ANDAR COMO HIJOS DE LA LUZ

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INTRODUCCIÓN
“Cuando la luz y la oscuridad se enfrentan”
Vivimos en un mundo que aplaude lo que Dios desaprueba. Las redes sociales celebran el pecado como libertad, la mentira se disfraza de “opinión y la oscuridad se viste de “ tendencia”. Pero en medio de todo ese caos, Dios sigue levantando una generación que no se conforma, una generación que brilla con la luz de Cristo. Tú y yo fuimos llamados a algo más grande que seguir modas pasajeras. Fuimos llamados a reflejar la gloria de Dios en medio de la oscuridad. Ser hijos de la luz no es solo evitar el mal; es vivir de tal manera que nuestra presencia incomode a las tinieblas. La luz no negocia con la oscuridad, la vence. Donde hay luz, la oscuridad desaparece. Y donde hay un hijo de Dios lleno del Espíritu Santo, el pecado pierde su poder.

EFESEFESIOS 5:8-9

“Porque en otro tiempo eran tinieblas, mas ahora son luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad).”

I. LA LUZ: EL PRIMER ACTO DIVINO DE VIDA

Génesis 1:3-4 “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.”

La luz es símbolo de la presencia y revelación de Dios.
La primera creación de Dios fue la luz
Dios vio que era buena: La luz es reflejo de Su carácter santo.
Jesucristo, la Luz que revela a Dios.

Juan 8:12Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”

Jesús no solo trajo luz.
Él es la Luz que revela a Dios en medio de un mundo en tinieblas.

II. DEL REINO DE LAS TINIEBLAS AL REINO DE LA LUZ

Colosenses 1:12-14 “[12] ...el Padre nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. [13] Nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado. [14] En quien tenemos redención, el perdón de pecados.”

La obra de Cristo: rescate, libertad y perdón
Dios nos rescató del poder de la oscuridad: el pecado y la ignorancia espiritual.
Cristo pagó el precio de nuestra libertad con precio de sangre en la cruz.
Somos ahora herederos de la luz.

Nuestra nueva identidad en Cristo

Mateo 5:14 “Ustedes son la luz del mundo.”

Como hijos de la luz reflejamos la luz de Cristo.
No participamos más de las obras de las tinieblas, sino de la vida del Señor.
Somos pueblo elegido, nación santa, real sacerdocio (1 Pedro 2:9) → Llamados a proclamar las maravillas del que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable.

III. ANDAR COMO HIJOS DE LA LUZ

Implica una decisión consciente de agradar a Dios como prioridad de vida.
Efesios 5:9 El fruto de andar en la luz
Bondad → Un corazón compasivo, generoso y misericordioso.
Justicia → Integridad y rectitud moral.
Verdad → Sinceridad, transparencia y fidelidad a la Palabra.

IV. LA VIDA DE LOS HIJOS DE LA LUZ

Efesios 4:17-32 “Ya no vivan como los que no conocen a Dios… cambien completamente su manera de pensar, y sean honestos y santos de verdad.”

Lo que debemos dejar:
Toda amargura, ira, enojo, gritos, calumnias (v.31).Las palabras corruptas que dañan en lugar de edificar (v.29).
El engaño, robo, inmoralidad, vicios (v.17-19, 28).
Lo que debemos practicar:
Verdad, bondad, perdón y compasión (v.25, 32).
Trabajar con integridad y ayudar al necesitado (v.28).
No entristecer al Espíritu Santo (v.30).
Ser santos de verdad (v.23-24).

LA SEPARACIÓN ENTRE LUZ Y TINIEBLAS

Job 14:4-5 “¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie.”
2 Corintios 6:14 “¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?”
No hay compatibilidad entre ambos reinos
Luz y oscuridad no pueden coexistir.
Como creyentes no solo evitamos las obras de las tinieblas, las reprendemos.
Romanos 13:12-14 “Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz… revestíos del Señor Jesucristo.”
Dejar las obras de las tinieblas:
Orgías, borracheras, inmoralidad, pleitos, envidia.Todo aquello que apaga el brillo espiritual.
Vestirse de Cristo:
Su carácter, Su verdad y Su pureza.Caminar como de día: con transparencia, sobriedad y testimonio limpio.
CONCLUSIÓN
Dios separó la luz de las tinieblas y nos llamó a vivir en esa luz.
Jesucristo nos trasladó de las tinieblas a Su Reino glorioso.
Ahora somos la luz del mundo, reflejando la gloria de Cristo.
Vivir como hijos de luz es agradar a Dios, producir fruto y reflejar Su carácter.
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