preservancia de los santos

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LA PERSEVERANCIA DIVINA DE LOS SANTOS
Uno de los temas de mayor separación que la iglesia protestante (calvinista) tiene del catolicismo es la salvación. Justamente el tema de la salvación fue lo que llevó a Lutero a clavar sus 95 Tesis en la capilla de Wittenberg; al observar como es que la iglesia católica vendía indulgencias que permitían ingresar al cielo, como buena obra al colaborar  con la obra de Dios acá en la tierra.
A la luz de la Biblia se observa que no hay ninguna obra meritoria para con Dios (Rom 4:2). Si tenemos la Biblia como la máxima autoridad (en el protestantismo en teoría es así, otro tema que nos separa de Roma) debemos de observar lo que nos habla sobre la salvación, como obra única de Dios (monergismo). Aun así, pasados los años hubo varios grupos que salieron de Roma, pero su teología estaba regresando a Roma. Una de las cosas más comunes en las religiones mundiales es la idea de “autosoteriolgía” es decir, yo me salvo (me porto bien, soy buena persona, hago buenas obras). De ahí la importancia de una de las frases más célebres de Agustín “Pídeme lo que quieras, y dame lo que pides” pues si me porto bien es por obra de Dios, algo que identifica a un cristiano; por otro lado, siguiendo la religiosidad mundana, Pelagio creía que el ser humano podía acercarse a Dios por sus propias obras.
Esta discusión más de un milenio después (Concilio de Cartago 418- Sínodo de Dort 1618) siguió la discusión dentro del protestantismo en lo que conoce como Sínodo de Dort, manteniendo uno de los principios de la Reforma, Sola Gratia, pero combinándola con el tema principal del Sínodo que era la predestinación. Llegando a lo que se conoce como los 5 puntos calvinistas (TULIP, por sus siglas en inglés).
Depravación total: el ser humano en su naturaleza es esclavo del pecado, no puede por sí mismo elegir el bien.
Elección incondicional: Dios en su misericordia elige, no por obras, de lo contrario no sería misericordia.
Expiación limitada: Jesús se encarnó y murió para proveer salvación a los escogidos.
Gracia irresistible: A pesar de la resistencia natural pecaminosa que el ser humano tiene a Dios, Él otorga una Gracia eficaz, que quiebra la resistencia y produce la regeneración espiritual.
Perseverancia de los Santos: Es el último punto del TULIP. Es crucial entender que la Perseverancia de los Santos es, fundamentalmente, una obra de Dios (preservación divina). El termino podría sugerir el esfuerzo humano, lo cual caería en el error del pelagianismo o semipelagianismo; no obstante, debe entenderse como la fidelidad de Dios para completar Su obra en el creyente. Si del hombre dependiera la salvación ninguno podría salvarse.
A veces popularmente se describe la doctrina con la frase: “Una vez salvo, siempre salvo” pues muestra la idea básica de que se trata sobre la seguridad de la salvación. Pablo (Rom 8:37-39) dice que habrá circunstancias en este mundo, pero debemos estar  seguros (πείθω) persuadidos, tranquilos o convencidos de que nada, ni lo natural, ni lo sobrenatural nos puede separar de amor de Dios. No hay circunstancia alguna que nos separe de Dios a los que hemos confiado en Cristo Jesús.
No hay posible separación ya que la salvación es obra de Dios, y Dios a diferencia de nosotros no deja las cosas a medias. Por eso, Pablo también escribe a los hermanos en Filipos que está persuadido (πείθω ) seguro, tranquilo o convencido; que Dios quien comenzó la buena obra la perfeccionará. En este sentido, debemos de tener en cuenta que la salvación tiene tiempos, cosas que ocurren en el pasado como la regeneración o justificación, por ello comenzó en tiempo pasado perfecto (gr aoristo). La glorificación, que es la consumación de la salvación es en futuro, por ello perfeccionará, llegará a su término (Fil 1:6). En el medio, el presente el proceso de santificación que da frutos de confirmación (v7). Es claro que Dios garantiza la progresión del pasado, presente y futuro.
