EL DISEÑO DE DIOS PARA LA IGLESIA BEREA

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EL DISEÑO DE DIOS PARA LA IGLESIA
“Que todo hombre (Munguía) nos considere de esta manera: como servidores de Cristo (Juperete, esclavo de tercer nivel, el más bajo de los esclavos) y administradores de los misterios de Dios” ()
“Pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad” (1 Tm. 3:15)
INTRODUCCIÓN
Satanás no está interesado que ésta o cualquier otra iglesia se cierre, lo que él quiere es que por medio de esta iglesia el nombre de Cristo sea blasfemado, mira no voy a esa iglesia porque el pastor hizo esto o aquello, porque los miembros son hipócritas, etc.; creo que Dios nos está dando otra oportunidad donde tenemos que analizarnos cada uno en particular y también colectivamente como iglesia, como estamos?, que nos motiva venir a la iglesia?, cómo estamos haciendo las cosas aquí en la iglesia?, entendemos el ministerio?, por qué lo hacemos? Vivimos la predicación y el estudio de la Palabra? No estoy echando la culpa a nadie solo quiero que me ayuden a llevar la carga y que se hable bien de la iglesia, que digan que somos esclavos de Cristo pero de último nivel, del nivel más bajo. Si usted solo quiere mirar de palco déjeme decirle que la apatía es lo peor, la apatía destruye a la iglesia, y el fruto de la apatía es la crítica: Es fácil para una persona llegar al punto de que da todo por sentado, que las cosas se hacen sola y empieza a criticar cualquier imperfección que encuentra. El autor Thomas Hardy dijo que él tenía un amigo que podía ir a cualquier bello prado e inmediatamente encontrar un montón de estiércol.
Nosotros no debiéramos tener esa clase de perspectiva.
Al escribir a su congregación, el apóstol Pedro dijo: "Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confir­mados en la verdad presente" (). Pedro tenía un alto llamamiento de parte de Dios y no quería ser irresponsable en cuanto a la manera en que lo cumplía. No quería ser negligente para con aquellos a los que estaba llamado a enseñar, de modo que continuamente les recordaba lo que ya habían apren­dido. Les estaba diciendo: "Yo sé que vosotros conocéis estas cosas, pero nece­sitáis que os las recuerde", esto es como una clase de FDF en grande Continuando en el versículo 13, dice: "Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas" (vv. 13-15). Hay virtud en repetir las cosas básicas a fin de que no se olviden. Eso es lo que quisiera hacer ahora.
Dios ya ha diseñado el modelo para su iglesia, el modelo bíblico, y ese modelo lo vamos a ver en cuatro partes o categorías: en primer lugar, las verdades fundamentales. Esto es, aquello que le da forma y fundamento a la iglesia, sobre la cual debe estar formada y debe estar estructurada y a partir de ahí todas las demás cosas se mueven. Esas son las verdades básicas no negociables, las cuales no vamos hacer concepciones, las que nos mantendrán de pie.
En segundo lugar están las actitudes espirituales. No quiero que usted haga ciertas cosa, no quiero decirle lo que usted tiene que hacer; sino más bien generar en usted la actitud espiritual que van a motivar su conducta, su comportamiento.
En tercer lugar están las funciones de la iglesia. Con esto quiero decir ¿Qué debe hacer la iglesia? ¿Cuál es su función? ¿Cuál es la responsabilidad de la iglesia en el mundo? ¿Qué debemos hacer? O resumiendo ¿Cuál es nuestro ministerio? Si alguien le dijera a usted: “¿Qué es lo que la iglesia debe hacer?” Que usted sepa que tiene una iglesia comprometida con la verdad bíblica y eso es lo que vamos a analizar.
Y en cuarto lugar, la manifestación externa de nuestra predicación y enseñanza. Bueno, se lleva a cabo todo el tiempo. Domingo por la mañana, miércoles por la noche, sábados por la mañana, discipulado, E.B.D. es decir siempre estamos predicando, predicando, predicando y enseñando, enseñando y enseñando.
Empecemos entonces. Para que una iglesia funcione, tiene que tener una estructura, por lo cual hay ciertas verdades esenciales que una iglesia tiene que creer y sos­tener firmemente si quiere contar con una estructura sana y fuerte. Estás doc­trinas son inalterables y nunca negociables; no pueden quedar comprometida bajo ningún concepto. Si cedemos en cualquiera de estos puntos la destruimos, la iglesia cesa en ser una iglesia “columna y sostén de la verdad” y se convierte en su lugar en cualquier otra cosa.
Primera parte
Las Verdades Fundamentales
I. Una visión elevada de Dios
Es absolutamente esencial que una iglesia se vea a sí misma como una institu­ción establecida para la gloria de Dios. Me temo que la iglesia en los Estados Unidos ha descendido de ese elevado propósito y se ha enfocado en cambio en la humanidad. Hoy la iglesia parece pensar que su meta es ayudar a las personas a sentirse mejor acerca de sí mismas. No les ofrece a las personas otra cosa que placebos espirituales. Se enfoca en la psicología, en el amor propio, en el entre­tenimiento y en otras mil diversiones para tratar de satisfacer esas necesidades.
La iglesia ha sido reducida de un organismo que hace hincapié en conocer y glorificar a Dios a una organización enfocada en las necesidades humanas. No se dan cuenta de que si usted conoce a Dios y le glorifica, las necesidades de su vida quedarán satisfechas. "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría" (). Cuando usted goza de una relación correcta con Dios, todo lo demás cae en su justo lugar. No estoy diciendo que debiéramos olvidarnos de las nece­sidades humanas. Debemos interesarnos por las personas en la misma manera en que Dios lo hace. Pero debemos encontrar un buen equilibrio, y eso comienza con una visión elevada de Dios. Debemos tomar seriamente a Dios.
Siento una santa indignación hacia los predicadores y otros que quieren sacar a Dios de su trono y convertirlo en un siervo que tiene que hacer todo lo que ellos le piden que haga. Las personas tienden a ser irreverentes; no saben cómo adorar a Dios. Algunas personas piensan que la adoración es todo aquello que les produce sentimientos agradables. Conocen muy poco acerca de Dios. Hay demasiadas Martas y muy pocas Marías en la iglesia (). Estamos tan ocupados sirviendo que no dedicamos tiempo a sentarnos a los pies de Jesús. No temblamos ante la Palabra de Dios. No nos atrevemos a enfrentarnos a la santidad de Dios y a nuestra pecaminosidad de modo que podamos ser usados para su gloria.
Cuando una persona muere, tenemos la tendencia a decir: "¿Cómo pudo Dios haber permitido esto?" Nosotros no tenemos el derecho de preguntar eso. Deberíamos preguntar: "¿Por qué estamos nosotros todavía vivos?" Dios, siendo santo, podía haber destruido al hombre cuando éste cayó por primera vez en el pecado. El que Dios sea tan bondadoso para con nosotros no es razón para que seamos indiferentes. A Dios debemos tomarlo seriamente.
Vea en las librerías cristianas. La gran mayoría de los libros que se escriben hoy atacan solo problemas de poca importancia. Durante las eras cuando la iglesia era más santa, los cristianos tenían muy pocos libros para leer, pero los que tenían les decían cómo disfrutar de una relación correcta con Dios. La mayoría de los libros de hoy no lo hacen.
Un estudio hecho en una conferencia nacional de pastores reveló que la mayoría de los pastores sienten que necesitan más ayuda para tratar con fami­lias. A pesar de todos los libros disponibles sobre los temas relacionados con la familia, esa es todavía un área en la que los líderes cristianos necesitan más ayuda. De modo que la respuesta no es escribir más materiales acerca de la familia. El problema consiste en que las personas no toman a Dios seriamente para funcionar conforme a sus leyes. Si a las familias se les enseñara una visión elevada de Dios, no habría tantos problemas familiares como tenemos en la iglesia.
dice: "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros". ¿Le gustaría vivir su vida teniendo a Dios cerca de usted? Si usted se acerca a Dios, Él se acercará a usted. Pero usted dice: "Cuando me acerco a Dios, me pongo ner­vioso fácilmente". Por eso es por lo que también dice: "Pecadores, limpiad las manos". Cuanto más se acerca a Dios, tanto más consciente es de su propio pecado. En consecuencia, usted se humillará a sí mismo y llorará por sus pecados. dice que cuando usted se humilla a sí mismo delante del Señor, "él os exaltará".
Debemos tomar a Dios seriamente y exaltarle; no queremos tener una iglesia centrada en el hombre. Tenemos que salir y alcanzar a las personas en el amor de Cristo, pero Dios tiene que ser siempre el centro de nuestra adoración y vida.
II. La autoridad absoluta de las Escrituras
Una segunda verdad no negociable que forma parte del esqueleto de la iglesia es la autoridad absoluta de las Escrituras. La Biblia está constantemente bajo ataque, incluso desde dentro de la propia iglesia.
Leí recientemente un artículo escrito por un profesor de seminario que argumentaba que los cristianos no debieran ver el comportamiento homosexual como pecaminoso. Si una per­sona defiende ese punto de vista, es que está ignorando la Biblia. ¡Qué inconse­cuente es que un profesor de seminario niegue la Biblia cuando está entrenando a hombres para que ministren la Palabra de Dios! Pero eso es lo que está ocu­rriendo hoy. La. Biblia está siendo atacada directamente.
Creo que los carismáticos atacan la Biblia cuando le añaden sus visiones y revelaciones. Es a menudo un ataque sutil y no intencional, pero es un ataque como otro cualquiera. Ellos dicen que Jesús les dijo esto y que. Dios les dijo lo otro. Están socavando la Biblia cuando no la reconocen como la única auto­ridad. Los que creen que Dios habla regularmente a los cristianos individuales con mensajes especiales le quitan importancia a su Palabra. Dios se revela a sí mismo primariamente por medio de las páginas de las Escrituras, y esa revela­ción escrita debe ser considerada como la autoridad absoluta.
Uno de los peores asaltos a la Palabra de Dios viene de parte de personas que dicen que creen en la Biblia, pero no saben lo que enseña. Ese es el más sutil de los ataques. Muchos en todo el país dicen que creen en la Biblia de tapa a tapa, pero no conocen ni un solo párrafo de ella. ¿Cómo pueden decir que creen en lo que no conocen?
Cristo Jesús dijo: "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (). Si somos alimentados con cada palabra que sale de la boca de Dios, debemos entonces estudiar cada palabra. Los predica­dores de hoy se han olvidado por complete de esto.
Un pastor me dijo una vez:
—Yo pastoreo una iglesia solo durante dos años y entonces me marcho.
· ¿Ha estado usted haciendo esto por mucho tiempo? —le pregunté.
· Sí, paso dos años aquí, otros dos años allá y otros dos en otra parte.
· ¿Por qué? —le pregunté.
· Porque tengo solo cincuenta y dos sermones. Predicó cada uno de ellos dos veces y luego me marcho.
·¿Por qué no enseña usted todo el consejo de Dios ()? —le pregunté. A lo que me respondió:
·No les enseño todo, solo las partes que considero son importantes para ellos. ¡Pero toda palabra que sale de la boca de Dios es importante!
III. Sana doctrina
Lo tercero que una iglesia debe tener como parte de sus verdades fundamentales es sana doc­trina. Si usted tiene una visión elevada de Dios y está dedicado a Él, debe adhe­rirse a lo que enseña su Palabra. Las enseñanzas de Dios forman la sana doctrina.
Muchos cristianos tienen hoy una idea vaga acerca de la doctrina. Muchos pastores predican "sermoncitos para cristianitos", pequeños sermones que son finos e interesantes. A veces hacen que usted se sienta bien, confuso, triste o entusiasmado; pero rara vez escuchamos sermones que enseñan doctrina. Muy pocos predicadores explican las verdades acerca de Dios, de la vida, la muerte, el cielo, el infierno, el hombre, el pecado, Cristo, los ángeles, el Espíritu Santo, la posición del creyente, la carne o el mundo. Necesitamos verdades a las que podamos aferrarnos. Usted necesita leer un texto, averiguar que dice y significa, obtener una verdad divina y plantar esa verdad en la mente de las personas mediante su repetición regular.
Aprendí ese estilo de predicación cuando me gradué de la escuela secun­daria. Mi padre me entregó una Biblia y escribió una nota en ella animándome a leer 1 y 2 Timoteo. Lo hice y el mensaje de Pablo a Timoteo echo raíz en mi mente: "Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido" (; cp. , ; , ).
IV. Santidad personal
Tenemos que trazar líneas en lo que se refiere a la santidad personal. Debernos ser cuidadosos en relación con lo que nosotros y nuestros hijos vemos, leemos y escuchamos. No es posible ver algunas de las películas que se exhiben en nuestros cines y leer algunos de los libros que se publican sin pagar un precio. A veces me pregunto qué es lo pasa por la mente de los cristianos que se arriesgan a ver las películas, los programas de televisión y las publicaciones que propagan la inmoralidad y sistemas de valores contrarios a la Biblia.
No rebajemos nuestros principios a la altura de los del mundo. Es escanda­loso lo que se tolera en nuestra sociedad hoy. Cosas de las que no se hablaba hace una década, excepto en cuchicheos al oído, se dicen ahora abiertamente. Me asombra que nuestra cultura se haya podido degenerar en tan poco tiempo. Los cristianos están llamados a vivir vidas puras y no podemos ceder en eso. Debiéramos imponernos a nosotros mismos principios de pureza.
dice: "Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfec­cionando la santidad en el temor de Dios". Una iglesia debiera imponer ese principio (véase ). Esa es la razón por la que practicamos la disci­plina de iglesia en nuestra congregación. Si alguien peca, hablamos con él o ella.
Muchos cristianos no están tan preocupados por la santidad personal como debieran estarlo. ¿En dónde se encuentra usted en términos de santidad y comunión con el Dios viviente? No podemos vivir vidas cristianas a medias y todavía esperar que la obra de Dios sea hecha.
V. Autoridad espiritual
Un componente último del esqueleto de la estructura de una iglesia es la auto­ridad espiritual. Una iglesia debe entender que Cristo es la cabeza de la iglesia (; ) y que El lleva a cabo su gobierno en la iglesia por medio de ancianos piadosos (; , ).
nos enseña que nos sujetemos a los que están por encima de nosotros en el Señor, porque ellos velan por nuestras almas. Sigamos su ejemplo. dice: "Os rogamos, hermanos, que reconoz­cáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra" (vv. 12-13).
Pedro y Juan siempre viajaron juntos. Debido a eso, usted puede pensar que Juan no habló mucho. Pero él escribió el Evangelio de Juan, 1, 2 y 3 de Juan y Apocalipsis. No hay duda que con la relación tan íntima que tuvo con Cristo, él pudo habernos contado aún más grandes cosas. Pero cada vez que se encon­traba en compañía de Pedro en los primeros doce capítulos de Hechos, él guardó silencio. ¿Por qué? Porque Pedro tenía el don de hablar.
Bernabé fue un gran maestro, probablemente el mejor de la naciente iglesia. Pero cuando Bernabé y Pablo viajaban juntos, aun los inconversos se dieron cuenta de que Pablo era el principal orador.
Así, pues, hay variedad de dones entre los líderes espirituales. Pero en su conjunto, hay, no obstante, una igualdad de autoridad espiritual entre aquellos que la Biblia llama ancianos o pastores.
Conclusión
Resumamos lo que hemos aprendido. Para que la iglesia sea eficaz como el cuerpo de Cristo, tiene que contar con la estructura correcta. Tiene que tener una visión elevada de Dios. El propósito de la iglesia debe ser el de conocer a Dios. A fin de conocerle, debe ser reconocida la autoridad de las Escrituras, porque es por medio de la Biblia que podemos conocer a Dios. Una iglesia debiera tener un alto concepto de las Escrituras y un compromiso firme a enseñar la sana doctrina. Los miembros de una iglesia debieran también pro­curar la santidad personal y sujetar sus almas al cuidado de aquellos que el Señor ha puesto sobre ellos como autoridades espirituales.
EL DISEÑO DE DIOS PARA LA IGLESIA
Actitudes Espirituales Del Creyente
()
INTRODUCCIÓN
Como ya hemos notado, el esqueleto de una iglesia consiste en una serie de ver­dades no negociables sobre las cuales no podemos ceder en nada. Como las columnas principales de un edificio, esas verdades son rígidas e inflexibles, constituyen la columna vertebral del ministerio bíblico.
Pero a semejanza de todo cuerpo vivo, la iglesia no puede existir solo como un esqueleto. Un esqueleto provee de una estructura, pero no está vivo. Un cuerpo físico tiene órganos y fluidos que lo mantienen vivo y funcionando. Así, pues, una iglesia debe tener sistemas internos, es decir, ciertas actitudes espiri­tuales. La vida de una iglesia proviene de esas actitudes espirituales.
Quiero generar actitudes espirituales apropiadas en vuestros corazones. Una persona puede hacer algo bueno exteriormente y no obstante, tener una mala actitud. Sin embargo, el buen comportamiento exterior debiera ser el resultado de las buenas actitudes. Por eso es tan importante hacer hincapié en el fruto del Espíritu (): las actitudes internas.
Si no cambiamos esto y solo hacemos un cambio de cosas externas vamos a tener a los mismos miembros con las mismas actitudes malas en una estructura diferente y no vamos a entender el propósito detrás de los cambios.
Si las actitudes espirituales correctas se encuentran pre­sentes en la iglesia, implementar una estructura adecuada nunca será problema, porque las personas controladas por el Espíritu van a hacer las cosas a las que el Espíritu les guía, porque se conformará con el modelo bíblico de la iglesia.
Deseo hablar de las actitudes que tenemos como creyentes. No estoy interesado en tratar de asegurarme que tengamos un comportamiento determinada en cuanto a las ofrendas, la asistencia a los cultos semanales; asistir al discipulado FDF, discipulado de evangelismo; a orar cinco horas a la semana y a leer la Biblia a diario. Estas cosas son respuestas a las actitudes correctas. Nuestra meta como iglesia debiera ser la de generar en las personas las actitudes espirituales correctas. Eso a veces resulta difícil porque las personas no quieren tener las actitudes que corresponden y es más fácil dejarles hacer cosas "buenas" con una mala actitud. Al hacerlo así les permitimos a esas personas con malas actitudes obtener satisfacción de un comportamiento legalista.
I. Obediencia
La obediencia está a la cabeza de todas las demás actitudes. Un creyente obe­diente hace todo lo que Dios dice que haga. No se dedica a buscar arreglos. Si Dios dice que haga algo, punto final. No hay nada que discutir. Es muy impor­tante para nosotros tener la Palabra de Dios en nuestras mentes y corazones de modo que sepamos cómo ser obedientes. La obediencia es la sine qua non de todas las actitudes correctas. Es la actitud que lo invade todo y permite que las demás virtudes espirituales sean posible. El comportamiento sin una actitud de obediencia no tiene sentido; la obediencia interna es mucho mejor que un acto externo de adoración (). Además, la obediencia nos lleva a las otras actitudes espirituales correctas.
Hay otras razones importantes por las que debemos vivir en obediencia: Para glorificar a Dios, para recibir bendiciones, para dar testimonio a los incrédulos y ser un ejemplo para otros cristianos. El ser obedientes también nos permite ser llenados con el Espíritu Santo. Cuando estamos llenos con el Espíritu, estamos en condiciones de poder alcanzar a los no creyentes y ser un ejemplo para los que nos observan cómo vivimos.
Jesús dice en : "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo". Si Jesús es el Señor de su vida, debiera hacer lo que le pide que haga. nos dice que el camino que lleva a la salvación es angosto. Lo es porque está limitado por la voluntad de Dios, la ley y la Palabra. Tenemos que afirmar a Cristo como Señor () y someternos a su señorío. Eso significa vivir una vida de obediencia.
No diga como dijo un hombre que no quería obedecer la respuesta a su pregunta: "No creo que ustedes lo entiendan. Los cristianos están tan enredados en la Biblia que no entienden como obra y siente Dios". ¿Cómo vamos a saber lo que piensa Dios acerca de algo si no es mediante la lectura de la Biblia? Aquel hombre no estaba dispuesto a escuchar lo que Dios tenía que decirle acerca de su problema porque no quería enfrentarse a su propio sentimiento de culpa. dice: "Pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él". La meta de nuestra iglesia debiera ser la de formar un pueblo obediente. Esa ha sido siempre la intención de Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos. Cuando Dios habla, nosotros debemos obedecer.
Es triste que cuando algunas personas se ven confrontadas con la verdad divina que los convence de algo que no es correcto en sus vidas, ellos siguen en su camino de desobediencia. Por ejemplo, supongamos que escucha un sermón acerca del perdón y hay alguien que usted conoce que necesita su perdón. Pero usted procura borrar ese mensaje de su mente y continuar con su actitud de amargura y de negarse a perdonar. Eso es desobediencia. Es todo lo contrario a lo que Dios quiere conseguir en su vida.
Alguien dirá: "Yo voy al templo. ¿No es eso suficiente?" dice: "Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios". El ritual nunca puede reemplazar a la obediencia. En el apóstol dice: "Ceñid los lomos de vuestro entendimiento". En otras palabras, estén seguros de que sus prioridades están en buen orden. "Como hijos obedientes, no os con­forméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia" (). No vivan en la manera que vivían antes de ser cristianos. Tienen que ser hijos obe­dientes.
Jesús dijo: "Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios, y la guardan" (). Pablo, al elogiar a los cristianos de Roma, dice: "Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de voso­tros" (). El corazón de un pastor se alegra cuando es manifiesta la obe­diencia de los creyentes.
Quizá la razón por la que muchas personas al final dejan de servir a Cristo es porque escuchan la predicación de la Palabra y leen su biblia, pero no la aplican.
Debemos comprometernos a obedecer la Palabra de Dios. Si el Espíritu le enseña a usted una verdad, aplíquela. Cuando se sienta tocado en su conciencia por la verdad, no diga: "Cuánto me hubiera gustado que tal persona hubiera escuchado este sermón". Aplique el mensaje a su propia vida. Cuando usted obedece a Cristo, crece en madurez espiritual y se hace más útil en las manos de Dios.
II. Humildad
La segunda actitud que un cristiano debiera cultivar es la humildad. He luchado con el orgullo y seguro que usted también ha tenido problemas con ello. La humildad es muy escurridiza porque cuando usted se dice a sí mismo: "¡Qué humilde soy!", está siendo orgulloso.
La única diferencia que hay entre usted (la congregación) y yo es que Dios me había llamado a mí a predicar. Confío que cuando usted se hizo cristiano no cayó en la ilusión de pensar que Dios le necesitaba. Algunas personas dicen: "¡Si el Señor pudiera salvar a aquella persona! Tiene mucho talento y es un gran líder". Eso es ridículo. El Señor puede salvar a cualquier persona que Él quiera. Y nosotros no tenemos nada que ofrecerle a Dios. Somos como el hombre en que no podía pagar la deuda de diez mil talentos. El pobre no tenía nada para ofrecer. nos dice: "Bienaventurados los pobre en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". Es decir, cuando entramos en el reino de Dios, lo hacemos como pobres mendigos que no tienen nada para ofrecer. Estábamos en la bancarrota espiritual. Si tenemos algo ahora, no es porque nos lo hayamos ganado, sino que Dios nos lo dio. Lo único que tengo para ofrecerle a Dios es lo que Él me dio mediante el don de la salvación y de su Espíritu. No puedo recibir reconocimiento por eso, debo darle la gloria a Dios. No tengo razón para enorgullecerme.
Dios, mis hermanos nos ha llamado a ser personas humildes y sacrificadas. La Biblia habla con frecuencia acerca de la humildad. En esencia Jesús nos dice en : "El hombre que se niega a sí mismo y toma su cruz, halla su vida al seguirme". Vuelve a decir lo mismo en : Niéguese a sí mismo y sígame. Pague el precio del humillarse a sí mismo y póngase por debajo de otros. En leemos: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros". Busque honrar a los demás y atender a sus necesidades. Si los miembros de una iglesia están peleando por las posiciones de autoridad o por un cargo, vamos a experimentar el mismo caos que cuando los discípulos andaban buscando los primeros puestos (; ; ).
Debiéramos desear de todo corazón ser humildes. Eso no quiere decir que tenemos que desvaloramos a nosotros mismos, porque en Cristo somos eterna­mente valiosos. No tenemos que andar por ahí diciendo: "Soy un gusano; soy una rata; soy una basura; no soy nada". (No obstante, nunca olvidemos que Cristo es quien nos hizo valiosos, no lo ganamos por nosotros mismos.) Somos de valor para Dios porque fuimos redimidos y santificados. Eso nos capacita para servirle.
III. Amor
Solo los que son humildes pueden mostrar amor. No me estoy refiriendo a esa clase de amor mundano que es una falsificación y está enfocado en objetos. Esa es la razón por la que muchos matrimonios no perduran. El amor mundano es solo una emoción y cuando la emoción desaparece la relación termina. Esa clase de amor solo busca recibir y no dar.
El amor bíblico no es eso. No es una emoción; es un acto de servicio y sacri­ficio. No es una actitud; es una acción. El amor siempre hace algo. Las palabras que se emplean en para describir el amor son todas verbos. El amor es un acto de servicio que fluye de un corazón de humildad.
El amor bíblico satisface las necesidades de las personas. Jesús dice en : "Amarás... a tu prójimo como a ti mismo". Un abogado respondió: "¿Y quién es mi prójimo?" (). Jesús respondió con la parábola del buen sama­ritano (). El samaritano iba pasando a lo largo de un camino y se encontró de pronto con un hombre al que habían golpeado y robado. Él ayudó a aquel hombre y le atendió en sus necesidades. ¿Quién es su prójimo? Todo aquel que tenga una necesidad que usted puede satisfacer. ¿A quién tienen que amar? A todo aquel que tenga una necesidad. ¿Cómo tiene que amarle? Atendiendo a sus necesidades, aun cuando no se sienta emocionalmente vincu­lado o atraído hacia esa persona.
Una ilustración clásica de la humildad del amor la encontramos en . Jesús y sus discípulos iban a cenar juntos. Los discípulos estaba discutiendo acerca de cuál de ellos era el mayor (). En aquellos días, las personas comían en una posición reclinada, lo que quiere decir que la cabeza de una per­sona solía estar a unos veinte centímetros de los pies de otro comensal. Era una cortesía común lavar los pies de los participantes antes de disponerse a comer. Pero no había ningún criado a manos para lavar los pies de los discípulos. Ninguno de los discípulos estaba tampoco dispuesto a prestar ese servicio porque habían estado discutiendo acerca de quién de ellos era el más impor­tante. De modo que Jesús se quitó su túnica, se puso una toalla alrededor de la cintura y les lavó los pies (). Les enseñó una lección inolvidable. Cuando terminó, les dijo: "Ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis" (). En otras palabras, les estaba diciendo: "Como yo os he amado, que también os améis unos a otros" (). ¿Cómo demostró Él su amor por ellos? No por una vinculación emocional. Probablemente lo único que sentía en ese momento era disgusto debido al egoísmo y el orgullo de los discípulos. Les mostró su amor atendiendo a sus necesidades. De la misma manera, nosotros estamos llamados a satisfacer las necesidades de otros.
Debiéramos satisfacer las necesidades de otras personas espontánea y voluntariamente. Nuestro amor debiera ser el reflejo de un corazón humilde. El amor fluye de un corazón humilde. El amor busca el consuelo y el gozo de otros.
IV. Unidad
Jesús oró pidiendo que todos los cristianos fueran uno, así como el Padre y Él eran uno, a fin de que el mundo pudiera creer que Él había sido enviado por el Padre. Pidió que todos nosotros fuéramos uno (). Eso básicamente se refiere a la unidad de los creyentes como un resultado de la salvación, pero Jesús también quería que nosotros tuviéramos unidad en la vida y propósito de la iglesia. El apóstol Pablo les dijo a los efesios que se esforzaran en "guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (). No les dice que ellos generen la unidad; ya la tenían. Ellos tenían que mantener esa unidad que Dios ya les había dado.
La unidad es una parte importante de la vida de la iglesia. Esa es la razón por la que Satanás la ataca constantemente. Hace un tiempo, mi esposa y yo fuimos a una conferencia bíblica y tuve la oportunidad de hablar con la hija del doctor Criswell, quien fue pastor de la Primera Iglesia Bautista de Dallas. Ella me contó: "Mi padre tuvo una vez en el equipo ministerial de la iglesia un hombre que trató de dividir a la iglesia. Aquello le desgarraba el corazón. Un domingo quedó tan preocupado acerca de ello que llamó a una empresa de car‑
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pintería y les dijo: <Para el próximo domingo quiero tener instalados reclinato­rios en todas las bancas del templo'. Y así sucedió, para el siguiente domingo estaban instalados. (Todavía siguen allí.) Cuando los hermanos se congregaron el domingo por la mañana, él dijo: Por la gracia de Dios nunca ha habido una división en esta iglesia y nunca la habrá'. Luego pidió a los hermanos que se arrodillaran en los reclinatorios para orar. Dios sanó los distanciamientos que se habían producido en la iglesia".
La unidad glorifica a Dios. Honra su santo nombre. Satanás está tratando incesantemente de dividir a las iglesias. Alabo a Dios porque nuestra iglesia nunca ha sufrido una división. Ha habido personas que querían marcharse debido a que ciertas cosas no sucedieron en la manera que ellos esperaban. Aun si ellos estaban en lo correcto, la humildad y el amor no actúan de forma que se produzcan divisiones.
Nadie es perfecto, de manera que siempre habrá pequeñas cosas sobre las cuales las personas estarán en desacuerdo. Sin embargo, debiéramos siempre hincamos de rodillas juntos y buscar mantener la unidad del Espíritu en el vín­culo de la paz (). Ese fue el deseo de los escritores del Nuevo Testamento. Pablo les abrió su corazón a los corintios y les dijo: "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros con­tiendas". No podía soportar el ver divisiones en la iglesia. Le dijo a la iglesia fili­pense que siguieran "combatiendo unánimes por la fe del evangelio" (). Sus palabras son de gran aplicación en el día de hoy. ¿Ve usted en su vida esas actitudes mencionadas? ¿Se caracteriza su vida por la obediencia? ¿Está progre­sando en madurez y siendo más santificado al escuchar la Palabra y aplicarla? ¿Se ve a sí mismo creciendo de tal forma que a medida que se hace mayor alcan­zará la cumbre de su dedicación espiritual? ¿Tiene usted una actitud de humildad? ¿Está atendiendo a las necesidades de otros con actos de amor que proceden de un corazón humilde? ¿Busca verdaderamente hacer la paz y man­tener la unidad del Espíritu? Debiéramos buscar tener todas esas cualidades en nuestra vida. Esa es la voluntad de Dios para nosotros.
Disposición para servir
Una iglesia grande tiene grandes necesidades. Debido al tamaño de nuestra iglesia, hay múltiples oportunidades para servir. Irónicamente, las personas tienden a pensar que no son necesarias en una iglesia así de grande. Buscan el
38 El plan del Señor para la iglesia
placer de sentarse en las bandas, ponerse cómodos y observar mientras otros ministran. ¡Eso puede ser mortal!
En Pablo dice: "Así, pues, téngannos los hombres por servi­dores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios". En otras palabras: "Cuando llegue el momento de emitir juicio sobre mis consiervos y un ser­vidor, quisiera que dijeran que fuimos siervos de Cristo".
Hay varias palabras para siervo en la lengua griega y Pablo usa una que transmite mejor la idea de un siervo humilde (gr. hupéretjs, "el remero de abajo"). En aquellos tiempos, cuando los barcos de madera de tres órdenes de remos llamados trirremes eran impulsados por remeros esclavos encadenados a las bancas en el casco. Los remeros en el piso inferior eran conocidos como "remeros de abajo". Pablo y sus consiervos no querían ser exaltados; querían ser conocidos como los remeros esclavos que movían esforzada y diligente­mente sus remos.
Muchas personas quieren ser "estrellas", pero Dios busca siervos obe­dientes. En Pablo dice: "Ahora bien, se requiere de los adminis­tradores, que cada uno sea hallado fiel". Dios no quiere personas que salen con una idea ingeniosa para mover su remo y hace que todos los demás se sientan mal en el proceso. Él busca remeros fieles que se ven a sí mismos como siervos bien dispuestos.
El servicio a otros no tiene que estar necesariamente relacionado con pro­gramas diseñados por la iglesia. En Pablo habla de las funciones de los siervos y usa para ello el cuerpo humano como una analogía: "Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros [funciones], pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de pro­fecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría" (vv. 4-8). Pablo está diciendo: "¡Usa la habilidad que Dios te ha dado para servir a otros!" Usted no necesita tener un programa a fin de poder servir a otros. Deje que las capacidades que Dios le ha dado salgan de su vida, ya sea mediante un programa estructurado o por medio de la interacción personal. El Espíritu mora en el creyente y le capacita con la intención de servir a otros. Si usted no sirve empezará a crear en la iglesia un cuello de botella. No vaya a su iglesia y diga: "¡Aquí hay demasiada gente! No sé dónde puedo servir". Si usted está lleno del Espíritu Santo, Dios quiere llevar a cabo un ministerio por medio suyo que es esencial para esa iglesia.
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Pablo menciona varias categorías de ministerio en : Profecía (predicación), servicio, enseñanza, exhortación, repartir, presidir, hacer misericordia (véase también ). Cada una de estas categorías es muy amplia. Dentro de la categoría de repartir hay muchas maneras de dar. Dentro de la categoría de mostrar misericordia, hay muchas maneras de hacerlo. Hay también diferentes estilos de predicar y enseñar. El Señor nos ha dado a cada uno de nosotros una combinación de dones que nos capacitan para ministrar en la manera que Él quiere que lo hagamos. Puedo ver en mi propia vida que Dios me ha llamado a predicar, enseñar, dirigir, exhortar y quizá demostrar el don de conocimiento. Él combina ciertos dones en maneras tan únicas que somos como copos de nieve, que no hay dos iguales. Por eso la iglesia pierde cuando nosotros no servimos con los dones que hemos recibido. Dios no quiere que seamos espectadores.
Hace varios años la revista Moody Monthly publicó un artículo acerca de nuestra iglesia. En ese tiempo ocupábamos un edificio más pequeño y está­bamos que estallábamos por las costuras por las cantidad de personas que acu­dían. Después de hacer un estudio de la iglesia y de entrevistar a varios hermanos, el escritor decidió titular el artículo "La iglesia con novecientos ministerios". Lo hizo así porque contábamos con novecientos miembros y cada uno se encontraba sirviendo activamente. No teníamos muchos programas for­males, pero cada miembros estaba usando sus dones. Los creyentes siempre andaban llamando y preguntando si había alguien en el hospital que ellos pudieran visitar, si el departamento de cuna necesitaba más ayudantes, si se necesitaba a alguien para limpiar los baños y las ventanas, si necesitábamos ayuda para evangelizar o para enseñar una clase. Todos se prestaban para ayudar y decían que estaban disponibles. Los hermanos incluso comentaban entre ellos acerca de la manera en que Dios bendecía su ministerio y le daban a Él la gloria por lo que estaba sucediendo. Esa es la manera en que la iglesia debiera ser.
Hay otras muchas áreas de ministerio en las que un creyente puede involu­crarse. Cultive los dones que Dios le ha dado y sea activo en cualquier minis­terio al que Dios le dirija.
En Pablo escribe: "Os saluda Epafras, el cual es de vosotros, siervo de Cristo". Notemos que Pablo no dice algo semejante a: "Epafras, el gra­duado del seminario", o: "El doctor Epafras, el graduado con honores de..." Simplemente dice: "Epafras es uno de vosotros, un siervo de Cristo". Ser un siervo de Cristo es un gran llamamiento y un gran honor.
Pablo escribe en acerca de otro hermano que también tenía un auténtico corazón de siervo: " Epafrodito, mi hermano y coloborador y
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compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades". Epafrodito fue un verdadero compañero para Pablo. ¿Usted sabe cuán valioso es un compañero cuando se encuentra metido en una batalla defendiendo el evangelio? Muchas personas necesitan esa clase de apoyo.
Las personas como Epafrodito serán bien conocidas en el cielo. Resulta difícil encontrar creyentes como ellos. El apóstol les dice a los filipenses en el versículo 29: "Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él". ¿Por qué? Porque él aportaba una compañía fiel y una ayuda eficaz.
Un siervo dispuesto a servir es espontáneo en lo que hace. Usted si quiere puede sentarse y decir: "No sé si quiero involocrarme en eso; no sé si quiero tra­bajar con esas personas", o puede levantarse y ponerser a trabajar.
Coto
¿Qué es el gozo? Es una euforia exterior. Es también la respuesta del corazón, del alma y de la mente a la relación que el creyente tiene con Cristo Jesús. Una de las cosas que los líderes de la Grace Community Church se han esforzado por hacer es cultivar una congregación de gozo.
Hay seriedad en la Palabra de Dios y en presentarse delante del Dios infini­tamente santo, sabio y soberano. Hay una gran seriedad en la lucha con las terribles ansiedades de la vida y de la muerte y de todo lo que nuestra huma­nidad nos trae. Muchas cosas nos llenan de dolor; pero al mismo tiempo somos llamados a estar llenos de gozo. Tenemos un conocimiento profundo en nues­tras almas de que todo está bien y que en última instancia todo será glorioso.
Cuando estudiamos la Palabra de Dios y obedecemos al Señor, experimen­tamos gozo. dice: "Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido". nos dice que el reino de Dios es "justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo". Jesús dice en que Él vino para darnos gozo. Pablo dijo: "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!" ().
Estoy convencido que el gozo está ligado a la voluntad de servir. Cuando las personas se involucran en servir y en usar los dones que Dios les ha dado, expe­rimentan gozo. Los que son excesivamente introspectivos están siempre tra­tando de satisfacer y resolver sus propios problemas. Como resultado, se convierten en seres humanos que crecen hacia adentro, siempre contemplán­dose a sí mismo y siendo desgraciados.
Una persona puede escoger perder su gozo. Si quiere puede dedicarse a buscar y mirar el motón de estiércol en el mejor de los prados. Es una decisión
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que cada uno toma. Yo elijo estar gozoso y entusiasmado acerca de lo que Dios hace. Con el poder que el Espíritu Santo me ha dado, no voy a permitir que nadie me robe el gozo porque la Biblia manda que yo me regocije siempre (). Me digo a mí mismo: "Regocíjate en el Dios que te ha redimido y que te ama a pesar de tu pecado. Regocíjate en que un día estarás en el cielo con Él". Ciertamente vamos a tener problemas, pero viene el día cuando todos los ver­daderos creyentes estarán en el cielo y todos nosotros seremos perfectos.
Paz
Paz es una palabra bella, ¿verdad que sí? Jesús dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (). Jesús nos dio su paz. dice: "Sino que a paz nos llamó Dios". dice que dejemos que la paz de Dios reine en nuestros corazones. dice: "Vivid en paz". dice: "Tened paz entre vosotros".
Mientras que el gozo es una euforia exterior, la paz es un contentamiento interior que viene cuando sentimos que todo está bajo control. Usted no va a tener paz si hay pecado en su vida. Pero cuando su vida está limpia de pecado y está caminando en el Espíritu, usted tendrá paz. Nunca permita que alguien o algo le priven de su paz.
En nuestra iglesia tratamos de cultivar una actitud de paz, de descanso y confianza en Dios. No hay razón para dejarse perturbar. Pablo dijo: "Por nada estéis afanosos" y que permitamos que la paz de Dios reine en nuestros cora­zones (). Todos experimentamos pruebas que nos causan ansiedad. No vivimos en perfecta paz, pero, no obstante, tenemos que tener una actitud de paz.
En nuestro Señor dice: "Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios". Los cristianos debieran ser pacifi­cadores. Usted no podría hacer nada más maravilloso por el reino de Dios y la iglesia de Cristo Jesús que el ser un pacificador. La naturaleza humana tiende al conflicto. Job dijo: "Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción" (5:7). Las personas continuamente experi­mentan conflictos de personalidad. No obstante, estamos llamados a ser pacifi­cadores. Somos llamados a suavizar los conflictos, no a fomentarlos. A veces un problema insignificante lo hacemos explotar en algo desproporcionado y se convierte en una marea destructora. Los seres humanos están más inclinados a incrementar las dificultades que a hacer la paz.
Dígase a sí mismo: "Estoy en paz, Dios está en control y yo seré un pacifi‑
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cador". Cada vez que se vea metido en un conflicto, sea un pacificador. Cuando vea a dos personas metidas en un conflicto, ayúdelas a abrazarse la una a la otra en paz. No se ponga del lado de ninguno. Procure encontrar lo bueno en cada persona en vez de enfocarse en lo malo. Cultive buenas relaciones, empezando con su propia familia. Si sabe que decir cierta cosa va a causar irritación a alguien, no lo diga. A veces cuando siento que estoy en lo correcto acerca de algo y alguien piensa que estoy equivocado, no me pongo a reafirmar que yo tengo la- razón porque no quiero perturbar la paz entre nosotros. No voy a comprometer mis convicciones, pero tampoco voy a defender innecesaria­mente mis derechos. La paz es más importante que el salirme con la mía. Sin embargo, si alguien niega la verdad de Dios, lucharé por lo que es la verdad. No obstante, con los de la familia de Dios tenemos que ser pacificadores. ¡Cuán sencilla sería la vida si todos fuéramos pacificadores!
Gratitud
dice: "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús".
Las personas dicen: "Si tan solo tuviera un mejor trabajo", o: "Si yo tuviera un cónyuge mejor", o: "Si no tuviera tantos problemas". Pero somos llamados a ser agradecidos.
Dar gracias pueden ser algo poderoso. Si usted puede cultivar un corazón agradecido, resolverá muchos de sus problemas. Dar gracias y alabar a Dios le ayuda a evitar enfocarse en sus problemas. Eso fue muy cierto en el caso de los escritores de los salmos. Cada vez que surgía un problema, ellos clamaban al Señor en su desesperación. Uno de ellos preguntaba: "Por qué prosperan los malos?" El rey David tuvo esa actitud cuando huía de su hijo Absalón, quien quería arrebatarle el trono. Pero al fin empezó a pensar en todas las cosas buenas que Dios había hecho por él. Cuando cultivó esa actitud de gratitud —aun cuando se encontraba huyendo de Absalón— cesó de sentirse desesperado.
Tenemos muchas cosas por las que dar gracias:
: "Cantad a Jehová, vosotros sus santos, y celebrad la memoria de su santidad".
: "Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia".
: Daniel dio gracias a Dios por la sabiduría y la fuerza que le había dado.
: Pablo daba gracias a Dios por los creyentes que expre­saban su fe.
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: Daba gracias por la conversión de las personas.
: Daba gracias a Dios porque le había liberado del poder del pecado que moraba en él.
: Estaba agradecido por la gracia de Dios que nos ha sido dada en Cristo Jesús.
: Daba gracias a Dios porque nos ha dado victoria sobre la muerte.
: Debiéramos estar agradecidos por el triunfo del evan­gelio.
: Daba gracias por los que tienen celo por Cristo. : Debemos dar gracias por el don de Cristo.
: Daba gracias por los que reciben y aplican la Palabra de Dios.
: Debiéramos dar gracias cuando vemos a los cre­yentes trabajar diligentemente por amor del reino de Dios y mos­trando su amor unos por otros.
: Debiéramos dar gracias por el poder de Cristo y por su reino que viene.
No se queje cuando se vea en medio de circunstancias adversas; por el con­trario, cultive un corazón agradecido. Si usted no es una persona agradecida es porque piensa que se merece mejores circunstancias que las que ahora está teniendo: Pero si recibiera lo que se merece, estaría en el infierno. Eso tiene que ver con todos nosotros. Así, pues, dé gracias por lo que ahora tiene. Eso quitará toda la amargura de su vida.
Dominio propio
Los cristianos tenemos que darnos cuenta cuán importante es que nos confor­memos a los principios divinos. El dominio propio significa que nos alejamos del pecado y hacemos solamente lo que es correcto. La persona disciplinada conoce y entiende la ley de Dios y no hace nada que esté fuera de sus límites.
Pablo habla acerca del dominio propio en , donde usa una metáfora familiar para ilustrar la enseñanza: "¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis". Todos los que corren en una carrera lo hacen con la intención de ganar; por eso corren, Los creyentes han sido llamados a una carrera (Gá, 5:7; ; ) y corren para ganar. ¿Qué es nece­sario para alcanzar la meta? Pablo nos dice en el versículo 25: "Todo aquel que
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lucha [participa en la competencia ], de todo se abstiene". Es decir, si una per­sona quiere experimentar la victoria, tiene que ser muy disciplinado. Un atleta no puede ganar la carrera si pesa quince kilos de más. Se requiere una gran dis­ciplina para mantenerse en forma.
Es asombrosa la cantidad de horas que los atletas tienen que dedicar a los entrenamientos a fin de ganar en la competencia . Los que participan en las competencias internacionales frecuentemente se entrenan varias horas cada día durante varios años de su vida, quizá de cinco a diez años. Necesitan llegar a esa situación en la que ya no sienten el dolor. Hay una euforia más allá del dolor que solo los atletas pueden experimentar. Esa euforia es semejante a una increible sensación de libertad y energía, y solo llega más allá del dolor.
En el versículo 26 Pablo continúa diciendo: "Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura". Quería estar seguro de que no se desviaba. En , Pablo le dice a Timoteo que para que un atleta gane la corona en la carrera, tiene que "[luchar] legítimamente (gr., nominos)". Tiene que obe­decer las reglas del juego. No puede salirse de las normas. Si quiere ganar debe someterse a las reglas.
En el versículo 27 Pablo añade: "Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado [descalificado por causa del pecado]". Él no quería pecar, no quería perder la oportunidad de una victoria espiritual mucho menos que un atleta quiere hacer algo que le pueda descalificar.
Tuve una vez la oportunidad de dirigir un estudio bíblico para el equipo de fútbol de los Delfines de Miami antes de su partido contra los Raiders de Los Ángeles. Estudiamos juntos . Algunos de los jugadores estaban ya completamente preparados para la batalla. Les dije que ellos habían dedicado una tremenda cantidad de tiempo y mucha energía a fin de alcanzar su mejor forma de juego. Pronto se iban a poner su armadura, por así decirlo, para la batalla por una corona corruptible (). Les hablé de que hay otra batalla más importante que aquella: la guerra espiritual por una corona inco­rruptible, una herencia eterna "incontaminada e inmarcesible" (). La armadura para aquella clase de guerra es más importante que todo el equipo que llevan los jugadores para un partido de fútbol americano. Es vital llevar esa armadura si es que queremos obtener la victoria en esa guerra espiritual. Les leí : "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo". Luego les dije: "Luchar sin preparación en contra de los enemigos de vuestra alma sería como luchar contra los Raiders con su pantalón corto del gimnasio, 'porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de
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las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes— (). Estamos metidos en una batalla espiritual y la batalla no es en contra de hombres sino de demonios.
Nunca olvidaré la batalla que sostuvimos una noche en el templo con una señorita poseída por el demonio. Se encontraba en un cuarto gritando, patale­ando y arrojando todo lo que encontraba a mano. Cuando entré en el cuarto, ella dijo: "No le dejen entrar". Pero la voz que habló no era la suya. Mi primera respuesta fue: "Está bien, me voy". Pero entonces me di cuenta de que si el demonio no me quería allí era porque yo era del equipo de Dios. En el poder de Dios, varios de nosotros pasamos varias horas allí con la mujer hasta que ella confesó su pecado. Dios, en su gracia, la purificó. Desde aquel encuentro nunca he dudado que la batalla del ser humano es en contra de los demonios.
Es importante que nosotros entendamos la seriedad de la guerra espiritual que hay entablada contra Cristo y contra todos los que son de Él. Necesitamos ponernos "toda la armadura de Dios, para que podáis resistir" (). Tenemos que estar preparados para la batalla.
Hay dos elementos en esa armadura en los que quisiera hacer hincapié. Aparecen mencionados en .
El cinturón de la verdad
Pablo dijo: "Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad". n tenía en mente a un soldado romano preparado para la batalla. Si un soldado romano entraba a la batalla sin el cinturón, su ropa flotaba libre a su alrededor. En un combate mano a mano, una túnica sin sujetar podía interferir con los movi­mientos del soldado y ser causa de su muerte. Eso le hacía también vulnerable a que un soldado enemigo le atrapara por la ropa y le derribara. Para evitar que esto sucediera el soldado romano usaba un cinturón para mantener bien sujeta la ropa alrededor de su cuerpo. Pablo llamó a esto el cinturón de la verdad. Lo asoció con un compromiso sincero y firme a la autodisciplina. Debemos ser serios acerca de nuestra preparación para entrar a la batalla espiritual. Esa batalla no es una pequeñez. Debemos comprometernos a andar por el camino estrecho por el que Dios nos invita a caminar. Eso no es fácil; hay pequeñas voces a lo largo del camino que nos invitan a desviarnos. Si amamos el placer más de lo que amamos a Dios, nos apartaremos de la senda del dominio propio al que Dios nos llama y caeremos en el pecado.
La coraza de justicia
El soldado romano también llevaba puesta una coraza sobre su pecho para evitar que sus órganos vitales fueran vulnerables a las flechas y los puñales.
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Pablo llamó a esto la coraza de justicia (o santidad). Debemos vivir en justicia —obedecer las leyes de Dios— o seremos vulnerables en la batalla. En Pablo dice: "Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios".
Me entristece ver cristianos indisciplinados. Ellos saben que tienen que ser obedientes, pero no se sienten comprometidos con los mandamientos de Dios. En Pablo dice: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verda­dero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad". El dominio propio está relacionado con la mente. dice: "Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él". Una vida pura y con dominio propio viene como resultado de estar saturados con la Palabra de Dios. El salmista dijo: "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" (). dice que "la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros". La Palabra de Dios es la fuente de la disciplina y debemos dedicarnos fielmente a conocerla.
No ceda al clamor del mundo que le dice: "Ven aquí y disfruta de la vida". Si usted se entretiene con películas sucias y con actividades pecaminosas, no se ha entregado por completo a la manera de vivir a la que Dios le llama. He escu­chado repetidas veces los razonamientos que hacen los cristianos para justificar actividades cuestionables, pero ninguno de ellos me impresiona. No debemos meternos a nadar en las áreas grises. Pablo nos manda en que pensemos en las cosas que son buenas, no en las que no parecen malas.
Responsabilidad
Es esencial que enseñemos a todos en la iglesia a ser responsables unos con otros. Deberíamos estar preocupados por nuestros hermanos, no acerca del color de las alfombras o del papel de las paredes Las personas son más impor­tantes que los programas. En Jesús dice: "¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?" (v. 3). En otras palabras: "¿Por qué estás más preocupado acerca del pequeño problema en la vida de tu hermano que el gran problema que tú tienes en tu propia vida?"
Este principio es así: Tenemos la responsabilidad de señalar los pecados de otra persona, pero antes de que podamos hacer eso tenemos que arreglar nuestro propio pecado (v. 5). La responsabilidad entre los miembros de una iglesia es algo importante. En una relación de responsabilidad, una persona no
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es solo responsable por cuidar de otros; es también responsable por asegurarse de que su propia vida está en orden antes de cuidar de los demás.
Veamos la aplicación práctica de la responsabilidad. Supongamos que alguien que usted conoce en su iglesia deja de asistir a los cultos de la misma. Es su responsabilidad ir a ese miembro y decirle: "Te estás olvidando de con­gregarte con los hermanos (). Debes ser más fiel en cuanto a adorar con el pueblo de Dios". Usted puede pensar: ¿Quién soy yo para decir eso? Yo también tengo problemas en mi propia vida. Entonces limpie su propia vida, eli­mine la viga de su propio ojo, de manera que pueda ir y hablarle al otro her­mano de su pecado. La responsabilidad ante los demás requiere que seamos puros.
dice: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre". Se requiere que la persona que quiera ayudar a otro a caminar en obediencia con el Señor, ella misma camine de esa manera.
nos dice lo que hay que hacer una vez que hemos tratado con el pecado en nuestra propia vida: "Por tanto, si tu hermano peca contra ti, vé y repréndele estando tú y él solos". Si un hermano de la iglesia peca acérquese a él a solas y en privado. Si, por ejemplo, usted conoce a alguien que dice ser cris­tiano, pero es poco honrado en los tratos con los demás, que maltrata a sus empleados, usted tiene la obligación delante de Dios de ir a esa persona —en una forma amorosa— y decirle: "Lo que estás hacienda está mal". Otros ejem­plos de situaciones en las que debe acudir a la persona y hablar con ella, es cuando no está siendo fiel con su cónyuge, padres que no están educando a sus hijos como debieran o hijos que no son obedientes a sus padres. nos dice que Pablo reprendió públicamente a Pedro porque este estaba haciendo algo que no era bueno. Los ancianos y los líderes no están exentos de la reprensión. Si hay necesidad de reprenderlos, quizá convenga hacerlo delante de la iglesia para que otros teman y eviten el pecado ().
Una vez que recibí una carta de alguien que se había dado cuenta de algo equivocado en mi vida, le escribí pidiéndole perdón y dándole las gracias por indicarme que prestara atención a aquel asunto. Si hay algo que no es correcto en mi vida, quiero saberlo. Pero si quien lo sabe no me lo dice por temor, voy a seguir cometiendo el mismo error. Todos en la iglesia debieran tener ese sen­tido de responsabilidad cristiana unos con otros a fin de que la vida de todos sea pura. Los esposos, hombres y mujeres, especialmente debieran ser respon­sables el uno con el otro. No es correcto tolerar la pecaminosidad de alguien en la iglesia. Cualquier creyente que vive en pecado se debe hablar con él o ella en forma amorosa y con la intención de edificar y restaurar al hermano.
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¿Pero qué hacer si el hermano que ha pecado no escucha? dice: "Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra". Si esa persona todavía no escucha, el versí­culo 17 nos dice: "Dilo a la iglesia". Es decir, procura que todos en la iglesia animen al hermano que ha pecado a que se arrepienta.
Cuando aplicamos por primera vez la disciplina en nuestra iglesia, dos de los pastores me dijeron: "No va a funcionar. La iglesia se va a hundir. Usted no puede tener a toda la iglesia vigilando los pecados de los demás". Yo les res­pondí: "La Biblia nos dice que seamos responsables ante los demás. Vamos a hacerlo y veamos lo que Dios hace". Nosotros no tenemos que preocuparnos por edificar la iglesia; Cristo dijo que esa era su tarea (). Lo que noso­tros tenemos que hacer es ser obedientes a Dios y Él se encargará de todo lo demás.
Tengo una excelente ilustración de cómo funcionó la disciplina en la iglesia para el bien de nuestra congregación. Una mujer me llamó un día y me dijo: "Mi esposo me acaba de dejar. Se ha marchado con otra mujer". Le pedí a la señora el nombre de la otra mujer, y ella me lo dio. Busqué el teléfono de la refe­rida mujer y la llamé por teléfono. El esposo de la señora que me había llamado respondió al teléfono. Yo dije: "Hola, soy John de la Grace Community Church. Estoy llamando en el nombre de Cristo Jesús para que usted salga de la casa de esa mujer antes de que vuelva a pecar contra Dios, su esposa y su iglesia". Se quedó muy sorprendido y me dijo que volvería inmediatamente con su esposa. Al domingo siguiente se presentó en el templo, me abrazó y me dijo: "¡Gracias! Yo no quería estar allí. Caí en la tentación y pensé que nadie se preocuparía de ello". Él no quedó alienado por mi amonestación, por el contrario, eso le ayudó a regresar a la comunión de los santos y a la obediencia. (Para más información específica sobre el tema de la disciplina en la iglesia, véase el Apéndice 4.)
Esa confrontación es necesaria para ayudar a restaurar al hermano que ha pecado. A veces un cristiano hará cosas que no quiere hacer, y eso va a requerir la amonestación amorosa de otro cristiano para sacarle de esa situación. Pablo dijo que él luchaba con la carne: "Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago" (). Esa clase de confrontación no tiene la intención de invadir la privacidad de las personas; sino el de ayudarlas en su lucha contra el pecado. Necesitamos interesarnos en la responsabilidad que tenemos unos para con otros. Esa es la razón por la que la comunión es importante. Nos recuerda que nos aseguremos que nuestras vidas son rectas delante de Dios a fin de poder restaurarnos unos a otros en amor y estimularnos unos a otros al amor y a la buenas obras ().
La responsabilidad involucra el "unos a otros" de las Escrituras. Estamos
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llamados a exhortarnos unos a otros (), orar unos por otros (), amarnos unos a otros (; ; ), enseñarnos unos a otros (), edificarnos unos a otros (; ). Esas cosas son las que forman la vida de la iglesia.
Perdón
La iglesia no puede sobrevivir sin la experiencia del perdón. Es una actitud importante porque todos somos humanos y todos pecamos. Si usted no puede perdonar a alguien que peca, especialmente que peca contra usted, tiene un cáncer en su ser que está infectando el cuerpo de Cristo.
Veamos cómo nos instruye Jesús a que oremos en : "Y perdó­nanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deu­dores". En otras palabras: "Dios, perdónanos en la misma forma que nosotros perdonamos a otros". En los versículos 14-15 nos dice: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celes­tial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas". Si usted no perdona a otras personas, Dios tam­poco le perdonará a usted.
Ahora bien, no estamos hablando aquí del perdón redentor y eterno que recibimos cuando aceptamos a Cristo Jesús como nuestro Salvador. Estamos hablando acerca del perdón paternal y temporal. Es el perdón que tiene que ver con los pecados actuales. Necesitamos tener una actitud perdonadora si que­remos disfrutar de una comunión pura y bendita con Dios y con nuestros her­manos y hermanas en Cristo.
Si usted quiere ser perdonado por el Señor de forma diaria y gozar de un compañerismo dulce y puro con Él, usted necesita tener un corazón perdo­nador hacia los demás. ¿Cómo es posible que usted no quiera perdonar a otros? nos cuenta la parábola acerca de un hombre que le debía a su señor diez mil talentos (una cantidad enorme). El rey le perdonó al hombre y canceló por complete la deuda. Más tarde este hombre se encontró con un amigo que le debía cien denarios (algo muy pequeño en comparación con la otra deuda). Como no podía pagarle, le metió en la cárcel. Jesús señaló muy cla­ramente cuánto enoja a Dios ese comportamiento.
dice: "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, per­donándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo". Debiéramos perdonamos unos a otros porque Dios nos ha perdonado. ¿Cómo no estamos dispuestos a perdonar a otros tan poco cuando nos han perdonado a nosotros tanto? La iglesia necesita estar llena de creyentes perdonadores
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porque en esta vida siempre vamos a tener personas que irritan a otros o causan problemas. Si usted está dispuesto a perdonar al que le ofende, se verá libre de la esclavitud de la amargura. También quedará libre para recibir el perdón de Dios y disfrutar de sus bendiciones.
Dependencia
Puesto en términos negativos, la dependencia es una actitud de insuficiencia. A las personas capaces les resulta difícil desarrollar esta clase de actitud. Si una iglesia no es cuidadosa, puede llegar al punto de eliminar a Dios de sus minis­terios porque depende de la fortaleza de sus miembros y programas. Eso no sucedería tan fácilmente si nosotros tuviéramos los mismos problemas que tenían los creyentes que vivían en los países detrás de la Cortina de Hierro. Muchos vivían allí con un temor continuo por su vida y con muy pocos recursos. Nosotros que hemos sido bendecidos tan abundantemente por Dios podemos olvidarnos de Él con mucha facilidad. ¿Recuerdan cuando el Señor le dio a Israel la Tierra Prometida? Les dio "ciudades grandes y buenas que [ellos no edificaron], y casas llenas de todo bien [que ellos no llenaron], y cisternas cavadas [que ellos no cavaron], viñas y olivares [que ellos no plantaron]" (). No obstante, no tardaron en olvidarse de Dios (cp. ).
Resulta muy fácil quedar absorbidos con actividades, grandes ideas y pro­mesas brillantes. Pero tenemos que asegurarnos que no nos involucramos de tal manera en ellas que hacemos cosas que no están en la voluntad de Dios. Debemos mantener una actitud de dependencia de Dios.
En el David dice: "Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí" (v. 13). Es muy fácil hacer cosas sin apoyarnos en Dios, sin buscar el corazón y la mente de Dios. Es importante que cuando usted toma decisiones, ore a Dios con paciencia y tenga comunión con Él hasta que esté seguro de que haga lo que haga será la obra de Dios. Siempre he temido hacer algo en mi ministerio que no tenga la aprobación divina. Quiero caminar al paso de Cristo.
Cuando estaba en el seminario todos los estudiantes tenían que predicar al menos dos veces en la capilla. Al tiempo que predicábamos, algunos miembros de la facultad se sentaban cerca con unas hojas de crítica que iban llenando durante los sermones. Si un estudiante llevaba diez minutos predicando y podía oír como el panel de críticos le daba la vuelta a las hojas para rellenar el reverso de las mismas, ya sabía que tenía problemas. No obstante, todos procuraban hacer lo mejor que podían.
A mí me asignaron predicar sobre . Yo quería estar seguro de
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que haría un buen trabajo, de forma que memoricé literalmente el sermón. ¡Memoricé incluso dónde convenía hacer las pausas! Comencé mi sermón hablando acerca del deseo de David de construir una casa para el arca de Dios. David se sentía mal porque él vivía en un hermoso palacio mientras que el arca de Dios estaba todavía en una tienda. Entonces le dijo a Natán: "Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas" (v. 2). Natán elogió la idea de David y le animó a hacer lo que tenía en su corazón (v. 3). Pero Dios dijo: "Tú no edificarás casa a mi nombre, porque eres hombre de guerra, y has derramado mucha sangre" (). Salomón sería el que la edificaría (). Aunque Dios no le permitió a David edificar su casa, le hizo una promesa maravillosa (vv. 8-16).
Usé estos versículos para predicar sobre el pecado de dar por supuesto a Dios. Fue una experiencia transformadora en mi vida porque ese mensaje ha permanecido en mi mente a lo largo de los años. Cuando terminé de predicar, uno de los profesores me entregó su hoja de crítica. La abrí y pude ver que no la había usado. En su lugar, escribió: "No habló sobre la verdadera intención del pasaje". Eso me arruinó el día, pero fue una buena lección. El profesor pensaba que yo debería haber predicado sobre la promesa del reino que Dios le hizo a David. Yo sé que el pasaje habla de la promesa del reino, pero también habla acerca de la presunción, y creo que eso es lo que mi propio corazón necesitaba escuchar porque a veces tengo la tendencia de seguir adelante demasiado deprisa.
La oración es un elemento clave para prevenir la presuntuosidad. Cuando los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar, Él les dijo: "Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre" (). Cuando usted dice: "Santificado sea tu nombre", está diciendo: "Señor, que tu nombre sea glorificado y exaltado". La oración continúa: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra". Debiéramos orar pidiendo que Dios haga en la tierra lo que está haciendo en su reino celestial. Esta oración para los discípulos no comienza diciendo: "Danos esto y aquello". Más bien nos enseña a orar es una forma dependiente, a orar para que Dios haga su obra a su manera.
Flexibilidad
Alguien dijo una vez que las siete últimas palabras de una iglesia son: "¡Eso nunca lo hicimos de esa manera!" Hay cierta verdad en ello. Una iglesia que no es flexible está destinada a fracasar. Es triste que algunos cristianos piensen que
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es una virtud ser inflexible. Llevan su obstinación como si fuera una medalla de honor.
La rigidez sin sentido era una característica de los fariseos. En leemos que algunos fariseos y escribas se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan" (v. 2). Se referían a que los discípulos no cumplían con los rituales ceremoniales requeridos antes de comer, no se lavaban las manos. Jesús les respondió: "¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?" (v. 3). A algunas iglesias se las ve obsesionadas con la tradición. Ven un mandamiento en la Biblia y dicen: "No podemos hacer esto; debemos mantener la tradición".
