¿RECONOCERÉIS AL REY?

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INTRODUCCIÓN

Texto: Marcos 3:7-35.
Oración.
Adorno: El 06 de Junio de 1944 se llevó a cabo una de las operaciones militares más importantes del siglo XX. Más de 150 mil soldados aliados desembarcaron en las costas de Normandía al noroeste de Francia, con el propósito de abrir un nuevo frente en Europa Occidental que permitiría liberar al continente europeo del dominio alemán. Miles de aviones y paracaidistas, así como una enorme flota de barcos de guerra también participaron en esta gran ofensiva contra el régime nazi.
Esta gigantesca operación militar se conoce como “D-Day” o en castellano, el día-D. Y marcó el inicio del fin del régimen nazi en Europa.
Los alemanes se vieron sobrepasados por el poderío militar de los aliados, que fueron mermando las fuerzas alemanas poco a poco. Y, una vez derrotados, las fuerzas aliadas pudieron liberar a los cautivos que estaban bajo la opresión del régimen.
Se necesitó una fuerza militar muy destructiva para poder vencer a los tiranos.
Ahora, quiero invitarte a que uses tu imaginación por un momento. Imagina que eres un judío viviendo bajo el dominio totalitario del Tercer Reich. Y que pienses en todo lo que tú y tus familiares han vivido bajo la dictadura alemana.
Piensa en todos los tratos abusivos, el trabajo forzoso al que eres sometido, las injusticias que ves a diario sin poder hacer absolutamente nada. Porque por mucho que lo intentes, tus fuerzas no son suficientes para vencer a un imperio tan poderoso como el que te somete.
Pero de repente, comienzas a ver a los soldados alemanes que se retiran huyendo atemorizados por el abrumador poderío militar de los aliados. Y finalmente, entiendes que eres libre.
El pueblo judío a lo largo de su historia ha sido sometido en muchas ocasiones bajo la mano de imperios poderosos. El Antiguo Testamento nos narra todas las veces que los israelitas fueron esclavizados y conquistados por naciones mucho más poderosas que ellos.
Y cuando llegamos al Nuevo Testamento, encontramos al pueblo de Dios nuevamente esclavizado aunque bajo una opresión muy diferente. Verás, en este caso no era Alemania, ni Egipto, Babilonia, ni Asiria, y tampoco era Roma como muchos de ellos mismos pensaban.
Cuando Jesús vino a esta tierra vio a un pueblo que estaba sometido bajo el completo dominio de Satanás.
Y la llegada de Jesús representó para el reino de Satanás el fin de su gobierno, no solo sobre los judíos, sino sobre toda la humanidad.
En el evangelio de Marcos, constantemente se nos dice que Jesús ejercía de forma contundente su autoridad y poder sobre los demonios. En el pasaje que acabamos de leer, vimos como cada vez que un espíritu inmundo se encontraba con Jesús, no tenía más opción que caer rendido a sus pies y gritar: “Tú eres el Hijo de Dios”.
Si pensamos en términos militares, cuando Jesús vino a este mundo, el gran poderío y autoridad de su reino sacudió el reino de las tinieblas de tal forma que la derrota de Satanás era solo cuestión de tiempo.
En nuestro texto de esta mañana tenemos muchas escenas y en todas ellas encontramos el mismo tema recurrente, la autoridad y el poder de Jesús sobre los demonios.
Y de una forma similar a la que ocurrió en Normandía, Jesús invadió el territorio enemigo, vino a este mundo dominado por el mismísimo diablo. Y con su sola presencia y voz de mando, comenzó a expulsar a todos los demonios que se encontraba. Cada vez que los espíritus inmundos que llevaban cautivos a los hombres se encontraban con Jesús, caían rendidos a sus pies.
E incluso vemos como en una de estas escenas Jesús convoca a sus tropas, a sus doce discípulos, y los envía a predicar y a expulsar demonios.
