Jesús Murió... pero ¿por qué?

Viernes de Crucifixión  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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Esta tarde recordamos un evento histórico que trascendió la historia de la humanidad ¡sacudió al Universo por completo!
Al decir que Jesús murió, hablamos de la crucifixión. La Biblia no da muchos detalles sobre la crucifixión porque la audiencia original ¡sabían de qué se trataba!
En los años que rodearon el nacimiento de Jesús, hubo una revuelta tras la muerte de Herodes y se realizaron miles de ejecuciones en la cruz. Flavio Josefo menciona crucifixiones en la represión de Publio Quintilio Varo. Esto se queda en la memoria colectiva. Además, cuando Jesús acompañaba a sus padres a Jerusalén, 1 vez al año, ahí es más probable que lo viera. En el año 6-7 d. C. hubo un censo organizado por Quirino y es posible que hubo ejecuciones.
La crucifixión según algunos historiadores empezó 800 años antes que Jesús entrara en la historia. Arqueólogos creen que empezó como una forma de empalamiento. A la persona le clavaban un palo largo en el abdomen o torax, lo levantaban y dejaban caer en un hueco escarbado en el suelo. Así era el empalamiento.
Los persas “perfeccionaron” este proceso y finalmente los romanos. Es con ellos que aparece la estaca vertical y el travesaño. La estaca vertical esperaba en el lugar de la crucifixión y el travesaño era cargado por el condenado en su procesión hacia el sitio. Al llegar, lo “unían” a la estaca vertical que después era levantado y quedaba ahí por muchos días. La intensión era provocar el mayor terror a quienes lo veían.
Flavio Josefo llamó a la muerte en cruz: “La más espantosa de las muertes”. Cicerón dijo que la muerte en cruz era tan repugnante que los ciudadanos romanos, ni siquiera debían mencionar la crucifixión. Es más, los ciudadanos romanos no eran ejecutados así, era exclusivo para otras naciones y/o rebeldes consumados.
A la persona que moría en una cruz, lo podían dejar colgado por más de 9 días agonizando, débiles, golpeados, deshidratados, sin esperanza de vivir. Se documentaron personas que duraron más de 9 días, en ese lapso, perdían el conocimiento, despertaban, volvían a desmayarse, hasta morir.
Las mujeres casi no era crucificadas, pero cuando las había, las ponían de espaldas a la multitud, porque no podían soportar ver a una mujer en esa clase de sufrimiento.
Cómo en toda sociedad, había “curiosos”, o “pervertidos” que se detenían con la intención de presenciar esas muertes. Personas alcoholizadas que hacían bromas, apuestas para ver cuánto durarían en la cruz con vida, si se orinarían o algo más, porque ¡todo eso sucedía en ese proceso! Cuando finalmente el sentenciado moría, sus cuerpos eran desechados, a menos que algún familiar reclamara el cuerpo, si no, literalmente lo tiraban.
¿Qué sabemos de la crucifixión de Jesús?
Jesús era un hombre joven, 30 a 33 años, trabajó como carpintero junto a José, el esposo de su madre quizá hasta los 29 años. Vivió en Galilea, una zona rural y creció en Nazaret, caminó mucho por esa región, así que en general tendría una muy buena condición física.
Por mucho tiempo sus opositores, líderes religiosos trataron de arrestarlo para matarlo, lo acusaban diciendo: “Siendo hombre te haces pasar por alguien igual a Dios! Finalmente lo arrestan. Lo llevan ante los líderes religiosos / políticos. Deciden que debía morir, porque creyeron que era una amenaza para su liderazgo y no querían que el pueblo lo siguiera.
Jesús finalmente es arrestado, traicionado por un falso amigo: “Judas”. Uno de los 12 discípulos. La Biblia dice que Judas robaba de los ingresos que tenían, por alguna razón decide traicionar a Jesús por 30 piezas de moneda de plata.
Lo que no sabían es que así se cumplía una profecía dada cientos de años atrás en el libro de Zacarías.
Judas lo traiciona con un beso. Jesús es arrestado de noche, aun cuando era ilegal, pero no lo arrestaron de día por miedo a la gente. Contratan testigos falsos para acusarlo. Le quitan la ropa dejándolo casi desnudo, algo muy vergonzoso ahora, pero más en ese tiempo y cultura. Atan sus manos alrededor de un poste dejando expuesta la espalda, nuca, hombros, piernas y parte baja de la espalda; un verdugo a cada lado, un soldado entrenado en el uso del “flagelum o flagrum”, una empuñadura con tiras de cuero, en cada punta piedras o metal en forma de gancho o huesos de algún animal.