Las personas a menudo me piden que les envíe un organigrama de nuestra iglesia con el fin de saber cómo nos organizamos. Sin embargo, esos docu­mentos no son muy útiles en nuestra iglesia porque las cosas están siempre cambiando. Dios siempre está trabajando por medio de diferentes miembros que en distintos momentos son fuertes, débiles, muy dedicados o menos dedi­cados. Creyentes nuevos se incorporan siempre a la iglesia, y Dios obra a través de ellos. Este cambio constante es maravilloso porque nos evita de caer en rutinas que oscurecen las pautas establecidas en la Palabra de Dios. No que­remos que la tradición se interponga en nuestro camino si aprendemos algo nuevo acerca de lo que Dios quiere que hagamos.
Una vez fuimos a visitar a un familiar en Navidad.
· John —nos preguntó—, ¿tienen ustedes un culto en la iglesia en el día de Nochebuena?
· No, no lo tenemos —le respondí—. Animamos a los hermanos a que se queden en casa con la familia y hablen juntos acerca del significado de la Navidad y del nacimiento de Cristo.
· Eso no es bueno —contestó ella—. En nuestra iglesia siempre hemos tenido el culto de la víspera de Navidad.
· ¿Van ustedes a ese culto? —le pregunté.
—No —me respondió—, pero nosotros siempre hemos tenido un culto en el día de Nochebuena.
¡Evidentemente somos criaturas de hábitos!
Doy gracias a Dios que en nuestra iglesia tenemos la tendencia a ser flexi­bles. Cuando empecé a pastorear, la congregación y yo estudiábamos juntos la Palabra de Dios y nos dimos cuenta de que teníamos que cambiar ciertas cosas si es que queríamos estar en armonía con la voluntad de Dios. Esa actitud con­tinúa prevaleciendo. A veces enviamos a nuestros pastores jóvenes a otras igle­sias a ministrar, y ellos vuelven diciendo: "He tratado de derribar el muro de la
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tradición en esa iglesia, pero no estoy seguro si los creyentes allí quieren de verdad cambiar".
Necesitamos ser también flexibles en nuestras vidas personales. Cuando Pablo terminó su ministerio en Galacia y Frigia (provincias ubicadas en lo que hoy conocemos como Turquía), él quería dirigirse al sur, hacia Asia (las siete iglesias de Asia Menor se encontraban allí). Empezó a encaminarse en esa dirección, pero el Espíritu Santo le paró (). Eso no le privó a Pablo de ministrar en otros lugares. Dijo a sus compañeros de viaje: "Ya hemos ido al este y ahora no podemos ir al sur, vayamos, pues, al norte a Bitinia. "Pero el Espíritu no se lo permitió" (v. 7). La única dirección en la que podía ir era hacia el oeste, y el océano se encontraba en esa dirección. No sabiendo qué hacer, probablemente Pablo oró a Dios acerca de hacia dónde debían dirigirse. Cuando Pablo y sus compañeros estaban durmiendo, Pablo tuvo una visión. Se le apareció en sueños un varón macedonio que le dijo: "Pasa a Macedonia y ayúdanos" (v. 9). De modo que Pablo se encaminó a Macedonia, y de esa manera empezó a extender el evangelio más allá del Cercano Oriente a todo el resto del mundo conocido. Pablo fue flexible acerca del lugar a donde tenía que ir.
Hace algún tiempo, uno de los ancianos de la Grace Community Church, un judío cristiano, tuvo el fuerte deseo de alcanzar a los judíos para Cristo. Debido a que habla bien el francés, su deseo era ir a París y comunicar el evan­gelio de Cristo a los muchos judíos que viven allí. Se involucró con la Unión Cristiana Bíblica, un grupo misionero que sirve en Francia. Ellos le ayudaron en su preparación y entrenamiento. Pero cuando estaba listo para que Dios le usara, el Señor le envió a Montreal, Canadá. Allí residen muchos judíos de habla francesa, así como los hay en París. Dios tenía un lugar diferente en mente, y el misionero fue flexible.
La iglesia tiene que ser flexible también. Tiene que ser capaz de decir: "Señor, dependemos de ti para que nos dirijas, y estamos dispuestos a ir a donde tú nos lleves".
El deseo de crecer
dice: "Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis". Esa analogía no está hablando acerca de la leche de la Palabra en oposición a la carne (). Pedro simplemente está diciendo: "De la misma forma que los bebés desean la leche, tú debes desear la Palabra a fin de crecer". ¿Cuánto desean los bebés la leche? Si usted ha tenido uno, sabe bien que ellos van a llorar y patalear cuando quieren leche. Le
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tienen mucha devoción a la leche. Pedro nos dice que nosotros también tenemos que tener ese gran deseo por la Palabra.
¿Cuán fuerte es su deseo por la Palabra? ¿Tiene usted que esforzarse para abrir la Biblia y leerla, o su corazón se siente atraído por ella? ¿Está creciendo? Crecemos al alimentarnos con la Palabra de Dios. Todos no tenemos la misma capacidad para crecer, pero sea cual sea nuestra capacidad, la debemos usar por completo. Aunque todos tenemos diferentes habilidades, el Espíritu de Dios obra en nuestros corazones para ayudarnos a amar su Palabra y crecer al ritmo que podemos crecer. Lo que me causaría el mayor temor en mi corazón es que la Grace Community Church dejara de crecer. Sería terrible escuchar a las per­sonas decir: "Ya tengo suficiente teología. He escuchado tanta exposición de las Escrituras que tengo más de lo que necesito. Creo que lo voy a dejar". Oro pidiendo a Dios que los miembros de mi iglesia nunca pierdan su deseo de crecer.
En el apóstol dice: "Antes bien, creced en la gracia y el cono­cimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Cuando crecemos, no solo estamos aprendiendo hechos y datos en un libro; estamos conociendo a Cristo mismo. dice que como un miembro nuevo de la familia de Dios, usted es un hijo y conoce al Padre (v. 13). Al crecer y hacerse un joven espiri­tual, la Palabra permanece en usted y "habéis vencido al maligno" (vv. 13-14). Primero conocemos a Dios en la forma más sencilla, luego nos familiarizamos con la doctrina. Maduramos y nos convertimos en un adulto espiritual cuando "[conocemos] al que es desde el principio" (vv. 13-14). En otras palabras, usted no está simplemente aprendiendo doctrina, está aprendiendo a conocer a Dios. Cuanto más conoce a Dios, tanto más se enriquece su compañerismo con Él. Piense en la persona más maravillosa que usted haya conocido, y cuán bueno sería tener una amistad con él o ella que se desarrolla continuamente. Usted debería desear tener esa clase de relación creciente con el Dios santo e infinito del universo.
¿Tiene usted hambre de la Palabra? ¿Medita en ella? ¿Se nutre con ella dia­riamente? ¿Puede decir con Job que ama la Palabra de Dios más que su alimento necesario ()? Cuando estudio un pasaje en la Biblia, siempre trato de aprender más acerca del carácter de Dios con el fin de conocerlo a Él mejor.
Fidelidad
Muchos cristianos son como los corredores de carreras cortas: Se involucran, sirven por un tiempo con todas sus energías, pero luego entran en la jubilación espiritual. Dios busca corredores de maratón, es decir, atletas capaces de correr
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largas distancias. dice: "Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel". La dedicación espiritual a largo plazo es maravillosa. Un hermano que andaba en sus ochenta años me dijo: "¿Podría usted predicar un poco más despacio? Tengo algunas dificultades en seguirle y tomar notas". ¡Eso me gusta! ¡Tiene más de ochenta años y todavía sigue tomando notas de los sermones! Todavía está entusiasmado con la Palabra, la vida de Dios y la iglesia. Es fiel con el ministerio. No se ha aflojado en su compromiso con Dios. Los creyentes que han enseñado, discipulado y servido a otros durante años son los auténticos incondicionales de la fe.
En Pablo dice: "Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe". Estaba diciendo: "Puedo morir ahora; acabé. He terminado la tarea que Dios me encomendó. He peleado la batalla y he guar­dado la fe".
Es triste cuando vemos a un cristiano de muchos años volverse indiferente en cuanto a su compromiso con Dios. A veces observamos que eso también les ocurre a predicadores, maestros y otros obreros cristianos. Se llenan de amar­gura y se centran en sí mismos. Por el contrario, es bellísimo ver a un creyente hacerse mayor y continuar en una vida de servicio fiel.
No todos en la Grace Community Church asisten fielmente. A veces cuando mi esposa y yo vamos a una tienda, alguien se acerca a nosotros y me dice:
—Yo le conozco. Usted es John MacArthur. Yo voy a su iglesia.
Suelo decir:
—¡Qué estupendo! No le he visto antes. ¿Estaba usted en el templo el último domingo?
A menudo escucho:
—No, no fui al templo el pasado domingo. Llevo un poco de tiempo que no voy. Pero me gusta mucho la Grace Community Church.
Me entristece cuando las personas solo acuden al templo cuando es conve­niente para ellas. Un cristiano fiel siempre tiene como una prioridad el adorar, servir y orar sin cesar. Es triste cuando los creyentes se distraen con otras cosas y no mantienen sus prioridades correctamente.
Esperanza
Esperanza es una gran palabra. Para el cristiano, esperanza significa seguridad para el futuro. No hay temor en la muerte. Podemos en realidad esperar con confianza lo que tenemos por delante en la vida y en la muerte.
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Me gusta mucho la expresión de Pablo en : "Gozosos en la esperanza". La muerte no nos causa temor. Un culto funeral para un cristiano debiera ser un motivo para regocijarse y alabar a Dios porque esa persona ha partido de este lugar de lágrimas, enfermedad, muerte y limitaciones y ha mar­chado a otro lugar donde vivimos libres de estas cosas. Esperamos el cumpli­miento de , que dice que tendremos un cuerpo redimido para ir con nuestra alma redimida. Vivimos en esperanza.
Es importante mantener una actitud de esperanza. Hablando práctica­mente, eso significa que no debiéramos estar excesivamente obsesionados con las cosas terrenales. Jesús dijo: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan... Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (, ). Si nues­tros corazones están enfocados en nuestra esperanza en la eternidad, entonces nuestro tesoro estará también en la eternidad. Confío que usted no esté viviendo para este momento. No viva para lo que es temporal. Debiéramos vivir en esperanza, y eso significa vivir más comprometidos a invertir en la eternidad que invertir en lo que es temporal. ¡Recuerde, tenemos un futuro maravilloso delante de nosotros!
Debemos procurar mantenernos en el camino. Conviene que nos recuerden la verdad de Dios a fin de no apartarnos de ella. Las virtudes que hemos estudiado puede que estén presentes en los corazones de los miembros y ministerios de su iglesia; pero asegúrese de recordarles su compromiso unos con otros.
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Los músculos*
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Después de haber estudiado el esqueleto y los sistemas internos que dan vida al cuerpo, vamos a enfocar nuestra atención en el sistema muscular.
Los músculos le permiten al cuerpo funcionar. El cuerpo obtiene su forma del esqueleto y su vitalidad de los sistemas internos. Pero los músculos son necesarios si quiere moverse y funcionar. ¿Cuáles son los músculos de la iglesia? ¿Qué movimiento tiene lugar en el cuerpo de Cristo? Varias actividades espirituales constituyen el movimiento de la iglesia.
La predicación y la enseñanza
He puesto la predicación y la enseñanza juntas porque ambas están relacio­nadas con la proclamación de la verdad bíblica. La proclamación de la Palabra de Dios es una función primaria de la iglesia. Lloro a causa de los sermoncitos que las personas escuchan en algunas iglesias. Algunos predicadores se dedican meramente a aconsejar desde el púlpito o tratar cuestiones éticas. En muchas clases de escuela dominical no aprenden mucho acerca de la Biblia, y solo opinan acerca de lo que enseña. Pero la función más importante de la iglesia es proclamar la Palabra de Dios en una forma comprensible, directa y autoritativa.
Examinemos pasajes escogidos de las dos epístolas que Pablo le escribió a Timoteo. Primera Timoteo nos habla de cómo tenemos que comportarnos y funcionar en la iglesia (3:15), y ambas 1 y 2 Timoteo hacen hincapié en que tenemos que tener como prioridad la proclamación de la Palabra de Dios.
nos habla de la maravilla de la encarnación de Cristo Jesús: "E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue mani­festado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria" (cursivas añadidas). La predicación es uno de los elementos esenciales de la manifestación de Dios en la carne. En el corazón de la iglesia está la encarnación, y en el corazón de la
*De las cintas casetes GC 2029-2029A.
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encarnación está su proclamación. La predicación tiene un lugar central en la vida de una iglesia.
Creo que Dios ha bendecido a la Grace Community Church porque en ella es una prioridad la proclamación de la Palabra de Dios. Nosotros no hablamos acerca de la Biblia; la enseñamos. Muchos cientos de personas a lo largo de los años han dicho que vienen a esta iglesia porque quieren ser alimentados con la Palabra de Dios. Ese es nuestro compromiso; esa es nuestra función. No es solo mía la tarea de proclamar la Palabra; ¡es la tarea de todos! Algunas personas tienen el don de predicar o de enseñar, pero todos estamos llamados a pro­clamar la Palabra.
Pablo le dijo a Timoteo que si les enseñaba a los hermanos la verdad sería un "buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido" (). Luego añade en el versículo 11: "Esto manda y enseña". En otras palabras: "Enseña con autoridad".
Me invitaron a hablar en la ceremonia de graduación en la Academia de Policía de Los Ángeles. El hombre que tenía a mi lado me habló de varios de los graduados. Me dijo: "Tuvimos que eliminar a uno de ellos a causa de su voz. No era suficientemente autoritativa. Un policía tiene que tener autoridad en su voz". Eso tiene sentido: La autoridad de un policía es la ley. Si parece que hablo con autoridad es porque mi autoridad es la Palabra de Dios.
En Pablo continúa: "Entre tanto que voy, ocúpate en la lec­tura, la exhortación y la enseñaza". Le invitaba a Timoteo a que leyera la Biblia, explicara sus doctrinas y exhortara a los creyentes a que la aplicaran. Le reco­mendó que no descuidara la predicación (v. 14), sino que meditara en las ver­dades de Dios (v. 15), las obedeciera y persistiera en ellas (v. 16).
Vemos otra dimensión de la predicación y la enseñanza en : "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar". Eso indica que el lide­razgo de una iglesia debiera enfocarse en la predicación y en la enseñanza. Ciertamente, la función primaria de la iglesia es la proclamación de la Palabra de Dios.
He escuchado que algunas personas critican nuestra iglesia, diciendo: "Allí hay demasiada predicación y enseñanza y muy poco de otras cosas". ¡No puedo ver cómo puede haber demasiada predicación y enseñaza! La razón por la que hacemos tanto hincapié en la predicación y la enseñaza es porque ellas ayudan a que todo lo demás tenga lugar. Tenemos que conocer lo que la Biblia dice acerca de algo antes de saber cómo actuar. No sabríamos cómo adorar, orar, evangelizar, discipular, pastorear, capacitar o servir a menos que sepamos lo que dice la Palabra de Dios.
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En Pablo dice: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad". Pablo quería que Timoteo interpretara la Palabra correcta­mente. En dice: "Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste". La persona que proclama la Palabra de Dios debe ante todo comprome­terse él mismo con ella y luego predicarla.
Las Escrituras hacen al creyente "sabio para la salvación" (). La Palabra es "útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en jus­ticia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (vv. 16-17). Basado en esas realidades Pablo encarga: "Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo" (). En otras palabras: "Sé diligente y esforzado en la proclamación de la Palabra de Dios. Predica en todo tiempo. No te preocupes si los oyentes se sienten ofendidos por lo que dices".
Pablo entonces le recomienda que sea valiente cuando predique y "redar­guye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina" (v. 2). La predicación debiera llevar a las personas a enfrentar los fracasos en sus vidas, pero no podemos esperar que ellos lleguen a una completa comprensión inmediata­mente. En el proceso de la predicación confrontante, debemos ser pacientes y enseñar doctrina. Es la Palabra la que convence. Una de las funciones de la iglesia es enseñar pacientemente la Palabra de Dios en una forma directa a fin de que las personas sean responsables ante Dios por hacer que sus vidas sean rectas.
dice: "Y renovaos en el espíritu de vuestra mente". : "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la reno­vación de nuestro entendimiento". Usted necesita tener la Palabra en su mente con el fin de que se produzca la conducta recta. La predicación y la enseñanza de la Palabra ponen a las Escrituras en primera fila en las mentes de las per­sonas; no hay nada que las pueda sustituir.
El evangelismo y las misiones
La segunda función de la iglesia es el evangelismo y las misiones. Uso esos dos términos juntos a fin de proveer de una perspectiva completa. El evangelismo se lleva a cabo generalmente sobre bases personales, mientras que el trabajo misionero abarca por lo común áreas amplias. La iglesia existe por amor del mundo. Tenemos que desear vivir como Dios quiere que lo hagamos de forma que podamos brillar como luces en medio de una generación torcida y depra‑
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vada (). La meta suprema de todo ministerio es alcanzar a otros para Cristo.
Hay dos maneras de evangelizar: Por medio de nuestras vidas y por medio de nuestras palabras. Nuestras vidas hacen que nuestro testimonio sea acep­table o inaceptable. Si en nuestra iglesia Cristo es exaltado y los creyentes viven en obediencia a Dios, entonces vamos a lograr establecer credibilidad para nuestro testimonio corporativo. Es muy importante la manera en que vivimos en el mundo.
Es maravilloso cuando las personas acuden a la Grace Community Church y dicen: "Hemos visto que los creyentes aquí viven el mensaje que se predica. Obedecen la Palabra de Dios". ¿Pero cuántas veces escuchamos decir a las per­sonas: "Fui a la iglesia en tal sitio y allí hay un montón de hipócritas. No se pre­ocupan por nadie. El pastor se apropió del dinero de la iglesia y se marchó"? Satanás hace todo lo que puede por corromper a las iglesias a fin de que la inte­gridad del mensaje del evangelio quede debilitado y destruidos los testimonios individuales.
Hemos sido llamados a vivir un estilo de vida evangelizador en nuestras comunidades. En nuestro Señor dice que somos la sal de la tierra: "Pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?" Somos preservadores de la tierra, somos distintos. Por eso estamos llamados a vivir vidas puras. Me pre­ocupa el que vivamos de forma piadosa y virtuosa no solo para que nosotros glorifiquemos a Dios, sino para que los incrédulos también puedan glorificar a Dios. Tenemos que vivir vidas santas porque eso atrae a otros a la pureza. Tenemos que ser ejemplos vivientes de vida cristiana.
En Jesús dice que nosotros también somos la luz del mundo. El versículo 15 señala que una luz no se pone debajo de un almud (vasija, cajón), lo que habla de cualquier cosa que pueda empañar el testimonio de su vida.
A veces veo a personas que conozco en situaciones que las avergüenza. ¡Puedo decir que son muchas las personas que han intentado tragarse un ciga­rrillo cuando me ven! En ocasiones voy a un restaurante y allí me encuentro a alguien que conozco y lo veo con una bebida alcohólica en la mano. Yo solo le sonrío y le saludo con la mano, pero inmediatamente cambian de color. No tengo que decir nada. Jesús resumió nuestra responsabilidad de vivir una vida recta cuando dijo: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (). Los incrédulos deberían poder mirar a su vida y decir: "Solo Dios puede hacer eso en la vida de un ser humano. ¡Qué vida tan maravillosa!"
También evangelizamos por medio de nuestras palabras. dice: "Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre
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y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros". Alguien una vez bromeaba diciendo que la mayoría de los cristianos son como un río del Ártico: ¡Tienen la boca congelada! Debiéramos tener tanto deseo de hablar de las cosas del Señor como lo tenemos de hablar de asuntos mundanos. Una de las razones por las que tenemos dificultades en proclamar el evangelio es porque no conocemos a muchos que no sean cristianos. Nuestro mundo es estrecho. Es como una pirámide: cuanto más tiempo lleva usted siendo cristiano, menos personas no cristianas conoce. Procure evitar que eso le suceda a usted.
Cuando proclamamos el evangelio tenemos que estar seguros de que sabemos lo que vamos a decir. Esa es la razón por la que en nuestra iglesia dedi­camos tanto tiempo a expresar bien el evangelio. Queremos estar seguros de que todos entienden cómo una persona llega a ser salva. Estudiamos las pala­bras de Cristo al joven rico en y el llamado Sermón del Monte (). Muchos templos alrededor del mundo están llenos de persona›Ine piensan que son salvas, pero no lo están por ue o entienden la manera cómo los creyentes obtienen la salvación. V c ,
Las misiones representan una perspectiva mundial de la evangelización, involucra alcanzar con el evangelio cualquier área que Dios nos abra. Recibí una carta de un pastor en las Filipinas y decía: "He sabido acerca de la Grace Community Church. Yo quisiera edificar mi iglesia en la manera que Dios quiere que se haga. ¿Podría usted enviarme algo de información a fin de saber qué hacer?" Hay personas en nuestra iglesia que organizan las estrategias para ir más allá de las paredes de nuestra iglesia en la medida que Dios nos lo per­mite. Jesús dijo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bauti­zándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" (). La iglesia está comprometida a predicar, bautizar y enseñar en toda oportunidad que pueda.
La adoración
Pablo dijo a los filipenses: "...nosotros somos... los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne" (). dice: "Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad". Somos llamados a ofrecer nuestro cuerpo como un sacrificio vivo a Dios en un acto santo de adoración (). Pedro dijo que somos "sacer­docio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo" ().
Cuando usted va a la iglesia, ¿piensa de verdad acerca de los himnos que
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canta o medita en las cosas que escucha que están enseñando y predicando? Usted necesita cultivar un corazón que adora. Y su adoración no debiera estar limitada a cuando va al templo. El culto que se celebra en el templo debiera ser el catalítico que le mueve a adorar en todo tiempo. En The Ultimate Priority [La prioridad final] (Chicago: Moody, 1983) yo decía que adoramos mejor cuando somos completamente obedientes. Obediencia es la definición básica de adora­ción. Al igual que la obediencia, la adoración tiene que ser una forma de vida en vez de solo un ejercicio religioso de los domingos.
nos invita a que nos acerquemos a Dios. es más específico: "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros". ¿Se ha acercado usted alguna vez a Dios con prisas? ¿Permite usted que su corazón y mente asciendan cuando escucha los himnos, la lectura de las Escrituras o la oración? ¿Medita usted con profunda devoción? Recuerde, tenemos que ser un pueblo que adora.
La oración
Puede que la oración sea el ejercicio espiritual más difícil que llevamos a cabo. Es trabajo duro porque, primero que todo, es desinteresado. La oración verda­dera tiene que ver con el reino de Dios: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" () La verdadera oración también tiene que ver con el pueblo de Dios. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y per­dónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deu­dores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal" (). No encontramos un "yo" en la Oración de los discípulos.
Es trabajo duro orar a favor de Dios, de su voluntad y de su pueblo. Nos resulta más fácil orar cuando nos vemos metidos en problemas. Cuando estamos heridos, caemos enfermos, perdemos a un ser querido, somos pillados haciendo algo malo o estamos preocupados por causa de un hijo que se desvía del Señor, entonces notamos que orar por nosotros es más fácil.
El que ora solo en tiempos de necesidad personal tiene una vida de oración débil. Por el contrario, la persona que es capaz de entregarse a la oración sin cesar a favor del reino eterno de Dios y de las necesidades de su pueblo redi­mido glorifica a Dios. nos habla acerca de un hombre que llama a la puerta de un amigo durante la noche, rogando por pan para alimentar a una visita que le ha llegado. Si fuera yo el que tuviera hambre, no tendría dificul­tades en pasarme la noche tocando con fuerza a la puerta de alguien clamando por pan, ¿pero lo haría por amor de otro?
En una entrevista por la radio en Chicago, dije que uno de los beneficios de
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irse haciendo mayor es que uno tiene una lista más larga de oraciones respon­didas que los más jóvenes. Usted ha tenido más oportunidades de ver a Dios demostrando su poder. Cuantas más veces ve usted que Dios responde a las oraciones, tanto más seguro se encuentra en su vida de oración. Quizá los más ancianos tienden a orar mejor que los jóvenes porque han visto muchas más oraciones respondidas.
Otra razón por la que la oración es difícil es porque es privada. Cuando usted ora, generalmente lo hace para sí. Nadie sabe cuánto ora. Eso exige auto­disciplina. Tendemos a hacerlo mucho mejor cuando sabemos que los demás están observando. Dedico mucho tiempo a la preparación de mis sermones porque sé que muchas personas van a estar escuchando lo que voy a decir. Confieso que me resulta más fácil descuidar la oración porque es privada.
La oración es trabajo duro. Es desinteresada y hay que hacerla sin buscar la atención o la aprobación de otros. Tenemos un pequeño grupo de hermanos mayores en la iglesia que se juntan todos los lunes para orar. Llevan orando juntos por más de diez años. Ellos oran y Dios responde a sus oraciones. La iglesia se beneficia de su fidelidad. No sé cómo funcionan juntas la soberanía de Dios y las respuestas a nuestras oraciones, pero sí sé que Dios responde a las oraciones de sus hijos. Santiago dijo: "La oración eficaz del justo puede mucho" (5:16). Quiero ser un hombre de oración porque quiero ver a Dios hacer su obra y darle toda la honra y gloria que solo Él se merece.
Debemos ser creyentes dedicados a la oración. Pablo no pudo haberlo dicho más claramente cuando dijo: "Orad sin cesar" (). Ofrezca toda su vida como una oración a Dios, sea consciente de Él cada vez que piense, actúe o hable. Diga en su corazón: "Señor, estoy pensando en hacer esto, ¿está bien que lo haga?" Orar sin cesar significa vivir la vida como si estuviéramos mirando a través de la mente y del corazón de Dios. No quiere esto decir que vayamos caminando por ahí todo el tiempo hablando entre dientes y con los ojos cerrados. La oración es vivir siendo conscientes de Dios.
El discipulado
En nuestro Señor dice: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado". El discipulado involucra llevar a las personas a Cristo y encaminarlos hacia la madurez.
En Lucas escribe: "En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar". Es decir, el Evangelio de Lucas ("el primer tratado") tiene que ver con lo que Jesús comenzó a hacer,
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y el libro de Hechos es sencillamente la continuación. Cristo discipuló a los doce, y en el libro de Hechos los vemos a ellos discipulando a otros. Más de dos mil años después, usted y yo seguimos llevando adelante lo que Jesús comenzó. Tenemos que continuar con esa misión: "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros" (). Cada cristiano está participando en una carrera de relevos. Cada uno de nosotros toma el testigo y se lo entregamos en la mano a otros. Ninguno de nosotros está metido en un esfuerzo único. Alguien invirtió el evangelio en nosotros, y nosotros tenemos que invertirlo en otros.
Quizá usted sienta que no sabe mucho. Busque a alguien que sabe menos que usted y dígale lo que sabe. Busque a alguien que sabe más que usted y escú­chele con atención. Enseñe y aprenda. Yo abro mi corazón a las personas que discípulo, y a la vez aprendo de otros. Todos tenemos que meternos en ese pro­ceso. Nunca nos aislemos, sino que seamos parte de una cadena de muchos eslabones unidos.
En hay unos versículos que nos dan una perspectiva indirecta y maravillosa del proceso del discipulado. Pablo estaba escribiendo una carta de reprensión a la iglesia corintia, una iglesia que él mismo había plantado por la gracia de Dios y el poder del Espíritu. Los estaba amonestando porque se habían apartado de los elementos básicos de la fe y se habían involucrado en actividades pecaminosas. Quería corregirlos.
En los versículos 14-15 les dice: "No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque aunque tengáis diez mil ayos [gr. paidagogos, tutores morales que daban consejo espiritual] en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio". Les dijo eso debido a que los corintios se estaban preguntando quién le había dado a él el derecho de reprenderlos. Pablo les explica por qué. Él era su padre espiritual; había dado a luz espiritualmente a aquella iglesia.
Notemos que Pablo se refiere a los corintios como "a hijos míos amados". El discipulado hay que llevarlo a cabo con una actitud de amor. Usted tiene que poder decir: "Daré mi vida y tiempo por usted. Oraré por usted y le haré partí­cipe de mis conocimientos". Si usted no se interesa por una persona y no está dispuesto a sacrificarse por ella, se está engañando a sí mismo si piensa que lo puede discipular.
Pablo también advirtió a los corintios. Discipular es correctivo. Es como criar un hijo. Usted tiene que advertir a sus hijos acerca de las cosas que no deben hacer. No se les puede dar a los hijos solo instrucción positiva; necesitan también la instrucción negativa. Pablo les dijo a los ancianos de Efes() en Mileto: "Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no
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he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno" (). Él conocía bien la importancia de la amonestación.
En Pablo dice: "Por tanto, os ruego que me imitéis". El cre­yente que usted está discipulando va a seguir su ejemplo. Eso quiere decir que tiene que seguir de cerca el camino de desarrollo espiritual que él o ella están siguiendo. Tiene que ser capaz de proveer de liderazgo. No olvide, no obstante, que nuestro Señor no está pidiendo perfección, sino dirección. Pablo dijo: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (). Usted necesita decir al hermano o hermana que está discipulando: "Quiero que usted me siga a mí como yo sigo a Cristo". Usted no dice eso con orgullo, sino con humildad, siendo muy consciente de sus propias debilidades. Y su ejemplo será de gran estímulo, porque sería muy difícil seguir a una persona perfecta.
Pablo menciona otro elemento del discipulado en : "Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias". Pablo envió a Timoteo para enseñar a los corin­tios. En el proceso de discipular tiene que haber una comunicación de la verdad divina. Las personas funcionan sobre la verdad.
Discipular es una función en la que todos en la iglesia deben estar involu­crados. No es opcional. Tenemos que llevar a las personas al conocimiento del Salvador y luego pasar con ellos por el proceso de ayudarlos a madurar. Todos tenemos que discipular a aquellos que el Señor pone en nuestro camino. Usted probablemente va a desarrollar diferentes tipos de relaciones con las personas que discipula, pero discipular no es otra cosa que cultivar verdadera amistad con bases espirituales. No es ser amigo de alguien porque a los dos les gusta el fútbol, la misma música o tienen las mismas aficiones, o trabajan en el mismo lugar. La esencia de su amistad la forma su mutua apertura a los asuntos espi­rituales. Eso es lo que permite continuar con el discipulado.
Cuando usted discipula a alguien, básicamente le está enseñando a vivir de forma cristiana. Le está enseñando respuestas bíblicas. Un creyente es espiri­tualmente maduro cuando sus respuestas involuntarias son espirituales y cris­tianas. Esa es la manera de saber si el Espíritu de Dios está en control de la vida de alguien. Al discipular a una persona se la lleva al punto en el que ya no tiene que pensar en cuál es la manera correcta de reaccionar porque puede reac­cionar rectamente de forma espontánea.
El pastorado
Los hijos de Dios en la iglesia están llamados a cuidarse unos a otros y satisfacer
66 El plan del Señor para la iglesia
sus necesidades. Tres veces Jesús le preguntó a Pedro: "¿Me amas?" (). Pedro respondió cada vez: "Sí, Señor; tú sabes que te amo". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". Le estaba diciendo: "Eres un pastor, Pedro. Cuida de mi pueblo".
Pastorear involucra alimentar y dirigir el rebaño. dice: "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella" (v. 2). dice: "Mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor". Tenemos que cuidarnos unos a otros. dice: "Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?" ¿Cómo puede usted decir que ama a Dios y no interesarse para nada en las personas? Al relacionarse con los demás, dedique tiempo a saber de sus heridas y necesidades. Si usted tiene conoci­miento de las necesidades de alguien que se está apartando, minístrele en su necesidad y ayúdele a regresar. Todos debemos participar en el proceso de pas­torear. dice que el Señor es el "Príncipe de los pastores". La implicación es que todos nosotros somos sus ayudantes. Tenemos que involú­cranos en el cuidado de las ovejas.
A veces resulta difícil pastorear a las personas. En ocasiones no nos damos cuenta de las necesidades de algunos y los pobres se quedan sin atender. Siempre me rompe el corazón escuchar que alguien dice: "Estuve enfermo y nadie me llamó. Nadie se preocupa". Otras veces me llegan cartas de personas angustiadas que dicen: "Ocurrió esto y lo otro y usted no llamó. Usted no se preocupa. Nadie en la iglesia nos ayudó". Sucede a veces que las expectativas de las personas son muy altas; no podemos estar en todas partes al mismo tiempo. Pero la mayoría de las veces alguien se queda sin atender porque nadie prestó atención cuando surgió la necesidad. Por ejemplo, cuando alguien sufre la pér­dida de un ser querido, todos inmediatamente corren para consolar y sostener al hermano. Pero después del servicio funeral, cuando la depresión invade a la persona, la dejamos sola. Perdemos la sensibilidad cuando más se necesita.
Necesitamos ser la clase de pastores que Jesús es. En Él dice: "Yo soy la puerta de las ovejas... Yo soy el buen pastor" (vv. 7, 11). Jesús estaba hablando de la manera en que un pastor cuida de sus ovejas. Cuando las ovejas entraban en el redil al final del día, el pastor examinaba a cada oveja a medida que iban entrando bajo la vara que él sostenía atravesada en la entrada al redil. Si veía que alguna estaba herida o lastimada, derramaba aceite en las heridas. A eso se estaba refiriendo David en el cuando dijo: "Tu vara y tu cayado me infundirán aliento... unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando" (vv. 4-5). Se espera que el pastor cuide de sus ovejas.
Los músculos 67
Hay miembros de iglesias, hermanos maravillosos y callados, que no reciben mucha atención pastoral porque no dicen nada acerca de sus necesi­dades. Hay otros, sin embargo, que con frecuencia caen en pecado y tienen siempre pastores a su alrededor tratando de ayudarlos. Es muy importante que todos nos veamos a nosotros mismos como ovejas y como pastores cuidán­donos unos a otros. No podemos esperar que los líderes de la iglesia se hagan cargos de todas las necesidades pastorales de la congregación. Somos responsa­bles delante de Dios por cuidarnos unos a otros. La Grace Community Church no es mi iglesia; es la iglesia de todos. Es la iglesia de Cristo.
Lo primero que hice cuando empecé a pastorear nuestra iglesia fue desarro­llar una forma de pastorear a nuestro pueblo. Sabía que podríamos alimen­tarlos; pero también quería estar seguro de que los podíamos dirigir porque un pastor apacienta a las ovejas y las lleva a ser como Cristo.
La edificación de familias
La familia es la unidad designada por Dios para pasar el camino de rectitud de una generación a la siguiente (, ). Satanás, sin embargo, ataca todo aquello que Dios ha establecido para preservar la rectitud.
Satanás ataca las tres fuerzas preservadoras de la sociedad: El gobierno, la iglesia y la familia. Cada vez que Dios ha ordenado un gobierno para castigar a los que hacen el mal y apoyar a los que hacen el bien, Satanás lo asaltará. Siempre que hay una iglesia que exalta a Cristo y proclama la Palabra, Satanás la atacará. Y a él no le gustan las familias que pasan la rectitud divina, por eso procura desintegrarlas.
Satanás está usando la sociedad inmoral y lujuriosa en la que vivimos para atacar a la familia. Ha hecho que a la familia le resulte difícil sobrevivir. La iglesia tiene que ayudar a preservar a la familia. Esa es una de nuestras priori­dades en la iglesia; enseñamos y discipulamos a los hijos y a los jóvenes. Es ins­pirador ver a los adultos de la iglesia trabajar con los jóvenes, porque los jóvenes tienen la responsabilidad de preservar lo que aprenden y pasarlo a la siguiente generación. Quiero que nuestros jóvenes conozcan los principios de Dios para el matrimonio y la familia.
Cuando los creyentes están llenos del Espíritu de Dios, se someten unos a otros (). En una situación familiar, eso quiere decir que las esposas se someterán a sus esposos, y los esposos se someterán a sus esposas mediante un amor que nutre, valora y purifica. Los hijos se someterán a sus padres y los padres se someterán a las necesidades de sus hijos, no provocándolos a la ira, sino cuidándolos y criándolos en los caminos de Cristo. La sumisión brota de
68 El plan del Señor para la iglesia
vidas llenas del Espíritu Santo. La iglesia tiene que asegurarse de que las fami­lias viven controladas por el Espíritu de Dios de forma que puedan experi­mentar la bendición que viene por la sumisión de unos a otros. Si cada uno en la familia pelea por sus propios derechos, entonces se destruye la posibilidad de una relación significativa.
Las familias de una iglesia se debieran apoyar unas a otras. Se debieran ayudar y orar unas a otras con sus hijos. ¿Cuál es su reacción cuando ve hijos rebeldes? ¿Ora por ellos? ¿Ayuda usted a otros padres enseñando a sus hijos un comportamiento correcto? Una iglesia debe cuidar de sus familias.
La capacitación
La iglesia está llamada a preparar a los santos para el ministerio. dice: "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo".
En nuestra iglesia disponemos de cursos para la capacitación de los her­manos que en su día pueden llegar a ser diáconos y ancianos. Tenemos también cursos en evangelismo, misiones y trabajo con los jóvenes. Contamos con un seminario en los terrenos de la iglesia y un instituto bíblico para la capacitación de nuestros jóvenes para el ministerio. No queremos dar a las personas infor­mación general; queremos prepararlos para ministerios específicos.
Las ofrendas
El dar tiene muy poco que ver con lo que una persona tiene (2 Co, 8:1-5). Pablo dice en : "Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará". Jesús dijo: "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo" (). Dios quiere que usted sepa que puede confiar en Él con su dinero. Es lo opuesto de lo que Él está haciendo con usted: Le da a usted dinero y le pregunta: "¿Puedo confiar en ti con este dinero?" Usted debe demostrar que Él puede confiar en usted con el dinero que le da devolviéndoselo a Él.
¿Cuán bien administra usted las posesiones de Dios?
Usted tiene que darse cuenta de que las cosas que posee no le pertenecen. Cuando usted se las confía a Dios, se hace libre. Entonces todo lo que usted tiene que hacer es administrar esas posesiones. Si usted tiene algo que alguien lo necesita más que usted, déselo. Ese es el espíritu de : "Todos
Los músculos 69
los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y ven­dían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno".
Algunas personas no dan nada. Otras solo dan cantidades simbólicas. Ellos son los que ponen un par de dólares cada semana en el plato de la ofrenda. Por lo general los que dan tan poco es porque están gastando todo su dinero en posesiones terrenales. Eso es triste. Lloro por ellos. Quiero que las personas den generosamente a fin de que puedan experimentar las bendiciones de Dios. Cuando el rey David quiso comprar una era con el fin de edificar un altar al Señor, el propietario se la ofreció gratis a David. A lo que él contestó: "No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada" (). Él quería ofrecerle a Dios una ofrenda valiosa, no algo simbólico.
¿Cuán dedicado está usted a dar? Un hombre me habló acerca de una iglesia que es la mitad del tamaño de la nuestra, no obstante, ellos ofrendan al Señor el doble de lo que nosotros recogemos. Él me preguntó:
—¿Cómo es eso?
Yo respondí:
—No lo sé. Si están ofrendando por motivos equivocados o lo están haciendo de forma legalista, sus ofrendas no tienen valor. Pero si están dando generosamente de todo corazón, eso es una gran bendición.
No sé cuál es la respuesta para esa situación, pero sí sé una cosa: Muchos miembros en nuestra iglesia no están haciendo lo que debieran hacer cada semana. dice: "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado".
El dar es una función de la iglesia. Tenemos que ofrendar no solo para sos­tener nuestra iglesia, sino para el avance del reino de Dios. Las iglesias no están para amasar fortunas. Debemos ser buenos mayordomos del dinero que Dios nos da para nuestro propio uso y dedicar el resto a alcanzar con el evangelio de Cristo a los que no lo conocen.
El compañerismo
El compañerismo es esencial. Compañerismo significa "una vida común juntos". En un sentido, esto resume las otras funciones de las que hemos hablado. El compañerismo involucra estar juntos, amarse y tener comunión unos a otros. Involucra escuchar a alguien que tiene una preocupación, orar con alguien que tiene una necesidad, visitar a alguien que está en el hospital, sentarse en una clase o en un estudio bíblico o incluso cantar un himno con
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alguien a quien no ha visto antes. El compañerismo también involucra parti­cipar en solicitudes de oración.
¿Abre usted su vida a otros? ¿Da a conocer sus problemas a otros que tam­bién tienen problemas a fin de que se puedan ministrar unos a otros? ¡Sea fiel y dedicado al compañerismo de su iglesia!
Un vistazo al exterior
Siguiendo con la analogía del cuerpo, hemos examinado el esqueleto, los sis­temas internos y los músculos de una iglesia. Hablemos ahora acerca de la epi­dermis. No es importante a qué se parece la piel de una iglesia. Cuando miramos a una iglesia, vemos lo que aparece en el exterior, pero Dios ve lo que hay en el corazón (cp. ). Es lo que hay en el corazón de una iglesia lo que le da su carácter. Es importante que una iglesia tenga un esqueleto: Debe estar comprometida con una visión elevada de Dios, con la autoridad absoluta de las Escrituras, la claridad doctrinal, la santidad personal y la autoridad espi­ritual. Una iglesia debe tener sistemas internos: Debe tener ciertas actitudes espirituales. Debe también estar comprometida a ciertas funciones. Pero cuando una iglesia tiene todas esas cosas, ya no importa en realidad a qué se parece exteriormente o qué forma tienen sus programas.
Cuando Dios en su gracia y amor me trajo a la Grace Community Church, oré diciendo: "Señor, sé que si somos lo que tú quieres que seamos, no habrá ninguna dificultad en ministra eficazmente". Lo importante es lo que está en nuestros corazones, no lo que aparece en el exterior. A veces cuando algunos pastores visitan nuestra iglesia, tratan de implementar lo que han visto en el exterior. Pero eso no va a funcionar, porque la carne no puede sostenerse sin un esqueleto, y no puede vivir sin los sistemas internos. Una vez que una iglesia tiene esqueleto, sistemas internos y músculos, entonces la carne empezará a tener forma. La verdadera belleza de una iglesia viene del interior.
Nuestra iglesia es un lugar único. Casi todos los domingos en la recepción tenemos personas que vienen por primera vez. Allí me encuentro con personas procedentes de otros estados. Una conversación habitual es más o menos así:
—¿De dónde son ustedes?
—Somos de Michigan.
—¡Qué bueno! ¡Bienvenidos! ¿Están de de visita?
· No, nos hemos trasladado aquí. Les preguntó por qué, y me responden:
· Para venir a esta iglesia. Luego agregan:
Los músculos 71
—¿Sabe usted dónde podríamos hallar un lugar para quedarnos hasta que encontremos una casa y un trabajo?
¡Así, como suena! ¡La gente empaca y se traslada para venir a la Grace Community Church! A veces tienen hijos también ¿Por qué hacen eso? Una de las razones que dan es: "Creemos que la vida se centra en la iglesia, no en el tra­bajo". Eso hace que se me forme un nudo en la garganta y me ayuda a recordar la tremenda responsabilidad que tenemos delante de Dios todos los líderes de iglesia para formar nuestras iglesias en lo que Él quiere que sean para su honra y gloria.
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La cabeza*
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Hemos llegado ahora a la parte más importante en nuestro estudio de la ana­tomía de una iglesia: La cabeza. Ningún cuerpo es completo sin una cabeza. La cabeza de la iglesia es el Señor Jesucristo. En Pablo dice: "Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor" (vv. 15-16). Aunque nosotros tenemos que hacer todo lo que podamos en la iglesia, es el poder de Cristo lo que hace que todo funcione. Nos consuela mucho saber que cuando nosotros fallamos, Él triunfa. Cristo es nuestra cabeza; sin Él no podemos hacer nada ().
Un pasaje de gran ayuda al examinar la obra de nuestro Señor en la iglesia es la majestuosa bendición con la que termina la epístola a los Hebreos: "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén" (13:20-21).
£l es el salvador
Tres cosas en este texto apuntan a la obra salvadora de Cristo a favor de su iglesia.
Su nombre
En leemos: "Y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Jesús significa "Jehová salva". Es la forma griega del nombre Josué en el Antiguo Testamento. Este es el nombre de aquel que salva. dice: "Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los
*De la cinta casete GC 2029B.
74 El plan del Señor para la iglesia
ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque con­venía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas sub­sisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos". Jesús es el que gustó la muerte por cada uno de nosotros. Se convirtió en el "autor" [gr., archégos, "el pionero"] de la salvación.
dice: "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos". El nombre de Jesús habla de su obra de salvación.
Su sangre
El pueblo judío sabía que el pecado había que expiarlo mediante la sangre. Eso es parte del mensaje de la carta a los hebreos. En leemos: "De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre". Todo judío sabía que la ratificación del antiguo pacto en fue mediante sangre. Dios requería que hubiera derramamiento de sangre para quitar el pecado. Moisés era el agente de Dios para rociar la sangre que ratificaba el antiguo pacto: "Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio" (). Había sangre en todas partes: sobre el libro de la ley, sobre el pueblo, sobre el tabernáculo y todos los vasos en el tabernáculo.
Sin embargo, toda esa sangre era solo simbólica de la sangre que sería derramada por Cristo para hacer la paz entre el hombre y Dios. dice: "Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión [perdón]". Esa es la razón por la que Cristo tenía que derramar su sangre para ratificar el nuevo pacto. Jesús dice en : "Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remi­sión de los pecados".
Notemos que dice: "Por la sangre del pacto eterno". El pacto mosaico —el Antiguo Testamento— no era eterno. Era un pacto temporal, la sombra de los bienes venideros (). Cristo Jesús hizo un pacto eterno: "Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados" (). Mediante un solo acto de sacrificio, Cristo nos dio salvación eterna. dice: "Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo
La cabeza 75
obtenido eterna redención". Mientras que los sacerdotes de Israel tenían que repetir los sacrificios continuamente en el lugar santo, Cristo hizo un solo sacri­ficio, y compró salvación eterna para nosotros ().
Su resurrección
Cuando pensamos en la resurrección de Cristo, tenemos tendencia a verlo como un medio para nuestra propia resurrección; pero hay en ello mucho más que eso. La resurrección de Cristo Jesús es la afirmación más grande de la apro­bación del Padre de la obra salvadora de Jesús. Cuando el Padre levantó a Jesús de entre los muertos, estaba afirmando que Jesús había llevado a cabo aquello para lo cual había ido a la cruz.
£l es el pastor
nos habla del Señor como "el gran pastor de las ovejas". En con­traste con todos los demás pastores, Él es gran pastor. El dice: "Condujiste a tu pueblo como ovejas por la mano de Moisés y de Aarón". Moisés y Aarón fueron pastores pero no "grandes pastores". A Jesús se le llama pastor tres veces en el Nuevo Testamento: En Él es el "buen pastor", en Él es el "Príncipe de los pastores", y en Él es "el gran pastor". La Biblia habla muchas veces acerca de las personas como ovejas sin pastor (; ; ; , ; ; ; ). Los creyentes son ovejas con pastor.
En una de nuestras reuniones de ancianos, estuvimos hablando acerca de cómo desarrollar una manera mejor de pastorear a los creyentes en nuestra iglesia. Algunos de los ancianos dijeron: "Algunos miembros no se involucran, y otros no cumplen del todo con sus responsabilidades. Hemos perdido el contacto con algunos hermanos y hay otros que no vienen desde hace bastante tiempo, y estamos tratando de seguirles la pista". Cuando salgo de una reunión como esa, pienso: "Señor, ¿cómo podemos hacer un mejor seguimiento de las personas que tenemos? ¿Cómo podemos pastorearlos mejor?" Todos podemos consolarnos con el pensamiento de que el gran pastor está pastoreando a sus ovejas. A veces cuando un recién convertido no se incorpora a un programa de seguimiento, actuamos como si hubiera perdido su salvación. Decimos: "Tenemos que ayudar al Espíritu Santo en todo este proceso. No podemos dejarlos al cuidado del Señor. ¡Hay que meterlos en un programa!" Es muy bueno vigilar y ayudar al pueblo de Dios, pero debemos recordar que el Señor es el pastor.
Yo no podría conservar mi salud mental si sintiera que era el responsable en última instancia de las ovejas de Cristo. Pongo todo mi corazón en lo que
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estoy haciendo por sus ovejas, pero no porque piense que todo depende de mí. En nuestra iglesia servimos al Señor de todo corazón; pero cuando se nos acaban los recursos y no sabemos cómo atender a las necesidades de las per­sonas, podemos decir: "El Señor es el gran pastor".
En leemos que el gran pastor nos hace "aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad". Él nos capacita para hacer su voluntad. Nos da su Palabra () y nos da hermanos con dones que nos ayudan en la capacitación (). Somos, además, perfeccionados en otra manera: dice que después de haber sufrido por un tiempo, el Señor nos perfeccionará. Nos permitirá pasar por pruebas a fin de que la Palabra pueda obrar en nuestras vidas. dice que la Palabra nos poda.
Nuestro Señor no solo nos capacita sino que también intercede por noso­tros. De la misma manera que un pastor protegería a sus ovejas luchando contra un lobo, el Señor Jesucristo lucha contra el adversario que constante­mente está acusando a los cristianos ante el trono de Dios. Satanás nos acusa a nosotros como lo hizo con Job (; ). Sin embargo, Jesús viene a ayudarnos. Él es nuestro defensor, intercesor, abogado y consejero. Él es nuestro sumo sacerdote.
Juan dijo: "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo" (). En otras palabras, cuando usted peca y es acu­sado delante del trono de Dios, Jesús se levanta como su abogado y dice: "Padre, mi sangre pagó por ese pecado". Esa es la razón por la que ningún pecado puede separarnos de Dios (). ¿Va Dios a acusarle de pecado cuando Él ya le ha justificado?
El escritor de Hebreos dijo: "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (). Cristo sabe exactamente por lo que estamos pasando, de modo que es capaz de ayudarnos (). Él es el perfecto sumo sacerdote que vive para interceder siempre por nosotros (). Él experimentó el hambre, la sed y la fatiga. Creció en el seno de una familia. Amó, odió y se maravilló. Estuvo contento, triste, enojado, sarcástico y dolido. Se angustió acerca de sucesos futuros (tales como la crucifixión). Ejercitó la fe, leyó las Escrituras y oró toda la noche. Abrió su corazón al dolor humano y lloró cuando su propio corazón le dolía. El Señor pasó por todo por lo que nosotros pasamos, y aún más. Él simpatiza con nosotros y nos defiende. Cristo es nuestro fiel sumo sacerdote, que intercede siempre por nosotros.
Como nuestro pastor, Él nos nutre, nos cuida y nos capacita para hacer su voluntad. También intercede a nuestro favor como nuestro sumo sacerdote, asegurándose de que ningún pecado es cargado a nuestra cuenta. Su sangre nos mantiene limpios de todo pecado ().
La cabeza 77
Él es el soberano
Al examinar de nuevo nuestro texto de , notamos la palabra Señor en el versículo 20. Esa palabra tiene varios significados, pero cuando la encontramos en el Nuevo Testamento en referencia al Hijo de Dios, habla de alguien que tiene completa autoridad. Él es el Señor, el Soberano de su iglesia. dice que Dios "sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo".
viene a decir lo mismo: "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito [gr., prototokos, "el preemi­nente"] ... para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud".
El Señor manifiesta su soberanía en la iglesia de dos maneras:
Gobierna su iglesia
Como Señor de su iglesia, Él gobierna. Si alguien nos pregunta quién está al cargo de la Grace Community Church, nosotros respondemos: "Cristo Jesús". dice que "Cristo es cabeza de la iglesia".
En vemos a Cristo moviéndose entre los candeleros de oro que representan a su iglesia. Sus pies eran semejantes al bronce bruñido y sus ojos penetrantes como llama de fuego que examinan el pecado que hay que quitar de su iglesia. Esa es la razón por la que Jesús dice en : "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Él no estaba hablando de su presencia en una reunión de ora­ción. El contexto revela que estaba hablando acerca de dos o tres testigos que confirman el pecado de alguien en proceso de la disciplina. Jesús estaba diciendo: "No dudéis en disciplinar a los creyentes en la iglesia. Cuando habéis llamado a los testigos que corresponden y se ha confirmado el pecado, yo estoy en medio de vosotros aplicando la disciplina". Entonces estamos actuando en el nombre de Cristo.
El Nuevo Testamento enseña que Cristo gobierna su iglesia por medio de una pluralidad de hombres piadosos o ancianos. En nuestra iglesia tenemos treinta ancianos, y nuestra meta es hacer lo que Cristo Jesús espera que hagamos. Conocemos gran parte de lo que Él quiere que hagamos porque está escrito en la Biblia. Cuando las Escrituras no dicen nada acerca de un asunto determinado, entonces nos toca a nosotros discernir la mente de Dios con cui­dado, paciencia y oración. Esperamos hasta que Dios nos muestra cuál es su voluntad. Esa es la razón por la que nos hemos comprometido a buscar
78 El plan del Señor para la iglesia
acuerdos por unanimidad en los asuntos que tratamos. Dios solo tiene una voluntad, de manera que tenemos que ser unánimes.
Enseña a su iglesia
La voluntad del Señor la encontramos revelada por medio de su Palabra y por medio de instrumentos humanos, pero Él es el Maestro. Él enseña por medio de la Palabra y de su Espíritu. En Jesús dice: "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual pro­cede del Padre, él dará testimonio acerca de mí". En otras palabras: "El Espíritu os dirá lo que necesitáis saber acerca de mí". Además, Jesús dijo: "Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber" ().
dice que podemos recurrir al Espíritu para obtener cono­cimiento. El versículo 27 dice que tenemos la unción del Santo; no necesitamos maestros humanos y mundanos que no conocen las Escrituras. Cristo gobierna su iglesia por medio de su Palabra, del Espíritu Santo y de hombres con dones de Dios. Como pastor, no estoy para dar mis propias opiniones sobre las cosas. No estoy para hablar sobre temas sociales que no están relacionados con la Palabra de Dios. Estoy para abrir la Palabra de Dios para usted con el fin de que pueda conocer la mente de Dios y el corazón del Salvador. Cristo es el Maestro. Yo solo soy un mesero. Yo no cocino la comida; solo estoy para presentarle la comida caliente y sin echarla a perder.
Él es el santificador
Según , Cristo está obrando en usted. ¡No es eso maravilloso! Él es quien nos aparta del pecado, nos purifica y nos dirige para que le glorifi­quemos para siempre.
Cuando usted ve a un cristiano en el pecado, estoy seguro que se siente pre­ocupado por él. Usted quiere verlo libre del pecado. A veces cuando usted con­fronta a una persona, el proceso de la disciplina sigue y sigue. Cuando tiene en sus manos una situación así y su corazón está entristecido, el consuelo que tiene es saber que Cristo es el purificador de su iglesia.
Si la persona que usted está disciplinando es un cristiano, puede que Cristo purifique a su iglesia quitándole del compañerismo. Puede que cause la muerte
La cabeza 79
de ese creyente infiel, que es de lo que habla Pablo en (cp. ).
En Jesús dice: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen". Me gusta mucho eso. Somos de É1, le pertenecemos. El es el edificador, el propietario, el comprador, la piedra angular y el fundamento de la iglesia. La iglesia es suya. Está siendo edificada y Él ha prometido que no puede fallar. La oposición, las amenazas, la carnalidad, la ineptitud humana, la indiferencia, la apostasía, el liberalismo, el denominacionalismo no prevalecerán en contra de ella. Cristo está edificando su iglesia.
En leemos: "Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra". Cristo quiere que su iglesia sea pura a fin de "presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (v. 27).
Es muy consolador saber que Cristo no nos ha dejado con la responsabi­lidad de edificar su iglesia. Nosotros no estamos haciendo nada que Cristo no pueda hacer. Si la Grace Community Church se desintegrara hoy, la iglesia de Cristo Jesús seguiría adelante. Cristo no nos necesita para edificar su iglesia.
Entonces, ¿por qué trabajamos tanto y tan diligentemente? Porque no hay nada más maravilloso, emocionante, glorioso y satisfactorio que ser parte de lo que Cristo Jesús está edificando para su gloria eterna.
Segunda parte
La iglesia dinámica
Y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
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El modelo de la
iglesia naciente
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La descripción de la iglesia naciente que encontramos en nos ofrece un bosquejo básico de lo que Dios quiere que sea la iglesia:
Y perseveraban [los miembros de la iglesia naciente] en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, ala­bando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
La verdadera iglesia, el cuerpo de Cristo, la constituyen los que aman a Cristo Jesús. Pertenecemos al cuerpo colectivo de Cristo, ya sea que estemos vivos o en la gloria. La palabra griega para iglesia es ekklesia, que significa "una asamblea de los llamados afuera". La iglesia está compuesta de personas lla­madas por Dios para ser sus hijos. Hemos quedados unidos a todos los demás creyentes mediante la fe en Cristo.
El mundo no puede detectar la iglesia invisible compuesta de verdaderos cristianos. Ellos solo ven la iglesia visible, que incluye a los que solo profesan ser cristianos. La intención del Señor fue la de establecer una iglesia visible para testimonio al mundo. Cuando nos juntamos en el día del Señor, somos un tes­timonio al mundo de que Cristo ciertamente ha resucitado. Algunas personas dicen que en realidad no necesitamos edificios ni estructura organizacional. Sin embargo, no creo que Cristo estuviera de acuerdo con eso. En , por ejemplo, Cristo da a entender que la iglesia tiene una forma específica puesto que se congrega en un lugar determinado: "Por tanto, si tu hermano peca
*De la cinta casete GC 1237.
84 El plan del Señor para la iglesia
contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu her­mano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia" (vv. 15-17, cursivas añadidas).
En el libro de Hechos la iglesia invisible se hace más visible. Aunque la iglesia visible y la invisible fueron inicialmente la misma entidad, el cuadro cambió cuando los falsos creyentes empezaron a aparecer en la iglesia. La iglesia invisible se hizo visible a medida que los creyentes comenzaron a reu­nirse juntos. Originalmente, se reunían en las casas. Sin embargo, para el tercer siglo, las iglesias ya se reunían en sus propios edificios al continuar creciendo en número.
Vamos a examinar tres aspectos de la iglesia: Su fundación, su ministerio y su liderazgo. Aunque hoy tenemos en el siglo XXI nuevas formas de comuni­cación, nuevos métodos para utilizar y nuevos problemas que enfrentar, creo que el Señor tenía el propósito de que la iglesia de nuestro tiempo siga los mismos principios que vemos funcionando en la iglesia del primer siglo.
La fundación de la iglesia
La primera asamblea local se reunió en Jerusalén. Estaba compuesta principal­mente de gente humilde: Pescadores, labradores y otras personas pobres. También encontramos allí otros miembros que eran personas acomodadas, como nos lo indica el hecho de que estuvieran dispuestas a compartir sus bienes con la tremenda cantidad de personas necesitadas en la iglesia.
La iglesia de Jerusalén nació en una reunión de oración en el día de Pentecostés. El Espíritu descendió y llenó a los que estaban esperando en ora­ción en el aposento alto. Como resultado, todos los cristianos experimentaron una manifestación asombrosa de la unidad del Espíritu y del amor de Cristo, causando que la iglesia creciera rápidamente. De hecho, adquirió tres mil nuevos cristianos en el primer día ().
nos presenta los elementos básicos de la vida de la iglesia: "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión [la Cena del Señor] unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones". Lo único que le podemos añadir a esa lista es que predicaban las buenas noticias de Cristo Jesús. Ellos las proclamaban en las calles, en el templo, en las casas y en todo lugar donde tenían la oportunidad de hacerlo. Como consecuencia, "el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos" (v. 47). Disponían de todos los ingredientes necesarios para tener una iglesia funcio­nando, bendecida por Dios y dirigida por el Espíritu.
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Las iglesias hoy usan a menudo ideas ingeniosas y entretenimientos bus­cando atraer a las personas al templo. Eso es una indicación clara de que no están siguiendo el modelo bíblico o dependiendo de la dirección del Espíritu.
La congregación de Jerusalén empezó en el poder del Espíritu Santo y con­tinuó así. Estaban absortos con el poder del Espíritu y con ministrar en el nombre de Cristo.
Los doce apóstoles dirigieron la iglesia naciente hasta que esta se extendió y entonces los ancianos y diáconos fueron capacitados para dirigir y servir en otras congregaciones. Puesto que todos eran nuevos convertidos en la naciente iglesia, Dios dejó a los doce con la iglesia de Jerusalén durante al menos siete años.
Después de que pasaran esos años, los apóstoles decidieron que algunos de los hombres habían desarrollado lo suficiente en su madurez y liderazgo espi­ritual. Eligieron a algunos para que fueran evangelistas y pastores-maestros. Un ejemplo es Felipe, que empezó como diácono y pronto fue considerado como un evangelista y promotor de iglesias.
El apóstol Pablo, Silas, Bernabé y otros fundaron varias iglesias indepen­dientes. Dado que cada iglesia era dirigida en última instancia por el Espíritu Santo, no había denominaciones que las agruparan juntas como una organiza­ción, pero eran uno en el Espíritu. Los primeros cristianos tenían un vínculo común. En Pablo dice: "Os saludan todas las iglesias de Cristo". Había unidad entre las congregaciones independientes. Estaban compuestas de judíos y gentiles y de toda clase de creyentes: ricos, pobres, educados y no edu­cados. Los cristianos procedentes de un amplio espectro de la sociedad funcio­naban juntos como un cuerpo. La única estructura organizacional que tenían era la que había sido instituida por el Espíritu Santo.
La iglesia ha cambiado mucho a lo largo de los siglos. Se ha convertido en algo complejo y empresarial. Hoy es una organización masiva con denomina­ciones, comisiones, comités, concilios, juntas directivas y programas. Muy a menudo funciona más como una empresa que como un cuerpo, una fábrica más que una familia, una corporación más que una comunidad. Las iglesias han venido a ser centros de entretenimiento, en las que se montan actuaciones para agradar a montones de infructíferos miembros de iglesia. Casi todas esas ideas ingeniosas están diseñadas para atraer gente a los templos, pero luego no se hace nada con ellos cuando acuden.
El ministerio de la iglesia
Vamos a estudiar algunos pasajes de tres de las epístolas del Nuevo Testamento —1 y 2 Timoteo y Tito— porque en ellas se nos dice cuál debiera ser el minis‑
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terio y la estructura organizacional de la iglesia. Timoteo y Tito eran evange­listas. En la iglesia naciente un evangelista era un líder dedicado a fundar igle­sias que iba a un área donde no había cristianos, ganaba a algunos para Cristo y establecía una congregación. Por lo general solía permanecer con la congre­gación durante un año, o a veces algo más, hasta que les había enseñado todo lo necesario. Cuando algunos de los miembros habían madurado lo suficiente, entonces elegía ancianos para que cuidaran de la iglesia en aquella ciudad y siguieran con la enseñanza. Luego él se trasladaba a otro lugar y empezaba de nuevo la obra de fundar una iglesia.
La tarea básica de la iglesia es enseñar sana doctrina. No es la de expresar las opiniones de un pastor, recitar ilustraciones desgarradoras que juegan con las emociones, recaudar fondos, presentar programas y entretener a la gente o dar devocionales semanales. En Pablo escribe: "Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina".
Si queremos que la iglesia de Cristo Jesús esté protegida contra la falsa doc­trina, los ancianos que la dirigen deben ser fieles en enseñar sana doctrina. Otras muchas cosas son también buenas, pero no son prioritarias. Como ministro de Jesucristo, soy primero y ante todo responsable ante Dios por la pureza de la iglesia y su protección contra la falsa doctrina. Todos los ministros del evangelio tendrán que responder ante Cristo por la fidelidad con que pro­tegieron y alimentaron al rebaño. Lamentablemente, hay muchos pastores cuyas iglesias esperan que ellos hagan cualquier cosa excepto lo que Cristo quiere: Enseñar la Palabra de Dios. Sus energías las utilizan en muchos otros deberes pero no en su principal tarea.
Estos son algunos de los pasajes que encaren la predicación bíblica:
: "Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros". La palabra forma implica que la instrucción regular en la iglesia debiera ser la enseñanza de la sana doc­trina.
: "Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros". El pastor enseña a su congregación la sana doctrina a fin de que ellos se la puedan enseñar a otros.
: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la
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palabra de verdad". El ministerio eficaz se centra en la enseñanza de la doctrina, y la clave es el estudio diligente.
