El Evangelio de Dios

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Introducción

Hechos de los Apóstoles 2:22–23 RVR60
22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;
A manera de introducción les invito a considerar con detenimiento la siguiente pregunta:
¿Quien es RESPONSABLE por la muerte de Cristo?
Algunos proponen que fueron los lideres religiosos de aquel tiempo; (como los fariseos, los saduceos y los escribas); Esta propuesta tiene mucho sentido;
ya que al considerar el Nuevo Testamento es evidente la Oposición y el Antagonismo que estas personas tenían hacia Jesús,
Aquellos que tenían la responsabilidad de Instruir al pueblo en la ley de Dios; de modelar Piedad y Amor; de Guiar al Pueblo hacia Dios; Fueron los que principalmente se OPUSIERON a Cristo; y su Odio y Desprecio fue tan Intenso que la Escritura nos relata que Conspiraron contra Jesús con la intención de Matarle:
Juan 11:45–53 RVR60
45 Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. 46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. 47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. 48 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. 49 Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; 50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. 51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; 52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53 Así que, desde aquel día acordaron matarle.
Mateo 26:3–4 RVR60
3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, 4 y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle.
Y esto fue precisamente lo que hicieron; con mentiras y engaños, y hasta con falsos testigos que daban testimonios CONTRADICTORIOS, buscaban condenar a Jesús.
Marcos 14:53–56 RVR60
53 Trajeron, pues, a Jesús al sumo sacerdote; y se reunieron todos los principales sacerdotes y los ancianos y los escribas. 54 Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado con los alguaciles, calentándose al fuego. 55 Y los principales sacerdotes y todo el concilio buscaban testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; pero no lo hallaban. 56 Porque muchos decían falso testimonio contra él, mas sus testimonios no concordaban.
Cuando Jesús fue arrestado y presentado ante las autoridades judías, Mateo nos relata que estos lideres religiosos hicieron todo lo posible para conseguir que Jesus fuese condenado a muerte:
Mateo 27:15–20 RVR60
15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen. 16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás. 17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? 18 Porque sabía que por envidia le habían entregado. 19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él. 20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto.
Sin embargo, hay otros que sugieren que los verdaderos responsables de la muerte de Cristo fueron los Romanos; porque fue bajo su autoridad y gobierno que Jesús fue condenado a muerte; Incluso uno de los credos más antiguos que la iglesia compuso durante los primeros siglos es conocido como el Credo de los Apóstoles, y dice lo siguiente:
Creo en Dios padre, Todopoderoso, creador del cielo y la tierra. Creo en Jesucristo, su Unigénito Hijo, nuestro Señor; quien fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María; sufrió bajo Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado”
Y esta DECLARACIÓN se debe a que la Escritura AFIRMA que EFECTIVAMENTE fueron los romanos los que condenaron a muerte a Jesús:
Mateo 27:22–26 RVR60
22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! 23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! 24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. 25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. 26 Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.
No sin antes someter a Jesús a la mas vergonzosa humillación publica, y a la mas cruel y brutal tortura; fueron los Romanos los que PERPETUARON este catisgo tan Salvaje.
Mateo 27:27–37 RVR60
27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; (de soldados romanos) (Según los historiadores, Una compañía romana completa se componía hasta de seiscientos soldados, y ya que esta compañía particular servía al gobernador romano en su pretorio) 28 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, 29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! 30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 31 Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle. 32 Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz. 33 Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa: Lugar de la Calavera, 34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo. 35 Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.
Y que hay de toda la multitud de judíos que prefirieron liberar a Barrabas (un vil criminal) con tal de que Jesus fuese condenado a muerte,
Hace un momento leímos que cuando Pilato les preguntó a la multitud;
¿Que era lo que debía de hacer con Cristo?; ellos respondieron con fuertes gritos:
“Crucifíquenlo” “Crucifíquenlo”
Incluso tuvieron el atrevimiento de decir:
“Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos”
Por su puesto que esta multitud no esta libre de culpa y responsabilidad; y esto es PRECISAMENTE lo que el apóstol Pedro afirma durante su predicación en (Hechos 2)
Hablemos un poco del contexto; es El día de pentecostés (una festividad muy importante en la cultura judía); Han pasado 50 días desde que Cristo fue crucificado;
La mayoría de personas han regresado a su vida cotidiana después de haber presenciado la crucifixión de Jesús;
para ellos, Jesús no era mas que un vil criminal, que justamente fue condenado a muerte; incluso es muy probable que muchos de ellos se sentían aliviados y orgullosos al saber que gracias a sus esfuerzos; se lograron deshacer de Jesús;
Sin embargo, en este día donde prácticamente todo judío, aun los que vivían en ciudades lejanas; hacían el largo recorrido para reunirse en el templo, durante esta celebración tan importante;
Es por esta razón que en el verso 5 leemos:
(Hechos 2:5)
“ Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.”
A partir del versículo 9 encontramos una descripción de las ciudades y naciones mas importantes desde las cuales muchos judíos habían viajado hasta Jerusalen:
(Hecho 2:9-11)
“9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.”
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