La Salvación de un Hombre Religioso

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Introducción

El ex-dictador de Panama, Manuel Antonio Noriega Moreno, fue condenado a 40 años de cárcel en el 1992.
Se le acusó de crimen organizado, narcotráfico, y lavado de dinero.
Persiguió a muchos periodistas y usó al poder militar para perseguir a sus opositores políticos.
Es la clase de persona que uno podría decir - ese hombre necesita a Dios.
De hecho, mientras cumplía su condena fue visitado por dos años por dos hombres cristianos, Clift Brannon y Rudy Hernandez.
En 1992, Noriega creyó en el evangelio de Jesús y fue bautizado como creyente - como un testimonio del poder salvador de Jesucristo.
Esta es la clase de personas que creemos necesitan conocer a Jesús - un narcotraficante, una persona con dependencia al alcohol o a las drogas, una persona que practica la prostitución, etc.
En cambio, cuando vemos a una persona que a simple vista parece una persona religiosa, piadosa, o devota a su religión - muy pocos piensan, “Esa persona necesita a conocer a Jesús.”
En cambio, la Biblia nos dice que todos los seres humanos están necesitados de Dios.
Romanos 3:23 NVI
23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios,
Hoy nos enfocamos en el testimonio del apóstol Pablo y nos damos cuenta que aun una persona muy religiosa necesita ser salvada por Jesús. El testimonio de Pablo nos enseña que:
La religiosidad no salva
El Cristo resucitado está vivo y aún tiene el poder para salvar
Hemos sido salvados para servir a Jesús

La religiosidad no salva

Pablo ha sido arrestado por el ejército romano.
De no haber sido por el comandante los judíos pudieron haberlo ejecutado.
Pues ahora Pablo pide la palabra para hablar a su pueblo, el pueblo judío.
Hechos de los Apóstoles 21:40 NVI
40 Con el permiso del comandante, Pablo se puso de pie en las gradas e hizo una señal con la mano a la multitud. Cuando todos guardaron silencio, dijo en hebreo:
Hechos de los Apóstoles 22:1–2 NVI
1 «Padres y hermanos, escuchen ahora mi defensa». 2 Al oír que hablaba en hebreo, guardaron más silencio. Pablo continuó:
Pablo no va a defenderse de las acusaciones falsas de los judíos; más bien, va a exhortar a sus compatriotas religiosos que su religión externa no los puede salvar - deben creer en Jesús para ser perdonados de sus pecados.
Pablo inicia presentando su identidad como judío.
Hechos de los Apóstoles 22:3 NVI
3 «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad. Bajo la tutela de Gamaliel recibí instrucción cabal en la Ley de nuestros antepasados, y fui tan celoso de Dios como cualquiera de ustedes lo es hoy día.
Pablo es un judío auténtico. No es un converso / prosélito al judaísmo.
Aunque nació fuera de la tierra de Israel Pablo confirma que fue criado en Jerusalén.
El creció en la ciudad santa, en la ciudad de David.
Fue educado por el mismísimo rabino Gamaliel - un maestro muy reverenciado por los judíos de su época.
A los pies de Gamaliel fue instruido en la secta más estricta del judaísmo - la secta de los fariseos (sig. los apartados).
Esta secta guardaba con mucho cuidado los 613 mandamientos de la ley de Moisés.
Nadie puede decir que Pablo, antes de ser cristiano, que no era un hombre religioso.
Era muy religioso.
Filipenses 3:5 NVI
5 circuncidado al octavo día, del pueblo de Israel, de la tribu de Benjamín, un verdadero hebreo; en cuanto a la interpretación de la Ley, fariseo;
Pero con todo y su religiosidad extrema Pablo era un perseguidor de los primeros cristianos:
Hechos de los Apóstoles 22:4–5 NVI
4 Perseguí a muerte a los seguidores de este Camino; arresté y encarcelé a hombres y mujeres por igual. 5 Así lo pueden atestiguar el sumo sacerdote y todo el Consejo de líderes religiosos. Incluso obtuve de parte de ellos cartas de extradición para nuestros hermanos judíos en Damasco, y fui allá con el fin de traer presos a Jerusalén a los que encontrara, para que fueran castigados.
Era muy religioso pero esto no impedía que arrestara / encarcelara tanto a hombres como mujeres.
Él odiaba tanto a los seguidores de Jesús que estaba dispuesto viajar largas distancias (Damasco, 136 millas de Jerusalén) para arrestar a los cristianos en aquellos lugares.
Luego Pablo nos dice como fue testigo de la ejecución de Esteban.
Hechos de los Apóstoles 22:19–20 NVI
19 “Señor —le respondí—, ellos saben que yo andaba de sinagoga en sinagoga encarcelando y azotando a los que creen en ti; 20 y, cuando se derramaba la sangre de tu testigo Esteban, ahí estaba yo, dando mi aprobación y cuidando la ropa de quienes lo mataban”.
¿Cómo es que Pablo podía ser estas dos cosas a la vez?
Su religión lo tenía cegado.
Tenía un profundo odio / desprecio por los seguidores de Jesús que estaba dispuesto a ser cómplices de su muerte.
¿Acaso su religión no lo enseñaba a tener compasión, a mostrar misericordia, a respetar la imagen de Dios en aquellos que no compartían su religión?
Pablo es un ejemplo de como una persona puede vivir aparentando piedad y religiosidad pero con un corazón lleno de odio y desprecio hacía otras personas.
Claramente su religión de Pablo no era suficiente para transformar su corazón mucho menos suficiente para salvarlo de sus pecados.
La prostituta Maria Magdalena conocía su vida de pecado y acudió a Jesús; en cambio muchos de los judíos fariseos rechazaron a Jesús prefiriendo mejor confiar en sus obras y obediencia a la ley de Moisés.

