Instrucción QE
Objetivos del quórum
El presidente Stephen L Richards (1879– 1959), Primer Consejero de la Primera Presidencia, enseñó lo siguiente: “Un quórum es tres cosas: primero, una clase; segundo, una fraternidad; y tercero, una unidad de servicio. En el quórum los hombres del sacerdocio aprenden los principios del Evangelio, establecen una verdadera hermandad y llevan adelante la obra de Cristo. Es una asociación dada por Dios de la cual sacan un provecho más duradero que de cualquier otra organización fraternal de nuestra sociedad. Su objetivo principal es alentar y salvaguardar al individuo” 1 .
Según la definición del presidente Richards, la forma de lograr un quórum fuerte es:
1. Fortalecer los lazos de hermandad entre todos los miembros del quórum.
2. Aprender las doctrinas fundamentales y los deberes del sacerdocio.
3. Cumplir asignaciones de servicio en las que participe todo el quórum.
1. Fortalecer los lazos de hermandad entre todos los miembros del quórum
2. Aprender las doctrinas fundamentales y los deberes del sacerdocio
3. Cumplir asignaciones de servicio en las que participe todo el quórum
Citas selectas
En las Escrituras, se asigna al presidente del quórum de élderes el deber de “sentarse en concilio con ellos [los miembros del quórum] y enseñarles de acuerdo con los convenios” (D. y C. 107:89; véase también D. y C. 20:38–45). La acción de sentarse en concilio puede realizarse en forma privada durante las visitas a la casa o en entrevistas periódicas, o puede hacerse con todo el grupo del quórum.
Aprendan de los líderes. El presidente de un quórum de élderes debe enseñar lo que él aprenda a los miembros de su quórum. Durante la semana quizá reciba enseñanzas del Espíritu en forma de pensamientos o sentimientos; debe anotarlas. Cuando esté en presencia de la presidencia de la estaca, del obispado, del miembro del sumo consejo asesor de su barrio o en reuniones de liderazgo, debe preguntarse: “¿Qué estoy aprendiendo aquí que deba enseñar a mis hermanos del quórum?”. Si guarda sus apuntes y los edita, se le presentarán oportunidades de compartirlos en las reuniones del quórum, en las entrevistas o en momentos especiales en que aconseje a alguien.
El presidente J. Reuben Clark, hijo (1871–1961), Primer Consejero de la Primera Presidencia, aconsejó diciendo que “el obispo mira a toda persona necesitada como un problema temporario, preocupándose por ellos hasta que puedan ayudarse a sí mismos. Pero el sacerdocio [el quórum] debe contemplar a sus hermanos necesitados como un problema continuo, no sólo hasta que sean resueltos sus problemas temporales sino también los espirituales. Como un ejemplo concreto, un obispo extiende su ayuda mientras el artesano se encuentre sin trabajo y en necesidad; el quórum del sacerdocio le ayuda a conseguir un empleo y se asegura de que no tenga problemas hasta que pueda bastarse a sí mismo y sea activo en sus deberes del sacerdocio”
El consejo del élder Perry es: “Si como líderes del sacerdocio no consiguen nada más que ayudar a los miembros a guardar los convenios que hayan hecho con el Señor, ya habrán logrado en gran medida lo que se espera de ustedes” 5 .
Ninguno debe ser excluido, sean cuales sean las circunstancias. El presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “Él [el miembro del quórum] puede perder interés en el quórum, pero el quórum nunca debe perder interés en él, porque siempre y continuamente es responsable de cada uno de sus miembros. El dejar de lado a un miembro inactivo, perder el interés y el contacto con él es quitarle sus derechos como poseedor del sacerdocio” 2 .
El padre de Dale E. Miller
Mi padre se convirtió a la Iglesia cuando estaba de novio con mi madre. Fue ordenado élder y estuvo activo durante un período corto; después se apartó de la Iglesia.
Durante unos cincuenta años, no tuvo contacto oficial con la Iglesia, porque se había mudado muchas veces. Pero cuando tenía ochenta y dos años, vivía solo en California y sufría de mala salud, dos hombres llamaron a su puerta un domingo por la mañana y le dijeron: “Vinimos para llevarlo a la reunión del sacerdocio”.
Él quedó muy agradecido de que alguien hubiera hecho el esfuerzo por acercarse y ofrecerle amistad. Aquellos hombres llevaron a mi padre a la Iglesia, algo que ninguno de sus tres hijos activos había conseguido excepto en ocasiones especiales. Aquéllos eran buenos ejemplos de la forma en que los miembros de un quórum del sacerdocio deben buscar a los que estén necesitados. Mi familia estará para siempre agradecida a los hombres de aquel quórum.
Élder Dale E. Miller, de los Setenta