Reconocer la presencia de Cristo
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Tercer Domingo de Pascua
Leccionario de la Misa Tercer domingo de Pascua, Ciclo A
Lectura 1
Hoy estamos con Jesús camino a Emaús. Siempre estamos con Cristo en camino hacia la santidad, porque a eso vino, para salvar nuestras almas en pecado y convocarnos a estar con Él en su gloria. Para eso debemos estar en constante escucha y compartiendo nuestros dones y carismas para salir al encuentro de otros.
La escucha atenta es muy difícil, uno tiene la mente en muchas partes. Pero el solo hecho de estar en un espacio que te permita el silencio ya es un privilegio. Ya nos hace pisar tierra las palabras de Jesús «¡Oh insensatos y tardos de corazón» Pero encontrar en la liturgia de la Palabra o a alguien que nos aclare las dudas como cuando «les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.» no tiene precio.
La parte más importante es al partir el pan, cuando luego de alimentarnos de la Palabra del Maestro se nos abre el entendimiento. Aunque a veces hay que aplicar violencia y decir «Quédate con nosotros, porque atardece», valdrá la pena ver caer el velo de nuestra ignorancia y sentarse a la mesa con Jesús.
El resto, ya depende de nuestros dones y carismas al compartir tu experiencia y correr a anunciar, primero en tu familia y luego en tu trabajo y amistades que «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!»
El año pasado asistí a un Retiro de Emaús en donde compartimos experiencias de vida; conocí a gente maravillosa, gracias Fernando, Coqui, Richard, Oscar, Michael, Manuel, César, entre muchos; participamos de la Liturgia de la Palabra; pero lo más importante, reverenciamos la Eucaristía, el cuerpo místico de Cristo. Los animo a preguntar por este Retiro, les ayudará a reconocer la presencia de Cristo en sus vidas.
Extracto de la oración «La gracia de comunicarse»
Señor Jesús,
llamaste «amigos» a los discípulos
porque les abriste tu intimidad.
Pero, ¡Qué difícil es abrirse, Señor!
Hazme comprender, Señor, que fui creado
no como un ser acabado y encerrado
sino como una tensión y movimiento
hacia los demás.
que debo participar de la riqueza de los demás;
y dejar que los demás participen de mi riqueza;
y que encerrarse es muerte
y abrirse es vida, libertad, madurez.
Así sea.