¿Ves gigantes o ves a Dios?
Desde allí Dios les ordenó que enviaran a doce líderes del pueblo, uno por cada tribu, para que exploraran los contornos y averiguaran en qué condiciones se encontraba la tierra donde iban a entrar.
Las instrucciones 13:17–20
Moisés instruyó a los espías conforme a lo que Dios le había mandado. Tenían que hacer un reconocimiento detallado de los alrededores y presentar un informe completo ¿Cómo era la gente, fuerte o débil? ¿Eran muchos o pocos? ¿Cómo era la tierra, fértil o mala? ¿Cómo eran sus ciudades, abiertas o fortificadas? ¿Era el terreno apto para la agricultura? ¿Tenía arboles o no? Por último, debían intentar Ilevarles una muestra de los frutos que allí se producían para que los conocieran y se animaran a luchar y dominar el terreno.
25Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días.
26Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra.
27Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella.
28Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.
29Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.
30Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.
31Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros.
32Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.
33También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.
