Una Iglesia Solidaria

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El pueblo misionero de Dios La misión de la iglesia es misión en unidad (Efesios 4:1-16)

La unidad del cuerpo es básicamente una unanimidad interna más que una uniformidad externa basada en aspectos institucionales u organizacionales. Pablo habla de este espíritu unificador en Filipenses 2:1–11 y en 1 Corintios 1:12–13. Dicha unidad significa ser miembros los unos de los otros, como se ve en 1 Corintios 12, en el sentido de que los gozos y los honores, los lamentos y los dolores de cada miembro afectan a todos los miembros, porque todos son un cuerpo. En Efesios, Pablo no habla de denominación, ni de concilio, ni de asociación. Pablo nos enseña acerca del Cuerpo. Él desea que entendamos que hemos recibido por fe la unidad de una Iglesia universal y nos esforcemos en lograr dicha unidad en el ejercicio de nuestros dones al servicio del mundo —es decir, de la misión

La semana pasada hablamos de los elementos de la misión y la necesidad de entenderlos correctamente para poder llevarla a cabo. Esta mañana quiero enfocarme en uno de ellos, la solidaridad o unidad de la iglesia. (slides) La palabra “unidad” indica la propiedad de un cuerpo en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere; y “solidaridad” proviene de sólido y expresa la “adhesión a una causa o empresa”.
El reconocido misionologo Charles Van Engen expresa lo siguiente:
El pueblo misionero de Dios La misión de la iglesia es misión en unidad (Efesios 4:1-16)

La unidad del cuerpo es básicamente una unanimidad interna más que una uniformidad externa basada en aspectos institucionales u organizacionales. Pablo habla de este espíritu unificador en Filipenses 2:1–11 y en 1 Corintios 1:12–13. Dicha unidad significa ser miembros los unos de los otros, como se ve en 1 Corintios 12, en el sentido de que los gozos y los honores, los lamentos y los dolores de cada miembro afectan a todos los miembros, porque todos son un cuerpo. En Efesios, Pablo no habla de denominación, ni de concilio, ni de asociación. Pablo nos enseña acerca del Cuerpo. Él desea que entendamos que hemos recibido por fe la unidad de una Iglesia universal y nos esforcemos en lograr dicha unidad en el ejercicio de nuestros dones al servicio del mundo —es decir, de la misión

La realidad es que no podremos impactar al mundo, como lo hizo la iglesia Neotestamentaria, si no ven en nosotros una iglesia solidaria.
“Si todos se mueven hacia adelante juntos, entonces el éxito cuida de si mismo.” (Henry Ford)
“If everyone is moving forward together, then success takes care of itself.”

La solidaridad refleja la comunión espiritual.

La solidaridad de la iglesia o la falta de ella indica la condición espiritual de los miembros de la iglesia.
Una iglesia espiritualmente fuerte es una iglesia solidaria; una iglesia débil es una iglesia egoísta en cual los miembros solamente piensan en su propio bienestar.
La solidaridad refleja nuestra comunión con el Padre celestial.

Con el Padre celestial.

No podemos estar en comunión con nuestros hermanos si no estamos bien con nuestro Dios. Nuestra relación horizontal está determinada por nuestra relación vertical.
Jesús sabía que el maligno habría de tratar de destruir la unidad o solidaridad de la Iglesia. Por eso, antes de ir a la cruz, oró al Padre celestial diciendo:
John 17:15 LBLA
No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.
Y continúa pidiendo por ellos para que vivan en unidad e impacten al mundo:
John 17:20–23 LBLA
Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.

La unidad en el mismo Espíritu.

Si somos hijos del mismo Padre, llevamos el mismo Espíritu del Padre, el Espíritu Santo. Y “si hay alguna comunión del Espíritu” o “si estamos unidos por el Espíritu” debemos actuar con solidaridad para nuestros hermanos en Cristo.
Como la sangre nos une con nuestros hermanos carnales, el Espíritu nos une con nuestros hermanos espirituales.
No basta con clamar que estamos unidos con Dios y con ellos si no lo demostramos:
1 John 3:17 LBLA
Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?

La solidaridad es polifacética.

Unidad de pensamiento.

Si cada cabeza es un mundo, ¿podemos tener unidad de pensamiento? Seguramente que no en todas la cosas…, pero en cuanto a las cosas de Dios, y especialmente las que están bien claras en las Escrituras, debemos ser solidarios. Por eso, antes de unirse a la iglesia, lea la declaración doctrinal de ella para ver si está dispuesto a tener solidaridad de pensamiento.
El diablo se aprovecha de las diferencias de pensamiento y muchas divisiones en las iglesias comienzan con un “Yo no estoy de acuerdo...”