Esta autoridad de Jesús la vemos durante todo su ministerio.
El mensaje de Marcos es clarísimo: “Jesús es el Rey que vino a destruir el gobierno de Satanás”.
Pero hay mucho más que está ocurriendo en nuestro pasaje. Verás, que Jesús tiene autoridad sobre los espíritus malignos es indudable en el evangelio de Marcos. El evangelista ni siquiera abre ese debate sino que simplemente afirma el hecho. Lo que Marcos hace es demandar de nosotros una respuesta ante la notable autoridad y poder de Jesús como el Rey del Reino de Dios.
Todos los personajes que se mencionan en este pasaje tiene una respuesta ante la persona de Cristo. Y el texto contrasta todas estas respuestas, incluyendo la de los demonios.
Por esta razón, he titulado este sermón: ¿Reconoceréis al Rey?
Una cosa es clara, nadie puede mantenerse imparcial ante Jesús. Nadie puede darse el lujo de no responder ante su persona. Porque ni aún la indiferencia es una respuesta imparcial.
Así te invito nuevamente a que leas conmigo la primera escena de este pasaje: Marcos 3:7-19 donde veremos la respuesta de los espíritus inmundos.

LOS ESPÍRITUS (Marcos 3:7-19)

La fama de Jesús seguía aumentando, a tal punto que esta ocasión personas de regiones más lejanas como Idumea al sur de Galilea, mucho más allá de Jerusalén y Judea; y también del norte, desde regiones como Tiró y Sidón, habían venido a ver a Jesús. Todos habían escuchado lo que Jesús había hecho y quería ir adonde Él estaba. Tan grande era la multitud que Jesús pide a sus discípulos que preparen una barca, pues en la orilla del mar de Galilea ya no habría espacio para poder enseñarles.
Marcos describe a la multitud tan frenética que algunos se le lanzaban encima para siquiera tocar a Jesús y con eso ser sanos.
Y es aquí donde encontramos la primera respuesta a la autoridad del Señor.
Marcos 3:11 "Y siempre que los espíritus inmundos veían a Jesús, caían delante de Él y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios»"
Los espíritus inmundos son demonios. Seres espirituales que tanto moral como espiritualmente están sucios por su oposición contra Dios. Estos demonios poseían a las personas y tomaban control total sobre la gente. No solo les llevaban a hacerse daño a sí mismos sino que también los llevaban y los impulsaban a pecar.
Esta reacción que encontramos aquí no es la primera declaración de un demonio. En Marcos 1:23–25 leemos el primer encuentro registrado en el evangelio de Marcos entre Jesús y un espíritu inmundo: “En ese momento estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar: «¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quien Tú eres: el Santo de Dios» Jesús lo reprendió, diciendo: «¡Cállate, y sal de él!»."
Jesús no responde la pregunta del demonio con palabras, sino con hechos. “¿Has venido a destruirnos?” preguntó, Marcos responde a esta pregunta en los siguientes versículos:
En Marcos 1:34 "Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era Él."
Marcos 1:39 "Y fue por toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando demonios."
La respuesta fue sí, he venido a destruir el reino de Satanás una vez y para siempre. Para de esto fue el envío de los doces apóstoles.
Jesús iba a continuar su ofensiva contra el reino de Satanás al delegar autoridad y designar a doce hombres para que estuvieran con Él, predicaran el evangelio y expulsaran demonios. Esta autoridad del Hijo de Dios ahora era delegada sobre los doce apóstoles, quienes seguirían mermando las fuerzas demoniacas con cada paso.
En cada encuentro, los demonios respondía en la misma forma: reconociendo a Cristo como el Hijo de Dios.
En Marcos 3:11 vemos esta declaración “Y siempre que los espíritus inmundos veían a Jesús, caían delante de Él y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios»" No debemos entender esta declaración con ligereza. Los demonios no están diciendo que Jesús es un ángel, o un ser espiritual importante. No están diciendo que Jesús es hijo de Dios en el mismo sentido que Israel era visto como hijo de Dios. Es decir, por adopción.
