El poder de la restauración #5
96 Aun la perfección tiene sus límites,
pero tus mandatos no tienen límite.
15 El SEÑOR Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que se ocupara de él y lo custodiara; 16 pero el SEÑOR Dios le advirtió: «Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, 17 excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás».
18 Después, el SEÑOR Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él». 19 Entonces el SEÑOR Dios formó de la tierra todos los animales salvajes y todas las aves del cielo. Los puso frente al hombre para ver cómo los llamaría, y el hombre escogió un nombre para cada uno de ellos. 20 Puso nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales salvajes; pero aún no había una ayuda ideal para él.
21 Entonces el SEÑOR Dios hizo que el hombre cayera en un profundo sueño. Mientras el hombre dormía, el SEÑOR Dios le sacó una de sus costillas y cerró la abertura. 22 Entonces el SEÑOR Dios hizo de la costilla a una mujer, y la presentó al hombre.
23 «¡Al fin! —exclamó el hombre—.
¡Esta es hueso de mis huesos
y carne de mi carne!
Ella será llamada “mujer”
porque fue tomada del hombre».
12 Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Y aunque «se me permite hacer cualquier cosa», no debo volverme esclavo de nada.
28 Uno de los maestros de la ley religiosa estaba allí escuchando el debate. Se dio cuenta de que Jesús había contestado bien, entonces le preguntó:
—De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
29 Jesús contestó:
—El mandamiento más importante es: “¡Escucha, oh Israel! El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR. 30 Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.
29 Jesús contestó:
—El mandamiento más importante es: “¡Escucha, oh Israel! El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR. 30 Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. 31 El segundo es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Ningún otro mandamiento es más importante que éstos.
18 »No busques vengarte, ni guardes rencor contra tus hermanos israelitas, sino ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el SEÑOR.