Mateo 4:1-11, La tentación de Jesús

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Introducción

Introducción

La descripción de la tentación de Jesús en el desierto se encuentra en tres pasajes de los evangelios sinópticos: ; y . Tras de su bautismo, Jesús es llevado por el Espíritu al desierto para estar a solas con Dios y ayuna por cuarenta días. Después de este lapso es dejado solo y se ve acosado por el adversario, quien lo expone a tres tipos de tentaciones. El obispo Keith B. McMullin, Obispo Presidente de la Iglesia, comentó en la Conferencia General de abril de 1999 sobre este hecho, relacionándolo con la universalidad de la tentación para todo el género humano:
"No importa cuán buenas sean nuestras intenciones ni lo vigilantes que seamos, el viaje nos hará padecer tentaciones. Ni siquiera el Salvador se libró de ellas, y las tentaciones que él sufrió al comienzo de Su ministerio son representativas de las que nos acometen a nosotros. Refiriéndose a esas tentaciones-la de convertir las piedras en pan, la de echarse abajo desde el pináculo del templo y la de vender Su alma por los tesoros de la tierra (véase )-el presidente David O. McKay dijo:
"Clasifiquen esas tentaciones y verán que bajo una de esas tres casi todas las tentaciones que nos manchan a ustedes y a mí ... nos acometen como
la tentación de los apetitos;
el ceder ante el orgullo, los estilos y la vanidad de los que se han alejado de las cosas de Dios, y
el satisfacer ... el deseo de obtener las riquezas del mundo o el poder entre los hombres" (en Conference Report, octubre de 1911, pág. 59, citado en “Bienvenidos a Casa", obispo Keith B. McMullin, Conferencia General de abril de 1999).
(«Bienvenidos a Casa», obispo Keith B. McMullin, Conferencia General de abril de 1999).
Al aprender sobre como Jesús enfrentó estas tentaciones, comunes a toda la humanidad, aprendemos a resistirlas como lo hizo el Señor y también conocemos más sobre la naturaleza y carácter del Salvador y su preparación para el ministerio.

Entonces

Tote, la palabra griega traducida al español como "entonces" también puede ser traducida como "en aquel tiempo". Los eventos narrados en este capítulo suceden después del bautismo de Jesús y antes del comienzo de su propio ministerio en Judea.

para ser tentado por el diablo

declara que Dios no coloca en tentación a ninguna persona. La Traducción de José Smith hace notar una omisión en este versículo. Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto "para estar con Dios" y no para ser tentado por Satanás. Tras el intervalo de esos cuarenta días, el Espíritu le dejó solo y fue entonces que el tentador se presentó (TSJ, ).

después

La tentación no se presentó durante el ayuno, sino después de haber ayunado durante cuarenta días, cuando Jesús sufría más las debilidades consiguientes a la naturaleza humana y se encontraba corporal y anímicamente vulnerable.

cuarenta días

Existe un paralelismo, que se indicia en los evangelios de manera aparentemente intencional, entre los cuarenta días y noches que Jesús ayunó en el desierto y los cuarenta años que Israel vagó errante en el desierto. Esta tipología, que señala a Jesús como el verdadero representante de Israel, está presente en los tres evangelios sinópticos pero es más destacada en el evangelio de Mateo. La semejanza se fortalece debido a que las respuestas de Jesús al tentador están tomadas del Pentateuco ( y ). En esta tipología, la desobediencia de Israel es contrastada con la obediencia del Hijo de Dios.

Si eres Hijo de Dios

“Después de ayunar Jesús durante cuarenta días, Satanás fue a El y trato de sembrar las semillas de la duda en cuanto a Su verdadera identidad. "Si eres Hijo de Dios", empezó a decirle (). Pero Jesús sabia quien era. Y El nos ha declarado ese mensaje claramente: "He aquí, soy Jesucristo, el Hijo de Dios ... " (D. y C. 6:21). El es nuestro Salvador, nuestro Mediador con el Padre”. (“Una potente fuerza en pro de la rectitud”, Ardeth G. Kapp, Conferencia General de abril de 1992).
«Una potente fuerza en pro de la rectitud», Ardeth G. Kapp, Conferencia General de abril de 1992.

piedras

David O. McKay señala que la similitud entre las piedras y el pan fue parte de la tentación. "Hay allá una piedra que se parece a una hogaza de pan judío y, debido a su apariencia, con eso la tentación sería mucho más fuerte". (La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, EPI - David O. McKay, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, capítulo 9).
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, EPI - David O. McKay, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, capítulo 9.
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