En Dios espera mi alma

I. Mi alma tiene sed de Dios

Salmo 42:1–2 NBLA

1 Como el ciervo anhela las corrientes de agua, Así suspira por Ti, oh Dios, el alma mía. 2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿Cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?

Este salmo narra las aflicciones que un hombre piadoso enfrenta en su propia vida.

Por un lado podemos ver que el Salmista habla sobre una ilustración para poder expresar cómo se siente; pero lo que nos quiere realmente mostrar es que está experimentando una aflicción muy grave.

El salmista se siente separado de Dios, así como el ciervo no tiene acceso a las corrientes de las aguas, el salmista ve que está sin acceso a Dios, alejado de Dios.

Esto produce sed en Él, una necesidad apremiante para el salmista, como lo es para el animal que no tiene a dónde ir para saciar su sed.

A diferencia del animal, debemos notar que el salmista sí sabe dónde saciar su sed, sabe que es en Dios, y Dios no está limitado a un lugar o a un momento, sino que Dios está en todo tiempo y lugar.

el salmista expresa su tremenda necesidad de Dios, al verse abrumado por los ataques diarios del enemigo y las aflicciones diarias por causa del pecado.

Salmo 63:1 NBLA

1 Oh Dios, Tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela Cual tierra seca y árida donde no hay agua.

Martyn Lloyd-Jones solía decir que la mayoría de nuestras depresiones son causadas debido a que pasamos mucho tiempo escuchándonos a nosotros mismos, en vez de hablarnos a nosotros mismos.

Hablarnos a nosotros mismos requiere hablarle a nuestra alma con la verdad de la Palabra de Dios.

Más adelante se ve en este salmo cómo es que se habla a sí mismo el salmista con la verdad de Dios y confiando en Dios.

Mientras llegamos a esos versículos, en el principio de este salmo se nos deja ver una gran necesidad en nosotros.

La necesidad de Dios, pues es quien nos da vida, quien nos mantiene centrados, con propósito.

Nuestros pecados son los que hacen la separación entre Dios y nosotros, como dice Isa 59.1-2

Isaías 59:1–2 NBLA

1 La mano del Señor no se ha acortado para salvar; Ni Su oído se ha endurecido para oír. 2 Pero las iniquidades de ustedes han hecho separación entre ustedes y su Dios, Y los pecados le han hecho esconder Su rostro para no escucharlos.

Es así como nos sentimos sedientos, por causa de nuestra separación de Dios, pero también es un sentimiento positivo, porque realmente nos vemos “insatisfechos” con este mundo, con nosotros mismos, y nos sentimos sedientos de Dios, de Su justicia, de Su presencia, de Su bondad y misericordia.

Necesitamos de Dios, por eso es que dijo el Señor Jesucristo en:

Mateo 5:6 NBLA

6 »Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.

seremos saciados con Su presencia, con Su justicia, con Él mismo cuando estemos plenos en Él.

Este mundo solo ofrece “agua salada” y esa agua, en lugar de saciar nuestra sed, nos “deshidrata” no podemos beberla o nos matará.

Jeremías 2:13 NBLA

13 «Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí, Fuente de aguas vivas, Y han cavado para sí cisternas, Cisternas agrietadas que no retienen el agua.

Necesitamos a Dios, pues Él es fuente de agua de vida.

Cristo nos revela la solución, en Ap 21.6

Apocalipsis 21:6 NBLA

6 También me dijo: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

Anhelamos a Dios todo el tiempo, porque sólo Él puede bendecirnos, ayudarnos, sostenernos, darnos gozo y paz.

Necesitamos Su Amor, bondad, misericordia porque pecamos y eso nos aleja de Él, necesitamos Su limpieza y Su perdón para ser restaurados a la comunión con Él.

Necesitamos al Señor como todo ser viviente necesita el agua, todo el tiempo, constante y abundantemente.

Bendiciones