Los tiempos se pueden observar en Rom 6:22. Habéis sido libertados del pecado y hechos siervos(pasado); fruto la santificación (presente) y como fin la vida eterna (futuro). En todo tiempo, es la Gracia divina la que opera, por lo cual debemos estar seguros de que la obra se completará.
Jn 10:27-29 también habla de la seguridad que tenemos al estar en Cristo. Si somos ovejas nadie podrá quitarnos de las manos del Señor, dice arrebatar, quitar por la fuerza, asir rápidamente. Hay seguridad de que jamás pereceremos o sucumbiremos. La salvación de las ovejas no depende de ellas mismas sino del Pastor, Dios. Sin embargo, algo que caracteriza a las ovejas es que oyen la voz del pastor y lo siguen; en la Biblia a diferencia de la cultura guatemalteca, la imagen de las ovejas siempre es que siguen al pastor, en Guatemala tenemos la idea que el pastor arrea las ovejas, pero en la Biblia no las arrea ni las hostiga, sino que las ovejas siguen la voz de Jesús.
En muchos pasajes se observa el fruto de la salvación a través de las obras. Y cuando el mundo ve el fruto del creyente se ve atraído por la religiosidad, costumbre o por gozar de las bondades del cristianismo; sin ser verdaderos creyentes. En un mundo envuelto de la obscuridad del pecado la luz puede llamar la atención, por lo cual hay personas religiosas o moralistas dentro de la iglesia sin ser ovejas, verdaderos cristianos, muertos en lo espiritual, estos pueden salir pues nunca fueron salvos (1Jn2:19), por su naturaleza regresan a su estado natural de perdición, como el perro a su vómito y la puerca al chiquero (2 Pe 2:22).
El pastor J.V. McGee basado en 2Pe 2:22 y Lc 15:11-32 ilustraba: cuando el hijo salió del chiquero, salió con un amigo cerdo, y llegó a la casa del padre y lo vistió y le dio de comer. Pero el cerdo en su naturaleza extrañaba el chiquero, por lo cual tuvo que regresar. Su naturaleza es estar en el chiquero, la naturaleza del hijo es estar en la casa del padre.  En la iglesia constantemente hay hijos y cerdos yendo y viniendo de la casa al chiquero ¿espiritualmente dónde estamos? ¿cuál es nuestra naturaleza?
Si somo hijos tenemos al Espíritu Santo como arras (primer pago, una garantía Ef 1:14) quien nos guía (Ga 5:18), nos impulsa (Fil 2:13), ayuda en la debilidad (Rom 8:26), da testimonio de que somos hijos de Dios (Rom 8:16), se entristece de nuestro pecado (Ef. 4:30) entre muchas más operaciones y procesos que el Espíritu Santo hace en nuestras vidas.
Por ello, tenemos un testimonio interno y la seguridad de nuestra salvación; quizá en alguna ocasión nos sentimos tristes y dudamos de nuestra salvación; debemos de entender esto como la muestra de que Dios quiere que recuperemos la comunión con Él, el gozo de la salvación (Sal 51:12). Podemos caer en la pocilga más obscura y eso no quita que seamos hijos, pero sí el gozo de estar en buena comunión con el Padre.
Debemos recordar que “por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe” (Ef. 2:8-9) Nuestra salvación no depende de nuestras obras, sin duda alguna Pablo deja bien claro esto. Pero esto no implica perseverar en el pecado (Rom 6:1-2); sino por amor querer cumplir su voluntad de vivir en santidad (Ef1:4), hacer las buenas obras que Él preparó (Ef. 2:10) y nos dio todas las cosas para que las cumplamos (2Pe 1:3). La fe, es la completa certeza, la confianza de que Cristo pagó todo, si entendemos eso nos vamos a mover por amor y no por miedo, para la gloria de Dios (Soli Deo gloria); de lo contrario sin esa confianza, las obras seguirán siendo trapos de inmundicia (Is 64:6).
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