El Dios que está sentado en el trono (Apocalipsis cap. 4 al 7)

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En los capítulos 1-3, vimos a Cristo caminando en medio de sus iglesias en la tierra, diagnosticando su condición. La escena era terrenal, inmediata y pastoral.
Ahora, en Apocalipsis 4:1, la perspectiva cambia radicalmente. Juan oye una voz que le dice: "Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas". La cámara se aleja de la iglesia local en Asia Menor y se enfoca en la sala de control del universo: el trono de Dios.
Apocalipsis 4:1–2 RVR60
Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.
Lo que sucede en la tierra (caos, persecución, pecado) solo puede entenderse a la luz de la realidad celestial (el trono soberano, el Cordero inmolado). Los capítulos 4-7 no son una huida de la realidad, sino la revelación de la verdadera realidad que la gobierna.

El trono de Dios

Apocalipsis 4:2–3 RVR60
Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.
Lo primero que ve Juan al subir al cielo es un trono. Esta palabra aparece 14 veces solo en los capitulos 4 y 5. Lo que Juan ve no es un trono vacío, sino que describe a uno sentado en el trono. Juan no describe a Dios mismo, sino su gloria a través de gemas y piedras preciosas:
Jaspe: claro como el cristal, simboliza la santidad y la pureza de Dios.
Cornalina: una gema roja que simboliza la justicia y el fuego del juicio de Dios.
Juan también ve alrededor del trono de Dios un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. Esta es la clave. La soberanía de Dios y su juicio están enmarcado por el arco iris del pacto (Génesis 9:12-17). Su soberanía no es caprichosa; está ligada a su fidelidad y su promesa de gracia.

La adoración de la humanidad redimida

Apocalipsis 4:4 RVR60
Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.
Juan ve a los representantes de la totalidad del pueblo de Dios: 12 ancianos representando a las tribus de Israel y 12 representando a los apostoles de la iglesia del Señor. Estas personas están vestidos de ropas blancas que simbolizan la justicia imputada de Cristo. Asimismo, tienen coronas de oro (gr. stephanos), la corona del vencedor, la que se les promete a la iglesia de Esmirna.

La creación entera adorando a Dios

Apocalipsis 4:5–7 RVR60
Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando.
Juan ve una demostración dramática de poder, gloria y majestad que recuerda a la escena de la manifestacion de Dios en el monte Sinaí. El apóstol ve relampagos, truenos y voces. Delante del trono de Dios ve siete lamparas de fuego, que muestran la plenitud del Espíritu de Dios (Isaías 11:2 "Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová" ).
También ve Juan un mar de vidrio que simboliza la santidad y la separación entre el Creador y su creación. Asimismo, ve Juan a cuatro seres vivientes, querubines, que ya se han visto en el libro de Ezequiel capitulos 1 y 10. Estos seres tienen características destacables:
Sus rostros (león, becerro, hombre, águila) representan la totalidad de la creación.
Llenos de ojos: simbolizan la omnisciencia y la vigilancia incesante de Dios.
Apocalipsis 4:8–11 RVR60
Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
Su adoración:
Ellos claman dia y noche: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso (ecos de Isaias 6)
El que era, el que es y el que ha de venir.
Ellos dan gloria, honra y acción de gracias al que está sentado en el trono
Juan ve que cada vez que pasa esto, los 24 ancianos se postran delante del que está delante del trono y adoran a Dios, echando sus coronas delante del trono:
“Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder porque tu creaste todas las cosas y por tu voluntad existen y fueron creadas”. Dios es digno de gobernar todo porque El lo creó todo. La creación entera manifiesta la majestad, el poder, la soberanía y el eterno poder y sabiduría de Dios.

El dilema cósmico y el cordero digno

Apocalipsis 5:1–4 RVR60
Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
El capítulo 4 nos mostró al Creador soberano. Ahora, el capítulo 5 presenta el gran problema de la historia de la humanidad y la única solución. Juan ve en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y fuera, sellado con siete sellos. Este es el testamento de Dios, su plan de juicio y redención con respecto a la creación caída.
Un ángel proclama a gran voz: ¿Quien es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Ninguno en toda la creación podía abrir el rollo. Ni los poderosos angeles, ni los 24 ancianos ni ningun otro ser eran dignos de ejecutar el plan de Dios. Juan reaccionó con un gran llanto, dado que aparentemente nadie podía solucionar el gran problema del pecado que condenó a la creación entera a la vanidad; sin embargo, hay una buena noticia: si hay alguien digno de abrir el libro y desatar los sellos.
Apocalipsis 5:5–7 RVR60
Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

