EL REY QUE RENUNCIÓ A TODO

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INTRODUCCIÓN: El mundo está fascinado por los poderosos. Se celebra la fama, se codicia la riqueza, se admira a quienes dominan. Las listas como la de Forbes exaltan a los más ricos; Fortune 500 presenta a las corporaciones más influyentes; medios como TIME destacan a quienes moldean la historia.
La sociedad admira a quienes escalan, pero casi nunca a quienes descienden. Se honra a quienes conquistan, no a quienes se humillan. Pocos elegirían entregar su prestigio, influencia o poder. ¿Quién renuncia voluntariamente a lo que todos están desesperados por obtener?
Imaginemos una lista distinta. No de los más ricos, sino de quienes se vaciaron. No de los más seguidos, sino de los que prefirieron servir. En esa lista solo encontraríamos un nombre.
Jesucristo, el Soberano eterno, se hizo esclavo. El que merecía adoración fue despreciado. El que vivía en gloria vino a morir en una cruz. Y no lo hizo por accidente ni por debilidad. Lo hizo por amor.
Pablo lo expresa en un himno antiguo citado en Filipenses 2. Este himno no exalta al Cristo entronizado —sino al Cristo humillado—, el Dios que descendió desde la eternidad hasta el madero. Y lo hizo voluntariamente.
Este mensaje examinaremos las profundidades de su humillación, centrada en Filipenses 2:8.
A través de este texto descubrimos que Jesús, siendo el Soberano eterno, descendió en humildad hasta los lugares más bajos de la condición humana.
Renunció a cuatro derechos que legítimamente le pertenecían como Dios, y lo hizo no por obligación, sino por obediencia. Una obediencia nacida del amor.
No fue un descenso impuesto… fue una entrega voluntaria, perfecta, y transformadora. Y esa cruz, símbolo de vergüenza, se convirtió en estandarte de redención eterna.
Filipenses 2:6“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse.”

I. RENUNCIÓ A SU DERECHO DE VIVIR COMO DIOS

Juan 1:1 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
Juan 1:2–3 “Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
Cristo preexistía en gloria. Era plenamente Dios. Pero no se aferró a su gloria. No luchó por retenerla. No dijo “esto me corresponde”.
El Rey del universo eligió nacer en un establo.
Creció en una aldea insignificante.
No llegó como un príncipe, sino como un bebé indefenso, dependiendo del cuidado de una joven campesina.
Fue rodeado de pastores, no de reyes.
Su trono fue un pesebre, no un palacio.
Colosenses 1:16 “16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”
Todas las cosas fueron creadas y le pertenecian a El,
Pero Aquel que llena los cielos con su gloria se hizo pequeño y frágil. Él no solo vino a la tierra… vino a lo bajo.
RENUNCIÓ A SU DERECHO DE VIVIR COMO DIOS

II. RENUNCIÓ A SU DERECHO DE ACTUAR COMO DIOS

Filipenses 2:7“Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo…”
La palabra “siervo” aquí es doulos, literalmente “esclavo”. El Hijo de Dios tomó forma de esclavo, el ser más vulnerable del imperio romano.
Y actuó como tal: lavó pies, tocó leprosos, comió con pecadores, fue tentado, cansado, humillado… y nunca usó su poder para su propio beneficio. Caminó bajo el calor del desierto. Dependió de la hospitalidad de otros. Se sometió a sus padres humanos. Fue perseguido por autoridades que Él mismo había creado.
Y cuando tuvo hambre, no convirtió piedras en pan. Cuando fue golpeado, no llamó ángeles. Cuando fue arrestado, no se defendió.
Él eligió el camino del servicio. Como dijo Jesús:
“No he venido para ser servido, sino para servir.” (Mateo 20:28)
Así que el Rey Soberano se convierte en un esclavo en su humillación. Y por causa de aquello el ahora rehúsa demostrar su poder y sus atributos para su propio beneficio o comodidad.
RENUNCIÓ A SU DERECHO DE ACTUAR COMO DIOS