Al golpear el cuerpo, los ganchos se hundían profundamente en la carne, el verdugo halaba el flagelum y literalmente arrancaba la carne, que se desprendía a jirones. Todo el cuerpo era una masa ensangrentada.
Jesús no había dormido la noche anterior, ahora está golpeado, con los ojos vendados, no tiene oportunidad de saber de qué lado vendrá el siguiente golpe. Está deshidratado, con hambre, el cuerpo en shock, angustiado física y emocionalmente, psicológica y espiritualmente.
El profetas Isaías anticipo hacía 700 años ese horror y dijo:
“Pero muchos quedaron asombrados cuando lo vieron. Tenía el rostro tan desfigurado, que apenas parecía un ser humano, y por su aspecto, no se veía como un hombre.” (Isaías 52:14, NTV)
Si conocías a Jesús, al verlo en ese estado ¡no lo reconocerías!
Muchos presos morían en los azotes ¡Jesús no!
Le colocan una corona de espinas en la frente para burlarse. Le entregan el travesaño, un poco más grande que un durmiente de ferrocarril, pesaba entre 60 kg. y 90 kg. no era más que un tronco rústico, cubierto con sangre seca de usos anteriores. Después de ser azotado y carga en la espalda y hombros ese madero, imagina el dolor. Todo esto soportó Jesús.
Si actualmente sufres por alguna situación física o emocional o alguna enfermedad, la Biblia dice que tenemos un Sumo Sacerdote que se compadece, y es así, porque ÉL sufrió, sintió dolor, por eso podemos acercarnos en momentos de dolor o necesidad.
Dios el Creador del Universo, los cielos y todo lo que existe, tomó forma humana para padecer en nuestro lugar. No es un hombre que aspiró a ser Dios, es Dios tomando forma humana.
La Biblia dice que en la Vía Dolorosa, durante el trayecto a la crucifixión ¡Jesús cae! Sus manos van atadas al travesaño, el pecho golpea contra el suelo, el peso del madero comprime más su cuerpo. Jesús es levantado y alguien más le tiene que ayudar a cargar el madero.
En el sitio, toman unos picos de metal, quizá de 18 cm. de largo, también reciclados de otras crucifixiones. Se los ponen en la muñeca de las manos y los pies, atraviesan nervios, tendones, huesos, cartílagos, el cuerpo se retuerce involuntariamente.
Levantan la estaca y lo dejan caer en tierra, el cuerpo se sacude y desgarra aún más. El crucificado quedaba a la altura de los ojos de la multitud.
Cuando los rebeldes, asesinos eran crucificados, escupían, maldecían, orinaban, gritaban insultos a la multitud. ¡Jesús no! Esto también fue profetizado muchos años antes.
“Fue oprimido y tratado con crueldad, sin embargo no dijo ni una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero. Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca.” (Isaías 53:7, NTV)
No habla, no grita, no blasfema, no maldice, no intenta vengarse. De las pocas palabras o frases que dijo, algunas fueron para consolar a la multitud, otras para encargar a su madre a su amigo Juan y otras para decir:
“Jesús dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados.” (Lucas 23:34, NTV)
Poco después exclama:
“A eso de las tres de la tarde, Jesús clamó en voz fuerte: «Eli, Eli, ¿lama sabactani?», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».” (Mateo 27:46, NTV)
Es en este momento que elige por voluntad propia y por Amor, ponerse en lugar de los pecadores, tú y yo. Soporta el sufrimiento, prueba la muerte, para que recibamos el Perdón, la Vida y el Amor. No es algo que merecemos, lo que merecemos es lo que ÉL soportó, pero, precisamente, nos amó tanto, que ÉL lo soportó, para que no tuviéramos que soportarlo nosotros. En ese lugar y momento llevó todos los pecados
Por eso no podemos sólo decir: es cierto, yo peco, pero no es nada grave, no es tan malo como el de otros. Nuestro pecado es tan grave, que lo tuvo que pagar nuestro Señor Jesús para que tú y yo pudiéramos ser perdonados mediante SU justicia.
