1 Pedro 2:9-10 - De la Transformación Personal a la Misión Colectiva - Segunda Parte

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De la Transformación Personal a la Misión Colectiva

Segunda Parte

Introducción:

Emilia tiene 30 años, una carrera universitaria y un excelente trabajo, pero últimamente ha estado experimentando profundas dudas acerca de sí misma y del propósito de su vida, y la han llevado a preguntarse: ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Por qué hago lo que hago? ¿Para qué trabajo tanto? ¿La vida tiene algún sentido? Cada noche en la quietud de su apartamento, a Emilia la invade una sensación de tristeza y gran vacío, que no puede explicar. Emilia representa a toda una generación. Según estudios recientes, más del 60% de los jóvenes entre 18 y 35 años reportan sentimientos de ansiedad sobre su propósito en la vida. No es coincidencia que los índices de ansiedad y depresión entre los llamados “Millennials y Generación Z” estén en máximos históricos.

Para empeorar las cosas, personas como Emilia, viven en una constante comparación, se desplazan por las redes sociales viendo las vidas "perfectas" de otros: viajes exóticos, relaciones ideales, logros profesionales increíbles. Cada publicación es una pregunta silenciosa: "¿Por qué mi vida no se ve así?" Las redes sociales, que prometían conectarnos, han creado la generación más ansiosa y menos satisfecha de la historia.

La semana pasada vimos que cada creyente necesita una transformación individual de parte de Dios para garantizar la buena convivencia en la comunidad de creyentes y que Dios nos incorpora como piedras vivas, para ser parte de esa preciosa estructura que se llamada la iglesia. Hoy continuaremos con la segunda parte del sermón 1 Pedro 2:9-10 y veremos como el evangelio tiene el poder para cambiar la forma en la que nos percibimos a nosotros mismos y la forma en la que realizamos la misión colectiva: “proclamar a Jesucristo”.

Desarrollo:

1 Pedro 2:9-10 (LBLA)

9 pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 10 pues vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios; no habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia.

1. El evangelio cambia la manera en la que nos vemos a nosotros mismos. (2:9a)

En la primera parte del versículo 9, Pedro utiliza cuatro expresiones para definir la identidad de los creyentes y hace eco de las descripciones que tenía el pueblo de Israel en el Antiguo Pacto, Pedro considera esto necesario para animar a los hermanos que se encontraban experimentando sufrimiento a causa de su fe en Cristo. Pedro está afirmando que Dios les ha dado nueva una identidad a todos los creyentes y la describe de la siguiente manera:

a) Linaje Escogido:

Esta expresión hace referencia a la gracia de Dios, Dios no escogió a la nación de Israel porque fuera un gran pueblo, sino porque la amó (Deuteronomio 7). Dios no nos escogió por nuestros méritos, sino por causa de su amor y su gracia. Si entendiéramos un poco el estado de ruina en el que nos encontrábamos, viviríamos continuamente dando gracias a Dios por habernos elegido. Somos linaje escogido para salvación y para ser libres del pecado, de inseguridades y de temores; libres para amar, para ser amados y para disfrutar de las bendiciones de Dios.

b) Real Sacerdocio:

En segundo lugar, Pedro está diciendo que los creyentes forman un “sacerdocio real”. Esta frase hace referencia a Éxodo 19:6: “Vosotros me seréis un reino de sacerdotes”. Pero estas palabras dirigidas inicialmente a Israel ahora son aplicadas a los cristianos. En Israel, a partir del comienzo de la monarquía, ningún rey podía actuar como sacerdote, ni ningún sacerdote como rey. Pero en Cristo, los dos oficios pudieron volver a unirse, como lo había profetizado Zacarías.

Ya hemos visto que los que estamos “en Cristo” participamos de las mismas características que Él. ¿Qué significa estar 'en Cristo? Significa que cuando Dios nos mira, no ve nuestros fracasos, ve la perfección de Jesús. Y porque estamos unidos a Él, participamos de todo lo que Él es: si Él es Rey, nosotros somos realeza; si Él es Sacerdote, nosotros tenemos acceso directo a Dios.

c) Nación Santa:

La tercera frase también procede de Éxodo 19:6: Vosotros me seréis una nación santa. Como ya vimos en el capítulo 1 de esta carta, los elegidos del Padre son separados y preparados por el Espíritu Santo, es decir, son “santificados” o apartados para ser “santos en toda su manera de vivir”.

