La santificación
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Obra en progreso
Obra en progreso
Pasajes Clave: Filipenses 1:6, Romanos 7:22-23, Gálatas 5:17, 2 Corintios 3:18.
El capítulo 13 de nuestra confesión nos da un mapa realista y lleno de esperanza de este proceso. Nos enseña tres verdades cruciales sobre nuestra santificación: su origen divino, su lucha real y su victoria segura.
1. El Origen de la Santificación (El Arquitecto)
1. El Origen de la Santificación (El Arquitecto)
Lo primero que debemos entender es que nosotros no iniciamos este proyecto de construcción. El párrafo 1 de este capítulo es claro: somos "unidos a Cristo" y es a través de Su muerte y resurrección que recibimos la virtud para ser santificados. La santificación es una obra de la gracia de Dios, llevada a cabo por el Espíritu Santo que mora en nosotros.
Pablo lo confirma en Filipenses 1:6: "estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo".
¿Qué significa esto para nosotros? Significa que tu crecimiento en santidad no depende de tu propia fuerza de voluntad. ¡Qué alivio! Depende del poder de Dios obrando en ti. Él no solo te salvó (justificación), sino que se comprometió a transformarte (santificación). Él es el arquitecto y el constructor de tu vida espiritual.
2. La Lucha Real de la Santificación (El Campo de Batalla)
2. La Lucha Real de la Santificación (El Campo de Batalla)
Ahora, si Dios está obrando, ¿por qué la vida cristiana es tan difícil? ¿Por qué seguimos luchando con el pecado? Los párrafos 2 y 3 de este capítulo son honestos y maravillosamente pastorales. Nos dicen que esta santificación, aunque afecta a todo nuestro ser, es "imperfecta en esta vida".
Dentro de nosotros existe una guerra constante. El Apóstol Pablo lo describe perfectamente en Romanos 7, donde se lamenta: "Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado".
Nuestra confesión lo llama una "guerra continua e irreconciliable": el deseo de la carne contra el deseo del Espíritu. Habrá días en que te sentirás derrotado, en que las "restantes corrupciones" parecerán prevalecer.
¡Pero no te desanimes! Esta lucha no es una señal de que no eres salvo. Al contrario, la lucha contra el pecado es la evidencia más clara de que el Espíritu de Dios vive en ti. El que está muerto al pecado no lucha contra él. ¡El que está vivo en Cristo, sí!
3. La Victoria Segura de la Santificación (El Progreso Garantizado)
3. La Victoria Segura de la Santificación (El Progreso Garantizado)
Aunque la batalla es feroz, el resultado final nunca ha estado en duda. El final del párrafo 3 nos da esta gloriosa promesa: "...por el continuo socorro de la fuerza del Espíritu santificador, la parte regenerada prevalece".
La victoria no es nuestra, es de Cristo obrando en nosotros. Y esta victoria se manifiesta en un crecimiento continuo. La confesión dice que el dominio del pecado es "destruido" y sus deseos son "más y más debilitados y mortificados", mientras que nosotros somos "más y más vivificados y fortalecidos".
No es un cambio de la noche a la mañana, es un "más y más". Es un proceso. Como dice Proverbios 4:18: "Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto".
Cada vez que eliges la obediencia sobre el pecado, cada vez que buscas a Dios en oración en lugar de ceder a la tentación, la parte regenerada está ganando terreno. Estás siendo transformado, como dice 2 Corintios 3:18, "de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor".
Conclusión: Confía en el Proceso
Conclusión: Confía en el Proceso
Hermanos, la vida cristiana es una obra en progreso.
Recuerda su Origen: No estás solo en esto. El Dios Todopoderoso comenzó la obra y Él la terminará. Confía en Su poder, no en el tuyo.
No Temas a la Lucha: Tu batalla contra el pecado es normal y es una señal de vida. No te rindas cuando caigas, sino corre a Cristo en arrepentimiento y fe, sabiendo que Él es tu Abogado.
Descansa en la Victoria: La victoria final está asegurada. La parte nueva en ti, la que ama a Dios, prevalecerá. Sigue usando los medios que Dios te ha dado —Su Palabra, la oración, la comunión con los santos— y verás cómo Él te sigue transformando.
Somos la obra de Dios, y aunque todavía estemos en el taller , cubiertos de polvo y con bordes sin pulir, el Maestro Artesano está trabajando. Y lo que Él comienza, Él siempre lo termina. Amén.