III. RENUNCIÓ A SU DERECHO DE PARECERSE A DIOS

Filipenses 2:7–8 RVR60
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
En otras palabras, antes de su encarnación, él estaba vestido con un esplendor inimaginable; pero luego, con increíble humildad según el profeta Isaías, el escoge el rostro y cuerpo de un hombre común y poco atractivo (Isaías 53:2)
Isaías profetizó sobre Él:
“No hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.” (Isaías 53:2)
Cristo no vino con el esplendor que le correspondía. Eligió un cuerpo ordinario, un rostro olvidable. Tanto así que cuando dijo quién era, le respondieron:
“¿No es este el hijo del carpintero?” (Mateo 13:55)
Imagínate: si hubiéramos estado allí, habríamos pensado igual. ¿Un Dios con túnica polvorienta? ¿Un Mesías con manos callosas? Al verlo, le habríamos dicho “mira, la verdad es que nunca hemos visto al Hijo de Dios, no sabemos como será, pero definitivamente tu no lo eres.”
RENUNCIÓ A SU DERECHO DE PARECERSE A DIOS

IV. RENUNCIÓ A SU DERECHO DE SER TRATADO COMO DIOS

Filipenses 2:8“Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
La muerte de Cristo no fue inevitable. Fue obediencia voluntaria.
Juan 10:18“Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo.”
Su muerte requería su obediencia en cambio Nuestra muerte no. Para nosotros la muerte no es una cuestión de obediencia. Nosotros morimos ya sea que queramos o no
Para nosotros, la muerte no es algo que podamos elegir – es obligatorio… es una realidad inescapable, 100% segura.
Tratamos de no pensar en eso… y, a decir verdad, haríamos lo que fuera para evitarla.
Esto es lo que Pablo quiere decir aquí – él se hizo obediente hasta la muerte.
En otras palabras, va a requerir obediencia de parte de Cristo para poder experimentar la muerte. Eso es lo que él estaba diciendo en
 Juan 10:18 cuando declaró yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.
Y en la cruz, Jesús lo demuestra cuando él entrega el espíritu y muere. En el original, queda aún más claro que esto se refería a una entrega voluntaria.
Lucas 23:46 “46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.”
Así que en Filipenses 2Pablo está diciendo – Jesús murió en el mismo momento que decidió morir. Él vivió una vida de obediencia hasta culminarla con un último acto de obediencia. Esta obediencia era a la voluntad de su Padre como lo habían predeterminado antes de la fundación del mundo.
No fue un accidente – era el plan.
Desde la perspectiva de la humanidad, al ver los eventos de su muerte – Jesús fue asesinado. Pero desde la perspectiva de Dios y el plan de redención – él no fue asesinado, él fue sacrificado. 
Juan 1:12 “12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;”
Y su último acto de obediencia – en una vida perfectamente obediente – fue entregar su espíritu al Padre.
Y Pablo aquí agrega una frase más – no fue cualquier tipo de muerte – note la última parte del versículo 8 – fue una muerte de cruz.
Y quiero que nos detengamos por un momento… y pensemos en este hecho.
Cristo se hizo obediente hasta la muerte – y como si eso fuera poco, si aún puede imaginárselo, esa muerte fue muerte de cruz.
Él está entregando su derecho de ser tratado como Dios.
La muerte en la cruz era el insulto más grande que podía existir, y fue el acto más grande de humildad de parte de Cristo.
Jesús eligió morir eligió la cruz, el castigo más degradante del mundo romano.
Cícero, el filósofo Romano que murió 50 años antes del nacimiento de Cristo escribió, “atar a un ciudadano Romano es un crimen; azotarlo es una abominación; pero crucificarlo es – ¿qué? No hay palabra que pueda describir tal horrenda acción.
La cruz no era solo muerte. Era maldición (Deut. 21:23
Deuteronomio 21:23 RVR60
23 no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por Dios es el colgado; y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te da por heredad.
humillación, y tortura pública. La cruz era el mensaje que Roma usaba para decir: “Esto le pasa al que se rebela.”
Parte de porque tenemos un entendimiento equivocado de la muerte de nuestro Señor es el hecho que a la iglesia través de los años ha romantizado la cruz. Tenemos esta imagen de que Jesús tenía solo hilito de sangre que brotaba de sus manos y pies, y el colgaba simétricamente en una cruz de unos 3 metros de alto. 
La cruz romana de hecho media aproximadamente 1 metro 80 de altura.
La victima podía agonizar por días, incluso semanas. Se encontraba lo suficientemente cerca de la tierra como para que le hablaran, escupieran, e incluso golpearan.
Muchos morían en un estado de locura.
Otro aspecto de la crucifixión que hacía de esta la ejecución más degradante de todas era el hecho de que la mayoría de las víctimas no eran enterradas. Simplemente eran dejadas para que sufrieran y murieran, y que luego fueran comidas por animales salvajes. 
La cruz era tan horrenda que un historiador Juvenal escribió que los buitres se anticipaban para devorar los cuerpos. Josefo, historiador judío, relató que cientos de judíos fueron crucificados en las murallas de Jerusalén.
En conclusion El escogió esa cruz… el escogió morir. 
Jesús murió esa muerte. No idealizada. No romántica. Real. Brutal. Voluntaria.