: "Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les con­ceda que se arrepientan para conocer la verdad".
: "Pero persiste tú en lo que has aprendido y te per­suadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es ins­pirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra". Si deseamos que los cristianos lleguen a ser espiritualmente maduros, los líderes de la iglesia deben predicar de todas las Escrituras.
: "Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doc­trina".
Así, pues, el ministerio de la iglesia es simple: Enseñar sana doctrina. La única manera en que podemos agradar al Señor y obedecer al Espíritu es pre­dicar sana doctrina según el modelo de los primeros evangelistas.
El liderazgo de la iglesia
En el Nuevo Testamento el liderazgo lo ejercían colectivamente el grupo de ancianos de una iglesia que eran los líderes bajo la dirección del Espíritu Santo. Un hombre no era responsable por hacerlo todo, y así es como debiera ser. El pastor no es el profesional que corre de un lado para otro con una caja de herra­mientas eclesiásticas solucionando problemas, temiendo que aparezca el siguiente o que alguna rueda de la maquinaria necesite ser engrasada.
Al anciano también se le llama "obispo" en el Nuevo Testamento. Anciano hace hincapié en el título y obispo, que significa "sobreveedor", se refiere a la tarea. Él cuida del rebaño. El Nuevo Testamento lo describe como un minis­terio espiritual que tiene que ver con dos cosas: La oración y la enseñanza de la Palabra de Dios.
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La toma de decisiones
Los ancianos que gobiernan la iglesia local son en última instancia y primaria­mente responsables ante Cristo, no ante la congregación o ante algún concilio. dice: "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar". Un anciano no está necesariamente involucrado en la enseñanza de doctrina; hay otras capacidades en el diseño del Espíritu. Todos los ancianos, sin embargo, son responsables de tomar decisiones después de orar y de estudiar la Biblia, a fin de que las decisiones sean tomadas con la mente de Cristo y en el poder del Espíritu. Solo entonces pueden ellos dirigir a la iglesia con efectos positivos para toda la congregación. Gobernar como un anciano es un llama­miento elevado.
Como ya indiqué anteriormente, en la Grace Community Church estamos comprometidos con el principio de que cuando hay que tomar decisiones, éstas se tomen por unanimidad por hombres que tienen la mente de Cristo (cp. ). Se toman mediante consentimiento común después de orar, de estudiar la Biblia, y a veces después de ayunar. Entonces de una forma unificada se encuentran en condiciones de tratar los problemas en la iglesia.
Defender
dice que el anciano debiera ser un "retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen. Porque hay aún muchos contumaces, habla­dores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene". Los ancianos están llamados a man­tener lejos de la iglesia a los falsos maestros.
Disciplinar
Los ancianos tienen también como tarea disciplinar a los cristianos que caen en el error doctrinal. habla de la enseñanza destructiva de "Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrec­ción ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos". La presencia de herejes en la iglesia es un problema serio que hay que procurar resolverlo.
nos dice cómo lidió Pablo con la situación creada por dos hombres: "De los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar". Cuando una persona enseña errores doctrinales, hay que separarlo del compañerismo de la iglesia hasta que
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esté dispuesto a abandonar su error. Entonces Dios puede empezar a restau­rarlo.
Los ancianos fueron ordenados en cada ciudad donde había una iglesia (). Fueron elegidos entre los miembros de la congregación. Estoy convencido de que una iglesia es más fuerte cuando el liderazgo surge de entre sus propios miembros. Los ancianos que son escogidos han sido habilitados por el Espíritu Santo y están preparados para servir en la iglesia local.
La más alta posición de autoridad en la iglesia le corresponde a los an­cianos, quienes gobiernan bajo Cristo como pastores delegados (). Los ancianos son responsables de la enseñanza de la doctrina, de la adminis­tración, de la disciplina, de la protección del rebaño, de orar por las ovejas y de estudiar la Palabra de Dios. Tienen que responder ante Cristo por sus ministerios.
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Ancianos, diáconos y otros
miembros de la iglesia* (.)
La iglesia es una comunidad viva de personas redimidas por Cristo Jesús. Nadie es más visible al mundo que observa que los que están en posiciones de lide­razgo en la iglesia. Ellos son los que el mundo va a señalar como ejemplos de lo que son los cristianos. Hemos visto en los años recientes como un puñado de hombres muy visibles, pero moralmente descalificados, pueden empañar la reputación de toda la iglesia. ¿Quién puede decir si algunas de estas personas son de verdad creyentes genuinos? Satanás comúnmente siembra cizaña (falsos creyentes) entre el trigo (creyentes verdaderos; ). Por tanto, es importante evaluar cuidadosamente la vida de los candidatos antes de que puedan ser elevados a posiciones de liderazgo.
Ancianos
nos habla de la ordenación de ancianos en la iglesia naciente: "Y después de anunciar [Pablo y Bernabé] el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confir­mando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído".
¿Cómo revela Dios a la iglesia quiénes debieran ser los ancianos a fin de que la iglesia los ordene? Este pasaje sugiere que la oración y el ayuno son parte del proceso. Pero al final, la iglesia debe determinar quiénes quiere Dios que sirvan como líderes basados en una serie de requisitos bíblicos que están claramente establecidos. No hay que elegir a los líderes en base de su conocimiento de los negocios del mundo, de su habilidad financiera, de su prominencia o incluso de su capacidad innata para ser líderes. Deben ser elegidos en razón de que Dios los ha llamado y los ha preparado para el liderazgo de la iglesia. Los hombres que Dios escoge cumplirán con los requisitos.
*De la cinta GC 1208.
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menciona lo que se requiere de un anciano: "Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible" (vv. 1-2). Este requisito abarca a todos los demás. ¿Qué significa ser irreprensible? No quiere decir que tiene que ser perfecto. Si así fuera, todos estaríamos descalificados. Significa que no debe haber ninguna gran mancha en su vida que otros puedan señalar. Aquí está la lista de caracte­rísticas de un líder irreprensible según el apóstol Pablo:
[Debe ser] marido de una sola mujer [fiel a su esposa], sobrio, pru­dente, decoroso, hospedador, apto para enseñar [capaz de comunicar la fe] ; no dado [viciado] al vino, no pendenciero, no codicioso [del dinero] de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda hones­tidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito [no un recién convertido] , no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es nece­sario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo. (vv. 2-7)
Pablo también escribió a Tito en relación con los requisitos de un anciano: "Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y estable­cieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé" (). En encontramos instrucciones que se hacen eco de los requisitos en . Primero de todo, leemos que un anciano debe ser "irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía" (v. 6). Un anciano debe presentar evidencia de que ha comunicado eficazmente la fe a su propia familia. No se espera, por supuesto, que los hijos manifiesten completa santidad, pero sí que sigan la fe de su padre con una buena medida de conducta cristiana.
El versículo 7 dice que es necesario que "el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios". Debe darse cuenta de que es un mayordomo, que no es dueño de nada, sino que solo administra los asuntos de Dios para el cuerpo de Cristo. Tampoco debe ser "soberbio, no iracundo, no dado al vino" (v. 7). En los tiempos del Nuevo Testamento, el vino era una de las pocas bebidas que las personas podían tomar, dado que a veces era difícil obtener agua pura. La expresión griega se refiere a una persona aficionada al vino por mucho tiempo, evidenciando que tenía un problema con el alcohol. El anciano tampoco debe ser "pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas" (v. 7). No reacciona con los puños y no busca el dinero como su meta primaria.
El versículo 8 dice con una nota positiva que el anciano debe ser un amante
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de la hospitalidad: "Sino hospedador". Es decir, dispuesto a abrir su casa a los desconocidos. Aparte de que administrar bien su casa muestra su habilidad para administrar la iglesia (), da un buen ejemplo y hace que los extraños se sientan bienvenidos. Un anciano necesita tener un hogar que muestre lo que es la vida cristiana. Además, tiene que ser un "amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada" (vv. 8-9). Un anciano debiera conocer sus prioridades y practicar el dominio propio al vivir en base de los principios de la Palabra de Dios. Un hombre que cumple con estos requisitos ha sido dado por Dios a la iglesia local para gobernar y enseñar, y es, por tanto, digno de honra.
nos permite conocer y observar a los ancianos de Efeso. En el versículo 28 Pablo dice: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos". Un anciano que gobierna la iglesia debe evaluar no solo su propia vida sino también las necesidades espiri­tuales del rebaño de Dios. Tenemos que tomar nota de todos en el rebaño que Dios nos ha dado a fin de que podamos reconocer y orar específicamente por sus problemas y necesidades individuales.
Pablo también exhortó a los ancianos efesios a "apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre" (v. 28). ¿Con qué se debe alimentar la iglesia? Con la Palabra de Dios.
Pedro dijo: "Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano tam­bién con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también parti­cipante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella" ().
Pedro habló, además, de la manera de hacerlo: "No por fuerza, sino volun­tariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto". Un anciano nunca debiera servir como si su responsabilidad fuera una tarea desagradable, sino con buena disposición porque es un privilegio. No debiera tener el deseo de ministrar solo a personas ricas porque le recompensan económicamente, sino ministrar con entusiasmo a todos. El versículo 3 dice: "No como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey". La mejor forma de dirigir no es siendo un dictador sino un ejemplo. Si usted trata de dirigir a las personas sin establecer un modelo que ellos puedan seguir, ellos se resistirán a su liderazgo. Merece la pena dirigir mediante el ejemplo debido a la recompensa, como lo indica el versículo 4: "Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria". Esa corona está prometida a los que apacientan al pueblo de Dios y dirigen con­forme a las directrices establecidas por Pedro. Lo maravilloso acerca de obtener esta corona es que los ancianos que la reciban tendrán el honor de ponerla a los
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pies de Cristo Jesús, a quien de verdad le pertenece (). [Nota: Para más información sobre los ancianos, véase los Apéndices 1 y 3.]
Diáconos
nos presenta a un grupo que muchos creen fueron los primeros diá­conos. Aunque a estos hombres nunca se les llama específicamente diáconos, constituyen ciertamente un modelo apropiado para los diáconos. Parece ser que algún tiempo después de esto el ministerio del diácono fue reconocido ofi­cialmente en la iglesia.
En los primeros días de la iglesia, los apóstoles dirigieron la iglesia de Jerusalén. Al final se vieron en la necesidad de delegar algunas de sus respon­sabilidades a otros hombres cristianos espiritualmente maduros. Eso les per­mitió a ellos concentrarse en la oración y en la enseñanza (v. 4).
El versículo 1 dice: "En aquellos días, como creciera el número de los discí­pulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria". Una de las responsabi­lidades de la iglesia era cuidar de las viudas necesitadas. Surgió el descontento porque los cristianos griegos pensaban que la mayor parte de las provisiones diarias las recibían las viudas judías.
Por tanto: "Los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas" (v. 2). En otras palabras: "Nosotros debemos concentrarnos en el estudio y la comunicación de la Palabra de Dios. Tal como van las cosas ahora, tenemos que dedicarnos a servir comidas y a correr de aquí para allá, en consecuencia, descuidamos la Palabra de Dios". Ellos entendieron perfectamente cuáles eran sus prioridades.
Los apóstoles entonces dijeron: "Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo". Estos hombres quedaron responsabili­zados del manejo de diversas ayudas a las personas en necesidad.
nos da algunas de las cualidades básicas que se buscaban en esos hombres: "Varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabi­duría". Eso coincide muy bien con los requisitos específicos para los diáconos que encontramos en : "Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias des­honestas; que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia". El "misterio de la fe" es que Dios se hizo hombre en Cristo Jesús (). Por tanto: "que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia" significa que vivan a la manera de Cristo.
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Pablo dice, además, que "éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles... Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús" (vv. 10, 12-13). [Nota" Para más infor­mación sobre los diáconos, véase el Apéndice 2.]
La congregación
Para los que dicen: "Eso está bien, ancianos y diáconos póngase a trabajar", ¡ahora les ha llegado el turno! Mientras que la tarea básica del liderazgo de la iglesia es enseñar sana doctrina y explicar cómo aplicarla, la tarea básica de los miembros de la iglesia es estar llenos del Espíritu Santo según van aprendiendo la doctrina y luego aplicar a sus vidas lo que van aprendiendo. La congregación es el objeto del ministerio de los líderes. Quizá algún día, como resultado de ese ministerio, algunos miembros de la iglesia lleguen a ser diáconos y diaconisas, ancianos, e incluso evangelistas y pastores-maestros. Todos comenzamos así: Siendo miembros de la congregación. A los que son fieles con las tareas pequeñas se les pueden confiar mayores responsabilidades. Pensemos en Felipe: Fue elegido para ser diácono y terminó siendo un evangelista. Del mismo modo, Esteban —otro de los diáconos originales— se convirtió en un gran defensor de la fe, incluso hasta el punto de llegar a ser el primer mártir cristiano. Dios puede elevarle a usted a una posición de liderazgo, aun posible­mente hasta el punto en que sea martirizado por su fe en Cristo Jesús.
La congregación es la parte de la iglesia que tiene que hacer "la obra del ministerio" (). identifica la obligación general de una congregación: "Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos". Partiendo del supuesto de que el liderazgo de la iglesia está dirigido por el Espíritu, tenemos que obedecerlos porque ellos están ministrando en el nombre de Cristo como sus pastores-ayudantes. La congregación se somete a sí misma a su liderazgo cristiano, aunque quizá no lo entiendan todo, y pueden que incluso estén en desacuerdo con lo que los ancianos están intentando hacer. La obediencia de la iglesia es un testimonio vivo para el mundo. Hay muchas cosas que dañan a la iglesia y destruyen su testimonio. La primera es un liderazgo deficiente o maes­tros falsos que fallan en edificar la iglesia sobre la Palabra de Dios. La segunda cosa que debilita a una iglesia es una congregación que no sigue a su liderazgo. Eso causa divisiones en la iglesia, así como otros problemas que aparecen a la vista del mundo. Cada miembro de iglesia debe seguir la dirección del Espíritu y ser fiel y obediente.
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Los hombres
¿Cuáles son las responsabilidades de los hombres en la asamblea local? Pablo identifica algunas de ellas para Timoteo:
Primera, los hombres deben proveer para sus familias. dice: "Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo". Si usted no puede mostrar al mundo que es fiel en su deber más básico, entonces está negando el funda­mento de lo que es en realidad el amor cristiano. Hay momentos cuando los hombres pueden perder su trabajo, pero esa debiera ser solo una situación tem­poral, porque Dios espera que un hombre cristiano trabaje para proveer para su familia, y que no dependa de la asistencia social del gobierno a menos que sufra de alguna forma de incapacitación física. La iglesia debiera cuidar de una familia en una situación así antes de permitir que sea sostenida por el trabajo de una mujer que además es la esposa y madre.
Los hombres deben servir a sus empleadores. dice: "Todos los [empleados] que están bajo el yugo de esclavitud [sujetos a la auto­ridad de un empleador], tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina". Los malos hábitos de tra­bajo desacreditan nuestro testimonio cristiano. Usted tiene que servir a su empleador como corresponde, ya sea que se lo merezca o no, por amor de cómo el mundo ve al cristianismo.
El versículo 2 dice: "Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos". Si usted tiene un jefe cristiano, eso no significa que puede flojear porque él es de la iglesia. Por el contrario: "sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio". Si usted disfruta de la bendición de tener un jefe cristiano, eso quiere decir que debiera trabajar más diligentemente, y no aprovecharse de su bondad.
dice° "Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando [robando], sino mostrándose fieles [honrados], en todo para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador". Cuando usted actúa en forma genuinamente cris­tiana delante de su empleador, Dios aparece aún más bello ante sus ojos porque él puede verle manifestado en su vida.
nos dice que los "ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia". Los ancianos son responsables en la iglesia de enseñar a los jóvenes. Debieran ser serios, respetables, sensatos y con dominio propio. Debieran ser también fuertes en la fe, en el amor y la paciencia, tres actitudes que están directamente relacionadas con Dios, con otros y con las dificultades respectivamente.
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Pablo le dijo a Tito que exhortara a los hombres jóvenes a "que sean pru­dentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la ense­ñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros" (vv. 6-8). Es fácil para los jóvenes decir cosas que realmente no son dignas de decirse. Necesitan pensar cuidadosamente en las palabras antes de empezar a hablar.
Por último, Pablo dice : "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda". Los hombres debieran estar en continua oración, especialmente debido a que es fácil para ellos distraerse con cosas que son menos importantes.
Las mujeres
Pablo empieza su exhortación a las mujeres cristianas animándolas a que se vistan con modestia. tiene que ver con el asunto de la ves­timenta y apariencia de las mujeres, que es tan aplicable hoy como lo era en el primer siglo: "Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia". Ese es, por supuesto, un principio básico de la Palabra de Dios en cuanto a la vestimenta de cualquier cristiano. El asunto es modestia. La Biblia no dice que haya una norma de siete centímetros por encima de la rodilla. Pero algunas cosas son obviamente inmodestas.
Se espera que los cristianos se vistan con modestia, pero eso no significa que si usted viene al templo con una amiga no creyente que no va vestida modesta­mente que los hermanos que acomodan a los que entran van a decir: "Señora, lo sentimos pero usted no puede entrar, pues no va vestida en forma apro­piada". Las directrices en 1 Timoteo son para creyentes.
Las mujeres deben ataviarse con "pudor y modestia" (v. 9), quiere decir, decentemente, con un sentido de temor reverente. Pablo no está hablando acerca de traumas sicológicos; solo está diciendo que la mujer debiera tener suficiente vergüenza como para ser modesta.
La idea en el versículo 9 es la de sobriedad, la de evitar los extremos. El templo no es el lugar para exhibiciones personales. Eso distrae de lo que el Espíritu de Dios quiere lograr en nuestras vidas.
La segunda parte del versículo 9 dice que las mujeres no se adornen a sí mismas "con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos". En el tiempo de Pablo había estilos populares de arreglarse el cabello. Las mujeres lle­vaban variedad de perlas y oro en su cabello. Nos podemos imaginar a un hombre sentado en una banca con el resto de los creyentes cuando una señora entra y se acomoda enfrente de él llevando un tesoro completo en su cabeza.
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Estaría allí pensando: Creo que esa perla vale ochenta y nueve dracmas. ¡Yfíjate en esa otra y la del otro lado! Se olvidaría por completo de toda la intención y propósito de estar allí.
Eso no quiere decir que las mujeres solo pueden llevar perlas y pendientes baratos. La enseñanza que recibimos aquí es que el lugar y el tiempo de adora­ción a Dios no es momento para hacer exhibiciones delante de los demás. Debemos estar modestamente vestidos de forma que no distraigamos a otros de lo que Dios quiere hacer por medio de su Espíritu y de su Palabra. Una mujer cristiana no debiera ir vestida de forma inmodesta, ostentosa y extravagante.
El versículo 10 nos dice que la vida de una mujer cristiana se debe caracterizar por "buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad". Si usted es una mujer piadosa, deseará presentarse como alguien a quien le importan los valores espirituales, no como alguien que solo se preocupa de exhibirse. Una mujer piadosa no está interesada en hacer de su persona un escaparate.
Pablo luego le recuerda a la mujer la responsabilidad de aprender en sumi­sión. "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción" (v. 11). ¿Debiera tener la iglesia mujeres predicadores? No. Eso es exactamente lo que prohíbe este ver­sículo. A las mujeres no se les ha encomendado enseñar en los cultos públicos. Ellas solo son responsables de enseñar a otras mujeres. El versículo 12 es aún más específico: "Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio".
Pablo también insta a las mujeres a vivir rectamente. dice: "Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras". La palabra griega para "calumniadoras" significa "chismosas". Es fácil para las personas mayores que tienen más tiempo disponible caer en hablar acerca de cosas que están sucediendo, especialmente en estos tiempos modernos con la facilidad del teléfono. La información que empieza como un rumor inocente puede ter­minar convirtiéndose en un verdadero problema.
Se espera que las ancianas sean "maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cui­dadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada" (2:3-5). El pastor no es responsable de correr de un lado a otro y enseñar todo a todos. Esa es la responsabilidad de la congregación a medida que Dios los va dirigiendo a ministrar a otros. Muchas mujeres jóvenes se preguntan por qué les resulta tan difícil disciplinar a sus hijos y tienen pro­blemas. Una de las razones principales es porque nunca están en casa con sus hijos, enseñándoles los principios espirituales que debieran ser las pautas básicas para el resto de sus vidas. Una mujer piadosa tiene bien ordenadas sus prioridades, enseñando a sus hijos a medida que ella misma va aprendiendo.
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Veamos el modelo
tesalonicense*
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En la congregación tesalonicense encontramos todos los ingredientes básicos que nuestro Señor quiere ver en una iglesia. La epístola que Pablo escribió a los tesalonicenses nos muestra el diseño de la iglesia que Cristo quiere edificar. No contiene referencias al número de miembros. No nos dice nada acerca de sus metas y objetivos, de su programación, de la clase de sermones que se predi­caban o de la música que cantaban. Tampoco menciona la escuela dominical, los cultos de adoración o los campamentos de jóvenes. Sin embargo nos habla acerca de varios elementos espirituales.
El apóstol Pablo predicó por primera vez el evangelio a los tesalonicenses durante su segundo viaje misionero. Después de salir de la ciudad, envió a Timoteo para averiguar cómo les iba. Cuando Timoteo regresó, dio un informe fantástico que encontramos en : "Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también noso­tros a vosotros, por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflic­ción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe". Las buenas noticias que Timoteo le llevó a Pablo le animaron a escribir esta primera carta a los Tesalonicenses.
Confío que al examinar algunos de los principios básicos que encontramos en la epístola a los Tesalonicenses, el Señor le ayude a ver lo que Él espera de usted y cómo su iglesia puede ser lo que Él quiere que sea.
Una iglesia redimida
La iglesia en Tesalónica era una iglesia redimida. Esto es importante porque muchas iglesias hoy no conocen el significado de la salvación. La iglesia tesalo­nicense era una asamblea de cristianos nacidos de nuevo. Ese hecho queda veri­ficado por los términos que Pablo usa en los primeros cuatro versículos del capítulo uno: "Pablo, Silvano [Silas] y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses
*De la cinta casete GC 1237.
lo o El plan del Señor para la iglesia
en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección".
Pablo podía dar gracias a Dios por los tesalonicenses porque todos ellos estaban "en el Señor Jesucristo" (v. 1). Ellos daban evidencias de conocer per­sonalmente al Señor Jesucristo como su Salvador. Aquí está el comienzo de una iglesia eficaz. La razón por la que muchas iglesias son ineficaces es porque hay una mezcla de trigo y cizaña, aun entre el liderazgo. El tener personas no rege­neradas en lugares de responsabilidad va en contra del propósito de Dios y con­funde el mensaje de la iglesia.
Examinemos para ver como comenzó la iglesia en Tesalónica. El versículo 1 dice: "Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron [Pablo y sus com­pañeros] a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos". Cuando Pablo llegaba a una ciudad para extender el evangelio, generalmente iba primero a la sinagoga. Allí encontraba sus mejores oportunidades en razón de que él mismo era judío. Además, se daba cuenta de que si iba a los gentiles primero, los judíos no hubieran estado dispuestos a escuchar lo que tenía que decirles. De modo que inicialmente predicaba en la sinagoga con el fin de ganar a algunos judíos para Cristo y así recibir apoyo para extender el evangelio por la ciudad.
Los versículos 2-3 nos informan del contenido de la predicación de Pablo: "Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo". Los judíos tenían dificultades en aceptar a Jesús como el Mesías porque n había muerto una vez. La mayoría de los judíos no entendían el concepto de un Mesías que sufre, que estaba profetizado en pasajes tales como y el . Por tanto, Pablo dedicó tiempo a mostrarles que el Mesías tenía que sufrir para cumplir los planes de Dios. Como resultado de la predicación de Pablo: "algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas" (v. 4).
Desde el principio hubo una gran respuesta, aunque Pablo solo dedicó tres sábados en Tesalónica. Ellos lo hubieran pasado muy mal de no haber estado dirigidos por el Espíritu Santo. Puesto que Pablo estaba justamente preocu­pado por su bienestar, se regocijó mucho cuando se enteró por medio de Timoteo que estaban causando un efecto dinámico y positivo en los lugares a su alrededor.
Veamos el modelo tesalonicense 101
La clave del éxito de la iglesia tesalonicense fue su pureza. Si usted lee , encontrará que en el nacimiento de la iglesia en el día de Pentecostés, tres mil personas creyeron al evangelio y fueron bautizadas. El versículo 42 dice: "Y perseveraban en la doctrina". ¡Eso es una iglesia regenerada! Y debido a que lo eran, hicieron que toda la ciudad de Jerusalén se conmoviera. Estaban ejerciendo una influencia tan grande que los líderes judíos se tiraban de los pelos, y dijeron: "Habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina" (). Cuando usted tiene una asamblea de personas totalmente regeneradas que van por todas partes de la ciudad en el poder del Espíritu Santo, van camino de causar un profundo efecto.
Y sucedió lo mismo en Tesalónica. Pablo dijo: "Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros" ().
Una iglesia consagrada
El versículo 6 del capítulo 1 dice: "Y vosotros vinisteis a ser imitadores de noso­tros y del Señor". Es bien aparente el carácter genuino de la experiencia de la salvación en la iglesia. La palabra griega que traducimos como "imitadores" es mimetes, de la que se deriva la palabra imitar. Los cristianos tesalonicenses no se dedicaron simplemente a hablar sino que también imitaron. No hablaban meramente acerca de su experiencia cristiana, sino que siguieron el ejemplo de Pablo y de sus compañeros.
Los cristianos no solo estamos llamados a representar colectivamente a Cristo en la tierra, sino también a representarle como individuos al esforzarnos cada creyente en ser semejantes a Él. La meta de todo cristiano es la de ser como Cristo. Esa es la clave para la unidad en la iglesia. Si todos fuéramos como Cristo, no tendríamos problemas en relacionarnos bien unos con otros; pero lamentablemente, no estamos siempre en armonía unos con otros porque no todos estamos siguiendo a Cristo. A. W. Tozer dijo una vez que si cien pianos estuvieran meramente afinados unos con otros, su sonido no sería muy exacto. Pero si todos son afinados con un diapasón, quedarían automáticamente afi­nados entre sí. De igual manera, la unidad en la iglesia no es resultado de andar corriendo de un lado a otro ajustando a cada miembro. Por el contrario, es enfocamos todos en Cristo y ser semejantes a Él. La iglesia tesalonicense estaba consagrada a ser como Cristo, lo cual había quedado demostrado en las vidas de Pablo, Silas y Timoteo.
102 El plan del Señor para la iglesia
Una iglesia que sufre
dice: "Y vosotros vinisteis a ser imitadores de noso­tros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo". La iglesia tesalonicense no tuvo una vida fácil. En realidad, toda iglesia que es salva y se ha entregado a Cristo va a pasar por dificultades.
Tan pronto como la asamblea tesalonicense empezó a funcionar, experi­mentaron la oposición. registra lo que ocurrió: "Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que tras­tornan el mundo entero también han venido acá" (v. 5-6). La persecución comenzó inmediatamente para aquella iglesia.
nos habla de la persecución que la iglesia había experimentado: "Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, impi­diéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo".
Una iglesia redimida y consagrada a Cristo va a provocar la hostilidad del mundo. En consecuencia, el sufrimiento va a venir. Jesús lo expresó de esta manera: "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros... Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán" (, ).
En leemos que Pablo estaba dispuesto a sufrir si eso ayu­daba a la salvación de otros: "Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia". Pablo se refiere a que puesto que el mundo ya no podía perseguir directamente a Cristo nunca más, perseguiría a sus seguidores. El apóstol estaba dispuesto a sufrir por Aquel que había sufrido por él.
¿No sería realmente bueno ser perseguido por ser semejante a Cristo a causa de haber trastornado el mundo? Si los incrédulos se irritan con su iglesia (suponiendo que no es por haber sido innecesariamente ofensivos), eso proba­blemente significará que estaba predicando correctamente el evangelio en una forma que expone el pecado. La iglesia que se enfrenta al mundo va a sufrir. La tradición nos dice que once de los doce apóstoles murieron como mártires.
Veamos el modelo tesalonicense 103
Una iglesia que gana almas
La iglesia tesalonicense estaba dando un testimonio doble y maravilloso. La pri­mera forma en que extendían el evangelio era viviendo de manera ejemplar. Pablo dijo de ellos: "De tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído" (). Otras personas podían mirar a la iglesia tesalonicense y decir: "Esa es la manera que en deberíamos vivir". Increíblemente, solo les llevó a los tesalonicenses dos semanas para establecer un estilo de vida consagrada a Cristo. Una vez que lo habían hecho, todo lo demás sucedió. No son los programas o la creatividad lo que da a una iglesia un testimonio creíble, sino la semejanza de cada miembro con Cristo.
Los tesalonicenses eran como Cristo Jesús. Establecieron una pauta para todos los demás, incluso los creyentes. El capítulo 1 muestra como los creyentes en Macedonia y Acaya respondieron al testimonio de los tesalonicenses: "Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero" (v. 9). Pablo no tuvo que hablarles a otros acerca de la conversión de los tesalo­nicenses debido a que ellos lo hicieron con sus vidas. Las últimas noticias en la ciudad eran: "¿Os habéis enterado de lo que ocurrió en Tesalónica? Muchas personas dejaron la idolatría y se volvieron a Dios". Lo más increíble es que Tesalónica estaba solo a ochenta kilómetros del Monte Olimpo, el lugar donde se suponía que moraban los dioses griegos. Aunque ellos se habían criados y educados en la creencia de una pluralidad de dioses, en el plazo de tres sábados toda una comunidad abandonó su sistema idolátrico para servir al Dios vivo y verdadero. Esa clase de transformación es una gran noticia.
La segunda forma de extender el evangelio es por medio del testimonio verbal de la Palabra. dice: "Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor... en todo lugar". La palabra griega para "partiendo de vosotros" es exéchjtai, de la que nos viene la palabra eco. El testimonio cristiano nunca debiera ser independiente de la Palabra de Dios. Debiera ser solo un eco de la verdad de Dios. Un eco repite lo que fue dicho originalmente. Dios ha puesto su voz en usted: Su Santo Espíritu. Él no quiere que usted origine sus propias palabras, sino que sea un eco de su verdad.
Una iglesia que espera la segunda venida
El versículo 10 dice que los tesalonicenses se habían convertido de los ídolos a Dios "y [esperaban] de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera". Jesús prometió que vendría otra vez y
104 El plan del Señor para la iglesia
reuniría a los fieles para que estuvieran con Él para siempre (). Consecuentemente, la iglesia ideal espera su venida.
¿Sabía usted que muchas iglesias no están esperando la venida de Cristo? Pedro dijo: "En los postreros días vendrán burladores... diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?" (). Hay algunas personas hoy que afirman ser cristianas, pero nunca hablan acerca del regreso de Cristo. De hecho, escuché a un predicador decir: "Nunca hablo acerca de la segunda venida de Cristo, hay demasiada confusión acerca de ese asunto". Quizá es una bendición para los miembros de su iglesia que no lo haga. No tiene ningún sen­tido agregar más confusión a la que ya existe. Pero eso no le exime del deber de hablar la verdad. Toda iglesia que está verdaderamente comprometida a ser lo que Dios quiere debe ser consciente de que Cristo viene.
Los cristianos debieran esperar con anhelo el regreso de Cristo. La anticipa­ción del futuro nos motiva a vivir vidas cristianas para su servicio en el pre­sente. Las últimas palabras que tenemos registradas de Cristo Jesús son: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra" ().
Saber que Cristo viene me da a mí un sentido de urgencia en cuanto a comunicar las buenas noticias del evangelio a otros. Después de su resurrección Jesús dijo: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos" (). Cuando ya había ascendido a los cielos, aparecieron dos ángeles y dijeron: "Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo" (v. 11). Pablo dice en : "Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres". Cuando me doy cuenta del juicio de Dios que viene, no puedo hacer otra cosa que per­suadir a los hombres para que se "[reconcilien] con Dios" (v. 20).
Una iglesia que no cree en el regreso de Cristo Jesús no tiene ningún sen­tido de recompensa ni de urgencia para librar a los impíos del juicio. El Señor quiere que recordemos su venida.
Una iglesia firme
dice: "Porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor". Pablo está diciendo: "Cuando nos llegaron las noticias de que vosotros estabais firmes en el Señor, ¡eso nos dio vida! ¡Ese informe nos alegró mucho!"
Permanecer firmes en el Señor significa dos cosas: No vacilar en la doctrina y mantener un amor firme. Una persona puede mantenerse firme en la doc‑
Veamos el modelo tesalonicense 105
trina, pero secarse espiritualmente. Por esa razón el cristiano necesita conser­varse firme en el amor. Lamentablemente la iglesia de Efes() no lo hizo. Nuestro Señor les reprendió diciendo: "Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor" ().
La iglesia tesalonicense permaneció firme en la Palabra de Dios. Pablo dijo: "Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino tam­bién en poder, en el Espíritu Santo... Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo" (1:5-6). Pablo también les dijo: "Sin cesar damos gra­cias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes" (2:13). Y dijo: "Por ello, her­manos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe" (3:7). ¡Qué inspirador es cuando una iglesia no flaquea en la doctrina o en su compromiso de amarse unos a otros!
Una iglesia sometida
Este último principio no es tan obvio como los otros. En ninguna otra epístola del Nuevo Testamento escribe Pablo tantos mandamientos sin condiciones y sin defenderlos como en esta. Por ejemplo, cuando el apóstol escribió a los corintios, vio la necesidad de defender sus instrucciones porque ellos no tenían la mentalidad sometida de los tesalonicenses (p. ej., ; ).
Sin embargo, Pablo no tuvo que reprender o convencer a los tesalonicenses de ninguna cosa. En el capítulo 4 dice: "Y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado" (v. 11). De igual manera, el capítulo 5 contiene muchos mandamientos breves y sin condiciones:
Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros. También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alen­téis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos. Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al
106 El plan del Señor para la iglesia
Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal. (vv. 12-22)
Pablo no necesitó dar una explicación detallada de sus instrucciones a los tesalonicenses porque ellos eran una iglesia sometida. No tuvo necesidad de defenderse a sí mismo. ¿Se pueden ustedes imaginar a un predicador que dijera desde el púlpito un domingo por la mañana: "Mi texto para esta mañana es : 'Estad siempre gozosos'. Ahora vamos a orar. La próxima semana leeremos el versículo 17"? Si Pablo hubiera dicho a la iglesia corintia: "Orad sin cesar", hubiera tenido que dedicar tres capítulos a demostrar por qué tenían que hacerlo. Pero eso no era necesario debido al espíritu sometido de los tesalonicenses a la Palabra. Eso es lo que hacía que la iglesia tesalonicense fuera única.
Pablo dijo: "Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo" (1:6). En el siguiente capítulo dijo: "Cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios" (2:13). Y dijo también: "Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más" (4:1). Pablo estaba diciendo: "Vosotros estuvisteis dis­puestos a abrir vuestros corazones y aceptar nuestras instrucciones. Así, pues, seguir obedeciéndolas".
La tarea principal de un pastor es dirigir a su pueblo a someterse totalmente a la Palabra de Dios. Si un pastor predica sobre temas que son puramente sus propias ideas sin ningún contenido bíblico, la iglesia nunca estará educada para aceptar la Palabra de Dios cuando se la presentan. No caigan en ese error.
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Las señales de una
iglesia eficaz*
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Tengo un gran amor por la iglesia, no solo por la Grace Community Church, sino por la iglesia de nuestro Señor Jesucristo como un todo. También tengo gran amor por los pastores y gran interés en que las iglesias sean formadas en lo que Dios quiere que sean. Cuando recuerdo las palabras del apóstol Pablo sobre que cuidemos la iglesia que Cristo "ganó por su propia sangre" (), me hace pensar mucho esa tremenda responsabilidad.
Hay razones que explican la prosperidad espiritual de una iglesia y su cre­cimiento numérico. A continuación mencionamos los principios que consti­tuyen los ingredientes clave de una iglesia exitosa.
Líderes piadosos
Usted no puede olvidarse de la necesidad de contar con un liderazgo piadoso y todavía pensar que va a recibir la bendición de Dios. Tienen que haber hom­bres y mujeres santos en posiciones de liderazgo en una iglesia; no hay nada que pueda sustituirlo. Pablo repitió a menudo que Cristo es la cabeza de la iglesia (1 Co, 11:3; ; ; ; ). Como cabeza, Cristo quiere gobernar su iglesia por medio de seguidores santos. Sucede a veces que personas no santas se meten donde no les corresponde.
Es sorprendente la manera en que muchas iglesias eligen a sus líderes. Escogen personas que son las más exitosas en los negocios, que tienen mucho que decir, y que cuentan con mucho dinero. Un pastor me confesó que uno de los problemas que él enfrentaba al trabajar con el concilio de su iglesia era que la mitad de ellos eran cristianos y la otra mitad no. ¡Ese es un problema serio porque Satanás y Cristo no cooperan! Un hombre no tiene que ser líder de la iglesia porque sea un hombre de negocios exitoso, tenga cualidades innatas de liderazgo o sea un vendedor estrella. Puede ser un líder si es un hombre de Dios. Ese es el comienzo de la eficacia en la iglesia.
Dios siempre ha transmitido sus preceptos al mundo por medio de hombres
*De la cinta casete GC 1306.
108 El plan del Señor para la iglesia
piadosos. En el principio, lo hizo a través de Adán. Después de la caída, lo hizo por medio de la conciencia humana. Después de diluvio, fue a través del gobierno. Al final, Dios empezó a transmitir sus normas por medio de los patriarcas, los jueces, y luego los reyes, los profetas y los sacerdotes. En el tiempo de los Evangelios, lo llevó a cabo por medio de Cristo. Y ahora lo hace a través de la iglesia, cuyos líderes son representantes de Cristo Jesús en el mundo.
La santidad es el ingrediente fundamental en el liderazgo de la iglesia. Sin embargo, toma tiempo el desarrollar un liderazgo santo. A Dios le llevó cua­renta años lograr que Moisés fuera el líder que 2 quería. Josué estuvo apren­diendo al lado de Moisés antes de que estuviera listo para dirigir a los israelitas y meterlos en la Tierra Prometida. Fueron necesarios muchos años para pre­parar a Abraham y David. Ocupó tiempo el tener a Pedro, Felipe y Pablo listos para sus ministerios de gran alcance. Se necesita tiempo para formar a un hombre de Dios.
Cuando Timoteo ministró en Efeso, él tenía allí la responsabilidad de llevar a la iglesia a la madurez espiritual. Él sabía que no podría hacerlo solo y que necesitaba contar con líderes piadosos. Una iglesia no debiera aceptar cualquier voluntario, sino que debe buscar hombres piadosos. Tito enfrentó el mismo reto en Creta, y Pablo le dio consejos similares. En sus epístolas pastorales, Pablo nos da un perfil de la clase de personas que deben dirigir la iglesia. Tienen que:
Sea irreprensible (). Los líderes tienen que se intachables, que no tengan nada en sus vidas por lo que puedan ser reprendidos.
Marido de una sola mujer (). Tienen que ser hombres de una sola mujer.
Sobrio (). Tienen que ser espiritualmente estables, teniendo una perspectiva de la vida clara y bíblica.
Prudente (). A veces esta palabra aparece traducida como "juicioso" o "sensato". Se refiere a que conoce bien sus prioridades.
Decoroso (). Los líderes tienen que ser personas respetables, tener una vida bien ordenada por la que son reconocidos y honrados.
Hospedador (). Tienen que amar a los desconocidos, abrir sus puertas a los necesitados.
Apto para enseñar (). Esta frase es la traducción de una sola palabra griega, didaktikos. Nunca se usaba para hablar del don de la enseñanza o de la posición de maestro. No está diciendo que el líder deba ser un gran maestro de la Biblia. Se refiere a que debe ser una persona dispuesta a aprender y capaz de comunicar la verdad bíblica a otros. La
Las señales de una iglesia eficaz 109
palabra no transmite tanto la dinámica de la enseñanza como su sensibi­lidad a otras personas. Enseña con un espíritu amable y manso.
Dueño de sí mismo (). Los líderes no deben ser adictos al alcohol ni a drogas de ninguna clase. Tienen que tener dominio propio.
No soberbio (). No deben ser egocéntricos. La iglesia no puede tener personas en el liderazgo que están solo interesadas en sí mismas. Lo más importante acerca de los líderes de iglesia es que ellos estén preocupados por el bienestar de las personas que pastorean.
No iracundo (). Los que ocupan posiciones de liderazgo no pueden tener un temperamento imprevisible; deben ser pacientes.
No pendenciero (). Esto significa literalmente que no es un "peleón". Una iglesia no quiere a alguien en el liderazgo que resuelve los problemas con sus puños.
Apacible (). Esta actitud corresponde con la reacción física anterior. Otras versiones lo traducen como "no contencioso", lo que se refiere a que a esa persona le gusta competir y debatir.
Amable ().
No avaro (). Los líderes de iglesia deben estar libres del amor al dinero (pero eso no quiere decir que deben estar libres del dinero en sí).
Que gobierne bien su casa (). Se requiere de los líderes de iglesia que sepan mantener a sus hijos bajo control, pero hacerlo con dignidad.
Que tenga buen testimonio de los de afuera (). ¿Qué piensa el mundo de los líderes de iglesia? Al relacionarse con las personas no cristianas, su integridad debe irreprochable.
Amante de lo bueno ().
Justo (). Los líderes de iglesia tienen que ser imparciales, equitativos, ecuánimes.
Santo (). Tienen que ser santos en su vida diaria.
No un neófito (). Tienen que ser espiritualmente maduros.
Esos son los requisitos de los líderes de iglesia que encontramos en las Escrituras. Indican la clase de hombres que Dios busca y quiere para que dirijan su iglesia. Si una iglesia no tiene personas que estén a la altura de los principios de Dios, habrá problemas desde el principio. De hecho, tener líderes cristianos es tan importante que cuando un anciano peca, tiene que ser reprendido delante de toda la congregación ().
no El plan del Señor para la iglesia
Metas y objetivos funcionales (prácticos)
Una iglesia debe tener metas y objetivos prácticos o no tendrá dirección. Si usted no sabe a dónde va, nunca va a saber cuándo llegará. Una iglesia que carece de dirección no tendrá ningún sentido de realización.
Debemos primero reconocer las metas bíblicas básicas de la iglesia: Ganar a los inconversos para Cristo y ayudarlos a madurar. Bajo esas metas amplias y generales de la iglesia hay otras más específicas tales como unificar a las fami­lias, prevención del divorcio y la educación de los hijos en los caminos del Señor. Esas son unas pocas de las muchas metas bíblicas que tenemos.
Además, debemos tener objetivos funcionales. Estos son los peldaños que usamos para llevar a cabo las metas bíblicas. No es suficiente con solo decir que debemos aprender la Palabra de Dios; sino que tenemos que avanzar un poco más y proveer de ciertos pasos que facilitan alcanzar la meta.
Metas y objetivos funcionales son esenciales. Una iglesia no puede ser nebulosa en su dirección. A fin de evitarlo debe dar metas a sus miembros y también objetivos para alcanzarlas.
Discipulado
Una iglesia debiera enfatizar el discipulado. El diseño de una iglesia cristiana no es tener a un predicador profesional sostenido económicamente por los laicos que son solo espectadores. Cada cristiano debiera estar involucrado en la edifi­cación de otros creyentes.
Me preguntaron una vez que cuándo hacía mi visitación pastoral, que muchos pastores llevan a cabo durante la tarde después de haber estado estu­diando en la mañana. ¿En dónde dice la Biblia que un pastor tiene que pasar la tarde visitando? Una de las pocas cosas que dice acerca de visitar lo encon­tramos en el libro de Santiago: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones" (1:27). ¿Quién tiene que practicar una religión pura y sin mácula? ¿Es solo el predicador? No. Cada cristiano. Si usted tiene a alguien a quien visitar, hágalo. Del mismo modo, si yo conozco a alguien que necesita que lo visiten, lo haré también. No hay razón para que yo visite a aquellos que usted debe visitar, ni que usted visite a los que yo debo visitar. Como pastor, no creo que yo esté lla­mado a ser el visitador oficial. La visitación —y el ministerio relacionado del discipulado— es la responsabilidad de todos.
Cuando yo discipulo a alguien, hago básicamente tres cosas. Primera, enseñó la verdad bíblica. Por lo general les doy libros para leer y cintas para
Las seriales de una iglesia eficaz 111
escuchar que tienen que ver con los temas específicos que quiero que ellos aprendan. Además de enseñar desde el púlpito, enseño verdades bíblicas a un nivel personal tomadas de la Palabra de Dios.
Segunda, aplicó las Escrituras a la vida. Se sorprenderá de saber cuántas personas aprenden principios que ellos nunca habían puesto en práctica. Hago preguntas que les ayudan a los discípulos a pensar en sus circunstancias desde la perspectiva de Dios. Quiero que ellos interpreten su vida espiritualmente. Por ejemplo, un hombre al que estaba discipulando se encontraba muy ner­vioso acerca de la situación en el mundo. Pero cuando empezó a ver el mundo desde la perspectiva de un Dios soberano y no desde la de un ser humano des­esperado, el problema desapareció. Entonces empezó a decir: "¿No es estu­pendo lo que Dios está haciendo en el mundo?" La verdad bíblica debe ser enseñada y luego implementada en actitudes y acciones apropiadas.
Por último, trabajo con el discípulo para enseñarle a resolver problemas bíblicamente. La solución de problemas de forma bíblica es una clave del disci­pulado eficaz. Las personas aprenden mejor cuando tienen la necesidad de saber. Un buen ejemplo es la manera en que las personas escuchan cuando las azafatas dan instrucciones sobre seguridad antes del despegue de los aviones. Nadie les presta atención (excepto los viajeros que vuelan por primera vez) porque ya lo han escuchado antes y no esperan que van a necesitar saberlo. Sin embargo, si alguien mira por la ventanilla de la derecha del avión y ve salir llamas de uno de los motores cuando la azafata está diciendo: "Por favor, tomen y lean la hoja de instrucciones de seguridad", todos van a echar mano de ellas. ¡Y si no hubiera suficientes, los que no las tienen van a tratar de encontrarlas! El cambio en su interés se le puede atribuir a una repentina necesidad de conocer. Usted siempre aprende mejor cuando tiene que conocer las res­puestas. El discipulado eficaz involucra darles a las personas respuestas bíblicas a problemas en los que ellas están metidas y enseñarles cómo aplicarlas en las crisis. Usted no puede darle al discípulo simplemente una conferencia. Tiene que conocer lo suficiente las Escrituras como para darle respuestas cuando él o ella las necesitan.
Se esfuerza por introducirse en la comunidad
Una iglesia que es eficaz y exitosa hace gran hincapié en introducirse en la comunidad. Estamos para alcanzar a las personas para Cristo.
En los primeros capítulos de Hechos, vemos a la iglesia naciente bombar­deando a su comunidad. En el día de Pentecostés, tres mil personas se salvaron, y esa experiencia cundió por Jerusalén como el fuego. La iglesia creció tan
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deprisa que los líderes judíos les dijeron a los apóstoles: "Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina" (5:28). Su mensaje había inundado toda la comunidad.
Para muchos cristianos, lo más cerca que ellos llegan a introducirse en la comunidad es manejar su auto hasta el templo con la pegatina de un pez en el cristal de la ventana trasera. Acudimos al templo y decimos: "He cumplido con mi deber para con Dios". Tratamos de vivir nuestro testimonio más que hablar acerca de él. Pero nadie llegó nunca al cielo solo porque alguien vivió su testi­monio enfrente de él. Tarde o temprano tenemos que comunicarle el mensaje del evangelio. Introducirse en la comunidad involucra alcanzar a las personas para Cristo.
Los primeros cristianos no se aislaron a sí mismos en un rincón y hablaron acerca de doctrina. Salieron a las calle y llenaron sus comunidades con el evangelio.
: "El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios". Los cristianos de Antioquia estaban tan ocupados que cuando llegó el momento de la predicación, casi toda la ciudad se presentó. Eso era típico entre los primeros cristianos.
: "Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos". Pablo y Bernabé fueron tanto a los judíos como a los gentiles con el evangelio.
: Pablo, Silas y Timoteo predicaron el evangelio en Frigia y Galacia y "las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día".
: Pablo entró en la sinagoga en Tesalónica "declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos. Y algunos de ellos cre­yeron... y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas".
El evangelismo más eficaz se lleva a cabo a un nivel personal en el área donde usted vive.
Algunas iglesias se pasan en sus programas de evangelismo. Una vez fui al banquete de una iglesia donde iban a presentar su programa de evangelización para el año. Lo habían centrado alrededor de tema futbolístico con referencias a goles y marcadores montados en el santuario. Además, para motivar a las per­sonas a evangelizar, escondieron cinco balones en las casas de cinco familias
Las seriales de una iglesia eficaz iis
que no eran salvas. Los que encontraron los balones se ganaron un premio. La iglesia también había montado un lugar para bocadillos (perritos calientes) en el exterior. Daban incluso caramelos y chocolates a los niños que llevaban un cierto número de personas a la iglesia. ¡Me resultaba increíble la cantidad de trucos que estaban dispuestos a usar!
Esa es la peor clase de programa de evangelismo en el que podemos pensar: Dar a las personas motivos ocultos para ganar a otros para Cristo. ¿Qué pen­saran y cómo se sentirán las personas no salvas que son llevadas al templo en parte para que los miembros de la iglesia ganen premios?
La iglesia no necesita esta clase de cosas. Si usted trata de motivar a los miembros a ganar almas por motivos egoístas, lo que ellos hagan no va a honrar a Dios. Eso es fariseísmo. No estoy en contra para nada de tener una noche de visitación y el evangelismo puerta a puerta, pero la mejor manera de introdu­cirse en la comunidad es que los cristianos se reproduzcan a sí mismos, entonces no va a necesitar un programa. ¿Qué prefiere tener: Una semana de cultos especiales de evangelización o una congregación que evangeliza los 365 días del año? Una de las razones por las que nunca hemos tenido esa clase de cultos especiales de evangelización es porque no me gusta reducir a la iglesia a hacer hincapié en el evangelismo una vez al año. Se supone que el evangelismo es algo que debe estar sucediendo todo el tiempo. Es importante evangelizar a un nivel personal.
Miembros de iglesia activos
Si el equipo ministerial lo hace todo, eso indica que algo va mal en el la iglesia. El equipo pastoral está para capacitar a los santos para hacer la obra del minis­terio (). El ministerio de la iglesia se extiende a todos los creyentes, con cada uno de nosotros usando los dones que Dios nos ha dado para la edifica­ción del cuerpo ().
Se cuenta acerca del lanzador de béisbol Dizzy Dean, cuya carrera terminó cuando quedó lesionado de un pie a causa de un accidente de automóvil. La lesión arruinó sus movimientos como lanzador. Como consecuencia, se veía obligado a extender excesivamente su brazo y eso al final terminó arruinando su carrera como lanzador. Lo mismo es espiritualmente cierto en la iglesia. Allí donde hay miembros que no funcionan, sucederán efectos adversos en alguna parte del cuerpo. Todos los santos deben invertir en el ministerio los dones que Dios les ha dado.
Cuando algún hermano en la iglesia me dice: "Necesitamos este u otro pro­grama en la iglesia". Yo le respondo: "Está bien, si usted lo siente así, vaya y
114 El plan del Señor para la iglesia
hágalo". Después de haber respondido de esa manera por varios años, nadie me preguntó más acerca de empezar un programa a menos que de verdad fuera en serio. La iglesia debiera hacer hincapié en el ministerio de cada creyente indivi­dual. Los líderes de la iglesia no debieran reclutar a los miembros para hacer algo como por obligación legal cuando ellos no están de verdad motivados o capaci­tados para hacerlo. Más bien, el liderazgo debiera desarrollar a los miembros a lo largo de las lineas en las que el Espíritu les ha capacitado. Miembros de iglesia que ministran de forma dinámica y activa hacen que la iglesia sea eficaz.
Preocupados unos por otros
Una iglesia dinámica se involucrará en la vida de sus miembros. Muchos tem­plos son lugares donde las personas van simplemente a mirar cómo suceden las cosas. Pero la iglesia no puede vivir en el aislamiento. Sus miembros no pueden meramente llegar, sentarse, salir y luego decir que están tomando parte en la vida de la iglesia. Hay una tremenda responsabilidad en las manos de todos los cristianos para ministrar a otros creyentes. El Nuevo Testamento está lleno de exhortaciones acerca de ministrar usando nuestros dones espirituales y respon­diendo de forma apropiada a otros.
Una vez escuché a un predicador por la radio que hablaba con toda la fuerza de su voz. Estaba ministrando en una de esas iglesia que dicen tantas veces "amén" y tan fuerte que difícilmente se le puede escuchar al predicador porque todos le responden diciendo "amén". Decía: "Cuando yo era niño, recuerdo que la gente acudía al templo. Lo que necesitamos es ir al templo, necesitamos volver al templo". Pero esos oyentes ya estaban allí. ¡No necesitaban escuchar eso! Lo que necesitaban es que les dijeran para qué estaban allí.
A veces algunas personas dicen que la gente en los Estados Unidos necesita regresar a la iglesia. Sin embargo, cuando ya estaban allí nunca les dijeron lo que tenían que hacer, de modo que se marcharon. Ahora queremos que vuelvan, pero todavía no les estamos diciendo qué hacer cuando llegan allí.
¿Por qué vamos al templo? dice: "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de con­gregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos". No acu­dimos al templo solo para escuchar, sino también para animarnos unos a otros a hacer el bien. Cada cristiano debería ser como una batería que se une a otros creyentes y corporativamente incrementamos el rendimiento de la iglesia.
El Nuevo Testamento tiene mucho que decir acerca de la respuesta de los creyentes unos para con otros. Estar preocupados por otros es un tema impor­tante en las Escrituras:
Las señales de una iglesia eficaz 115
: Confesar nuestros pecados unos a otros.
: Perdonarnos unos a otros.
: Sobrellevar los unos las cargas de los otros.
: Reprendernos unos a otros.
: Alentarnos unos a otros.
: Exhortarnos unos a otros.
: Edificarnos unos a otros.
: Amonestarnos unos a otros, lo que se refiere a aconse‑
jarnos unos a otros con la intención de cambiar el comportamiento.
: Orar unos por otros.
Todos estos unos a otros indican claramente las responsabilidades que tenemos los cristianos unos para con otros a lo largo de toda la vida.
Cuando estudio la vida de nuestro Señor Jesucristo, veo a alguien que se interesaba por los individuos. Era un amigo bondadoso, sensible y amoroso que se relacionaba personalmente con otros. Él causó alegría en una boda. Se asoció libremente con borrachos hasta el punto que empezaron a decir que Él era uno de ellos. Se juntó con personas débiles y sin importancia e hizo que fueran eter­namente importantes. Se acercó a individuos perversos y hostiles y les mostró un afecto que los ganó.
Cuando Jesús llegó a la región de los gadarenos cerca del lago de Galilea, se encontró con un perturbado mental que le recibió a gritos diciendo: "¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes" (). Este hombre estaba poseído por un demonio. El pobre "tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos, y nadie le podía dominar" (vv. 3-4). ¡Obviamente la gente procuraba evitarle! Pero Jesús se inte­resó y se acercó a él. Después que Jesús arrojó fuera el demonio de este hombre, los vecinos de aquel lugar le vieron "sentado, vestido y en su juicio cabal" (v. 15). Jesús se involucró en la vida de este hombre y la transformó. Y ese es solo uno de muchos ejemplos.
La iglesia debe ser una comunidad de amor en la que comparten unos con otros. Muy a menudo pensamos que hemos hecho todo lo que teníamos que hacer si hemos ido al templo. Entramos tan campantes en el edificio, nos sen­tamos, escuchamos y luego nos metemos otra vez en el auto para seguir con nuestros asuntos. ¡Qué Dios nos ayude si esa es nuestra perspectiva de lo que una iglesia debiera ser!
116 El plan del Señor para la iglesia
Dedicación a la familia
Hubo un tiempo cuando la familia funcionaba como una unidad. Todos los miembros de la familia iban juntos al templo y se sentaban en la misma banca cada domingo. Cuando la iglesia se convirtió en una entidad orientada en los programas, cada cual se separaba y se iba a lo suyo. Se formaban los grupos para contrarrestar la pérdida de identidad en una sociedad de creciente desarrollo tecnológico. Los adultos mayores se iban a su rincón como ancianos. Los hijos quedaron identificados con grupos de jóvenes que, en muchos casos, estable­cieron el ritmo y el paso para el resto de la iglesia. Al poco tiempo la iglesia empezó a olvidarse de los padres. Hay obviamente una necesidad de equilibro en el énfasis para toda la familia.
registra el quinto de los Diez Mandamientos: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da". Las consecuencias de no honrar a nuestros padres nos da una idea de cuán serio es Dios acerca de esto: "El que hiriere a su padre o a su madre, morirá... Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá" (, ).
Dios quiere orden y respeto en la familia. No solo no quiere que hieras a tus padres, sino que tampoco quiere que los maldigas. ¿Ha escuchado alguna vez a los jóvenes decir cosas negativas acerca de sus padres? Eso hubiera sido digno de muerte en el Antiguo Testamento. Debemos enseñar a los jóvenes la respon­sabilidad que ellos tienen hacia sus padres.
Quizá usted se pueda identificar con la descripción de hijos rebeldes que encontramos en . El versículo 11 dice: "Hay generación que mal­dice a su padre y a su madre no bendice". En muchos casos, padres y madres no merecen ser honrados, pero eso no es una excusa para que los hijos no los honren. El versículo 12 dice: "Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado de su inmundicia". Ellos piensan que no necesitan la instrucción de sus padres y dan por supuesto que conocen todas las respuestas. Pero ellos no se dan cuenta de cuán mal andan. Los versículos 13-14 dicen: "Hay generación cuyos ojos son altivos y cuyos párpados están levantados en alto [con orgullo]. Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres". Cuando una generación orgullosa de jóvenes crece, se suelen aprovechar de los demás. Hemos visto evidencias de eso en nuestro país.
El versículo 15 dice: "La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡dame!". La sanguijuela es un insecto que chupa la sangre de los caballos y otros animales. Este versículo compara a una generación orgullosa con una sangui‑
Las señales de una iglesia eficaz 117
juela, indicando que saca todo lo que puede de la sociedad pero, no obstante, nunca se siente satisfecha.
El versículo 17 dice: "El ojo que escarnece a su padre y menosprecia la ense­ñanza de la madre, los cuervos de la cañada lo saquen, y lo devoren los hijos del águila". Ese es un lenguaje muy fuerte. Cuando usted lee eso saca la idea de que Dios es bien serio acerca del respeto que los hijos deben a los padres.
Uno de los grandes desastres en el ministerio tiene que ver con pastores que no cuidan de sus propias familias porque están muy ocupados con otros asuntos. Howard Hendricks, un profesor del Seminario Teológico de Dallas, contó una experiencia personal. Alguien le llamó y le dijo:
· Doctor Hendricks, hemos organizado una conferencia bíblica y quisié­ramos tenerle a usted como conferenciante. ¿Puede usted venir? Hendricks dijo que no, pero el organizador de la conferencia continuó:
· Este es un acontecimiento muy importante para toda nuestra comu­nidad. ¿Por qué no puede venir? ¿Tiene ya otro compromiso?
A lo que Hendricks respondió:
—No. Tengo que jugar con mis hijos.
· ¿Qué tiene que jugar con sus hijos? ¿No se da cuenta de que nuestra gente necesita su instrucción?
—Sí, pero mis hijos también me necesitan.
El doctor Hendricks tenía toda la razón. Si un hombre con una influencia tan amplia como la suya pierde alguna vez el respecto de sus hijos, se habrá ter­minado la credibilidad de su ministerio, además de quedar con el corazón roto. Es muy bueno jugar con sus hijos si quiere evitar terminar como Elí.
Eh, el sacerdote del Antiguo Testamento, se ocupó de los problemas espiri­tuales de todos los demás, pero según parece nunca se preocupó de sus propios hijos. Resultó que sus hijos, Ofni y Finees, se comportaban como hombres impíos y Dios tuvo que decirle a Elí: "Cuando inicié el sacerdocio, le dije a Aarón y a sus hijos que ellos serían sacerdotes para siempre por medio del linaje de Aarón. Pero tus hijos han violado mi ley de tal manera que voy a eli­minar a tu familia del sacerdocio. Para validar estas palabras, Ofni y Finees van a morir los dos en un día" (). Al escuchar esto Elí quedó con el corazón destrozado. Había estado tan ocupado cuidando de todos los demás que no le quedó tiempo para tener cuidado de sí mismo y de su familia.
Nunca olvidaré lo que escuché acerca de la experiencia de un hombre que estaba constantemente participando en reuniones evangelísticas. Escuchó a su hijo hablar con otro niño vecino acerca de jugar juntos. El otro niño respondió:
—No puedo jugar contigo porque tengo que irme con mi papá. Nos vamos juntos al parque para jugar.
ii8 El plan del Señor para la iglesia
El hijo del evangelista contestó:
—Oh, mi papá no puede jugar conmigo. El está muy ocupado jugando con los hijos de otras personas.
El evangelista dijo que había habido muy pocas cosas que le afectaran tanto como aquel comentario de su propio hijo.
Los cristianos tienen una gran obligación con sus propias familias. Una familia cristiana fuerte debiera ser una alta prioridad. Y usted va a pagar un precio muy alto si no lo hace. Por tanto, debemos esforzarnos por desarrollar matrimonios fuertes y ministerios orientados a la familia, enseñando a los esposos a amar a sus esposas (), a las esposas a someterse a sus esposos (5:22), a los hijos a obedecer a sus padres (6:1) y a los padres a no provocar a ira a sus hijos (6:4).
Predicación y enseñanzas bíblicas
Cuando W. A. Criswell fue a la Primera Iglesia Bautista de Dallas, se convirtió en el segundo pastor en su historia. Le había precedido allí otro gran hombre de Dios, George Truett. Cuando le entregaron el púlpito, dijo al concilio de la iglesia que planeaba enseñar la Biblia versículo por versículo. Ellos le dijeron: "¡No haga eso! ¡Va a dejar vacío este lugar!" El templo no se quedó vacío, sino todo lo contrario, se convirtió en la iglesia más numerosa de los Estados Unidos, con más de 15.000 miembros. Todas aquellas personas acudían a escu­charle porque les enseñaba la Palabra de Dios, y eso cambió sus vidas al res­ponder al mensaje de Dios.
La proclamación de la verdad de Dios mediante la predicación (gr., kerugma) y la enseñaza (gr., didaché) cambia las vidas de los hombres y de las mujeres. Esa es la razón por la que las iglesias dinámicas están dirigidas por un púlpito que enseña la verdad bíblica y motiva a los cristianos a aplicarla.
Algunos creen que la predicación debiera hacer que todos se sintieran bien. Supongamos un hombre que tiene una vida infeliz. Trabaja duro para un jefe injusto, en casa lo tienen dominado, su hijo es un delincuente y no puede hacer los pagos de su auto. Cuando él va al templo, no debieran hacerle sentir que todo es por culpa suya y salir de allí todavía más hundiendo en la depresión. Por tanto, algunos piensan que la predicación debe hacer hincapié en el pensa­miento positivo que da por supuesto que todo es maravilloso y rosado.
Una vez escuché a un predicador en un programa de televisión cristiano que decía: "¡Oh, con Jesús cada día es muy feliz! ¡Si usted pudiera ser tan feliz como yo soy!" Eso no le caería muy bien a la esposa que acaba de regresar del cementerio de enterrar a su esposo o a la madre a cuyo hijo le han diagnosti‑
Las señales de una iglesia eficaz 119
cado un cáncer mortal. Cada día no es un día feliz. Cada día tiene su propia rea­lización y hay un gozo permanente en la presencia de Cristo, pero el cristia­nismo no es un camino de vida despreocupado. Si todo lo que hacemos es congregarnos en el templo y decirnos unos a otros cuán maravillosa es la vida, ¡todos estamos mintiendo!
