Odisea en el Mar
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Introducción
Introducción
En la literatura, el arte, y las películas, el mar llega a ser un lugar de:
Tranquilidad - descanso y relajación.
Peligro - a causa de lo impredecible que puede ser el tiempo ocasionando tormentas.
Misterio - es difícil saber con certeza lo que hay debajo de las aguas marinas. En ocasiones hay bancos de arena o rocas donde puede encallar un barco lo cual puede resultar en una perdida total.
A causa del peligro y misterio es que surgen las grandes leyendas como de Ulises (Odiseo) del libro titulado “La Odisea” de Homero.
Ulises regresa a su país después de la guerra de Troya.
Al regresar atraviesa el mar donde se encuentra con la Isla de las Sirenas que con su canto hipnotizan a los hombres para que se ahoguen en el mar; luego se encuentra con Escila - el monstruo marino de siete cabezas que intenta destruir a los marineros.
En Hechos 27-28:6 nos encontramos con una aventura marina - en este caso no es Odiseo sino el Apóstol Pablo que viaja de Cesarea a Italia - viajando a mar abierto en medio de peligros a causa del mal tiempo.
Ahora el autor, Lucas, nos da esta historia no para introducir acción y aventura sino para darnos unas grandes lecciones espirituales que podemos aplicar a nuestras vidas:
Los propósitos de Dios se cumplen a pesar de las circunstancias
Somos responsables de nuestras acciones
La fortaleza divina se manifiesta en medio de la adversidad
Los propósitos de Dios se cumplen a pesar de las circunstancias
Los propósitos de Dios se cumplen a pesar de las circunstancias
Comienza la aventura marina de Pablo y sus compañeros:
1 Cuando se decidió que navegáramos rumbo a Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, quien pertenecía al batallón imperial.
2 Subimos a bordo de un barco, con matrícula de Adramitio, que estaba a punto de zarpar hacia los puertos de la provincia de Asia, y nos hicimos a la mar. Nos acompañaba Aristarco, un macedonio de Tesalónica.
Pablo está bajo la custodia de Julio, un centurión romano.
Julio hace los preparativos para que viajen de Cesarea hasta Italia y así llevar a Pablo y a los demás presos hasta Roma.
Más adelante vemos que fueron 276 personas en total (Hechos 27:37).
Pablo era llevado para apelar su caso ante el cesar. En cambio los otros presos seguramente eran llevados a Roma para entretener a la gente en el circo romano donde eran sacrificados.
En esta primer parte del viaje van de Cesarea hasta lo que ahora es Turquía (provincia de Asia).
Los versículos 3-6 relatan los diferentes puertos donde hizo parada el barco: Sidón, Chipre, Cilicia, Panfilia, Mira de Licia.
Nos damos cuenta desde el versículo 4 que no va a ser un viaje fácil.
“los vientos nos eran contrarios”.
Al llegar a Mira de Licia deben tomar ahora un barco que cruce el Mar Mediterraneo hacía la isla de Creta.
6 Allí el centurión encontró un barco de Alejandría que iba para Italia, y nos hizo subir a bordo.
7 Durante muchos días la navegación fue lenta y a duras penas llegamos frente a Gnido. Como el viento nos era desfavorable para seguir el rumbo trazado, navegamos al amparo de Creta, frente a Salmona.
8 Seguimos con dificultad a lo largo de la costa y llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca de la ciudad de Lasea.
Vemos nuevamente la dificultad de esta travesía, “fue lenta y a duras penas llegamos frente a Gnido” (v. 7),
“Como el viento nos era desfavorable” (v. 7).
“Seguimos con dificultad” (v. 8).
¿Qué está sucediendo?
Son por lo menos cuatro veces que Lucas hace énfasis sobre el mal tiempo.
La respuesta está en el versículo 9 - “era peligrosa la navegación por haber pasado ya la fiesta del ayuno.”
Habla de la fiesta de Yom Kippur (Día de Expiación) que ocurre entre fines de Septiembre a mediados de Octubre.
Sabemos que a partir de los mediados de Septiembre era muy riesgoso atravesar el mar y después de Noviembre era prácticamente imposible a causa del mal tiempo y las tormentas.
Así que nuestra tripulación se encuentra justamente en el peor tiempo del año para navegar el mar.