V. LA CRUZ COMO REFLEJO DE SU DESCENSO

Filipenses 2:6–8 RVR60
6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
La cruz no solo fue el instrumento de su muerte. Fue la expresión de su entrega absoluta.
Fue ausencia total de misericordia. Cristo clamó en la oscuridad del abandono: “¿Por qué me has desamparado?”
Marcos 15:34 RVR60
34 Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

La cruz lo llevo a experimentar una exposición horrorosamente pública. Desnudo, escupido, burlado. A la vista de todos.

EXPERMIENTO Crueldad sin misericordia – Jesús clamó mientras cargaba nuestro pecado (Mateo 27:46; 2 Corintios 5:21).
EXPERMIENTO Exposición pública humillante – No fue ejecutado en secreto ni en la sombra. Fue desnudado, escupido, burlado y colgado en una cruz a la vista de todos. Lo humillaron ante su madre, sus discípulos y sus enemigos. No hubo privacidad. No hubo compasión. Solo escarnio y vergüenza expuesta. La cruz se alzaba en colinas y caminos transitados (Hebreos 12:2).
EXPERMIENTO Castigo reservado para traidores – Fue acusado de conspirar contra Roma, de proclamarse rey. Su delito oficial fue proclamarse Señor de un reino diferente. Por eso lo vistieron con una corona de espinas y lo golpearon diciendo: “¡Salve, rey de los judíos!” Fue tratado como rebelde, enemigo del César.
EXPERMIENTO EL SER Condenado como prisionero de guerra – Fue arrestado con violencia, llevado de juicio en juicio como un enemigo del Estado. Aquel que vino a dar libertad, fue encadenado. Aquel que nunca pecó, fue tratado como si hubiera desatado una revolución. Fue tomado cautivo para liberarnos del infierno.
EXPERMIENTO CARGAR La cruz: pena exclusiva para esclavos – Los ciudadanos romanos estaban exentos de este tipo de ejecución. Era la sentencia de quienes no tenían derechos ni voz. Cristo tomó el lugar de los desechados, los indignos, los sin nombre. Se identificó con los que nadie quería defender. Él murió para que los esclavos del pecado seamos libres.
EXPERMIENTO CARGAR La cruz y lo que simboliza: lugar de criminales violentos – Jesús fue crucificado entre malhechores, como si fuera uno de ellos.
Pero en esa cruz, Él venció a la muerte, aplastó a la serpiente, y conquistó los corazones de los que creerían en Él. Aquel que parecía el más débil, triunfó desde la cruz. Y allí venció la muerte, robó nuestros corazones, y aplastó la cabeza de la serpiente.

¿Para qué?

Juan 1:12“Mas a todos los que le recibieron... les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”
Él entregó lo que merecía, para que tú y yo recibiéramos lo que jamás podríamos alcanzar.
Por eso, hoy usamos la cruz no como símbolo de tortura… sino como joya. Porque esa cruz representa el lugar donde fuimos redimidos.
“La crucifixión fue la única muerte donde un hombre podía morir con los brazos abiertos… como si dijera: ‘Vengan todos’.”
Este es nuestro Rey. Este es nuestro Salvador. Esta es su humildad.
El Soberano se hizo esclavo. Para que los esclavos seamos hechos hijos.
Amén.
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