Uno digno de desatar los sellos

La buena noticia es que hay UNO que ha vencido: el León de la tribu de Judá, la raíz de David. Esta es una imagen del poder real del Mesías. Así lo describe uno de los ancianos a Juan, y cuando el vuelve la mirada para ver al León de Judá, lo que ve, en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, a un Cordero como inmolado. La victoria que logró el Mesías de Dios no se logró por el poder, sino por el sacrificio amoroso del Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo. La victoria de Dios se obtuvo en la cruz del Calvario.
Este Cordero tiene las siguientes características:
Tiene siete cuernos, lo que representa el poder perfecto (omnipotencia).
Tiene siete ojos, lo que representa la visión perfecta (omnisciencia) y la plenitud del Espíritu Santo.
Toma el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Es el Cordero de Dios el único digno para mover la historia de Dios hacia el cumplimiento de sus propósitos.
Apocalipsis 5:8–14 RVR60
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

La adoración celestial

Una vez que sucede esto, que el Cordero toma el protagonismo como el único que puede solucionar el problema del pecado en el hombre y en toda la creación, el ambiente cambia a la adoración celestial y completa. El capítulo 4 enfocaba la adoración en la creación: “Digno eres porque creaste todas las cosas”. El capítulo 5 enfoca la adoración en la redención: “Digno eres porque fuiste inmolado y con tu sangre nos has redimido”.
La adoración va creciendo: los cuatro seres vivientes, los 24 ancianos que representan a la humanidad de toda tribu, lengua y nación, luego muchos angeles alrededor del trono, millones de millones, todos juntos empiezan a alabar y a adorar a Dios. Posteriormente, la creación completa se une al canto de adoración a Dios (v. 13). El capítulo 5 termina con una adoración celestial universal, donde toda la creación a una sola voz exalta el nombre de Dios y del Cordero.

Los primeros seis sellos: el inicio del juicio de Dios

Apocalipsis 6:1–8 RVR60
Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer. Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino. Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra.
Dios el Padre sostiene en su mano derecha (la mano derecha que simboliza la autoridad) un libro, que en el primer siglo habría sido un rollo hecho de una especie de papiro enrollado por ambos lados y cerrado con siete sellos. El pergamino tiene escritura tanto en el interior como en el exterior, lo cual era típico de los contratos en el Medio Oriente. El interior de estos rollos contenía los detalles del contrato, y en el exterior estaba escrito un resumen del contrato. Solo el propietario de la propiedad u objetos de valor estaba legalmente autorizado para romper los sellos adheridos al rollo.
Aquí empieza el desenlace de los juicios de Dios. Los juicios de los sellos, las trompetas y las copas se presentan en los capítulos 6, 8 y 15 de Apocalipsis. Cada juicio se divide en siete actos distintos que traen destrucción a la tierra y a los que están vivos en ese momento. El número siete en la Biblia a menudo se refiere a la perfección y/o integridad, y el hecho de que hay tres categorías de juicios (tal vez correspondientes a la Trinidad) puede indicar que son juicios del Dios trino y representan su ira completa e integra sobre un mundo rebelde.

Juicio de los sellos:

Primer sello (v. 2): El Anticristo queda liberado y sale como una imitación del verdadero rey para vencer por un período de tiempo.
Segundo sello (v. 3-4): Representa la guerra y el derramamiento de sangre.
Tercer sello (v. 5-6): Representa la hambruna y la desigualdad económica.
Cuarto sello (v. 7-8): Representa la enfermedad y la muerte, consecuencia de las plagas anteriores.
Estos primeros sellos son “principio de dolores” que ocurren en el mundo. Podemos ver un paralelo entre estos primeros sellos y el discurso del monte de los olivos de Cristo en Mateo 24:
Mateo 24:1–7 RVR60
Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.

El clamor de los mártires

Apocalipsis 6:9–11 RVR60
Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.
El quinto sello llama la atención de las grandes catastrófes a un sufrimiento que viene ocurriendo durante siglos: el martirio de los santos en el mundo. Se ve bajo el altar las almas de los martires cristianos. Ellos clamaban a gran voz por justicia de parte de Dios de quienes les cegaron la vida injustamente, cuando ellos lo único que hicieron fue el bien a quienes no conocían al Señor.
Mateo 24:9 RVR60
Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
La respuesta a su clamor fue que se les dieron ropas blancas y se les pide descansar hasta que se cumpla el numero de sus consiervos que aun han de morir como ellos. La soberanía de Dios incluye aun el numero exacto de quienes van a morir martirizados por su fe. Esto no es un acto accidental, sino parte del plan y del proposito de Dios para los suyos, desde Esteban hasta el último de quienes mueran de esa manera.