Otros piensan que la predicación debiera estar orientada hacia cómo ayudar a las personas a resolver sus problemas. Vivimos en un mundo que está tan sicológicamente orientado que parece que es difícil pensar sin meterse en análisis clínicos. No podemos aceptar nada objetivamente sin analizarlo. Esa forma de razonamiento se ha metido en la iglesia y ha desarrollado lo que yo llamo "predicación centrada en problemas". Es esa clase de predicación en la que el predicador plantea un problema y luego da diez versículos fuera de con­texto sobre cómo resolverlo, junto con algunas ilustraciones acerca de algunas personas que lo resolvieron.
Un pastor no es un sicoanalista glorificado, un abuelo o San Nicolás que le da unas palmaditas en la espalda y le dice que todo está bien. La tarea del pre­dicador no es solo la de educar a los cristianos en la Palabra de Dios, sino tam­bién la de animarlos a cambiar su comportamiento en conformidad con la Palabra. De hecho, en muchos casos él debiera hacer que las personas se sin­tieran peor antes de que empiecen a sentirse mejor, porque debe haber sanidad antes de que haya restauración. Cuando predico un mensaje que convence a los que lo escuchan, sé que el mensaje está llegando al corazón. El púlpito de una iglesia no está principalmente diseñado para ayudar a las personas a tomar decisiones acerca de los detalles de la vida diaria. Está para enseñar la Palabra de Dios e identificar el pecado de forma que ellos puedan cambiar su compor­tamiento. Pacificar los problemas del individuo no le va a hacer sentirse mejor. Más bien lo que produce verdadero gozo es la confesión y el arrepentimiento del pecado y cambiar la vida.
Disposición para cambiar
No hay nada sagrado acerca de la tradición. Una iglesia dinámica debiera des­hacerse regularmente de los métodos antiguos que ya no funcionan eficaz­mente. Una iglesia puede llegar a sentirse tan cómoda con formas que no cambian que sus miembros pierden de vista la razón por la que están allí.
El apóstol Pablo se adaptó bien a los cambios. Él enseñó de uno a siete días por semana. Esa intensidad en la predicación solo tiene lugar hoy en algunas partes de África, donde muchos cristianos se reúnen cuando sale el sol el domingo y regresan a casa cuando se pone el sol en la tarde.
El plan del Señor para la iglesia
He predicado en iglesias negras en el sur del país donde terminaba de pre­dicar un sermón y la congregación decía: "¡Hermano, predique otro sermón!" Lo que hacía era pasar la página en mi cuaderno de notas y empezar con otro pasaje. He predicado hasta tres y cuatro sermones seguidos en situaciones como esas. En contraste con la actitud prevaleciente de terminar a las 12:00 en punto: "¡Son las 12:00 y el sermón todavía continúa! ¡Por favor, dennos un respiro!"
Algunas personas no se adaptan muy bien a los cambios. A algunos les daría un ataque si no se celebrara el culto del domingo por la mañana. Supongamos que decimos: "No nos vamos a reunir más los domingos por la mañana debido a la crisis de energía. Por tanto, nos reuniremos por un tiempo en distintos lugares de la ciudad los martes por la noche". Eso no debiera ser un gran pro­blema para ningún creyente porque cada día es sagrado para el cristiano. Nos gozamos en estar juntos en ese día de la semana que conmemora la resurrección de nuestro Señor, pero eso no debiera impedirnos de cambiar si es necesario.
Hay tres elementos clave que ayudan a una iglesia a mantener una actitud de flexibilidad.
Primero, reconozca que la vida espiritual tiene preferencia sobre la estruc­tura. Lo que sucede en la vida cristiana fuera del templo es más importante que lo que ocurre dentro de las paredes del edificio. El edificio de la iglesia no es la casa de Dios; el creyente lo es (). El erudito del griego Kenneth Wuest traduce 2 Corintios 6:19 de la siguiente forma: "En cuanto a nosotros, somos un santuario íntimo del Dios vivo" (The New Testament, An Expanded Translation [Una traducción ampliada del Nuevo Testamento] [Grand Rapids: Eerdmans, 1980], p. 426).
Segundo, esté abierto al Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo es el que está detrás de los cambios, los creyentes debieran estar listos y dispuestos a cambiar.
Por último, esté seguro que el procedimiento sigue a las necesidades. Para permanecer espiritualmente viva, una iglesia debe adaptarse a las necesidades de las personas. Si la sociedad cambia, entonces la iglesia tiene que ser flexible a fin de poder ministrar con eficacia. Una iglesia debe deshacerse de la actitud: "Nunca antes lo hemos hecho de esa forma".
Qran fe
Las grandes iglesias viven al borde del precipicio de la fe donde no pueden hacer otra cosa que confiar en Dios. Están acostumbradas a la tensión de con­fiar en Dios y de aceptar el riesgo que es inseparable de la fe.
Aunque la fe es inseparable del riesgo, es irónico que a los cristianos en general les desagraden los riesgos. Puesto que dice que Dios es
Las señales de una iglesia eficaz 121
"poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros", necesitamos creer en Él para eso. menciona a los héroes de la fe. Ellos creyeron en Dios y aceptaron los riesgos. Daniel creyó en Dios y se vio a sí mismo metido en el foso de los leones. Abraham creyó en Dios cuando Sara era demasiado mayor para tener un hijo, y Dios cumplió la promesa de un hijo.
El enfoque del cristianismo no es el de "un pájaro en la mano vale más que ciento volando". Los cristianos no debieran temer seguir adelante con nuevas ideas. Una iglesia puede tener toda clase de grandes planes, pero si no puede confiar en Dios para que le proporcione los recursos humanos y económicos, nunca llevará a cabo muchas cosas. Dios nunca tiene problemas en conseguir el dinero para lo que Él quiere que se haga. Es emocionante ver como la fe obra maravillas.
Sacrificio
El espíritu de sacrificio está directamente relacionado con el punto anterior. Los líderes de una iglesia eficaz no tienen por qué andar rogando a los her­manos para que se involucren o den porque la fe de la congregación les habilita para sacrificarse y hacerlo. No debiera haber necesidad de trucos, artimañas o de otros recursos artificiales para estimular a los creyentes a hacer lo que deben hacer. La iglesia tiene que caracterizarse por un espíritu de sacrificio y genero­sidad en cuanto a dar, como los macedonios que mostraron su amor "[dando] conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas" (). Pablo elogió a la iglesia filipense por atender a sus necesidades (, ). No tuvo necesidad de pedirles nada porque su amor se expresó para con él en una manera tan generosa y tangible.
Adoración
Lo que en última instancia hace a una iglesia grande es que hacen gran hincapié en la adoración a Dios. Una iglesia puede recalcar muchas cosas que son buenas. Toda la orientación de algunas iglesias está centrada en sus caracterís­ticas teológicas. Afirman que ellos son los únicos que creen en una forma deter­minada. En ocasiones esos elementos distintivos son parte de su título. Se pueden llamar la Primera Iglesia Soberana, la Premilenaria, la Pretribulacional, Antiliberal, Preconservadora o la de la Fidelidad Inquebrantable de la calle del Nogal. Una teología bíblica fuerte es importante, pero en la iglesia hay algo más que eso.
122 El plan del Señor para la iglesia
Cuando una iglesia está completamente enfocada en Dios y hace todo lo que puede para honrarle, tiene una buena base para una integridad inquebran­table. No importa lo que hace único al programa o a la iglesia, o en qué ele­mentos teológicos distintivos hace hincapié. Lo que importa es lo que pide Dios.
Quiera Dios que estas doce señales de una iglesia eficaz sean las bases para toda iglesia cristiana que quiere honrar completamente a Dios.
123
u llamamiento
de la iglesia* 9
A lo largo de los años la Grace Community Church ha sido motivo de mucha conversación. Las revistas han publicado artículos acerca de nosotros. Se han escrito tesis doctorales sobre nuestra iglesia. Varios trabajos de investigación han tratado de analizarnos. Hemos sido diseccionados, examinados, estu­diados, etiquetados, clasificados, escudriñados, copiados, bendecidos, malde­cidos, dotados, divulgados, e incluso demandados. ¿Qué es lo que ha causado toda esta atención?
La clave para entender a la Grace Community Church no está en analizar a sus pastores, equipo ministerial, programas, métodos, ancianos, congregación, crecimiento, tamaño o ubicación. Todas estas cosas son esenciales para cono­cerla, pero no son la clave. Esta aparece revelada en nuestro nombre: Grace Community Church. El mundo tiene tanta dificultad en entendernos debido a que no comprende lo que es una iglesia. El término iglesia nos separa por com­pleto de todas las demás instituciones humanas. Somos la iglesia del Señor Jesucristo, comprados con su propia sangre. Ninguna otra institución en el mundo debe su existencia a ese hecho.
Lamentablemente la palabra iglesia ha perdido su profunda riqueza. Lo que nos viene a la mente cuando pensamos en ella es un edificio de ladrillo en una esquina. O quizá pensamos en la iglesia como una jerarquía institucional de órdenes religiosas. Necesitamos ir más allá de nuestro idioma y buscar en el griego.
"Iglesia" es una traducción de la palabra griega ekklésia. Ese término se deriva de la raíz verbal kaleó, que significa "llamar". Esa es una buena defini­ción de la iglesia: Somos los llamados. De hecho, define muy bien la asamblea de creyentes como "los que conforme a su propósito son lla­mados". Somos un grupo de creyentes llamados por Dios para su propósito. No somos una organización humana. No somos el resultado del ingenio o poder del hombre. No fuimos edificados por personas religiosas y buenas. Antes bien, somos el resultado del propósito y voluntad de Dios.
*De la cinta casete GC 1284.
124 El plan del Señor para la iglesia
Que Dios llama a los creyentes es algo que aparece claramente en todo el Nuevo Testamento:
: Pablo escribe a los iglesia en Roma y les dice: "Entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos".
: "A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santifi­cados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro".
: "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación [llama­miento]". Pablo después continúa describiendo el carácter de los que componen la iglesia.
: "Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados... Llamados en una misma esperanza de vuestra vocación".
: "Y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria".
: "Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no con­forme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo".
: "Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo".
Dios mismo es quien ha ordenado la existencia de toda la iglesia. Eso ayuda a explicar el éxito y bendición general de la iglesia. Sin embargo, la debi­lidad y fracasos de la iglesia quedan explicados por el hecho de que Dios ha escogido trabajar por medio de agentes humanos. Cuando tenemos éxito es por causa de Él, no de nosotros. La meta principal de la iglesia es dejar que Dios obre y edifique su reino al tiempo que nosotros nos sometemos dócil­mente a su Palabra y Espíritu. nos ayuda a entender la amplitud de lo que significa ser llamado.
Llamados a la elección
Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesu­cristo, según el puro afecto de su voluntad... En él asimismo
El llamamiento de la iglesia 125
tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propó­sito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad
(, ).
La iglesia no es algo que apareció accidentalmente. Es el resultado del llama­miento predeterminado y soberano de Dios.
El apóstol Pablo reitera la elección divina en : "Quien [Dios] nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos".
En el himno "The Inner Life" [La vida interna] el poeta anónimo escribió: "Busqué al Señor y después supe que, buscándome Él, movió mi alma para que le buscara. Es cierto, oh Salvador, que no fui yo quién te encontró sino que tú me encontraste a mí". La iglesia está cumpliendo con un destino predeterminado, un llamamiento que viene de más allá del espacio y del tiempo. En la mente de Dios no se da el factor del tiempo; todo es un presente inmediato y eterno. La iglesia era tan real para Él antes del comienzo del mundo como lo es ahora.
Antes de venir a la Grace Community Church, una iglesia grande y bien conocida me estuvo considerando como candidato para el pastorado. Sin embargo, los líderes llegaron a la conclusión de que yo era demasiado joven y sin experiencia para su iglesia. Aunque yo estaba dispuesto a ir a cualquier lugar a donde el Señor me quisiera llevar, me quedé desilusionado. Pero el plan de Dios no era que yo fuera allí. Antes de la fundación del mundo, Dios sabía que usaría esta iglesia para redimir almas y que yo sería una parte de ese proceso. Cada vez que me entero que alguien se salva debido a nuestra iglesia, me emociona com­probar que eso es parte del cumplimiento del plan predeterminado de Dios.
Llamados a la redención
En quien [Cristo] tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia... En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salva­ción, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa
(, ).
Pablo identifica a la iglesia como aquellos que por gracia han sido redimidos y
126 El plan del Señor para la iglesia
perdonados. Dios nos "ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo" (). Hemos sido llamados a salir del pecado, de la muerte y del sistema del mundo y entrar en la vida (; ). Somos una comunidad redimida, nacido de nuevo por el Espíritu de Dios.
Personas no redimidas que se reúnen bajo una bandera religiosa con el título de "iglesia" no son parte de la iglesia que Cristo está edificando. Hay muchas organizaciones llamadas iglesia por todo el mundo que parecen estar vivas, pero están muertas (). Más bien que estar separadas del mundo, son parte de él, a pesar de sus ejercicios religiosos.
Ser miembro de una iglesia que es verdaderamente salva es tan importante para mí que prediqué sobre ese tema el primer domingo que estuve como pastor en la Grace Community Church. El texto bíblico fue : "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí". ¡Quizá usted piense que hubiera sido mejor haber esperado antes de golpearlos en la cabeza con un mensaje como ese! Pero yo estaba preocupado por algunas personas allí que podían pensar que eran parte de la iglesia cuando no lo eran. Una iglesia necesita entender desde el principio que es imprescindible saber en qué dirección tiene que ir. Como consecuencia de que aquel sermón que enfrentaba a las personas con la verdad varias parejas dejaron la iglesia, y descubrimos que al menos un anciano no era cristiano.
El título de aquel sermón era "Como jugar a ser iglesia". En Jesús dice: "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" Una reminiscencia de ese versículo la encontramos en un cuadro que se halla en la catedral de Lübeck, Alemania, titulado: "El lamento de Cristo Jesús en contra del mundo desagradecido". El texto correspondiente dice:
Me llamáis Maestro, y no me obedecéis;
me llamáis la luz, y no me veis;
me llamáis el camino, y no camináis por él;
me llamáis la vida, y no me vivís;
me llamáis sabio, y no me seguís;
me llamáis justo, y no me amáis;
me llamáis rico, y no me pedís,
me llamáis eterno, y no me buscáis.
Si os condeno, no me culpéis por ello.
El llamamiento de la iglesia 127
Leí acerca de un anciano pastor que se había visto forzado a jubilarse porque los muchos años de predicación habían gastado y enronquecido su voz. Aunque era un hombre humilde, un amigo le invitó a una comida de la alta sociedad. La persona que presidía la comida solicitó a un famoso actor que se encontraba presente que recitara algo para los invitados. Accedió a la petición y preguntó si alguien tenía una solicitud específica. El anciano pastor pensó por un momento y luego dijo: "
—¿Qué le parece recitar el ?
El actor contestó:
—No es lo que lo que acostumbran a pedirme, pero sucede que lo conozco. Lo haré con una condición: Que usted lo recite después de mí.
El anciano pastor no esperó aquello, pero aceptó por amor al Señor. El actor se levantó y recitó el con la gran entonación de su excelente voz. Cuando terminó, todos aplaudieron. Entonces el anciano pastor se levantó y recitó el salmo a su manera humilde con su enronquecida voz. Cuando ter­minó, todos estaban llorando en el salón. Sintiendo la emoción del momento, el actor se levantó y dijo: Ustedes me aplaudieron a mí, pero lloraron por él. La diferencia es evidente: "Yo conozco el salmo, pero él conoce al Pastor".
Si hay una cosa que una iglesia debe ser, es que es una asamblea de personas que conocen al Pastor. Algo menos que eso no es una iglesia.
Llamados a la santificación
Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él
()
Los cristianos han sido llamados a salir del mundo para procurar la santidad. dice: "Sed santos, porque yo soy santo". Estamos llamados a separarnos del mundo. Tenemos que ser intransigentes en cuanto a eso. El Espíritu nos ha instruido a "[guardarnos] sin mancha del mundo" (). El Señor desea una iglesia que no tenga "mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha" (). En Pablo expresa su deseo de presentar la iglesia "como una virgen pura a Cristo". Dios nos ha llamado a la santidad y a la virtud, a ser como Cristo.
Los cristianos tienen que manifestar la santidad de nuestro Padre celestial, de nuestro Salvador y del Espíritu que mora dentro de nosotros. Tenemos que evitar la complicidad con el mundo (). No tenemos que practicar las
128 El plan del Señor para la iglesia
obras de la carne (; ). nos advierte que no amemos el sistema del mundo que se opone a Dios. Hemos sido llamados a vivir vidas santas. Por tanto, como iglesia debemos recalcar la importancia de la humildad, de la confesión de pecados, de la disciplina de iglesia y de la ado­ración para que podamos vivir en temor reverencial a Dios.
En Pablo nos llama a vivir vidas santas con estas palabras: "Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará". En vuestra búsqueda de la santidad, debemos primero reconocer la santidad de Dios y de Cristo para tenerles temor. Encontramos en los relatos de los Evangelios que las personas a menudo temieron a Jesús cuando su gloria y san­tidad les fueron reveladas (; ).
Somos singularmente llamados conforme al propósito de Dios, y parte de ese propósito es ser santos.
Llamados a la identificación
Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado
().
Las frases preposicionales "en él", "delante de él", "por medio de Jesucristo" y "en el Amado" revelan que los cristianos están íntimamente identificados con Dios y Cristo. La iglesia es única. No es una organización religiosa de personas comprometidas con unas ciertas normas o adiestrados en una determinada forma de religión. Estamos en Cristo y en Dios.
: Esta epístola comienza: "Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo". La iglesia está llamada a una identificación íntima con Dios mismo.
: Nuestra unión personal con Dios es un compañerismo maravilloso. Según Juan: "nuestra comunión verdaderamente es
El llamamiento de la iglesia 129
con el Padre, y con su Hijo Jesucristo". Participamos en la comu­nión de la Trinidad.
: Antes de su arresto, Jesús oró pidiendo que los creyentes fuéramos uno con Él como Él y el Padre son uno.
: "Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él".
: Los cristianos han quedado íntimamente relacio­nados con Dios al ser adoptados como sus hijos. Eso nos hace cohe­rederos con Cristo. La iglesia no es un grupo al que usted se une al escribir su nombre en la lista. No es una sociedad meramente dedi­cada a un sistema de enseñanza.
: Cuando somos salvos, entramos en una relación per­sonal con el Dios vivo por medio de Jesucristo. Estamos identifi­cados con Cristo en su muerte y resucitamos con Él en su resurrección a fin de que "andemos en vida nueva" (v. 4).
: Pablo dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí". Esa es la declaración clara de un creyente de su unión espiritual con Cristo. No soy consciente de cuando John MacArthur termina y Cristo Jesús empieza. (yero cuando peco yo sé que soy responsable!) Debiera ser natural para usted ver a Dios obrando en su vida, sentir su poder, experimentar sus respuestas a sus oraciones, seguir su dirección y sentirse reno­vado por su consuelo.
Nosotros no creemos en un ogro cósmico dispuesto a descargar su mano sobre nosotros si quebrantamos una de sus reglas. Antes bien, tenemos una relación íntima y amorosa con Él. Somos llamados a una dulce e íntima rela­ción con Cristo Jesús, a una relación personal y viva con Dios.
Llamados a la revelación
En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había pro­puesto en sí mismo
().
Dios nos ha iluminado con grandes verdades espirituales que tienen que ver
130 El plan del Señor para la iglesia
con la vida, la muerte, Dios, el hombre y la eternidad. También nos ha dado prudencia, que es sabiduría práctica en cuanto a las cosas terrenales, tales como la resolución de problemas.
Los cristianos estamos llamados a someternos a la Palabra de Dios, noso­tros no trazamos nuestro propio camino. Cuando nos reunimos para planear, orar y servir al Señor, una cosa debiera ser central en nuestras mentes: ¿Qué tiene que decir la Palabra de Dios acerca de este asunto? Ese debiera ser el enfoque de todo lo que hacemos.
Cuando me invitaron a predicar por primera vez en la Grace Community Church, mi sermón fue una exposición de . Debido a que sentía una gran carga por explicar ese capítulo tan difícil y estaba totalmente ajeno a todo lo demás, hablé durante una hora y treinta cinco minutos. (Mi esposa me dijo: "Bueno, ya has perdido a la iglesia. ¡Y si se corre la voz no creo que te llamen de ninguna otra iglesia!") A la salida algunos de los hermanos se acercaron y me dijeron: "Eso es lo que queremos, ¿pero podría usted acortar el sermón un poco?" Uno de los ancianos dijo: "Estamos listos para servir. Queremos saber lo que Dios quiere que hagamos". Ese ha sido el compromiso de la iglesia a lo largo de su historia. Descubrí en aquellos primeros días que los hermanos tenían disposición para someterse a la autoridad de la Palabra de Dios. Desde aquel día el lema de la iglesia ha sido "Perfeccionar a los santos para la obra del ministerio" ().
Los cristianos maduran a través del estudio y de la aplicación de las Escrituras. La tarea de los líderes de la iglesia es la de capacitar a los creyentes con "la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios" (). Eso significa algo más que meramente poseer una Biblia; más bien, nuestro pueblo necesita conocer y entender la Biblia a fin de que la puedan usar como un arma para el bien.
Llamados a la unificación
De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumpli­miento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra
().
El propósito último de Dios es reunir todas las cosas juntas en la finalización de la historia de la redención. La iglesia es ahora el símbolo de ese proceso. Estamos llamados a ser uno en la familia de Dios. Yo crecí en un tiempo cuando era común el aislamiento espiritual. Cada uno mantenía su espiritualidad en
El llamamiento de la iglesia 131
privado. No era algo de lo que la gente solía hablar. Antes bien, usted sonreía con sonrisa cristiana, llevaba su Biblia con cremallera e iba a la escuela domi­nical. Las personas no daban a conocer su ser interno ni permitían que nadie metiera la nariz allí. El compañerismo para la mayoría de los cristianos no era otra cosa que disfrutar juntos de café o refrescos y dulces. Había poca profun­didad en la relación. Pero hemos sido llamados a participar en una maravillosa comunión de unidad.
En Pablo dice que los cristianos debieran "[sentir] lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa". Nuestro amor por otros debe estar basado en la humildad. Por eso Pablo dijo: "No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de otros" (v. 4), de lo cual Cristo fue el ejemplo perfecto, al humillarse a sí mismo (vv. 5-8). Para lograr la unidad debemos interesarnos en los demás, no solo en nosotros mismos. Esa es la razón por la que no predicamos un "evangelio de ayuda propia", el cual dice: "Tú estás bien; piensa positivamente, sé alguien". Muéstreme una iglesia en la que se predique esa clase de mensaje, y yo le mos­traré una iglesia donde no se conoce el significado del compañerismo cristiano, porque cada uno anda mirando por sí mismo, no por el beneficio de los demás. Por el otro lado, muéstreme una iglesia donde se predica la humildad, y le mos­traré una iglesia en la que los miembros se aman unos a otros.
Llamados a la glorificación
En él asimismo tuvimos herencia
().
Pedro describió nuestra herencia como algo que es "incorruptible, incontami­nada e inmarcesible, reservada en los cielos para nosotros" (). Los cris­tianos estamos comprometidos con la glorificación Nuestro centro de atención es el futuro. No somos ciudadanos de este mundo. dice: "Nuestra ciudadanía está en los cielos". No estamos destinados para la tierra, ligados al sistema perverso del mundo. Somos herederos de una herencia inagotable y eterna. Esa es la razón por la que no predico mensajes políticos o sociales explícitos que solo tienen una relevancia temporal.
dice: "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba... Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra". Esperamos el regreso de Cristo y el completo establecimiento de su reino. En consecuencia, no invertimos nuestras vidas y todos nuestros bienes en este
132 El plan del Señor para la iglesia
mundo que pasa. En las palabras de "[esperamos] la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (v. 10).
Llamados a la proclamación
A fin de que seamos para alabanza de su gloria
().
Estamos llamados a proclamar la gloria de la gracia de Dios. El mundo debiera observarnos y poder decir: "Miren ese grupo de personas. ¡Qué Dios tan mara­villoso tienen!" Dios debiera quedar glorificado por la manera en que vivimos y por lo que decimos. En un sentido proclamamos la gloria de Dios ante Él y sus santos ángeles, así como también al mundo que nos rodea. Hemos sido redimidos para su gloria. En consecuencia, el mundo no puede entendernos a nosotros a menos que entienda la gloria de Dios, porque nosotros somos su manifestación primaria. Más que ninguna otra cosa, la gloria de Dios ha sido el centro de atención de mi propio corazón, sin olvidar que es el tema más grande de la Biblia. La gloria de Dios sirve como el control más importante de mi vida. Cuando llego a una encrucijada me hago a mí mismo una sola pregunta: ¿Glorificará a Dios mi decisión? La iglesia fue establecida para alabanza de su gloria. Nuestro Señor lo expresó de esta manera: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" ().
133
La obra del Señor
a su manera*
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A primera vista algunas Escrituras no parecen tener mucho valor espiritual. Pero después de un estudio completo a menudo podernos descubrir enseñanzas valiosas. Buena parte de es así:
Iré a vosotros, cuando haya pasado por Macedonia, pues por Macedonia tengo que pasar. Y podrá ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir. Porque no quiero veros ahora de paso, pues espero estar con voso­tros algún tiempo, si el Señor lo permite. Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios. Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los hermanos. Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos, mas de nin­guna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad. (vv. 5-12).
Pablo da la impresión de algo indefinido. "Voy aquí; puede que vaya allá. Si Timoteo llega, cuidar de él. Yo quería que Apolos fuera, pero él no quiso ir". Usted puede preguntarse cómo puede alguien beneficiarse de un material así que parece tan insignificante. La clave de este pasaje es la frase "en la obra del Señor". Aparece en el versículo 58 del capítulo 15: "Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre". Y el 16:10 dice: "Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad, porque él hace la obra del Señor así como yo". Eso nos ayuda a saber de qué estaba Pablo hablando en los versículos intermedios: De la obra del Señor. Estaba diciendo: "Debéis estar siempre abundando en la obra del Señor como Timoteo y yo lo hacemos".
*De las cintas casetes GC 1886-1887.
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Pablo dijo que los que llevan a cabo la obra del Señor deberían ser "firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre". ¡Deberíamos exce­demos! Cuando alguien viene a usted y le dice: "Se está pasando en su entu­siasmo", quizá lo que está haciendo es aplicar correctamente . Hacer la obra del Señor es una gran responsabilidad.
¿Qué es la obra del Señor?
Para responder a esa pregunta, tiene que averiguar qué trabajo llevó a cabo el Señor cuando estuvo en la tierra. Hizo básicamente dos cosas: Evangelizó y edificó. dice: "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido". Eso es evangelismo. dice: "Hasta el día en que [Jesús] fue recibido arriba [en el cielo]... [estuvo] hablándoles acerca del reino de Dios". Eso se refiere a la edificación de los discípulos.
En la Biblia nunca se nos habla de la obra del Señor como algo fácil. Las palabras "obra" y "trabajo" en el versículo 58 conllevan la idea de trabajar hasta el agotamiento. El comentarista G. Campbell Morgan dijo que lo que Pablo tenía en mente era esa "clase de esfuerzo que está impregnado con la sangre roja del sacrificio, esa clase de esfuerzo que deja huellas en el camino" (The Corinthian Letters of Paul [Las cartas de Pablo a los Corintios] [Old Tappan, N.J.: Revell, 1946], pp. 2-7). Pablo dijo lo siguiente acerca de Epafrodito: "Estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí" (). Aquel hombre joven se estuvo matando tra­bajando. 2 es un buen ejemplo de alguien que está "creciendo en la obra del Señor siempre".
"Vuestro trabajo... no es en vano" cuando crecéis en la obra del Señor (v. 58). Nunca carecerá de sentido, ni será inútil o infructífero. Antes bien, dará fruto y será de bendición y provecho.
A muchos creyentes se les ve muy ocupados alrededor del templo, pero no estoy seguro de que estén haciendo la obra del Señor de evangelismo y edificación.
Los cristianos han sido llamados para hacer la obra del Señor a su manera. Reconocer ese privilegio debiera emocionamos. ¿Se da usted cuenta de que el Dios todopoderoso, el Señor de cielos y tierra, ha dicho: "¿Quieres ser mi enviado especial, llevando mi mensaje a todo el mundo mientras tanto que vivas?" William Barclay dijo correctamente: "No es el hombre el que glorifica el trabajo sino el trabajo el que glorifica al hombre. No hay dignidad como la dignidad de una gran tarea" (The Letter to the Corinthians [Filadelfia: Westminster, 1975], p. 165] [Este libro está publicado en castellano por Editorial Clie]).
La obra del Señor a su manera 135
Pablo, al describir su trabajo y el de Timoteo y Apolos, nos da siete princi­pios prácticos para hacer la obra del Señor como Él quiere que se haga.
Una visión para el futuro
Todo el que está dedicado a la obra del Señor y motivado a alcanzar a otros verá muchas necesidades que todavía no han sido satisfechas. De modo que pensará en cómo atenderlas. Ese creyente tiene una perspectiva visionaria. Nunca está satisfecho con lo que ya se está haciendo. Se enfoca en lo que todavía no se ha hecho, y esa es la razón por la que planea con anticipación, buscando nuevos mundos para conquistarlos. Se enfrenta a la realidad de una oportunidad no atendida, esperando que se abran nuevas puertas.
En Pablo dice: "Iré a vosotros, cuando haya pasado por Macedonia, pues por Macedonia tengo que pasar". Al parecer Pablo escribió 1 Corintios al final de sus tres años de actividad misionera en Éfeso. Timoteo fue quien llevó la carta. Según , Pablo había planeado original­mente seguir a Timoteo a Corinto, entonces ir a Macedonia y luego regresar a Corinto. Aunque tenía un plan, lo cambió, decidiendo ir primero a Macedonia, luego a Corinto y por último a Jerusalén.
En Pablo dice: "Mas algunos están envanecidos, como si yo nunca hubiese de ir a vosotros. Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quiere". Pablo quería visitar la iglesia corintia porque estaban teniendo pro­blemas internos. En el versículo 6 del capítulo 16, dice en esencia: "Posiblemente vaya y pase con vosotros el invierno, y luego me ayudéis a seguir el camino a dondequiera que vaya". Pablo planeaba con tiempo sus actividades. Tenía una visión de lo que necesitaba hacer en Macedonia y Corinto antes de encaminarse hacia Jerusalén.
nos proporciona una idea de la estrategia visionaria de Pablo. Escribió a la iglesia en Roma diciendo: "Cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros... Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España" (vv. 24, 28). Había puesto sus ojos en España porque ningún misionero había ido todavía allí. España era una parte muy importante del Imperio Romano en aquel tiempo. Algunos de los más grandes escritores, oradores y emperadores nacieron allí. De hecho, Séneca, el gran filósofo estoico, quien fue el tutor de Nerón y una personalidad influyente en el Imperio Romano, nació también en España. No hay duda de que Pablo estaba entusiasmado acerca de la influencia que el evan­gelio pudiera tener en un lugar así.
136 El plan del Señor para la iglesia
Es importante prepararse para las oportunidades que Dios le da. Algunas personas dicen: "Hay mucho que hacer en el futuro". Pero a menudo sucede que no hacen nada para prepararse.
Nehemías no se acercó al rey Artajerjes y le dijo: "Me gustaría tener un ministerio. ¿Podría por favor buscar algo que yo pueda hacer con mi pueblo?" Por el contrario, dijo: "Mi pueblo tiene un problema: Ellos necesitan recons­truir su ciudad y los muros para su protección. Yo quiero hacerlo y ya he pen­sando en lo que puedo hacer. Lo que quería pedirle es su permiso para hacerlo". El rey le permitió a Nehemías llevar a cabo sus planes.
Si usted va a tener una visión para el futuro, necesita tener una estrategia en el presente con el fin de hacer que el futuro sea una realidad en cuanto que Dios le abra la puerta. Una de las razones por las que algunas personas nunca entran en el ministerio que están esperando es porque no han planeado para ello. También tenemos que estar trabajando para demostrar que somos útiles en el presente, de modo que estemos listos para cuando se presente la oportunidad. Tenemos que demostrar que somos dignos de esa oportunidad.
William Carey, el gran pionero de las misiones modernas, trabajaba como zapatero remendón en su taller en Inglaterra. Mientras que trabajaba en su oficio él lloraba y oraba sobre un mapa del mundo que conservaba frente a él en su banco de trabajo. Después de años de estudiar y pensar en ello, Dios le envió para trabajar en la India. Él abrió aquella nación para el evangelio y pre­paró el camino para todos los misioneros que han ido después de él. Dios usó a un hombre con una visión para el futuro que fue fiel en el presente y demostró que era capaz de hacer lo que se esperaba de él.
¿Qué es lo que usted está planeando hacer? ¿Dónde está su visión? Buena parte del mundo todavía no conoce a Dios. ¿Cuál es su estrategia para alcanzar a alguien para Cristo? ¿Para desarrollar sus dones espirituales? ¿Para usar su ministerio en toda su potencialidad? Si usted va sin rumbo día tras día, diciendo: "Estoy esperando que el Señor me dé algo para hacer", nunca va a recibir nada. Sin embargo, si usted está haciendo la obra del Señor a su manera, usted tendrá una visión para el futuro.
Un sentido de flexibilidad
El futuro quizá no venga en la manera en que usted piensa debiera venir, de modo que necesita ser flexible. Algunas personas dicen: "Sé exactamente lo que Dios quiere que yo haga. Tengo este y el otro don, y este y el otro talento, por tanto, debiera estar haciendo esto. Y hasta que suceda esto o aquello y
La obra del Señor a su manera 137
encuentre algo que encaja perfectamente en mi lista de expectativas, no voy a moverme". Ese es un razonamiento pobre para seguir la voluntad de Dios.
En Pablo dice: "Y podrá ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir. Porque no quiero veros ahora de paso, pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite". Pablo tenía la actitud inquieta de un aventurero: "Cuando vaya a veros, pienso que me quedaré a pasar el invierno con vosotros. Después puede que vaya a otro sitio, pero no estoy seguro, pero me quedaré con vosotros si el Señor me lo permite". Me gusta el estilo de Pablo de planear. Él tenía planes maravillosos, pero permanecía flexible y le daba a Dios el derecho de cambiarlos a medio camino.
Los corintios le habían acusado a Pablo de ser voluble. El apóstol respondió diciendo: "Con esta confianza quise ir primero a vosotros, para que tuvieseis una segunda gracia, y por vosotros pasar a Macedonia, y desde Macedonia venir otra vez a vosotros, y ser encaminado por vosotros a Judea. Así que, al proponerme esto, ¿usé quizá de ligereza? ¿O lo que pienso hacer, lo pienso según la carne, para que haya en mí Sí y No?" (). En otras pala­bras: "Cuando mis planes siguieron cambiando, ¿fui por eso voluble? No, hice lo mejor que pude bajo esas circunstancias y necesité estar listo para cambiar de idea".
Como descubrimos anteriormente, Pablo aprendió flexibilidad muy pronto en su ministerio. Había estado en Frigia y Galacia y planeaba pasar por las ciu­dades principales de Asia Menor: Efeso, Laodicea, Pérgamo. Esmirna, Tiatira, Sardis y Filadelfia. Estoy seguro que él tenía toda esta estrategia bien planeada. Sin embargo, mire lo que sucedió: "Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia" (). Pablo y sus compañeros decidieron: "Bueno, si no podemos ir al sur, vayamos al norte e 'intentaron ir a Bitinia'". Pero el versículo 7 dice "pero el Espíritu no se lo permitió". De modo que su única opción era ir hacia el oeste.
Siguieron caminando y "descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciá­semos el evangelio" (vv. 9-10). ¡Qué gran flexibilidad! Ellos tenían sus planes, y aunque se sentían frustrados, continuaron caminando. Si usted ha tratado de mover el volante de un auto que está parado, habrá notado que es bien difícil; pero una vez que empieza a moverse es mucho más fácil manejarlo.
¿Sabía usted que David Livingstone, el reconocido explorador y misionero de África, se había propuesto originalmente ir a China? Se sintió desilusionado
138 El plan del Señor para la iglesia
por no poder ir allá, hasta que se dio cuenta de que la voluntad de Dios es que fuera a otro lugar. Livingstone terminó haciendo en África lo que Carey hizo en India: Lo abrió para los misioneros que luego le siguieron.
Un compromiso total
La obra del Señor no debe hacerse superficialmente. En el versículo 6 Pablo dice: "Y podrá ser que me quede con vosotros, o aun pase el invierno". Parece ser que Pablo terminó pasando el invierno con los corintios. Probablemente escribió su primera carta a ellos en la primavera desde Éfeso, donde perma­neció hasta el mes de junio. En el versículo 7 Pablo dice: "Pues espero estar con vosotros algún tiempo". En otras palabras: "No quiero simplemente pasar por allí. Quiero estar con vosotros un tiempo". Pablo tenía un compromiso total con el ministerio.
Nuestro Señor dijo: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" (). Usted no puede enseñar a alguien que siga todas las cosas que Dios ha mandado a menos que usted invierta su vida en esa persona. El discipular a los creyentes no puede hacerse superficialmente. Usted no pude discipular pasando folletos evangélicos y echándolo del pueblo. Hay más que hacer que eso.
Pablo no tenía intención de hacer una parada breve en Corinto. Sabía que las necesidades eran grandes, como se evidencia por el contenido de 1 Corintios. n había pasado allí dieciocho meses la primera vez y ahora quería pasar con ellos al menos otro invierno. Dedicó tres años a ministrar en Éfeso. Fue a Galacia en su primer, segundo y tercer viajes misioneros porque quería dejar bien establecida la obra allí. Yo estoy en el pastorado porque creo que esa es la actividad donde puedo hacer un trabajo más completo. Participé durante dos años y medio en un circuito de predicación antes de venir a esta iglesia, y hablaba de treinta y cinco a cuarenta veces al mes. Quedaba en una iglesia durante cuatro días enseñándoles la verdad bíblica y luego me marchaba e iba a otra iglesia. Eso me dejaba frustrado porque mis mensajes eran por lo general dentro del contexto de reuniones evangelísticas y estaban limitados a temas tales como la profecía, el Espíritu Santo y la mundanalidad. Entonces la Grace Community Church apareció en mi vida. El Señor cumplió el deseo de mi corazón de hacer algo que fuera más completo.
En Pablo declara que Dios "quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en voso­tros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en
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Cristo Jesús a todo hombre". Pablo estaba diciendo: "Queremos enseñar todo a cada uno todo el tiempo, a fin de que lleguen a ser maduros". ¡Eso es un com­promiso total!
En su oración al Padre, Jesús nos dice que Él había cumplido con toda la tarea que el Padre le había encomendado (, ). A Jesús le gustaba hacer bien la tarea y completarla. La capacitación de los doce le llevó tres años.
Al prepararnos para servir a Cristo como sus embajadores, debemos hacerlo con un compromiso a la excelencia. Debiéramos hacerlo hasta el límite de nuestra capacidad. Entonces nuestro trabajo en el Señor no será en vano.
Un compromiso a servir en el presente
Hay abundancia de soñadores que sueñan con lo que ellos harán, pero muy pocos hacedores cumpliendo con lo que deberían hacer. Si usted quiere que Dios le use en el futuro, necesita dedicarse a ministrar en el presente. Hombres jóvenes en el seminario tienen a menudo grandes expectativas acerca del minis­terio del cual quieren ser parte. ¿Pero qué están haciendo ahora? El presente es el terreno de prueba para el futuro. Nunca olvidaré a un compañero de estudios en el seminario que iba a graduarse en un mes. Él dijo: "He acabado cuatro años de estudio en el seminario y tengo una gran cantidad de información en mi cabeza. Voy a estar pastoreando una iglesia, pero no tengo ni idea de lo que eso va a requerir de mí". Un seminarista no puede esperar que vaya a caer del cielo en una iglesia como un hombre con todas las respuestas. Tiene que demostrar que es de verdad necesario.
Casi cada día recibo cartas de iglesias y organizaciones solicitando que les recomendemos personas para el ministerio. Por lo general andan buscando a alguien que ha demostrado ser eficaz en el ministerio. No puedo decir que eso sea incorrecto.
El Señor se dirigió a la iglesia de Filadelfia diciendo: "Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre... he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar" (). Esta iglesia era muy diferente de la iglesia muerta de Laodicea, a la que el Señor le habla a continuación. Quizá una de las cosas que puede cambiar una Filadelfia en una Laodicea es negarse a pasar por las puertas que se abren.
La aceptación de la oposición como un reto
Si encuentra un lugar que no tiene problemas, entonces usted no es necesario
140 El plan del Señor para la iglesia
allí. Acepte la oposición como un reto. Pablo dijo: "Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios" (). Esa sería una buena razón para no quedarse allí, ¡pero no para Pablo! G. Campbell Morgan dijo una vez que si usted no tiene oposi­ción en el lugar donde está sirviendo, entonces es que está sirviendo en el lugar equivocado (The Corinthian Letters of Paul [Las cartas corintias de Pablo] [Old Tappan, N.J.: Revell, 1946], p. 213).
Efectivamente, Pablo estaba diciendo: "Tengo que quedarme en Éfeso porque no puedo dejar a los soldados solos. ¡Hay demasiada oposición allí!" La ciudad de Éfeso era difícil. El templo de Diana era el centro de la idolatría orga­nizada caracterizada por la perversión sexual que involucraba a sacerdotisas que eran prostitutas. Además, había ciertos exorcistas judíos que afirmaban echar demonios. Se daban allí muchos prejuicios, racismo, vicio sexual, animo­sidad religiosa, paganismo, idolatría, todo eso que existe en toda gran ciudad en el mundo de hoy. La mayoría de las personas dirían: "Me voy a buscar una ciudad que sea un poco más tranquila", pero Pablo lo aceptó como un reto.
Pablo fue a Éfeso y enseñó la Palabra de Dios cada día por más de dos años (). Es probable que los que recibieron a Cristo en ese tiempo fueran los fundadores de las otras iglesias de Asia Menor que se mencionan en . Los que se habían dedicado a practicar las artes mágicas que­maron sus libros (), y tantos dejaron de comprar reproducciones de la imagen de la diosa Diana que los enojados artesanos que las hacían promo­vieron una demostración pública (vv. 23-41). El evangelio causó un gran efecto en Éfeso.
Pablo nos habla de la batalla en Éfeso en : "Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos" (vv. 8-9). Cuando usted se ve metido en una situación tan seria como esa, no puede confiar en sí mismo. Busca a Dios. Entonces es cuando su poder empieza a descender y los enemigos comienzan a caer uno a uno.
En Pablo dice: "Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos". En otras palabras: "Nos enfrentamos a la muerte cada día. En una oposición tan severa, frente a la cual carecemos de recursos y debemos depender de Dios, vemos cómo actúa el poder de Cristo". Esa es la emoción y la aventura del ministerio, la de meterse en la batalla y enfrentarse a la oposi‑
La obra del Señor a su manera 141
ción en el poder de Cristo. Así es como Dios nos da la victoria. ¡Acepte el reto y encuentre un lugar difícil para ministrar!
John Paton aceptó un reto inmenso. Cuando se encontraba estudiando en un Instituto Bíblico en Londres, Dios le llamó para ir a las islas Nuevas Hébridas (hoy Vanuatu) en el sur del océano Pacífico habitadas por caníbales. Algunos de nosotros quizá hubiéramos dicho: "¡Señor, me parece que te has equivocado de obrero! ¿Estás seguro de que yo tengo los dones para ir allí? Además, yo me he graduado del Seminario y puedo servir muy bien en el ministerio aquí. No tiene sentido en ser la comida de alguien después de todo el esfuerzo que he dedicado a prepararme. Conozco a uno que no llegó a graduarse y que nunca le iría bien en el ministerio. Envíale a él; los caníbales se lo comerán y quién sabe si el pobre pasará a la historia por haber muerto como un héroe".
Pero John Paton no discutió con Dios. Desde el momento que él y su esposa edificaron una pequeña cabaña en la playa, el Señor milagrosamente los pre­servó. Más tarde, cuando el jefe de la tribu de aquel lugar se convirtió a Cristo, le preguntó a Patón quiénes eran los que rodeaban su cabaña cada noche. Los santos ángeles de Dios habían montado guardia para protegerlos. Pasado un poco tiempo, su esposa dio a luz un bebé, y tanto la esposa como el bebé murieron al dar a luz. n se vio forzado a dormir sobre las tumbas de sus seres queridos a fin de evitar que los caníbales desenterraran los cuerpos y se los comieran. A pesar de aquellos tremendos retos, él decidió quedarse. Los adver­sarios eran muchos, pero allí es donde Dios quería que él estuviera.
Un espíritu de equipo
Pablo era un líder enfocado a trabajar en equipo. Nunca trató de ser una gran estrella solitaria. En dice: "Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad". Según estaba enviando a Timoteo a Corinto, quizá con esta carta. Advirtió a los orgullosos y obstinados corintios a no intimidar a Timoteo, diciéndoles: "Porque él hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los hermanos" (16:10-11). Pablo les pidió a los corintios que respetaran a su emisario, al cual esperaba de vuelta con un buen informe. Aunque Timoteo era el hijo en la fe de Pablo (), el apóstol pensaba de los dos como iguales. Siempre estuvo dispuesto a defender a su consiervo. A pesar de que Pablo era el líder de los líderes, él reconoció que en realidad era solo un consiervo en el servicio a Dios. Tenía un gran sentido de trabajo en equipo.
Cuando vemos a Pablo llevar a cabo la obra del Señor, siempre le vemos
142 El plan del Señor para la iglesia
formando equipo con Silas, Bernabé, Lucas, Aristarco, marcos, Timoteo. El que hace la obra del Señor a la manera del Señor se da cuenta de que él es solo parte del compañerismo y que su tarea es animar y edificar a los otros.
Dios llama a algunos a dirigir y a otros a servir. A veces los que sirven eso es lo que hacen a lo largo de todo su ministerio. Otras veces sirven durante su tiempo de aprendizaje, y entonces el Señor los llama a dirigir por sí mismos. Pero ese sentido de equipo hay que conservarlo. Puede que seamos llamados a apoyar a otros o a ser líderes. Sea cual sea nuestro llamamiento, Jesús dijo que "os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (). Cuando el mundo ve a los miembros de iglesia trabajando juntos en equipo, son testigos de la validez de nuestra fe.
Sensibilidad a la dirección del espíritu en otros
Debiéramos ser sensibles a la dirección del Espíritu en otros, como Pablo lo fue en cuanto al ministerio de Apolos: "Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos" (). Pablo quería que Apolos acompañara a Timoteo a Corinto, al parecer con la intención de solu­cionar las divisiones que se habían centrado en Pablo y Apolos en la iglesia (). Sin embargo: "Mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad" (). Apolos dijo:
—No, Pablo, no puedo ir ahora. Estoy ocupado con otros ministerios. Notemos que Pablo no respondió diciendo:
—¿No te das cuenta de que yo soy el apóstol de los gentiles? ¿No sabes con quién estás hablando? ¡Soy Pablo, aquel a quien se le apareció Cristo en el camino a Damasco!
Usted no puede forzar a las personas a hacer la obra del Señor. Un líder eficaz tiene que ser sensible a lo que Dios le está diciendo a otros miembros del equipo. No trate de dominar al equipo. Antes bien, deje pacientemente que el Espíritu genere ministerios entre los demás.
Quiera Dios que todos nosotros nos involucremos siempre en la obra del Señor. Entonces cuando el Señor vuelva para recompensarnos a cada uno, podrá decirnos: "Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu Señor" ()
iercera parte
Las cualidades de un
siervo excelente
Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así voso­tros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.
Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia desho­nesta, sino con ánimo pronto.
145
Entendamos el
espíritu engañador*
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Los primeros cinco versículos de son una advertencia severa acerca de los apóstatas. En el versículo 6 Pablo le dice a Timoteo: "Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido". Para ser un siervo excelente de Cristo es importante que tengamos un buen entendimiento de lo que es la apostasía.
nos habla de la vida y reinado del rey Amasías de Judá. Él fue el hijo de Joás y el padre de Uzías, quien fue rey durante el tiempo de pro­feta Isaías. Amasías reinó en Jerusalén veintinueve años. El versículo 2 dice: "Hizo él lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón". Funcionó conforme a la religión de Israel en el exterior. Lo entendió bien y actuó conforme a su ética, pero no de corazón. Practicó una religión externa, sin corazón, carente de una relación personal con el Dios vivo. De manera que pronto se sintió atraído por la idolatría y empezó a adorar a los dioses de Edom, ante los cuales se inclinó y les quemó incienso (v. 14). Su vida terminó trágica­mente, pues su propio pueblo conspiró contra él y lo mataron, después de haberse apartado del Señor (v. 27).
El apartarse de la fe sucede hoy como ocurrió en el Antiguo Testamento y en la iglesia de Éfeso, donde se encontraba Timoteo cuando Pablo escribió esta epístola. Siempre hay personas que entienden la fe intelectualmente y se com­portan conforme a la revelación de Dios, pero no tienen disposición para vivir agradando a Dios. dice que los que se apartan de Dios demues­tran tener un corazón de incredulidad.
Pablo declara en que algunos —como Judas, Demas o los dis­cípulos de que ya no quisieron seguir a Cristo— "apostarán de la fe" (gr., aphistjmi, que significa "apartarse a sí mismo de la posición que ocupaba ori­ginalmente"). La apostasía no es apartarse involuntariamente o una lucha per­sonal con la duda. Es abandonar deliberadamente la verdad para abrazar la enseñanza errónea. "La fe" se refiere específicamente al cuerpo de doctrina cris‑
*De las cintas casetes GC 54-29.
146 El plan del Señor para la iglesia
tiana, no al acto de creer. Algunos se apartarán de "la fe que ha sido una vez dada a los santos" (). Las personas que entienden la doctrina cristiana y exteriormente la afirman, pero que no tienen un corazón entregado a Dios, son candidatos óptimos para ser engañados y alejados de la fe.
Un apóstata no es alguien que nunca conoció la verdad, sino alguien que la conoció y luego la rechazó. Puede que incluso se involucrara en varias activi­dades religiosas; pero debido a que en realidad nunca conoció a Dios, cayó en la trampa de las voces de sirenas de los demonios que están detrás de los ídolos y de los sistemas de las religiones falsas.
La religión falsa propaga sus doctrinas vigorizados por los espíritus engaña­dores. Es el terreno de juego de los demonios. Segunda Corintios nos dice que Satanás y sus servidores se disfrazan de ángeles de luz y se convierten en los proveedores de varias religiones (11:14-15).
El Señor mismo dice en que todo lo que el hombre sacrifica a los ídolos lo está sacrificando en realidad a los demonios (cp. ; ; ). En Pablo dice que los que se acercan a la mesa del Señor y luego adoran en las capillas religiosas paganas están tratando de tener comunión tanto con el Señor como con los demonios.
Los sistemas religiosos falsos y los varios ídolos que los acompañan son el foco de atención de la actividad demoníaca. No debiéramos pensar ingenua­mente que una religión falsa es solo una colección de ideas equivocadas. Conviene que nos demos cuenta de que detrás del escenario están los ángeles caídos apartando a las personas de la verdad y llevándolas al infierno eterno.
La Palabra de Dios enseña claramente que la apostasía es una seducción demoníaca, que la adoración de los ídolos es en realidad adoración ofrecida a los demonios, y que los maestros falsos son agentes de los demonios. La batalla es entre Dios y su verdad y el diablo y sus mentiras. Dios llama a las personas para que acudan a Él a través de la verdad, y Satanás trata de llevar a las per­sonas lejos de la verdad con sus mentiras infernales.
Las Escrituras a menudo exhortan a la iglesia a que denuncie la enseñanza falsa. Esa clase de confrontación no es popular hoy. Muchas iglesias, en el nombre del amor, quieren olvidar los desacuerdos y evitar a toda costa criticar a las personas. No obstante, está el mandato bíblico de tratar con la enseñanza falsa. Las líneas de batalla fueron trazadas en Israel y en los primeros tiempos de la iglesia, y deben establecerse también hoy. Como sucedió con Timoteo necesitamos recordar la advertencia y entender lo que está detrás de la falsa enseñanza.
El tema de es este: "Algunos apostatarán de la fe" (v. 1).
Entendamos el espíritu engañador 147
Pablo le advierte a Timoteo que espere la apostasía y le provee de seis caracte­rísticas de los apóstatas a fin de que pueda identificarlos y contrarrestarlos.
Los apóstatas son previsibles
No debiéramos sorprendernos de que algunas personas apostatarán. El Espíritu de Dios nos dice explícitamente que algunos se apartarán de la fe (v. 1).
El apóstol Pablo sabía que habría apóstatas en la iglesia de Éfeso porque el Espíritu Santo ya se lo había revelado. Antes de que escribiera esta carta a Timoteo, Pablo se dirigió a los ancianos de Éfeso con estas palabras: "Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos" ().
Una revelación como esa sobre la apostasía no es exclusiva del Nuevo Testamento; el Espíritu Santo ya había advertido también acerca de la apostasía en el Antiguo Testamento. Muchas Escrituras en el Antiguo Testamento hablan acerca de israelitas (tanto individual como nacionalmente) que se apar­tarían de la fe. Aunque muchos pertenecieron a la nación de Israel, eso no quiere decir que todos creían en el Dios de Israel. En consecuencia, no eran parte del remanente fiel de Israel (cp. ). A lo largo de siglos de his­toria redentora, el Espíritu ha indicado que algunos apostarían de la fe (; ; ).
Varios otros pasajes del Nuevo Testamento mencionan a los que se apar­tarán de la fe en los últimos tiempos:
: El Señor dijo: "Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán".
: En el mismo contexto Jesús dijo: "Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos".
: Pablo nos informa de que antes de que Cristo vuelva en su gloria habrá una apostasía masiva de la fe.
: Pedro dijo que en los postreros tiempos vendrán burladores que abandonarán la fe y andarán según sus propios deseos.
: Juan dijo que precursores del anticristo se apartarán de la fe, revelando de esa forma que nunca fueron verdaderos cris­tianos.
Muchos responden momentáneamente a la verdad bíblica, como la semilla
El plan del Señor para la iglesia
que cae en un terreno pedregoso (). Debido a que no tenían raíces, ninguna unión viva con Dios, murieron. Hay otros que sus metas espirituales quedan ahogadas por los cuidados de este mundo y por el amor a las riquezas. Esas personas pueden estar en la iglesia por un tiempo, pero cuando el corazón no es entregado a Dios, quedan seducidos por los espíritus engañadores a través de la participación humana de los falsos maestros.
La cronología de los apóstatas
"En los postreros tiempos" () no se refiere a un tiempo en el futuro dis­tante, sino a la era de la iglesia, al tiempo entre la primera y la segunda venidas de Cristo. El apóstol Juan dijo: "Hijitos, ya es el último tiempo" (). Pedro dijo que Cristo se "[manifestó] en los postreros tiempos por amor de vosotros" (). declara que Dios "en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo". Hebreos también declara que "ahora, en la consuma­ción de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado" ().
Estos versículos nos dicen que los postreros tiempos empezaron cuando Cristo vino por primera vez e inició la era mesiánica. Él está ahora edificando su reino en los corazones de los creyentes y regresará para establecerlo sobre la tierra y entonces en el estado eterno. Así, pues, nosotros estamos viviendo en los postreros tiempos. Es en esta dispensación, o era, en la que tendrá lugar la apostasía a la que se refiere Pablo.
El origen de los apóstatas
El origen de la apostasía es demoníaco. Los apóstatas le prestan atención a "espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" (). Pablo describió la batalla sobrenatural con las fuerzas demoníacas cuando dijo: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potes­tades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espi­rituales de maldad en las regiones celestes" ().
Personas con "corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo" () porque son seducidas por los espíritus demoníacos, aun cuando están viviendo tras una fachada religiosa. Esas personas no pueden ser ayu­dadas por el Espíritu de Dios a causa de la incredulidad de su corazón. Ellas, por tanto, caen presa de Satanás y de las mentiras que transmite por medio de sus demonios.
A menudo escucho a los padres decir: "Nuestro hijo creció en un hogar
Entendamos el espíritu engañador 149
cristiano, pero cuando salió de casa y fue a la universidad, los profesores ateos y los líderes de las sectas religiosas lo extraviaron y ahora niegan la fe". Esos estudiantes no son las víctimas de profesores eruditos y persuasivos, de líderes religiosos o de escritores sagaces que de forma sutil propagan la falsedad en los libros de texto. Las filosofías no cristianas y las falsas religiones no son mera­mente aberraciones humanas; son el producto de Satanás mismo.
Deberíamos ser muy cuidadosos en exponernos nosotros o a alguien a quien amamos a las falsas enseñanzas. Muchos pasajes de las Escrituras nos advierten acerca de los falsos maestros:
, : El apóstol Juan nos advierte acerca de los falsos maes­tros y de cómo deberíamos responderles: "Porque muchos engaña­dores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne....Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doc­trina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras". Apártense de los falsos maestros.
: Cada vez que usted se acerca a personas que están bajo la influencia de falsos maestros, debiera sacarlas del fuego, por así decirlo, siendo muy cuidadoso con el fin de que usted mismo no se queme en el proceso.
: El Señor advirtió a la nación de Israel acerca de los falsos profetas cuando les dijo por medio de Moisés: "Si oyeres que se dice de alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da para vivir en ellas, que han salido de en medio de ti hombres impíos que han instigado a los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y sir­vamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis; tú inquirirás, y buscarás y preguntarás con diligencia; y si pareciere verdad, cosa cierta, que tal abominación se hizo en medio de ti, irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores de aquella ciudad, destruyén­dola con todo lo que en ella hubiere, y también matarás sus ganados a filo de espada. Y juntarás todo su botín en medio de la plaza, y con­sumirás con fuego la ciudad y todo su botín, todo ello, como holo­causto a Jehová tu Dios, y llegará a ser un montón de ruinas para siempre; nunca más será edificada. Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres". Sabemos cuán serio es Dios acerca de las falsas doctrinas al ver que instruyó a los israelitas para que llegaran hasta el
150 El plan del Señor para la iglesia
extremo de quemar la ciudad, matar a sus moradores y destruir el ganado a fin de que nunca la pudieran reconstruir.
La frase "espíritus engañadores" en se refiere a la fuente de las falsas doctrinas: Espíritus demoníacos sobrenaturales que son ángeles caídos. "Engañadores" es la traducción de un término griego del que nos viene la palabra planeta. Transmite la idea de vagar y se aplica a los espíritus que seducen al creyente y le llevan a vagar errante de la verdad. Mientras que el Espíritu nos guía a la verdad (), estos espíritus nos llevan al error. Estos son los principados y potestades contra los cuales la iglesia tiene que luchar constantemente ().
La historia de los espíritus engañadores comenzó en el huerto del Edén, donde Satanás llevó a Eva a creer que Dios la estaba engañando y privando de las mejores cosas que n tenía (). La convenció a que desobedeciera las instrucciones de Dios. Esas mentiras y engaños los tenemos bien documen­tados en las Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis.
Los falsos maestros engañan a las personas con las "doctrinas de demo­nios". El mundo está lleno de enseñanza demoníaca. Todo lo que contradice la Palabra de Dios es en última instancia una enseñanza de demonios. Por esa razón exponerse a esa enseñanza es más peligroso de lo que usted puede pensar.
Sin embargo, no toda la enseñanza demoníaca parece demoníaca a primera vista. Parte de ella está tan sutilmente camuflada que puede que ni siquiera la reconozcamos como tal, a menos que la examinemos más de cerca.
El carácter de los apóstatas
La doctrina de los demonios es pasada a través de agentes humanos que prac­tican la "hipocresía de mentirosos" (). Aunque el origen es sobrena­tural, el medio para trasmitirla es natural, tiene lugar al nivel humano. El comienzo de la frase en el versículo 2 se puede traducir como "por medio de la hipocresía de hombres que hablan mentiras". Los demonios pueden usar hom­bres y mujeres que parecen estar bien educados o ser religiosos. Pueden dar la impresión de que sus motivos son puros y de que desean ayudar a las personas. Pero la fachada de religión sirve solo para ocultar su error demoníaco. Los maestros hipócritas pueden dar la impresión de que exaltan a Dios, pero en rea­lidad es a Satanás a quien exaltan. Son engañadores y mentirosos que vienen disfrazados con atuendo religioso, posiblemente enseñando incluso en una iglesia o escuela cristiana, o escribiendo un libro dirigido a lectores cristianos.
Entendamos el espíritu engañador 151
Encuentran una audiencia y propagan sus doctrinas infernales bajo la dirección de espíritus engañadores.
Algunos comentaristas creen que la frase "teniendo cauterizada la con­ciencia" alude a la práctica antigua de marcar a los esclavos en la frente y por tanto, implica que tales hipócritas son agentes del diablo. Aunque ese signifi­cado tiene sentido, es mejor considerar esta frase como refiriéndose a algo más que solo ser posesión de Satanás. La conciencia es la parte del ser humano que afirma o condena una acción, y de esa forma controla el comportamiento. Los falsos maestros pueden practicar su hipocresía día tras día porque sus concien­cias están tan cauterizadas que se hallan incapacitados para discernir entre lo bueno y lo malo. Han perdido su sensibilidad a la verdad y su integridad.
La palabra griega para "cauterizada" (kausteriaz5) es el término médico que usaba Hipócrates para el proceso de cauterización, es decir, la cauterización de tejidos corporales y vasos sanguíneos con calor. Los falsos maestros han sido cauterizados hasta el punto de que sueltan sus mentiras hipócritas sin ningún reparo.
Me preocupa mucho mi responsabilidad de hablar la verdad de Dios. Oro con regularidad pidiendo que cada vez que enseñe la Palabra de Dios no diga nunca nada que no sea cierto. Mi conciencia me demanda que trate la verdad cuidadosamente porque es la verdad de Dios y lo que está en juego son las almas de los seres humanos. No obstante, algunos nunca investigan la exactitud de lo que enseñan porque sus conciencias han quedado insensibilizadas a la verdad al haber abusado constantemente de ellas. Su apostasía ha cauterizado sus conciencias.
La enseñanza de los apóstatas
Los apóstatas enseñan principios falsos de espiritualidad: "Prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos" (v. 3). Esas restricciones son solo un ejemplo de las doctrinas erróneas. Algunos falsos maestros enseñaban que si usted quería ser espiritual no podía casarse y tenía que abstenerse de ciertos ali­mentos. Es típico de Satanás tomar algo que puede ser apropiado para ciertas personas en ciertos momentos y hacerlo obligatorio para todos. Pablo honra a los que se quedan sin casar en , y Jesús reconoce el lugar del ayuno con los motivos apropiados en , Pero a los apóstatas que Pablo men­ciona en se les exigía prácticas ascéticas y de negación personal para obtener la espiritualidad. Pensaban que la salvación consistía en lo que se negaban a sí mismos.
Todas las religiones falsas inventan medios humanos mediante los cuales
152 El plan del Señor para la iglesia
buscan ser salvos, ya sea mediante cosas que usted hace o deja de hacer. Están en última instancia basadas en los logros humanos. Aunque las prácticas ascé­ticas pueden dar la impresión de sinceridad espiritual, no son medios para obtener la santidad.
Para el año 166 a.C. la secta judaica de los esenios ya se encontraba estable­cida en una zona apartada del Mar Muerto. Sus seguidores hacían hincapié es un estilo de vida ascético de abstinencia marital y alimenticia. Esa forma de pensar pudo haber llegado a E- feso; pero lo más probable es que alguna forma del gnosticismo griego influenciara a la iglesia en Éfeso. Sostenían que el espí­ritu es bueno y la materia es mala. De manera que los que se adherían a esa filo­sofía se negaban a sí mismos placeres físicos legítimos, tales como la relación marital y ciertos alimentos. Ellos creían que tales abstinencias agradaban a sus deidades. Esa filosofía errónea fue la que probablemente influenció a los corin­tios en las cuestiones del matrimonio () y la resurrección corporal ().