Pablo es un viajero de mucha experiencia y al ver el mal tiempo expresa su punto de vista:
10 «Señores, veo que nuestro viaje va a ser desastroso y que va a causar mucho perjuicio tanto para el barco y su carga como para nuestras propias vidas».
Pablo sabe que es muy peligroso para estar cruzando el mar durante esta temporada.
Pero, Julio no hace caso a Pablo - al fin y al cabo es un preso.
11 Pero el centurión, en vez de hacerle caso, siguió el consejo del timonel y del dueño del barco.
A partir del versículo 13 al 44 vemos la gran tempestad y el terrible naufragio del barco.
Vemos vientos (Nordeste, v. 14).
No puedan ya navegar el barco atrapados por la tempestad y mejor se dejan llevar a la deriva (v. 15).
No pueden sujetar el salvavidas (v. 16).
Refuerzan el caso del barco temiendo que pueda sufrir daños (v. 17).
Arrojan la carga y los aparejos para alivianar el peso del barco (vv. 17-18).
Por varios días no pudieron ver ni sol ni estrellas lo cual impedía su habilidad de ubicar su locación (v. 20).
…tan grande fue su desesperación que perdieron la esperanza de salvarse (v. 20).
Como si esto fuera poco, las cosas empeoran:
Sienten que se aproximan a tierra y cada vez las aguas son menos profundos y temen que van a estrellarse sobre las rocas (v. 27-29).
A causa del mal tiempo y todo el caos, ya van 14 días si probar alimento (v. 33).
Finalmente ven tierra firme y el barco encalla sobre un banco de arena haciendo pedazos el barco (v. 41).
En eso, los soldados temiendo que los presos fueran a escapar, hacen un plan para matarlos.
Si tan solo un preso se escapaba, un soldado debía pagar la sentencia del preso (v. 42).
Gracias a Dios el centurión abogó por Pablo:
43 Pero el centurión quería salvarle la vida a Pablo y les impidió llevar a cabo el plan. Dio orden de que los que pudieran nadar saltaran primero por la borda para llegar a tierra,
44 y de que los demás salieran valiéndose de tablas o de restos del barco. De esta manera todos llegamos sanos y salvos a tierra.
Finalmente llegan a tierra firme, a Malta, y son recibidos por los habitantes.
1 Una vez a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta.
2 Los isleños nos trataron con extraordinaria bondad. Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos, porque estaba lloviendo y hacía frío.
3 Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano.
Después de haber sobrevivido los vientos, las olas, el hambre, el naufragio, etc., parece que lo que va a matar a Pablo es la mordedura de una víbora.
Las coas no van mal - van tremendamente mal.
Es difícil imaginar una situación tan estresante, tan llena de angustia, tan agobiante.
Pero en medio de todo lo que está sucediendo, un ángel de Dios se le apreció a Pablo y le dijo:
23 Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo,
24 y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el césar y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo”.
25 Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo.
El ángel le dijo - no tengas miedo.
¿Por qué? Porque Pablo estaba angustiado, sin comer, enfadado del mar y la tempestad, aturdido por el constante viento, desvelado al estar velando día y noche por la incertidumbre.
…y el ángel recuerda la promesa de Dios que Pablo ha de llegar ante el césar y que Dios le concede la vida de todos sus compañeros de viaje.
Esta palabra era lo único que Pablo tenía - la promesa y palabra de Dios.
En medio de la tempestad no podemos ver como es que Dios va a cumplir su propósito en la vida de Pablo porque las circunstancias en lugar de mejor vemos que empeoran.
Uno podría decir que Pablo debía estar loco pensar que iba a llegar a Roma cuando lo único que hay a sus alrededor es viento, olas, y oscuridad - pero la realidad es que cuando Dios da una promesa las circunstancias son irrelevantes.
Dios cumple sus promesas.
Dios es fiel a lo que ha prometido.
19 Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?
2 Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.
Pablo puede confiar en Dios porque Dios está por encima de las circunstancias.
Las circunstancias no atan las manos de Dios.
Dios es Todopoderoso y lo ha demostrado una y otra vez.
Somos responsables de nuestras acciones
Somos responsables de nuestras acciones
Ahora, debo mencionar algo muy importante - Dios da promesas, en la Biblia encontramos grandes promesas para el pueblo de Dios.
Una persona al ver las promesas de Dios puede cometer el error de volverse una persona pasiva y esperar que todo suceda simplemente porque Dios lo ha prometido.
