LA LEVADURA DE LOS FARICEOS
En esta porción, tenemos la conversación de Jesús con sus discípulos acerca del pan y de la levadura; como en otras ocasiones, al hablarles Él de cosas espirituales por medio de comparaciones, ellos le entienden mal por pensar en cosas materiales. La ocasión de esta conversación fue el olvidarse ellos de traer pan (v. 5), como tenían por costumbre antes de viajar. Es notable cómo la mente de cada persona suele entender las cosas de acuerdo con sus preocupaciones respectivas. Sin duda, los discípulos habían dejado olvidada la provisión abundante de las siete canastas llenas de pedazos de pan o las habían dado a la multitud; esto era lo que les inquietaba; Jesús, en cambio, tenía la mente ocupada con el pensamiento de la hipocresía perversa de los fariseos.
I. La advertencia que Cristo hace a sus discípulos:
I. La advertencia que Cristo hace a sus discípulos: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos (v. 6). Los discípulos están en peligro de ser engañados por los maestros hipócritas, puesto que, contra los que abiertamente enseñan el error o viven viciosamente instintivamente se ponen en guardia; por eso, Jesucristo redobla la advertencia y les dice: Mirad, guardaos. Las doctrinas y prácticas corrompidas de los fariseos y de los saduceos son comparadas a la levadura, porque leudan y corrompen todo cuanto está a su alcance.
II. La equivocación que los discípulos sufrieron al recibir esta advertencia (v. 7); pensaban que Cristo les reprochaba su olvido e imprevisión, y que les prevenía para que no comprasen panes hechos con la levadura que usaban los fariseos y saduceos, o que no comiesen con ellos, cuando ellos deberían haberse acordado de que el Maestro mismo había comido con fariseos (