Esas expresiones externas son características de la religión falsa. Pablo, por tanto, recalca en que la espiritualidad no queda determinada por los dones que Dios le haya dado al hombre para su disfrute. En él dice: "Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Nadie os prive de vuestro premio, afec­tando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne". Como cristiano usted siempre está completo en Cristo (). La religión verdadera reconoce que solo el Señor Jesucristo es el autor y consumador de nuestra salvación. La reli­gión falsa dice que tenemos que conseguirlo nosotros mediante la negación de nosotros mismos y los logros humanos.
El error de los apóstatas
Los apóstatas no entienden los hechos básicos acerca de la creación.
Entendamos el espíritu engañador 153
"Prohibirán [matrimonio y alimentos] que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad" (). Dios creó el matrimonio cuando le proveyó a Adán de una esposa. Tanto Pablo como Pedro recalcaron la importancia de una buena relación matrimonial (; ; ). Dios le proveyó también al hombre de una variedad de alimentos para su nutrición y disfrute (; ). De hecho, cuando Dios creó la tierra, declaró que todo lo que había salido de sus manos era "bueno en gran manera" (). No tiene, pues, sentido negarle al hombre lo que Dios creó para recibirlo con acción de gracias.
"Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias" (). La palabra griega que traducimos como "bueno" (kalús) significa "inherentemente excelente". El matrimonio y los ali­mentos son inherentemente buenos y no debieran ser rechazados, sino acep­tados con gratitud.
"Porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado" (v. 5). La frase "la palabra de Dios" se usa en las epístolas pastorales para referirse al evangelio de Cristo Jesús. El mensaje de salvación clarifica que todas las leyes alimenticias del Antiguo Testamento han quedado abolidas. Fueron dadas para un tiempo específico en la historia de Israel para desarrollar el discernimiento moral en los israelitas y hacer que se distinguieran de otras naciones. Pero Cristo vino y cumplió las leyes de los sacrificios e hizo a los judíos y gentiles un solo pueblo en Él, de manera que las leyes alimenticias quedaron a un lado. Tenían un propósito nacional limitado. Imponerlas ahora es fabricar un sis­tema de obras y justicia propia que deshonra a Dios al decir que creó algo que no es bueno.
Si entendemos que el evangelio nos ha liberado de las leyes dietéticas y si en oración damos le gracias a Dios, entonces podemos recibir cualquiera y todos sus buenos dones. Enseñar como obligatorios el celibato y la abstinencia es demoníaco, pues niega la bondad de la creación de Dios y su derecho a recibir alabanza y gratitud.
La negación externa de uno mismo es un grave error que es típico de las religiones falsas. El error de la apostasía es pensar que uno puede agradar a Dios al seguir y enseñar esas prácticas farisaicas. Todo lo contrario, eso desagrada a Dios y sigue las mentiras de los demonios. Aunque el rey Amasías de Judá hizo lo correcto exteriormente, nunca tuvo un corazón sincero para con Dios. Ese es el espíritu de la apostasía.
155
Entendamos los
deberes del ministro* 12
En el apóstol Pablo menciona los requisitos para ser un siervo excelente de Jesucristo. La frase clave la encontramos en el versículo 6: "Serás buen ministro de Jesucristo". En un sentido, es el tema subyacente de toda la epístola, que fue escrita para instruir a Timoteo sobre cómo ministrar a la iglesia en Efeso.
La palabra griega que traducimos como "buen" podríamos traducirla mejor como "noble", "admirable" o "excelente". Se usa en para hablar de la buena obra del ministerio, y aquí se emplea para identificar la clase de hombre que quiere en el ministerio.
"Ministro" es la traducción de la palabra griega diakonos, de la que nos viene nuestra palabra diácono. Significa "siervo" y se emplea para designar a los que cumplen con el ministerio del diaconado en la iglesia, como se describe en el capítulo 3. Aunque la palabra no se usa aquí en el sentido técnico para hablar de esa posición, sí implica que todo aquel que sirve en el ministerio debe verse a sí mismo como un siervo del Señor Jesucristo.
La palabra diakonos es diferente de la palabra doulos, que se traduce tam­bién a menudo como "siervo". Mientras que doulos se refiere con frecuencia a un esclavo bajo sujeción, diakonos hace hincapié en la idea de un siervo con un mayor grado de libertad quien, no obstante, sirve por voluntad propia. La palabra transmite la idea de utilidad e implica que todos los cristianos debieran buscar el ser útiles en la causa de Cristo. En Pablo dice: "Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel". Somos llamados a ser siervos y mayordomos, administrando aquello que le pertenece a Dios en una forma que honre y glorifique su nombre. Las instrucciones de Pablo a Timoteo son aplicables a todos los que sirven al Señor.
En Pablo habla acerca de doctrinas de demonios propa­gadas por espíritus engañadores a través de mentiras hipócritas. Después de
*De las cintas casetes GC 54-30; 54-34.
156 El plan del Señor para la iglesia
advertir a Timoteo que la enseñanza falsa no era humana sino demoníaca, le dice ahora cómo ser un ministro bueno y eficaz frente a las situaciones de ense­ñanza falsa. Sin embargo, al instruir a Timoteo cómo lidiar con las falsas doc­trinas, el apóstol hace hincapié en lo positivo, no en lo negativo. En vez de animar a Timoteo a que desarrollo un ministerio defensivo de refutar y denun­ciar el error, Pablo le aconseja cultivar la actitud ofensiva de enseñar la Palabra de Dios (vv. 6, 11, 13, 16). El ministerio del líder de iglesia debiera involucrar sobre todo la edificación del pueblo de Dios, no exclusivamente la identifica­ción y ataque del error.
En los versículos 6-16 Pablo nos da once características para ser un ministro excelente de Jesucristo. Son objetivos útiles y prácticos para todo el que desea servir al Señor dirigiendo a su pueblo.
El siervo excelente advierte a las personas del error
Aunque el ministerio no debe estar dominado por un enfoque negativo, eso no quiere decir que no hay lugar para advertir a otros acerca de la capacidad des­tructiva de la doctrina falsa. Pablo hace la transición de exponer las doctrinas demoníacas a explicar cómo ser un siervo excelente de Jesucristo mediante la instrucción a Timoteo para que advierta a la iglesia acerca de tales doctrinas. "Si esto enseñas a los hermanos" (v. 6). Es necesario recordarles a los cristianos los peligros que existen. El ministerio exige advertencia.
La expresión griega que traducimos como "Si esto enseñas", significa exponer delante. Se emplea aquí como un participio presente lo que indica recordarles continuamente a los creyentes de la realidad de la doctrina falsa. No implica mandar a las personas, sino darles consejo y conocimiento en una forma amable y humilde. Un siervo de Cristo debe enseñar a los creyentes a dis­cernir animándoles a pensar bíblicamente.
Identificar el error no tiene que ser el tema del ministerio del pastor pro­medio, pero debiera ser un recordatorio frecuente. Cuando Pablo se reunió con los ancianos de Efes°, les dijo: "Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados" (Hch.
Entendamos los deberes del ministro 157
20:29-32). Pablo se esforzó en hacer continuamente conscientes a los efesios del error e indicarles la solución positiva: La Palabra. La verdad proporciona el fun­damento con la cual se puede tratar el error de manera apropiada.
Los cristianos pueden evitar ser "niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina" () estando firmemente enraizados en la Palabra de Dios. refuerza el hecho de que el creyente aprende a tratar con el error satánico cuando es fuerte en la Palabra, la cual es la espada del Espíritu. Esa es la única manera de luchar contra seres que se disfrazan como ángeles de luz y ministros de justicia ().
El fracaso de la iglesia en ser discernidora en esta generación ha permitido que quede invadida por toda clase de errores. Está confundida, debilitada y en algunos casos es apóstata. Una teología floja y una predicación poco convin­cente han remplazado a la sana doctrina y a la exposición clara de las Escrituras. El legado ha sido funesto. La iglesia está inundada por la confusión, la psico­logía nada bíblica, las influencias ocultas, las filosofías orientadas al éxito y la teología de la prosperidad.
La iglesia debe establecer claramente las líneas entre el error y la verdad y edificar a su pueblo en la Palabra de Dios. Dios tendrá a los pastores como los responsables de advertir a su pueblo del peligro espiritual. El Señor le dijo a Ezequiel: "Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano" (). Si los líderes espirituales fallan en hacer lo que se les manda, tendrán que responder ante Dios (). Aunque la iglesia hoy parece abrazarlo todo, incluyendo el error, el hombre de Dios debe desarrollar convicciones basadas en la teología bíblica y advertir continuamente al pueblo del error. Su compromiso con Dios es el de proteger al rebaño, no acariciar a las ovejas.
El siervo excelente
es un estudiante experto de las Escrituras
Un siervo excelente es también un estudiante experto de las Escrituras: "Nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido" (v. 6). Es triste decirlo, muchos pastores cristianos tienen un conocimiento mínimo de las Escrituras y muy poca dedicación a su estudio. Hubo un tiempo en la historia de la iglesia en el que los pastores eran los grandes estudiantes de
158 El plan del Señor para la iglesia
las Escrituras y de la teología. Los ministros puritanos, más bien que ser solo buenos comunicadores, eran ante todo y sobre todo estudiantes de la Palabra de Dios. Trabajaban diligentemente para entenderla, interpretarla y aplicarla con precisión y sabiduría.
La palabra griega que traducimos como "nutrido" es un participio presente pasivo, implicando que el ser nutrido con la Palabra de Dios es un proceso con­tinuo de alimentación. Eso involucra leer las Escrituras, meditar en ellas, inter­actuar con ellas y estudiarlas hasta que usted ha dominado el material.
Es esencial que estemos continuamente nutridos con las "palabras de la fe". Esa frase se refiere al conjunto de la verdad cristiana en las Escrituras. Tenemos que conocer bien las Escrituras. Eso nunca lo vamos a conseguir del todo, pero debe ser nuestra meta. Tenemos que ser expertos en esa área, no simplemente buenos comunicadores que hacen cosquillas en las oídos de las personas y las llevan a pensar que han escuchado algo que merece la pena (). Necesitamos interpretar con exactitud la Palabra de Dios y defenderla. No solo tenemos que nutrirnos directamente con las "palabras de la fe" sino también con la "buena doctrina" (gr., kalé didaskalia). La "buena doctrina" abarca la enseñanza de la verdad bíblica y la aplicación de sus principios. El crecimiento espiritual está basado en nuestras interacciones con la verdad bíblica.
: Crecemos espiritualmente al ir estudiando la Biblia.
: Pablo dijo: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad". Estamos llamados —por encima de cual­quier otro elemento del ministerio— a ser estudiantes expertos de la Palabra.
: Tenemos que usar la "espada del Espíritu, que es la palabra de Dios", con gran precisión.
: Tenemos que tener la Palabra de Cristo morando abun­dante y profundamente en nosotros.
: Puesto que la Palabra de Dios es "útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra", tenemos que conocerla a fin de poder capacitar espiri­tualmente a otros.
Para poder pensar y hablar bíblicamente, un pastor debe pasar buena parte de su tiempo interactuando con el texto de las Escrituras. Es un tesoro inagotable que demanda toda una vida solo para empezar a entender sus riquezas. No hay
Entendamos los deberes del ministro 159
virtud en ser ignorante. Lamentablemente somos una generación de personas que no nos gusta pensar; preferimos ser entretenidos. No obstante, debemos dedicarnos al estudio, la comprensión y la expresión de la Palabra de Dios.
Tristemente, hay muchos predicadores que no se deleitan en el estudio. Dedican una hora de vez en cuando, y a veces ni eso. Muchos tienen el estudio como una tarea poco apetecible que interrumpe un programa fácil de activi­dades. Les gusta tener invitados en su púlpito tantas veces como sea posible porque así no tienen que pasar tiempo estudiando, prefieren más la variedad de tareas y reuniones administrativas. El estudio mínimo que llevan a cabo pro­duce sermones débiles que no sirven para penetrar en los corazones y mentes de los oyentes.
William Tyndale, el hombre que llevó a cabo la traducción del Nuevo Testamento a la lengua inglesa en 1525, se encontraba en la cárcel y se enfren­taba al martirio. Le escribió una carta al gobernador pidiendo que le enviaran las siguientes posesiones: Una gorra, un abrigo y una pieza de tela para remendar sus pantalones. Luego decía: "Pero sobre todo ruego y suplico e imploro que interceda con el intendente (comisario), para que amablemente me permita tener la Biblia hebrea, la gramática y el diccionario hebreos a fin de pasar mi tiempo estudiando" (J. E. Mozley, William Tyndale [N.Y.: MacMillan, 1937], p. 334). ¡Todo estudiante de seminario que ha tenido dificultades con el hebreo probablemente no pueda identificarse con semejante solicitud! Pero más tarde en la vida cuando usted penetra profundamente en la Palabra de Dios, es estupendo poder decir que lo que más aprecia es lo que le ayuda a entender mejor la Palabra de Dios.
El siervo excelente
evita la influencia de la enseñanza profana
"Desecha las fábulas profanas y de viejas" (v. 7). "Fábulas" es una traducción de la palabra griega muchos, de la que nos viene nuestra palabra mito. dice que algunos "apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas". La verdad y las fábulas aparecen como cosas opuestas. El cristiano tiene que nutrirse con la verdad y rehusar lo que es opuesto.
La identificación de las fábulas con las viejas tiene un significado cultural. Se usaba la frase en los círculos filosóficos como una expresión sarcástica cuando alguien quería tratar con desprecio un determinado punto de vista. Representa a una mujer mayor y senil contándole un cuento a un niño. Se apli­caba a cosas que carecían de credibilidad.
160 El plan del Señor para la iglesia
La mente es algo precioso. Dios quiere que los que sirven como líderes espi­rituales tengan mentes puras saturadas con la verdad de la Palabra de Dios. No hay lugar para mitos sin sentido o profanas contradicciones en cuanto a la verdad. Sin embargo, nuestra sociedad parece que prefiere más creer historias que verdades bíblicas. La señal de erudición bíblica en algunos círculos ya no es cuán bien un hombre conoce la Biblia, sino cuán bien entiende las especula­ciones del mundo secular.
Cuando estaba considerando completar un doctorado en teología, el repre­sentante del programa en un seminario revisó mi historial escolar y sacó la con­clusión de que había tomado muchos cursos en Biblia y teología en mis anteriores estudios. De modo que me entregó una lista de doscientos libros de lectura preparatoria antes de que me pudieran admitir en el programa. Verifiqué la lista con alguien que conocía los títulos y me informó que el con­tenido de todos ellos era sobre teología liberal y filosofía humanista. ¡Estaban llenos de fábulas profanas y de viejas que las pasaban como erudición! Aquella institución también me exigía tomar un curso titulado "Jesús y el cine". Aquello involucraba ver películas contemporáneas y evaluarlas en cuanto a si eran con­trarias o apoyaban la "ética de Jesús". ¡Habían reducido al divino Jesús a una ética! Me entrevisté de nuevo con el representante y le dije: "Déjeme decirle que me he pasado toda mi vida aprendiendo la verdad, y no veo ningún valor el pasarme los dos próximos dos años aprendiendo el error". Dejé los materiales sobre su escritorio y me marché.
Le doy muchas gracias a Dios que desde el principio de mi formación aca­démica mi mente se ha llenado con la verdad de Dios. Mi mente no es campo de batalla de indecisión acerca de qué es verdad y qué es falso, sobre cosas que "acarrean disputas más bien que edificación de Dios" (). Puedo hablar con convicción porque no hay equivocación en mi mente. He evitado la plétora de pretendidos intelectuales y eruditos que están en desacuerdo con la verdad bíblica. Sin embargo, un hombre que conocía tenía problemas en esa área. Ingresó en un seminario liberal para prepararse para el ministerio, pero salió como un mesero. La confusión del liberalismo había destruido su motivación para servir a Dios. Su mente es algo muy valioso y es necesario mantenerla lejos de las mentiras satánicas. El ministro excelente mantiene sus convicciones bíblicas y la claridad mental sumergiéndose en la Palabra de Dios.
Entendamos los deberes del ministro 161
El siervo excelente
se disciplina a sí mismo en la piedad personal
J. Oswald Sanders dice en su libro Liderazgo espiritual: "Los fines espirituales solo pueden ser alcanzados por hombres espirituales que emplean métodos espirituales" (publicado en castellano por Editorial Portavoz). La piedad es esencial en el ministerio. No es cuán inteligente es o cuán bien se comunica, sino cuánto conoce usted la Palabra de Dios y cuán íntima es su comunión con Dios. El ministerio es un resultado de lo último.
dice: "Ejercítate para la piedad". Nuestra palabra gim­nasio viene del término griego que encontramos y que traducimos como "ejer­cítate" (gumnazd), que se usaba para hablar de los que se entrenaban para los esfuerzos atléticos. Implica un entrenamiento riguroso y disciplinado. En la cultura griega, el gimnasio era el centro de reunión de los jóvenes en la edad de dieciséis a dieciocho años. Dado que la habilidad atlética era sumamente valo­rada, había por lo general un gimnasio en cada ciudad. La exaltación del cuerpo llevó a un gran interés por el ejercicio, por el entrenamiento atlético y la com­petencia, una situación bastante parecida a la de nuestro tiempo.
Pablo se refiere a esta realidad cultural al exhortar a Timoteo que se ejercite para la meta de la piedad, diciendo en efecto: "Si vas a dedicar tiempo y esfuerzo a entrenarte, concéntrate en el entrenamiento de la naturaleza interna que lleva a la piedad". La palabra griega para piedad es eusebeia y significa "reverencia", "piedad" o "verdadera virtud espiritual". "Sigue ejercitándote para la piedad" sería una forma exacta de traducir la exhortación de Pablo a Timoteo.
Pablo entendió la importancia de la disciplina en el ministerio: "Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado" (). Le reco­mendó a Timoteo: "Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente" (). Del mismo modo que un soldado sufre penalidades, se sacrifica y se aparta por completo de la vida civil que le rodea a fin de agradar a aquel que lo reclutó; y un atleta se entrena diligentemente y compite dentro de las normas, así también el siervo de Dios debe sacrificarse, disciplinarse a sí mismo y someterse a las normas divinas.
"Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso" (v. 8). Primero, beneficia solo al cuerpo y no al espíritu. Segundo, sirve solo para un tiempo limitado. Usted puede dedicar años a procurar estar en forma física, pero tan
162 El plan del Señor para la iglesia
pronto como lo deja, empieza inmediatamente a perder la buena forma que le costó tanto conseguir.
Por el contrario: "la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera" (v. 8). La piedad no solo es provechosa para el cuerpo sino también para el alma. Si usted va a hacer una resolución de Año Nuevo, no se proponga ir al gimnasio tres veces a la semana si no está dispuesto a dedicar tiempo meditando en la Palabra de Dios cada día y cultivar la piedad. El beneficio presente de la disciplina espiritual es una vida realizada, bendecida, fructífera y útil. Y la bendición de la piedad llega hasta la eternidad.
"Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos" (v. 9) es una fórmula que Pablo usa otras cuatro veces en las epístolas pastorales (; ; ; ). "Digna de ser recibida por todos" pone énfasis en su afirmación. Identifica una declaración fidedigna o axioma que es absolutamente evidente. El beneficio superior de la disciplina espiritual es una verdad evidente.
Es una indicación de inmadurez espiritual el preocuparse excesivamente por el cuerpo. Hacerlo revela que se tiene una percepción limitada de las reali­dades espirituales y eternas. Debería ser axiomático en la iglesia que los cris­tianos son un grupo de personas que están en entrenamiento espiritual para conformarse a la voluntad de Dios, no un grupo de individuos adoradores del cuerpo.
La meta de un ministro excelente es la piedad. Usa todos los medios de gracia disponibles —la oración, el estudio de la Biblia, la Cena del Señor, la con­fesión de pecados, el servicio activo, la responsabilidad y a veces el ayuno—para cultivar la disciplina de la piedad.
Se ha dicho que la piedad está en el corazón de la verdad (). Viene por medio de Cristo (), no obstante, debemos buscarla (). Causa dificultades en un ambiente de hostilidad (). Y nos trae bendi­ciones eternas, aunque no viene necesariamente con prosperidad temporal ().
El siervo excelente es un obrero diligente
Después de habernos exhortado a ser piadosos, Pablo nos trae de nuevo a la tierra. El ministerio es una meta celestial, pero es también una tarea terrenal, es trabajo duro. "Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios" (v. 10).
En Pablo dice: "Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables". Después da dos razones para trabajar duro. Primera, en el versículo 10 dice: "Porque es necesario que todos nosotros com­parezcamos ante el tribunal de Cristo". Todos tendremos que presentarnos
Entendamos los deberes del ministro 163
delante de Cristo y seremos recompensados eternamente por el servicio pres­tado. La recompensa será proporcionada al servicio realizado, sea bueno o sea malo. (cp. ).
Luego en el versículo 11 agrega: "Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres". Pablo aquí ya no piensa en sí mismo, sino en los que no conocen a Cristo. Ellos nos disfrutarán de ese tiempo de recompensas, sino que se enfrentarán al juicio. Y puesto que nosotros lo sabemos, debiéramos persuadirlos con las verdades del evangelio a fin de que puedan ser salvos y así evitar el juicio.
Pablo trabajó diligentemente porque sabía que sus esfuerzos tenían conse­cuencias eternas: La recompensa para él y la posibilidad de cambiar el destino de los incrédulos. Esa es la perspectiva que impulsa a los siervos de Dios. Hay un cielo eterno y un infierno eterno
En el versículo 10 () "trabajamos" (gr., kopiaó) significa "tra­bajar hasta el agotamiento". "Sufrimos oprobios" (gr., agúnizomai) significa "agonizar en el esfuerzo". Trabajamos hasta el punto del cansancio y el agota­miento, a menudo con dolor, porque entendemos nuestros objetivos eternos.
J. Oswald Sanders escribió que si un hombre "no está dispuesto a pagar el precio de la fatiga por su liderazgo será siempre un mediocre" (Liderazgo espi­ritual [publicado en castellano por Editorial Portavoz]). También dijo: "El ver­dadero liderazgo siempre exige mucho de todo el ser del líder, y cuanto más eficaz sea el liderazgo, más elevado es el precio a pagar". Nosotros no mitiga­remos ese precio porque comprendemos la urgencia de nuestro ministerio. Cansancio, soledad, lucha, levantarse temprano, trabajar hasta tarde y olvidarse de los placeres es todo parte del ministerio.
En Pablo dice: "Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!... Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre" (vv. 16, 26-27). Eso describe el tremendo esfuerzo y dedicación de Pablo a un ministerio que tiene consecuencias eternas. En el apóstol habla de las muchas veces que había sido gol­peado con varas y azotes, y que soportó cansancio, sufrimiento, dolor, agonía y naufragios. Soportó todos estos peligros porque estaba totalmente dedicado al ministerio que tenía en sus manos. ¿Por qué? Porque tenía la eternidad en mente. Se daba cuenta de que el destino de las almas colgaba en la balanza.
"Porque esperamos en el Dios viviente" () significa literalmente: "Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente". Los misioneros que van a lejanas tierras a predicar el evangelio de Cristo Jesús por largos años se privan
164 El plan del Señor para la iglesia
a sí mismos de casi todo placer terrenal porque su esperanza está depositada en el Dios viviente. Ellos creen que Él les proveerá de vida en el más allá. Ninguno de nosotros debiera tratar de amasar una fortuna aquí para disfrutar de los pla­ceres de la vida aquí. Nuestra esperanza está puesta en el futuro.
Notemos que Pablo habla de Dios como "el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen" (v. 10). ¿En qué sentido Dios es el Salvador de todos los hombres? ¿Cómo es el Salvador mayormente de los que creen? Se han dado muchas sugerencias para explicarlo; pero la clave para interpretar esta frase está en hacerlo en su contexto.
Cuando Pablo predicó a los hombres cultos de Atenas en el Areópago, les dijo: "Ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas... Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos" (, ). En un sentido general Dios es el proveedor y el sustentador de la vida de todos.
Durante la tormenta en el mar, Pablo le dijo a la tripulación: "Os ruego que comáis por vuestra salud" (). La palabra griega que normalmente se traduce como "salvación" aparece aquí traducida como "salud". Pablo no estaba hablando acerca de salvación espiritual sino de salud física.
En el autor sagrado escribe: "Y la oración de fe salvará al enfermo" (cursivas añadidas). Así, pues, las palabras griegas que se traducen como "salvación" o "salvo" no están limitadas para describir la salvación del alma. Pueden referirse también a la liberación de la enfermedad o dificultad, o al sustento del alimento.
Esa es la analogía que Pablo está usando en . Hemos visto que Dios sustenta y provee de poder de una forma universal. Hemos visto su provisión temporal para todos los seres humanos. Pero esa provisión es espe­cialmente gloriosa para el creyente porque no es solo temporal sino también eterna.
El razonamiento de Pablo es así: Trabajamos y nos esforzamos en el minis­terio porque creemos que las consecuencias son eternas. Hemos puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, y sabemos que Él salvará las almas de los que creen porque hemos visto su poder sustentador funcionando en el mundo. Por esa razón trabajamos diligentemente.
Recuerdo que una vez estuve leyendo acerca de un hombre llamado Thomas Cochrane que estaba siendo entrevistado para ir al campo misionero. Le preguntaron:
—¿A qué parte del campo se siente usted especialmente llamado?
A lo que él respondió:
Entendamos los deberes del ministro 165
—Lo único que sé es que me gustaría que fuera la más difícil que ustedes me puedan ofrecer.
La obra del Señor no es para personas que andan buscando tareas fáciles y cómodas. No obstante, tiene recompensas eternas para los que ponen su espe­ranza en la eternidad.
Richard Baxter escribió que el trabajo ministerial "debe llevarse a cabo laboriosa y diligentemente, pues es de muy grandes consecuencias para otros y para nosotros mismos. Estamos buscando ayudar al mundo, salvarlo de la mal­dición divina, perfeccionar la creación, lograr los fines de la redención de Cristo, salvarnos a nosotros y a otros de la condenación, vencer el mal y des­truir su reino, y levantar el reino de Cristo y llevar a otros al reino de la gloria. ¿Vamos a hacer estas tareas de una forma descuidada y negligente? Procuremos hacerlo con todas nuestras fuerzas. Estudie con diligencia pues el pozo es pro­fundo y nuestras mentes superficiales" (The Reformed Pastor [El pastor refor­mado] [Londres: James Nisbet, 1860], pp. 164-65).
Toda nuestra tarea es trabajo, pero no trabajo humano. Pablo dijo que su meta era "presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre" (). Entonces dice: "Para lo cual también trabajo [gr. kopiad, "agonizar"], luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí" (v. 29). Nuestro tra­bajo no es algo que se hace en la carne. Por medio del Espíritu el Señor forta­lece a los que le sirven
El siervo excelente enseña con autoridad
"Esto manda y enseña", le instruyó Pablo a Timoteo (v. 11). La palabra griega que se traduce como "enseña" en el versículo 11 se refiere a pasar a otros la información, en este caso pasar la instrucción o doctrina. Hay que hacerlo en la forma de un mandamiento.
Hay mucha predicación hoy que es popular y orientada al entretenimiento, pero no mucha que sea de naturaleza poderosa y transformadora. ¿Son esas débiles sugerencias que salen de los púlpitos hoy lo que Dios quiere? Según Dios "manda a todos los hombres en todo lugar, que se arre­pientan" (cursivas añadidas).
dice: "Y cuando terminó Jesús estas palabras [el Sermón del Monte], la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas". Pablo le dijo a Timoteo varias veces que fuera autoritativo. En dice: "Que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina". Luego le dijo: "Manda también estas cosas" (5:7). En 5:20 Pablo le insta a Timoteo que reprenda a las personas pública‑
166 El plan del Señor para la iglesia
mente. Luego en 6:17 le pide que mande a los ricos de la iglesia que no sean arrogantes. En dice: "Esto habla, y exhorta y reprende con toda auto­ridad. Nadie te menosprecie". Eso no quiere decir que tenemos que ser abu­sivos o descorteses; pero sí tenemos que hablarles claramente a las personas cuando desobedecen la Palabra de Dios.
El siervo fiel es audaz. Enfrenta el pecado cara a cara. No pasa por alto la incredulidad, la desobediencia o la falta de dedicación. Dios dijo de su Hijo: "Este es mi Hijo amado... a él oíd" (). El siervo excelente cumple con esa directriz, mandando a todos los hombres que se arrepientan y escuchen a Cristo Jesús.
Nuestra autoridad tiene fundamento. Primero, usted debe conocer lo que cree acerca de la Biblia. Si no está seguro de que es la Palabra de Dios, usted no va a ser autoritativo. Después tiene que conocer lo que la Palabra de Dios dice. Si usted no está seguro de lo que significa, no puede ser autoritativo. Luego tiene que estar interesado en comunicarla debidamente porque usted se preo­cupa acerca de afirmar su Palabra. Por último, debiera estar preocupado acerca de la respuesta de las personas a la Palabra.
Nuestra enseñanza debiera estar llena de mandatos, no simples ruegos sen­timentales. En vez de hablar la verdad de Dios como con temor y a escondidas, necesitamos proclamar la Palabra de Dios y dejar que ella haga su trabajo.
El siervo excelente es un modelo de virtud espiritual
Pablo le escribió a Timoteo: "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" (v. 12). La palabra griega que se traduce como "ejemplo" es tupas, que significa modelo, imagen, patrón. Cuando se usa un patrón para hacer un vestido, la modista coloca el patrón sobre la pieza de tela y la corta de manera que sea igual al patrón. Un artista emplea el modelo a fin de reproducirlo en su pintura. Cuando usted establece un ejemplo, está dando a los demás una pauta que pueden imitar. Alguien dijo una vez: "Tu vida habla tan fuerte que no puedo oír lo que dices". Su estilo de vida es su mensaje más poderoso.
Un amigo mío visitó hace poco el seminario donde estudió, que es un centro de estudios teológicos bien conocidos en el país. Se había dado cuenta de que la mayoría de los que se graduaban parecía carecer de un buen entendi­miento de la verdadera piedad. Uno de los profesores le dijo: "Eso no tendría ninguna credibilidad académica". Pero la credibilidad académica no es el
Entendamos los deberes del ministro 167
asunto principal en el ministerio. Déme un hombre piadoso y le mostraré a alguien que puede tomar como modelo de su vida. Déme un hombre que tiene la cabeza llena de conocimiento, pero carente de virtud en su vida, y le mostraré a un hombre del cual le conviene alejarse. Ese hombre le confundirá a usted y empezará a comportarse como él, mostrando en su vida todas las notas de la doctrina correcta y ninguna del comportamiento correcto. Esa clase de dico­tomía es mortal y aterradora.
El Nuevo Testamento está repleto de mandatos para establecer un buen modelo de vida cristiana. Note éstos que nos vienen del apóstol Pablo:
: "Por tanto, os ruego que me imitéis". Quizá usted piense que Pablo estaba siendo egocéntrico. No es así, simplemente estaba mostrando el carácter de un hombre piadoso que sabía que tenía que ser un ejemplo. Obviamente él sabía que no era perfecto, pero su objetivo era —en todo lo que es humanamente posible— ser lo que los cristianos deben ser. Ningún hombre en el ministerio debiera apuntar a menos que eso. La palabra griega que se traduce como "imitéis" es mimjtjs, de la que se deriva nuestra palabra "imitar".
, ; : "Hacedlo todo para la gloria de Dios... como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos. Sed imi­tadores de mí, así como yo de Cristo".
: "Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros".
: "Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros".
: "Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de noso­tros y del Señor".
, : "Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros... no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis"
: "Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste".
El escritor de Hebreos dijo: "Acordaos de vuestros pastores, que os
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hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su con­ducta, e imitad su fe" (13:7). Cuando usted ministra en la iglesia, tiene que llevar una forma de vida que los otros puedan seguir. Ese es un gran reto, y es por eso que Santiago dijo: "Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación" (). Es algo muy serio eso de ser encontrado culpable de enseñar el error o vivir de forma hipócrita. La vida de un hombre debe ilustrar su mensaje. Tristemente, ese principio es violado constantemente en el ministerio.
Timoteo era joven, probablemente no llegaba a los cuarenta años, y por tanto, estaba sujeto a que le cuestionaran. Por esa razón Pablo le dijo que tenían que respetarle a fin de que le siguieran. Pero puesto que era joven, tenía que ganarse ese respeto. ¿Cómo iba a conseguirlo? Siendo un "ejemplo de los cre­yentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" ().
En palabra
La conversación de un siervo de Dios tiene que ser ejemplar. En Jesús dice: "Porque de la abundancia del corazón habla la boca". Lo que sale por la boca revela lo que hay en el corazón de la persona. Por eso Jesús dijo: "Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado" (v. 37).
nos dice cómo debe ser nuestra conversación. El versículo 25 dice: "Desechando la mentira". Un siervo del Señor nunca debiera decir ninguna cosa que sea falsa. No debiera hablar por ambos lados de la boca: Diciendo una cosa a una persona y otra muy distinta a otra. Luego Pablo dice: "Hablad la verdad cada uno con su prójimo" (v. 25). Usted debiera decir la verdad a todos. La credibilidad del líder queda destruida cuando las personas comparan notas acerca de las mentiras que les ha dicho.
En el versículo 26 Pablo dice: "Airaos, pero no pequéis". Hay lugar para la ira santa y la justa indignación, pero no para el pecado del enojo, especialmente de esa clase de enojo ardiente que dura hasta el día siguiente y más. Ningún siervo excelente tiene que llegar a ese punto en que está tan enojado que sus palabras son amargas, vengativas y destructivas. Su palabra debe "siempre con gracia, sazonada con sal" ().
El versículo 29 dice: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca". La manera de hablar del creyente nunca debiera ser menos que pura. Es ver­gonzoso escuchar a alguien que afirma servir a Cristo Jesús decir palabras impías. Eso revela un corazón sucio. No hay lugar en la vida cristiana para la comunicación corrompida o sucia.
La conversación que glorifica a Dios es la "que [es] buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes" (v. 29). Hay lugar para la alegría y
Entendamos los deberes del ministro 169
el gozo, porque "el corazón alegre constituye buen remedio" (). Pero no hay lugar para la conversación perversa, para el discurso enojado y la lengua mentirosa.
En conducta
Usted tiene que ser un modelo de vida justa, una persona que vive sus convic­ciones basadas en principios bíblicos Las cosas que hace, los lugares a donde va, las cosas que posee, cada aspecto de su vida es un sermón. Ese sermón va a con­tradecir o confirmar lo que usted dice.
¿En qué gasta usted su tiempo, su dinero y su energía? El estilo de vida pro­pagado por el mundo hoy es totalmente incompatible con los principios y normas de las Escrituras. Muchas familias se desintegran porque ambos esposos trabajan para poder comprar una casa más grande o un automóvil mejor. El poco tiempo libre que les queda lo dedican a fortalecer sus cuerpos en vez de edificar sus almas, sus familias o sus hijos. Y la iglesia, en vez de man­tener un estilo de vida que ofrezca un contraste, muy a menudo imita las pers­pectivas del mundo.
En amor
Ministrar en amor no significa necesariamente que usted tiene que ser un experto en estrechar la mano y dar palmadas en la espalda. El apóstol Pablo y Epafrodito mostraron su amor por la iglesia trabajando dura y diligentemente (; ). Algunas veces me pregunto a mí mismo, ¿Debo que­darme e invertir toda mi vida en la Grace Community Church o servir en otros ministerio? No obstante, sé que Dios me ha llamado a dedicar mi vida a minis­trar a los miembros de esta iglesia. Esa es la manera en que yo expreso mi amor por los hermanos. Todos tenemos que ofrecer un servicio sobre el altar del sacrificio a favor de los demás.
En fe
La palabra griega que se traduce por "fe" en podría traducirse como "fidelidad", "digno de confianza" o "consecuente". Timoteo tenía que ser consecuente, fiel y digno de confianza en su ministerio. Las personas pueden seguir a esa clase de líder. En Pablo dice: "Se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel". Ser consecuente es lo que separa a los que tienen éxito de los que fracasan.
Pablo gozó de la reputación de ser fiel. También lo tuvieron sus colabora­dores. Epafras () y Tíquico (Co1.4:7) fueron dos de los muchos siervos fieles de Cristo.
170 El plan del Señor para la iglesia
En pureza
La palabra griega que se traduce por "pureza" (hagneia) no se refiere solo a la castidad sexual, sino también a las intenciones del corazón. Si su corazón es puro, su comportamiento también lo será.
La historia nos ha mostrado que un ministerio puede quedar destruido por la impureza sexual de los líderes. Los hombres en el liderazgo son vulnerables en esa área cuando bajan la guardia. Todos nosotros debemos mantenernos en absoluta pureza sexual.
El siervo excelente
tiene un ministerio completamente bíblico
"Entre tanto que voy", Pablo le dijo a Timoteo, "ocúpate en la lectura, la exhor­tación y la enseñanza" (v. 13). El verbo griego que traducimos como "ocúpate" es prosechd. Es un imperativo activo presente, es decir, un mandamiento con­tinuo. Pablo le está pidiendo a Timoteo que preste continua atención a la lec­tura, la exhortación y la enseñanza. Esa debía ser la forma de vida de Timoteo. El comentarista Donald Guthrie nos dice que el verbo "implica preparación previa en privado" (The Pastoral Epistles [Las epístolas pastorales] [Grand Rapids: Eerdmans, 1978], p. 97). Este mismo verbo se usa en los sacerdotes que tenían que dedicarse continuamente al servicio en el altar. De modo que Timoteo tenía que centrar su ministerio en la lectura, la exhorta­ción y la enseñanza.
La lectura
En el texto griego del versículo 13 aparece el artículo definido antes de la palabra "lectura". Timoteo tenía que prestarle atención a "la lectura". En los cultos de la naciente iglesia tenían un tiempo apartado para la lectura de las Escrituras. A continuación venía la exposición del texto.
Ese modelo de predicación expositiva viene de : "Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que enten­diesen la lectura". Las Escrituras hay que explicarlas a fin de de que los oyentes puedan entenderlas. Obviamente cuanto más alejados estamos cultural, geo­gráfica, lingüística, filosófica e históricamente del texto original de las Escrituras, tanto más necesitamos investigar los hechos. Ese es el reto para el estudioso de la Biblia y es donde se necesitan sus esfuerzos.
Entendamos los deberes del ministro 171
La exhortación
Si la lectura y la exposición de las Escrituras nos dicen lo que significa, ¿para qué es la exhortación? Es el llamamiento a los oyentes para que la apliquen. Exhortar es animar a las personas a la obediencia teniendo los ojos puestos en el juicio. Tenemos que alentarlas a responder apropiadamente, hablándoles de las bendiciones o de las consecuencias de sus acciones. Siempre está dirigido a la conciencia de la persona para que corrija cierto comportamiento.
La enseñanza
La palabra que encontramos en el texto griego es didaskalia que quiere decir enseñanza. Eso significa enseñar sistemáticamente la Palabra de Dios tanto en grupos como individualmente. Didaskalia aparece quince veces en las epístolas pastorales. Eso nos da una idea de su importancia para la vida de la iglesia. No nos sorprende, entonces que el pastor debe ser "apto para enseñar" (). Puesto que el ministerio de la iglesia gira alrededor de la enseñanza de la Palabra de Díos, ¿cómo puede alguien pensar en dirigir en una iglesia si no es un buen maestro?
dice: "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar". Cuando más diligente es un obrero en la enseñaza de la Palabra de Dios, tanto más honorable es. Es muy triste ver que muchos hombres en el ministerio han sido desviados de la meta más importante.
Necesitamos ser maestros muy fieles. El clérigo puritano John Flavel escribió: "No nos sucede a nosotros como a otros obreros: Ellos encuentran su trabajo como lo dejaron el día anterior, pero no nosotros". Está hablando del carpintero que deja su trabajo sin terminar y lo encuentra exactamente igual a la mañana siguiente. Flavel continúa: "El pecado y Satanás trastornan casi todo lo que nosotros hacemos, la impresión que hacemos en las almas de nuestros oyentes con un sermón, desaparece antes que escuchen el siguiente" (The Works of John Flavel, vol. 6 [Las obras de John Flavel] [Londres: Banner of Truth, 1968], p. 569).
Luchamos contra ese proceso todo el tiempo. Esa es la razón por la que repito mucho de lo que enseño. Todo buen pastor y maestro sabe que los oyentes olvidan lo que él enseña, de modo que debe ser repetitivo. Pero tam­bién se da cuenta de que las personas se familiarizan con lo que enseña. Cuando se dan cuenta de que les están enseñando algo que ya han escuchado, piensa que lo conocen y se aburren de ello. El reto para el maestro es repetir su ense­ñanza en una forma tal que los oyentes piensan que les está enseñando algo nuevo. Resultaría muy fácil para mí escoger cien sermones, salir a la carretera
172 El plan del Señor para la iglesia
y predicarlos una y otra vez. El reto para mí es quedarme en el mismo lugar, decir las mismas cosas una y otra vez y no obstante, las personas piensan que les estoy enseñando algo que nunca antes lo han escuchado. Si usted estudia la Biblia, encontrará que las Escrituras hacen exactamente lo mismo. Sus princi­pios aparecen repetidos una y otra vez en diferentes contextos y a través de dife­rentes narrativas.
El siervo excelente cumple con su llamamiento
El Pablo escribe: "No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio". Algunos entran en el ministerio y luego se salen porque en realidad nunca fueron llamados para esa vocación. Pero a veces sucede que personas que sí son llamadas al ministerio lo dejan, y eso es una deserción de donde Dios quiere que estén.
"No descuides el don" puede indicar que Timoteo se encontraba a punto de desatender su ministerio o que ya lo había empezado a hacerlo. Puede incluso que estuviera dispuesto a abandonarlo, en esa situación cuando la persona ya no puede manejar la presión interna y externa de la situación. El verbo griego que se traduce como "no descuides" es un imperativo activo presente. Es un mandato dado con el propósito de un comportamiento continuo. La palabra griega que se traduce como "don" es charisma, una referencia a un don de gracia de parte de Dios. Cada creyente recibe un don, que es un medio o canal mediante el cual el Espíritu de Dios ministra a otros. Listas completas de todos los dones las encontramos en y , con referencias en y .
Me gusta pensar de los dones espirituales como habilitaciones divinas. El Espíritu de Dios nos los da con un propósito soberano. La iglesia está compuesta de muchos creyentes. Funciona como un cuerpo, y cada miembro es una parte del cuerpo. Los dones espirituales que hemos recibido se combinan juntos para permitirle al cuerpo funcionar debidamente. Timoteo tenía el don de la ense­ñaza. Por eso Pablo le dijo que enseñara, predicara, mandara y exhortara. Tenía que hacer la obra de evangelista y cumplir con su ministerio (). Estaba bien dotado en las áreas del evangelismo, la predicación, la enseñanza y el lide­razgo, todos combinados juntos como su propio y singular don espiritual.
Cada uno de nosotros tiene un don espiritual, que es una combinación de diferentes dones que el Espíritu ha puesto juntos para cada uno de nosotros. A
Entendamos los deberes del ministro 173
semejanza de un pintor que es capaz de crear un número infinito de colores mediante la mezcla de cualquier combinación de los diez colores que suele llevar en su paleta, también el Espíritu de Dios combina un poco de un don con otro poco de otro don para crear la combinación perfecta dentro de usted. Como resultado, usted tiene una posición única en el cuerpo de Cristo, con una habilidad para ministrar que nadie más la tiene.
En el versículo 14 Pablo dice que el don de Timoteo le fue dado mediante profecía. Esa es una afirmación objetiva del llamamiento de Timoteo al minis­terio. No creo que él recibiera el don por medio de profecía, pero sí creo que fue una afirmación pública de su don mediante una revelación directa de Dios.
Tengo que añadir que la experiencia de Timoteo no es normativa. Yo no estoy en el ministerio hoy porque Dios me dio a mí una revelación. El don de Timoteo fue confirmado en la era apostólica. Hoy la confirmación objetiva vendría por medio de la providencia, no de una revelación directa. La forma en que Dios arregla sus circunstancias y oportunidades, y como dirige a las per­sonas con las que usted se encuentra, son a menudo las maneras en que Él con­firma su llamamiento. Una vez un hombre joven me preguntó si yo pensaba que él debería ir a un seminario. Él me dijo:
—Me siento impulsado a predicar, pero no sé si yo debiera ir.
Yo le pregunté:
· ¿Tienes una oportunidad para ir a un seminario? A lo que él respondió positivamente. Le pregunté de nuevo:
· ¿Puedes pagar esos gastos?
· Sí, puedo hacerlo
· ¿Tienes un buen seminario en el que puedas estudiar?
Una vez más él respondió afirmativamente. Entonces le dije:
—¿No te parece que el Señor está arreglando providencialmente tus cir­cunstancias?
Él se dio cuenta de que probablemente eso era cierto. De modo que cuando usted se siente impulsado a hacer algo y la oportunidad se presenta ante usted, esa puede ser la confirmación providencial de parte de Dios.
"Con la imposición de las manos del presbiterio [ancianos]" (v. 14) fue la confirmación colectiva del llamamiento de Timoteo. La iglesia confirmó el don de Timoteo. Estoy seguro que eso sucedió durante el tiempo que se describe en .
Cuando los ancianos le impusieron las manos a Timoteo, la iglesia estaba confirmando que él era el hombre apropiado. Y el propio deseo de Timoteo de predicar y enseñar eran afirmaciones de su llamamiento. Esa es la manera en que Dios continúa llamado a las personas al ministerio. La persona primero
174 El plan del Señor para la iglesia
debe desear ministrar. Después debe haber una confirmación de la providencia de Dios por medio de las circunstancias. Y por último, una asamblea colectiva de líderes espirituales debe imponer sus manos sobre él, reconociendo así que está calificado. Así, pues, Pablo anima a Timoteo a cumplir con el llamamiento de Dios y no descuidar el don que le fue confirmado.
Hay muchos en el ministerio que sirven por un tiempo, pero luego desapa­recen rápidamente. Son como estrellas fugaces o velas cortas. En contraste, admiro profundamente a los que son fieles al ministerio de la Palabra de Dios hasta el fin de sus vidas. Los llamo ministros del maratón espiritual. Puede que tengan una congregación pequeña, puede que no sean conocidos, pero ellos permanecen fieles y cumplen con su llamamiento. En un sentido espiritual, mueren con las botas puestas.
Usted nunca podrá evaluar el ministerio de John MacArthur hasta que toda la evidencia esté a su disposición. La verdadera señal de un siervo excelente de Cristo Jesús es que cumple con su ministerio hasta el final de sus días. El está internamente impulsado por la pasión de su corazón y está exteriormente com­pelido por las oportunidades que Dios le ha dado y la confirmación de hombres piadosos. Recuerdo muy bien cuando me arrodillé ante el grupo de hombres de Dios que me impusieron las manos y me apartaron para el ministerio. Tengo un certificado en mi oficina con los nombres de los que formaron el concilio de ordenación y que confirmaron que cumpliría con mi ministerio de por vida. Cumplir con el ministerio es una parte vital de ser la clase de siervo que Dios quiere que usted sea.
El siervo excelente
está totalmente absorto en su trabajo
"Ocúpate en estas cosas", le dijo Pablo a Timoteo, "permanece en ellas" (v. 15). Un ministro excelente está totalmente absorbido y concentrado, a diferencia del hombre de doble ánimo que es indeciso e inconstante en todas sus cosas (). La palabra griega que se traduce por "ocúpate" (meletaó) transmite la idea de pensarlo bien con anticipación, de planear, de premeditar. Cuando un ministro no está haciendo la obra del ministerio, no lo está planeando.
"Permanece en ellas" significa literalmente "dedícale toda tu atención" en el texto griego. Tenemos que involucramos en el ministerio, quedar totalmente absorbidos en él. No se requieren hombres especiales para el ministerio, pero sí su entrega total. Un ministro excelente está completamente absorbido en su tarea.
Entendamos los deberes del ministro 175
Un ministro no puede tener una doble agenda. No puede dividir sus esfuerzos y ser un gran aficionado al tenis, al golf, ganar dinero o desarrollar un negocio. Los que caen en esa trampa nunca desarrollan todo su potencial porque tienen muchas cosas que los distraen y consumen sus energías. Un buen siervo de Cristo debe enterrarse a sí mismo en su ministerio, como Epafrodito, que casi murió por cumplir con su ministerio ().
En Pablo le dice a Timoteo: "Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo". El erudito del griego Fritz Rienecker nos dice que la palabra que se traduce como "instes" (ephisoni) es un término militar. Significa permanecer en su puesto, estar firme en su deber (A Linguistic Key to the Greek New Testament [Una clave lingüística para el Nuevo Testamento griego] [Grand Rapids: Zondervan, 1980], p. 647). Un siervo de Dios nunca está fuera de servicio; siempre está en su puesto. Mi padre acostum­braba a decirme que un predicador siempre debe estar listo para predicar, orar o morir sin previo aviso.
Pablo le dijo a Timoteo: "Que instes a tiempo y fuera de tiempo" (). Un siervo de Dios está de servicio cuando es conveniente y cuando no lo es. Recuerdo un domingo por la noche que regresé a casa muy cansado. Todo lo que quería hacer era conseguir un refresco y sentarme para descansar. Apenas me había sentado cuando sonó el teléfono. Una familia de la iglesia estaba teniendo serías dificultades. Pasé cuarenta minutos en el teléfono, durante ese tiempo el alimento que mi hija me había preparado quedó incomible. Tan pronto como colgué el teléfono volvió a sonar, y esta vez era un desastre mayor. Supongo que esa era la manera en que el Señor me recodaba que estaba de servicio. Así es como es el ministerio: Usted tiene que estar totalmente absorbido en él.
El siervo excelente progresa continuamente en su crecimiento espiritual
"Para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos" (v. 15) sugiere que el progreso espiritual de Timoteo debiera ser evidente para todos. Eso implica que él todavía no había alcanzado la perfección. Un ministro no debiera tratar de convencer a los miembros de su iglesia de que él no tiene faltas; por el con­trario, debiera mostrarles su crecimiento. Los niveles para un siervo de Cristo son elevados y todos nos quedamos cortos. Aun el apóstol Pablo dijo: "No que lo haya alcanzado ya... prosigo a la meta" (, ). Pablo tenía sus faltas; no era perfecto (). Las personas necesitan ver nuestra integridad y humildad. Yo no soy perfecto, pero tengo la esperanza de que esté progresando.
176 El plan del Señor para la iglesia
La palabra griega que se traduce como aprovechamiento" (prokope) se usaba en el sentido militar de una fuerza que avanzaba. La empleaban los estoicos para referirse a su progreso en el conocimiento (Rienecker, p. 628). Se usaba para hablar del pionero que abría camino mediante un esfuerzo exte­nuante y avanzar a un nuevo lugar. Nosotros estamos llamados a avanzar para ser semejantes a Cristo y necesitamos que los demás lo vean.
Las personas a veces me señalan que lo que digo en una cinta no coincide con lo que digo en otra cinta tiempo después. Mi respuesta a esos comentarios es que estoy creciendo. No sabía todas las cosas entonces y tampoco conozco todas las cosas ahora.
Humanamente hablando, nadie es apto para la tarea del ministerio. El Señor lo sabe; el mismo Señor que nos dio principios y normas elevadas sabe que nunca podremos cumplirlas completamente por nosotros mismos. No obs­tante, cuando nos sometemos al Espíritu Santo y dependemos de El para aquello que nunca podemos cumplir por nosotros mismos, su poder obrará a través de nosotros.
Pablo termina diciendo: "Ten cuidado de ti mismo y de la doc­trina; persiste en ello" (v. 16). "Ten cuidado" significa presta atención. Timoteo tenía que centrarse en dos cosas: Su conducta y su enseñanza. Esas dos cosas forman el corazón del ministerio. Las once cualidades que hemos visto en este pasaje quedan resumidas en esos dos mandamientos.
Las Escrituras afirman repetidas veces que los que son de verdad salvos continuarán firmes en la fe. Pablo le asegura a Timoteo que su persistencia en la santidad personal y en la enseñanza correcta le llevarán con seguridad a lo largo de un camino de salvación final y gloriosa: "Pues haciendo esto, te sal­varás a ti mismo y a los que te oyeren" (v. 16). Su perseverancia será la prueba de que su fe era genuina.
Si perseveramos en la piedad y en la verdad, nuestras vidas serán de bendi­ción para otros; pues les transmitiremos el mensaje de salvación. Nosotros no somos los que en realidad hacemos la salvación, pero somos usados por Dios al predicar su Palabra y vivir de forma piadosa. Todas las calificaciones de un siervo excelente al final resultan en la salvación de las almas. Ese es nuestro pro­pósito en la vida y la razón por la que permanecemos en el mundo después de haber sido redimidos. Si todo lo que Dios quisiera fuera nuestra adoración, Él podía habernos llevado al cielo en el momento de nuestra salvación. Pero quiere que llevemos el mensaje de salvación a las almas perdidas. Ese es el resumen del ministerio. ¡Es un llamamiento elevado, santo y glorioso!
177
FI pastorado del
rebaño de Dios*
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Ruego a los ancianos que están entre vosotros... Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando apa­rezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona inco­rruptible de gloria.
Pedro escribió estas palabras a cristianos que vivían en una cultura bien fami­liarizada con las ovejas y el pastorado. Lamentablemente, mucho del signifi­cado tan rico de esta analogía queda perdido para todos los que vivimos hoy en un medio en los que no se ven rebaños de ovejas. Quizá el examen cuidadoso del papel de los pastores y de la naturaleza de las ovejas nos proporcione algunos principios de gran ayuda para el liderazgo de la iglesia en el presente.
Mi primer contacto con las ovejas tuvo lugar cuando me encontraba estu­diando en la escuela secundaria. Durante un verano acepte una tarea como pastor, lo cual despertó mi interés en las ovejas. A lo largo de mis años en el ministerio he estudiado lo que significa pastorear; pero mi conocimiento aumentó considerablemente cuando visité Australia y Nueva Zelanda en 1988. Además de pasar tiempo con pastores de toda la vida, estudié los escritos de uno de los más reconocidos pastores de Nueva Zelanda. Lo que aprendí fue muy iluminador.
*De las cintas casetes GC 60-46.
178 El plan del Señor para la iglesia
Los pastores son rescatadores (salvadores)
La oveja es un animal bello, manso, humilde —y contrario a la opinión popular— inteligente. Pero a diferencia de otros animales, no tiene sentido de dirección, ni instinto para encontrar el camino de regreso al redil. Una oveja se puede encontrar completamente perdida en un radio de pocos kilómetros de su redil. Las ovejas extraviadas suelen caminar en círculos sin fin en un estado de confusión, inquietud e incluso pánico.
Dentro de su área de territorio familiar, la oveja funciona bien. Conoce sus propios pastos y el lugar donde ha nacido y fue cuidada por su madre. Invariablemente irá cada día a descansar bajo la misma sombra y dormirá en el mismo lugar. Permanecerá dentro de las distancias conocidas más que ningún otro animal de pastoreo. Pero si se aleja de los alrededores familiares, los resul­tados pueden ser desastrosos.
Cuando Jesús vio a las multitudes desorientadas, confundidas y perdidas, las comparó a las ovejas sin pastor (). El profeta Isaías describió a los hombres perdidos como los que, al igual que las ovejas, se han descarriado, cada cual yéndose por su propio camino (). Al igual que las ovejas per­didas, las personas extraviadas necesitan a alguien que las rescate para llevarlas de regreso a la seguridad redil.
Los pastores son líderes
Las ovejas son seguidoras innatas y fácilmente se extravían. En Nueva Zelanda cada año llevan a los mataderos a unos cuarenta millones de ovejas. Un macho especialmente seleccionado, castrado, acertadamente llamado el "Judas" lleva a la involuntaria oveja a su muerte. Ignorante de lo que va a suceder, la oveja sigue ciegamente al Judas que la lleva a la muerte.
Es triste, los pastores infieles o falsos pueden descarriar también a las ovejas y llevarlas a la muerte. En el Señor pronuncia juicio en contra de los gobernantes injustos de Judá, a los que él comparó a pastores infieles:
¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová... Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantas­teis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vues­tras obras.
El pastorado del rebaño de Dios 179
Los pastores son guardianes
De la dieta de las ovejas
Las ovejas pasan la mayor parte de sus vidas comiendo y bebiendo, pero no son muy cuidadosas acerca de lo que consumen. No conocen la diferencia entre plantas venenosas y no venenosas. Por tanto, el pastor tiene que vigilar cuida­dosamente su alimentación.
Una vez que han pastado en un campo, no son capaces de buscar por sí mismas otro campo. Si no son dirigidas a verdes pastor, van a continuar comiendo el rastrojo de los viejos pastos hasta que no quede nada. Pronto se quedan completamente si alimento y se mueren de hambre.
Beber presenta sus propios problemas. Las ovejas deben beber agua limpia que no esté estancada y llena de posibles enfermedades. Puede que esté dema­siado fría, demasiado caliente o que fluya muy deprisa. Tiene que estar cerca y de fácil acceso. Necesitan ser dirigidas, como dice el salmista, a aguas de reposo ().
La mayoría de los animales son capaces de oler el agua aun a la distancia, pero no las ovejas. Si se alejan demasiado de su propio campo de pasto, no huelen el agua, aunque puede que esté cerca.
De la pureza de las ovejas
Los corderitos son adorables, suaves, limpios, blancos, lanosos y encantadores para tenerlos en brazos y alimentarlos con un biberón. Pero eso cambia pronto al crecer. Las ovejas adultas son raramente blancas y casi nunca limpias. Aparecen manchadas y grasientas porque la lana contiene una gran cantidad de lanolina, que atrae y retiene suciedad, hierbas, semillas y casi todo lo que el viento lleva a su alrededor. Debido a que no tienen la capacidad de limpiarse a sí mismas, permanecen sucias hasta que el pastor las esquila.
Sucede también que si comen pasto humedecido pueden desarrollar dia­rrea, que se complica si se mezcla con la grasienta lana. Eso puede matar a la oveja al parar el proceso normal de eliminación o dar a las moscas una oportu­nidad para depositar sus huevos, que terminan incubando gusanos. El pastor debe mojar a la oveja para limpiarla. A veces tiene que cortar la lana del trasero de la oveja para limpiarla de la suciedad que se acumula.
El terreno húmedo también tiene sus inconvenientes. Debe ser fértil y pro­ductivo, pero no pantanoso. Si la oveja pasa demasiado tiempo en terreno húmedo, puede desarrollar enfermedades de las patas o abscesos peligrosos en las pezuñas.
180 El plan del Señor para la iglesia
La mayoría de las enfermedades que afligen a las ovejas son muy conta­giosas. Los parásitos, las infecciones y otros males se pasan rápidamente de oveja a oveja, exigiendo que el pastor esté constantemente vigilando a fin de diagnosticar y tratar las enfermedades de las ovejas antes que una epidemia invada al rebaño.
Los pastores son protectores
Las ovejas son animales casi por completo indefensos. No pueden patear, arañar, morder, saltar o correr. Necesitan un pastor que las proteja para ase­gurar su supervivencia. Cuando son atacadas por un animal depredador, se suelen amontonar juntas en vez de tratar de huir. Eso hace que se conviertan en presa fácil.
Si una oveja llena de lana cae sobre su lomo, a menudo es incapaz de darse la vuelta por si misma y ponerse otra vez de pie. En la mayoría de los casos sen­cillamente se rinde y muere a menos que el pastor acuda en su ayuda.
Cuando una oveja permanece caída sobre su lomo por largo tiempo, cesa su circulación sanguínea. Si el pastor la vuelve a poner sobre sus patas antes de que la circulación sanguínea se normalice, la oveja se volverá a caer. Puede que el pastor se vea en la necesidad de llevarla en brazos durante una hora o más antes de que pueda funcionar por sí misma de nuevo.
Los pastores son consoladores
Las ovejas carecen del instinto de preservación de sí mismas. Son tan humildes y mansas que si se las maltrata, sus espíritus quedan deshechos, y puede que simplemente abandonen y mueran. El pastor debe conocer el temperamento individual de sus ovejas y procurar no abrumarlas con excesivo estrés.
Un día en la vida de un pastor
Unos animales tan vulnerables requieren contar con un pastor que sea sabio, sensible, protector y que se entrega a servirlas. Lo que sigue es un retrato bellí­simo de uno de esos pastores:
Al amanecer, caminando con brío y con la mirada en el cielo, se dirige a buen paso al redil de las ovejas. Tan pronto como abre la puerta, saluda a las ovejas con sus habituales palabras mañaneras, llamándolas a menudo por nombre, todas ellas están ya sobre sus patas. Corren
El pastorado del rebaño de Dios 181
hacia la puerta, con la expectación reflejada en sus rostros y ojos, pues van a pasar otro día en los campos dirigidas por su amoroso pastor hacia verdes prados y frescas aguas.
Con anhelo van pasando por la puerta, una tras otra, las más
jóvenes y los corderos saltando con un ritmo que expresan el gozo,
placer y alegría que las domina, y las más viejas con un aire más cal­mado y digno, como si reservaran su energía para las demandas del largo día que las espera.
El sol se asoma en la lejanía por la cima de las colinas formando
joyas con las gotas de rocío en los arbustos, en las matas y en la hierba.
El aire es limpio, fresco y vivificante. El viento todavía no ha llegado y hay un sentido de paz en todo alrededor. A medida que el rebaño se encamina a su destino, todo es gozo, vida abundante y unión.
Las ovejas siguen al pastor que las lleva a un campo diferente para
alimentarse con un pasto que nadie ha tocado por meses. Las ovejas
líderes se resisten al principio, pues prefieren los campos y caminos viejos y bien conocidos, pero al fin siguen a regañadientes la dirección del pastor que las lleva a pastos limpios, frescos, dulces y abundantes.
Todo es acción al entrar en este nuevo campo. El rebaño se rea‑
nima. Cada una de las ovejas trata de ganar a demás en la búsqueda del
primer bocado: Una sabrosa flor silvestre, un rico trébol, una planta tierna o un botón de semillas maduras. Cada tierno bocado es cortado al ir avanzando, un bocado a cada paso. ¡Qué gozo dar ver a un rebaño de hambrientas ovejas disfrutar del pasto fresco y sabroso!
Eso no dura mucho. Los primeros reclamos del hambre quedan
pronto calmados, y el rebaño se congrega alrededor de sus líderes. Los
corderos están listos para su convite de la mañana: La leche de la madre.
La generosa y maravillosa madre se lo da todo a sus dos corderos gemelos. Ellos se van haciéndose cada vez más grandes y gordos, y la
madre más delgada, hasta el punto de que pueden casi levantarla en vilo al tirar arriba y debajo de las ubres para extraer con fuerza la leche vivi­ficante. No sorprende que a veces se rezague un poco y parezca agotada, al tener que satisfacer las demandas de aquellos voraces retoños que nunca parecen tener bastante.
Los líderes están solos o solo tienen una oveja a la que cuidar. A menudo son ovejas estériles o castradas, o carneros, con nada que los retenga. Son con frecuencia más egoístas que las otras ovejas, que se están sacrificando mucho. Ellas corren y se apresuran buscando posi­ciones, demandando los primeros y mejores bocados para ellas.
182 El plan del Señor para la iglesia
El pastor es consciente de su comportamiento y lo conoce bien. Muchas veces las va a dejar deliberadamente que corran hacia una pla­nicie rocosa y estéril, mientras que dirige al resto del rebaño al valle rico en pastos frescos. Luego regresa a buscar a las ovejas codiciosas y a sus líderes que se han alejado del rebaño y se han ido en la dirección equi­vocada. El pastor dedica tiempo a buscarlas y atraerlas para que se junten con las demás, asegurándose de que tienen todo el tiempo que necesitan para alimentarse debidamente.
A medida que el calor aumenta y el sol llega a su cenit en el espa­cioso, bello y limpio cielo, el rebaño empieza a buscar la sombra —la sombra de cualquier árbol, arbusto o roca— y cada oveja muestra señales de sed con sus orejas caídas y lamiéndose los labios.
