es nuestra esperanza, nuestro refugio y nuestra salvación. Como dice el apóstol Pablo en Romanos 8:38-39: “Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro Señor”.
No importa cuán difíciles sean los tiempos que vivamos, no importa cuán grande sea la incredulidad a nuestro alrededor, nosotros tenemos una esperanza inquebrantable en Cristo. Él es el arca que nos salva del diluvio de este mundo. Él es la roca en la que podemos construir nuestras vidas.
(Pausa reflexiva)
¿Dónde está puesta tu esperanza hoy? ¿En las cosas temporales de este mundo, o en la eterna promesa de Cristo?
Conclusión
Hermanos, los días en que vivimos son como los días de Noé. El mundo está lleno de distracciones, incredulidad y maldad, pero nosotros somos llamados a ser diferentes. Somos llamados a ser como Noé: fieles, obedientes y llenos de esperanza en medio de un mundo que parece estar perdido.
Jesús viene pronto. No sabemos el día ni la hora, pero sabemos que debemos estar preparados. Mantengamos nuestra fe firme, nuestros ojos en Cristo y nuestro corazón lleno de Su amor. Porque solo en Él está nuestra esperanza.
(Última pausa reflexiva)
Que el Señor nos dé la sabiduría para entender los tiempos, la fuerza para perseverar y el amor para compartir Su mensaje con otros. Amén.