Si no aceptas el perdón que ÉL ofrece por medio de SU sacrificio, entonces ¡tú tienes que sufrir lo que ÉL sufrió, tú tienes que pagar el precio de tu pecado! Y es precio es tan grande, que tomará la eternidad separado de ÉL.
Si preguntas ¿cómo es posible que Dios castigue mandando a la gente al infierno? Pero, hay otra pregunta. Si nuestro Señor Jesús estuvo dispuesto a sufrir, para que seamos perdonado y si rechazamos su oferta de gracia y Salvación ¿qué más podemos esperar si lo rechazamos?
Jesús, sin culpa ni pecado, sufrió en esa cruz. Nosotros con culpa y pecado y rechazamos SU Gracia y Salvación ¿no queremos sufrir? Por eso, cuando decimos que Jesús te ama ¡no es sentimentalismo!
“pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.” (Romanos 5:8, NTV)
Un día cómo hoy, a las 3 de la tarde, el mundo se oscureció, el velo que separaba el lugar Santo del lugar Santísimo se partió en 2, de arriba hacia abajo. La oportunidad se dio de Dios hacia nosotros, demostrando que había abierto un Camino para que pudiéramos reconciliarnos con ÉL.
La pregunta ¿por qué un sólo Camino? debe ser otra ¿por qué abrió un Camino?
La crucifixión fue un viernes; Jesús dijo que estaría en la tumba por 3 días, así como Jonás en el vientre del pez, pero resucitaría al tercer día.
Para los judíos cualquier parte del día se consideraba un día entero. Murió en viernes, primer día. Lo sepultan a la puesta del sol, el segundo día. Resucita la mañana del domingo, el tercer día.
Resucitó el domingo, por eso los cristianos nos reunimos para adorarlo en domingo. Bueno, algunos ni eso. Por eso los cristianos dejaron de ofrecer sacrificios, porque Jesús fue el Máximo Sacrificio, pagando el precio por todos los pecados. ¿Qué sacrificio puedes tú hacer que supere el de nuestro Señor Jesús? Caminar de rodillas a chalma, etc.
Por eso los cristianos celebramos la Comunión, para recordar a nuestro Señor Jesús, hasta que regrese una vez más; por eso los cristianos empezaron a ser bautizados, demostrando que Jesús vivió, murió y resucitó.
¿Por qué murió Jesús?
Si nuestro Señor Jesús sólo hubiera muerto en la cruz, no sería buena noticia, pero ¿por qué sí es buena noticia? La Biblia nos dice la razón. Hasta ahora vimos cómo padeció, pero veamos ¿por qué padeció?
“Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuvieramos en paz, fue azotado para que pudiéramos ser sanados.” (Isaías 53:5, NTV)
¿Por qué murió Jesús? Por nuestros pecados.
“Él fue entregado a la muerte por causa de nuestros pecados, y resucitado para hacernos justos a los ojos de Dios.” (Romanos 4:25, NTV)
Fue llevado a la cruz por nosotros.
“pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.” (Romanos 5:8, NTV)
Si supiéramos que sólo murió, no sería buena noticia, pero sabemos que fue por nosotros, entonces sí son buenas noticias, proqeu por medio de su muerte y resurrección, logra la salvación por nosotros.
“… Cristo murió por nuestros pecados… ” (1 Corintios 15:3, NTV)
Tus pecados y los míos. Tú y yo merecíamos sufrir la ira de Dios; pero mediante la fe en Jesús no tenemos que padecer la condenación, la vergüenza, el infierno, porque Jesús, el Cordero sin pecado murió por nuestros pecados. El castigo fue pagado, la condena desechada, la vergüenza quitada, el perdón dado, la Gracia ofrecida. ¡Acéptala!
“Cristo sufrió por nuestros pecados una sola vez y para siempre. Él nunca pecó, en cambio, murió por los pecadores para llevarlos a salvo con Dios… ” (1 Pedro 3:18, NTV)
Jesús murió por nuestros pecados, entonces, si pones tu fe en Jesús, todos tus pecados son perdonados, fueron perdonados en esa cruz, tus pecados pasados, presentes y futuros. Dios no está enojado contigo ¡te Ama! No te va a castigar en la eternidad, Jesús llevó ese castigo. La justicia fue satisfecha. Sería injusticia que Dios te castigara a ti y a Jesús. Por eso cuando hay algún sufrimiento, quizá Jesús te esté disciplinando.