El pastor conoce el terreno. Ha pasado por allí muchas veces y desde mucho antes de que cualquiera de sus ovejas hubiera nacido. Sabe muy bien dónde se encuentran los pastos verdes y los manantiales de agua. El camino no siempre es fácil.
A veces hay que forzar y persuadir a las ovejas para que vayan por un camino empinado y rocoso. A menudo es difícil caminar por allí. Ellas prefieren más ascender que descender. Es su inclinación natural. El camino pedregoso es angosto y peligroso. Las piedras del camino hieren sus tiernas pezuñas. Se amontonan sin necesidad, y hay polvo y calor.
Por fin llegan al valle. Allí está la fuente de la que brota el manantial de agua cristalina, fresca y abundante. Los líderes llaman a las demás ovejas, anunciando el descubrimiento del agua, yen unos pocos minutos todo es contentamiento. La sed queda remplazada por la satisfacción
¡Qué espectáculo a la vista! Cada oveja tiene su turno. Cada una de ellas sorbe, no traga. No se empujan ni se quitan el puesto la una a la otra. Esperan amable y pacientemente. Se toman su tiempo para hume­decerse el hocico y mover la cabeza, beben lentamente, sin prisas y con gran contentamiento.
Luego viene el tiempo de la siesta. Las ovejas la disfrutan a la sombra de los arbustos, árboles y piedras altas, y el pastor en lo alto de un lugar elevado desde donde puede vigilar a las ovejas en las dos o tres horas de siesta. Al fin los carneros, las estériles y las ovejas más viejas han encon­trado descanso y relajación. Al fin los corderos están quietos y dejan en paz y tranquilidad a sus madres. Es un tiempo de quietud. Un tiempo de descanso. Un tiempo de meditación. Un tiempo para rumiar lo ingerido. No hay ruidos, ni lobos, ni peligros. Ese es el mejor momento del día.
El pastorado del rebaño de Dios 183
Qué santuario para las ovejas y el pastor, bajo el ojo vigilante del pastor.
Es ya media tarde y el primero que empieza a moverse es el pastor. Las sombras comienzan a alargarse. El calor del día está pasando. Es hora de emprender el camino de regreso a casa y al redil. Las ovejas se levantan de la siesta. Permanecerían allí todo el tiempo hasta el ano­checer si el pastor las dejara, pero es hora de ponerse en marcha y de encaminarse a casa.
Los líderes del rebaño son los primeros que empiezan a moverse a lo largo del empinado camino que los lleva de regreso al redil. Los demás siguen lentamente. Al llegar a la cima, empiezan a sentir de frente el viento de la tarde. Poco a poco se hace más fuerte y le azota directamente en el rostro, el polvo vuela y el aire caliente silba a su alrededor.
¡Cómo les desagrada que el viento les azote en la cara! Cuando están en el campo paciendo le vuelven la espalda al viento, pero ahora tienen que ir de frente al viento. ¿Por qué? ¿Por qué el pastor no les deja dar la espalda al viento o busca otro camino o les deja que se queden quietas? La respuesta es que, aunque es difícil, aunque es duro, ese es el camino de regreso a casa, al redil. Si se entretienen, si se ponen perezosas, si no están de regreso en el redil para cuando se pone el sol, el rebaño corre el riego de quedar dispersado, las ovejas se extraviarán y quedarán a merced de los lobos y de los ladrones, que prefieren la oscuridad antes que la luz para llevar a cabo sus malas obras.
No es una manera fácil de terminar el día. Se han enfrentado muchos problemas, se han anticipado muchos peligros y se han satis­fecho muchas necesidades, y el pastor tiene que estar vigilante a lo largo de todo el día.
Cuando el camino es duro, las ovejas se suelen inquietar, incluso cuando es su camino de regreso a casa. El pastor observa una pobre oveja que cojea a la cola del rebaño. Se acerca a ella y encuentra una pequeña astilla o espina clavada en una de sus pezuñas. La toma en sus brazos, la sostiene suavemente y le da seguridad, al tiempo que quita cuidadosamente la espina que la hiere y la molesta. La cura con un poco de ungüento, la pone sobre sus patas y la anima a seguir por el camino.
Al contar las ovejas el pastor descubre que falta una. Mira por todas partes, y entonces desanda el camino, buscando la oveja que se ha per­dido. Revisa bien todos los rincones y arbustos, y allí atrapado en una zarza, incapaz de escapar, encuentra al joven cordero. Con cuidado lo libera, lo toma en sus brazos y lo lleva sobre sus hombros el kilómetro que los separa del rebaño en su procesión a casa.
184 El plan del Señor para la iglesia
Cuando alcanza al rebaño y deposita en su medio al cordero extra­viado, el pastor ve a dos grandes carneros peleándose por el liderazgo y el dominio dentro del rebaño. Acude corriendo para separarlos y para enseñarles quién es de verdad el jefe allí: El pastor mismo.
Mientras el pastor andaba buscando al cordero perdido, una oveja cayó en un hoyo y su cordero quedó separado al otro lado de la mul­titud. Ambos están ahora angustiados. El pastor entra en acción y saca a la oveja del agujero, la conforta, la anima, mientras ella llama a su pequeño cordero. Pronto los dos se ven y se juntan, con gozo indecible.
El sol se está poniendo en medio de nubes policromadas en el oeste del horizonte y cuando los cielos se ven así de rojos al atardecer es pro­mesa de que mañana disfrutarán de un día maravilloso.
El último kilómetro, el más fácil del camino, es bien conocido para las ovejas. Han hecho ese recorrido muchas veces durante muchos días. Las ovejas sienten que están en territorio familiar, su campo y su redil-hogar. El pastor va delante de ellas, se para ante el redil y abre la puerta de par en par. Invita a las ovejas a entrar y les dice: "Venid a mí... y yo os haré descansar". La multitud de las ovejas van entrando en fila por la puerta, sin necesidad de empujarlas, para descanso, protección y con­tentamiento.
Allí, dentro del redil, ya no hay riesgos ni peligros. No hay sendas rocosas, ni lobos. No hay sol deslumbrador y abrasador, no hay pastos secos, no nubes de polvo, no viento ni tempestad, no espinas, no llanto ni dolor. Por el contrario, hay paja buena y nutritiva, agua pura, bardas altas protectoras alrededor del santuario, protección contra todos los peligros, dulce paz, dulce descanso y dulce compañerismo, hasta que el pastor vuelva otra vez para despertarlas para una nueva y brillante mañana.
El pastor conoce a su rebaño. El pastor conoce el número exacto de ovejas y todas las presentes han sido contadas. Todas están dentro y él cierra la puerta. Nadie puede entrar y nadie puede salir. Solo él tiene el poder para volver abrir la puerta.'
El príncipe de los pastores
Jesús es el ejemplo perfecto del pastor amoroso. Él personifica todo lo que un líder espiritual debiera ser. Pedro le llamó el "Príncipe de los pastores" (). Cristo Jesús se llamó a sí mismo "el buen pastor" que da su vida por las ovejas (). En Él dice: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
El pastorado del rebaño de Dios 185
conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano". Él es nuestro gran Redentor, Líder, Guardián, Protector y Consolador.
De la analogía a la realidad
Los ancianos son pastores ayudantes que guardan el rebaño bajo el ojo vigilante del Príncipe de los pastores (). Su responsabilidad es a todo tiempo porque ministran a personas que, como las ovejas, a menudo son vulnerables, indefensas, sin mucho juicio y propensas a perderse.
Los pastores ayudantes deben alimentar a las ovejas con la Palabra de Dios y dirigirlas mediante el ejemplo. Deben procurar evitar que las ovejas se alejen del compañerismo o que se metan en campos donde el pasto puede ser perju­dicial para su salud. Deben protegerlas de toda oveja que haga de Judas y que las lleve al error doctrinal y al desastre espiritual. Deben seguir el consejo del apóstol: "También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos" ().
Pastorear el rebaño de Dios es una gran tarea y responsabilidad, pero los ancianos fieles recibirán la rica recompensa de la corona incorruptible de gloria que el Príncipe de los pastores les otorgará cuando aparezca ().
1. W. G. Bowen, Why the Shepherd [Por qué el pastor] (Nueva Zelanda: W. G. Bowen, s.f.). pp. 79-83. Citado aquí con permiso del autor.
Apéndices
189
Respuestas a las preguntas Apéndice
clave sobre los ancianos
Algo distintivo del ministerio de la Grace Community Church a lo largo de los años ha sido que hemos hecho hincapié en el liderazgo de los ancianos. Hemos sido muy bendecidos por el Señor con un grupo de hombres consagrados que, mediante un compromiso inquebrantable a la voluntad de Dios, han propor­cionado un liderazgo fuerte y unificado a la iglesia. Su liderazgo, basado en el modelo bíblico, es una clave vital de la bendición que nuestra iglesia ha experi­mentado en términos de crecimiento e influencia.
Los evangélicos de los Estados Unidos del siglo XXI, con su herencia de valores democráticos y su larga historia de gobierno congregacional, tienden a ver con desconfianza el concepto del gobierno de los ancianos. Algunos no han dudado en caracterizarlo como un concepto nuevo y subversivo, que amenaza la misma esencia de la iglesia. En nuestra Conferencia de Pastores semestral, invariablemente los seminarios-talleres más populares son los que tratan el tema de los ancianos. Los pastores quieren saber qué es eso del gobierno de los ancianos, si esa forma de funcionar fortalece de verdad a la iglesia y cómo pueden ellos implementarlo en sus iglesias.
El correcto entendimiento del gobierno bíblico de los ancianos fortalece a la iglesia, y la norma bíblica para el liderazgo de la iglesia en la pluralidad de los ancianos ordenados por Dios. Además, es el único modelo para el liderazgo de la iglesia que nos da el Nuevo Testamento. En ninguna parte de las Escrituras encontramos una asamblea local que se gobierna por la opinión de la mayoría o por un pastor.
Estoy seguro que el regreso al modelo bíblico del liderazgo ayudaría mucho a la revitalización de la iglesia contemporánea. La fortaleza, la salud, la produc­tividad y la fecundidad de cualquier iglesia refleja directamente la calidad de su liderazgo.
Bajo el plan que Dios ha establecido para la iglesia, el liderazgo es una posi­ción de servicio humilde y amoroso. Los que van a dirigir al pueblo de Dios deben ser un ejemplo de pureza, sacrificio, diligencia y devoción. Y con la tre­menda responsabilidad inherente en dirigir el rebaño de Dios viene aparejada la posibilidad de gran bendición o gran juicio. Los buenos líderes son doble‑
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mente bendecidos; los malos líderes son doblemente reprendidos: "porque a todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará" (). dice: "Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación".
Bíblicamente, el centro de todo el liderazgo de la iglesia es el anciano. Los ancianos son los que están encargados de la enseñanza, de la nutrición y de la protección de la iglesia, y son los ancianos los que son responsables ante Dios en nombre de la iglesia. Sin embargo, al reunirme con ancianos y pastores de todas partes del país, encuentro que no muchos entienden la gravedad ni la potencia­lidad de su papel. Al estar inseguros de su función o de su relación con el cuerpo, quedan muy limitados en su capacidad para ministrar eficazmente. Con eso en mente, permítame que sugiera once preguntas clave, cuyas respuestas son fun­damentales para la comprensión bíblica del ministerio de los ancianos.
¿Cuál es la interpretación correcta del término anciano?
El término anciano tiene su origen en el Antiguo Testamento. La palabra hebrea primaria para anciano (zaqen) la encontramos, por ejemplo en y para referirse a los setenta líderes tribales que ayudaron a Moisés. Allí se está hablando de una categoría especial de hombres que fueron apartados para el liderazgo —como un senado— en Israel. indica que les fue encomendada la responsabilidad de juzgar a los israelitas. Moisés se comunicaba con el pueblo mediante ellos (; ). Ellos dirigieron la Pascua () y quizás otros elementos de la adoración.
Más tarde encontramos a los ancianos de Israel involucrados específica­mente en el liderazgo de las ciudades (; ; ). Su función todavía tenía que ver con la toma de decisiones: Aplicación de la sabiduría a la vida de los israelitas para la resolución de conflictos, dando direcciones y supervisando en general los detalles de una sociedad ordenada.
El Antiguo Testamento se refiere a ellos como "los ancianos de Israel" (), "los ancianos del país" (), "los ancianos de Judá (), "los ancianos de cada ciudad" () y "los ancianos de la congregación" (). Servían en la capacidad de magistrados locales y como gobernadores de las tribus (; ; ).
Otra palabra hebrea para ancianos es sab, usada solo cinco veces en el Antiguo Testamento, todas ellas en el libro de Esdras. Se refiere al grupo de líderes judíos encargados de la reconstrucción del templo después del destierro.
La palabra griega para anciano (presbuteros) aparece setenta veces en el
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 191
Nuevo Testamento. Al igual que zaqen, que significa "anciano" o "barbudo", sab, que significa "canoso", y nuestra palabra anciano (presbuteros) se refieren a la edad madura. Por ejemplo, en Pedro cita a : "Y vues­tros ancianos soñarán sueños". La palabra hebrea usada en Joel para "ancianos" es zaqen, y la palabra griega que se emplea en Hechos es presbuteros. Cuando se usa en ese sentido, anciano no constituye un título oficial; simplemente se refiere a un hombre mayor de edad.
En se usa la forma femenina de presbuteros para referirse a las ancianas. Allí aparecen contrastadas las ancianas con las mujeres jóvenes: "[Exhorta] a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza". En ese contexto, el término también significa solo edad madura, no una posición o ministerio en la iglesia.
En se emplea en el mismo sentido: "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos". Allí, como en , se usa la palabra para esta­blecer el contraste entre jóvenes y mayores. En ese contexto, presbuteros se entiende por lo general como refiriéndose solo a "una persona anciana", no necesariamente al que ocupa una posición. Ese es el significado primario del término en su uso general en griego.
En el tiempo de Cristo presbuteros era un término familiar. Se usa vein­tiocho veces en el Nuevo Testamento para referirse a un grupo ex oficio de líderes espirituales de Israel: "A los principales sacerdotes y a los ancianos" (), "Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel" (). En cada uno de estos casos y en todo otro uso similar, presbuteros se refiere a líderes reco­nocidos en Israel que no están definidos como sacerdotes de ninguna clase. Parece que eran los componentes del sanedrín, el cuerpo de gobierno más ele­vado del judaísmo en el tiempo de Jesús.
En y , encontramos la frase "la tradición de los ancianos". En esos casos presbuteros se refiere a una ascendencia de padres espirituales que transmitían los principios que gobernaban las prácticas reli­giosas. Eran los maestros que determinaban la tradición judía. En ese sentido, anciano equivale a rabí y puede significar o no una posición oficial.
La palabra presbuteros aparece doce veces en el libro de Apocalipsis. En todas ellas se habla de los veinticuatro ancianos que parece son unos represen­tantes únicos de los redimidos de Dios a lo largo de todos los tiempos.
¿Cómo se usa el término anciano en relación con la iglesia?
La iglesia del Nuevo Testamento fue inicialmente judía, de manera que resul‑
192 El plan del Señor para la iglesia
taría muy natural que el concepto de gobierno de los ancianos se adoptara en la naciente iglesia. Anciano era el único término judío comúnmente usado para liderazgo que estaba libre de toda connotación relacionada con la monarquía o el sacerdocio. Eso es significativo porque en la iglesia, cada creyente es corre-gente con Cristo, de modo que no tiene que haber un rey terrenal. Y a dife­rencia de la nación de Israel, la iglesia no tiene un sacerdocio terrenal especialmente designado, porque todos los creyentes son sacerdotes. Así, pues, de todos los conceptos judíos de liderazgo, el anciano es el que encaja mejor en la clase de liderazgo ordenado para la iglesia.
Los ancianos de Israel eran hombres maduros. Eran cabezas de familias (); poseedores de un carácter moral fuerte; temerosos de Dios y amantes de la verdad y de la integridad (); llenos del Espíritu Santo (); hombres de sabiduría, discernimiento y experiencia; hombres imparciales y valientes con los que se podía contar para interceder, enseñar y juzgar con jus­ticia y equidad (). Todas estas características estaban involucradas en la interpretación judía del término presbuteros. El uso de este término para des­cribir a los líderes de iglesia hace hincapié en la madurez de su experiencia espi­ritual, como se ve en la fortaleza y estabilidad de su carácter moral.
Presbuteros aparece casi veinte veces en Hechos y las epístolas en relación con un grupo único de líderes en la iglesia. Desde el principio aparece bien claro que un grupo de líderes espirituales maduros iban a tener responsabili­dades en la iglesia. La iglesia de Antioquía, por ejemplo, donde los creyentes fueron llamados por primera vez "cristianos", enviaron a Bernabé y Saulo a los ancianos en Jerusalén con una ofrenda para distribuirla entre los hermanos necesitados de Judea (). Eso demuestra que los ancianos existían ya en la iglesia en ese tiempo temprano y que los creyentes en Antioquía recono­cían su autoridad.
Puesto que la iglesia en Antioquía fue uno de los frutos de la obra misionera de la iglesia madre en Jerusalén, los ancianos probablemente existieron allí también. De hecho, es probable que Pablo mismo funcionara como un anciano en Antioquía antes de entrar a cumplir la misión de apóstol. Él aparece en como uno de los maestros de la iglesia.
Los ancianos tuvieron una participación dominante en el Concilio de Jerusalén como se indica en (véase vv. 2, 4, 6, 22-23, y 16:4). Obviamente ellos influyeron en la vida fundacional de la iglesia naciente.
Tan pronto como Pablo y Bernabé empezaron a predicar en nuevas áreas y la iglesia empezó a extenderse, el proceso de identificar a los líderes de iglesia quedó más claramente definido. A medida que la iglesia se desarrollaba, vemos en todo el Nuevo Testamento que a los líderes los llamaban ancianos.
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 193
Tan temprano en la narración bíblica como es , vemos que uno de los pasos clave en el establecimiento de una nueva iglesia fue el de identificar y nombrar ancianos para el liderazgo de la misma. El versículo 23 dice: "Y cons­tituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomen­daron al Señor en quien habían creído".
De casi todas las iglesias que conocemos en el Nuevo Testamento se dice específicamente que habían tenido ancianos. Por ejemplo, dice: "Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia". Es significativo que la iglesia en Éfeso tuviera ancianos porque todas las iglesias en Asia Menor —tales como las mencionadas en — fueron extensiones del ministerio en Éfeso. Podemos dar por supuesto que esas igle­sias identificaban también el liderazgo mediante los mismos términos que estaban establecidos como modelos en Éfeso: Una pluralidad de ancianos.
Pedro escribió a los creyentes esparcidos en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, diciéndoles: "Ruego a los ancianos que están entre vosotros... Apacentad la grey de Dios" (). Esos territorios no eran ciudades; Pedro estaba escribiendo a un buen número de iglesias esparcidas por toda Asia Menor. En todas ellas había ancianos.
¿Cómo se relaciona el anciano con el obispo y el pastor?
Obispos y pastores no son diferentes de los ancianos; esos términos son simple­mente maneras distintas de identificar a las mismas personas. La palabra griega para obispo es episkopos, que es de donde le viene el nombre a la iglesia epis­copal. La palabra griega para pastor es poimjn.
La evidencia textual indica que esos tres términos se refieren a la misma posi­ción. Los requisitos para ser obispo que se mencionan en , y los correspondientes al anciano en , son sin lugar a dudas paralelos. En rea­lidad, en Tito, Pablo usa ambos términos para referirse al mismo hombre (1:5, 7).
nos presenta juntos los tres términos: "Ruego a los ancianos [presbuteros] que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad [poimainj] la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando [episkopej] de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto".
también emplea los tres términos de forma intercambiable. En el versículo 17 Pablo reúne a todos los ancianos de la iglesia [presbuteros] para
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darles un mensaje de despedida. En el versículo 28 les dice: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos [episkopos], para apacentar [poimaino] la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre".
Para su uso general prefiero el término anciano porque parece estar libre de las muchas connotaciones y matices que nuestra cultura ha impuesto sobre los nombres de obispo y pastor.
Episkopos, la palabra para obispo, significa "sobreveedor" o "guardián". En el Nuevo Testamento se usa la palabra episkopos cinco veces. En Cristo Jesús se le llama el episkopos de nuestras almas. El es el que tiene la visión más clara de nosotros, el que nos conoce y comprender mejor. Jesucristo es el pastor y guardián de nuestras almas. En las otras cuatro ocasiones que se usa episkopos se refiere a los líderes en la iglesia.
Episkopos es el equivalente en la cultura secular griega a la idea histórica hebrea de ancianos. Los obispos eran los líderes nombrados por los empera­dores para dirigir ciudades-estados recientemente tomadas o fundadas. El obispo era responsable ante el emperador, pero la supervisión la delegaban en él. Funcionaba como un comisionado, gobernando los asuntos de la nueva colonia o ciudad recién adquirida. De ahí que el episkopos sugería dos ideas a la mente griega del primer siglo: Responsabilidad ante un poder superior y la introducción a un nuevo orden de cosas. Los gentiles convertidos entenderían inmediatamente esos conceptos.
Es interesante seguirle la pista a los usos bíblicos de episkopos. Aparece en el libro de Hechos solo una vez, cerca del final (). Por supuesto, en ese tiempo, había relativamente pocos gentiles en la iglesia, y por eso el término no se usaba comúnmente. Pero al parecer a medida que los gentiles se iban sal­vando y la iglesia empezó a perder algo de su sabor judío, la palabra episkopos, propia de la cultura griega, se usó cada vez más a menudo para describir a los que funcionaban como ancianos ().
El obispo del Nuevo Testamento, o sobreveedor, es responsable por la ense­ñanza (), la alimentación, la protección, y el cuidado general del rebaño (). Desde la perspectiva bíblica, no hay diferencia entre el papel de un anciano y el de un obispo; los dos términos se refieren al mismo grupo de líderes. Episkopos recalca la función; presbuteros el carácter.
Poimén, la palabra para pastor, se usa un buen número de veces en el Nuevo Testamento, y es uno de los lugares donde aparece.
Dos de las tres veces en que poimjn aparece en las epístolas, se refiere a Cristo. es una bendición: "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor [poimén] de las ovejas,
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 195
por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad". dice: "Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor [poimén] y Obispo [epis­kopos] de vuestras almas".
En , pastor (poimén) aparece usado con la palabra maestro. En ese caso la construcción griega indica que los dos términos van juntos, en español podríamos unirlos mediante un guión ("pastor-maestro"). Lo que se está recalcando es el ministerio de enseñanza del pastor.
Poimen recalca, entonces, el papel pastoral de cuidar y alimentar, aunque el concepto de liderazgo está también inherente en la imagen de un pastor. El énfasis del término poimén está en la actitud del hombre. Para calificar como pastor el hombre tiene que tener un corazón que ama y cuida.
Así, pues, el término anciano recalca lo que es el hombre. Obispo habla de lo que hace. Y pastor tiene que ver con cómo ministra. Los tres términos se emple­aban para hablar de los mismos líderes de iglesia, identificando a los que alimen­taban y dirigían a la iglesia, pero cada uno hace hincapié en una faceta única.
¿Cuál es el papel de un anciano?
Cuando la era apostólica llegó a su fin, la posición de anciano surgió como el nivel más elevado del liderazgo en la iglesia local. Lo cual conllevaba una gran cantidad de responsabilidad. No había un tribunal de apelación y una fuente mayor para el conocimiento de la mente y el corazón de Dios en lo que se refería a los asuntos de la iglesia.
dice: "Palabra fiel: Si alguno anhela obispado [sobreve­edor], buena obra desea". En el versículo 5 Pablo dice que el trabajo de episkopos es el "[cuidar] de la iglesia de Dios". La implicación clara es que la responsabi­lidad primaria de un obispo es la de guardián y cuidador de la iglesia.
Eso involucra algunos deberes específicos. Quizá el más evidente es la fun­ción de supervisar los asuntos de la iglesia local. dice: "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor". La palabra griega que se traduce aquí como "gobiernan" es proistémi, que se emplea cuatro veces para hablar de las responsabilidades de los ancianos en 1 Timoteo (3:4-5; 5:12, 17), una en (donde se traduce como "y os presiden"), y una en , donde gobernar aparece como un don espiritual ("preside"). Proistémi literalmente significa "ser el primero" lo que habla del deber de supervisión general común a todos los ancianos.
Como líderes en la iglesia, los ancianos no están sujetos a ninguna otra auto‑
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ridad terrenal más alta fuera de la iglesia local. Su autoridad sobre la iglesia no es el de la fuerza o el poder dictatorial, sino el del precepto y el ejemplo ().
Los ancianos tampoco tienen que funcionar mediante el gobierno de la mayoría o del voto. Si todos los ancianos están guiados por el mismo Espíritu y
todos tienen la mente de Cristo debiera haber unanimidad en las decisiones que ellos toman (; ; ; ). Si hay división, todos los ancianos debieran estudiar, orar y buscar juntos la voluntad de Dios hasta lograr el con­senso. La unidad y la armonía en la iglesia como un todo comienza aquí.
Los ancianos son responsables de la predicación y la enseñanza (). Ellos son los que determinan los asuntos doctrinales para la iglesia y tienen la
responsabilidad de proclamar la verdad a la congregación. , al mencionar los requisitos espirituales de los sobreveedores, nos da solo una calificación relacionada con una función específica: Sea "apto para enseñar". Todos los otros requisitos son cualidades de carácter.
hace también hincapié en la importancia de la responsabilidad del anciano como maestro: "Porque es necesario que el obispo sea... retenedor
de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen". La amenaza de los falsos maestros era ya tan grande que un requisito clave para el liderazgo era una buena comprensión de la sana doctrina y la habilidad para enseñarla.
"Exhortar" en ese versículo es la palabra griega parakaleo, que literalmente significa "llamar cerca". Vemos, por su uso en el Nuevo Testamento, que el
ministerio de la exhortación tiene varios elementos. Involucra persuadir (; ; ), rogar (), consolar (), animar (), y reiterar pacientemente doctrinas importantes ().
Los ancianos son un recurso para los que buscan apoyo en la oración. Santiago escribió: "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor" ().
dice que otra de las funciones de un anciano es la de pasto­rear: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu
Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor". Los versí­culos 29-30 recalcan que el ministerio de protección del sobreveedor es enfrentar la amenaza de los falsos maestros.
El anciano actúa como un pastor cuidadoso y amoroso de la grey, pero nunca se habla en las Escrituras de que sea la "grey de él" o "su grey". Es "la grey de Dios" (), y él es simplemente un mayordomo, uno que cuida de las posesiones de Dios.
Los ancianos, como los sobreveedores de la grey, son los que tienen que
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determinar las decisiones de la iglesia (); apacentar (); ordenar a otros (); gobernar, enseñar y predicar (); exhortar y convencer (); y actuar como pastores, dando ejemplo a todos (). Esas responsabilidades ponen a los ancianos en el centro del ministerio de la iglesia.
Es comprensible que los ancianos no puedan darse el lujo de consumir su tiempo y energías con los detalles administrativos, las relaciones públicas, los asuntos financieros menores y otras cuestiones del funcionamiento diario de la iglesia. Tienen que dedicarse sobre todo a la oración y al ministerio de la palabra, y elegir a otros para que manejen esos otros asuntos ().
¿Cuáles son los requisitos de un anciano?
y identifican los requisitos para ser un anciano. dice:
Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.
El requisito que abarca todos los demás y al que los otros sirven de apoyo es que "sea irreprensible". Esto es, debe ser un líder que no pueda ser acusado de nada pecaminoso. Todas las otras calificaciones, excepto quizá las habili­dades de la enseñaza y la administración, solo amplían esa idea.
Un anciano debe ser irreprensible en su vida conyugal, su vida social, su vida familiar, su vida profesional y su vida espiritual. "Marido de una sola mujer" (lit. "hombre de una sola mujer") no quiere decir simplemente que está casado con una mujer, esa no tendría que ser un requisito. Antes bien, quiere decir que el anciano debe tener una devoción exclusiva a su esposa. Si no está casado, no debe ser un tipo de hombre insinuante. "Sobrio" habla de una vida equilibrada y moderada. "Prudente" es otra palabra para sabio. "Decoroso" se refiere a que tiene dignidad y goza del respeto de sus compañeros. "Hospedador" significa
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que ama a los desconocidos, no quiere decir necesariamente que organiza muchas cenas, sino que no es exclusivista. "Apto para enseñar" es didaktikos, o "hábil para enseñar". Además, "no dado al vino" (al parecer Timoteo no bebía en absoluto, ) y "no pendenciero" (no busca peleas ni es físicamente abusivo), sino "amable, apacible" y "no avaro", está libre del amor al dinero.
Todas esas cualidades y habilidades deben ser bien conocidas y reconocidas por los demás, y su hogar es el primer lugar donde deben manifestarse. Debe saber gobernar bien su propia familia y mantener a sus hijos bajos control y hacerlo con dignidad. "Casa" en el versículo 5 probablemente se refiere a la familia en general que incluye a los criados, yernos, nueras y otros parientes. Todos ellos eran parte de una "casa" en el primer siglo, y se requería bastante habilidad de liderazgo y carácter espiritual para manejarlo bien. Si un hombre no podía gobernar su propia casa, ¿cómo se le podía encargar el gobierno de la iglesia?
De modo que los requisitos para ser un anciano van mucho más allá de solo tener buenas características morales. Un anciano debe demostrar que es un buen maestro y administrador. Si hay algo en su vida que implica debilidad en estas áreas, queda descalificado. Si está metido en deudas, si sus hijos son rebeldes y si sus asuntos profesionales o de negocios no son irreprochables, no puede ser un anciano.
Queda claramente indicado que no puede ser un nuevo convertido, porque ocupa tiempo el desarrollar madurez espiritual y examinar la vida de un hombre y evaluar sus calificaciones. Además, elevar a un nuevo convertido a la posición de liderazgo le puede llevar a envanecerse.
Para resumir todo lo dicho, un anciano debe ser un hombre de una reputa­ción impecable entre los de fuera y dentro de la iglesia.
En vemos que Pablo menciona calificaciones similares:
Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 199
La mayoría de esas calificaciones son una repetición de las que encon­tramos en 1 Timoteo. El apóstol de nuevo dice que el anciano debe ser hombre de una sola mujer, que la vida de sus hijos no se caracterice por la rebelión o la disolución, que es libertinaje. En otras palabras, que sus hijos no se rebelen en contra de él o en contra de los valores de un hogar y familia cristianos, y que no sean culpables de mala conducta.
El sobreveedor debe ser "irreprensible, como administrador de Dios". Lo cual implica de nuevo que eso ya lo ha demostrado en el ministerio. "No [es] soberbio", es decir, no busca su propia agenda. "No [es] iracundo, no dado al vino, no pendenciero", o violento. No busca obtener dinero mediante medio ilícitos o cuestionables. Es "hospedador", un hombre de bien, de buen juicio, justo, dedicado a Dios y disciplinado.
Además de todo eso, debe haber demostrado habilidad para enseñar la Palabra de Dios a fin de que pueda "exhortar con sana enseñanza y convencer a los que [la] contradicen".
Notemos los paralelismos y las diferencias en las dos listas. (Vea el apéndice 3 para un examen más completo de las características específicas.)
· irreprensible (v. 2)
· marido de una sola mujer (v. 2)
· sobrio (v. 2)
· prudente (v. 2)
· decoroso (v. 2)
· hospedador (v. 2)
· apto para enseñar (v. 2)
· no dado al vino (v. 3)
· no pendenciero (v. 3)
· amable (v. 3)
• apacible (v. 3)
• no avaro (v. 3)
• que gobierne bien su casa (v. 4)
· que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (v. 4)
• no un neófito (v. 6)
• que tenga buen testimonio de los
de afuera (v. 7)
· irreprensible (v. 6)
· marido de una sola mujer (v. 6)
· sobrio (v. 8)
· no soberbio (v. 8)
· hospedador (v. 8)
· que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen (v. 9)
· no dado al vino (v. 7)
· no pendenciero (v. 7)
· no codicioso de ganancias deshonestas (v. 7)
· sea irreprensible, como administrador de Dios (v. 7)
· tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía (v. 6)
· dueño de sí mismo (v. 7)
· no iracundo (v. 7)
· amante de lo bueno (v. 8)
· justo (v. 8)
· santo (v. 8)
200 El plan del Señor para la iglesia
¿Pueden las mujeres servir como ancianos?
No hay nada en las Escrituras que indique que las mujeres puedan servir como ancianos. dice: "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio". En la iglesia las mujeres tienen que estar bajo la autoridad de los ancianos, excluidas de enseñar a los hombres o de ser ele­gidas para posiciones de autoridad sobre ellos.
La razón por la que las mujeres deben someterse a la autoridad de los hom­bres no es cultural, tampoco refleja un prejuicio paulino, como algunos afirman. Más bien está enraizado en el orden de la creación: "Porque Adán fue formado primero, después Eva" (v. 13). La caída del hombre confirma ese orden: "Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión" (v. 14).
El equilibrio en la influencia viene por medio de la responsabilidad de la mujer de engendrar y criar hijos (v. 15).
¿Cómo hay que ordenar los ancianos?
El Nuevo Testamento indica claramente que los ancianos eran apartados o nombrados para su ministerio de una forma única. El término que normal­mente se usa para el nombramiento de los ancianos en el Nuevo Testamento es kathistemi, que significa "ordenar". El concepto de ordenación implica recono­cimiento oficial por el liderazgo de la iglesia y el anuncio público de que son apartados para un ministerio oficial.
En Pablo le dice a Timoteo: "No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio". Esa imposición de manos viene del sistema de sacrificios del Antiguo Testamento. Cuando se ofrecía un sacrificio, el oferente ponía sus manos sobre el sacrificio para mostrar identificación. De modo que la imposi­ción de manos se convirtió en una manera mediante la que uno se podía iden­tificar con otro.
De la misma forma, el ritual de la ordenación en el Nuevo Testamento demostraba solidaridad entre los ancianos y aquel sobre el que se imponían las manos. Era una forma visible de decir: "Te recomendamos para el ministerio. Estamos a tu lado, te apoyamos, afirmamos tu derecho a ministrar en una posi­ción de liderazgo en la iglesia".
Pablo, sin embargo, advirtió a Timoteo: "No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro" (1 Ti.
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 201
5:22). Eso hace hincapié en la seriedad de la declaración de solidaridad. Si usted impone sus manos sobre un hombre que está pecando y de ese modo le ordena para el pastorado, usted está participando en su pecado. Si no quiere ser un par­ticipante en el pecado, no falle en buscar la mente del Señor en el proceso.
Un hombre debiera ser considerado para la ordenación solo después de que él ha demostrado que es idóneo para el ministerio de liderazgo durante un período en el que es probado. Durante ese tiempo es observada su actuación en una posición limitada de supervisión delegada. Si demuestra capacidad para el liderazgo y lealtad al mensaje, puede ser reconocido públicamente como alguien en el que se puede confiar para el servicio de liderazgo. La iglesia debiera tener a hombres en todas las etapas del proceso de prueba al pensar en sus futuras necesidades.
Bíblicamente, la imposición de manos se llevaba a cabo por los líderes reco­nocidos de la iglesia. Era su manera de identificarse a sí mismos con los que se iban a convertir en líderes. Pero el proceso de identificación de líderes puede involucrar también a la congregación. dice: "Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído". La palabra para "constituyeron" en ese versículo es cheirotoneó, que literalmente significa "elegir mediante levantar las manos". Es la misma palabra que se emplea para describir como se tenían las votaciones en la asamblea legislativa ateniense. Así llegó a significar "nombrar".
Algunos piensan que el uso de cheirotoneó implica que se tomaba el voto de la congregación mediante las manos levantadas. Eso es forzar la palabra. El contexto de indica que solo Bernabé y Pablo (el antecedente de la oración en plural) estaban involucrados en la elección.
usa cheirotoneó para describir a un hermano, cuyo nombre se desconoce, "designado por las iglesias" para acompañar a Pablo. La palabra "iglesias" indica que no fue elegido por el voto de una sola congrega­ción, sino más bien por el consenso de las iglesias de Macedonia, probable­mente como representante de sus líderes.
Así, pues, usar el término cheirotoneó en una forma literal exagerada no es suficiente para apoyar la idea de la elección de los ancianos mediante el voto de la congregación, aunque puede estar implícita la aprobación de la congrega­ción.
es presentado a menudo como una prueba de la elección por la congregación: "Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía". Notemos, sin embargo, que los elegidos no fueron llamados ancianos. Eran servidores cuya tarea era liberar a
202 El plan del Señor para la iglesia
los apóstoles para que estos cumplieran con su tarea espiritual. Y los hermanos los presentaron ante los apóstoles para su aprobación, no al revés (v. 6). La con­gregación los reconoció como hombres piadosos y capacitados, pero los após­toles los nombraron para la tarea.
A la iglesia del Nuevo Testamento la vemos en situación de transición. Los modelos de liderazgo de iglesia se desarrollaron a medida que maduraba la
iglesia del primer siglo. Podemos seguirle el rastro a tres pasos en el proceso de
la ordenación de líderes. Inicialmente fueron los apóstoles los que elegían y ordenaban a los ancianos (). Después de eso, los ancianos eran nom‑
brados por aquellos que estuvieron más cerca de los apóstoles y participaron en su ministerio. Por ejemplo, Pablo específicamente le encarga a Tito la ordena­ción de los ancianos (). En la tercera fase, los ancianos mismos orde­naban a otros ancianos (). La responsabilidad última para el nombramiento de ancianos le correspondió siempre al liderazgo de la iglesia.
Hoy no tenemos apóstoles, pero el modelo bíblico todavía se mantiene. Los líderes de iglesia —ya sean llamados ancianos, obispos, pastores, misioneros, evangelistas, representantes apostólicos, o lo que sea— debieran tener la res­ponsabilidad de identificar y ordenar a los ancianos.
Los que esperan ser ancianos debieran desear servir en esa capacidad. dice: "Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra
desea (cursivas añadidas)". El comienzo para la identificación de un posible anciano es el deseo en el corazón del individuo. dice: "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto".
En otras palabras, no tenemos que salir a reclutar hombres para que sean ancianos. El que está calificado para serlo tendrá el anhelo de enseñar la Palabra
de Díos y dirigir la grey de Dios, sin pensar para nada en las ganancias. Deseará la posición, buscará que le consideren para ello y se dedicará él mismo a la Palabra. Nadie tendrá que convencerlo de que lo haga; es la pasión de su corazón.
Además, sirve "voluntariamente... con ánimo pronto". Su servicio como un anciano es un llamamiento de parte de Dios. El deseo de servir como un anciano está en su corazón porque Dios se lo puso allí.
Si un hombre tiene el deseo, se siente llamado y cumple los requisitos, hay una cosa más que es necesaria antes de que sea ordenado. Los ancianos deben buscar juntos la voluntad de Dios y confirmar que Él está en la decisión. describe el proceso que los apóstoles siguieron para elegir ancianos: "Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 203
ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído". Antes de nombrar ancianos se entregaron a la oración y el ayuno. Vieron la posición y ministerio de los ancianos con toda seriedad como un llamamiento de Dios.
afirma la participación del Espíritu Santo en la elección de los ancianos: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre (cursivas añadidas)". Para responder a su llama­miento, Dios planta en el corazón del hombre la pasión por el ministerio y luego lo confirma mediante la dirección del Espíritu Santo en los corazones de los líderes a través de la oración y el ayuno.
Cuando en mi juventud sentí que Dios me llamaba al pastorado, pasé años buscando que Dios confirmara ese llamamiento en mi corazón antes de empezar a prepararme para el ministerio. Todo anciano debiera ver su llama­miento con toda seriedad, porque la tiene. Un hombre no debiera convertirse en anciano porque tiene una vaga idea de que le gustaría usar sus dones y habi­lidades para ayudar a la iglesia. Debiera estar motivado por una carga en su corazón que le lleva a buscar a Dios fervientemente.
dice que las instrucciones del Espíritu Santo para que apar­taran a Pablo y Bernabé vinieron cuando estaban "ministrando [adorando] éstos al Señor, y ayunando". El llamamiento de Dios no hay que tomarlo a la ligera, y la voluntad de Dios no hay que buscarla superficialmente. La voluntad de Dios en el asunto de la ordenación de los líderes de iglesia se expresará por medio del sentido colectivo de que Dios está obrando entre los líderes. Ellos deben ser sensibles a esto. La iglesia es donde es confirmado el llamamiento.
Así que los ancianos son un grupo de hombres especialmente llamados y ordenados que tienen un gran deseo por dirigir y alimentar la grey de Dios. Son iniciados por el Espíritu Santo, confirmados por medio de la oración y acredi­tados a través del testimonio consecuente de una vida pura a los ojos de todos.
¿Tienen que ser los ancianos sostenidos económicamente por la iglesia?
Aun en la naciente iglesia, algunas iglesias pagaron a los ancianos por su tra­bajo. dice: "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario". "Honor" en el versículo 17 es la traducción de la
204 El plan del Señor para la iglesia
palabra griega timé, que, como evidencia el contexto, se refiere a remuneración económica.
El apóstol Pablo nos dice en :
¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi aposto­lado sois vosotros en el Señor. Contra los que me acusan, esta es mi defensa: ¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes?
En otras palabras, está estrechamente relacionado con la misma naturaleza del ministerio el que los que ministran sean sostenidos. Los soldados son sos­tenidos por el gobierno. Los agricultores comen de su cosecha. Los pastores toman la leche de las ovejas. Incluso los bueyes comen del trabajo que hacen. Del mismo modo, el pastor debe ser sostenido por la iglesia. Luego agrega en el versículo 13: "¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?" Así como los sacer­dotes vivían de las ofrendas de los creyentes judíos, también los que ministran bajo el nuevo pacto debieran ser sostenidos por aquellos a los que sirven.
No obstante, Pablo también indica que ese subsidio es opcional. Es un derecho, pero no es un mandato. En el versículo 6, dice: "¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar?" Él y Bernabé se sostenían a sí mismos por medio del trabajo que hacían fuera de la iglesia. Ellos habían renunciado volun­tariamente a su derecho de ser pagados por la iglesia. Como ministros tenía el derecho de ser sostenido por la iglesia, incluso si elegían no ejercer ese derecho. Ellos preferían funcionar así, no porque tuvieran necesidad de hacerlo, sino porque querían ofrecer el evangelio gratuitamente (v. 18), y porque no querían ser gravosos para la iglesia ().
Cada anciano tiene el mismo derecho. Si el Señor le llama a ser un anciano y la iglesia ha reconocido su llamamiento, tiene el derecho de ser sostenido por la iglesia. Si él siente que el Espíritu Santo le dirige a buscar ese sostenimiento
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 205
de forma que se vea más libre para hacer la obra que Dios le ha puesto en el corazón, la iglesia está obligada a sostenerle por causa del reconocimiento de su pastorado.
Pero el "hacer tiendas" es una opción. Si un anciano prefiere obtener sus ingresos de otra manera, eso está dentro de los criterios de las Escrituras. Los ancianos pueden decidir sostenerse a sí mismos trabajando fuera de la iglesia, como Pablo lo hizo, por una serie de razones. Puede que no quiera ser una carga para la iglesia. Pueden sentir que el testimonio tiene un mejor efecto si no buscan el sostenimiento de la iglesia. En una iglesia con una pluralidad de ancianos, es muy probable que algunos se sostendrán a sí mismos y otros serán sostenidos por la iglesia. En cualquier caso, eso no afecta para nada su posición como un anciano.
Los términos laico y clérigo no son bíblicos. Eso no quiere decir que no sean útiles. En ciertas circunstancias puede ser de ayuda el distinguir entre los que reciben un sostenimiento completo por su servicio en la iglesia y los que su fuente principal de ingresos está en otra ocupación, pero en las Escrituras no encontramos esas distinciones artificiales. No hay diferentes clases de santos, y en términos de posición no hay diferencias bíblicas entre un anciano laico y un pastor. Cada anciano está encargado con la supervisión, cuidado, alimentación, protección y enseñanza de la grey. Todos los ancianos juntos constituyen el liderazgo y son un ejemplo para el resto de la iglesia. Todos han sido ordenados por la iglesia, llamados por Dios y apartados por Él para las funciones del pas­torado como están definidas en las Escrituras. Todos están llamados al mismo nivel de compromiso y dedicación y al mismo ministerio. El subsidio no debiera ser una cuestión divisiva. Cada anciano tiene la opción de recibir su sostenimiento de la iglesia o de sostenerse a sí mismo, puede optar por lo que refleje mejor la voluntad de Dios para él.
En realidad, los que eligen no aceptar el sostenimiento de la iglesia pueden tener una ventaja que no podrían disfrutar si estuvieran pagados por la iglesia. Se encuentran en la posición de mostrar al mundo su testimonio de que son irreprensibles. Son más conocidos por los no creyentes en el mundo del trabajo y están en una dimensión diferente en las encrucijadas de la vida, listos para relacionarse con personas que de otra manera la iglesia no tendría ningún con­tacto. Ellos le pueden proporcionar una mayor credibilidad a todo el grupo de ancianos. Así, pues, el subsidio de un anciano es opcional, pero sus requisitos espirituales no lo son.
206 El plan del Señor para la iglesia
¿Es el pastorado un trabajo en equipo?
Toda la información bíblica indica claramente que el pastorado es un esfuerzo de equipo. Es significativo que en todo lugar donde se usa el término presbu‑
teros aparece en plural, excepto en los casos en los que el apóstol Juan lo emplea
sobre sí mismo en 2 y 3 Juan y en donde Pedro también lo usa acerca de sí mismo en . La norma en la iglesia del Nuevo Testamento era una
pluralidad de ancianos. En ninguna parte en el Nuevo Testamento hay una referencia a una congregación con un pastor. Eso no quiere decir que no hubiera alguna, sino que no aparecen mencionadas. Es significativo que Pablo dirige su epístola a los Filipenses "a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos [pl., episkopoi] y diáconos" (1:1).
Algunos han dicho que apoya el concepto de una iglesia-un pastor. Allí el apóstol Juan habla de los "ángeles (gr., angeloi) de las siete igle‑
sias" (v. 20). Angelos puede significar "mensajero" y los que defienden la idea
de una iglesia-un pastor dicen que los mensajeros aquí y en los capítulos 2 y 3 son los pastores de las iglesias. Sin embargo, hay problemas con esa interpreta‑
ción: Primera, angelos no se usa en ninguna parte para referirse a un pastor, anciano u obispo en el Nuevo Testamento, y cada vez que angelos aparece en el libro de Apocalipsis es para referirse a los ángeles.
Segunda, aun si se pudiera demostrar que estos ángeles eran pastores, eso todavía no prueba que no fueran representantes de un grupo de pastores. El
modelo claro del Nuevo Testamento para el gobierno de la iglesia es una plura‑
lidad de ancianos. dice: "Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien
habían creído". dice: "Por esta causa te dejé en Creta, para que corri­gieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé". Puede ser que cada anciano en una ciudad tuviera un grupo individual que estuviera bajo su cuidado. Pero la iglesia era vista como una iglesia, y las decisiones se tomaban mediante un proceso colectivo y en referencia al todo, no a las partes individuales.
Mucho se puede decir de los beneficios de un liderazgo compuesto por una pluralidad de hombres piadosos. Su sabiduría y consejo combinados ayudan a asegurar que las decisiones que toman no son el fruto de la obstinación y del egoísmo individual (cp. ). De hecho, el liderazgo de un solo hombre es característico de las sectas, no de la iglesia.
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 207
¿Elimina el gobierno de los ancianos el papel de un líder especial?
Una pluralidad de ancianos no elimina el papel único de un líder especial. Dentro de la estructura del ministerio de los ancianos se da una gran diversidad al ejercer cada uno de ellos sus dones singulares. Algunos demuestran gran talento en las áreas de la administración o servicio; otros evidencian dones de enseñanza, de exhortación u otras habilidades. Algunos son muy visibles; otros funcionan detrás del escenario. Todos son parte del plan de Dios para la iglesia.
Los doce discípulos son un buen ejemplo de cómo funciona la diversidad en un sistema unificado. Los discípulos fueron todos iguales en términos de su posición y privilegios. Con la excepción de Judas, todos ellos reinarán en tronos iguales, y todos serán igualmente respetados y honrados (Mr. 19:28). Y, no obs­tante, dentro de los doce, había una tremenda cantidad de diversidad.
Las Escrituras nos proporcionan cuatro listas de los discípulos (; ; ; ). Cada lista divide a los doce en tres grupos de cuatro nombres, y los tres grupos contienen siempre los mismos nombres, aunque el orden aparece alterado. En general, los nombres aparecen en un orden descendente, comenzando con los que tuvieron una relación más estrecha con Cristo, y terminando siempre con Judas Iscariote.
Los primeros cuatro mencionados son siempre Pedro, Santiago, Juan y Andrés. Estamos más familiarizados con ellos porque fueron los más cercanos a Cristo y los Evangelios nos hablan más acerca de ellos. El segundo grupo lo forman Felipe, Mateo, Natanael y Tomás; y el último grupo incluye a Santiago, Tadeo y a los dos Judas.
Es significativo que aunque el orden de los nombres en los grupos cambia de un relato al otro, el primer nombre en cada grupo siempre es el mismo. En el primer grupo el primer nombre es siempre Pedro. El primer nombre en el segundo grupo es siempre Felipe. Y Santiago siempre encabeza la lista del tercer grupo.
Parece ser que cada uno de estos grupos tenía un líder reconocido. Su posi­ción como líder no vino necesariamente mediante un nombramiento, sino debido a la influencia única que él tenía sobre los demás del grupo. Pedro, el primero en todas las listas, se convirtió en el portavoz de todo el grupo de dis­cípulos, como lo podemos ver a lo largo del Nuevo Testamento. Casi cada vez que los discípulos le querían hacer una pregunta a Jesús, Pedro era el portavoz.
Todos eran iguales en la posición, en el honor, en los privilegios y respon­sabilidades. Todos ellos fueron enviados de dos en dos. Todos predicaron el mismo mensaje del reino. Todos sanaron. Todos tenían acceso a Jesús. Si bien
208 El plan del Señor para la iglesia
ninguno de ellos fue menos en términos de oficio o calificaciones espirituales (excepto Judas), algunos de ellos sobresalieron de los demás como líderes entre los líderes.
Una posición de liderazgo no implica superioridad espiritual. Parece improbable que Pedro fuera el más espiritual de los discípulos. Quizá Santiago y Juan se acercaron a Jesús y le pidieron posiciones más elevadas porque pen­saban que Pedro no estaba calificado para ello. Aunque él era el líder, cierta­mente no era espiritualmente superior a los otros. Bien puede ser que Santiago el menor fuera el más espiritual de todos. Puede que él tuviera dones excelentes de los que no sabemos nada porque Pedro, como el portavoz del grupo, era tan dominante. No lo sabemos. Pero el que uno de ellos fuera el líder del grupo no le quita nada a la igualdad de los doce.
Podemos observar el mismo fenómeno en el libro de Hechos. Al parecer Jacobo estaba reconocido como el líder y portavoz de toda la congregación (; ). Aunque él no tenía ninguna clase de posición oficial sobre los otros ancianos, parece que le reconocían como el líder, al menos en la iglesia de Jerusalén. Pedro se hallaba presente, no obstante, Jacobo es el que estaba al frente de la congregación. Sus papeles son claramente diferentes; pero nadie era el líder de todo.
Pedro y Juan son los protagonistas principales en los doce primeros capí­tulos de Hechos. Sin embargo, no tenemos ningún momento registrado en el que se le vea a Juan predicando un sermón. De nuevo, Pedro era el que hablaba. Eso no quiere decir que Juan no tuviera cosas que decir; cuando llegó el momento de hacerlo él escribió el Evangelio de Juan, tres epístolas y el libro de Apocalipsis. Pero Pedro tenía dones únicos y en el plan de Dios, él iba a ser el portavoz. El papel de Juan era el de apoyo, ese no era un papel menos impor­tante, sino diferente.
Comenzando con , Pablo y Bernabé se convirtieron en los perso­najes principales de la narración. Aunque Bernabé fue probablemente el mejor maestro de la iglesia antes de que Pablo llegara, este dominó por completo el equipo. Incluso los griegos le llamaron Mercurio porque él era el portavoz prin­cipal. Bernabé sin duda alguna participó en la enseñanza y en la predicación, pero no tenemos constancia escrita de ello. Su papel en el ministerio conjunto era diferente, menos visible, pero no menos importante.
Cada ministerio que vemos en el Nuevo Testamento es un esfuerzo de equipo. Eso no elimina los papeles singulares de liderazgo. Pero sí quiere decir que no hay lugar para un estilo de liderazgo egoísta y dictatorial como el de Diótrefes, que amaba ser el primero ().
Respuestas a las preguntas clave sobre los ancianos 209
¿Cuál es la relación de los ancianos con la congregación?
Los ancianos son llamados y nombrados por Dios, confirmados por el lide­razgo de la iglesia y ordenados para la tarea de dirigir. A ellos se les enco­miendan las responsabilidades de ser los ejemplos de la grey, de dar dirección a la iglesia, de enseñar a los creyentes y de dirigir la congregación. Las Escrituras dan a entender que todo otro nivel más bajo de liderazgo debiera estar bajo la autoridad de los ancianos.
Debido a que ellos participan en esa responsabilidad y posición únicas en la iglesia, los ancianos son dignos de gran respeto. dice: "Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre voso­tros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra".
La palabra griega que traducimos como "reconozcáis" en ese pasaje signi­fica "conocer íntimamente". Junto con el resto del pasaje, eso implica una rela­ción estrecha que involucra aprecio, respeto, amor y cooperación. Ese gran sentimiento de reconocimiento surge de "por causa de su obra". Debemos res­petarlos debido al llamamiento que están cumpliendo, no solo a causa de su tra­bajo diligente y de la tareas que tienen, sino porque su llamamiento es tan noble.
dice: "Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe". Eso hace hincapié tanto en la responsabilidad del anciano de ser un buen ejemplo para los demás, manifestando virtud en su vida, como en el deber de la iglesia de seguir su ejemplo.
El versículo 17 añade otra dimensión del deber de la congregación hacia sus líderes espirituales: "Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso". En otras palabras, la congregación es espiritualmente responsable ante los ancianos, y los ancianos son responsables ante Dios. La congregación debiera someterse al liderazgo de los ancianos y dejar que los líderes se preocupen por su propia res­ponsabilidad delante del Señor. Y si la congregación es dócil y obediente, los ancianos se verán animados a dirigir con gozo y no con tristeza, lo cual en última instancia no beneficia a nadie.
Eso no quiere decir, sin embargo, que si un anciano peca abiertamente se tenga que ignorar su pecado. dice:
yo El plan del Señor para la iglesia
Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres tes­tigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin pre­juicios, no haciendo nada con parcialidad.
Una acusación de pecado contra un anciano no debe tomarse con ligereza. Tampoco hay que pasarla por alto. Los ancianos deben ser disciplinados por pecar en la misma manera que todos los demás miembros de la iglesia. En nin­guna manera tienen que recibir ellos un trato preferencial.
El testimonio de la iglesia es muy visible en las vidas de los ancianos. Si ellos ignoran el mandato bíblico para la santidad, la iglesia sufrirá las consecuencias. De igual manera, si la iglesia no se somete al liderazgo que Dios ha ordenado, su testimonio sufrirá, su eficacia quedará disminuida, sus prioridades estarán desequilibradas y al final su sabor como sal de la tierra se perderá.
Mi deseo es ver a la iglesia de Dios funcionando como n ha ordenado, con poder y pureza en medio de una sociedad débil e impía. Tengo la firme convic­ción de que cuando la iglesia se somete al modelo de liderazgo de Dios, empe­zaremos a experimentar su bendición más allá de todo lo que nosotros podríamos jamás pedir o pensar.
211
Respuestas a las preguntas Apéndice
clave sobre los diáconos
El título diácono parece tener tantas diferentes connotaciones como hay igle­sias que lo usan. En algunas iglesias los diáconos son la junta directiva oficial, el cuerpo administrador legalmente reconocido. Otras iglesias nombran como diácono a casi todo aquel que asiste regularmente. Otras iglesias otorgan el título como una señal de honor, como "reverendo", pero para laicos. El minis­terio de un diácono es tan diferente de una iglesia a otra que cuando una per­sona dice que es un diácono, usted por lo general tiene que hacer varias preguntas a fin de saber qué es lo que hace, si es que en realidad hace algo.
Las Escrituras mismas son imprecisas en cuanto a los detalles de lo que los diáconos tienen que hacer. Leemos mucho acerca de lo que le califica al hombre para ser diácono, pero poco sobre cómo los diáconos tienen que ministrar en la iglesia local. Ese hecho en sí mismo nos enseña mucho acerca de la perspectiva de Dios sobre el liderazgo de la iglesia: El asunto tienen que ver con carácter, no acciones específicas.
Lamentablemente, eso es lo que suele pasar por alto en los debates sobe el gobierno de la iglesia. Mi convicción es que cuando una iglesia está tan preocu­pada en lo concerniente a mantener un alto nivel de integridad y pureza en el liderazgo como suele estarlo en lo relacionado a afirmar una forma específica de gobierno, empezará a estar más en línea con las Escrituras en todas las demás áreas también.
¿En qué sentido se usa la palabra diácono en el nuevo testamento?
El texto del Nuevo Testamento usa tres palabras principales para referirse a los diáconos: Diakonos, que significa "siervo"; diakonia, que significa "servicio"; y diakoned, que significa "servir". El uso original de este grupo de palabras parece haber sido específico, refiriéndose al servicio a las mesas o servir el alimento a
212 El plan del Señor para la iglesia
las personas. Pero su sentido quedó ampliado y llegó a significar cualquier clase de servicio.
Es importante entender desde el principio que en un contexto bíblico, el grupo de palabras griegas del que obtenemos la palabra diakono no tienen sig­nificados más específicos que los que tienen sus equivalentes en español. En el uso bíblico, diakonia sugiere toda clase de servicios, como en español lo sugiere la palabra servicio. Podemos muy bien emplear la palabra "servir" para des­cribir una buena variedad de actividades. La podemos usar para hablar de un esclavo que sirve a su amo o de un rey que sirve a su pueblo.
La palabra griega diakonos, diakoneó y diakonia tienen una gran variedad de significados, pero en general se refieren a cualquier servicio que atiende a las necesidades de otra persona. Esas palabras aparecen al menos cien veces en el Nuevo Testamento, y son traducidas mediante las variantes de las palabras en español para servicio o ministerio. En unos pocos casos aparecen traducidas de forma diferente en la versión Reina-Valera 1960. Diakonia es "ministerios" en y "ministración" en , y "socorro" en . Pero en esos versículos y en todos los demás usos de las palabras a través del Nuevo Testamento, el significado primario tiene que ver con servicio y ministerio.
¿Qué clase de servicio está implícito en la palabra griega para "diácono"?
Servir alimento
El significado original y más limitado de la palabra diakone6 tiene que ver con servir alimento. El relato de las bodas de Caná es una buena ilustración de ello: "Su madre dijo a los que servían [diakonoi]: Haced todo lo que os dijere... Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes [diakonoi] que habían sacado el agua, llamó al esposo" (, ). Esa es claramente una referencia a personas que servían a las mesas, que es el significado original y tradicional de la palabra diácono.
nos dice que después que Cristo sanó a la suegra de Pedro: "levantándose ella al instante, les servía". Aquí aparece la forma verbal de dia­kone.d. La suegra de Pedro sirvió tanto a Cristo como a Pedro, lo que probable­mente quiere decir que les sirvió una comida. ; y son otros tres textos de los Evangelios donde la palabra diácono se refiere a servir una comida.
Respuestas a las preguntas clave sobre los diáconos v3
Servicio general
En otras ocasiones, diakoneó o una de sus variantes se usa sin especificarse la clase de servicio involucrado. En Cristo dice: "Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sir­viere, mi Padre le honrará". En este caso el significado de la palabra es general y se podría referir a varias formas de servicio.
Bíblicamente, la palabra diakonos no está limitada a describir creyentes. dice: "Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo". Aquí la palabra diakonos la encontramos traducida como "servidor", y se puede usar para hablar de un policía o soldado que no es necesariamente un cristiano.
es un pasaje en el que aparece tanto el uso original como el general de la palabra: "Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve". En ese versículo se usa dos veces la palabra diakoneó. En el primer caso se refiere claramente a servir una comida y en el segundo se habla de un servicio general.
Servicio espiritual
Si miramos más directamente al término, encontramos que se usó para hablar del papel del creyente como un siervo. En Pablo escribe: "Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos". 2 se identifica a sí mismo como un siervo (diakonos). De aprendemos que se mantuvo ocu­pado "sirviendo [diakoneó] al Señor con toda humildad".
En Pablo dice de las iglesias en Macedonia: "Pues doy tes­timonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privi­legio de participar en este servicio [diakonia] para los santos". El ministerio de proveer recursos para atender a las necesidades físicas es una forma de servicio espiritual.
En este sentido espiritual de diakonos y las palabras relacionadas, todo acto de obediencia realizado por un cristiano debiera calificar como un servicio a Cristo. Por la manera en que las palabras aparecen usadas en Hechos y en las epístolas, un creyente que sirve en cualquier forma de ministerio podría ser lla­mado el siervo, o diácono, de Cristo.
nos dice que "hay diversidad de ministerios [dia‑
214 El plan del Señor para la iglesia
konia], pero el Señor es el mismo". Todos los cristianos están involucrados en alguna forma de servicio. Todos los que sirven al Señor son diáconos, o minis­tros, si no en un sentido oficial, al menos en el sentido general de la palabra.
Otros versículos que usan una forma de la palabra diácono para hablar de un servicio espiritual son ; y . En estos y en otros versículos que hemos visto hasta este momento, no hemos encontrado todavía que la palabra se usara en referencia a la posición de diácono en la iglesia.
¿Habla el Nuevo Testamento acerca de la posición de diácono?
A causa de la variedad de significados que van con el término diakonos y las palabras relacionadas, con la excepción de uno o dos posibles casos resulta difícil encontrar referencias claras en el Nuevo Testamento a la posición de diá­cono en el temprano gobierno eclesiástico. En la mayoría de los casos en los que aparece diakonos y las palabras relacionadas se usa en su significado general y claramente no tiene nada que ver con un cargo o posición en la iglesia. Otros pasajes son más ambiguos, pero normalmente la interpretación más clara y natural reclama que se entienda en su sentido general, no en referencia a un título especial que corresponde a un grupo selecto en la iglesia.
Por ejemplo, algunos dicen que contiene una referencia a la posición de diácono: "De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza" (vv. 6-7). ¿Pero es el don de servir el equivalente a la función o posición de diácono? No hay nada en el texto que apoye eso. La otra lista de dones en no involucra posiciones. Tampoco las funciones están necesariamente relacionadas con los dones. Una persona que tiene el don de la enseñanza, por ejemplo, no tiene que ser un pastor-maestro para ejercer su don. Los dones están relacionados con llamamientos y tareas, no con posiciones o funciones.
En Pablo dice: "Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio [dia­konial de los santos". ¿Estaba diciendo Pablo que la casa de Estéfanas era una familia oficialmente reconocida como diáconos? No hay forma de afirmar eso en base del uso de los términos o del contexto, en realidad, la interpretación más natural es tomarlo en la manera en que ha sido traducido.
Algunos sugieren que habla acerca de diáconos en la iglesia.
Respuestas a las preguntas clave sobre los diáconos 215
Comenzando con el versículo 11 leemos: "Y él mismo [el Señor] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maes­tros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edifi­cación del cuerpo de Cristo". "La obra del ministerio" (diakonia) no es el trabajo del los diáconos, sino más bien la tarea de todos los santos que son lla­mados a ser siervos. Pablo estaba hablando acerca de que los cristianos en general fueran adiestrados para el servicio espiritual, no para la posición de diá­conos.
¿Es mencionado alguien específicamente como diácono en el Nuevo Testamento?
Pablo probablemente no lo fue
Algunos creen que Pablo fue diácono. Señalan , donde Pablo dice: "Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio [diakonia] que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios". Pero lo que Pablo estaba diciendo es que él tenía un ministerio especial que Cristo le había dado; no estaba llamándose a sí mismo diácono o ministro en un sentido ofi­cial. En escribe: "Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio [diakonia]" . Es muy improbable que Pablo estuviera usando la palabra para referirse a una posición oficial. Su posición era la de apóstol, lo que él llamaba "mi ministerio" o "mi servicio".
