¡Fuego en la Boca, Amor en el Corazón! - Dones que Proclaman y Edifican

I. Introducción

Hermanos amados, ¡qué noche poderosa nos espera! Dios, en su infinita sabiduría y amor, no nos dejó huérfanos ni desarmados. ¡Al contrario! Nos equipó con regalos sobrenaturales, ¡dones del Espíritu Santo! (1 Corinthians 12:1 “1 En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que sean ignorantes.” ). No son adornos, ni medallas para nuestro ego. Son herramientas divinas, armas espirituales para una misión crucial: glorificar a Dios y edificar su Iglesia. Esta noche, vamos a desempacar algunos de esos dones que tienen que ver con la Palabra: los que nos permiten hablar con fuego divino, comunicar la verdad y transformar vidas. ¿Estás listo para descubrir o avivar el don que Dios te ha dado? ¡Porque la Iglesia te necesita!

II. Ilustración: El Equipo Incompleto

Imaginen a nuestra Selección Colombia a punto de jugar la final del Mundial. ¡Qué emoción! Pero, ¿qué pasaría si James decide no pasar el balón, si Falcao prefiere no rematar al arco, si Ospina no quiere atajar? ¡Sería un desastre! El talento individual no sirve de nada si no se pone al servicio del equipo. Así mismo es la Iglesia. Dios nos dio dones específicos – pases precisos, remates certeros, atajadas salvadoras – pero si los guardamos por miedo, pereza o egoísmo, todo el Cuerpo sufre. ¡Dejamos al equipo incompleto y perdemos la oportunidad de la victoria!

III. Los Dones de la Palabra:

1. Profecía (Ro 12:6; 1 Co 12:10):

Romans 12:6 NBLA

6 Pero teniendo diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe;

1 Corinthians 12:10 NBLA

10 a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas.

No es (primariamente) adivinar el futuro, ¡ojo! Es proclamar la mente y el corazón de Dios para una situación específica, trayendo edificación, exhortación y consolación al pueblo (1 Corinthians 14:3 “3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.” ). Es hablar de parte de Dios con claridad y urgencia.

2. Predicación (Hablar conforme a la Palabra - Ro 10:14-15; 2 Ti 4:2):

1 Peter 4:11 NBLA

11 El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.

2 Timothy 4:2 NBLA

2 Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción.

Es la proclamación pública y ungida del Evangelio y toda la Escritura. Busca persuadir, llamar al arrepentimiento y a la fe, exponiendo la Palabra de Dios con poder y autoridad para transformar vidas.

3. Enseñanza (Ro 12:7; Eph 4:11):

Romans 12:7 NBLA

7 si el de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;

Ephesians 4:11 NBLA

11 Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros,

Es la habilidad dada por Dios para explicar y aplicar las verdades bíblicas de manera clara, sistemática y práctica, ayudando a los creyentes a entender la doctrina y a crecer en madurez espiritual.

4. Evangelismo (Ef 4:11; Hch 21:8):

Ephesians 4:11 NBLA

11 Y Él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros,

Acts 21:8 NBLA

8 Al día siguiente partimos y llegamos a Cesarea, y entrando en la casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, nos quedamos con él.

Es la capacidad y pasión especial dada por Dios para comunicar las buenas nuevas de salvación a los no creyentes de forma efectiva y persuasiva, llevándolos a la fe en Jesucristo.

IV. Conclusiones: El Corazón del Asunto:

Ahora, conectemos todo esto. ¿Para qué nos dio Dios estas herramientas tan poderosas? ¿Qué pasa si las dejamos acumulando polvo? Y lo más importante, ¿cuál es el motor que debe impulsarlas?

A. ¿Cuál es el Fin del Don? ¡Gloria a Dios y Edificación!

Profecía:

Su fin es revelar la voluntad de Dios para que Él sea glorificado en nuestra obediencia y dirección, y para edificar al cuerpo trayendo claridad, ánimo o corrección divina (1 Co 14:3-4). ¡Que la voz profética exalte a Cristo!

