Tres Milagros en la Crucifixión

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Cuando vemos los cuatro evangelios nos damos cuenta que todos se tienen un enfoque especial en la última semana de la vida de Jesús.
Todo culmina con el maravilloso milagro de la resurrección de Jesús de entre los muertos - este será nuestro enfoque para el día domingo.
Pero, cuando pensamos en los eventos de la última semana de Jesús en Jerusalén nos enfocamos en su arresto, el abandono de parte de sus discípulos, su juicio ante los judíos y los romanos, las burlas, las torturas, y finalmente el gran sufrimiento que vivió Jesús al ser crucificado.
Nunca olvidemos que Jesús experimentó en su cuerpo, de carne y hueso, todos estos sufrimientos que finalmente fueron la causa de su muerte.
El propósito de un día como hoy es recordar el significado de la muerte de Jesús - recordar que Jesús ofreció su cuerpo en sacrificio sobre la Cruz del Calvario para lograr un propósito.
Es un buen tiempo para reflexionar sobre la crucifixión y la muerte de Jesús ya que esto contribuye al gran gozo del domingo de resurrección donde celebramos el maravilloso milagro de que el Padre resucitó a su Hijo Jesucristo de entre los muertos.
Hoy estudiaremos un pasaje corto que nos hablan acerca de tres milagros que ocurrieron en el momento que murió Jesús, según el evangelista Marcos:
Marcos 15:37–39 NVI
37 Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. 38 La cortina del santuario del Templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. 39 Y el centurión, que estaba frente a Jesús, al ver cómo murió, dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!
Hoy veremos estos milagros en orden.
Primer milagro
Segundo milagro
Tercer milagro
Primer milagro - la cortina rasgada
Segundo milagro - la declaración del centurión
Tercer milagro - ?

Primer milagro - la cortina rasgada

En Marcos 15:37 somos testigos del preciso momento en que Jesús muere.
Marcos 15:37 NVI
37 Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró.
Notemos que Jesús grito en alta voz y luego muere.
¿Qué sería lo que gritó Jesús?
Marcos no dice.
En cambio Lucas y Juan ofrecen dos posibilidades:
Lucas 23:46 NVI
46 Entonces Jesús exclamó con fuerza: —¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró.
Juan 19:30 NVI
30 Al probar Jesús el vinagre, dijo: —Todo se ha cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.
No sabemos exactamente en que orden dijo Jesús estas palabras pero me inclino a pensar que Jesús dijo:
Todo se ha cumplido (Consumado es)…Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Jesús está consciente que está en agonía, cada vez es más lenta su respiración.
Hace un último intento para elevar su cuerpo y así poder tomar aire, y:
Afirma que ha cumplido la obra y propósito de Dios. Ha cumplido con la voluntad del Padre en ofrecer su vida como un sacrificio por el pecado de la humanidad - ha cumplido la obra por la cual fue enviado.
Entrega su espíritu a su Padre sabiendo que él ha estado con él hasta el último momento.
Muere no como alguien que no tiene esperanza sino como un guerrero valiente que ha ganado la batalla contra el enemigo.
Es en este preciso momento en que en el templo de Herodes, se rasga de arriba hacía abajo la cortina que divide el lugar santo del lugar santísimo.
Esta cortina dividía el cuarto más importante del templo donde estaba el arca del pacto.
Era un cuarto donde solo podía entrar uno solo hombre, entre toda la comunidad hebrea - el sumo sacerdote, una vez al año, en el día de la expiación.
Se podía considerar el lugar más santo (por tanto llamado “santísimo”). Era el lugar donde moraba la presencia de Dios de una manera muy especial y donde solo podía experimentar ese momento el sumo sacerdote - nadie más.
Solo el sumo sacerdote podía decir a la comunidad hebrea - he entrado en la presencia de Dios, he contemplado la hermosura de su santidad.
…así que este fue el primer milagro que ocurre en el momento que muere Jesús.