El Cristo resucitado está vivo y aún tiene el poder para salvar

Lo único que pudo haber salvado a Pablo era el Cristo resucitado.
Es posible que creamos que Jesús ha resucitado pero solo como un concepto teológico o como una verdad que no tiene mucho que ver con nuestro día a día.
Pero, para Pablo, el Cristo resucitado marco una gran diferencia en su vida.
Hechos de los Apóstoles 22:6–10 NVI
6 »Sucedió que a eso del mediodía, cuando me acercaba a Damasco, una intensa luz del cielo relampagueó de repente a mi alrededor. 7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. 8 “¿Quién eres, Señor?”, pregunté. “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”, me contestó él. 9 Los que me acompañaban vieron la luz, pero no percibieron la voz del que me hablaba. 10 “¿Qué debo hacer, Señor?”, le pregunté. “Levántate —dijo el Señor—, y entra en Damasco. Allí se te dirá todo lo que se ha dispuesto que hagas”.
Mientras Pablo iba a Damasco para causar más daño a los creyentes vemos que el Cristo resucitado interrumpió su viaje y arrestó a Pablo en el camino.
Pablo se dirigía a Damasco para arrestar a los cristianos pero el Cristo resucitado lo arrestó en el camino.
Jesús acusa a Pablo de perseguirlo. En verdad estaba persiguiendo a los seguidores de Jesús (que son el cuerpo de Cristo). Esto da a entender que quien persigue al pueblo de Dios persigue a Dios mismo.
Pablo quiere saber la identidad del que lo ha arrestado en el camino y él se identifica - Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.
Pablo no tiene duda alguna de quien está hablando con él.
El Cristo resucitado, al que siguen los cristianos, él lo ha confrontado en el camino y lo ha sorprendido con su gloriosa presencia.
En el versículo 10 vemos la gloriosa conversión de Pablo.
Pablo pudo haber respondido de una manera despectiva contra el Cristo resucitado.
Pero no lo hace - solo puede responder, ¿qué debo hacer, Señor?
Pablo se rinde ante la voluntad de Jesús.
El seguidor de Jesús se rinde ante su voluntad.
Rinde su vida y ser completo ante los pies de Jesús.
Ahora Jesús es el capitán de su vida.
Más adelante leemos acerca de la visita de Ananías y el bautismo de Pablo.
Hechos de los Apóstoles 22:16 NVI
16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando su nombre”.
Pablo fue bautizado, sumergido en agua, para identificarse como un seguidor de Jesús.
Pablo quien antes se identificaba como un judío fariseo, celoso de la ley de Moisés, ahora se identifica como Jesús y toma la decisión de ser bautizado para testificar al mundo entero que ha rendido su vida a Jesús.

