Del Temor a la Confianza

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Transcript
Serie: Vidas Transformadas
Día: Domingo
Texto bíblico:
Matthew 14:27 RVR60
Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Propósito:
Este sermón tiene como propósito ayudar a los hombres que están conociendo a Dios a pasar del miedo paralizante a la confianza firme en Cristo, entendiendo que Jesús se revela en medio de las tormentas. A través del estudio profundo del relato en Mateo 14:22-33, veremos cómo Jesús se acerca en los momentos más oscuros de la vida, y cómo nuestra respuesta a Su presencia determina el nivel de victoria que experimentamos. El objetivo es que cada oyente dé un paso hacia la fe viva en Jesús, dejando atrás el temor.
Introducción:
Hay momentos en la vida que parecen una tormenta interminable. No hablamos de nubes y rayos, sino de esos tiempos donde la incertidumbre te muerde los talones, donde todo parece ir en contra y uno se pregunta: “¿Dónde está Dios en medio de esto?”
Este sermón es para ti, hermano trabajador, hombre del campo, minero de las profundidades, que a veces sientes que estás remando contra el viento, que la vida pesa más que tu pala o que tu carga de oro. Este mensaje viene a decirte que Dios ve tu lucha, camina hacia ti en la tormenta, y te invita a caminar con Él sobre lo que otros se hunden.
Ilustración:
Hace unos años, en Chile, ocurrió un hecho que dio la vuelta al mundo: el rescate de los 33 mineros atrapados en la mina San José en el desierto de Atacama. Estuvieron 69 días bajo tierra, a más de 600 metros de profundidad. Sin luz, sin aire limpio, sin saber si serían rescatados. En ese pozo profundo, lo que los sostuvo no fue sólo la comida, sino la fe.
Uno de ellos, José Henríquez, fue el pastor del grupo. ¡Sí, había un hombre de fe entre ellos! Y cada día dirigía oraciones y lecturas bíblicas. ¡En medio del túnel oscuro, ellos experimentaron que Dios no se olvida de los que están bajo tierra! Cuando la cápsula “Fénix” descendió por ese tubo, no sólo bajaba el rescate: ¡era el símbolo de que Dios viene por ti aunque estés en lo más profundo!
Hoy hablaremos de un momento donde Jesús se acercó a rescatar a sus discípulos, no de una mina, pero sí de una tormenta. Y en esa historia hay un mensaje poderoso para ti.
Frase introductoria:
A veces Dios permite que la tormenta se desate… no para destruirnos, sino para revelarse a nosotros como nunca antes lo había hecho.
Desarrollo del tema:
I. Jesús te ve aunque estés en la tormenta
Matthew 14:22–24 RVR60
En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
La palabra en griego es ἀναγκάζω (anagkazo), que implica urgencia, necesidad, incluso presión. No fue una sugerencia suave, ¡Jesús los empujó al barco!
A veces Dios permite que entres a la tormenta porque tiene una lección divina esperándote ahí.
La barca se encontraba en medio del mar, azotada por las olas, y el viento les era contrario (v.24). El griego usa βασανιζομένη (basanizomenē) para describir cómo las olas los azotaban: esta palabra se usa también para tortura. ¡Era una experiencia dolorosa, no sólo difícil!
¿Y Jesús? Orando en el monte. Pero eso no significa que no los estaba viendo.
Mark 6:48 RVR60
Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.
dice que Jesús los vio remando con gran fatiga. Hermano, aunque sientas que Dios está en silencio, Él te está mirando. ¡Él no es indiferente a tu dolor! Él sabe cuándo estás agotado, cuándo estás perdiendo la fe, cuándo sientes que no vas a llegar.
Aplicación: Tú que estás enfrentando una tormenta: problemas familiares, deudas, enfermedades, soledad, inseguridad… Jesús te ve. Aunque no lo sientas cerca, Él está en el monte intercediendo por ti, y en el momento preciso, descenderá a buscarte.
II. Jesús se acerca cuando más oscura es la noche
Matthew 14:25–27 RVR60
Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
El texto dice que Jesús vino a ellos “a la cuarta vigilia de la noche” (v.25). Esto era entre las 3 y las 6 de la mañana. ¡La hora más oscura! La hora del desánimo. La hora donde la esperanza se desvanece. Pero fue justo en ese momento que Jesús vino caminando sobre el mar.
¿Puedes imaginar la escena? Ellos están luchando con las olas, empapados, cansados, desesperados… y de repente, una figura aparece sobre el agua.
El texto griego dice que ellos se turbaron (ἐταράχθησανetarachthēsan), que significa: se estremecieron por dentro. Pensaron que era un fantasma. ¡Es interesante que muchas veces no reconocemos a Jesús cuando viene en formas inesperadas!