En Pablo escribe: "Doy gracias al que me fortaleció, atristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio". La traducción es correcta; Pablo no está diciendo que le habían dado el cargo de diácono. Otros pasajes que hablan acerca de Pablo como ministro o siervo son ; y 6:4; y . En ninguno de estos casos hay evidencia de que Pablo hubiera recibido la tarea de diácono. Se estaba lla­mando a sí mismo un siervo de Dios en un sentido general.
Pablo era un apóstol, dedicó buena parte de para hacer hincapiés en esa realidad. La posición de apóstol fue la más elevada en la iglesia naciente, superando a las de anciano y diácono. En una capacidad oficial Pablo nunca habría afirmado ser un diácono; él era un apóstol.
Tígu feo probablemente no lo fue
Pablo dijo a los efesios: "Para que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que
v6 El plan del Señor para la iglesia
hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro [diakonos] en el Señor". Puede ser que Pablo le estuviera diciendo que Tíquico era un diá­cono fiel. Pero Pablo también usa diakonos en y diakonia en como referencias al servicio en general, y no hay razón para pensar que él quiere decir otra cosa aquí.
Epafras probablemente no lo fue
En Pablo llama a Epafras "nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros". En los versículos 23 y 25 sigue diciendo: "Si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la espe­ranza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro [diakonos]... de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios". Pablo usa la palabra diakonos para referirse tanto a sí mismo como a Epafras. Puesto que estamos seguros de que el apóstol no hablaba de sí mismo como diácono, parece muy improbable que estuviera indicando que Epafras lo fuera. Los prin­cipios de interpretación sugieren que una palabra encuentra su significado dentro del contexto de un libro, y en el contexto de Colosenses no hay ninguna indicación de que diakonos se refiera al cargo de diácono.
Probablemente tampoco lo eran los que se mencionan en Filipenses
es otro lugar donde aparece la palabra diácono. La carta a los fili­penses comienza: "Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos".
Hasta ahora no habíamos visto la palabra griega diakonos traducida como "diáconos". ¿Por qué los traductores de la Biblia introducen aquí de pronto la palabra diácono en un sentido oficial cuando en casi todo otro uso la palabra aparece traducida como "ministro" o "servidor"? De acuerdo, la palabra aquí podría referirse a los oficiales de la iglesia, pero el contexto no parece apoyar tal interpretación.
La palabra en este versículo que se traduce como "sobreveedores" (epis­kopos) no es la palabra que normalmente se usa para identificar a los ancianos (presbuteros). La interpretación más natural de este versículo es que Pablo estaba dirigiendo su carta a toda la iglesia. Parece que está diciendo: "Escribo a toda la iglesia, incluyendo a su liderazgo y a los que siguen o sirven". Decir que se refiere a la posición de diácono puede que sea correcto, pero
Respuestas a las preguntas clave sobre los diáconos 217
es una elección arbitraria. No hay suficiente evidencia para dogmatizar acerca de lo que Pablo está diciendo.
Ya hemos visto los varios usos de las palabras griegas diakonos, diakonej y diakonia, pero ninguna de ellas se refiere claramente a una posición específica en la iglesia.
¿No habla acerca de diáconos?
Muchos ven como la iniciación de la posición y ministerio de los diá­conos. Los versículos 1-2 dicen: "En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas". Cuando se hacía la distribución de alimentos para ayudar a las viudas, las viudas griegas no reci­bían su parte correspondiente. Parece ser que los judíos nativos se estaban con­centrando en las necesidades de los de su propio grupo.
Es importante que nos demos cuenta de la extensión del problema que enfrentaba la iglesia al tratar de proveer alimento para todos. La iglesia bien podía haber superado el número de veinte mil en aquellos días. No había manera de que los doce apóstoles dispusieran del tiempo para llevar el alimento por toda la ciudad para atender a las necesidades de cientos de viudas. No solo había necesidad de distribuir los alimentos, sino que también se necesitaba gente para administrar todo el proceso de distribución. Eso incluía recoger y guardar los fondos necesarios, comprar los alimentos y distribuirlos justa­mente.
Los apóstoles reconocieron la envergadura del problema, no obstante, se dieron cuenta de que necesitaban resolverlo sin sacrificar su propio valioso tiempo y prioridades. Por eso dijeron a la congregación: "No es justo que noso­tros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas" (v. 2).
El consejo de los apóstoles a la congregación lo encontramos en el versículo 3: "Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testi­monio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo". Era muy importante escoger hombres conocidos por su honradez porque se les iba a confiar dinero. En aquel tiempo no contaban con los sis­temas de cheques y cuentas bancarias que hoy tenemos. Esos hombres también tenían que estar "llenos del Espíritu Santo y de sabiduría". Resulta difícil poner en marcha un sistema justo de distribución a personas con variadas necesi‑
218 El plan del Señor para la iglesia
dades. Tenían que determinar si las necesidades de las personas eran de verdad legítimas.
Tenían que elegir a siete hombres a fin de que los apóstoles pudieran quedar libres para hacer aquello a los que habían sido llamados. En los apóstoles dicen: "Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra". Los versículos 5-6 nos dicen: "Agradó la propuesta a toda la mul­titud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos".
¿Estuvieron los hombres mencionados en cumpliendo con la tarea de diáconos? La interpretación tradicional de es que esos hom­bres fueron los primeros diáconos. Notemos que los versículos 1-2 dicen: "Las viudas de aquéllos [griegos] eran desatendidas en la distribución [diakoneó] diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir [diakonia] a las mesas". Algunos dicen que el uso de estas palabras implica que estos hom­bres fueron elegidos para cumplir con la tarea de diáconos.
Otro razonamiento para ver a estos hombres como diáconos es que la más temprana historia de la iglesia confirma que en el período postapostólico los diáconos estaban encargados de los asuntos administrativos, incluyendo la dis­tribución de los alimentos a los pobres. Además, durante muchos años la iglesia postapostólica en Roma limitó el número de diáconos a siete. Parece que tomaron el número de los siete que fueron elegidos en .
Con todo, hay ciertas razones para rechazar la idea de que estos siete fueron elegidos para la posición de diáconos. El uso de diakonia y diakoned es no es concluyente porque diakonia se usa en para referirse también al tra­bajo de los apóstoles. Por eso no hay razón para concluir que lo que aparece en el versículo 5 es el nombramiento de los primeros diáconos. El Nuevo testa­mento nunca se refiere a los hombres que se mencionan en como diáconos. Solo dos de estos hombres aparecen mencionados en otros lugares (Esteban y Felipe), pero no se les llama diáconos.
Tengamos en cuenta que Hechos fue escrito en los primeros años de la vida de la iglesia. Ya hemos visto que ninguna de las epístolas escritas a iglesias espe­cíficas reconocía la posición de diácono, excepto en la posible indicación en Filipenses. No hay fuerte evidencia en esas epístolas para afirmar que el cargo de diácono fue instituido en . Los ancianos son mencionados más tarde en el libro de Hechos y en varias de las epístolas a las iglesias, pero no los
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diáconos. Si es de verdad la institución del cargo de diácono, parece extraño que a los diáconos no se les vuelve a mencionar en Hechos.
Notemos la palabra "trabajo" en . Eso sugiere que los siete hom­bres fueron llamados para ayudar a resolver una crisis temporal, no necesaria­mente para ser instalados en un cargo permanente. Otros ministerios que siguieron parece que fueron distintos de la tarea inmediata. A ninguno de los siete se les vuelve a mencionar nunca más en asociación con ningún ministerio de distribución de alimentos.
Notemos que los siete que fueron elegidos todos tenían nombres griegos. Si aquellos hombres estaban siendo elegidos por la iglesia en Jerusalén para un ministerio continuado, parece extraño que solo fueran elegidos griegos. Un orden permanente de diáconos en Jerusalén probablemente no habría estado compuesto de solo griegos. Por el otro lado, parece razonable concluir que fueran elegidos siete griegos para cuidar de un ministerio a corto plazo a favor de las viudas griegas que habían sido descuidadas. Esos hombres conocían la situación y a su pueblo.
Es mejor ver el suceso que se describe en como un esfuerzo hecho por la iglesia de Jerusalén para resolver una crisis temporal, y el llamamiento de los siete como un ministerio temporal.
Si los hombres en no eran diáconos, ¿qué eran?
Si el diaconado se hubiera mantenido como una función oficial, sería lógica esperar que se mencionara en . Hubo una hambruna en Judea seis o siete años después de los sucesos de . La iglesia de Antioquía, respon­diendo a las necesidades de los creyentes en Jerusalén, envió una ofrenda para ayudarlos: "Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, deter­minaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo" ).
La comparación de con 11:29-30 sugiere que el ministerio en curso de la distribución de bienes en la iglesia de Jerusalén fue confiado a los ancianos, no a los diáconos. Si hubiera habido un diaconado oficialmente cons­tituido en con la responsabilidad continua de la distribución de bienes a los necesitados, la iglesia de Antioquía hubiera enviado sus contribu­ciones a ese grupo.
Examinemos ahora a los hombres escogidos en . El versículo 8
220 El plan del Señor para la iglesia
dice: "Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo". Su funcionamiento no era el que típicamente corresponde a un diácono, como se indica en . Era muy conocedor de la Palabra y casi apostólico en sus dones. Hacía grandes prodigios y señales.
En leemos acerca de Felipe, a quien se le describe como un evangelista. Dado que nos presenta a Esteban predicando y
nos muestra a Felipe evangelizando, parece que los siete hombres de estaban más cerca de la función de ancianos que de la de diáconos. Los siete hombres tenían responsabilidades administrativas, habían supervisado una tarea muy amplia, algunos predicaban la Palabra de Dios y otros evangelizaban a los perdidos. Estaban llenos del Espíritu, fe y sabiduría, y algunos incluso hacían grandes prodigios y señales (cp. ; ).
Es digno de notarse que solo fueron elegidos siete hombres. ¿Cómo era posible que siete hombres pudieran llevar a cabo las necesidades tan amplias a las que se enfrentaba la iglesia de Jerusalén? ¡Se necesitarían más de siete hom­bres para hacer solo la distribución de los alimentos! Lo más probable es que estos siete hombres fueron un grupo de líderes espirituales altamente califi­cados, maestros y hombres honorables escogidos para administrar la situación. Al cumplir con ese ministerio, liberaron a los apóstoles para que se dedicaran completamente a las prioridades de la oración y del ministerio de la Palabra.
Aunque no podemos decir categóricamente que habla acerca de los ancianos y diáconos como oficiales de la iglesia, podemos ver claramente que hay una necesidad para dos áreas de ministerio: Una es la de la enseñanza y la oración (v. 4), que involucra solo cuidado espiritual; la otra es de adminis­tración y supervisión de necesidades (v. 1-3), que involucra tanto cuidado espi­ritual como físico.
Los siete hombres en hicieron más que solo entregarles ali­mentos a las personas. Sabemos que Esteban y Felipe fueron predicadores diná­micos. Algunos pueden haber dado por supuesto que los otros hombres mencionados en no lo eran. Pero inmediatamente después que fueron elegidos, la iglesia: "Los [presentó] ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los dis­cípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén" (). Eso indica que los siete fueron parte del crecimiento de la naciente iglesia. También sugiere que funcionaban más como ancianos que como diáconos.
No hay ninguna indicación de que los siete continuaron sirvieron en su capacidad original. A Esteban lo mataron poco después de esto, y Felipe se tras­ladó a Samaria. La persecución de los cristianos en Jerusalén que empezó bien pronto pudo haber esparcido a todo el grupo. Como ya hemos notado, para el
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tiempo de no se menciona al grupo para nada. Más bien leemos de un grupo de ancianos. Si quedaba alguno de los siete originales, ministrarían probablemente como ancianos o apóstoles secundarios de las igle­sias, no diáconos.
¿Hay algún pasaje en las Escrituras que se refiera a los diáconos en sentido oficial?
Después de haber examinado varios pasajes generales o cuestionables en refe­rencia con el cargo de diácono, es necesario que estudiemos un pasaje del Nuevo Testamento que se puede decir definitivamente que se refiere a esa posi­ción: . El versículo 8 dice: "Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias des­honestas". Una clave interpretativa de ese versículo es "asimismo". Se refiere al versículo 1, en el que encontramos la declaración: "Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea". Eso indica que los diáconos ocupaban una posición reconocida como la tenían los ancianos.
De manera que en la iglesia tiene que haber una pluralidad de hombres pia­dosos: Los ancianos que supervisan la obra del Señor en la iglesia. Ellos están asistidos en su trabajo por los diáconos. Una iglesia no necesita más oficiales que esos ni precisa una organización más sofisticada.
Para el año 60 d.C., cuando esta epístola probablemente se escribió, la iglesia se había desarrollado hasta el punto en el que los requisitos espirituales que se esperaban de los líderes de la iglesia eran ya específicos, y no obstante, las instrucciones para la organización eran todavía bastante limitadas. Eso es así por voluntad divina. Hay una gran flexibilidad en la organización individual de una iglesia porque Dios sabía que las situaciones y las necesidades podían diferir a lo largo del tiempo y de las diferentes culturas. Las Escrituras no hacen hincapié en la organización, sino en la pureza de los líderes y en su profundidad espiritual.
¿Cuáles son los requisitos para ser diácono?
Los requisitos para ser diáconos los podemos dividir en dos categorías: Carácter personal y carácter espiritual.
Carácter personal
Pablo menciona cuatro requisitos personales: Primero, los diáconos deben ser
222 El plan del Señor para la iglesia
hombres que tengan dignidad (). Eso quiere decir que deben ser dignos de respeto y consideración, que no tratan las cosas con ligereza. La palabra griega para "dignidad" es semnos, que significa "venerable, honorable, de con­fianza, serio, sobrio, solemne". La misma palabra griega aparece en que dice que "los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia" (cursivas añadidas).
también dice que un diácono debe ser "sin doblez", es decir, que no sea un hombre que dice una cosa a uno y otra muy diferente a otro, que no sea un chismoso malicioso. Siempre es consecuente y justo en lo que dice. Que tampoco sea aficionado al "mucho vino". Por el contrario, de be ser conocido por su pensamiento claro y dominio propio. Por último, Pablo dice que los diáconos no deben ser "codiciosos de ganancias deshonestas". Eso debiera ser muy importante porque a veces los diáconos son responsables de manejar los fondos. Por lo tanto, sus metas en la vida no deben ser monetarias. dice que la pasión por ganar dinero corrompe a un hombre.
Carácter espiritual
Pablo también menciona cuatro requisitos espirituales. Primero: "que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia" (). En otras palabras, debe tener convicciones basadas en el conocimiento de la doctrina bíblica verdadera. Su "limpia conciencia" implica que vive prácticamente sus convicciones. Debe aferrarse a la fe y aplicar la verdad a su vida.
El segundo requisito espiritual para los diáconos lo encontramos en el ver­sículo 10: "Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles". Antes de que un hombre sea nom­brado oficialmente para servir como diácono debe haber demostrado que es fiel en servir al Señor. Si ha demostrado que es intachable, entonces puede servir.
Tercero, un diácono debe ser moralmente puro en todos los sentidos, como los ancianos. El versículo 10 literalmente dice: "Que sirvan como diáconos si están en el proceso de ser irreprensibles". Los que no son irreprensibles están descalificados para servir como diáconos. El versículo 12, que dice: "Los diá­conos sean maridos de una sola mujer", también implica que los diáconos tienen que ser moralmente puros. Pero eso no quiere decir necesariamente que un diácono tiene que ser alguien que nunca se ha divorciado, aunque eso sería una descalificación si su pecado ha contribuido al divorcio o si las circunstan­cias del divorcio le van a traer deshonra. Lo que se enseña aquí es que un diá­cono debe ser un hombre totalmente fiel y dedicado a su esposa. El texto griego en realidad está diciendo: "Que los diáconos sean hombres de una sola mujer".
Respuestas a las preguntas clave sobre los diáconos 223
El tener una esposa no refleja necesariamente el carácter de la persona, pero el ser fiel y dedicado a tu esposa si que lo refleja.
La cuarta característica de la vida espiritual de un diácono es que dirija bien a su familia. Se espera que los diáconos "gobiernen bien sus hijos y sus casas" (v. 12). Un diácono debe demostrar que tiene habilidad para gobernar. El terreno de pruebas del liderazgo es cómo gobierna un hombre a sus propios hijos y hogar.
Aunque estos requisitos personales y espirituales los deben cumplir los que ministran en las posiciones de anciano y diácono, eso no quiere decir que se baja el nivel para los demás en la congregación. Cada miembro de iglesia debiera procurar desempeñar el papel de diácono, ya sea reconocido oficial­mente como tal o que sea un servidor del cuerpo de Cristo. Los requisitos espe­cificados en debieran ser la meta y directriz para todos los creyentes.
¿Qué dice la Biblia acerca de diaconisas?
empieza: "Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo". De nuevo, "asimismo" tiene que ver con una posición en la iglesia. A diferencia de cómo algunas versiones de la Biblia traducen este versículo, sabemos que Pablo no estaba hablando acerca de las esposas de los diáconos porque no usó el pronombre para referirse a ellas. Él no dijo sus esposas, o sus mujeres. Puesto que no hay comentarios acerca de las esposas de los ancianos, ¿por qué los iba a haber sobre las esposas de los diá­conos?
En leemos: "Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa [diakonos] de la iglesia en Cencrea". Febe estaba reconocida por la iglesia por su servicio. Es posible que ella sirviera en una capacidad ofi­cial en la iglesia en Cencrea.
La palabra griega para "mujeres" en es gunaikas. Da la impresión que Pablo usó ese término para ser específico puesto que no existe la forma femenina de diakonos. La forma de la palabra diakonos es tanto mascu­lina como femenina; Pablo no habría sido claro ni preciso de haber usado el tér­mino diakonos si se quería referir a las mujeres que servían. Tenía que identificarlas como mujeres.
En encontramos, pues, descritas tres diferentes posiciones en la iglesia: Ancianos, diáconos y diaconisas. Esto es lo que Pablo tenía que decir acerca de las diaconisas: "[Que] sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo" (v. 11).
224 El plan del Señor para la iglesia
¿Cuál es la diferencia entre ancianos y diáconos?
Es esencial reconocer que los diáconos cumplen los mismos requisitos que los ancianos en términos de carácter y vida espiritual. La única diferencia entre sus credenciales es que el anciano debe ser capaz de enseñar, pero ese no es un requerimiento para el diácono. En las iglesias hoy encontramos que algunos que son llamados ancianos están en realidad más cerca de ser diáconos y vice­versa. Ambos deben demostrar que son siervos de Cristo capaces de gobernar sus propias familias y dirigir a los miembros de su congregación. Los ancianos deben tener la responsabilidad primaria de la enseñanza de la Palabra, y eso lo pueden llevar a cabo al contar con diáconos que comparten con ellos la carga del ministerio en la iglesia.
Los diáconos están llamados a administrar, pastorear y cuidar de la grey. Aunque su función primaria no es la de enseñar, no están por eso menos cali­ficados espiritualmente, ni menos honrados o respetados que los ancianos. Ellos liberan a los que están más capacitados para enseñar, orar y estudiar la Palabra.
En un sentido especial, la tarea del diácono resume la esencia de la grandeza espiritual. Nuestro Señor dijo: "Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" ().
El Señor Jesucristo es, pues, el modelo para los que quieren entrar en el ministerio del diaconado. Es una tarea de servicio, sacrificio y dedicación a las necesidades de los demás. La recompensa del cargo de diácono no es la gloria temporal que viene de la adulación humana, sino la bendición eterna que viene de vivir una existencia de servicio espiritual para la gloria de Dios.
225
Los requisitos para el Apéndice
liderazgo espiritual*
El carácter y la eficacia de cualquier iglesia tienen que ver directamente con la calidad de su liderazgo. Esa es la razón por la que la Biblia recalca la impor­tancia de un liderazgo de iglesia acreditado y nos proporciona las directrices específicas para evaluar a los que quieren servir en esas posiciones sagradas. Fallar en adherirse a esas directrices ha causado muchos de los problemas que las iglesias enfrentan en la actualidad en todo el mundo.
Es significativo que en su descripción de los requisitos para los ancianos, Pablo se enfoca más bien en el carácter que en las funciones. Un hombre es aprobado por lo que es, no por lo que hace. Si peca y de esa forma mancha su carácter, queda sujeto a la disciplina enfrente de toda la congregación (). La iglesia debe proteger cuidadosamente esa sagrada función.
Los requisitos espirituales para el liderazgo no son negociables. Estoy con­vencido de que son parte de lo que determina si un hombre es de verdad lla­mado por Dios al ministerio. Los eruditos de la Biblia y los seminarios pueden ayudar a capacitar a un hombre para el ministerio, y los concilios de las iglesias y los comités de púlpito pueden ofrecerle oportunidades para servir, pero solo Dios puede llamar a un hombre y hacerle idóneo para el ministerio. El llama­miento al ministerio no es una cuestión de analizar nuestros talentos y entonces elegir la carrera que mejor encaja con ellos. Es un impulso generado por el Espíritu Santo para ser un hombre de Dios y servirle a Él en la iglesia. Los que Dios llama van a cumplir con los requisitos.
¿Por qué son tan elevados los requisitos? Porque tal como sean los líderes, tal llegará a ser el pueblo. Como Oseas dijo: "Y será el pueblo como el sacer­dote" (4:9). Jesús dijo: "El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro" (). La historia bíblica demuestra que los creyentes pocas veces superarán el nivel espiritual de sus líderes.
establece cuidadosamente los requisitos espirituales
*De las cintas casetes GC 54-18-54-24.
226 El plan del Señor para la iglesia
para los hombres en posiciones de liderazgo. Pablo habla específicamente de los requisitos de los ancianos en los versículos que vamos a examinar (vv. 1-7), pero notemos que las únicas diferencias significativas entre los requisitos de los ancianos y de los diáconos es que el anciano debe tener la habilidad de enseñar (cp. vv. 1-7 y 8-13).
Pablo empieza afirmando que el hombre que desea ser obispo aspira a una buena obra (v. 1). Pero nadie debiera ser puesto en una posición de liderazgo basado solo en deseos. La iglesia tiene la responsabilidad de afirmar si el hombre es apto para el ministerio midiéndole con el nivel establecido por Dios en los versículos 2-7.
"Irreprensible":
Es un hombre de carácter incuestionable
Pablo empieza diciendo: "Pero es necesario que el obispo [o anciano] sea irre­prensible" (v. 2). La palabra griega que traducimos como "es necesario" indica una absoluta necesidad: Ser irreprochables es obligatorio para los sobrevee­dores. Es un requerimiento fundamental y universal. De hecho, los otros requi­sitos mencionados por Pablo en los versículos 2-7 definen e ilustran lo que significa "irreprensible".
El texto griego indica que se está refiriendo a un estado presente de irrepro­chabilidad. No se refiere a pecados que el hombre cometiera antes de madurar como cristiano, a menos que esos pecados permanezcan como una plaga en su vida. (En ese sentido nadie es impecable.) La idea es que él ha mantenido una reputación de irreprochabilidad.
Irreprensible" (v. 2) significa que "no hay base para detenerlo". Un hombre irreprensible no se le puede echar mano como si fuera un delincuente que nece­sita ser detenido por sus acciones. No hay nada de que acusarle. Es irrepro­chable.
La vida de un líder de la iglesia no puede estar ensuciada por el pecado, ya sea una actitud, hábito o incidente. Eso no quiere decir que tenga que ser per­fecto, pero no debe haber ningún defecto obvio en su carácter. Debe ser un modelo de piedad de manera que pueda legítimamente invitar a su congrega­ción para que siga su ejemplo (). Los creyentes tienen que tener la segu­ridad de que el líder no los va a llevar al pecado.
Los líderes espirituales deben ser irreprensibles porque ellos establecen el ejemplo para que la congregación lo siga. Esa es una demanda alta, pero no es una ley para unos y otra para otros. Puesto que los creyentes son responsables
Los requisitos para el liderazgo espiritual 227
de seguir el ejemplo de los líderes piadosos (, ), Dios también espera de ellos irreprochabilidad. La diferencia está en que ciertos pecados pueden descalificar a los líderes de iglesia de por vida, mientras que eso no es exacta­mente así para otras funciones menos prominentes en la iglesia. No obstante, Dios espera que todos los creyentes sean santos, irreprensibles (cp. ; ; ; ; ; ; ).
Un líder de iglesia queda descalificado cuando hay una situación en su vida que les comunica a otros que uno puede vivir en pecado y no obstante, ser todavía un líder espiritual. Siempre hay personas maliciosas que andan bus­cando la manera de desacreditar la reputación de Cristo y de su iglesia. Un líder pecaminoso les ayuda mucho a mantener esa actitud, pues les da una buena oportunidad para justificar su incredulidad.
No es una coincidencia que muchos pastores caen en el pecado y se desca­lifican a sí mismos para el ministerio. Satanás trabaja sin descanso para socavar la integridad de los líderes espirituales porque cuando lo logra destruye sus ministerios y deshonra a Cristo, Por tanto, los líderes espirituales deben pro­teger sus pensamientos y acciones cuidadosamente, y las congregaciones deben orar con fervor por la fortaleza de sus líderes.
Creo que el diablo ataca a los líderes espirituales con tentaciones más severas que las que experimentan los demás cristianos. Es comprensible que los que dirigen los ejércitos de la verdad y de la luz en contra del reino de las tinie­blas experimentarán la oposición más fuerte de parte del enemigo.
Un pastor manchado es como el cristal sucio de una ventana: Un símbolo religioso que no permite que pase la luz. Esa es la razón por la que el requisito inicial para el liderazgo espiritual es irreprochabilidad. El autor puritano Richard Baxter escribió:
Tengan cuidado de sí mismos, para que no caigan en los pecados contra los cuales predican en otros, a fin de que no sean culpable de lo que condena a diario en los demás. ¿Van a dedicar su vida a alabar a Dios, y cuando lo han hecho, ¿lo van a deshonrar tanto como los demás? ¿Van a proclamar el poder soberano de Cristo, y al mismo tiempo condenarlo, rebelándose contra él? ¿Van a predicar sus leyes y luego quebrantarlas deliberadamente?
Si el pecado es malo, ¿por qué viven en él? Si no lo es, ¿por qué tratan de apartar a los hombres de él? Si es peligroso, ¿por qué se atreven a jugar con él? Si no lo es, ¿por qué dicen a los hombres que lo es? Si las amenazas de Dios son ciertas, ¿por qué no las temen ustedes
228 El plan del Señor para la iglesia
mismos? Si son falsas, ¿por qué molestan innecesariamente a los hom­bres con ellas, y los atemorizan de esa manera sin razón?
Ustedes que han "entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte" (); ¿y no obstante las hacen? "Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que pre­dicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adul­terar", o emborracharse, o codiciar, ¿haces lo mismo? (). "Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?" ¡Qué! ¿Hablará el mal la misma lengua que predica en contra del mal? ¿Censurarán, murmurarán y calumniará esos labios a su vecino cuando desprecian esas mismas cosas en otros?
Tengan cuidado de sí mismos, no sea que menosprecien el pecado y no obstante, no lo venzan en ustedes; a fin de que, cuando buscan eli­minarlo en otros, ustedes no se inclinen ante él y se conviertan en su esclavo. "Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció". "¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?" (). Oh, hermanos, es mucho más fácil criticar el pecado que vencerlo. (The Reformed Pastor [El pastor reformado] [Carlisle, Pa.: Banner of Truth, 1956], pp. 67-68).
Baxter también escribió:
Cuando sus mentes están en un estado de ánimo celestial, es muy probable que su pueblo participe de sus frutos. Sus oraciones, alabanzas y doctrina serán dulces y celestiales para ellos. Ellos probablemente sen­tirán cuándo han estado en comunión con Dios, y aquello que más abunda en su corazón es lo que más quedará en sus oídos...
Cuando permito que mi corazón se enfríe, mi predicación es fría; y cuando está confundido, mi predicación es confusa; y puedo a menudo observar en los mejores de mis oyentes, que cuando mi predicación es fría, ellos también se enfrían; y no tardando mucho las oraciones que escucho de ellos son muy frecuentemente como mi propia predica­ción...
Oh hermanos, vigilen, por tanto, sus corazones: Arrojen de él las codicias y pasiones, y las inclinaciones mundanas. Cultiven la vida de la fe, del amor, del celo santo. Dediquen tiempo a estar en casa y a estar con Dios... Tengan cuidado de ustedes mismos, a fin de que su ejemplo
Los requisitos para el liderazgo espiritual 229
no contradiga su doctrina... para que no deshagan con sus vidas lo que dice con sus lenguas; y sean ustedes mismos los más grandes obstáculos para el éxito de sus propias tareas. Una palabra orgullosa, desabrida, imperiosa, una disputa innecesaria puede destruir el efecto de muchos sermones y anular todo lo que ha estado haciendo (pp. 61-63).
¿Cómo se protegen los líderes a sí mismos contra las arremetidas de Satanás? La respuesta es triple: La Escrituras, la oración y el compañerismo. David dijo: "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti" (). Estar en contacto continuo con la Palabra de vida nos guarda del pecado y nos purifica (cp. ). Tristemente, muchos líderes espirituales se permiten el lujo de olvidarse personalmente de la Palabra de Dios. Quizá la naturaleza de su ministerio no les exige estudiar la Palabra cada día, de manera que sus vidas no están en diario contacto con la verdad que convence y trans­forma. O quizá se han acomodado en cuanto a su nivel de dedicación a la Palabra de Dios. Si es así, han descuidado el poder que viene del ministerio del Espíritu de Dios por medio de su Palabra y han creado una seria debilidad en su armadura espiritual.
La oración reconoce nuestra dependencia de Dios para la obtención del poder y la victoria espiritual. Es el reconocimiento de que necesitamos ayuda. El compañerismo es asimismo muy importante. En mis batallas espirituales he recibido mucha fortaleza y ánimo de aquellos que me rodean y se ven metidos en las mismas luchas.
Al decir que los sobreveedores deben ser irreprensibles, el apóstol Pablo no estaba diciendo que deben ser perfectos, porque de ser así todos estaríamos des­calificados. Sin embargo, sí está diciendo claramente que no debe haber nin­guna clase de pecado que manche su reputación o haga cuestionable su carácter. Al hablar de los otros requisitos de los sobreveedores, simplemente está expresando los varios aspectos de lo que significa ser irreprensible.
`Marido de una sola mujer": Es sexualmente puro
"Marido de una sola esposa", como aparece en algunas versiones de la Biblia, no es la mejor traducción según mis estudios del texto griego. Creo que las palabras griegas que han traducido como "esposa" (gunaikos) y "esposo" (aner) quedan mejor traducidas como "mujer" y "hombre". La construcción en el
230 El plan del Señor para la iglesia
griego hace hincapié en una sola, comunicando así la idea de hombre de una sola mujer.
Es apropiado que la fidelidad sexual aparezca lo primero en la lista de requi­sitos morales de Pablo porque parece ser que esa es el área que con más fre­cuencia descalifica a un hombre para el ministerio. Es, por tanto, un asunto de muy seria preocupación.
Se han propuesto muchas interpretaciones de este requisito. El punto de vista de que el anciano solo puede tener una esposa a la vez ha sido el entendi­miento tradicional de la frase "marido de una sola mujer", pero el clima reli­gioso y cultural del tiempo de Pablo hace improbable que él se estuviera refiriendo a la poligamia. Porque ni los judíos ni los romanos tendían a practi­carlo.
Algunos intérpretes dicen que "marido de una sola mujer" quiere decir que un hombre no puede ser un anciano si se ha vuelto a casar por alguna razón. Pero Pablo no podía estar refiriéndose a unas segundas nupcias porque él ya había indicado claramente que Dios permite el casarse de nuevo cuando el cón­yuge fallece (; ; ).
Otros dicen que Pablo estaba prohibiendo a los hombres divorciados que sirvieran como ancianos. Pero si Pablo se estaba refiriendo al divorcio, él podía haber clarificado el asunto diciendo: "El anciano debe ser un hombre que nunca se haya divorciado". Pero incluso esa declaración presentaría problemas porque la Biblia enseña que volverse a casar después del divorcio está dentro de la voluntad de Dios bajo dos circunstancias.
Primera, el divorcio está justificado cuando el cónyuge cae con frecuencia en el pecado sexual. Jesús dijo a los líderes religiosos: "También fue dicho [por vuestras tradiciones rabínicas]: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio" (). Muchos hombres judíos se divorciaban de sus esposas por razones insignificantes, y el único requerimiento era completar los docu­mentos necesarios.
Pero Jesús dijo: "El que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornica­ción, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio" (). Esto implica que la fornicación proporciona bases legítimas para el divorcio.
Creo que la mención de fornicación en este contexto se refiere a la situación extrema de caer en pecado sexual de manera constante e impenitente. Dios en su misericordia permite que la parte inocente quede libre de un cónyuge así de degenerado. Con ello viene la libertad para volver a casarse con un creyente.
Bajo la ley del Antiguo Testamento, si uno de los cónyuges cometía adul­terio, él o ella podían ser condenados a morir apedreados. Eso le liberaba al otro
Los requisitos para el liderazgo espiritual 231
cónyuge del lazo matrimonial y le permitía volver a casarse. Aunque Dios ya no demanda la muerte de un cónyuge infiel, el pecado de adulterio no es menos serio. ¿Podemos pensar que la misericordia de Dios al perdonar la vida del adúltero o adúltera se debe usar para penalizar a la parte inocente a vivir todo el resto de su vida solo? No lo creo. La gracia que perdona la vida del adúltero también libera a la parte inocente para que se vuelva a casar.
Segunda, el divorcio está justificado cuando un cónyuge incrédulo se marcha voluntariamente. En Pablo dice: "Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios". Si un cónyuge incrédulo quiere separarse de su pareja, el creyente queda libre para dejarle marchar. Dios no te pide que vivas en un estado de guerra con un cónyuge así.
Algunos dicen que prohibe que los hombres solteros sirvan como ancianos. Pero esa interpretación queda refutada por el hecho de que Pablo mismo, que era un anciano (; ), él mismo era soltero ().
La frase "hombre de una sola mujer" no se refiere para nada al estado marital. Pablo está presentando los requisitos morales de los líderes espiri­tuales, no indicando cuál debiera ser el estado civil o condición externa del anciano. "Hombre de una sola mujer" habla del carácter de un hombre, del estado de su corazón. Si está casado, debe estar dedicado completamente a su esposa. Ya sea que esté casado o soltero, no debe ser un donjuán.
Lamentablemente, es posible estar casado con una sola esposa y no obs­tante, no ser un hombre de una sola mujer. Jesús dijo: "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón". está diciendo que un hombre casado —o no casado— que desea muchas mujeres no es idóneo para el ministerio. Un anciano debe amar, desear y pensar solo en la esposa que Dios le ha dado.
La pureza sexual es un asunto principal en el ministerio. Por esa razón Pablo lo puso a la cabeza de la lista.
"Sobrio" :
No es dado a los excesos
La palabra griega que traducimos como "sobrio" (néphalios) significa sin vino o no mezclado con vino. Habla de sobriedad, de lo opuesto a la embriaguez. El vino era una bebida común en los tiempos bíblicos. Debido a que Palestina era una tierra tan caliente y seca, era a menudo necesario consumir una buena can‑
232 El plan del Señor para la iglesia
tidad de vino para reponer los fluidos corporales que se perdían por el calor. A fin de evitar la embriaguez, el vino se mezclaba normalmente con bastante can­tidad de agua. Aun así, la falta de refrigeración y las propiedades fermentativas del vino hacían que la embriaguez fuera un problema.
Aunque el vino podía alegrar el corazón de la persona () y era bene­ficioso para propósitos medicinales tales como el malestar de estómago () y aliviaba el dolor de los moribundos (), su abuso era común. Por eso dice: "El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cual­quiera que por ellos yerra no es sabio".
dice: "¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar".
registra un ejemplo del efecto degradante del vino. Noe plantó una viña, hizo vino y se embriagó. Cuando se encontraba en esa situación, vieron que "estaba descubierto en medio de su tienda" (v. 21). El texto hebreo implica alguna forma de pecado sexual. Su hijo Cam le vio en ese estado y se burló de él. Sus otros dos hijos entraron en la tienda andando de espaldas para no ver la desnudez de su padre porque estaban avergonzados de su pecamino­sidad.
A causa de su posición, ejemplo e influencia, ciertos líderes judíos se abste­nían del vino. Los sacerdotes no podían entrar en el tabernáculo de Dios si habían bebido vino o sidra (). Los reyes también recibieron el consejo de no beber porque el vino podía entorpecer su juicio (). El voto de los nazareos, el voto más elevado de dedicación espiritual en el Antiguo Testamento, prohibía que sus participantes bebieran vino (). De la misma manera, los líderes espirituales de hoy deben evitar la embriaguez a fin de que puedan pensar y discernir debidamente y ser un ejemplo de un compor­tamiento controlado por el Espíritu.
Es muy probable que el uso de Pablo del término néphalios fuera más allá del sentido literal de evitar la embriaguez al sentido figurado de estar alerta y ser vigilante. Un anciano debe negarse a todo exceso en la vida que disminuya su pensamiento claro y sano juicio.
Los requisitos para el liderazgo espiritual 233
El comentarista William Hendriksen dijo: "Esa persona vive profunda­mente. Sus placeres no son ante todo los de los sentidos, como los placeres de un borracho, por ejemplo, sino los del alma. Está lleno de fervor moral y espi­ritual. No es dado a los excesos (en el uso del vino, etc.), sino es moderado, bien equilibrado, calmado, cuidadoso, estable y sano. Esto corresponde a sus hábitos y gustos físicos, morales y mentales" (Exposition of the pastoral Epistles [Exposición de las epístolas pastorales] [Grand Rapids: Baker, 1981, p. 122).
La bebida es solo una de las áreas en las que pueden tener lugar los excesos. Se ha dicho que el pecado de los predicadores es comer excesivamente, y a menudo esa es una crítica justa. Pero los líderes espirituales tienen que ser moderados y equilibrados en todas las áreas de la vida.
"Prudente":
Se disciplina a sí mismo
La palabra griega que traducimos como "prudente" (sóphrdn) habla de disci­plina o dominio propio. Es el resultado de ser moderado (v. 2). El hombre moderado evita los excesos de manera que puede ver las cosas con claridad, y esa claridad de pensamiento lleva a una vida disciplinada y ordenada. Sabe cómo ordenar sus prioridades.
Sóphrjn habla de una persona que es seria acerca de los asuntos espiri­tuales. Un hombre así no tiene la reputación de un payaso. Eso no quiere decir que evita el humor, un buen líder es capa de usar bien el humor y disfrutarlo. Pero tiene que tener apreciación por lo que de verdad importa en la vida.
Algunos hombres jóvenes tienen una mentalidad frívola, pero cuanto más sirven a Cristo y observan la vida, tanto más capaces son de ver las cosas con la perspectiva de Dios. A medida que pasa el tiempo, su frivolidad se va tem­plando por su creciente comprensión de la condición perdida del hombre y de la realidad inevitable del infierno. Eso es parte de ser una persona prudente.
Recibí una carta de parte de una señora que nos daba las gracias porque nuestro programa de radio le había ayudado a romper con una adicción y dependencia de diez años a las telenovelas. Había aprendido a estudiar y meditar en la Palabra de Dios más que pasarse cinco horas al día pegada al tele­visor. Alababa a Dios por su gracia de liberarla de ese hábito. Me regocijé con ella porque había aprendido a fijar su mente en la que de verdad merece la pena pensar.
Pablo dijo: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen
234 El plan del Señor para la iglesia
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (). Esa es la manera de funcionar de una mente ordenada y disciplinada.
"Decoroso":
Se organiza bien
La palabra griega que traducimos como "decoroso" es kosmios. Viene de la raíz kosmos, la cual en su sentido general se refiere a la interacción entre los valores humanos, divinos y satánicos. Un hombre "decoroso" es aquel que aborda todos los aspectos de la vida en una manera ordenada y sistemática.
Esta es la clase de persona que cumple diligentemente con sus muchos deberes y responsabilidades. Su mente disciplinada produce acciones discipli­nadas: "Decoroso".
Lo opuesto de kosmios es caos. Los ancianos no deben tener un estilo de vida caótico. Eso debe ser así porque su trabajo involucra administración, supervisión, programación y el establecimiento de prioridades.
El ministerio no es el lugar para un hombre cuya vida es una continua con­fusión de planes sin cumplir y actividades desorganizadas. A lo largo de los años he visto a hombres que han tenido dificultades en ministrar eficazmente a causa de que no podían organizar sus vidas como correspondía. No se podían concentrar en una tarea o establecer y alcanzar metas de una forma sistemática. Ese desorden descalifica.
"Hospedador": Es hospitalario
La palabra griega que traducimos como "hospedador" está compuesta de las palabras xenos ("desconocido") y phileü ("amar" o "mostrar afecto"). Significa amar a los desconocidos.
A menudo escucho que tal persona tiene el don de la hospitalidad debido a que es una buena cocinera o porque le gusta recibir la visita de los amigos en su casa. Con todo lo importantes y positivas que son esas virtudes, esos no son ejemplos de hospitalidad.
La hospitalidad bíblica es mostrar amabilidad hacia los desconocidos, los que no son amigos. En Jesús dice: "Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y
Los requisitos para el liderazgo espiritual 235
serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos".
Soy consciente que mostrar amor hacia los desconocidos lleva a la vulnera­bilidad y puede ser aun peligroso porque alguien puede aprovecharse de su amabilidad. Si bien Dios no le pide que se olvide de la sabiduría y del discerni­miento al relacionarse con desconocidos (cp. ), sí espera que nosotros los amemos y seamos hospitalarios (; ; ).
Cuando pienso en mi responsabilidad de amar a los desconocidos, me acuerdo de que Dios nos recibió en el seno de su familia a nosotros que "esta­bais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo" (). Puesto que nosotros, los que somos gentiles, hemos sido recibidos por Dios, ¿cómo podemos fallar en recibir a los desconocidos en nuestras casas? Al fin y al cabo, todo lo que tenemos le pertenece a Dios. Nosotros somos solo sus mayordomos.
"Apto para enseñar": Tiene habilidad para enseñar
La palabra griega traducida como "apto para enseñar" (didaktikon) aparece solo dos veces en el Nuevo Testamento (aquí y en ). Significa "hábil para enseñar". Es el único requisito mencionado aquí que tiene que ver con la fun­ción de un anciano y que le diferencia del diácono.
Pablo le recuerda varias veces a Timoteo la prioridad de la enseñanza (; , ). Los ancianos deben estar especializados en la enseñanza. Deben tener la habilidad de comunicar la Palabra de Dios y la integridad para hacer que su enseñanza sea creíble.
El ímpetu más poderoso para una enseñanza eficaz es la credibilidad. Un maestro experto practicará lo que predica. Si usted enseña una cosa y vive otra, se está contradiciendo y socava su enseñanza.
Pablo le dijo a Timoteo: "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes" (). El quería que Timoteo fuera un modelo que los demás pudieran seguir, un prototipo de su propia enseñanza. Pablo luego sigue mencionando las áreas de la vida en las que Timoteo debería ser un ejemplo: "En palabra [lo que dices], conducta [lo que haces], amor [lo que sientes], espíritu [lo que piensas], fe [lo que crees] y pureza [lo que te motiva]" (v. 12). Ese comportamiento ejemplar en cada dimensión de la vida es el factor primero y principal para el éxito en la enseñanza.
En Pablo dice: "Sed imitadores de mí, así como yo de
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Cristo". Usted no es un maestro experto a menos que pueda invitar a las per­sonas a que le imiten.
El Espíritu Santo da el don de enseñar a los que n llama para enseñar a la iglesia (; ; ). No es una habilidad natural, sino un don del Espíritu que le habilita a uno para enseñar la Palabra de Dios eficazmente.
Primera Timote 4:6 describe a un "buen ministro de Jesucristo" como alguien "nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina". Aunque Timoteo era esa clase de ministro, Pablo le anima a guardar cuidadosamente la sana doctrina que le había sido enseñada. En Pablo dice: "Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado". En dice: "Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en noso­tros".
Hablando en general, cuanto más completo es el conocimiento doctrinal del maestro mejor será su enseñanza. Eso no quiere decir que un nuevo cris­tiano no puede ser un buen maestro, pero sí tendrá que trabajar con diligencia para compensar su falta de conocimiento.
La actitud del maestro es tan importante como lo que conoce. Si usted enseña la verdad de Dios con arrogancia, va a socavar lo que dice. Esa es la razón por la que la humildad es tan esencial para enseñar con eficacia. Pablo dijo: "Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen" ().
"No dado al vino": No es un bebedor
La palabra griega que traducimos como "no dado al vino" (paroinos) significa "uno que bebe". No se refiere a un borracho, pues eso sería una descalificación evidente. De lo que se habla aquí es de la reputación del hombre: ¿Es conocido como un bebedor?
Ya hemos visto que la palabra griega que traducimos como "sobrio" (v. 2) se refiere en su sentido literal a la persona que no está embriagada, que practica la temperancia. Paroinos, por el otro lado, se refiere a con quien nos asociamos. Esa persona no frecuenta los bares, las tabernas y cantinas. No se siente cómodo con las escenas ruidosas asociadas con la bebida. Su estilo de vida no es el de un bebedor.
Los requisitos para el liderazgo espiritual 237
"No pendenciero": No es peleón
Usted no puede ser un anciano si arregla sus diferencias con otros a puñetazos o de otras formas violentas. La palabra griega que traducimos como "penden­ciero" (préktés) significa "uno que da golpes" o "golpeador". Un anciano no es una persona de temperamento violento o que recurre a otras violencias físicas innecesarias. Ese requisito está estrechamente relacionado con "no dado al vino" porque esa violencia muchas veces tiene que ver con beber excesiva­mente.
Un líder espiritual debe ser capaz de manejar las circunstancias con mente fría y con espíritu amable. Pablo dijo: "Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso" ().
`Amable":
Perdona fácilmente los fallos humanos
Nos hemos saltado "no codicioso de ganancias deshonestas", que aparece en la Reina-Valera 1960 pero no en los mejores manuscritos griegos. Ese requisito es esencialmente igual al de "no avaro" (v. 3), que pronto vamos a estudiar.
La palabra griega que aparece traducida como "amable" (epieikes) significa "ser considerado, cordial, paciente, tolerante o amable". Aristóteles dijo que esa virtud habla de la persona que perdona con facilidad los fallos humanos (citado por William Barclay, The Letter to Timothy, Titus and Philemon [Las cartas a Timoteo, Tito y Filemón] [Filadelfia: Westminster, 1975], p. 83 [Este libro está publicado en castellano por Editorial Clie]). También aparece en : "Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido".
En un sentido práctico, ser amable es la habilidad para recordar lo bueno y olvidar lo malo. Consiste en no guardar la lista de las cosas malas que las per­sonas han hecho contra usted (cp. ). Esa es una virtud importante para un líder espiritual. Conozco a personas que han dejado el ministerio porque no pudieron superar las críticas de alguien o lo que le hicieron. Llevan una lista de quejas que al final les roba el gozo de servir a otros.
Disciplínese para no hablar y ni siquiera pensar en las cosas malas que le hayan hecho porque eso no le va a traer ningún beneficio. Solo sirve para abrir las heridas y nublar la mente con el enojo.
238 El plan del Señor para la iglesia
"Apacible":
No es amigo de peleas
La palabra griega que traducimos como "apacible" (amachos) es parecida en significado a m" é pléktés ("no pendenciero", v. 3). La diferencia está en que esta última se refiere a no ser físicamente violento, mientras que la primera habla de no ser amigo de peleas. En algunas versiones de la Biblia en español se traduce en su forma negativa como "no contencioso".
Cuando usted tiene una pluralidad de líderes de iglesia que intentan tomar decisiones, no va a llegar muy lejos si a algunos de ellos les gusta la contienda. Por esa razón Pablo dice: "Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos" (). Debe ser un pacificador.
"No avaro":
Libre del amor al dinero
El término griego que se traduce como "no avaro" (aphilarguros) es una nega­ción de las palabras griegas para "amor" y "plata". Habla de alguien que no ama el dinero.
El amor al dinero puede corromper el ministerio de un hombre porque le tienta a ver a las personas como medios mediante los cuales puede conseguir más dinero. Pablo dijo: "Pero gran ganancia es la piedad acompañada de con­tentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdi­ción; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" ().
¿Cómo podemos protegernos del amor al dinero? Déjeme sugerirle un principio que yo he seguido. No le ponga un precio a su ministerio. Algunas veces me preguntan cuánto cobro por enseñar o predicar. Yo no cobro nada. Si me dan algo, está bien; si no me pagan, también está bien conmigo. Ese asunto se lo dejo al Señor y a aquellos que ministro. Yo acepto lo que Él me da, pero no quiero que mi ministerio quede influenciado, distorsionado o corrompido en ningún sentido por expectativas económicas.
Si alguien le da un regalo en dinero que usted no ha buscado, acéptelo como algo que viene del Señor y sea agradecido. Pero si usted busca el dinero, nunca
Los requisitos para el liderazgo espiritual 239
sabrá si viene de Él o de sus propios esfuerzos. Eso le priva del gozo de reco­nocer que Dios provee para sus necesidades.
"Que gobierne bien su casa": Mantiene una familia cristiana
dice que un sobreveedor debe ser uno "que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)". La vida de hogar de un anciano es una consideración esencial. Antes de que pueda dirigir la iglesia debe demostrar su liderazgo espiritual dentro del contexto de su familia.
La palabra griega traducida como "gobernar" significa "presidir, tener auto­ridad sobre, estar ante o manejar". Él es el que maneja su propio hogar. Eso afirma la enseñanza bíblica sistemática de que el varón es la cabeza del hogar. Es obvio que hay muchas responsabilidades compartidas por el esposo y la esposa y muchas tareas que la esposa maneja dentro del hogar, pero el esposo debe ser el líder.
Esa misma palabra griega se emplea en : "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor". La habilidad de un anciano para gobernar la iglesia queda demostrada en su hogar. Por tanto, debe ser un líder espiritual fuerte en el hogar para probar que es idóneo para dirigir la iglesia.
Debe gobernar su hogar "bien". Hay muchos hombres que gobiernan su hogar, pero no lo hacen "bien", no obtienen los resultados deseados.
Por implicación el hogar de un hombre incluye sus recursos. Un hombre puede amar al Señor y ser moral y espiritualmente idóneo para ser un anciano. Puede que también sea capaz de enseñar y tenga una esposa creyente e hijos que siguen su liderazgo en el hogar, pero digamos que no ha manejado bien sus finanzas y se encuentra en la bancarrota. Por alguna razón no encuentra la manera de poner sus cuentas en orden. Puesto que en el área de la administra­ción del dinero él no ha gobernado bien su casa, está descalificado para la mayordomía espiritual. La mayordomía de las posesiones es una prueba clave del liderazgo de un hombre. Su hogar en un terreno de pruebas donde sus habi­lidades administrativas pueden ser claramente demostradas.
La palabra griega que se traduce como "sujeción" es un término militar que habla de poner en línea de formación a los que están bajo autoridad. Sus hijos tienen que ser alineados bajo su autoridad, respetuosa, controlada y disciplina‑
240 El plan del Señor para la iglesia
damente. Esos requisitos se aplican solo si un hombre tiene hijos. Pero si Dios le ha dado hijos, ellos deben estar bajo control y ser respetuosos para con sus padres.
dice que el anciano debe tener "hijos creyentes que no estén acu­sados de disolución ni de rebeldía". La palabra griega traducida "creyentes" (pistos) se refiere en ese contexto a creer en el evangelio. Los hijos de un anciano deben creer el mensaje que él está predicando y enseñando. Si ellos son incrédulos le privan de credibilidad a su ministerio.
La palabra griega traducida "honestidad" se refiere a la dignidad y el res­peto. Combina el concepto de dignidad, cortesía, humildad y competencia. Se ha descrito como dignidad y delicadeza. Sus hijos honran a sus padres.
Es posible que un hombre que en muchos sentidos es idóneo para el lide­razgo espiritual pueda quedar descalificado en el nivel familiar. Quizá su vida personal es correcta delante del Señor, pero él se hizo cristiano después que su esposa e hijos habían ya establecido tendencias de comportamiento pecami­nosas, de modo que su familia es un caos. En ese caso él no está calificado para dirigir en la iglesia.
Puede que tenga hijos que no están favorecidos con la gracia electiva sobe­rana de Cristo. En ese caso él no cumple con los requisitos para ser un anciano, pero Dios tiene otros planes para él. En ninguna manera queda relegado a un ministerio inferior. El liderazgo de la iglesia es de alta prioridad, pero todo ministerio es importante (). Él necesita seguir fielmente las opor­tunidades de ministerio que Dios le ofrezca y no sentir que esas tareas son infe­riores en ningún sentido a otras.
En el Antiguo Testamento había ciertos defectos físicos que descalificaban para ser sacerdote. dice: "Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y dile: Ninguno de tus descendientes por sus generaciones, que tenga algún defecto, se acercará para ofrecer el pan de su Dios. Porque ningún varón en el cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado, o varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, o jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o testículo magullado".
Todo el que tuviera una deformación física no podía desempeñar las tareas sacerdotales. Eso no era un comentario sobre el carácter o vida espiritual de un hombre deformado, era simplemente una cuestión de que Dios escogía cierta clase de hombre para servir como sacerdote. Él quería hombres sin defecto como modelos de servicio espiritual. Lo mismo sucede con el liderazgo de la iglesia. Dios quiere que los ancianos tengan una vida de hogar ejemplar y sin mancha.
Los requisitos para el liderazgo espiritual 241
Es esencial que un padre ejerza suficiente autoridad para hacer aconsejable que los hijos le obedezcan. Siempre que se produce la desobediencia, debe haber consecuencias inmediatas y negativas. A causa de la caída, todos los seres humanos empiezan con una condición de depravación espiritual. La única manera en que podemos enseñar a una persona depravada a hacer lo recto es asociar el dolor con la desobediencia ().
Un padre debe también tener suficiente sabiduría para hacer ver a sus hijos que es natural y razonable que le obedezcan. Invariablemente un hijo va a cues­tionar la autoridad: "¿Por qué no puedo hacer esto?" o "¿Por qué tengo que hacer eso?" Ya sea que le guste o no, mientras que se encuentre en el proceso de criar a sus hijos usted es su filósofo y teólogo local. Eso requiere que usted sea razonable en lo que espera de ellos.
Además, un padre debe tener suficiente amor para hacer fácil que sus hijos le obedezcan. Se espera que los hijos pequeños quieran obedecerle porque no debieran tratar nunca de hacer nada que dificulte la relación con usted.
Creo que no hay mejor lugar para ver la dedicación de un hombre para satisfacer las necesidades de los demás que su propio hogar. ¿Se preocupa por su familia? ¿Se interesa por cada uno de sus miembros? ¿Trabaja con diligencia para satisfacer sus necesidades? Si no lo hace, ¿cómo cabe esperar que lo vaya a hacer por los miembros de la iglesia?
"No un neófito":
Es un cristiano maduro
dice que un anciano "no [no debe ser] un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo". Aunque Pablo no menciona específicamente la humildad en este pasaje, es el punto obvio de con­traste en contra del orgullo espiritual.
La palabra griega que se traduce "neófito" (neophutos) significa "recién plantado". La idea es que un anciano no debiera ser un nuevo convertido o recién bautizado. Esta es la única vez que se usa neophutos en el Nuevo Testamento. Se emplea en su sentido literal fuera del Nuevo Testamento para hablar de plantar árboles en la tierra (Fritz Rienecker y Cleon Rogers, Linguistic Key to the Greek New Testament [Clave lingüística para el griego del Nuevo Testamento] [Grand Rapids: Zondervan, 1982], p. 623).
Lo opuesto de un nuevo creyente es un creyente maduro. Un anciano debe ser maduro en la fe. Por supuesto, la madurez es relativa, de modo que las expectativas de madurez van a variar de congregación en congregación. Lo que
242 El plan del Señor para la iglesia
se quiere decir es que el líder debe ser más maduro espiritualmente que las per­sonas que dirige.
La palabra griega que se traduce "envaneciéndose" (tuphoó) significa "envuelto en humo" o "hinchado". En su sentido figurado habla de estar
nublado por el orgullo. No queremos cristianos nuevos hinchados con un sen­tido falso de espiritualidad. No queremos que su pensamiento este nublado con pensamientos orgullosos.
La intención de limitar a los nuevos convertidos del liderazgo espiritual no es su habilidad para enseñar, pues puede ser un buen maestro de la Biblia. No es que no sea un buen líder, pues puede tener fuertes características de lide­razgo. No es que no tenga un conocimiento adecuado de la Palabra de Dios, pues puede que sea un estudiante diligente de las Escrituras. Pero si usted le eleva al liderazgo espiritual para estar con hombres cristianos maduros, va a tener que batallar con el orgullo.
Puede que cumpla bien con los requisitos de teniendo una vida impecable y una familia maravillosa. Pero si es un cristiano relativamente nuevo, la tendencia será que se sienta lleno de orgullo al ser elevado al nivel de liderazgo ocupado por los hombres maduros y de más edad que llevan minis­trando en la iglesia muchos años.
La Grace Community Church tiene ya una historia de más de treinta años y ha proclamado la Palabra de Dios todo ese tiempo. En consecuencia, con­tamos en nuestra congregación con muchos cristianos de varias generaciones. Nuestros ancianos son hombres maduros que han pasado muchos años prepa­rándose para el liderazgo y conocen la Palabra profundamente y saben cómo enseñarla.
Por el otro lado, supongamos que usted es un misionero que ha llevado a las personas a Cristo en una parte primitiva del mundo, ha establecido una iglesia, los ha ministrado por seis meses, y entonces tiene que regresar a casa. Antes de salir se ve en la necesidad de elegir a alguien para que sea su pastor. Esa persona será un creyente recién convertido, pero usted busca a alguien que sea maduro en comparación con el resto de la congregación. Posiblemente a ese hombre le llevaría diez años ser un anciano en la Grace Community Church, pero él está correctamente pastoreando una iglesia debido a la naturaleza rela­tiva de lo que significa la madurez espiritual en una congregación determinada.
Tenemos a jóvenes seminaristas que han terminado sus estudios y están ministrando entre nosotros, pero que todavía no son ancianos debido a que es tan elevada la percepción de la iglesia de lo que es el liderazgo de ancianos. Muchos de estos hombres jóvenes son excelentes maestros y cumplen los requi‑
Los requisitos para el liderazgo espiritual 243
sitos de carácter moral y de vida familiar, pero ponerlos en ese nivel de lide­razgo tan pronto en su ministerio los tentaría a llenarse de orgullo.
Muchos de estos hombres jóvenes han dejado nuestra iglesia para ser pas­tores de otras congregaciones sin haber sido nunca ancianos en esta iglesia. Pero ellos fueron vistos por aquellas iglesias como hombres de madurez espiri­tual que podían dirigirles y enseñarles la Palabra de Dios.
Quizá usted esperaba que Pablo dijera que los líderes que se llenan de orgullo terminan siendo ineficaces o caen en pecado, pero en su lugar dice que caen "en la condenación del diablo". Esa es una situación bien seria.
¿Qué es la condenación del diablo? Algunos piensan que eso significa que un líder lleno de orgullo será condenado por el diablo, pero las Escrituras nunca describen al diablo como juez que condena a las personas. Puesto que las Escrituras presentan a Dios como juez, es mejor entender la condenación del diablo como una referencia al juicio de Dios sobre el diablo. Un líder presun­tuoso incurrirá en el mismo tipo de condenación. Esa conclusión es apoyada por el contexto, que trata con el asunto del orgullo, y las Escrituras nos enseñan que Dios resiste a los soberbios ().
La condenación del diablo fue la degradación de una posición elevada a causa del orgullo. Dios hará lo mismo con todo aquel que su pensamiento esté nublado por el orgullo y cuya percepción de su propia espiritualidad está dis­torsionada a causa de su ascenso prematuro al liderazgo espiritual
El pecado de Lucifer fue el orgullo y por esa causa Dios lo arrojó del cielo. Podemos ver una demostración de ese carácter presuntuoso en : "¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del tes­timonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo".
Él quería usurpar la autoridad de Dios. Cinco veces dijo: "Subiré, levantaré, me sentaré, subiré, seré"; pero Dios en efecto le respondió: "No, no lo harás". "Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos?" (vv. 15-16).
Satanás quedó humillado en vez de exaltado. Para evitar que un hombre quede expuesto a esa clase de humillación, debemos evitar ponerle en posi­ciones de liderazgo espiritual demasiado pronto. No es que el líder que se llena de orgullo vaya a perder su salvación, porque eso no es posible, pero perderá su valiosa posición.
244 El plan del Señor para la iglesia
ue tenga buen testimonio de los de afuera": Es respetado por los que no son cristianos
La palabra griega traducida como "buen" (kalds) abarca las ideas de bondad interna y externa. Un anciano debe tener un buen carácter interno y una buena reputación externa o testimonio.
La palabra griega que se traduce como "testimonio" (martureó) es el tér­mino del que nos viene la palabra mártir, pero su sentido básico es un "testi­monio certificado". El carácter de un anciano debe estar certificado por el testimonio de otras personas.
"Afuera" se refiere a los que no son de la iglesia. Un anciano debe tener una reputación de integridad, amor, amabilidad, generosidad y bondad entre los de la comunidad que le conocen. Eso no quiere decir que los demás van a estar de acuerdo con su teología. De hecho, puede haber incluso un cierto antagonismo hacia sus convicciones cristianas, pero es visto como un hombre de carácter. Eso es algo muy importante porque un anciano no podrá tener una influencia cristiana en la comunidad si no tienen respeto por él. Eso deshonraría a Cristo.
La palabra griega que aparece traducida como "descrédito" significa des­honra. Es triste pensar en cuantos hombres han desacreditado al Señor y a su iglesia a causa de sus pecados. Esa es la razón por la que un anciano deber ser intachable en su reputación.
Dicho sea de paso, esa calificación no se limita a pecados cometidos como anciano. También incluye los pecados del pasado que le han dado mala reputa­ción. La reputación actual del hombre en la comunidad hay que tenerla en cuenta antes de elegirle para posiciones de liderazgo espiritual.
La importancia de una buena reputación en la comunidad está ilustrada a lo largo de todo el Nuevo Testamento. dice de Israel: "El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros". Los pecados de Israel fueron causa de deshonra para Dios, y lo mismo sucede con la iglesia.
Soy muy consciente de que muchas personas saben quién soy y qué hago. En consecuencia, debo guardar cuidadosamente mi testimonio en la comu­nidad. Por ejemplo, me encontraba en una tienda recientemente con mi familia y estábamos hablando sobre comprar algunos muebles. El vendedor esperó con paciencia mientras cada uno daba su opinión y comentaba sobre las varias opciones disponibles. Cuando llegamos a un consenso le dije al empleado que estábamos listos. Me sonrió y me dijo: "Sé quién es usted". Inmediatamente pensé: Oh no, ¿qué impresión le hemos dado? Entonces él agregó: "Aprecio mucho su ministerio". Me alivió pensar que nuestro amplio diálogo familiar no había obstaculizado nuestro testimonio.
Los requisitos para el liderazgo espiritual 245
Cada cristiano tiene que lidiar con algún nivel de visibilidad, y las personas necesitan ver en nosotros una vida intachable. Ellos quizá no estén de acuerdo con nuestras creencias, pero deben ver nuestro carácter cristiano.
Pablo quería que los filipenses fueran "irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo" (2:15). La calidad de sus vidas daría testimonio de la realidad de su Dios. Ese es un llamamiento elevado y una responsabilidad sagrada. En Pablo dice: "Andad sabia­mente para con los de afuera [incrédulos], redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis res­ponder a cada uno". Una buena reputación incluye palabras sabias como tam­bién buenos hechos.
