El poder de estar juntos

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el poder de cuando los creyentes se reúnen, y por qué no podemos darnos el lujo de estar aislados

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Introducción:

Vivimos en un mundo hiperconectado, donde puedes ver predicaciones por YouTube, devocionales por Instagram, estudios bíblicos en apps… y eso es genial. Pero hay una tendencia peligrosa que está creciendo: creyentes que piensan que ya no necesitan congregarse.
Recuerdo una vez que un grupo de amigos planeamos una noche de juegos. Al principio, algunos decidieron que no era necesario asistir. La noche llegó y los que estuvimos allí disfrutamos de risas y compañerismo. Los que se quedaron afuera perdieron la oportunidad de crear recuerdos. Así es la iglesia: cada reunión es una oportunidad para conectarnos con Dios y entre nosotros. No podemos dejar de congregarnos, porque juntos somos más fuertes, aprendemos unos de otros, y crecemos en nuestra fe.
Algunos dicen: "Yo adoro desde mi casa." "Yo veo prédicas en línea, eso me basta."
Pero el autor de Hebreos, inspirado por el Espíritu Santo, nos da una orden directa:
“No dejemos de congregarnos…”
¿Sabes por qué lo dice? Porque necesitamos estar juntos. Y más ahora, cuando el regreso de Cristo está cada vez más cerca.
Leí sobre un grupo de jóvenes que decidieron ir a un festival sin su iglesia. Al principio, todo parecía emocionante, pero pronto se desanimaron sin la compañía de sus amigos en la fe. Ellos aprendieron que la congregación no es solo una actividad; es una fuente de apoyo y amor. La verdadera fortaleza se encuentra en ser parte del cuerpo de Cristo, donde cada uno construye al otro.
Hoy quiero hablarte del poder que hay cuando los creyentes se reúnen, y por qué no podemos darnos el lujo de estar aislados.

💡 Punto 1: Congregarse es una orden, no una opción

“No dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos…” (Hebreos 10:25a)
En la iglesia primitiva, muchos creyentes estaban siendo perseguidos. Había miedo, presión social, burlas, y algunos empezaron a dejar de reunirse.
Hoy también hay excusas: flojera, rutina, falta de tiempo, o simplemente desinterés.
Pero dejar de congregarte no es un asunto ligero. Pablo dice: ¡no lo hagas! Es un mandato del cielo.
📌 Ejemplo cotidiano: Es como un carbón encendido que sacas del fuego. ¿Qué pasa? Se apaga. Congregarte es permanecer encendido en la llama de Dios.

🔗 Punto 2: Dios diseñó la fe para vivirse en comunidad

“...animémonos unos a otros...” (Hebreos 10:25b)
El cristianismo no es un deporte individual, ¡es un trabajo en equipo!
Dios usa a otras personas para animarte, confrontarte, corregirte, enseñarte y sostenerte cuando te caes.
El enemigo sabe que si te aísla, te debilita. Pero si permaneces unido al cuerpo, serás más fuerte.
📌 Ejemplo bíblico: En Éxodo 17, mientras Moisés tenía los brazos en alto, el pueblo vencía. Pero se cansó. ¿Y qué hicieron Aarón y Hur? Le sostuvieron los brazos. Así funciona la iglesia: cuando tú no puedes, alguien te sostiene.

🔎 Punto 3: Congregarse te protege de desviarte

“Para que no se desvíen del camino…” (implícito en Hebreos 10:25 y su contexto)
Vivir la fe en soledad te hace vulnerable. Nadie te corrige. Nadie te anima. Nadie te recuerda lo que Dios ha dicho.
El enemigo va a aprovechar cualquier distancia entre tú y la iglesia para sembrar dudas, frialdad, orgullo o pecado.
Estar en comunidad es un sistema de protección espiritual.
📌 Ejemplo: Un lobo nunca ataca al centro del rebaño, va por la oveja que se quedó sola.
¿Te sientes solo o desconectado en casa? Dedica un tiempo esta semana para organizar una pequeña reunión con tus amigos para leer la Biblia y compartir tus pensamientos. Al hacerlo, no solo crearás un ambiente de conexión y apoyo, sino que también fortalecerás tu relación con Dios mientras exploras Su Palabra juntos.

⏳ Punto 4: Congregarse es prepararse para el regreso de Cristo

“...sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.” (Hebreos 10:25c)
¿Te das cuenta? ¡Este es el momento más urgente para estar conectados!
Cristo está por regresar. Y no quiere una iglesia dispersa y desconectada. Quiere un pueblo unido, firme, fortalecido.
Congregarte es entrenarte para lo eterno. El cielo no será un Zoom espiritual, será un encuentro glorioso cara a cara.
📌 Si te aburres en la iglesia, vas a estar incómodo en el cielo.
Si el nacimiento de Jesús fue tan alegre para nuestros primos los ángeles, ¿qué ha de ser para nosotros? Si hizo cantar a esos vecinos nuestros, cuya participación en él había sido comparativamente tan pequeña, ¿cómo no vamos nosotros a saltar de gozo? Si ese nacimiento trajo el cielo a la tierra, ¿no deberían acaso nuestras canciones ascender al cielo? Si la puerta perlada del cielo se abrió de par en par, y un manantial de criaturas resplandecientes descendió desde allí hasta los cielos inferiores, anticipando así el momento en que ellos descenderán con pompa solemne en el advenimiento glorioso del gran Rey; si el nacimiento de Jesús vació los cielos por un tiempo para alegrar tanto a la tierra, ¿no deberían acaso nuestros pensamientos y alabanzas, y todo lo que amamos remontarse hasta la puerta eterna, dejando atrás la tierra por un rato para abarrotar el cielo con los cánticos de hombres mortales?
Charles Spurgeon

Aplicación práctica:

📌 Preguntas para reflexionar:
¿Estoy dejando de congregarme por comodidad, o por una herida sin sanar?
¿Estoy conectado con otros creyentes que me desafían a crecer?
¿Estoy animando a otros con mi presencia o me estoy aislando?
📌 Acciones:
Comprométete a no faltar a tu congregación esta semana.
Llama o escribe a un hermano que ha dejado de congregarse y anímalo.
Llega temprano, participa, involúcrate. ¡Haz que tu presencia bendiga a otros!

Conclusión:

La iglesia no es un edificio, es un cuerpo. Pero un cuerpo no funciona separado. Cada vez que te congregas, estás obedeciendo a Dios, bendiciendo a tus hermanos y fortaleciendo tu espíritu. Y más aún, te estás preparando para ese gran día en el que Jesús regresará.
Desafío final: No seas de los que se alejan, sino de los que permanecen firmes hasta el final. La iglesia te necesita. Y tú necesitas a la iglesia. ¡No faltes!
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