Predicación:

Busca la gloria de Dios al exaltar a Cristo y su obra redentora, y edifica al cuerpo al llamar a la fe, al arrepentimiento y a una vida de santidad (Ro 10:17; 2 Ti 4:2). ¡La predicación debe apuntar siempre a la Cruz!

Enseñanza:

Glorifica a Dios al revelar la profundidad y coherencia de su Palabra, y edifica al cuerpo al cimentar a los creyentes en la verdad, protegiéndolos del error y llevándolos a la madurez (Ef 4:14; Col 1:28). ¡Que la enseñanza nos haga amar más la Verdad!

Evangelismo:

Glorifica a Dios al rescatar almas perdidas para su Reino, expandiendo la familia de Dios, y edifica al cuerpo al añadir nuevos miembros que también usarán sus dones (Lc 15:7, 10; Hch 2:47). ¡Cada alma salva es un trofeo para la gloria de Dios!

Como dice Pedro: "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo..." (1 Pedro 4:11a). ¡Ese es el norte! Y Pablo lo confirma en Efesios 4:12, el fin es "perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo".

B. ¿Las Consecuencias de la Negligencia? ¡Un Cuerpo Débil y un Dios Entristecido!:

Hermanos, ¡esto es serio! No usar los dones que Dios nos confió es como enterrar el talento (Mt 25:24-30).

Primero, privamos al Cuerpo de Cristo de la edificación, la dirección, la claridad y el crecimiento que esos dones aportan. ¡La iglesia se debilita!

Segundo, deshonramos a Dios, es como decirle: "Gracias por el regalo, pero no me interesa usarlo para tus propósitos".

Tercero, puede atraer la disciplina del Señor (Heb 12:6). Dios nos corrige como a hijos amados cuando somos negligentes con sus encargos.

Y cuarto, aunque debemos ser cuidadosos, la persistente y voluntaria inutilidad de los dones podría llevarnos a cuestionar, como bien lo planteaban, si realmente hemos experimentado la gracia transformadora que acompaña a la salvación y la morada del Espíritu (1 Jn 3:16-18). ¡La fe sin obras (incluyendo el uso de dones) es muerta! (Stg 2:17).

C. El Motor Indispensable: ¡El Amor Ágape!

Y aquí llegamos al corazón de todo. Podemos profetizar como Isaías, predicar como Pablo, enseñar como Apolos y evangelizar como Felipe, pero si no lo hacemos motivados por un amor genuino, sacrificial, ágape... ¡somos como metal que resuena o címbalo que retiñe! (1 Co 13:1).

Pablo es radical en 1 Corintios 13: podemos tener toda la fe, todo el conocimiento, entregar todo... pero sin amor, de nada sirve. El amor es el contexto, el combustible y el filtro de cada don. El amor busca la gloria de Dios y la edificación del otro antes que el lucimiento personal. ¡Sin amor, los dones más espectaculares se vuelven tóxicos!

V. Aplicaciones Prácticas para Hoy:

¿Cómo aterrizamos esto en nuestra iglesia, aquí en Roca Mía, hoy?

¡Identifica y Desempólvalo!: Si no estás seguro de tu don, ¡ora, pregunta, sirve! Pide a Dios y a líderes maduros que te ayuden a discernir. Si ya lo conoces pero está guardado, ¡arrepiéntete de la negligencia! Busca activamente oportunidades (¡esta vigilia es una!) para ponerlo al servicio con amor, aunque sea en lo pequeño. ¡Empieza hoy!

Cultiva el Amor por Encima del Don: enfócate más en amar a las personas a las que sirves que en perfeccionar la "técnica" del don. Pregúntate: ¿Estoy usando mi don para edificar, consolar, exhortar, guiar a otros hacia Cristo por amor a ellos y a Dios, o para buscar mi propio reconocimiento? Que 1 Corintios 13 sea el filtro diario de tu servicio.

¿Qué impacto crees que tendría en la iglesia si todos los miembros utilizaran sus dones de manera activa y amorosa?

(Llamado final breve y oración si el tiempo lo permite)

Que el Espíritu Santo encienda en nosotros un fuego santo para usar cada don, especialmente estos de la Palabra, para la gloria de nuestro Rey y la edificación de su amada Iglesia. ¡Amén!