Los demonios estaban afirmando la deidad misma de Jesús. Estaban reconociendo que quien estaba delante de ellos era la segunda persona de la Trinidad. Ni más ni menos que Dios mismo hecho hombre.
Así es como comienza Marcos 1:1 "Principio del evangelio de Jesucristo el Mesías, Hijo de Dios."
Ésta es una respuesta interesante. Hay una declaración de verdad por parte de los demonios, ellos están en lo correcto. Tenían una buena teología, sabían lo que era verdad, pero estaban llenos de incredulidad y de oposición al Hijo de Dios.
La reacción de los demonios fue una declaración de verdad llena de incredulidad.
APLICACIÓN
Amados hermanos, debemos preguntarnos, ¿cuántos de nosotros podremos estar viviendo de esta forma? ¿Cuántos de los aquí presentes podrían articular la verdad tan bien como lo hacen los demonios? ¿Cuántos aquí presentes podrían definir bíblicamente la deidad de Cristo? ¿Cuántos aquí presentes podrían predicar una gran sermón cristológico y aún así estar muertos espiritualmente?
¿Alguna vez has examinado tu corazón ante esta posibilidad? ¿Has examinado tu vida para ver si verdaderamente hay fe en ti? Una fe que no solo reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, sino que te lleva a lanzarte sobre Él tal como hizo la multitud porque reconoces en tu desesperación que, a menos que El Señor obre en ti, estás completamente perdido.
Este texto debería infundir un profundo temor en nuestras vidas. No basta con saber y proclamar la verdad. Debemos responder reconociendo y viniendo a Jesús para recibir el alivio para nuestras almas. ¿Eres consciente de tu enfermedad del alma? ¿Buscas al Señor con esa intensidad sabiendo que Él es tu única esperanza?
La verdad llena de incredulidad fue la respuesta de los demonios, ¿cuál será la tuya?

LA FAMILIA (Marcos 3:20-21; Marcos 3:31-35)

Pero los demonios no son los únicos que dicen algo acerca de Jesús. Vemos una segunda respuesta en nuestro texto, la de su familia. Lee conmigo Marcos 3:20-21.
La fama de Jesús iba cada vez más en aumento, y ahora, no era solo el peligro de ser aplastado por una multitud que deseaban estar con él en cada momento, sino que la intensa cantidad de trabajo no les permitía siquiera comer.
Literalmente, tanta era la necesidad que Jesús y los discípulos no paraban. Como decimos aquí: “estaban a tope”.
Y es en este contexto donde vemos una segunda respuestas:
Marcos 3:21 "Cuando Sus parientes oyeron esto, fueron para hacerse cargo de Él, porque decían: «Está fuera de sí»"
¿Quienes eran sus parientes? El mismo texto nos lo aclarará en el versículo 31 (Marcos 3:31 "Entonces llegaron* Su madre y Sus hermanos, y quedándose afuera, mandaron a llamar a Jesús.").
Su familia escuchó sobre sus intensas jornadas de trabajo. Jesús atendía a la multitud para enseñarles, sanarlos y expulsar a los demonios. Tan grande era la necesidad que demandaban todo el tiempo de nuestro Señor. Seguramente, para que llegar a oídos de su familia, no estamos hablando de un día, sino de una rutina de trabajo que se mantenía intensa durante largo tiempo.
Y es aquí cuando su familia declara: “está fuera de sí”. En otras palabras: “está loco”, pero no nos apresuremos a juzgar a la familia terrenal de Jesús. La intención no era decir que Jesús tenía un desequilibrio mental, como si necesitara estar encerrado. La percepción de ellos era de incredulidad pero que se producía por ver que Jesús estaba atendiendo a la multitud en detrimento de su propia salud física.