Unidad de amor.

“conservando el mismo amor”
No un amor filial sino un amor agape, el amor que solo puede venir de Dios y que sobrepasa diferencias de sangre, nacionalidad, cultura, estatus social, etc.
La solidaridad en amor consiste en amar al otro como Cristo nos ha amado (sin condiciones). Te amo simplemente porque eres una criatura hecha a imagen y semejanza de Dios.
“Pedro ¿me amas?” fue la pregunta insistente de Jesús. Y la conclusión fue “si me amas, apacienta mis ovejas”.

Unidad de alma.

Aunque la traducción dice “unidos en espíritu”, la palabra σύμψυχοι significa “almas juntas” o “unidos en alma”.
Esa unidad de alma es una identificación en sentimientos y emociones.
Aquí debe venir a nuestra mente lo que Pablo dijo a los Romanos:
Romans 12:15 LBLA
Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran.
Ese verso nos habla de compartir las alegrías y tristezas de otros, sus triunfos y sus derrotas.
¿Podrías decir como dijo Job, “¿No he llorado con aquél cuya vida es difícil? ¿No se angustió mi alma por el necesitado?”? ¡Eso es solidaridad emocional!
¿Visitas al enfermo? ¿Animas al triste? ¿Expresas condolencias a los que pierden un ser querido? ¿Te acuerdas de los presos? como si estuvieras preso con ellos? ()
Si no lo haces, ¿Cómo puedes decir que el amor de Dios mora en ti? ¡Comienza a ser solidario!

Unidad de propósito.

La solidaridad de propósito significa que como un solo cuerpo perseguimos lo mismo.
¿Que debemos perseguir juntos? Celebrar la presencia de Dios y glorificar a Cristo con nuestra vida, comunicar a Cristo al mundo (predicar el evangelio, y hacer discípulos de Cristo), cuidarnos unos a otros, y edificarnos unos a otros.
Cuando realmente creemos en una causa estamos dispuestos a sacrificarlo todo por ella.

Shared Purpose

Toward the end of the Declaration of Independence we find a summary sentence which places everything in perspective: “And for the support of this Declaration, with a firm reliance on the protection of Divine Providence, we mutually pledge to each other our Lives, our Fortunes, and our sacred Honor.”

This is a unique creed. The signers believed something very special was happening and that God would see them through. It was a new and courageous covenant, men mutually pledging their lives, their fortunes, and their sacred honor!

Nueve de ellos no sobrevivieron la guerra y muchos perdieron casas y fortunas. Todo por un propósito común, por una causa común.
¿Crees en la causa de Cristo? ¿Que estás dispuesto a sacrificar por ella?

La solidaridad requiere humildad.

“con actitud humilde”

Para ver al otro como más importante.

Para ser solidario es necesario que yo esté dispuesto a poner mis intereses personales en segundo lugar y me interese en el bienestar del otro antes que en el mío (v. 3b-4).
El orgullo (lo opuesto a la humildad) nos dice “ponte tu primero”; pero ese no es el ejemplo que Cristo nos dio. Él buscó nuestro bienestar antes que el suyo, aunque eso le costara la vida. Así nos amó y así espera que nos amemos unos a otros:
John 15:12 LBLA
Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado.

Para estar dispuestos a servir.

Para estar dispuestos a servir.

Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús,” (Phil 2:5)
Si queremos crear y mantener solidaridad en el Cuerpo, debemos tener la misma actitud de Cristo quien, siendo Dios, se hizo hombre; quien, siendo rey, se hizo siervo.
Jesús lo dijo claramente, “Yo no he venido a que me sirvan, sino a servirles, y dar mi vida por ustedes”.
Aún en su última cena con los discípulos le dio una muestra de servicio al lavar los pies de sus discípulos. Y lo hizo como un ejemplo de como debían servirse entre ellos:
John 13:14–15 LBLA
Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
Jo
¡Hay solidaridad cuando nos servimos unos a otros!
John 13:15 LBLA
Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
John 13
Hay solidaridad cuando nos servimos unos a otros!
Queremos tener una iglesia solidaria, pero no puedes esperar que los demás sean solidarios contigo si no estás dispuesto a ser solidario con los demás. Queremos que todos los miembros de esta estén comprometidos con esa solidaridad.
Te invito a que seas parte de la membresía, pero sabiendo a lo que vas.
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