Y entonces Jesús habla:
“¡Tened ánimo! Yo soy; no temáis” (v.27)
En griego, dice: ἐγώ εἰμι (Egō eimi) — “Yo soy”. Es la misma expresión que Dios usó en el Antiguo Testamento con Moisés: “Yo Soy el que Soy”. En otras palabras, Jesús estaba diciendo: “El mismo Dios del Sinaí está caminando sobre estas aguas hacia ustedes.”
Aplicación: Cuando todo está oscuro, cuando parece que Dios no viene, ¡ahí es cuando aparece! Y no viene en forma de castigo, sino en forma de rescate. No viene para reprenderte, viene para fortalecerte.
III. La fe camina sobre lo que otros se hunden
Matthew 14:28–30 RVR60
Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
Pedro baja del bote, pone el pie sobre el agua, y camina. ¡Sí! Pedro camina sobre lo que estaba hundiendo la barca. La misma tormenta, el mismo mar… pero ahora sus pies tocan la fe.
Aquí hay una verdad que rara vez se explora: la fe transforma el caos en camino. Cuando Jesús te llama, lo que antes te hundía ahora puede sostenerte.
Pero, ¿qué pasó después? Pedro vio el viento, tuvo miedo, y comenzó a hundirse.
La Biblia usa el verbo καταποντίζομαι (katapontizomai), que significa "ser sumergido". No se hundió de golpe como una piedra… comenzó a sumergirse lentamente. Así es como pasa con nosotros: comenzamos en fe, pero si quitamos la mirada de Jesús y la ponemos en las circunstancias, nos empezamos a hundir emocionalmente, espiritualmente, relacionalmente.
Aplicación: Hermano, Dios no te llama a caminar sobre el agua para que fracases. Te llama porque quiere mostrarte que Su poder es mayor que tu tormenta. No camines por vista. Camina por fe. Deja de mirar la violencia, las deudas, los problemas familiares… y fija tus ojos en Aquel que no se hunde jamás.
IV. Jesús no deja que te hundas solo
Matthew 14:31–33 RVR60
Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.
La palabra griega aquí es ἐπελάβετο (epelabeto), que implica “agarrar con fuerza, sujetar firmemente”. Jesús no tocó apenas a Pedro con la punta de los dedos. ¡Lo agarró con poder! Y le dijo:
“Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”
Esta frase no es un reproche amargo. Es una enseñanza amorosa. En el griego, la palabra usada para “dudaste” es δίστασας (distasas), que significa "tener dos pensamientos al mismo tiempo". Pedro estaba dividido entre la fe y el miedo.
Dudar no es no creer. Es creer… pero también temer. Y Jesús no condena esa lucha. Pero quiere que elijas la fe. Y entonces, subieron a la barca, el viento cesó, y todos dijeron:
“Verdaderamente eres Hijo de Dios.”
¡Fue la primera vez que los discípulos confesaron eso! No cuando multiplicó el pan, no cuando sanó enfermos… sino cuando los salvó en medio de una tormenta.
Aplicación: Muchos de nosotros llegamos a reconocer verdaderamente a Jesús no en los milagros públicos, sino en los rescates personales. Cuando Jesús te agarra de la mano en tu noche más oscura, ahí es cuando realmente entiendes quién es Él.
Conclusión:
Querido hermano minero: la vida no siempre es fácil. Hay días donde sientes que estás bajo tierra, como los 33 de Atacama. Hay días donde las olas golpean tu alma como si nunca fueran a parar. Pero hoy Jesús te dice:
“¡Ten ánimo! Yo Soy. No tengas miedo.”
Él ve tu lucha. Él viene hacia ti. Él no se va a quedar en el monte mientras tú te ahogas. Y aunque no siempre venga cuando tú quieres, Él siempre llega cuando más lo necesitas.
Pedro caminó porque miró a Jesús. Se hundió porque miró el viento. Se salvó porque gritó: “¡Sálvame!”. ¡Ese es el viaje de la fe!
Llamado:
Hoy quiero hablarle a ese hombre que ha estado remando toda la noche.
Tú que has estado enfrentando un matrimonio roto, una adicción que nadie sabe, una depresión silenciosa, un dolor físico o emocional profundo. Tú que has probado con tus fuerzas y ya no sabes qué más hacer. Hoy Jesús se te acerca, caminando sobre tus tormentas. Y te extiende la mano.
¿Estás dispuesto a gritar: “¡Señor, sálvame!”?
Ese grito no es de derrota. Es el grito que activa el rescate celestial. Es el grito que hace que el cielo se incline sobre tu tormenta. Es el grito que transforma el mar en camino.
Levanta tu mano ahí donde estás. Sí, tú que tienes los brazos cansados de trabajar duro cada día. Levanta tu alma hacia Dios.
Jesús quiere caminar contigo, no sólo sobre el agua, sino en toda tu vida. Quiere que pases del temor a la confianza. Quiere que sepas que cuando Él está en la barca, el viento cesa.
¿Le entregarás tu corazón hoy?
No te prometo una vida sin tormentas. Pero sí una vida donde no caminas solo. Una vida donde el Dios del universo te dice:
“Ven. No temas. Yo soy.”
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