Es como si yo les dijera que debo preparar una predicación todos los días, más visitar a 5 familias de la iglesia todos los días, y además de eso, evangelizar al menos a 5 incrédulos todos los días y por eso, solo puedo comer una vez al día y dormir 4 horas diarias.
Seguramente me dirán: “estás loco, este ritmo de trabajo no lo podrás sostener”.
Ésta fue la reacción de su familia. Pero esta preocupación, realmente estaba llena de incredulidad. Si bien es cierto que el mismo texto no lo afirma, la respuesta de Jesús una vez que ellos llegan adonde Él estaba nos lleva a pesar esto.
Leer Marcos 3:31–35
El Señor Jesús responde a la presencia de su familia de sangre de una forma inesperada.
Cuestiona su afiliación terrenal con su madre y sus hermanos de sangre.
Afirma que su familia tiene un vínculo espiritual que supera al de sangre.
Y en esto, vemos la incredulidad de sus familiares. Lejos de entender que Jesús es el Rey que ha llegado para destruir el gobierno de Satanás sobre este mundo, ellos lo veían como un simple maestro más.
Por eso Jesús, no deshonra a su familia, pero sí apela a una afiliación mucho mayor, que es aquella que tenemos en Cristo. La afiliación espiritual de ser adoptados como hijos de Dios por medio de Cristo.
Bien sea por ignorancia, por confusión o simplemente por falta de entendimiento, sus familiares no veían a Jesús como quien era en verdad, sino como un hombre más.
En otros pasajes de otros evangelios podemos ver esta incredulidad. Es probable que lo vieran como un rabí más, pero no más que eso.
APLICACIÓN
Pero al igual que con la respuesta de los demonios, somos nuevamente confrontados.
Es muy posible que veas a Jesús como uno más, como un buen ejemplo a seguir de tantos, como un camino más de tantos.
Quizás veas a Cristo como el Hijo de Dios pero no realmente como el único camino a Dios, o simplemente como un buen maestro.

LOS FARISEOS (Marcos 3:22-30)

Y finalmente, llegamos a respuesta final que nos muestra este texto. La de los fariseos.
Para comprender esta respuestas, debemos ver cómo ha ido escalando el conflicto entre los fariseos y Jesús:
En Marcos 2:1-12 vemos la primera controversia, ¿cómo se atreve éste a blasfemar diciendo que puede perdonar pecados?
En Marcos 2:13-17 vemos la segunda controversia, ¿cómo puede éste comer con pecadores?
En Marcos 2:18-22 vemos la tercera ¿por qué tus discípulos no ayunan?
Marcos 2:23-28 nos muestra un cuarto conflicto: ¿por qué hacen tus discípulos lo que es ilegal hacer en el sábado?
Y, finalmente, en Marcos 3:1-6 vemos la quitan controversia ¿es legal hacer el bien o el mal en el día de reposo?
Después de estos 5 enfrentamientos teológicos, los fariseos llegaron a la conclusión de que debían matarlo y comenzaron a hacer planes para junto con los herodianos (Marcos 3:6).
En todos estos relatos anteriores, Jesús muestra su gran autoridad como el Rey de reyes, autoridad para perdonar, autoridad para expulsar demonios y autoridad para determinar lo que se puede y no se puede hacer en el día de reposo.
Los fariseos están respondiendo a todos estos eventos con la fuerte resolución de matar a Jesús, sus corazones constantemente cuestionaban la autoridad de Cristo a pesar de la evidencia innegable de que, en efecto, Él es el Hijo de Dios.
Y en esta ocasión, volvemos a encontrar un cuestionamiento a su autoridad.
Marcos 3:22 "Y los escribas que habían descendido de Jerusalén decían: «Tiene a Beelzebú; y expulsa los demonios por medio del príncipe de los demonios»"
Ahora, está claro qué es lo que los fariseos quieren decir: “no eres el Hijo de Dios, eres el hijo del diablo
Era una expresión de su incredulidad y de la dureza de sus corazones. Creo también que hay una progresión decadente en las respuestas:
Los demonios respondieron con la verdad pero en oposición.
