JESÚS SIGUE SANANDO

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🕊️ JESÚS SIGUE SANANDO

Texto base:
“Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.” (Lucas 4:40)

INTRODUCCIÓN

Jesucristo no ha cambiado. Él fue, es y será el mismo. El autor de Hebreos declara:
“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).
Él no solo vino para salvar el alma, sino también para sanar el cuerpo. En su compasión divina, tocó a los enfermos, a los leprosos, a los ciegos, y los restauró completamente. Su poder sanador no fue una manifestación pasajera del pasado, sino una expresión continua de su amor y autoridad sobre toda enfermedad. Cristo es el Médico divino que cura las dolencias físicas, emocionales y espirituales.
Hoy, como ayer, Jesús sigue sanando, porque su poder no ha menguado y su compasión no ha cesado. Este sermón te mostrará 24 verdades que nos revelan el alcance, propósito y permanencia de la sanidad de Cristo.

I. JESÚS QUIERE QUE SEAMOS COMPLETOS

1. La voluntad de Dios es nuestra salud integral

Dios no se complace en el sufrimiento humano.
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2). Cristo desea sanidad del cuerpo, del alma y del espíritu.

2. Cristo vino para dar vida, no enfermedad

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Él reemplaza la destrucción por restauración.

3. Jesús sanó sin acepción de personas

“Y le trajeron todos los que tenían dolencias... y los sanó” (Mateo 4:24). No preguntó quién lo merecía; su amor fue el único requisito.

4. Cada uno fue sanado individualmente

Lucas enfatiza que “poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba”. Cristo trata los casos uno por uno, con ternura personal.

II. JESÚS SIGUE MINISTRANDO SANIDAD A TRAVÉS DE SU IGLESIA

5. La sanidad divina sigue siendo válida hoy

“Impondrán las manos sobre los enfermos, y sanarán” (Marcos 16:18). No fue promesa solo para los apóstoles, sino para todos los creyentes.

6. La Iglesia es instrumento del poder sanador de Cristo

“Y por las manos de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios” (Hechos 5:12). La Iglesia continúa la obra del Maestro con la unción del Espíritu.

7. Las enfermedades pueden tener raíz espiritual

No toda enfermedad es física; muchas provienen de heridas internas.
“Un corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22).

8. El perdón abre el camino a la sanidad

“¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?” (Mateo 9:5). Cristo sana el alma primero, y luego el cuerpo.

III. JESÚS SANA TAMBIÉN POR OTROS MEDIOS

9. Dios usa la ciencia y la medicina

Lucas, el autor del evangelio, era médico (Colosenses 4:14). Los médicos son colaboradores del Dios de la vida.

10. Los remedios naturales tienen valor

“Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades” (1 Timoteo 5:23). La sabiduría práctica también es parte del cuidado de Dios.

11. El creyente debe cuidar su cuerpo como templo del Espíritu

“¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?” (1 Corintios 6:19). Cuidar la salud es honrar al Espíritu que mora en nosotros.

12. La disciplina física refleja dominio espiritual

“Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” (1 Corintios 9:27). El autocuidado no es vanidad, es obediencia.

IV. LA SANIDAD DE JESÚS REVELA SU AUTORIDAD DIVINA

13. Cada milagro de sanidad apuntaba a su divinidad

“Para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...” (Lucas 5:24). Sanar era una señal de su autoridad celestial.

14. La sanidad es parte del Evangelio completo

“Y predicaban el evangelio... y sanaban por todas partes” (Lucas 9:6). No hay evangelio sin poder, ni poder sin compasión.

15. Jesús tuvo compasión del dolor humano

“Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas” (Mateo 9:36). Su corazón tierno es el mismo hoy para quienes sufren.

16. La fe es el canal de la sanidad divina

“Tu fe te ha salvado; ve en paz” (Lucas 8:48). No es magia; es confianza viva en el poder del Salvador.

V. JESÚS SANA TAMBIÉN EL ALMA Y LAS EMOCIONES

17. Sana el corazón quebrantado

“Cerca está Jehová de los quebrantados de corazón” (Salmo 34:18). Él restaura las heridas internas que nadie ve.

18. Sana la mente atormentada

“Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Cristo da equilibrio mental y paz en medio del caos.

19. Sana la culpa por medio del perdón

“Venid luego, y estemos a cuenta... si vuestros pecados fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18). El perdón es la medicina del alma.

20. Sana las relaciones rotas

“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9). Jesús restaura lo que el orgullo y el pecado destruyen.

VI. JESÚS SIGUE SANANDO HOY POR SU ESPÍRITU

21. El Espíritu Santo continúa la obra sanadora

“Y la multitud procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos” (Lucas 6:19). Ese mismo poder fluye hoy por medio del Espíritu.

22. La oración de fe tiene eficacia

“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia... y la oración de fe salvará al enfermo” (Santiago 5:14–15). Orar por sanidad no es superstición, es obediencia.

23. Los milagros son testimonio del Reino de Dios

“Si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Lucas 11:20). Donde hay sanidad, el Reino se está manifestando.

24. Jesús promete una sanidad completa y eterna

“Enjugará Dios toda lágrima... y no habrá más muerte, ni llanto, ni dolor” (Apocalipsis 21:4). En la gloria, toda enfermedad desaparecerá para siempre.

CONCLUSIÓN

Jesús sigue sanando. Él sana el cuerpo enfermo, el corazón herido y el alma cansada. Su toque aún tiene poder, y su voz sigue diciendo: “¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6).
Acerquémonos con fe, sabiendo que el mismo Cristo que sanó a multitudes en Galilea sigue tocando vidas hoy.

ORACIÓN FINAL

Señor Jesús, Médico divino y Salvador eterno, toca nuestras vidas con tu poder sanador. Restaura nuestro cuerpo, mente y espíritu. Libéranos de toda enfermedad y fortalece nuestra fe. Que tu presencia sea nuestra medicina y tu Palabra nuestra cura. Amén.
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