El terror del Dia del Señor

Apocalipsis 6:12–17 RVR60
Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
El sexto sello desencadena un gran terremoto en la tierra, el oscurecimiento del sol y la luna, así como la caida de las estrellas del cielo. Jesús lo describió en Mateo 24:29
Mateo 24:29 RVR60
E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.
Joel 2:10–11 RVR60
Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?
Isaías 34:1–4 RVR60
Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos, escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce. Porque Jehová está airado contra todas las naciones, e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá y las entregará al matadero. Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes se disolverán por la sangre de ellos. Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera.
La creación entera reacciona ante la inminente venida del Señor Jesús a la tierra. La reacción de los seres humanos ante esto es de terror universal. Reyes, ricos, esclavos, grandes y pequeños se esconden bajo las peñas de la ira de Dios y del Cordero. Durante siglos los seres humanos rechazaron al Cordero de Dios que murió santo e inocente. Ahora, ese Cordero está lleno de ira e indignación, listo para ejecutar juicio contra quienes lo rechazaron constantemente.
Apocalipsis 6:17 RVR60
porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
Esta es la pregunta mas importante para todo ser humano incrédulo. ¿Quien podrá estar de pie delante del Señor resucitado y glorioso? ¿Quien podrá soportar el dia del Señor? Para los creyentes, este dia es de bendición y gozo; pero para los incrédulos es dia de terror y pavor universales:
Amós 5:18–20 RVR60
¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz; como el que huye de delante del león, y se encuentra con el oso; o como si entrare en casa y apoyare su mano en la pared, y le muerde una culebra. ¿No será el día de Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor?

¿Quien podrá sostenerse en pie el Día de la venida del Señor?

El capítulo 7 no es cronológico con respecto al capítulo anterior y al capítulo 8. Es un interludio, un paréntesis entre el sexto y el septimo sello. Este capítulo responde a la pregunta de 6:17 ¿Quien podrá sostenerse en pie delante de Dios y del Cordero?
La respuesta es: todos aquellos que han sido redimidos por la sangre del Cordero, el pueblo de Dios.

El pueblo de Dios: Israel

Apocalipsis 7:1–8 RVR60
Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.
Juan ve a 4 angeles poderosos que estaban listos para desatar el juicio sobre la tierra. Sin embargo, se detienen mientras se sella la frente de los siervos de Dios. Este sello que se va a poner a los servidores del Señor implica pertenencia, seguridad y autenticación.
Estos siervos del Señor fueron sellados, 144 mil de todas las tribus de Israel. La lista no es exahustiva pues no se incluye a Dan. Este grupo representa al pueblo de Dios Israel, que será protegido durante la tribulación y será comisionado a proclamar el evangelio en ese contexto de persecución y angustia.
Estos hombres aparecen nuevamente mas adelante en Apocalipsis 14:1-5
Apocalipsis 14:1–5 RVR60
Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.

La Iglesia de Dios: gentes de toda tribu, lengua y nación

Apocalipsis 7:9–17 RVR60
Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.
A Juan se le permite ver una enorme multitud, a la iglesia triunfante en el cielo. Esta gran multitud corresponde a hombres de toda tribu, lengua y nación. Contrasta esta multitud que nadie puede contar con los 144 mil de las tribus de Israel. Estos son los que han salido de la tribulación, no necesariametne de la Gran Tribulación de 7 años, sino de la tribulación que ha soportado la iglesia a lo largo de su historia.
Ellos han lavado sus ropas en la sangre de Cristo, su justicia no es propia, sino ganada por la fe en Jesús. Por ello, viven en la presencia de Dios, sin hambre, ni sed, ni llanto, ni dolor. El Cordero que es tan temible para los incrédulos por su ira, aquí pastorea a los creyentes. El Salvador sacrificado se ha convertido en el Pastor eterno de los creyentes.
Esta gran adoración garantiza que la Gran Comisión tiene el exito asegurado. Dios se ha reservado para su gloria hombres de toda tribu, lengua y nación. Estos son los que pueden estar de pie delante del Cordero de Dios, quienes lavaron sus pecados por la fe en su bendito y santo nombre.

Conclusiones

La Soberanía de Dios (Cap. 4): Nuestra primera respuesta al caos mundial (guerras, plagas) no debe ser el análisis político, sino la adoración. El trono en el cielo está ocupado, y está rodeado por el pacto (arco iris).
La Centralidad del Cordero (Cap. 5): La única solución a la crisis de la historia humana no es un mejor gobierno o una nueva ideología, es el Cordero inmolado. La Iglesia que olvida la expiación sustitutoria no tiene nada que ofrecer al mundo.
La Realidad del Juicio (Cap. 6): El pecado no es trivial. El clamor de los mártires será respondido. La "ira del Cordero" es real y es la consecuencia inevitable de rechazar la gracia.
La Seguridad de la Iglesia (Cap. 7): Nuestra seguridad no está en escapar del sufrimiento, sino en ser sellados en medio de él. La "gran tribulación" es el contexto normal de la iglesia, pero nuestra victoria final (la multitud incontable) está absolutamente garantizada por la sangre del Cordero.
Oremos al Señor.
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