La familia de Jesús respondió con una confusión llena de incredulidad.
Y los fariseos respondieron negando la verdad completamente.
Los fariseos llegan a tal punto de dureza en sus corazones que atribuyen la clara obra del Espíritu Santo a Satanás.
PARÁBOLAS DE JESÚS
El Rey les responde en forma de parábolas y al hacerlo cumple un doble propósito: exponer la incoherencia de sus argumentos y afirmar que el reino de Dios había llegado.
Leer Marcos 3:22-27
Es ilógico que un reino esté divido entre sí. De hecho, no habría posesiones demoniacas si ese fuera el caso. Pero habían muchos endemoniados, y esto era evidencia de que el reino de Satanás estaba en pleno dominio de todo en ese momento. Los fariseos, dominados por su deseo de destruir a Jesús, estaba negando la realidad más evidente ante sus ojos: que Satanás tenía cautivos a muchos que estaban endemoniados y eso era evidencia de su reino y poder.
Si Satanás estuviera dividido contra sí mismo, no habrían tantos espíritus inmundos actuando con libertad hasta ese momento.
Pero en segundo lugar, Jesús afirma que su venida a este mundo verdaderamente representa la llegada del reino de Dios, y que Él es el Rey.
Luego de exponer la incoherencia de los fariseos, usa otra parábola para ilustrar este punto. Nadie puede invadir el territorio de alguien y robar todos sus bienes si antes no lo somete, y para someterlo, debe ser mucho más fuerte que esta persona.
En esta ilustración, Jesús está haciendo una referencia a Isaías 49:24 "»¿Se le podrá quitar la presa al poderoso, O rescatar al cautivo del tirano?»." Un pasaje que habla de la liberación que Dios obraría en el pueblo de Israel que estaba en cautiverio. Cuando el pueblo judío cayó bajo el dominio babilónico y, posteriormente, asirio, sus gobernantes eran tan poderosos que ser libres era una ilusión más que una posibilidad real. La grandeza y el poderío militar de estos reinos los hacía humanamente hablando invencibles.
Lo mismo que con la Alemania Nazi en Europa, su dominio fue totalitario y casi absoluto porque nadie podía hacerles frente en batalla. Su fuerza superaba la de cualquier otra nación. De ahí que se necesitó una fuerza aún mayor para poder derrotarlos.
Este mismo vocabulario militar es el que encontramos en Isaías 49:24–25 "»¿Se le podrá quitar la presa al poderoso, O rescatar al cautivo del tirano?». Ciertamente así dice el Señor: «Aun los cautivos del poderoso serán recobrados, Y rescatada será la presa del tirano. Con el que luche contigo Yo lucharé, Y salvaré a tus hijos."
Así también, Jesús había llegado a territorio ocupado por Satanás, y había llegado con todo su poder y autoridad para destruir las obras del diablo. El fin de Satanás sí había llegado, solo que no había sido producido por una división interna, sino por la poderosa presencia de nuestro Señor Jesús.
Él había traído su reino, y con él, la liberación de los cautivos.
Jesús claramente está afirmando que Él es más poderoso que Satanás y sus demonios. De hecho, la respuesta de los espíritus inmundos nos muestra que es así en verdad.
Y ésta era la conclusión a la que los fariseos debían llegar: Si estamos viendo la destrucción de Satanás, y no es por una división interna, entonces, sí estamos ante el Rey que ha venido a librarnos del régimen diabólico.
EL PECADO IMPERDONABLE
Pero ésa no fue su respuesta. Así que Jesús les hace una advertencia (Leer Marcos 3:28-30). Mucho se ha especulado acerca de cuál es el pecado imperdonable, ¿qué será la blasfemia contra el Espíritu Santo? Sin entrar en mucho debate, el texto nos lo explica de forma clara.
