Sermón Niños - Jesus sana la suegra de Pedro
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Transcript
¡Buenos días, niños! Qué alegría verlos nuevamente. Hoy quiero contarles una historia maravillosa sobre Jesús, pero primero les quiero hacer una pregunta:
¿Alguna vez les ha pasado que necesitan ayuda con algo, pero por pena o por orgullo no piden ayuda? ¿Sí les ha pasado?
A mí me pasó muchas veces. ¿qué creen que pasaba? No alcanzaba lo que necesitaba, ¡simplemente porque no pedía ayuda!
Esto también ocurre a veces en nuestra relación con Dios. A veces no pedimos lo que necesitamos, no oramos, no clamamos al Señor con humildad.
En la historia de hoy, Jesús estaba en una ciudad llamada Capernaum. ¿Pueden repetir conmigo el nombre? ¡Capernaum! Y allí, Jesús entró en la casa de un amigo llamado Simón Pedro. Resulta que la suegra de Pedro estaba muy enferma, tenía una fiebre muy alta, estaba muy débil y no podía hacer nada por sí misma.
¿Y saben qué hicieron las personas que estaban en la casa cuando vieron que Jesús había llegado? Ellos fueron directamente a Jesús y le rogaron por ella. Eso significa que le pidieron con todo el corazón: «Jesús, por favor, ¡ayúdala, está enferma, te necesita!».
¿Y qué creen que hizo Jesús?
La Biblia nos dice que Jesús se acercó a ella, la tocó suavemente y con una sola palabra hizo que la fiebre desapareciera. En ese mismo instante, ella se levantó completamente sana, llena de fuerza, y ¿saben qué hizo inmediatamente después?
¡Ella empezó a servir a Jesús y a las demás personas!
No se quedó acostada diciendo: «¡Ay, qué cómoda estoy ahora!». ¡No! Ella estaba tan agradecida con Jesús por haberla sanado, que inmediatamente comenzó a servir con amor.
Niños, esto nos enseña algo muy importante hoy:
Primero, Jesús tiene poder absoluto para sanar y restaurar nuestras vidas, nuestros corazones y nuestros hogares.
Pero Él quiere que aprendamos a pedirle ayuda. Él quiere que nos acerquemos a Él, que oremos con humildad, que clamemos a Él por nuestras necesidades. Dios nos dice en la Biblia:
«No tienen porque no piden» (Santiago 4:2).
Si tú necesitas ayuda con algo, especialmente con tu corazón o tus pecados, debes pedirle ayuda a Jesús con toda confianza. Jesús es poderoso, pero también es compasivo, dulce y amoroso. Él escucha cuando pedimos con fe y humildad.
Y segundo, Jesús no nos ayuda solamente para que nos sintamos cómodos y tranquilos. ¡No! Jesús nos restaura para que sirvamos a otros. Para que compartamos con otros niños y con nuestras familias las bendiciones que hemos recibido.
La suegra de Pedro lo entendió claramente: Jesús le dio salud, y ella respondió sirviendo con alegría.
Así que hoy quiero dejarles estas dos cosas importantes:
Pidan siempre ayuda a Jesús con humildad, oren cada día diciéndole: «Jesús, necesito tu ayuda. Perdona mis pecados. Ayúdame a ser obediente y a servir a los demás».
Cuando Jesús responde tus oraciones, asegúrate de usar esa bendición para ayudar y servir a otros con alegría y gratitud.
¿Quieren hacer eso esta semana? ¿Sí?
Muy bien, ¡vamos a orar juntos entonces!
Oración breve con los niños:
«Señor Jesús, gracias porque tienes poder para restaurar nuestros corazones y vidas. Ayúdanos a no tener miedo ni orgullo al pedirte ayuda. Que cada niño aquí aprenda a pedirte siempre lo que necesita, especialmente el perdón de sus pecados. Y ayúdanos también a servir a otros con alegría, compartiendo siempre la bendición que tú nos das. Te lo pedimos en tu precioso nombre, amén.»