Viviendo a la Luz de lo Eterno
Andrés Pedraza
2 Corintios • Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 11 viewsLa necesidad de comprender que las situaciones de la vida no nos pueden desviar del servicio y la comodidad no es la meta sino vivir para Cristo
Notes
Transcript
Introducción (5 minutos)
Querida iglesia, vivimos en un mundo que nos bombardea con promesas de satisfacción temporal. La cultura moderna nos impulsa a aferrarnos a lo visible, a lo material, a lo inmediato. Sin embargo, el apóstol Pablo nos recuerda que los creyentes en Cristo no caminamos por vista, sino por fe; y nuestra fe descansa no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, porque las que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas (cf. 2 Cor. 4:18).
Hoy vamos a meditar en 2 Corintios 5:1-10, un pasaje profundamente esperanzador, pero también confrontador. Aquí, Pablo nos invita a vivir con una perspectiva eterna, a caminar con un anhelo del cielo, y a examinar si nuestra vida está realmente orientada hacia Dios y no hacia nosotros mismos.
⸻
I. Nuestra Vivienda Eterna (vv. 1-5) – Vivimos con esperanza en medio de la fragilidad (15 minutos)
“Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada se deshace, tenemos de Dios un edificio…” (v.1)
1. La figura de la tienda (v.1)
Pablo compara nuestro cuerpo con una tienda, una estructura temporal, frágil y desmontable. No es una casa de concreto. Es una carpa, algo destinado a no durar mucho. ¡Qué contracultural es este pensamiento hoy! Nos han enseñado a invertir todo en esta vida, en este cuerpo, en lo momentáneo. Pero Pablo dice: esto se va a deshacer. Y lo dice con certeza: “sabemos”. No es una opinión. Es una convicción basada en la revelación divina.
2. Un edificio eterno de parte de Dios (v.1b)
En contraste con la tienda, hay una edificación permanente esperando por nosotros: no hecha por manos humanas, sino por Dios. No en esta creación, sino en el cielo. ¡Oh, qué gloriosa esperanza! Esta es la promesa de un cuerpo glorificado, inmortal, incorruptible. ¡Cristo ha resucitado, y nosotros también lo haremos!
3. Gemimos… anhelamos (v.2-4)
El gemido de Pablo no es de queja, sino de anhelo. Es una expectación santa. Él no está buscando escapar del cuerpo, sino ser revestido, como dice en v.4. No desea dejar de ser humano, sino ser plenamente humano como lo será en la resurrección. El cristiano no teme morir, pero tampoco ama la muerte: ama al Señor y desea estar con Él.
4. Las arras del Espíritu (v.5)
Dios mismo nos ha preparado para esto, y nos ha dado su Espíritu como garantía, como depósito inicial de lo que está por venir. ¿Lo ves, iglesia? Dios no solo promete el cielo, sino que da evidencia de ello ahora, en tu corazón, por medio del Espíritu Santo.
⸻
II. Vivimos por Fe, No por Vista (vv. 6-8) – Vivimos con confianza mientras esperamos (10 minutos)
“Así que vivimos confiados siempre…” (v.6)
1. Confianza en medio de la tensión
Vivimos entre dos realidades: ausentes del Señor en el cuerpo, pero presentes en Él por fe. Esta tensión no paraliza a Pablo, sino que le da ánimo. Su vida está marcada por la certeza de lo invisible.
2. Fe que anhela la presencia de Cristo (v.8)
No es una fe vaga o genérica. Es una fe cristocéntrica: el anhelo del creyente es estar con Cristo. ¡Estar ausente del cuerpo es estar en casa con el Señor! Pregunto: ¿es eso lo que tú más deseas? ¿Estás viviendo como si estar con Cristo fuera tu mayor tesoro?
Aplicación:
¿Te das cuenta, hermano, que muchos de nuestros temores, inseguridades y ansiedades vienen porque vivimos por vista y no por fe? Vemos nuestras circunstancias, nuestros problemas, nuestras limitaciones… pero no vemos al Dios que ha prometido estar con nosotros hasta el fin. ¡Vive por fe, y tendrás paz en medio de la tormenta!
⸻
III. Nuestro Propósito Presente (v.9) – Vivimos solo para agradar a Dios (10 minutos)
“Por eso también ambicionamos, sea presentes o ausentes, serle agradables.” (v.9)
1. El propósito del creyente es agradar a Dios
La palabra “ambicionamos” es muy fuerte. Pablo no está hablando de un deseo superficial, sino de un anhelo profundo, casi violento, de vivir una vida que glorifique a Dios. Esta es la meta del cristiano: no comodidad, no éxito, no salud, sino santidad.
2. Aquí y en la eternidad
Ya sea que estemos en el cuerpo o fuera de él, nuestra meta sigue siendo la misma: agradar al Señor. No hay vacaciones espirituales, No hay sentarme a recibir, No hay neutralidad, No existe lugar a rechazar el plan de Dios parcialmente porque “primero está”, Cada decisión, cada palabra, cada acción debe ser evaluada a la luz de esta pregunta: ¿esto es lo que más agrada a Dios?
Aplicación directa:
¿Vives tú así? ¿Es esa tu ambición hoy? Si alguien viera tu agenda, tus redes sociales, tus prioridades… ¿vería que vives para agradar a Cristo?
⸻
IV. El Tribunal de Cristo (v.10) – Vivimos con responsabilidad ante lo eterno (10 minutos)
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo…”
1. Todos compareceremos
No es opcional. No es solo para los pastores. Todos nosotros compareceremos ante el tribunal de Cristo. No para condenación (Rom. 8:1), sino para recompensa o pérdida (1 Cor. 3:12-15). Este juicio no evalúa tu salvación, sino tu fidelidad.
2. Seremos recompensados según lo que hicimos
Esto debe traer un santo temor. No vivas de forma liviana. No hay obra pequeña cuando es hecha para Cristo. Pero también, no hay obra secreta que no sea evaluada. Todo será revelado. ¡Qué verdad tan confrontadora!
3. Vivir con un sentido de eternidad
¿Vives cada día sabiendo que darás cuentas a tu Señor? Esta verdad debería despertar urgencia, sobriedad, pero también esperanza. Porque aquel que nos juzgará es el mismo que nos salvó, que nos ama, y que nos capacitó para vivir para Su gloria, la santidad debe ser nuestra piel y no nuestro uniforme, el evangelio es poderoso para cambiar nuestra vida hasta ese punto.
⸻
Conclusión y llamado pastoral (5 minutos)
Querida iglesia, no fuimos creados para esta tienda, sino para una edificación eterna. No fuimos redimidos para vivir como los que no tienen esperanza, sino para caminar con una mirada fija en lo eterno. Hoy, el Señor nos llama a:
• Esperar con anhelo la gloria venidera
• Confiar por fe, no por vista
• Vivir para agradarle
• Y caminar con reverencia, sabiendo que compareceremos ante Él
No desperdicies tu vida. No pongas tu esperanza en lo que se ve. Mira al cielo. Vive para Cristo. Y cuando estés ante Su tribunal, podrás oír esas palabras que todo verdadero creyente anhela: “Bien, buen siervo y fiel…” (Mt. 25:23).