Lo hermoso de esto es que toda la familia de Dios, procedente de diferentes pueblos, razas y lenguas, constituye una sola gran nación: “El pueblo santo de Dios” y aunque naturalmente una nación está delimitada con otras por sus fronteras; la nación santa no tiene fronteras físicas, se distingue por su vida en el Espíritu, su testimonio y su celo en la extensión del reino.

d) Pueblo adquirido para posesión de Dios:

Somos el pueblo que Dios adquirió, Dios pagó el precio por nuestra redención con la sangre de Jesucristo. Él nos ha comprado y ahora somos posesión suya. Pablo dice en Romanos 14:7-9 que no vivimos ni morimos para nosotros porque somos del Señor, ya que Cristo es el Señor tanto de los vivos como de los muertos. Le pertenecemos a Dios para que como iglesia nos convirtamos en la esposa de Cristo, declarados libres para que el pecado no reine sobre nosotros.

Lo que Dios dice de nosotros es fantástico, pero solo nos conecta con el segundo punto del sermón que es muy importante.

2. El evangelio cambia lo que proclamamos (2:9b-10)

1 Pedro 2:9b (LBLA)

“a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable

Pedro le está recordando a sus lectores que la vida de los creyentes se caracteriza no solo por su conducta santa, sino también por su testimonio ante el mundo; y por eso les recuerda cual es el propósito por el cual Dios los ha escogido: “proclamar los hechos poderosos de Dios, quien nos llamó de las tinieblas a la luz admirable”.

Cuando leemos esto, muchos piensan que estaban en un cuarto oscuro y de repente alguien encendió un interruptor y con la luz se fue la oscuridad. Pero Pablo en Efesios 5:8 dice “porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de la luz”

Hermanos, éramos tinieblas y oscuridad, las tinieblas nos solo estaban a nuestro alrededor, ocupaban nuestro ser y por eso vivíamos de espaldas a Dios. Pero ahora Cristo nos ha hecho luz, nos hemos convertido en agentes de luz, Cristo dice que nosotros somos la luz del mundo y nuestra misión es alumbrar en medio de este mundo que está sumido en la más profunda oscuridad.

¿Cuáles son las virtudes que debemos anunciar?

Todos los creyentes estamos llamados a proclamar nuestro rescate y liberación, debemos incluir en nuestro discurso la encarnación, la vida sin pecado, la muerte, resurrección, ascensión y glorificación de Jesucristo. Debemos reconocer públicamente que éramos esclavos bajo la servidumbre del mundo, la carne y el diablo; pero Dios intervino para rescatarnos, nos trasladó “de la potestad de las tinieblas al reino admirable de su Hijo” (Colosenses 1:13).

El principal propósito por el cual hemos sido escogidos es para para mostrarle a este mundo quebrado que hay esperanza, predicando la palabra de Dios en todo tiempo, nosotros no podemos convencer a las personas, ese es un trabajo que solo el Espíritu Santo puede hacer, pero además de anunciar las buenas nuevas de salvación, tenemos la gran responsabilidad de reflejar el carácter de Cristo en nuestra predicación.

Aquí está la clave que muchas personas no entienden: La identidad y la misión no son dos cosas separadas. Su identidad determina automáticamente su misión. Lo podemos ilustrar así: Si yo soy médico, naturalmente hablo de medicina. Si soy padre, naturalmente hablo de mis hijos. Si soy fanático del fútbol, naturalmente hablo del fútbol. ¿Por qué? Porque hablamos de lo que valoramos, de lo que somos, de lo que nos define.

Pedro está diciendo que cuando realmente entiendes que eres linaje escogido, real sacerdocio, nación santa y pueblo adquirido, ¡tienes que hablar naturalmente de Dios! No porque alguien te esté obligando, sino porque lo de Dios se convierte en lo más importante en tu vida. Por eso Pedro no les dice: ¡necesitan evangelizar más, sino que les dice: 'Recuerden quiénes son, y la proclamación saldrá naturalmente.' La misión siempre fluye de la identidad, nunca será al revés.