Los ancianos necesitan tener buena reputación con los de afuera de la iglesia para que no caigan "en lazo del diablo". Satanás trata de hacer caer a los líderes espirituales a fin de destruir su credibilidad e integridad. Es como un león rugiente que busca devorarnos (), y los líderes espirituales son su meta principal.
Como todos los cristianos, los ancianos tienen áreas de debilidad y vulne­rabilidad, y ellos a veces caerán en algunas de esas trampas de Satanás. Solo los perfectos no tropiezan (). Los ancianos deben ser especialmente juicios y cuidadosos para evitar las acechanzas del enemigo. Entonces podrán ser efi­caces en dirigir a otros lejos de esas redes.
La iglesia en Éfeso necesitaba examinar a sus líderes, como nosotros tam­bién lo necesitamos. El futuro de la iglesia depende de la calidad de los líderes de hoy. Dios está llamando y formando hombres para que dirijan su grey. Como iglesia debemos identificarlos, ponerlos en posiciones de liderazgo, orar por ellos y seguir su ejemplo. Si así lo hacemos glorificaremos a Dios.
246
Elementos de Apéndice
disciplina de iglesia*
Mientras trataba de descubrir cómo motivar a los creyentes a ser santos, aprendí que usted no puede predicar acerca de la santidad y luego ser indife­rente a cómo las personas responden. , , y enseñan claramente que la iglesia tiene que aplicar las normas bíblicas de la santidad.
No podemos pasar por alto el pecado, hay que lidiar con él. No es suficiente con hacer anuncios o publicar reglas. dice: "No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere". Así como un padre debe disciplinar y corregir a sus hijos, también el Señor debe disciplinar a sus hijos.
Las personas a menudo me han preguntado: "¿Por qué la iglesia en los Estados Unidos, incluso la iglesia evangélica, es tan poco santa?" La cuestión no es necesariamente que hayamos predicado el mensaje erróneo, sino que hemos descuidado su implementación en la vida de los creyentes. Efectivamente, lo que hemos dicho es: "Mientras tanto que el sermón sea sano doctrinalmente, no nos preocupamos de lo que ustedes hagan". Pero usted no puede criar hijos en permisividad que castiga solo razonando con ellos.
En nuestro Señor les explica a sus discípulos cómo responder cuando un hermano en la fe peca contra ellos. Los principios que estableció son aplicables al buscar hoy como implementar la disciplina cristiana en la iglesia. Son directrices para lidiar con el pecado y sus efectos en los creyentes. La apli­cación primaria de tiene que ver con la ofensa personal de un cre­yente individual que peca en contra de su hermano, dándole al hermano ofendido instrucciones sobre cómo responder. Nuestro Señor enseña aquí cla­ramente que en última instancia toda la asamblea de los creyentes tiene la res‑
*De las citas casetes GC 2330-2332.
Elementos de disciplina de iglesia 247
ponsabilidad de intervenir y buscar la restauración del miembro que ha pecado. Mi convicción es que esos principios que Él establece aquí son aplicables en cada situación en la que el pecado afecta al cuerpo de Cristo.
El lugar de la disciplina
En el versículo 17 Jesús menciona dos veces la palabra "iglesia" (gr. ekkIjsia, "los llamados afuera" o "la asamblea"). En Mateo se usa ekklJsia en un sentido no técnico y no se refiere de forma específica a la iglesia que nació en Pentecostés, pero ciertamente anticipa la iglesia del Nuevo Testamento que surgió con el bautismo del Espíritu Santo en . Su implicación inme­diata tiene que ver con la asamblea de discípulos que estaban reunidos en la casa en Capernaum, pero nos da un principio que va más allá de aquella pequeña asamblea y abarca a toda la iglesia.
Jesús quería que sus discípulos supieran que la disciplina tiene que tener lugar en el seno de la asamblea del pueblo redimido de Dios. No hay un tribunal de autoridad superior para el asunto de la disciplina. No necesitamos establecer un tribunal nacional eclesiástico. Si tuviéramos establecido algún obispo, car­denal, sínodo o algún grupo de personas no relacionadas con la asamblea local, habríamos creado un tribunal que va más allá de lo que permite la Palabra de Cristo y la enseñanza de sus apóstoles. A causa de que Cristo se refiere a la iglesia en términos generales, no se ve aquí por ninguna parte una estructura jerárquica de líderes eclesiásticos que actúan como jueces.
Ese principio queda ilustrado en , donde Pablo censura a los corintios por demandarse unos a otros ante los tribunales paganos: "¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?" (v. 1). En otras palabras: "¿Por qué estáis llevando vuestros pleitos y problemas ante los tribunales de hombres no rege­neradas y no ante los hermanos en la fe?" Pablo no mencionó un tribunal esta­blecido por los santos porque el contexto del compañerismo cristiano y de la familia es el más alto tribunal. Lo demuestra cuando dice: "¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo?... ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?" (vv. 2-3). La iglesia es en última instancia el tribunal más elevado.
Por tanto, toda la disciplina de iglesia tiene que ocurrir dentro de la comu­nidad de los hermanos en la fe. Puede ser una comunidad grande como la nuestra o puede ser muy pequeña. Puede ser que suceda en un campo misio­nero con tres o cuatro misioneros que todavía no tienen una iglesia establecida. Puede ser en su grupo de estudio bíblico o de compañerismo cristiano, porque
248 El plan del Señor para la iglesia
esas son unidades del pueblo redimido de Dios. No estamos interesados en formar un comité de inquisición porque cada asamblea local es responsable por la pureza de sus miembros individuales.
El propósito de la disciplina
"Si te oyere, has ganado a tu hermano" (v. 15). El propósito de la disciplina es la restauración, restaurar a un creyente pecador a la vida de santidad. Dios siempre ha estado interesado en la restauración, como lo muestran los siguientes versículos.
: "El que gana almas es sabio".
: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de manse­dumbre".
: "Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extra­viado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados".
La meta de la disciplina de iglesia no es echar a las personas, avergonzarlas, ser arrogantes espirituales, jugar a ser Dios o ejercer autoridad y poder de una forma que no es bíblica. El propósito de la disciplina es llevar a las personas que han pecado a una relación pura con la asamblea de creyentes.
Notemos la expresión "has ganado" en el versículo 15. El término griego habla de una acumulación de riqueza en el sentido monetario de artículos. Eso presenta al hermano que peca como la pérdida de un tesoro valioso. Eso es, en realidad, el corazón de Dios: Cada alma es un tesoro para ÉL La iglesia necesita desarrollar el mismo sentido de preocupación. No podemos permitirnos el lujo de dejar que los hermanos se alejen mientras decimos: "No sé dónde está esa persona, pero no puedo involucrarme en ello". Debemos trabajar para res­taurar al hermano o hermana que ha pecado porque esa alma es de mucho valor para Dios y para nosotros.
, que dice: "Vosotros que sois espirituales, restauradle [gr. katar­tizó]", transmite la idea de reparar algo y dejarlo en su condición original. La palabra griega se usaba en referencia con el arreglo de huesos fracturados, volver a su lugar huesos dislocados, y remendar redes de pesca rotas. Estamos en el negocio de la recuperación. ¿Por qué se ha alejado la iglesia de esa noble empresa?
Elementos de disciplina de iglesia 249
Privacidad
Algunas personas sienten que la disciplina de la iglesia es andar alrededor de los creyentes metiendo la nariz en sus pecados. Algunos han venido a mí y me han preguntado: "¿Es esta iglesia el Servicio Secreto espiando a las personas?" Pero esa no es la idea ni la intención. Solo tenemos un gran anhelo de cumplir el deseo de Dios de que su iglesia sea santa, y reconocemos el gran valor que tiene un alma que le pertenece a Dios. Rehusamos no mostrar ese interés y preocu­pación. No nos sentimos contentos cuando los creyentes se apartan de la comu­nión con Dios y con su iglesia.
Permisividad
Alguien dice: "Fulano de tal se ha extraviado, pero no voy a decir nada porque, ¿quién soy yo? Él lo quiso así y yo no voy a manejar su vida".
Orgullo
Algunos tienen gusto en dar a conocer la caída de otros porque eso les hace sen­tirse espiritualmente superiores. Pero eso es en verdad una enfermedad llamada orgullo. Si usted con aire de suficiencia permanece indiferente al pecado de su hermano, pensando que usted es mejor que él, está muy lejos del corazón del Pastor. De hecho, usted es tan culpable de pecar como su hermano.
Persecución
Me tocó en el corazón lo que un cristiano dijo acerca de su propia experiencia: "Había pensado con frecuencia que si alguna vez caía en pecado, oraría para que no caer en las manos de esos jueces rígidos, críticos y arrogantes de la iglesia. Prefería antes caer en las manos de los taberneros, de las prostitutas callejeras y de los vendedores de drogas, porque la gente de iglesia me arran­caría la piel a tiras con sus lenguas chismosas y venenosas, y lo harían sin nin­guna compasión". Estoy seguro que muchos han tenido experiencias así.
En vez de buscar excusas para justificar el incumplimiento de nuestra res­ponsabilidad de disciplinar, necesitamos ser obedientes, procurando tener el corazón del Pastor, que se esfuerza en traer de nuevo al redil a la oveja perdida.
La persona de disciplina
"Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano" (v. 15). ¿Quién es la estrella en el versí­culo 15? Usted, no algún comité de disciplina. La disciplina no es solo para los oficiales de la iglesia; es para todos, incluyendo a los que dirigen la iglesia. De
250 El plan del Señor para la iglesia
hecho, nos dice exactamente quiénes deberían hacerlo: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, res­tauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado". Los que caminan en el Espíritu, los que obedecen la palabra, y que están en la comunión de la iglesia son los que debieran restaurar al hermano caído. ¿Cómo debiera hacerse? "Con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado".
La pureza de la iglesia debiera ser la preocupación de cada cristiano. Todos necesitamos enfrentar con humildad y amor lo que hace que sea impura cuando llegamos a ser conscientes de ello. No diga simplemente: "Estamos orando por fulano de tal para que pueda ver la luz". Puede suceder que eso no sea suficiente. Usted que tiene la luz, ¡llévela y hágala brillar delante de sus ojos!
La provocación de la disciplina
Se produce una causa justa de disciplina "si tu hermano peca [gr. hamartanó, "pecar"] contra ti" (v. 15). Esa es la palabra básica del Nuevo Testamento para pecado. ¿Qué pecados necesitan ser corregidos? Todos ellos. Esa es la razón por la que el texto es general. Cualquier pecado es la antítesis de la absoluta san­tidad de Dios y es una mancha en el compañerismo. El proceso de la disciplina tiene que entrar en acción siempre que un miembro del compañerismo cris­tiano viola la Palabra de Dios.
Notemos que el pecado es "contra ti". Hay dos maneras en las que el pecado de los hermanos en la fe le puede afectar a usted:
Directamente
Si alguien le da un puñetazo en la nariz porque estaba enojado con usted o alguien le roba, le engaña, le miente, abusa de usted o le calumnia, o comete una falta de inmoralidad en contra suya, esos serían pecados directos en contra de usted. le instruye sobre qué hacer si un cristiano peca directamente contra usted, dice que tiene que ir y señalarle que lo que ha hecho está mal y animarle a que lo confiese y se arrepienta. Una acción bondadosa así dejará muy sorprendida a la persona que espera su venganza, porque la tendencia humana es estar resentido con la persona que peca directamente contra noso­tros.
¿Cuántos cristianos puede usted recordar contra los cuales ha sentido rencor y con los cuales se ha negado a hablar? Si usted puede pensar de alguno, recuerde que dice: "Antes sed benignos unos con otros, misericor­diosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros
Elementos de disciplina de iglesia 251
en Cristo". ¿Quién somos nosotros para estar resentidos contra alguien cuando Dios nos ha perdonado tanto a nosotros?
Indirectamente
No todos los pecados contra nosotros son directos. Todo pecado que deshonra a la asamblea de los santos de Dios nos mancha a todos nosotros. Cuando nues­tros hermanos y hermanas pecan, están en peligro de perderse para la comu­nión de la iglesia, una pérdida que nos afecta a todos. Además, cuando un creyente vive una vida de desobediencia, eso deshonra a Cristo. Debido a que somos los representantes de Cristo y sufrimos lo que le deshonra a Él, todo pecado está dirigido indirectamente contra nosotros.
Si usted restringe la disciplina para los pecados directamente en contra de los miembros de la iglesia, entonces los cristianos podrían pecar en contra de personas que no son parte de la asamblea y nadie los confrontaría. Debemos entender claramente que todo pecado —ya sea directo o indirecto— es un pecado que mancha el compañerismo. Como el apóstol Pablo dijo en : "Un poco de levadura leuda toda la masa" (cp. ). Por tanto, si usted sabe que hay pecado en la vida de un hermano en la fe, usted tiene que ir a ese hermano o hermana y con humildad y amor hablar con él o ella.
El proceso de la disciplina
Cuatro pasos aparecen claramente delineados en este pasaje:
Primer paso: Hable a solas con él de su pecado
"Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos" (v. 15). El primer verbo en el imperativo presente da a entender que usted debiera ir a buscar a su hermano sin demora. El segundo verbo, en el impera­tivo aoristo, transmite la idea de ser convincente en su explicación. El verbo griego elengclió, significa "exponer a la luz". No diga simplemente: "Hola, llevo un tiempo que no te veo por el templo, me preguntaba si es que te estás apar­tado". Hable clara y directamente de forma que la persona entienda bien de qué se está hablando y que no hay escapatoria. Dedique el tiempo y esfuerzo nece­sario para manejar con amor esta delicada tarea.
La disciplina es difícil con las personas que usted conoce bien porque cuando empieza a hablar de su pecado, puede que ellos también tengan algo que decirle a usted. Es también difícil con personas que no conoce mucho porque quizá se diga a sí mismo: "¿Quién soy yo para hacer esto?" En conse­cuencia, tendemos a sentirnos intimidados por las personas que conocemos y a
252 El plan del Señor para la iglesia
ser indiferentes hacia aquellos que no conocemos. Pero es una responsabilidad que Dios nos ha dado.
nos ayuda a ver la actitud con la que debemos hablar con el her­mano en la fe que ha pecado: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de manse­dumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado". En otras palabras, hay que hacerlo con humildad, dándonos cuenta de que noso­tros también podríamos haber sido tentados. El versículo 2 dice: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo". ¿Y cuál es la ley de Cristo? Es la ley real (), es la ley de la libertad (), es la ley del amor (). De manera que usted va con un amor que quiere ayudarle a llevar la carga, y acude con mansedumbre. No va a verle con una actitud de apa­riencia de piedad religiosa que le hace a usted sentirse bien y a él sentirse mal. Usted va con una preocupación humilde y amorosa de restaurarle.
Note también que debiera ir solo para "[estar] tú y él solos". El primer encuentro tiene que ser "estando tú y él solos". La tendencia normal humana es decir: "¿Te has enterado de lo que ha sucedido con fulano de tal? Es triste, pero estamos orando por el hermano fulano de tal". Y la noticia empieza a correr por todas partes. Pero este texto nos enseña que si nosotros nos enteramos acerca de un pecado, debemos ir directamente a la persona que lo ha cometido. No tiene por qué salir de ahí.
Si usted habla con la persona en amor y humildad sin decir nada a nadie sobre el asunto y esa persona se arrepiente, usted va a tener con esa persona un lazo de intimidad y amistad que nada va a poder romper. Dios no dice que abras la ventana y empieces a gritarlo por todas partes. n dice: "Ve y reprén­dele estando tú y él solos". Y luego agrega: "Si te oyere, has ganado a tu her­mano" (v. 15). Eso precisamente es lo que usted está buscando lograr.
¿Hay algún ejemplo de esa clase de disciplina en el Nuevo Testamento? Sí, vea . Después de que Pedro pecara al dejar de comer con los cre­yentes gentiles para identificarse con algunos judaizantes de la circuncisión, Pablo le habló directamente: "Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar". ¿Respondió Pedro? Sí, lo hizo, porque tiempo después escribió en : "Como también nuestro amado her­mano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada...". Evidentemente una de las razones para la amistad entre ellos fue que Pablo preocupó lo suficiente como para hablarle a Pedro. Sucede con frecuencia que después que usted ha hablado con una persona en privado con amor y humildad, sus corazones se sienten muy unidos.
Elementos de disciplina de iglesia 253
Segundo paso: Tome consigo algunos testigos
"Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra" (v. 16). Dios ya había establecido esa ley en para prevenir que se pasara de uno a otro información difamatoria que no estaba confirmada. Por tanto, en el segundo paso de la dis­ciplina, debe tomar consigo uno a dos hermanos en la fe.
Ahora empieza a ponerse presión sobre el pecador. Usted toma consigo un par de miembros de la iglesia con el mismo propósito de ganar al hermano y volverlo al redil. Como hizo al hablarle de forma personal, el objetivo es mos­trarle su pecado y que lo entienda bien de forma que empiece la experiencia de la confesión, el arrepentimiento y la restauración.
El versículo 16 dice: "Para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra". Estas no son una o dos personas que vieron el pecado u originalmente supieron acerca del asunto. Más bien son testigos de la conversación que va a tener lugar y pueden luego confirmar todo lo que se dijo. Su presencia es tanto una protección para el que habla al pecador como para el pecador mismo. Después de todo, una persona con prejuicios puede decir erróneamente: "Bueno, traté de hablarle y convencerle, pero se muestra impenitente". Sería presuntuoso pensar que esa persona podría hacer semejante determinación, especialmente si ella es contra quien se ha pecado. Los testigos están para con­firmar si hay un corazón dispuesto al arrepentimiento o está lleno de indife­rencia y rechazo. Ese informe provee de base para acciones posteriores porque la situación ha sido verificada más allá de las palabras de un solo individuo.
Dios quiere que dos o tres testigos confirmen si la persona se ha arrepen­tido o sigue impenitente. Antes de que tenga lugar la disciplina, Él quiere estar seguro de que nuestros análisis de las actitudes y acciones de una persona son exactos. Él no quiere que se informe incorrectamente acerca de sus hijos. No quiere que se diga que no desean arrepentirse cuando sí lo desean, o viceversa.
Es de esperarse que la persona con la que se habla responda a este segundo paso. nos da un ejemplo de este paso. Pablo dijo: "Esta es la tercera vez que voy a vosotros. Por boca de dos o de tres testigos se decidirá todo asunto. He dicho antes, y ahora digo otra vez como si estuviera presente, y ahora ausente lo escribo a los que antes pecaron, y a todos los demás, que si voy otra vez, no seré indulgente". Él estaba diciendo: "Os hablé acerca de vuestro pecado y luego lo confirmé con testigos. Si voy a visitaros y vosotros no os habéis arrepentido, no dudaré en disciplinaros".
Después de llevar a los testigos para que confirmen los hechos, ¿qué pasa si la persona con la que se ha hablado todavía rehusa arrepentirse?
254 El plan del Señor para la iglesia
Tercer paso: Dígaselo a la iglesia
"Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia" (v. 17). Tenemos que decírselo a toda la asamblea cuando un creyente que ha pecado falla en responder a la confron­tación de los testigos. En nuestra iglesia eso puede o no puede involucrar una declaración pública. A veces los líderes dan a conocer los resultados entre los hermanos o entre los grupos de estudio en los que la persona es conocida. Otras veces puede ser anunciado en un culto de Cena del Señor.
¿Cuál es el propósito de la disciplina? Restauración. Así, pues, díganlo a la iglesia con el propósito de atraerlo de nuevo al redil. Un hermano fue y no hubo respuesta; luego fueron dos o tres y tampoco hubo respuesta. Ahora queda que todos busquen la restauración de esa persona.
Recuerde que la disciplina no es la tarea de una sola persona. El apóstol Juan dijo: "Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no con­tento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia" ().
Aquí tenemos a un individuo dominante que estaba expulsando a los miembros de la iglesia. Pero no es la tarea de una sola persona el tomar esa deci­sión. Si alguna vez tenemos que excomulgar a alguien en la iglesia, es solo porque rehúsa arrepentirse después que un hermano ha ido a hablarle, seguido por dos o tres, quienes después lo llevan todo a la asamblea como último recurso. Nadie lo hace solo, sino que son muchos los que tratan de restaurar al hermano. Y si todavía no responde, entonces la asamblea toma la decisión de retirarle de la comunión de la iglesia.
En Pablo dice: "Pero si alguno me ha causado tristeza [a la asamblea por causa de pecado], no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él". Aquí tenemos un caso en el que toda la iglesia supo acerca de la vida en pecado de un hombre. Parece ser que él res­pondió arrepintiéndose. De modo que Pablo en esencia les está diciendo: "Ahora que él ha respondido, no os distanciéis de él ni le intimidéis. Por el con­trario, abrazarle y perdonarle con amor".
¿Cuánto tiempo debiera seguir la iglesia animando a la persona a que se arrepienta? Quizá hasta que usted piense que se está endureciendo cada vez más y se niega por completo a dejar de pecar. El Espíritu de Dios le dará sabi‑
Elementos de disciplina de iglesia 255
duría para hacer lo mejor por la persona y por la iglesia. Creo que en general es menos tiempo del que pensamos porque Dios quiere una respuesta.
Cuarto paso: Trátenlo como a un extraño
"Y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano" (v. 17). En la forma de hablar del tiempo de Cristo, "gentil" se refería a los que no eran judíos y "publi­cano" era un judío que se había vendido a los romanos para recoger los impuestos de su propio pueblo.
El uso que Jesús hace de esos términos no significa que tenemos que tratar mal a estas personas. Los Evangelios nos muestran claramente que Él amó a los gentiles y a los publicanos. Solo quiere decir que cuando una persona que dice ser cristiana rehusa arrepentirse, tenemos que tratarla como a alguien de fuera de la comunión de los santos. No tenemos que permitirle que se asocie y parti­cipe en las bendiciones de la asamblea cristiana.
: En la iglesia de Corinto hubo un hombre impenitente que estaba teniendo una relación incestuosa con la esposa de su padre. Pablo dijo: "¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción?... [He decidido] en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús" (vv. 2, 4-5). Los que dicen ser cristianos pero se niegan a arrepentirse hay que separarlos de la iglesia y entregarlos al sistema mundano controlado por Satanás a fin de des­truir el deseo carnal del pecado. Quizá tengan que caer en las profundidades del pecado antes de que sientan la necesidad de arrepentirse. Pero es algo que hay que hacer porque, como dicen los versículos 6 y 7: "No es buena vuestra jac­tancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa". El creyente que no se arre­piente hay que alejarlo de la asamblea a fin de protegerla.
Pablo sigue diciendo: "Os he escrito por carta, que no os juntéis con los for­nicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis" (vv. 9-11). A causa de que comer con una per­sona es un símbolo de hospitalidad y de relación cordial, no se debe hacer bajo ninguna circunstancia. Cuando una persona es expulsada de la iglesia, no hay que invitarle a comer. No hay que tratarle como a un hermano, sino como a un marginado.
256 El plan del Señor para la iglesia
: "De los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar" (v. 20). Eso es entrenamiento medi­cinal. Ellos necesitaban aprender por experiencia las consecuencias de sus pecados. Cuando usted expulsa a alguien, ya no pueden disfrutar de las gracias santificadoras de la asamblea de Dios. Entonces pueden empezar a pensar en cuánto significa para ellos la comunión de los creyentes. Pero si una persona es aceptada por los hijos de Dios junto con su pecado, puede que sin intención de hacerlo se le esté animando a continuar en su pecado. A esas personas hay que decirlas que tienen que elegir: Decidirse entre el diablo y el mundo o Dios y su pueblo, pero no pueden tener a ambos.
: "Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desorde­nadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros" (v. 6). La palabra "apartéis" significa "desistir" o "evitar".
Quede claro que no estamos hablando acerca de personas que no conocen al Señor. Queremos que esas personas conozcan el evangelio y a la iglesia. Estamos hablando acerca de miembros de la familia de la iglesia que han pecado. El versículo 14 refuerza ese principio: "Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence". Déjenle solo con su vergüenza y pecado porque si de verdad pertenece a Dios, Él no le soltará, aunque quizá tenga que dejarle ir por un tiempo.
: "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divi­siones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los cora­zones de los ingenuos" (vv.17-18).
dice: "Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano". Hay un sentido en el que usted nunca en rea­lidad le suelta, pues aunque se le pone fuera de la esfera del compañerismo, se le sigue llamando. Las personas dicen cosas como esta:
—Mi hermano es un cristiano, pero se divorció de su esposa y ahora está viviendo en adulterio. ¿Puedo verle?
A lo que respondo:
—Está bien que le vea siempre y cuando que le amoneste y le anime a ordenar su vida mediante la confesión y el arrepentimiento de su pecado.
A esa persona hay que separarla de la comunión de la iglesia y al mismo tiempo se le sigue llamando para que vuelva.
Elementos de disciplina de iglesia 257
El poder de la disciplina
Jesús dijo: "De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo" (v. 18). Me resulta inconcebible que yo pueda estar actuando en acuerdo con el Dios santo e infinito en términos de atar y desatar. Esos son términos rabínicos con los que sin duda estarían familiarizados los oyentes judíos de Jesús. Se refieren a cuando el rabí le decía a la persona si todavía se encontraba atado con el lazo del pecado o libre de él.
Si usted es un miembro de la iglesia que ha pecado y alguien viene a usted y no se arrepiente, y después vienen a verle dos o tres y sigue sin arrepentirse, y luego toda la iglesia le habla y le amonesta, y usted no se arrepiente, podemos decir que se encuentra atado con el lazo del pecado. Eso es lo que el Padre ha determinado en el cielo. Por el otro lado, si usted se encuentra en el pecado y los hermanos van a hablarle de esa situación y usted al fin se arrepiente since­ramente, podemos decir que ha quedado desatado y es, por tanto, bienvenido a la plenitud del compañerismo cristiano. En ese momento estamos meramente haciendo en la tierra lo que ya ha sido hecho en el cielo.
"Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" dice la ora­ción que Jesús enseñó a sus discípulos (). ¿Quiere usted hacer la voluntad de Dios en la tierra como se hace en el cielo? Entonces debe llevar a cabo el proceso de disciplina, y el cielo habrá ya hecho lo que usted está haciendo aquí abajo.
Es muy consolador saber que los cielos nos apoyan en el proceso de la dis­ciplina, porque algunos a menudo piensan que si trata de confrontar el pecado y llamarle por su nombre, usted no está mostrando amor. Pero lo que usted está haciendo es luchando la batalla de Dios y poniéndose del lado del cielo.
En el versículo 19 Jesús dice: "Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos". La palabra griega para "acuerdo" (sumphoneo, de la que se deriva sinfonía) significa literalmente "producir un sonido juntos". Por consiguiente, cuando todos están en armonía en cuanto a una persona que han confrontado, el Padre también estará de acuerdo con ustedes. Yo no pienso que ese versículo está hablando de un cheque en blanco sobre la oración, aunque se le ha sacado fuera de contexto e interpretado en ese sentido. No está diciendo que si usted puede conseguir que dos se pongan de acuerdo, Dios tenga que darles aquello que ustedes han acordado. Los "dos" aquí se refiere a dos testigos en un caso de disciplina de iglesia relacionado con un miembro que ha pecado, y ellos quieren de verdad que se haga la voluntad
258 El plan del Señor para la iglesia
de Dios. Después de seguir el modelo bíblico, ellos pueden tener confianza en que la voluntad de Dios se cumpla.
El versículo 20 dice: "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Usted probablemente ha escuchado que estos versículos son aplicables a las reuniones de oración, pero esa es otra mala interpretación. Recuerde el contexto: Los "dos o tres" son testigos en una situación de disciplina. Estas interpretaciones incorrectas comunes ilustran la importancia de enseñar el contexto de las Escrituras.
No solo tenemos la confianza de que el Padre está actuando en el cielo con nosotros (v. 19), sino que el Hijo está también con nosotros en la tierra (v. 20). Nunca está usted llevando a cabo más activamente la voluntad de Dios y la obra del Hijo que cuando está actuando a favor de la limpieza y purificación de la iglesia. Todos tenemos que ser parte de ese proceso como ministros de san­tidad.
Para terminar, recuerde que la meta de la disciplina de la iglesia es la res­tauración del hermano o hermana que peca. Dietrich Bonhoeffer, un teólogo alemán que murió en la cárcel en la Alemania nazi, escribió un pequeño libro titulado Vida en comunidad que contiene algunos pensamientos muy agudos. Aunque estamos en desacuerdo con muchas de las cosas que Bonhoeffer enseñó, estas profundas palabras hacen pensar:
El pecado demanda el control del hombre. Lo saca de la comunidad. Cuanto más aislado queda, tanto más destructivo será el poder del pecado sobre él, y cuando más profundamente se involucra en él, más desastroso será su aislamiento. El pecado quiere permanecer escondido. Apaga la luz. En la oscuridad de lo inexpresado envenena todo el ser de la persona. Eso puede suceder incluso en medio de una comunidad pia­dosa. En la confesión la luz del evangelio penetra en la oscuridad y reclusión del corazón. El pecado hay que sacarlo a la luz. Lo inexpre­sado debe ser hablado y reconocido abiertamente. Todo lo que es secreto y oculto hay que hacerlo manifiesto. Es una lucha tremenda hasta que el pecado queda abiertamente admitido, pero Dios quebranta las puertas de bronce y desmenuza los cerrojos de hierro ().
Puesto que la confesión de pecado se hace en la presencia de un her­mano cristiano, la última trinchera de la justificación propia queda abandonada. El pecador se rinde; abandona todo el mal. Entrega su corazón a Dios, y encuentra el perdón de todo su pecado en el compa­ñerismo de Jesucristo y de su hermano. El pecado expresado y recono­cido ha perdido todo su poder. Ha sido revelado y juzgado como
Elementos de disciplina de iglesia 259
pecado. Ya no puede destruir la comunión. Ahora el compañerismo carga con el pecado del hermano. Ya no está solo con su pecado porque lo ha abandonado y echado en las manos de Dios. Ha sido quitado de él. Ahora se levanta en el compañerismo de los pecadores que viven por la gracia de Dios y la cruz de Cristo Jesús... El pecado oculto le separa del compañerismo, hace de todo su aparente compañerismo una impostura; el pecado confesado le ha ayudado a definir la verdadera comunión con los hermanos en Cristo Jesús [Nueva York: Harper & Row, 1954], pp. 11243].
La disciplina bíblica es la clave para la pureza de la iglesia, lo que a su vez nos permitirá alcanzar al mundo
26o
Restauración del
hermano que peca*
Apéndice
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Hemos visto en cómo el Señor instruye a sus discípulos en cuanto a la disciplina y el perdón de los miembros de iglesia que pecan, y hemos hablado de todo el asunto de reprender el pecado (Apéndice 4). ¿Qué hace usted cuando el hermano que ha pecado se arrepiente y deja el pecado? Perdona a ese her­mano o hermana en la forma más completa. ¿Qué hace entonces después que el hermano es perdonado? Le restaura.
En Pablo nos da tres directrices importantes para este ministerio de restauración.
Levantarlo
El versículo 1 dice: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, consi­derándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado". El término "her­manos" está indicando que las palabras de Pablo son aplicables a la familia de la iglesia cuando un cristiano es "sorprendido en alguna falta".
La palabra traducida como "falta" (gr. parapróma, "un tropiezo", "desatino" o "caída") algunos la toman como refiriéndose al algo que es menos que un pecado. Yo creo que se refiere sin duda al pecado. En el contexto, Pablo ha estado hablando acerca de andar en el Espíritu (5:16, 25). La idea de caer no es tanto una definición teológica de pecado sino consecuente con su metáfora del camino espiritual.
Note la palabra "sorprendido". No pienso que eso se refiere a alguien que va por la calle y de pronto le sorprende un pecado. Más bien pienso que es un creyente el que sorprende a otro que ha caído en pecado. El término griego para "sorprendido" (prolambanj) significa "pifiar desprevenido". El pecado no nos pilla ignorantes porque, si estarnos caminando en el Espíritu, tenemos la
*De la cita casete GC 1291.
Restauración del hermano que peca 26i
facultad de discernir su presencia. En consecuencia, no hay tal cosa como pecado involuntario.
El hecho de que usted se cruce en el camino con alguien que vive en pecado no implica, sin embargo, que usted ande por la vida buscando a los que pecan. Este versículo está simplemente diciendo que al andar usted en el Espíritu, se puede encontrar con alguien en pecado que necesita su ayuda.
Pablo pide explícitamente que la restauración la lleven a cabo: "Vosotros que sois espirituales". ¿Qué significa ser espiritual? Encontramos la siguiente breve definición en : "En cambio el espiritual juzga [dis­cierne] todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo". Ser espiritual es tener la mente de Cristo.
Podemos verlo de otra manera, dice: "Sed llenos del Espíritu". dice: "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros". Notemos que se producen los mismos resultados cuando cumplimos ambos mandamientos. Por tanto, concluimos que ser llenos del Espíritu es lo mismo que permitir que la palabra de Cristo more en abundancia en nosotros. La per­sona espiritual es la que camina en obediencia a la voluntad de Dios como apa­rece revelada en la Palabra de Dios y activada por el Espíritu de Dios.
La palabra que se traduce como "restauradle" (gr. katartizd) en habla de reparar algo en el sentido de devolverlo a su condición anterior. Se usaba para la reconciliación de dos facciones en desacuerdo, o arreglar huesos rotos, o poner un miembro dislocado en el lugar que corresponde, o remendar redes rotas.
"Con espíritu de mansedumbre" significa que el creyente que levanta a un hermano más débil debe hacerlo con una actitud de humildad. Note la frase siguiente: "Considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado". Cuando restauramos a otra persona, debiéramos hacerlo conscientes de que nosotros podríamos encontrarnos en la misma situación. No hay lugar para el orgullo espiritual ni la vanagloria entre cristianos que piensan que son mejores que otros. Debemos ser lo suficientemente mansos como para darnos cuenta de que nosotros podemos también caer.
En vemos que aquellos que han sido ricamente bendecidos por Dios todavía pueden pecar. Israel había salido de Egipto "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar" (v. 1). En su peregrinación por el desierto, fueron guiados por el shekinah de Dios y finalmente entraron en la Tierra Prometida. Pero a pesar de todas las bendiciones y provisiones de Dios, veintitrés mil de ellos cometieron fornicación y cayeron en juicio. Esta nación que disfrutaba de
262 El plan del Señor para la iglesia
tantas bendiciones todavía caía en pecado. Pablo entonces aplica ese principio a los cristianos: "Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido nin­guna tentación que no sea humana" (vv. 11-13). No es nada sabio ni conve­niente llegar a ese punto en el que uno piensa que es invencible.
Así que, usted necesita estar dispuesto a agacharse para levantar a alguien, a sabiendas de que bien puede suceder que necesite que alguien lo levante a usted. Tarde o temprano habrá pecado en su vida del cual necesitará que lo restauren.
Sostenerlo
continúa diciendo: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo". Pablo, siguiendo con la metáfora de caminar, dice que cuando usted va por el camino y ve a alguien que ha caído bajo el peso de una carga que es demasiado pesada para él, usted debiera arrimar el hombro y ayudarle a llevar la carga.
Una carga es una debilidad espiritual que amenaza inducir a una persona a caer en pecado, aprovechando cualquier resquicio que Satanás pueda encontrar en una debilidad de la personalidad o del carácter. Una persona puede pecar y arrepentirse muchas veces y entonces ser perdonada y recuperada para el com­pañerismo. Pero si un hermano no se acerca para ayudar a levantar la carga, la persona continúa llevando la misma carga de tentación bajo las mismas cir­cunstancias difíciles y puede volver a caer.
Un hombre joven, angustiado y llorando, vino a verme una vez y me dijo:
—He entregado mi vida a Cristo, después de haber sido un homosexual antes de ser salvo, pero todavía tengo terribles problemas. He seguido cayendo en las mismas malas relaciones aunque me arrepiento y me alejo de ellas, pidiéndole a Dios que me perdone.
En mi deseo de ayudarle, le dije:
—Cada vez que tenga un encuentro homosexual en las dos próximas semanas o cultive pensamiento impuro en ese sentido, quiero que lo escriba en una hoja de papel y me lo explique todo. Entonces, en dos semanas cuando nos veamos de nuevo, podemos revisar la lista juntos.
Aunque quedó pasmado por lo que le dije, dos semanas más tarde regresó con una sonrisa en su rostro. Me dijo:
—No tuve nada que escribir porque no hice nada, y eso es la primera vez en dos semanas.
Restauración del hermano que peca 263
—¿Cuál es la diferencia? —le pregunté.
A lo que me respondió:
—Yo no quería tener que contarle a usted acerca de ello.
Una manera de ayudar al hermano a llevar la carga es hacerle responsable del asunto.
Hay otras varias formas de ayudar a alguien a llevar la carga. Ya no sé cuántas veces he repetido este mismo consejo: "Si usted cree que está a punto de caer en tentación, le sugiero que agarre el teléfono y busque a alguien que le ayude a llevar la carga". La restauración es algo más que solo decir: "Id en paz, calentaos y saciaos" (). No debiéramos tampoco citar simplemente el , que dice: "Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará" (cp. ). El Señor quiere sostener a otros por medio de usted y de mí. Tenemos que participar en el ministerio de llevar cargas.
Se habrá dado cuenta al final de que el llevar las cargas de otros es "[cumplir] así la ley de Cristo". En Jesús dice: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros". La ley de Cristo es la ley del amor. Santiago lo llama "la ley real" (2:8), "la perfecta ley, la de la libertad" (1:25).
¿A quién está ayudando en estos momentos a llevar la carga de la tentación y la debilidad? ¿A alguien? Es muy fácil no involucrarse diciendo a nosotros mismos: No quiero lidiar con los pecados de esa persona, porque puedo quedar afectado con ello y manchar mi espiritualidad.
Si esa es su perspectiva, siga leyendo: "Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña" (6:3). Siempre que pienso que yo soy mejor que alguien, es debido a que me estoy comparando con el modelo equivocado. Siempre puedo encontrar personas que son peores que yo. Pero Pablo dijo: "Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y com­parándose consigo mismos, no son juiciosos" (). Eso es porque Cristo —no alguien elegido por nosotros— es el modelo. dice: "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo". Debido a que Cristo es nuestro modelo, tenemos que compararnos con Él. ¿Pero se ima­gina en dónde quedamos? Al final de la línea.
dice: "Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro". Usted puede afirmar que está trabajando para el Señor y que es espiritual, pero eso tiene que demostrarlo. Un día usted tendrá que comparecer delante de Cristo por sí mismo con la verificación de todas sus afirmaciones de espiritua‑
264 El plan del Señor para la iglesia
lidad. El tribunal de Cristo, al que se refieren los siguientes versículos, es el momento cuando los creyentes serán recompensados,
: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra".
: "Porque es necesario que todos nosotros comparez­camos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo".
: Pablo identifica nuestras obras como "oro, plata, pie­dras preciosas, madera, heno, hojarasca". Las obras insignificantes y sin valor —representadas por la madera, el heno y la hojarasca—serán quemadas.
dice: "Porque cada uno llevará su propia carga". Esa es una clase diferente de carga de la mencionada en el versículo 2. Aun los términos griegos son diferentes. Raros en el versículo 2 es una palabra fuerte, que significa "una carga pesada"; mientras que phortion en el versículo 5 se refiere a lo que se lleva fácilmente. Se empleaba a menudo para hablar de las obligaciones generales de la vida que toda persona tiene la responsabilidad de cargar por sí mismo. Una de esas responsabilidades u obligaciones es ayudar a otros que sus cargas aplas­tantes, un acto de bondad que recogerá recompensas eternas.
Edificarlo
En el versículo 6 leemos: "El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye". Imagínese que usted es el maestro y que la persona que está restaurando es el estudiante. Aunque algunos dicen que este versículo significa que los que predican o enseñan debieran ser pagados, y a este fin entienden que la expresión "cosa buena" (gr. agathos) se refiere a dinero. Yo preferiría ir a para apoyar esa responsabilidad. Yo no creo que este versículo esté hablando de dinero. Agathos como se usa en el Nuevo Testamento es un término general que se refiere a la excelencia espiritual. Por ejemplo, habla acerca de la proclamación de las "buenas nuevas" y usa para ello el mismo término que en , , y 10:1. Se refiere a las cosas buenas del reino de Dios.
En el proceso de restauración, tanto el que enseña como el que es restau­rado participan en las bendiciones espirituales que resultan de esa relación. Es un proceso de edificación recíproco y progresivo. Los dos participan en los beneficios espirituales de ser más fuertes en su crecimiento en Cristo.
Restauración del hermano que peca 265
Tenemos que levantar al hermano más débil que ha caído, sostenerlo y edi­ficarlo. Como nos dice, el proceso comienza al confrontarlos por causa de su pecado. Eso puede ser desalentador porque a veces las personas no responden como debieran hacerlo.
Segundo, tenemos que ser perdonadores. Eso también puede ser doloroso porque la persona a la que usted perdona quizá todavía no responda.
La tercera etapa es el ministerio de la restauración, mediante el cual lle­vamos a la persona de vuelta a la estabilidad espiritual. Esto también puede resultar doloroso porque implica llevar una carga pesada. Pero no permita que esas realidades le frenen de cumplir con ese ministerio vital al que el Señor le ha llamado. No hay mayor gozo que el de obedecerle, y esté seguro que El estará a su lado en cada etapa del camino a medida que le usa para purificar a su iglesia ().
266
¿Debieran ser restaurados
Apéndice
los líderes que caen en pecado?
He observado con alarma la última tendencia que se da en la iglesia. Estoy pas­mado por la frecuencia con que vemos a líderes cristianos pecar escandalosa‑
mente, y luego vuelven al ministerio casi tan pronto como las noticias desaparecen de los medios de comunicación. Es triste decirlo, pero parece que los cristianos ya no esperan demasiado de sus líderes. Estamos en el medio de un desastre que sin duda va a tener consecuencias de largo alcance.
No hace mucho recibí una cinta casete que me dejó muy preocupado. Era la grabación del culto de rededicación de un pastor que salió en las noticias
nacionales al confesar que había cometido adulterio. Después de un poco más de un año de "aconsejamiento y rehabilitación", este hombre regresaba al ministerio público con la bendición de su iglesia.
Eso está sucediendo por todas partes. He recibido consultas de parte de otras iglesias preguntando si teníamos directrices escritas o disponíamos de
algún manual que ayudara en la restauración al liderazgo de pastores que habían caído en pecado. Muchos sin duda esperan que una iglesia del tamaño de la nuestra tenga un programa de rehabilitación sistemática para líderes peca­dores.
Los pecados escandalosos entre los líderes cristianos es algo epidémico. Eso es un síntoma de que algo muy grave sucede en la iglesia. Pero un problema aun
mayor es bajar el nivel para acomodar el pecado de los líderes. Que la iglesia se muestre tan deseosa de recuperar a estos hombres para el liderazgo es una indi­cación de podredumbre hasta el tuétano.
Debemos reconocer que no se puede permitir que se tome con ligereza el liderazgo de la iglesia. El requisito más importante de un líder es que sea irre­prensible (, ; ). Ese es un requisito difícil y no todos pueden cumplirlo.
Algunas clases de pecado destruyen irreparablemente la reputación de un hombre y lo descalifican para siempre de un ministerio de liderazgo porque él ya no puede ser irreprensible. Incluso Pablo, un hombre de Dios de su calibre, dijo que temía esa posibilidad. En él dice: "Sino que golpeo mi
¿Debieran ser restaurados los líderes que caen en pecado? 267
cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado".
Al referirse al cuerpo, Pablo obviamente tenía en mente la inmoralidad sexual. En lo describe como un pecado contra el propio cuerpo de la persona. Era casi como que puso el pecado sexual en su propia categoría. Ciertamente descalifica a un hombre para el liderazgo de la iglesia. demanda que el anciano sea un hombre de una sola mujer.
¿De dónde hemos sacado la idea de que una ausencia de un año puede res­taurar la integridad de alguien que ha perdido su reputación y ha destruido la confianza de las personas? Desde luego no de la Biblia. La confianza que se ha perdido no se recupera tan fácilmente. Una vez que la pureza se ha sacrificado, la capacidad para dirigir mediante el ejemplo se ha perdido para siempre. Como mi amigo Chuck Swindoll ha comentado al referirse a este asunto: Se requiere solo un alfiler para explotar un globo.
¿Qué acerca del perdón? ¿No debiéramos estar dispuestos a restaurar al hermano caído? Sí al compañerismo de la iglesia; pero no al liderazgo. No es un acto de amor permitir que vuelva un hombre descalificado al ministerio público; eso es un acto de desobediencia.
Debiéramos estar siempre dispuestos al perdón. Pero no podemos borrar las consecuencias del pecado. No estoy promoviendo que nosotros "dispa­remos sobre nuestros propios heridos". Estoy solo diciendo que no debiéramos correr para reenviarlos a las primeras líneas de batalla. Ciertamente la iglesia debiera hacer todo lo posible por ministrar a los que han pecado y se han arre­pentido. Pero eso no incluye restaurar el manto de liderazgo a un hombre que se ha descalificado a sí mismo y ha perdido el derecho a dirigir. Hacerlo es ir en contra de la enseñanza bíblica y rebajar las normas que Dios ha establecido.
¿Por qué está la iglesia contemporánea tan dispuesta a ser tolerante? Estoy seguro que una de las razones principales es el pecado y la incredulidad que invade a la iglesia. Si los miembros de iglesia pueden rebajar el nivel para el liderazgo, ellos se sentirán mucho más cómodos con su propio pecado. El enfoque centrado en el hombre de la religión moderna ha producido la idea errónea de que el cometer la peor clase de pecados hace que la persona pueda ser más eficaz para ministrar a los pecadores. Las implicaciones de una filosofía como esa son espantosas. Nuestro modelo para el ministerio es el impecable Hijo de Dios. La iglesia está llamada a ser como Él y sus líderes deben ser nues­tros modelos de semejanza a Cristo.
Los cristianos conservadores se pasaron la mayor parte del siglo XX enfo­cados en la batalla de la pureza doctrinal. Y eso es bueno. Pero estamos per­diendo la batalla de la pureza moral. Algunas de las peores derrotas han
268 El plan del Señor para la iglesia
ocurrido entre nuestros líderes más visibles. La iglesia no puede bajar el nivel moral para adaptarse a ellos. Debiéramos mantenerlo bien elevado a fin de recuperar la pureza perdida. Si perdemos la batalla aquí, hemos fallado por completo, sin importar cuán ortodoxa sea nuestra confesión de fe. No podemos ganar si comprometemos los modelos y normas bíblicos.
Oremos por nuestros líderes de iglesia. Mantengámosles responsables. Animémosles. Sigamos su buen ejemplo cristiano. Comprendamos que no son perfectos. Pero continuemos esperando de ellos el más alto nivel de piedad y pureza. La iglesia debe tener líderes que son verdaderamente irreprensibles. Algo menos que eso es una abominación.
269
El peligro de la
falsa enseñanza*
Apéndice
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Las Escrituras afirman claramente que Dios es veraz y que no puede mentir. También afirman que Satanás es mentiroso y padre de mentira (). Esa dicotomía invade todas las áreas del universo. Hay conflicto entre los ángeles santos y los demonios impíos. Hay conflicto en la tierra entre la verdad de Dios y las mentiras de Satanás.
El pueblo de Dios siempre ha estado plagado con doctrinas falsas. Han sufrido la invasión de falsos profetas y maestros a lo largo de los siglos. Satanás intenta confundir al mundo ahogándolo en un mar de engaño. Fue la presen­tación distorsionada de la verdad que Satanás hizo a Eva lo que hundió a la raza humana en el pecado (). La corriente continua de falsa enseñanza ha sido tan acumulativa que es ahora más ancha y profunda que nunca antes. La falsa enseñanza acerca de Dios, de Cristo, de la Biblia y de la realidad espiritual es pandémica. El padre de mentira trabaja horas extra para destruir la verdad salvadora y santificadora que Dios nos ha dado en su Palabra. Los efectos de la falsa enseñanza son devastadores e infernales. Esa es la razón por la que la Biblia las llama herejías destructoras (). Cuanto más nos acerquemos al regreso de Cristo tanto más aumentarán estos engaños, mentiras y distorsiones.
Todo siervo del Señor debe ser consciente de los falsos maestros y advertir a otros de sus mentiras. Esa es la razón por la que el apóstol Pablo advirtió a los creyentes y líderes de la iglesia de Éfeso ().
nos dice específicamente por qué debemos evitar la falsa enseñanza. Pablo le animó a Timoteo a que fuera un fiel ministro del Señor. Le pidió que se elevara por encima de la influencia de la impiedad, de la falsa enseñanza y de las personas perversas y mantuviera a la iglesia en el camino recto. Para lograrlo tenía que centrar su mente en la verdad de Dios y asegurarse de que él y los creyentes evitaban los efectos de la falsa enseñanza:
Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no con‑
'De las citas casetes GC 55-9.
270 El plan del Señor para la iglesia
tiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
Recuérdales esto a los verdaderos maestros
La traducción literal del versículo 14 diría: "Recuerda estas cosas". Se traduce "Recuérdales" para identificar a quiénes se les está recordando: Los hombres fieles del versículo 2. ¿Qué es lo que Timoteo tenía que recordarles? Lo que Pablo dijo en los versículos 1-13. Él quería que Timoteo les recordara a los líderes y maestros de la iglesia su responsabilidad de pasar la verdad a otros, Necesitaban que se les recordara la causa noble a la que servían y la altura del ministerio del evangelio.
Evitar la falsa enseñanza
Encontramos una transición entre los recordatorios positivos de Pablo y este mandamiento negativo. En el versículo 14 el apóstol dice: "Recuérdales esto [gr., diamarturomai, un término legal], exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras". Diamarturomai habla de un recordatorio con­tinuo y de un mandato constante. Timoteo tenía que recordarles constante­mente a los líderes su deber positivo y advertirles de evitar la enseñanza falsa. La advertencia es en serio, y subraya su seriedad la siguiente frase: "Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor (cursivas añadidas)". Los líderes tenían que cumplir con su deber motivados por un saludable temor de Dios. Pablo ya había hablado así antes:
: "Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad".
: "Te mando delante de Dios, que da vida a todas las
El peligro de la falsa enseñanza 271
cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo".
: "Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra".
Esas eran instrucciones bien serias. No son solo simples palabras de consejo, sino mandatos solemnes hechos en la presencia del Señor. La intención es hacer sentir temor en los corazones de los hijos de Dios recordándoles que son direc­tamente responsables ante Dios. Aunque hay veces que la presencia del Señor tiene el propósito de consolarnos, con más frecuencia la intención es aumentar en nosotros el sentido de responsabilidad. Siempre estamos en la presencia del Señor, y esa presencia actúa en nosotros como un factor de control de compor­tamiento. Él sigue el funcionamiento de nuestra vida. Esa exhortación delante del Señor nos hace responsables delante del Dios santo, el juez justo.
Dada la gravedad del mandato, usted esperaría que Pablo mencionara algunos males horrendos de los que Timoteo debía mandar a los creyentes que se apartaran de ellos. Pero les advierte en contra de enzarzarse en una batalla de palabras.
La palabra griega que se traduce como "contiendan sobre palabras" (v. 14) habla de meterse en una guerra de palabras. Pablo les pide a los líderes que eviten debates inútiles porque terminarán quedando desviados. Evidentemente los causantes de errores en Éfeso tendían a enfocarse en un parloteo inútil basado en la especulación, no en la Palabra de Dios (; cp. 6:3-10).
Las cartas a un diablo novato, de C. S. Lewis, nos hablan de de un demonio veterano, Screwtape, que escribe a un demonio joven, Wormwood, acerca de cómo ser eficaz al lidiar con los humanos. En su primera carta Screwtape dijo: "El hombre con el que estás trabajando está acostumbrado, desde su niñez, a tener danzando dentro de su mente, todas juntas, una docena de filosofías incompatibles. Él no piensa acerca de la doctrina en términos de 'verdadero' o `falso', sino como 'académico' o 'práctico'. Jerga, no argumentos, es tu mejor aliado para mantenerlo alejado de la iglesia". Los demonios saben que la verda­dera ciencia y la razón no contribuyen a su causa, sino el engaño. La especula­ción, no los hechos, es lo que debe llenar la mente de los hombres. Todos los "buenos" demonios usan esa estrategia porque oscurece la verdad bíblica al enfocarse en las preocupaciones temporales.
Esa jerga se ha metido hoy en muchas universidades y seminarios. Muchos evangelistas y predicadores de la televisión bombardean la iglesia con jerga
272 El plan del Señor para la iglesia
acerca de sus sistemas religiosos falsos, y la iglesia ha escuchado. ¿De qué otra manera si no se puede explicar el que algunas iglesias hayan empezado a
defender el aborto, el tener predicadoras, la homosexualidad y el divorcio por
cualquier razón? ¿Por qué ha permitido la iglesia que líderes inmorales perma­nezcan en el liderazgo? ¿Cómo es que tantos esposos ya no dirigen sus hogares
y las esposas no se sienten comprometidas con las vidas de sus hijos? ¿Cómo es
posible que la iglesia acepte así como así el movimiento de la autoestima a expensas de la humildad y del servicio a otros? La jerga ha invadido a la iglesia.
Eso se debe a que la iglesia está dispuesta a escuchar al mundo. Está dispuesta a poner a la Biblia al mismo nivel que la razón humana. En Pablo dice que la jerga humana no aprovecha para nada. Peor que eso, es demo­níaco. habla de doctrinas generadas por demonios que hablan por medio de espíritus engañadores.
Pablo dijo que esas batallas de palabras llevan a "la perdición de los oyentes". La palabra griega que se traduce como "perdición" (katastrophé) sig­nifica "trastornar", "subvertir", "derribar", "echar abajo". La falsa enseñanza no edifica; derriba. No fortalece; debilita.
Katastrophé aparece solo otra vez en el Nuevo Testamento, en , y nos da una buena idea de la clase de perdición a la que se refería Pablo. Pedro
dijo que Dios "condenó por destrucción (katastrophé) a las ciudades de
Sodoma y de Gomorra". Allí katastrophé significa "devastación total". Pablo usó la palabra con ese mismo sentido en : Las batallas de pala‑
bras destruyen totalmente a los oyentes. Llevan a la condenación eterna de las almas. Por eso las llama "herejías destructoras" que traen destruc­ción repentina. dice: "Las cuales [las enseñanzas de Pablo] los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición". Dios nos pide que nos alejemos de la enseñanza falsa porque tiene la posibilidad de llevar a la condenación eterna a las almas que caen bajo su influencia.
También avergüenza a los maestros: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (v. 15). La palabra clave es "avergonzarse". Cualquiera que enseña otra cosa que lo que refleja fielmente la palabra de verdad debiera aver­gonzarse. Vergüenza es el sentimiento doloroso que surge al ser consciente de haber hecho algo que es deshonroso. Todo el que propaga falsa enseñanza tiene razones para sentirse avergonzado al presentarse ante Dios. La enseñanza falsa en digna de la condenación de Dios. A Dios no le importa cuántos títulos aca­démicos tenga el ministro o cuán erudito sea; si no maneja bien la Palabra pre­ciosa de Dios, tiene muchas razones para sentirse avergonzado.
El peligro de la falsa enseñanza 273
Si usted es un maestro, ¿cómo pude evitar sentirse avergonzado ante el Señor? dice: "Procura con diligencia" (gr., spoudazú, "esfuérzate", "haz todo lo posible"). Enseñar la Palabra de Dios requiere esfor­zarse al máximo. Por esa razón dice: "Los ancianos que gobier­nan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar". Es trabajo duro.
En Pablo dice: "Que usa bien la palabra de verdad". El sen­tido literal de la palabra griega que se traduce como "usa bien" (orthotomeó) es trazar una línea recta. Se empleaba, por ejemplo, para cortar en línea recta con el serrucho, seguir un camino recto por el bosque, cortar en línea recta en la tela o en la piel.
Pablo era un obrero de la piel. Decimos a menudo que hacía tiendas, pero la mejor traducción de la palabra griega es obrero de la piel. Usaba la piel de los animales, y quizá pelo tejido para hacer cosas, posiblemente tiendas. Se puede imaginar que el artesano que se dedicara a hacer tiendas tendría que coser juntas muchas pieles. Tendría que cortar cada una de ellas en la forma correcta para hacer que todas juntas formaran el conjunto deseado. Sucedería lo mismo con el sastre o la modista. Si usted no corta las piezas de tela conforme al patrón, el vestido no se le verá ni caerá bien.
Si usted no sabe cómo cortar las piezas, no podrá hacer que el producto salga bien. Lo mismo es cierto en la esfera espiritual, la teología bíblica y la exé­gesis son interdependientes. Cada maestro debe comprometerse a usar bien (cortar o trazar derecha) la palabra de verdad.
"Palabra de verdad" () aparece más veces en las Escrituras:
: "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa".
: "El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas".
: Jesús dijo: "Tu palabra es verdad". Aquí la palabra de verdad se refiere a toda la revelación de Dios.
Cuando usted se da cuenta de lo importante que es interpretar o enseñar correctamente el evangelio, tiene que reconocer que hay mucha predicación en el día de hoy que no lo hace. Tenemos que manejar la Palabra con rectitud a fin de no desfigurar o deformar el evangelio. Tenemos que presentar toda la palabra de Dios rectamente, no una forma frívola o improvisada. Eso requiere
274 El plan del Señor para la iglesia
diligencia y el deseo de ser aprobado por Dios, no por los hombres. Exige que usted sea un obrero serio y diligente.
Primera Timoteo 2:16 dice: "Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad". Esa palabrería es la conversación común,
mundana e impía de los hombres. Es también "vana", lo que significa que no trae beneficio, no rinde interés o dividendos. Las palabras vanas pronto se convierten en palabras malas porque su condición vacía atrae el pecado para llenarse. Conversaciones o asuntos inútiles se convierten en conversaciones perversas. Las palabras que no son de Dios pronto se convierten en palabras profanas.
Los falsos maestros afirman que están avanzando nuestro pensamiento, expandiendo nuestras mentes y llevándonos al conocimiento de nueva verdad.
Pero en realidad nos están diciendo que nos "conducirán más y más a la impiedad" (v. 16). Los falsos maestros son impíos y derriban a las personas que los escuchan. Pedro dijo: "Muchos seguirán sus disoluciones" (). La con­ducta impía es siempre el fruto de una doctrina impía.
"Y su palabra carcomerá como gangrena" (1 Ti. 2:17). La gangrena es carne muerta. La bacteria se extiende rápidamente. La palabra griega traducida "gan‑
grena" (gangraina) se puede referir a una enfermedad que se extiende y des‑
truye. Para curar la gangrena, al paciente a veces lo meten en una cámara hiperbárica para exponer los tejidos infectados al oxígeno en alta presión, y de
esa manera matar la bacteria, la cual necesita un ambiente libre de oxígeno. Después al paciente lo tratan con antibióticos. La gangrena es como un incendio en la pradera. nos dice: "A otros salvad, arrebatándolos del fuego". La falsa enseñanza es como un tumor maligno: Invade los tejidos a su alrededor y luego extiende su doctrina corruptora para infectar a otros.
Himeneo y Fileto (v. 17) eran unos apostatas, que se habían desviado de la verdad corno aquellos a los que se refiere : "Porque es imposible
que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron
hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados
para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio". Eso es porque "[pisotearon] al Hijo de Dios, y [tuvieron] por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e [hicieron] afrenta al Espíritu de gracia?" ().
Estos apostatas probablemente creyeron que la resurrección no era otra cosa que una experiencia mística que usted tenía cuando pasaba de una vida no iluminada a una iluminada (cp. ). Es probable que hubieran caído en una herejía filosófica que prevalecía en ese tiempo.
La negación de la resurrección es un error principal. En -
El peligro de la falsa enseñanza 275
14 Pablo dice que si no había resurrección de los muertos, entonces Cristo nunca resucitó. Y si Cristo no resucitó, nosotros tampoco lo haremos. Negar la doctrina de la resurrección es como quitarle el corazón al evangelio. Es la nega­ción de una vida eterna en un cuerpo glorificado como el de Cristo, lo cual es la esencia de la esperanza cristiana.
El error de Himeneo y Fileto "[trastornó] la fe de algunos" (). La palabra griega traducida "trastornan" literalmente significa "pervertir", "socavar", "debilitar". Las personas cuya fe fue pervertida obviamente no tenían una fe salvadora. Eso es así porque nadie puede pervertir la fe verdadera (véase, ; ). dice que los falsos maestros "hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error". Esos cuya fe es trastornada andan buscando a Dios, quieren creer y están empe­zando a abrirse al evangelio. Pero tropiezan con la enseñanza falsa y eso des­truye su fe débil y no salvadora. Los sistemas de religión falsa se aprovechan de aquellos que andan buscando respuestas a los dolores y presiones de la vida.
El versículo 19 dice: "Pero el fundamento de Dios está firme". El funda­mento firme de Dios es la iglesia: Los redimidos. Somos el verdadero pueblo de Dios que forma el fundamento sólido e inamovible que los falsos maestros no pueden desarraigar, Los falsos maestros van a llevar a la perdición a algunos, avergonzar a otros, arrastrar a otros a una vida de impiedad, corromper a otros y trastornar la fe de algunos, pero no afectarán a los elegidos de Dios. Somos un edificio que no está hecho con manos humanas. Somos el templo del Dios viviente. Somos la iglesia que Cristo está edificando. Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (). Somos aquellos en los que Dios ha comen­zado una buena obra que será terminada en el día de Jesucristo (). Nunca seremos separados del amor de Dios en Cristo (). Somos aquellos de los que Cristo habló diciendo: "Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera... Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero" (, ). La falsa enseñanza puede ser devastadora para el alma de muchas personas, y puede confundir a los creyentes de vez en cuando, pero el fundamento de la iglesia de Dios en Cristo es firme. dice: "Sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno". Dios llamó para salvación y eterna gloria desde que empezara el mundo.
La iglesia nunca podrá ser tocada por los falsos maestros porque somos del Señor: "Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos" (v. 19). Él nos sostiene en su poder soberano. Somos
276 El plan del Señor para la iglesia
suyos por toda la eternidad. El primer sello que tenemos es que somos los ele­gidos. Ese sello está fijado en el fundamento de Dios. Garantiza que le pertene­cemos y hace imposible la disolución. En el Señor dice: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad". Nadie puede trastornar este fundamento divino. Va a permanecer porque somos los elegidos y el Señor nos conoce. dice: "Amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación".
Notemos el resto de : "Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo". Invocar el nombre del Señor es identificarse con Él. Si usted pertenece al Señor, absténgase de la maldad. Los hijos de Dios no son solo elegidos sino también llamados a una vida de rectitud. La elección de Dios es una elección a la santidad. Nuestra salvación está compuesta de la mise­ricordia predestinadora de Dios y nuestro deber inevitable. Pablo dijo: "Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo" (). Si nosotros invocamos el nombre del Señor, nos abstendremos de la maldad. Eso es tanto una exhortación como una afirmación. El que invoca el nombre del Señor no apostata sino que se aparta del pecado.
Las dos citas que aparecen en parece que están tomadas de . Coré se rebeló en contra de Moisés y de Dios, y muchos se unieron a él. Pero Dios los juzgó. En el versículo 5 Moisés dice: "Mañana mos­trará Jehová quién es suyo". Esas son casi las mismas palabras que encontramos en : "Conoce el Señor a los que son suyos". Cuando Coré y sus amigos se juntaron para ir en contra de Moisés y del resto del pueblo, Moisés afirmó que el Señor conocía a los que eran suyos. La segunda declaración en se parece mucho al mandato de Moisés al pueblo en Número 16:26: "Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya".
Dios vendrá en juicio, pero Él sabe quiénes se librarán porque son suyos. Nosotros sabremos quiénes son porque se apartarán de las tiendas de impiedad. Desde el lado divino, ellos son elegidos; desde el lado humano, ellos son obedientes. Toda la enseñanza falsa que Satanás quiere interponer en nuestro camino no servirá para nada porque nosotros nos mantenemos firmes en el fundamento de Dios. Así como la rebelión de Coré terminó en juicio, lo mismo sucederá con cada maestro falso.
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