Segundo milagro - la declaración del centurión

El segundo milagro lo vemos en la afirmación del centurión:
Marcos 15:39 NVI
39 Y el centurión, que estaba frente a Jesús, al ver cómo murió, dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!
Al pie de la cruz había varios centuriones (soldados que estaban al mando de 100 soldados).
Estaban allí para que nadie interrumpiera la ejecución que se estaba llevando a cabo.
Seguramente era un hombre romano - por tanto no era judío.
Marcos nos dice de la actitud que tenían los soldados romanos hacía Jesús:
Marcos 15:16–20 NVI
16 Los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio (es decir, al pretorio) y reunieron a toda la tropa. 17 Le pusieron un manto color púrpura; luego trenzaron una corona de espinas y se la colocaron. 18 —¡Viva el rey de los judíos! —lo aclamaban. 19 Lo golpeaban en la cabeza con una vara y lo escupían. Doblando la rodilla, le rendían homenaje. 20 Después de burlarse de él, le quitaron el manto color púrpura, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron para crucificarlo.
No simpatizaban con Jesús.
Es más, participaron en las burlas y en los golpes que recibió Jesús.
No tuvieron compasión con este hombre inocente que estaba siendo injustamente ejecutado a petición de los judíos.
Pero ahora que Jesús ha muerto notemos lo que dice Marcos:
No sabemos si el centurión estuvo presente en el juicio de Jesús ante Poncio Pilato.
Pero es muy probable que fue testigo en el momento que la cruz fue levantada y las seis horas que estuvo Jesús colgado sobre la cruz.
¿Qué dijo en el momento que murió Jesús?
“Verdaderamente este hombre era al Hijo de Dios”.
El centurión pasa de ser un mero espectador, un vigilante, una autoridad de gobierno, a expresar estas palabras que claramente lo identifican como alguien que reconoce la verdadera identidad de Jesús.
No sabemos que tanta información o conocimiento haya tenido acerca de Jesús antes de este momento pero lo que si podemos decir es que en el momento que Jesús muere reconoce la verdadera identidad de Jesús.
En lugar de decir, “hizo un buen intento, pero no logró nada más que morir por su causa.”
…o “aquí murieron sus sueños e ideales”.
Nada de eso - este hombre muestra fe en el crucificado, confiesa que Jesús no es cualquier hombre sino el mismo Hijo de Dios.
¿Y qué fue lo que lo lleva a esta conclusión?
Marcos dice - “al ver cómo murió”.
En la RV60 dice “viendo que después de clamar había expirado así”.
En otras palabras, el centurión ve que Jesús muere no como otros reos que fueron ejecutados.
Esto no fue una muerte natural - fue una crucifixión.
Una manera muy cruel para ejecutar a una persona ya que la gente experimentaba una muerte lenta y dolorosa que prolongaba su agonía.
Pero, el centurión ve que Jesús en sus últimos momentos no teme a la muerte sino que con seguridad y confianza afirma:
He cumplido todo - consumado es - está hecho.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
No fueron las palabras de un moribundo que fracasó en su misión, no fueron palabras de un hombre desilusionado por no haber logrado su propósito.
Todo lo contrario, el centurión vio en Jesús al verdadero Hijo de Dios que completa confianza y seguridad declara el fin de la obra por el cual lo envió el Padre.

Tercer milagro - ?

Al ver este pasaje parece que son solo dos milagros los que ocurrieron.
La cortina rasgada.
La declaración de fe del centurión.
Pero en verdad hay un tercer milagro que tiene que ver con la cortina rasgada y la declaración de fe del centurión - y que tiene que ver con nosotros.
…porque aunque en este pasaje no aparece nuestro nombre, muy bien pudiera estar allí escrito.
¿A qué me refiero?
Me refiero al significado de la cortina rasgada y las implicaciones que tiene para el centurión y para nosotros.
…para esto necesitamos que ver la carta a los Hebreos.
Hebreos 10:19–20 NVI
19 Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos confianza para entrar en el Lugar Santísimo 20 por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, lo cual hizo por medio de su cuerpo.
Jesús al morir derramó su sangre, ¿con qué propósito?
…para que nosotros pecadores, alejados de Dios, enemigos de Dios, gentiles ni siquiera miembros del pueblo de Israel - para que nosotros pudiéramos tener confianza para entrar en el Lugar Santísimo.
…porque cuando Jesús murió en la cruz, cuando entregó su vida en sacrificio por la nuestra, fue el momento en que la cortina se abrió para el centurión, para que los 5,000 hombres y mujeres el día de Pentecostés, para que Cornelio, el paralítico sentado afuera del templo, para que Lidia, para que el carcelero de Filipos, para que la joven que había sido una adivina, para que usted y yo pudiéramos entrar ante la presencia de Dios.
…para que nosotros pudiéramos estar en el Lugar Santísimo y tener acceso a la presencia de Dios.
…para que no tuviéramos necesidad de un sacerdote para acercarnos a Dios porque Cristo mismo ha rasgado la cortina que nos separaba de la presencia de Dios.
Es solo por medio de la muerte de Jesús que nosotros, pecadores, imperfectos, enemigos de Dios, podemos venir ante Dios habiendo sido perdonados en base a la obra de Jesús y tener comunión con el Dios eterno.
Pues ahora nos acercamos confiadamente ante el Dios que tuvo tanto amor a la humanidad que envió a su Hijo Jesús a morir en la cruz para que nosotros tuviéramos acceso a la presencia de Dios.
…esto mis amados hermanos es el tercer milagro, que no solo el centurión tuvo acceso a la presencia de Dios sino que nosotros también tenemos la oportunidad de tener un encuentro personal con el Dios vivo.
…y clamarle
…y sentir su presencia
…y tener comunión con el por toda la eternidad
…y saber que somos sus hijos
…y saber que somos miembros de la familia de Dios
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