Sermón sin título (15)
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A
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Emotion
A
C
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O
C
E
A
E
Social
287 Por fe en Jesús,286 Oh, Señor, procuro en vano
imnario: Celebremos su gloria 286 Oh, Señor, procuro en vano
imnario: Celebremos su gloria 286 Oh, Señor, procuro en vano
286 Oh, Señor, procuro en vano
286 Oh, Señor, procuro en vano
No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
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Re m
Re m
Con emoción
Con emoción
1. Oh, Señor, procuro en vano
1. Oh, Señor, procuro en vano
mi conducta reformar,
mi conducta reformar,
Pues ningún poder humano
Pues ningún poder humano
santidad me puede dar.
santidad me puede dar.
Es mi vida de pecado
Es mi vida de pecado
diaria ofensa para ti;
diaria ofensa para ti;
Pero mi alma ha confiado
Pero mi alma ha confiado
en tu sangre carmesí.
en tu sangre carmesí.
2. En tu reino está el contento;
2. En tu reino está el contento;
nada impuro allí entrará;
nada impuro allí entrará;
imnario: Celebremos su gloria 286 Oh, Señor, procuro en vano
286 Oh, Señor, procuro en vano
Sin el nuevo nacimiento
No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
Sin el nuevo nacimiento
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ninguna alma lo verá.
Re m
ninguna alma lo verá.
Con emoción
Mira, pues, mi insuficiencia,
Mira, pues, mi insuficiencia,
1. Oh, Señor, procuro en vano
mi conducta reformar,
muestra en mí tu gran poder;
Pues ningún poder humano
muestra en mí tu gran poder;
santidad me puede dar.
Manifiesta tu clemencia
Manifiesta tu clemencia
Es mi vida de pecado
diaria ofensa para ti;
y de nuevo hazme nacer.
y de nuevo hazme nacer.
Pero mi alma ha confiado
en tu sangre carmesí.
3. Ven, Espíritu divino;
2. En tu reino está el contento;
3. Ven, Espíritu divino;
nada impuro allí entrará;
Sin el nuevo nacimiento
ven y escucha mi oración;
ven y escucha mi oración;
ninguna alma lo verá.
Ante ti mi frente inclino
Ante ti mi frente inclino
Mira, pues, mi insuficiencia,
muestra en mí tu gran poder;
por mi regeneración.
por mi regeneración.
Manifiesta tu clemencia
y de nuevo hazme nacer.
No vacilo en la esperanza;
No vacilo en la esperanza;
3. Ven, Espíritu divino;
ven y escucha mi oración;
Ante ti mi frente inclino
he llegado a creer
he llegado a creer
por mi regeneración.
No vacilo en la esperanza;
Que la bienaventuranza
Que la bienaventuranza
he llegado a creer
en el cielo he de tener.
Que la bienaventuranza
en el cielo he de tener.
en el cielo he de tener.
LETRA: Isabel P. Balderas, s. 20. MÚSICA: Melodía latinoamericana. Esta letra se puede cantar también con la música de #172 (Gracias dad), #329 (Fuente de) y #512 (En las aguas). *
LETRA: Isabel P. Balderas, s. 20. MÚSICA: Melodía latinoamericana. Esta letra se puede cantar también con la música de #172 (Gracias dad), #329 (Fuente de) y #512 (En las aguas).287 Por fe en Jesús,286 Oh, Señor, procuro en vano
LETRA: Isabel P. Balderas, s. 20. MÚSICA: Melodía latinoamericana. Esta letra se puede cantar también con la música de #172 (Gracias dad), #329 (Fuente de) y #512 (En las aguas)287 Por fe en Jesús,286 Oh, Señor, procuro en vano
287 Por fe en Jesús,286 Oh, Señor, procuro en vano
No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
Porque no hago el bien que quiero; sino al contrario, el mal que no quiero, eso practico.
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Porque lo que hago, no lo entiendo, pues no practico lo que quiero; al contrario, lo que aborrezco, eso hago. Y ya que hago lo que no quiero, concuerdo con que la ley es buena. De manera que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que mora en mí.
Yo sé que en mí, a saber, en mi carne, no mora el bien. Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero; sino al contrario, el mal que no quiero, eso practico. Y si hago lo que yo no quiero, ya no lo llevo a cabo yo, sino el pecado que mora en mí. Por lo tanto, hallo esta ley: Aunque quiero hacer el bien, el mal está presente en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo en mis miembros una ley diferente que combate contra la ley de mi mente y me encadena con la ley del pecado que está en mis miembros.
¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! Así que yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios; pero con la carne, a la ley del pecado.
Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y así jamás satisfaréis los malos deseos de la carne. Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagáis lo que quisierais. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas, de las cuales os advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley, porque los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Ahora que vivimos en el Espíritu, andemos en el Espíritu.
En cuanto a vosotros, estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, conforme a la corriente de este mundo y al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia. En otro tiempo todos nosotros vivimos entre ellos en las pasiones de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de la mente; y por naturaleza éramos hijos de ira, como los demás. Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia sois salvos! Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales, para mostrar en las edades venideras las superabundantes riquezas de su gracia, por su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No es por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Re m
Con emoción
1. Oh, Señor, procuro en vano
mi conducta reformar,
Pues ningún poder humano
santidad me puede dar.
Es mi vida de pecado
diaria ofensa para ti;
Pero mi alma ha confiado
en tu sangre carmesí.
2. En tu reino está el contento;
nada impuro allí entrará;
Sin el nuevo nacimiento
ninguna alma lo verá.
Mira, pues, mi insuficiencia,
muestra en mí tu gran poder;
Manifiesta tu clemencia
y de nuevo hazme nacer.
3. Ven, Espíritu divino;
ven y escucha mi oración;
Ante ti mi frente inclino
por mi regeneración.
No vacilo en la esperanza;
he llegado a creer
Que la bienaventuranza
en el cielo he de tener.
LETRA: Isabel P. Balderas, s. 20. MÚSICA: Melodía latinoamericana. Esta letra se puede cantar también con la música de #172 (Gracias dad), #329 (Fuente de) y #512 (En las aguas). *
287 Por fe en Jesús,