Hemos sido salvados para servir a Jesús

El testimonio de Pablo es muy conocido por los cristianos alrededor del mundo.
Es hermoso ver como Dios transformó a un hombre que antes odiaba a Jesús de Nazaret.
Pero, en sí, ¿qué es seguir a Jesús?
Seguir a Jesús no es cambiar de religión.
Unos tienen el concepto equivocado de lo que es la experiencia de salvación - antes era de esta religión y ahora soy de otra religión.
Esto no es la experiencia de salvación.
Seguir a Jesús es tener la seguridad de que nuestros pecados han sido perdonados en base a la obra de Jesús en la cruz del Calvario.
Seguir a Jesús es la realidad de que hemos sido salvados para servir a Jesús.
Hemos sido enlistados en las filas del ejército de Jesús.
Somos hechos siervos de Dios para ir y servir según la orden que recibamos de Jesús.
Pablo es un ejemplo clarísimo de esto:
Hechos de los Apóstoles 22:10 NVI
10 “¿Qué debo hacer, Señor?”, le pregunté. “Levántate —dijo el Señor—, y entra en Damasco. Allí se te dirá todo lo que se ha dispuesto que hagas”.
Hechos de los Apóstoles 22:14–15 NVI
14 Luego dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al Justo y oigas las palabras de su boca. 15 Tú le serás testigo ante toda persona de lo que has visto y oído.
Hechos de los Apóstoles 22:17–18 NVI
17 »Cuando volví a Jerusalén, mientras oraba en el Templo tuve una visión 18 y vi al Señor que me hablaba: “¡Date prisa! Sal inmediatamente de Jerusalén, porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí”.
Pablo ahora recibía sus ordenes de Jesús.
Él no podía hacer otra cosa más que obedecer a aquel que había dado su vida por él en la cruz del Calvario.
Es por eso que hasta el último día de su vida Pablo consideró un privilegio poder servir a Jesús.
2 Timoteo 4:7–8 NVI
7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. 8 Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.

Conclusión

El día de hoy se encuentran personas que aun no han hecho un compromiso con Dios.
Aun no han confesado sus faltas ante él.
Les invito a creer en Jesús y confesar sus faltas.
Les invito a hacer un compromiso de seguir a Jesús y rendir su vida a él.
Rinda su voluntad completa a Dios - porque no hay ningún otro camino - ninguna religión podrá librar su alma del justo juicio de Dios - solo la sangre de Jesús puede librarnos de condenación.
También se encuentran personas que son seguidores de Jesús pero luchan para encontrar en que pueden servir a Dios.
Yo les invito a ser sensibles a la voz de Dios y estar atentos a las necesidades que hay a su alrededor.
Hay muchas areas en que podemos servir - solo hay que estar dispuestos.
De hecho, veamos como Dios preparó a Pablo para servirle en la manera que lo hizo.
Hechos de los Apóstoles 22:21 NVI
21 Pero el Señor me respondió: “Vete; yo te enviaré lejos, a los no judíos”».
Dios estaba enviado a Pablo a los no judíos.
Pablo jamás se imaginó estar llevando el mensaje de Jesús a los no judíos que tanto despreciaban los judíos fariseos - pero esta fue la voluntad de Dios.
Más adelante vemos que Pablo iba a ser golpeado por el comandante y Pablo apela a su ciudadanía romana.
Hechos de los Apóstoles 22:25–29 NVI
25 Cuando lo estaban sujetando con correas para azotarlo, Pablo dijo al centurión que estaba allí: —¿Permite la ley que ustedes azoten a un ciudadano romano antes de ser juzgado? 26 Al oír esto, el centurión fue y avisó al comandante. —¿Qué va a hacer usted? Resulta que ese hombre es ciudadano romano. 27 El comandante se acercó a Pablo y le dijo: —Dime, ¿eres ciudadano romano? —Sí, lo soy. 28 —A mí me costó una fortuna adquirir mi ciudadanía —dijo el comandante. —Pues yo la tengo de nacimiento —respondió Pablo. 29 Los que iban a interrogarlo se retiraron enseguida. Al darse cuenta de que Pablo era ciudadano romano, el comandante mismo se asustó de haberlo encadenado.
De inmediato dejaron de golpearlo y prestaron atención a lo que tenía que decir Pablo.
Fue como Pablo terminó en Roma para apelar su caso ante el César.
Ciertamente Dios preparó a Pablo desde antes de su nacimiento para servirle de esta manera.
De la misma manera Dios desde antes de la fundación del mundo determinó el momento y las circunstancias en que nosotros viviríamos.
Solo queda que creamos en la voluntad de Dios y nos rindamos completamente a ella.
Consideremos una dicha poder servir a Dios de la manera que él ha dispuesto para cada uno.
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