Dice, yo solo voy a estar aquí esperando que Dios cumpla en mi vida todas sus promesas.
Esta persona deja de esforzarse, se vuelve irresponsable, toma decisiones imprudentes - al fin y al cabo Dios ma ha dado muchas promesas en la Biblia y las va a cumplir.
Este es un gran error - porque lo que parece ser un gran fe viene a convertirse en pereza, en ser una persona atenida, en pensar que todo se me debe dar a manos llenas.
Aun en esta narrativa vemos que aunque Dios da promesas el hombre debe ser responsable de sus actos.
¿Recuerdan la recomendación de Pablo?
Pablo dijo que era mal tiempo y debían esperar.
No le hicieron caso y sufrieron las consecuencias.
Luego en medio de la tempestad Dios promete a Pablo concederle las vidas de todos sus compañeros (v. 24-25). Pero Pablo dice:
26 Sin embargo, tenemos que encallar en alguna isla.
Dios nos dio una promesa pero debemos llegar a tierra firme.
No podemos seguir así .
De pronto los soldados quieren escapar en el bote salvavidas:
30 En un intento por escapar del barco, los marineros comenzaron a bajar el bote salvavidas al mar, con el pretexto de que iban a echar algunas anclas desde la proa.
31 Pero Pablo advirtió al centurión y a los soldados: «Si esos no se quedan en el barco, no podrán salvarse ustedes».
Pablo les dice que si no se quedan en el barco entonces perecerán.
Deben hacer caso porque serán responsables por sus acciones - Dios prometio conceder la vida de todos pero si se bajan del barco entonces morirán.
A causa de todo lo que ocurre llevan 14 días sin comer. Deben comer algo.
33 Estaba a punto de amanecer cuando Pablo animó a todos a tomar alimento: «Hoy hace ya catorce días que ustedes están con la vida en un hilo y siguen sin probar bocado.
34 Les ruego que coman algo, pues lo necesitan para sobrevivir. Ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de la cabeza».
35 Dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios delante de todos. Luego lo partió y comenzó a comer.
36 Todos se animaron y también comieron.
Si no comen, entonces morirán de hambre - aunque Dios haya concedido preservar su vida.
Como creyentes debemos confiar en las promesas de Dios y ser diligentes en todo lo que hacemos:
En el estudio
En el trabajo
En nuestras finanzas
En nuestro hogar
En nuestra familia
En nuestra salud
…no podemos ser irresponsable y esperar lo bueno solo porque Dios nos ha dado promesas.
La fortaleza divina se manifiesta en medio de la adversidad
La fortaleza divina se manifiesta en medio de la adversidad
¿Cómo comenzó esta travesía?
Pablo, el preso, va con otros 275 personas en un barco impactado por los vientos adversos.
Luego Pablo trata de recomendar que no zarpen de Buenos Puertos pero lo ignoran (v. 11).
Pero a medida que avanza la travesía, en medio de toda la confusión e incertidumbre, vemos que Pablo se convierte en el personaje principal.
Pablo les comparte como Dios ha prometido salvar sus vidas. (v. 23-24).
Pablo les dice que deben comer para recuperar fuerzas (v. 33-35).
Tanto que cuando los soldados quieren matar a Pablo y a los demás presos - el mismo centurión aboga para que no dañen a Pablo (v. 43).
Finalmente en la isla de Malta después que Pablo fue mordido por la víbora, todos esperan que él comience a sentir los efectos del veneno.
5 Pero Pablo sacudió la mano, la serpiente cayó en el fuego y él no sufrió ningún daño.
6 La gente esperaba que se hinchara o cayera muerto de repente, pero después de esperar un buen rato y de ver que nada extraño le sucedía, cambiaron de parecer y decían que era un dios.
Y lo único que la gente puede hacer es maravillarse al ver la fortaleza que demuestra Pablo.
Pero, la verdad es que sabemos que no era Pablo y su fuerza interior, no era que estaba mentalizado para todas estas pruebas, era que en medio de la dificultad, en medio de la angustia, surgió la fortaleza divina.
Era Dios quien estaba sosteniendo la vida de Pablo.
Era Dios quien estaba dando a Pablo las fuerzas necesarias para resistir en el día malo.
Era Dios quien con su brazo de poder estaba abriendo el camino a su siervo para llegar a Roma y así cumplir el propósito de Dios en su vida.