Todo se trata de Jesús. Murió por ti, resucitó por ti. La pregunta importante es ¿Confías en ÉL o sufrirás como ÉL? Porque la paga del pecado es muerte, la consecuencia, la pena, el resultado del pecado es muerte.
En el día del Yom Kipur, el pueblo venía al templo de Jerusalén, se lavaban demostrando que necesitaban ser limpiados por Dios, se vestían de blanco, cantaban los salmos mientras subían al templo en Jerusalén. Así era como reconocían algo que a veces no queremos reconocer o ver: ¡no somos buenas personas! de buen corazón que tienen días malos, somos malas personas de un mal corazón que tienen días buenos.
No es sólo por la educación, la sociedad, los genes, el problema es ¡el pecado que está en nuestra naturaleza! Por eso no sólo necesitamos buenos consejos, necesitamos algo más. Los buenos consejos los buscamos para mejorar nuestras vidas y hacer que el mundo sea un lugar mejor.
Las buenas noticias se trata de lo que Jesús hizo, de tal manera que la obra de salvación eterna, ha sido consumada y podemos volvernos no sólo personas mejores, sino ¡Nuevas! por gracia de Dios.
Al subir al templo el Sumo sacerdote representaba a todo el pueblo, confesaba su propio pecado y hacía la ceremonia, ocupaba el papel de mediador o intercesor. El representante entre Dios y las personas, para tratar el problema del pecado. Tomaba 2 animales, un Cordero sin mancha y el otro el chivo expiatorio.
Representando al pueblo ponía las manos sobre el macho cabrío de sacrificio, mencionaba los pecados del pueblo, después con un cuchillo degollaba al animal y era así, considerado un sustituto del pueblo. Los pecados del pueblo eran puestos sobre el animal en lugar de ellos y moría en su lugar, por sus pecados.
Así se hizo desde que Dios entregó la ley a Moisés, pero la Biblia dice que el AT era la sombra de lo que había de venir después. Pero desde ahí quedaba demostrado que Jesús vendría como nuestro sustituto, tomaría nuestros pecados y por medio del derramamiento de SU Sangre, se perdonarían nuestros pecados, ÉL sería sacrificado como nuestro sustituto.
Después, el segundo animal, el chivo expiatorio, lo tomaban, mencionaban los pecados del pueblo y así, eran imputados o puestas sobre el animal, pero en vez de matarlo, dejaban que se fuera hacia el desierto.
El historiador Josefo documenta que la gente ahuyentaba al animal asegurándose que se alejara al desierto, esto demostraba que Jesús venía y quitaría nuestro pecado para siempre.
El Yom Kipur, el día de la expiación, tuvo su máximo cumplimiento mediante el cuerpo de Jesús en la cruz. Nuestro Sumo Sacerdote fue el Mediador. Nuestro Señor Jesús, Emanuel, la presencia misma de Dios en la tierra, viene a cargar sobre sí nuestro pecado y a derramar SU Sangre, da su vida para que nosotros fuéramos perdonados.
Todo esto se cumplió un día como hoy.
La maldad es tanta que, dice la biblia que no podía haber perdón, sin el derramamiento de sangre. Todo esto se cumplió en la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
¿Conoces a Jesús? Si aún no lo reconoces o no lo aceptas como tu Salvador, entonces, tú tendrás que rendir cuentas ante Dios, y ÉL que es Santo y justo aplicará la sentencia. La justicia requiere de eso, de una sentencia. Si Dios no aplica la justicia ¡no sería justo! Pero si es justo, entonces, el pecador, el pecado ¡debe ser castigado!
Nuestro Señor Jesús hizo eso en la cruz. O aceptas el perdón que Jesús ofrece o lo rechazas y entonces, serán tus esfuerzos y la verdad es que ¡no podrás cumplir la expectativa para llegar al Santo Dios, por medio de tus fuerzas!
Nuestro Señor Jesús, mientras vivió en la tierra, vivió sin pecado, pero muere en la cruz por tu pecado (no el suyo, no tuvo). Resucitó.
Hoy te extiende Su perdón, si no lo has recibido ¡hoy es el día! Porque lo que empezó con una muerte en un día como hoy, terminó con una resurrección, el domingo muy de mañana. El domingo es de celebración, porque Jesús no quedó en la tumba.
Hoy acepta el perdón que Jesús te ofrece, para que tus pecados sean perdonados, y así pases de muerte eterna a Vida Eterna.
Palabra de Dios
Oremos
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