Marcos 3:30 "Porque decían: «Tiene un espíritu inmundo»"
La blasfemia es un pecado de palabra, es decir, es algo que se declara o se pronuncia. Los fariseos había pronunciado palabras, pero no contra Jesús de forma directa sino contra el Espíritu que moraba en Él. Jesús había sido lleno del Espíritu Santo, y por medio del Espíritu hacía todo lo que hacía. El gran pecado es que ellos afiliaban a Cristo con Satanás y no con el Espíritu de Dios.
En su dureza negaban y se resistían a la obra del Espíritu y la atribuían a Satanás. La razón por la que este pecado es imperdonable es porque requiere un rechazo al arrepentimiento bíblico. Tiene que ver también con la actitud que nos lleva a pronunciar estas palabras. No son solo las palabras en sí sino el corazón detrás de ellas.
Es decir, es imperdonable porque requiere una actitud impenitente por parte de quien blasfema. No es por ignorancia, es por resistir la obra del Espíritu de Dios atribuyéndola a Satanás.
No es que haya cosas que podamos decir acerca del Padre que no podamos decir acerca del Espíritu. O del Hijo que no podamos decir del Espíritu. Tiene que ver más con la obra del Espíritu que aplica la redención y conduce a las personas al arrepentimiento. Resistirse a esta obra y poder, es lo que conlleva a una condenación eterna.
Hebreos 6:4–6 "Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y lo exponen a la ignominia pública."
Caer en el contexto de Hebreos se refiere al pecado de la apostasía. Es decir, aquellos que han visto y conocido la verdad, pero luego la rechazan esta verdad son condenados, porque ¿qué otro mensaje le podemos predicar si no es el mismo que ya han rechazado?
De la misma forma, ¿qué otra cosa puede hacer el Espíritu de Dios si con tanto poder ha mostrado la verdad iluminando su entendimiento pero aún así ellos han rechazado su obrar al atribuir su obra a Beelzebú?
La respuesta de los fariseos fue la peor, sin duda: quienes debía recibir al Rey, reconocerlo y caer rendidos a sus pies, lo rechazaron y llevaron a la cruz.

CONCLUSIÓN

En este texto no solo vemos la autoridad de Jesús y su poder sobre Satanás sino también como diferentes grupos respondieron ante tal demostración de poder. Y manera de conclusión, quiero resaltar XX formas en las que este texto nos llama a la acción:
Conexión con el evangelio: a los amigos que nos han estado visitando en la iglesia, ¿cómo vas a responder ante la autoridad y poder de Jesús? Nadie puede quedar imparcial, o le creemos y confiamos en Él como nuestra única esperanza, o lo rechazamos a través de un intelectualismo incrédulo? Cristo es el Rey eterno que ha venido a este mundo para destruir la obra de Satanás, del pecado y la muerte. Ha venido a librarnos a nosotros que estábamos cautivos, la pregunta es si responderás correctamente ante su autoridad, es decir arrepintiéndote de tus pecados y confiando solamente en su sacrificio para el perdón. Si esto es algo que quieres hacer hoy, por favor, búscame al final del culto, me encantaría conversar contigo.
Iglesia: Pero también para nosotros hay un llamado:
Examinarnos: evaluemos nuestra profesión de fe. La fe que profesamos produce en nosotros un arrepentimiento y una sujeción a la voluntad del Rey. No basta con simplemente decir la verdad, debemos sujetarnos a ella.
Confiar: Jesús es más fuerte que Satanás. En este mundo pareciera que la maldad reina y cada vez es peor.
No endurezcas tu corazón: Como los fariseos, a veces la obra del Señor expone la dureza que hay en nosotros, no resistamos su obrar como los fariseos, seamos humildes y escuchemos su voz.
Un Rey, con gran autoridad es presentado delante de nosotros con la indudable fuerza de su poder que libera a todos los cautivos por Satanás.
La pregunta es: ¿cómo vas a responder?
¿Amén?
Oremos
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