La Mujer de Dios, Tito 2:3-8
Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 5 viewsNotes
Transcript
1.0 Título
1.0 Título
La Mujer de Dios.
2.0 Texto del Sermón
2.0 Texto del Sermón
Tito 2:3–8 "Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros."
3.0 Acerca del Texto
3.0 Acerca del Texto
Pablo escribe esta carta a Tito, quien ministraba en Creta, una isla con fuerte influencia cultural griega, donde las costumbres paganas amenazaban el testimonio de la iglesia. Por eso el apóstol enseña cómo cada grupo dentro de la comunidad cristiana debía reflejar el evangelio en su conducta diaria.
En este pasaje, Pablo presenta a las mujeres mayores y jóvenes como modelos vivos del evangelio. La verdadera espiritualidad se demuestra no solo en palabras, sino en carácter, sobriedad y amor en el hogar y en la comunidad.
4.0 Propósito del Sermón
4.0 Propósito del Sermón
Motivar a las mujeres creyentes a vivir con reverencia, prudencia y dominio propio, siendo ejemplo de virtud y fe en su familia, iglesia y comunidad.
5.0 Declaración del Discurso
5.0 Declaración del Discurso
La mujer de Dios refleja el carácter de Cristo en su manera de vestir, hablar, comportarse y enseñar a otras mujeres con amor y sabiduría.
6.0 Objetivo del Sermón
6.0 Objetivo del Sermón
Guiar a las hermanas en Cristo a comprender y vivir los principios bíblicos de Tito 2:3-8, para que su testimonio glorifique a Dios y fortalezca la fe de los demás.
7.0 Introducción
7.0 Introducción
En nuestros tiempos, los modelos femeninos que el mundo presenta son muy distintos a los del evangelio. Se exalta la apariencia, el éxito y la independencia por encima del carácter, la fe y la familia. Sin embargo, la Palabra de Dios enseña que la verdadera grandeza de una mujer no se mide por lo que posee o muestra, sino por lo que refleja en su corazón y conducta diaria.
Así como una lámpara ilumina por el aceite que lleva dentro, así la mujer de Dios ilumina por el Espíritu Santo que mora en ella.
Pablo, en su carta a Tito, no habla de normas frías, sino de principios vivos que forman a mujeres de fe, ejemplo y amor. Hoy meditaremos en cinco aspectos de esta enseñanza.
8.0 Desarrollo del Sermón
8.0 Desarrollo del Sermón
8.1 La manera de vestir de la mujer creyente
8.1 La manera de vestir de la mujer creyente
El apóstol enseña que las mujeres deben ser “reverentes en su porte”. La palabra griega usada aquí es jieroprepē (ἱεροπρεπῆ), que significa “propia de un templo” o “digna del lugar santo”. En otras palabras, la conducta y la apariencia de una mujer creyente deben reflejar que ella pertenece a Dios.
jieroprepē proviene de jieros (santo, consagrado) y prepo (ser apropiado, adecuado). Se traduce literalmente como “comportamiento que conviene a lo sagrado”.
1 Timoteo 2:9–10 "Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad."
1 Pedro 3:3–4 "Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios."
Mateo 5:16 "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."
El Midrash Rabbah sobre Números 1:2 enseña:
“La belleza de una mujer no está en su vestido, sino en la sabiduría que la viste; pues el adorno del justo es el temor del Eterno.” (Midrash Rabbah Bamidbar 1:2)
Filón de Alejandría, contemporáneo del apóstol Pablo, escribía que las mujeres virtuosas “adornan el alma antes que el cuerpo, porque saben que la hermosura interior es la que agrada al cielo” (De Virtutibus, 102).
8.2 El dominio propio de la mujer creyente
8.2 El dominio propio de la mujer creyente
En Tito 2:5, Pablo usa la palabra sōfronas (σώφρονας), traducida como “prudentes” o “de dominio propio”. Significa tener una mente equilibrada, sobria, guiada por el Espíritu.