Lo triste es que en ocasiones insistimos en vivir esclavizados a las pasiones de este mundo, y no podemos entender el concepto de la libertad que hemos ganado en Cristo porque seguimos luchando con nuestros pecados, no haciendo las cosas que tenemos que hacer, sino haciendo las cosas que no debemos. Dios nos está llamando para vivir de este lado de su gloria y su Espíritu Santo nos está perfeccionando por medio del proceso de santificación que un día inicio en nosotros.

Pedro continúa en el versículo 10 (1 Pedro 2:10 LBLA)

pues vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios; no habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia”.

Este versículo tiene un trasfondo particular, porque encontramos a Pedro, el apóstol hebreo que, con sus antiguos prejuicios acerca de los gentiles inmundos, había tenido que ser preparado por Dios antes de poder predicar en la casa de Cornelio (Hechos 10), ahora se dirige a los creyentes de la Asia Menor, en su mayoría gentiles, y les asegura que son los herederos espirituales de las promesas hechas al viejo pueblo elegido por Dios. Ellos, y no el “Israel según la carne” (1 Corintios 10:18), constituyen el verdadero linaje escogido.

Pedro le está pidiendo a sus lectores que abran los ojos para ver la gloria de su nueva posición en Cristo. El mundo los desprecia, pero han sido aceptados por Dios. Ahora ellos, que en un tiempo estaban sin Dios, sin luz, sin familia espiritual, sin verdadera nación, han sido constituidos en el auténtico pueblo de Dios.

Lo que Pedro está haciendo es absolutamente revolucionario. Estos cuatro títulos - linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, no son invenciones de Pedro. Son las mismas palabras exactas que Dios usó para describir a Israel en Éxodo 19 e Isaías 43.

¿Entienden lo que esto significa? Pedro está diciendo que nosotros, una iglesia multicultural, multirracial, llena de personas que no somos judías, ahora somos los herederos de todas esas promesas. No porque tengamos la sangre correcta o vengamos del país correcto, sino porque tenemos la fe en la persona correcta: en Jesucristo.

Pedro dice que no olvidemos quienes éramos y en quien Dios nos ha convertido, y que en la misma manera en que recibimos misericordia de Dios, nos mostremos misericordiosos con los demás, siendo agentes de reconciliación para acercar a los no creyentes hacia Dios.

Hemos perdido la capacidad de mantener en nuestras mentes el estado de ruina en el que nos encontrábamos a causa del pecado de Adán y Eva, se nos olvida lo que costó esa nueva identidad que hemos alcanzado en Cristo Jesús, se pagó un precio demasiado alto para nuestra redención, y no sabemos apreciar la libertad que Dios nos ha dado. Dios nos eligió para ser libres del pecado, del temor, de las inseguridades, nos eligió para amar a nuestros hermanos en Cristo y ser amados por ellos, somos escogidos para disfrutar todas las bendiciones de Dios.

Conclusión:

¿Cómo debe cambiar este sermón la manera en que vivimos?

Regresando a Emilia, nuestro personaje de la introducción. Si ella entiende realmente este pasaje, su vida se verá completamente diferente:

• Ya no se levantará preguntándose: ¿Tengo algún valor? Se levantará sabiendo que es propiedad preciosa del Rey del universo.

• Ya no buscará validación en las redes sociales, porque ya tiene la aprobación que realmente importa, que es la de Dios.

• Ya no temerá al fracaso profesional, porque su valor no depende de su rendimiento ni de su profesión.

• Ya no vivirá para impresionar a otros. Vive para reflejar a Jesucristo y anunciar las virtudes de aquel que la rescató.

Cuando Emilia empieza a vivir su vida en función de lo que Dios le ha dado. Las personas a su alrededor empezarán a preguntarse: ¿Qué tiene ella que yo no tengo? ¿De dónde saca esa paz, esa confianza, esa alegría? Y ahí es cuando Emilia tendrá la oportunidad de oro para contarles sobre sobre Jesucristo y la forma en la que la sacó las tinieblas a su luz admirable.

¿Cómo estás viviendo tu vida? ¿En función de la realidad eterna que Dios te ha dado o en la mentira temporal que el mundo te quiere vender?

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