Dejando Atrás lo Viejo: Una Llamada a la Acción

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Sólo tienes una cierta cantidad de energía emocional. En una conversación donde estás tratando de resolver un conflicto, puedes usar esa energía para arreglar la culpa o puedes usar esa energía para solucionar el problema. No tienes suficiente energía para hacer ambas cosas, así que lo que deberías preguntarte es ¿qué es más importante, culpar a la otra persona o resolver el conflicto? La respuesta correcta será siempre solucionar el problema, no la culpa. Todas las parejas casadas necesitan algunas reglas al momento de tratar de buscar una solución al problema, junto con ciertas palabras que ambos estén de acuerdo en no utilizar. Hay algunas cosas que nunca, nunca, se deben decir en un matrimonio, ya que estas se convierten en armas de destrucción masivas. Algunas de estas armas son: la amenaza de divorcio, amenazar con irse, traer a los padres de alguien, etc. Tienen que estar de acuerdo en que, no importa lo molesto que esté el uno con el otro, esas palabras están fuera de los límites, porque destruyen la relación y terminan con la confianza. Mencionar estas palabras es como poner un revólver en la mesa y esperar a que alguno lo tome. La Biblia es muy específica sobre lo que está fuera de los límites. La razón por la que necesitamos enfocarnos en solucionar el problema y no la culpa, es porque culpar es una forma de juzgar, y solo Dios tiene el derecho de hacerlo. Tú no eres el juez, no conoces la motivación de los demás y, de hecho, no conoces tu propia motivación la mayor parte del tiempo. Solo Dios la conoce, así que abandona todo deseo de tener la razón y culpar al otro, y permite que Él sea el juez.

Notes
Transcript

Introduccion

En Colosenses 3:8, Pablo exhorta a los creyentes a abandonar comportamientos y actitudes pecaminosas que son destructivas para la comunidad y la vida espiritual, invitándolos a revestirse de nuevas actitudes que reflejen su nueva identidad en Cristo.
Este pasaje nos llama a reflexionar sobre nuestras actitudes y comportamientos. En un mundo donde es fácil señalar culpables, por ello somos desafiados a tomar responsabilidad y a corregir nuestro comportamiento a la brevedad posible, buscando siempre la edificación y el amor en vez de la crítica y la división.
"Pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio."
Todos enfrentamos conflictos en nuestras relaciones: en el matrimonio, la familia, el trabajo o la iglesia.
El problema no es el conflicto en sí, sino “cómo enfrentamos el conflicto”
Muchas veces gastamos energía emocional buscando al culpable en lugar de tratar de resolver el problema.
Hoy aprenderemos que Dios nos llama a reconciliar, no a señalar.
Colosenses 3:8 RVR60
8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.
Efesios 4:22–31 TLA
22 Por eso, ya no vivan ni se conduzcan como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir. 23 Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como él. 25 Por eso, ya no deben mentirse los unos a los otros. Todos nosotros somos miembros de un mismo cuerpo, así que digan siempre la verdad. 26 Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día, 27 ni deben darle al diablo oportunidad de tentarlos. 28 Quien antes fue ladrón, debe dejar de robar, y ahora trabajar bien y con sus propias manos. Así tendrá dinero para ayudar a las personas necesitadas. 29 No digan malas palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayuden a los demás a crecer espiritualmente, pues eso es muy necesario. 30 No hagan que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que Dios puso en ustedes, para reconocerlos cuando llegue el día en que para siempre serán liberados del pecado. 31 Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal.
La enseñanza central de este sermón es que como cristianos, debemos ser proactivos en arreglar los problemas en nuestras relaciones y comunidades, en lugar de buscar a quién culpar, enfrentando los desafíos con una actitud renovada en Cristo.
Culpabilizar es una trampa emocional y espiritual
Mateo 7:1–2 RVR60
1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
"No juzguen a los demás, y no serán juzgados..."
Buscar culpables siempre sera desgastante y solo empeora el conflicto.
Los prejuicios y el juicio mayormente destruye la comunicación, alimenta el orgullo y ahoga la empatía.
Cuando apuntas con un dedo, hay tres más apuntándote a ti.
En los conflictos, si cambiamos la pregunta esto le dara mayor sentido
“¿Quién tuvo la culpa?” por “¿Qué podemos hacer para mejorar esto?”
La llamada a despojarnos de lo viejo y revestirnos de lo nuevo es una clara referencia a la transformación que debe continuar y que solo se encuentra en Cristo,, porque a través de su sacrificio y resurrección, tenemos la capacidad de ser nuevas criaturas, dejando atrás el pecado y adoptando una nueva identidad y comportamiento que refleje su amor y gracia.
La transformación verdadera en nuestras vidas comienza cuando decidimos arreglar problemas en vez de buscar culpables, reflejando el amor y la gracia de Cristo en nuestras interacciones diarias.

1. Corrige Con Compasión

Colosenses 3:8 NTV
8 pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio.
Quizás te encuentras con sentimientos de ira y rencor hacia los demás. Este versículo te anima a dejar atrás estas actitudes destructivas, no solo abandonando acciones pecaminosas, sino también adoptando una postura proactiva que busca reconciliar y sanar. Podrías pedirle a Dios que te ayude a identificar áreas en tu vida donde la crítica ha reemplazado el amor, permitiendo que el perdón y la gracia florezcan en ti a través de Cristo.

2. Construye Con Verdad

Colosenses 3:9–10 NTV
9 No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos. 10 Vístanse con la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador y se parezcan más a él.
Tal vez has sentido que vivir en la verdad es desafiante. El llamado aquí es abandonar la mentira y el engaño, revestirse de la nueva naturaleza en Cristo. Podrías meditar sobre cómo una vida centrada en la verdad edifica una comunidad sólida, siendo un reflejo de la imagen de Dios. Este cambio no solo mejora tus relaciones sino que también es una señal de transformación en Cristo.

3. Cultiva Comunidad Con Gracia

Colosenses 3:11–12 NTV
11 En esta vida nueva, no importa si uno es judío o gentil, si está o no circuncidado, si es inculto, incivilizado, esclavo o libre. Cristo es lo único que importa, y él vive en todos nosotros. 12 Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia.
Quizás te cuesta ver la unidad en diversidad. Este pasaje sugiere que, en Cristo, todas las distinciones sociales y culturales deberían quedar atrás, promoviendo un amor inclusivo. Podrías considerar cómo puedes mostrar más compasión y humildad en tu vida diaria, dejando atrás prejuicios y promoviendo la paz y la unidad en tus interacciones, reflejando la gracia y amor que Cristo nos ha modelado.
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