Sófronas proviene de sōs (salvo, sano) y frēn (mente). Literalmente: “mente sana”. Implica autocontrol espiritual y emocional.
Gálatas 5:22–23 "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley."
Enseñanza judía:
El Pirkei Avot 4:1 dice:
“¿Quién es poderoso? Aquel que domina su inclinación.”
El filósofo estoico Epicteto (siglo I d.C.) afirmaba que “el alma libre es aquella que domina sus pasiones” (Discursos, II.1). Pablo toma este ideal y lo santifica al decir que el dominio propio no viene del orgullo, sino del Espíritu de Dios.
8.3 Maestras del bien
8.3 Maestras del bien
El verso 3 menciona que las ancianas deben ser “maestras del bien” (kalodidaskalous). Se refiere a enseñar con ejemplo y palabras lo que es bueno y piadoso.
Kalodidaskalous une kalos (bueno, bello) y didaskalos (maestro). Es decir, “enseñadora de lo bueno y hermoso.”
Mateo 28:20 "enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
Enseñanza judía:
El Talmud (Sotah 21a) dice:
“Grande es la mujer que enseña la Torá a sus hijos, pues su mérito sostiene la casa de Israel.”
Josefo, historiador judío, describe a las mujeres virtuosas como “guardianas de la piedad en el hogar” (Antigüedades IV.8.15). Enseñar el bien no es solo hablar, sino modelar el bien en la vida diaria.
8.4 El carácter general de la mujer de Dios
8.4 El carácter general de la mujer de Dios
La mujer de Dios es “buena, sujeta, cuidadosa del hogar”. Esto no es sumisión servil, sino servicio amoroso. La palabra agathas (buenas) implica bondad activa.
Efesios 5:22–24 "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo."
El Midrash Mishlei (sobre Proverbios 31) comenta:
“La mujer virtuosa es la corona del justo; con sus obras sostiene su casa y honra el Nombre de Dios.”
Plutarco, en Moralia, escribe: “La virtud de la mujer no se mide en el mercado, sino en el hogar donde reina la paz.”
8.5 Para que la palabra de Dios no sea blasfemada
8.5 Para que la palabra de Dios no sea blasfemada
El propósito final de esta enseñanza es el testimonio. La palabra “blasfemada” proviene del griego blasfēmeitai, que significa “hablar con desprecio”. Cuando el creyente no vive lo que predica, el mundo desacredita el evangelio.
Blasfēmeo viene de blapto (dañar) y fēmē (palabra, reputación). Significa “dañar la reputación mediante palabras.”
Romanos 2:24 "Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros."
1 Pedro 2:12 "manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras."
Enseñanza judía:
El Talmud (Yoma 86a) enseña:
“Cuando un sabio actúa conforme a su enseñanza, el Nombre de Dios es santificado; pero cuando no, el Nombre del Eterno es profanado.”
El filósofo Séneca decía: “El mal del hipócrita es peor que su mentira, porque destruye la confianza en la verdad.” (Epístolas Morales, 45).
9.0 Conclusión
9.0 Conclusión
La mujer de Dios no busca gloria personal, sino reflejar la gloria de Cristo en su hogar, iglesia y comunidad. Su fe se ve en su conducta, su amor en su enseñanza, y su dominio propio en su testimonio.
En el Midrash Tanhuma (Bereshit 5) se cuenta:
“Una mujer piadosa acostumbraba encender su lámpara cada noche, y su casa resplandecía más que las demás. Le preguntaron por qué brillaba tanto, y ella respondió: ‘Porque la luz que enciendo no es del aceite, sino del corazón que ora al Eterno’. Entonces dijeron los sabios: ‘La casa donde mora la fe, allí la Shejiná mora también’.”
Así también la mujer de Dios, llena del Espíritu, hace brillar la luz de Cristo dondequiera que esté.
Amén.
